Notas Iniciales:
Bueno, honestamente hace tiempo que quería escribir este FIC, pero me censuraba porque sé que en Japón no cualquiera tiene auto, y para esta historia, necesitaba a fuerzas ese vehículo en manos de alguien como Jyou... fue entonces cuando recordé que Shuu Kido podría ayudarme (por su carro canario salido en 02)... además adherí a Jun (por loca y graciosa), a Taichi (me parece simpático y fanfarrón), Yamato (el elemento interesante), y Koushiro (el neutralizador). Espero les guste, Y Disculpen si hay errores e incoherencias... aunque, creo que en los fics cómicos hay más libertades.

++++¡choca contra el poste!++++

Por CieloCriss

1

Shuu Kido miró el edificio donde se crió con mucha nostalgia, hacía tiempo que no se daba una vuelta por su hogar ya que las investigaciones que realizaba con el Señor Takenouchi y la escuela lo absorbían demasiado. Por otra parte, desde que había dejado la escuela de medicina no se sentía muy cómodo junto a su padre.

Y no sólo a él le pasaba eso. Shuu podía jurar que sus dos hermanos también sentían la presión paterna. No importaba qué hicieran, siempre terminarían decepcionando al poderoso Doctor Kido.

Shin quizá se había convertido en médico, pero su papá casi lo había desheredado cuando decidió irse a una isla lejana e incivilizada para ayudar a los enfermos. Shuu había perdido sus privilegios al cambiar de carrera... y Jyou, bueno, Shuu sabía que era el que más sentía esa maldita presión de demostrar la casta, talvez era la última oportunidad del padre para obligar a sus hijos a ser quien no debían o querían.

El mediano Kido llegó hasta el piso seleccionado, es decir, a donde estaba el apartamento. Abrió con su llave, para alivio suyo aún era la misma chapa la que protegía a su hogar. Quizá no habría nadie en casa, sus padres trabajaban casi todo el día en el Hospital y su hermanito posiblemente estaba tomando clases extras o algo así. Lo que él deseaba era entrar un rato, comer algo delicioso, embarcar recuerdos y recoger cosas de su closet... no estaba seguro de querer ver a su familia, por otra parte, sabía que no tenía mucho tiempo libre.

Entró al recinto con mucha confianza y no tardó en recibir un golpe en la nuca que tenía como objetivo dejarlo inconsciente.

- ¡Auch! - se quejó el joven, sintiendo el impacto en su cuerpo. Claramente se dio cuenta de que había sido atacado por un libro gigante de Geometría, ese pedazo de papel debía tener más de 400 páginas.

- ¡Pero si eres tú, hermano! - dijo un sorprendido Jyou, definitivamente no esperaba a su consanguíneo.

- Jyou, quizás debas tener otro pasatiempo. Digo, pelear con un hermano al que nunca vez no es precisamente agradable... jeje, no me esperaba un recibimiento así.

- Errr... lo siento mucho; pensé que sería algún malhechor o algo así, además, no te esperaba.

- Y yo tampoco esperaba el golpe - siguió Shuu, en son de broma, inmediatamente se dirigió a la nevera y sacó una cartera de hielos junto a la bandeja de helado.

Jyou sonrió al observar a su hermano mayor, nunca tuvo la oportunidad de convivir lo suficiente con sus dos consanguíneos.

- Me da gusto verte, ¿Qué te trae por aquí?

El mayor cogió una bolsa de plástico y la llenó de hielo, luego puso el paquete helado en su cabeza, todavía le dolía el golpe que se convertiría en chichón. Con su otra mano se dedicó a engullir nieve de chocolate, por lo que tardó un poco en contestar:

- Pues ya ves, la melancolía familiar y todo eso - explicó con gracia extraña - por cierto, pensé que no habría nadie en casa, ¿y tus clases particulares?

- Las suspendí hace tiempo.

- ¿Por qué?

