Sucedió un San Valentín
Kira Read


Mood: Here comes the sun - The Beatles


Tres: Un nuevo día


-Sakura-

A Sakura la despertaron los rayos del sol colándose por su ventana el día lunes luego de un fin de semana lluvioso. Parpadeó unos segundos antes de enfocar el techo de su habitación y notó que, contrario a los últimos días, sus ojos ya no pesaban. Había pasado los anteriores dos días diciéndose que ya llegaría el momento en que su corazón sus ojos ya no se llenarían de lágrimas al pensar en Yukito, y parecía que por fin había llegado. A pesar de eso, la pesadez en su corazón parecía ser un nuevo estado permanente.

Era claro que no es que de pronto se sintiera como la persona más feliz del universo, para eso aún le quedaba un largo tramo, pero…

Hoy es un nuevo día.

Volteó su mirada hacia su despertador y notó que todavía le quedaba tiempo de sobra para alistarse, así que decidió quedarse unos minutos más bajo sus cobijas. Luego de días tan oscuros, ver su habitación iluminada suavemente por la luz del día era reconfortante. Y allí, junto a su escritorio, estaba el paraguas que Li le había prestado el 15 de febrero para que no se empapara bajo la lluvia. El paraguas que le había dado en un gesto tan sencillo, pero considerado, que había calentado su corazón tal como los rayos del sol que habían decidido salir ese día.

Una pequeña sonrisa se le escapó sin siquiera darse cuenta.

De verdad es un nuevo día.


La rutina era algo bueno, o al menos eso pensaba Sakura al escuchar el ruido que hacían sus compañeros y que la distraía lo suficiente como para no ponerse a pensar en cosas tristes. En realidad, ella nunca había sido del tipo fatalista, y por mucho que le doliera lo que había pasado con Yukito, no iba a comenzar ahora.

Entretenida con una nueva pelea entre Chiharu y Yamazaki, apenas notó cómo la puerta se abría para dar paso a Shaoran Li. Lucía el mismo rostro inusualmente serio de siempre, ese que lo hacía lucir como si estuviera molesto y fuera a gritarte si le dirigías la palabra. Y aunque hasta hace unos días Sakura podía considerarse en ese grupo de personas que se sentían más bien intimidadas por el castaño, ahora que sabía que en realidad todo era apariencia, ver ese ceño fruncido solo le provocó un pequeña sonrisa.

Mientras Li se acercaba a su lugar, ella se dio fuerzas para lo que venía. Además de ser un desastre el fin de semana, encerrada con Kero en su habitación e ignorando las preguntas impertinentes de su tonto hermano, se había trazado una nueva meta: ser amiga de Shaoran Li.

¿Y qué mejor momento que ahora para empezar?

Con la mejor sonrisa que tenía, se giró en su sitio para iniciar su plan con el pie derecho.

-¡Buenos días, Li! -dijo con todo el entusiasmo del que era capaz. Aunque eso no le duró mucho, porque la ceja arqueada del chico la hizo querer esconderse bajo la mesa… solo un poquito.

-Kinomoto.

Y… eso era todo. El entusiasmo de Sakura se desinfló un poco más al ver cómo él no parecía contento de tenerla mirándolo, pero no iba a dejar que todo pasara así nada más. ¿Quizá el cerebro de Li tardaba en despertar mucho por las mañanas?

-Hoe… uhm, es una hermosa mañana, ¿verdad? -comentó señalando hacia la ventana.

-Sí.

Y otra vez una respuesta que no pasaba de una palabra, ¡apenas y era una sílaba!. Shaoran la miró como si no comprendiera el sentido de su existencia y a Sakura se le calentaron las mejillas al pensar que quizá, solo quizá, lo estaba molestando y que eso definitivamente no le daba puntos si quería llegar a ser su amiga. Así que esforzándose por sonreírle una vez más, decidió dejarlo en paz y voltearse.

-¡Nos vemos! -exclamó y se giró hacia el frente. Solo entonces dejó que su sonrisa se convirtiera en un puchero mientras se hundía en su silla.

¿Nos vemos? ¡Pero si no te vas a ninguna parte, Sakura!