- Porque me privaba de ciertas cosas.

- ¿Cosas que tienen que ver con el Mundo Digital?

- Probablemente - su hermano se había puesto serio de pronto, a Shuu no le gustaba ese gesto en Jyou, quizá era la censura del progenitor la que lo tenía así - Aunque ahora estoy estudiando para un examen muy importante, no quiero fallarle a papá.

- ¡Bah!, eso es lo de menos... mírame a mí, hice despertar su furia y sigo vivo.

- Bueno, sí - replicó el antiguo portador de la sinceridad - aunque siendo honesto no me gusta del todo la posición social que tienes con papá y mamá.

- Lo único que sé, Jyou, es que he descubierto lo que es la libertad. - Shuu era un voraz depredador de helados, ya se lo había acabado - De cualquier manera me da gusto verte, pensaba dar una vuelta por la casa sin ver a nadie.

- ¿Pensaste que no habría nadie aquí?

- Sí. - Entonces Shuu corrió hacia el televisor y lo encendió apresuradamente, no perdió su tiempo y comenzó a cambiarle de canal por ocio "¡Hey, cómo extrañaba hacer esto!

Jyou lo veía con admiración. Su familia sí que era anormal, tenía un hermano que dormía en los armarios y otro que parecía un psicópata hogareño, inconscientemente se preguntó qué sería él, ¡Fácil!, un paranoico estudiantil, ¿no?.

Recogió el libro y trató de concentrarse, pero le fue imposible: #1.- Su hermano oía la TV a todo volumen. #2.- Las casas japonesas son milimétricas. #3.- Le parecía un desperdicio intentar estudiar estando en casa uno de sus lejanos hermanos.

- ¿Qué no puede haber nada de servir en este aparato? - renegó viéndose algo curioso, quizá Shuu había enloquecido.

Apagó la caja idiota y miró como el maniático de su hermanito intentaba estudiar. Se molestó. La ira no era porque Jyou estuviera leyendo geometría, lo que lo ponía furioso era recordar que él había estado en la misma situación.

- ¡Basta, Jyou! - ordenó. El azulado mayor le arrebató el librote y lo lanzó hacia el sillón - Seguro ya te lo sabes de memoria.

Los nuevos y modernos lentes de Jyou resbalaron por su afilada nariz, y con una gran gota de sudor en el cráneo, asintió a Shuu.

- ¿Qué te parece si hacemos algo entre hermanos?. Hace mucho que no lo hacemos y yo todavía tengo un poco de tiempo antes de regresar con el profesor Takenouchi.

- En realidad nunca hemos hecho nada juntos. - corrigió Jyou - pero es buena idea.

- Claro que es buena idea - . Los hermanos se pusieron a pensar.

Aunque, ¿Qué harían?. Ninguno de los dos estaba seguro de qué era lo más adecuado. Shuu pensó que Jyou sería muy joven para hacer con él algunas cosas, por otra parte, tampoco podía divertirlo con actividades infantiles "Los adolescentes son en verdad bichos raros" se dijo "Veamos... lo único que tengo qué hacer es recordar qué hubiera querido hacer YO a su edad... ¡Ya sé!"

- Tengo la solución, Jyou.

- ¿Qué cosa?, ¿En verdad estás bien, hermano?, te ves más energético que de costumbre.

- Estimado Jyou, aprovechando que traje el auto: te enseñaré a manejar. ¿No es genial?, a tu edad yo siempre quise hacerlo, pero papá jamás lo permitió y aprendí hasta la universidad.

- ¿Aprender a manejar?... ehhh, Shuu, pero si papá no te lo permitió, ¿por qué habría de darme permiso a mí?

- No necesitas un permiso - expresó Shuu, con alegría extraña - No es su auto, no es su vida y no se enterará.

A Jyou le brillaron los ojos, jamás en la vida había previsto la posibilidad de manejar, se conformaba con el fabuloso transporte público de Japón, aunque, si tenía la posibilidad de probar tocar un volante, ¿Por qué no intentarlo?, su hermano estaba entusiasmado y definitivamente el menor de los Kido prefería ir a pasear en vez de seguir estudiando.

- Bueno, no perdamos tiempo, ¡Vayamos a tus lecciones de manejo!

- Pero, ¿En dónde?, no podemos aventarnos a la ciudad, yo no tengo experiencia... por otra parte están las escuelas de manejo, aunque son costosas.

- Ya lo veremos.

Los hermanos dejaron atrás el aposento y se dirigieron a donde el estudiante universitario había dejado el auto color canario y modelo "beatle" .
El compañero de Gomamon miró el volante con detenimiento y sonrió imaginándose en el asiento del conductor, ¡Sería inolvidable!, incluso supuso que su popularidad aumentaría. Shuu quitó la alarma del coche y antes de abrir la puerta, una sombra femenina salió de la nada.

- ¡Kido-san! - era una voz aguda la que hablaba. La sombra se convirtió en una mujercita de cabellos locos y desparramados color vino. Sus ojos alegres observaban cada detalle de la escena y una sonrisota, algo aturdidora, se asomaba por el rostro de la hermana mayor de Daisuke Motomiya.

Los Kido la miraron incrédulos. Desde hacía tiempo que Jun se había "olvidado" de Yamato, ahora se dedicaba a perseguir al Shuu, ya que cuando lo conoció le pareció apuesto "Ahora me gustan los chicos mayores" le había sincerado a Daisuke en aquella ocasión. El anteojudo agachó la cabeza, y de haber sido tan honesto como lo fue Yamato, le hubiera dicho: ¿Qué demonios haces aquí?. A decir verdad, y como Shuu viajaba mucho, eran contadas las ocasiones en que la chica lo había espiado, acosado y fanatizado, ¡Pero vaya que contaban esas veces! .

- Ahhh, es la hermana de Daisuke-kun - dijo Jyou bastante extrañado.

Jun sacó de su bolso unos chocolates y se los dio a Shuu Kido.

- Me enteré de que venías de visita, toma... son para ti - dijo con seriedad, Shuu los tomó con cierto pesar y sonrió apenado.

- ...

- No tienes que decir nada - agregó la chica Motomiya, antes de que el pobre Shuu pudiera hablar - ¡me conformo con que me lleves de paseo!

- ¿Ehhh?, pero Motomiya-san, Jyou y yo teníamos una...

- Actividad familiar, por supuesto - aclaró Jyou.

- ¡Ya sé! - dijo Jun - Se van de picnic, ¿No es así?. Pues necesitarán a una chica con ustedes para que los atienda.

Y sin pedir permiso y esperar respuesta, la confianzuda y loca japonesa se subió al auto, en la parte trasera.

Jyou miró a su hermano y luego a Jun, repitió eso muchas veces hasta que Shuu captó.

- ¡Hey, no me mires así, Jyou!, casi la acabo de conocer... esa niña es muy persistente, no se saldrá del auto.

- Creo que tienes razón - dijo Jyou - ¿Qué haremos?

- Seguir con lo pensado, luego veremos qué hacer para regresarla a su casa - Shuu miró los ojitos de borrego feliz que tenía Jun, a pesar de que era algo atosigante convivir con ella, le pareció tierna - Veámosle el lado amable, no se subió en el asiento del copiloto.

Jyou encogió los hombros y asintió.

--- /En otra parte de Odaiba/---

- ¡Date prisa, no llegaremos a tiempo! - gritó Taichi, cargando con varias bolsas repletas de compras.

- Bueno, ustedes fueron los que se ofrecieron a ayudarme, podía arreglármelas solo - dijo Koushiro.

- Ehhh, Koushiro, creo que no podrías cargar las 10 bolsas tú solo - agregó Yamato, quien iba un poco más atrás que sus interlocutores con la provisión más grande y pesada.