Lloriqueando por la humillación, decidió olvidar el asunto y mirar por la ventana hasta que llegara el profesor. Tan distraída estaba que no notó tampoco la mirada divertida de Tomoyo a lo lejos.


Cualquier clase que tuviera que ver con números era dominada por Shaoran Li. Lo sabían los profesores, sus compañeros de clase, ¡la primaria entera! E incluso Sakura, que nunca se daba cuenta de nada (o al menos eso murmuraba Tomoyo de vez en cuando si pensaba que Sakura no estaba escuchando).

Pero es que no era para nada difícil notarlo, viendo cómo el muchacho resolvía ejercicios que a todos les tomaban varios minutos en apenas un par. Kinomoto parpadeó mientras observaba cómo Shaoran resolvía en el pizarrón sin detenerse a pensar si quiera un momento durante la clase de Geometría.

-¡Li es muy inteligente! -murmuró Yura Yamamoto, quien se sentaba a su lado, mientras copiaba rápidamente lo que el chico iba apuntando en su resolución.

-Eso es cierto, si no tuviera tan mala actitud… -llegó a escuchar que decía Akemi Miyashiro, otra compañera de curso.

Yamamoto debió haber pensado que eso era muy divertido, porque emitió una risita y continuó copiando. Sakura frunció el ceño y apretó los labios. Esa clase de comentarios eran bastante comunes.

Si bien sabía que Li era bastante popular entre las chicas de su primaria (¡la cantidad de chocolates que recibió en San Valentín solo era una muestra!), también sabía que era usual que todos se sintieran con la libertad de opinar acerca de su personalidad cuando no necesariamente lo conocían bien.

De hecho, Li tenía muy pocos amigos. Quizá podía contar a Yamazaki, a su compañero Endo y uno que otro chico con el que compartían clase de atletismo, pero fuera de eso todos pensaban que era demasiado serio e inalcanzable. Indiferente.

Incluso yo lo pensaba.

Pero, si algo había logrado notar desde San Valentín, era que Li era mucho más de lo que aparentaba. Él no se merecía esa clase de comentarios, sobre todo cuando él nunca se metía con nadie. Y, decidió, el primer paso para ser su amiga sería hacer notar a todos lo maravilloso que en realidad era Li.

Por eso, cuando lo vio caminar de regreso del pizarrón, puso su mejor sonrisa y le dijo: -¡Ese ejercicio era muy difícil Li, qué buen trabajo hiciste al resolverlo!

El castaño se detuvo una fracción de segundo frente a ella, y su sonrisa se congeló mientras sentía cómo los nervios la atravesaban otra vez como en la mañana. Luego de mirarla, él arqueó una ceja y respondió algo similar a "hn". Acto seguido, se sentó sin prestarle mayor atención.

Las mejillas de Sakura enrojecieron por la vergüenza. Ugh, eso no había salido para nada como había planeado. Yamamoto y Miyashiro le dirigieron miradas divertidas, como si pensaran que ella era un caso perdido por intentarlo.

Esto de ser su amiga va a ser más difícil de lo que pensaba.


El siguiente intento de Sakura llegó con la clase de atletismo. Ya que estaban trabajando ejercicios de resistencia, el profesor les había ordenado dar cinco vueltas a toda la pista de carreras y aunque todos habían empezado como un solo grupo, poco a poco algunos habían comenzado a rezagarse.

Si bien Sakura no podía vanagloriarse de muchas cosas, lo natural que se le daba cualquier clase de deporte era algo por lo que se permitía sentirse orgullosa. Ya iban por la cuarta vuelta y ella mantenía un ritmo constante, a diferencia de la pobre Tomoyo que se había quedado bastante atrás junto a Chiharu, Rika y Naoko, que luchaban por sus vidas.

El ejercicio había logrado despejar su mente y hacerle olvidar todas las veces que había deseado que la tierra se la tragara ese día, y notó que, por feliz casualidad, Li iba unos cuantos metros delante de ella solo, ya que Yamazaki se había detenido a anudarse los pasadores de sus tenis deportivos.

Viendo la oportunidad para hablar con él, aceleró un poco y se acompasó con él al llegar a su costado.

-¡Li, también eres muy bueno en los ejercicios de resistencia! -exclamó sonriendo, esperando que esta vez el buen Li reapareciera y la tratara con amabilidad.