Izumi transformó su rostro de manera extraña.

- Mi madre nos mandó por algunos ingredientes para hacer galletas - inició - la mayor parte de las "previsiones" , son comida extra que compraron para el cine improvisado en mi casa.

Taichi sonrió.

- Pero tendremos todo un festín mientras vemos la película que rentamos.- excusó - Las papas fritas, hamburguesas y las "pop corn" estaban a mitad de precio, además, la sandía es elemental, he oído que es un buen digestivo... al menos es de las pocas cosas comestibles que hay en mi casa.

- Y como lo de la sandía fue tu idea, creo que tu deber es cargarla - interrumpió rápidamente Yamato, dejando la sandía en el suelo.

- Mmmmhhh

- Creo que Yamato-san tiene razón - repuso Koushiro, con rostro digno y reprendedor.

Taichi dejó sus bolsas en el suelo con algo de resignación (él iba cargando las palomitas de maíz y fritangas). Se agachó para recoger la sandía, pero....

- ¡Dinero!, ¡Miren, una moneda rara!, jaja, es mi día de suerte! - gritó al distinguir entre el cemento algo brillante.

Como estaba enajenado con su descubrimiento, en vez de recoger la sandía la pateó bestialmente hacia la calle.

- ¡Taichi baka! - reprendió Yamato, la fruta colorada y de envoltura verde había comenzado a rodar a gran velocidad por el pavimento.

- Ojalá que no pase un auto y.... - Koushiro mejor cerró los ojos al ver que un vehículo acababa con la sandía.

Mientras tanto, Taichi recogió su misteriosa moneda, la cara de tristeza lo invadió.

- No puede ser, era la corcho-lata de una bebida. ¡qué desafortunado soy! - El Yagami volteó hacia sus amigos, los individuos estaban llenos de un rocío rosa-rojo que fácilmente se puede traducir a: restos de sandía... así es, estaban bañados de fruta.

Yamato miró con ira a Taichi, éste se hizo el despistado e indagó:

- Oigan, ¿Qué les pasó?, ¡Hey!, ¿Y la sandía? - el imbécil de Taichi miró hacia la calle. Un auto amarillo estaba atravesado de manera inadecuada, y el cadáver de la sandía estaba atorado en medio de uno de los neumáticos. Sobra decir que los cristales de ese "beatle" estaban repletos de agua de sandía, el cristal comenzó a bajarse lentamente, de forma siniestra.

- ¿Te das cuenta de lo que has hecho, Taichi? - reprendió Yamato - ¿Viste cómo nos dejaste, imbécil?

- Eso no es lo peor, Taichi-san - explicó Koushiro, mirando atemorizado cómo el cristal se bajaba - Pudiste causar un accidente con tu descuido y... ¡Esperen, eso no es lo peor! - siguió diciendo al ver que al bajarse el vidrio se veían unos anteojos malévolos - El conductor se dio cuenta y nos va a...

- ¡Hola chicos! - saludó Shuu Kido, con cara algo paliducha, pero sonriente - ¿Ustedes saben de dónde salió esa sandía?

"¡Vaya!, un conductor descuidado... excelente" pensó Taichi.

- ¡Pero si es Shuu Kido!

No se podía ver a los otros pasajeros. Shuu estacionó el auto, debía "lavarlo" y arreglar el desastre.

Del carro bajó Jyou Kido, estaba mucho más afectado que el hermano mayor, rápidamente saludó a sus amigos.

- Cielos Jyou, te ves lívido.

- ¡Claro que sí!, por culpa de un "imprudente" casi muero, Taichi-kun - dijo con un sarcasmo fino, propio de los Kido.

- Sí, la ciudad está llena de inconscientes - agregó Yagami, tocándose la espalda y mostrando despreocupación.

Yamato le dio un codazo algo brusco y con su hermosa pero ruda mirada azul hizo que Taichi cerrara la bocaza.