En cambio, recibió un ceño fruncido y un asentimiento incómodo que la hizo sentir bastante fuera de lugar.

¡No te rindas, Sakura!

-Eh… ¿Atletismo también es tu clase favorita?

-No necesariamente -respondió él sin mirarla.

-Oh… ¿Y Geometría?

-Está bien, supongo.

Sakura mordió su labio inferior y se cuestionó si lo mejor no sería dejarlo en paz. Li había dejado de mirarla y, otra vez, tenía esa aura a su alrededor que antes del "incidente de San Valentín" le había impedido acercarse a él.

Ah, pero su determinación no podía flaquear tan fácilmente. Ella sabía cómo era Shaoran, y dentro de esa caparazón que llevaba había un buen chico que pocos conocían, así que, haciendo a un lado sus inseguridades, volvió a sonreír e intentó otra vez.

-Sabes, sería excelente si alguna vez… -pero el pitido del profesor que dio por terminado el ejercicio interrumpió y opacó su voz. Y lo siguiente que supo fue que Li se había ido sin darle siquiera otra mirada.

Se desinfló un poco por dentro mientras Tomoyo se acercaba sonriente y le acomodaba unos mechones del cabello que se habían escapado de su moño.

-¿De qué hablabas con Li, Sakurita? -le preguntó mientras pasaba sus dedos suavemente por su cabello.

Ella solo pudo suspirar de forma dramática y dejarse hacer, decidiendo que no preocuparía a Tomoyo con sus tonterías y respondió: -De nada.


Cuando la hora de salida llegó, Sakura no se sentía tan animada como en la mañana. Ninguno de sus pequeños intentos por acercarse a Li habían resultado e incluso ahora, mientras esperaba en la puerta de entrada a que su compañero saliera con el paraguas que le había prestado en mano, pensaba que quizá sería mejor dejar al chico en paz.

¿Pero dónde está tu determinación? ¡Ninguna Kinomoto debería rendirse tan fácil!

La voz de su conciencia sonaba sospechosamente como Tomoyo, pero tenía que admitir que lo que decía era verdad. Sabía desde un inicio que hacerse amiga de Li no sería tan sencillo, quizá solo se encontraba un poco descolocada por el contraste entre el Li de siempre y el Li que la había ayudado cuando más necesitaba a alguien.

Fue por este segundo Li que decidió esperar. Pero cuando pasaron veinte minutos más sin signos del castaño, se preguntó a sí misma si no sería mejor irlo a buscar. Y precisamente eso decidió hacer, por lo que se alegró al ver a Yamazaki aún en el aula cuando llegó allí buscando a Li.

-Kinomoto, hola. ¿Se te olvidó algo? -preguntó él con su usual sonrisa mientras continuaba con su labor de limpieza.

-Eh, algo así… ¿has visto a Li? Tengo que entregarle algo.

-Oh, pero Li se fue hace mucho a casa -Sakura abrió los ojos y sintió la decepción esparcirse en su interior. Yamazaki debió sentir lo mucho que bajó su estado de ánimo, porque dejó de barrer y se acercó un poco a ella. -¿Estás bien? ¿Era muy importante lo que le tenías que dar?

Al notar que estaba haciendo pucheros, sacudió la cabeza y se rió nerviosamente a la vez que escondía el paraguas detrás de ella. -No es nada. ¡Gracias, nos vemos! -y salió de allí sin esperar una respuesta.

No paró hasta llegar nuevamente a la entrada de la escuela y se detuvo un momento a mirar el paraguas, recordando su última conversación allí con Li y lo amable que había sido con ella. Triste por lo infructuoso del día, lanzó un suspiro y abrazó el paraguas contra su pecho.

Tal vez mañana, pensó con el corazón un poco pesado.


Notas de la autora:

Así que, debería estar terminando una investigación sobre el Conflicto Armado en mi país, pero en su lugar me puse a editar este capítulo que tenía enterrado hace varios años. Como todos los capítulos de transición, anda un poco flojo, pero creo que de aquí a un par de capítulos notarán un cambio.

Mando un abrazo a cualquiera que aún esté leyendo esto. He estado trabajando en capítulos de otros de mis fanfics, así que es muy probable otra actualización luego de mi viaje.

Con amor,

Kira