- En realidad creo que fue una coincidencia encontrarnos - comenzó Koushiro - Justamente nos íbamos a reunir para ver una película, ¿Gustas acompañarnos?

- Lo siento, Koushiro-kun - se disculpó el miope - pero le prometí a Shuu que iría con él, VA A DARME CLASES DE MANEJO - dijo en voz alta, como dándole importancia a la última oración.

Los jóvenes abrieron sus ojos al doble de la impresión y envidia, el más tranquilo era Koushiro, pero Yamato y Taichi parecieron oír una noticia espectacular.

- ¿Es en serio?

- Ya lo creo, chicos - interrumpió Shuu - Jyou tiene la edad suficiente para conducir.

- ¿De verdad?, pero si no tiene la mayoría de edad - agregó Izumi.

Taichi le tapó la boca al pelirrojo.

- Oye Shuu, ¿Crees que puedas llevarnos?, ya sabes, Jyou es nuestro amigo y nos encantaría estar con él ahora que dará ese paso tan importante, como el de manejar.

- Taichi, cállate, no seas lambiscón - dijo Ishida - queremos ir a ver, eso es todo.

- Por mí no hay problema - dijo Shuu - ¿Verdad Jyou?

"Debí haberme quedado estudiando" pensó el menor Kido "Mis amigos verán mis clases como si fuera un espectáculo... por otra parte ¿y si lo hago mal?". Suspiró desganado, aunque como Shuu parecía contento, asintió.

- Supongo que no habrá complicaciones, pero aún no sabemos en dónde me vas a "enseñar", hermano.

- ¿Qué les parece en el campo?, rumbo al pueblo de mi abuela casi no hay tráfico y conozco un solar baldío en el que podemos ensayar.

- ¿Podemos?

- Ahh, fue un decir, Jyou, jeje - sugirió Yamato, sonrojándose por su imprudencia.

- Me parece una buena idea - dijo Shuu - bueno, entren a carro chicos.. sólo que tendrán que ir algo apachurrados...

- Creo que no estamos tan gordos - se apresuró a decir Taichi, corriendo a la puerta, la abrió, recorrió el asiento (es un carro de dos puertas ¿no?) y retrocedió asustado al ver a Jun.

Yamato también se acercó.

- Taichi, introduce tu trasero - exigió empujándolo .

- Tú primero, Yamato - dijo Yagami con una sonrisa pillina y burlona

Ishida de manera no muy dulce lo aventó.

- Me extraña esa amabilidad en ti - juzgó sin darle importancia al acto de su amigo.

Se metió al carro y aposentó su cuerpo en el asiento, fue entonces cuando cayó en cuenta de que alguien estaba a su lado.

- ¡Pero si eres tú, Yamato! - chilló Jun, toda emocionada y con ojitos de corazón... quizá el amor había regresado a su alma, quizá el destino la había unido de nuevo al rubio. Aunque la chica se confundió, sus dos amores en un auto... ¡Woow!, sencillamente espeluznante y fenomenal.

Un grito masculino y temeroso se oyó en el Beatle, con una extraña calma cruel los demás se introdujeron al auto sin tomar en cuenta el llamado de auxilio de Yamato. Shuu sonrió al distinguir a su rival; el carro arrancó rumbo al campo, y el descuidado de Taichi iba tan entusiasmado, que no se acordó de que había abandonado sus compras de comida chatarra.

++++

Ya estaban alejados de la civilización, posiblemente a dos horas de la ciudad; sin embargo el viajecito no había sido del todo agradable por varias razones: #1.- Koushiro se había mareado y tuvieron qué hacer varias paradas para que el chico tranquilizara a su estómago (desde que tenía 10 años se mareaba en los dizque barcos que hicieron para navegar en el Digimundo). #2.- Había tensión en el ambiente por la presencia femenina, Jun sonreía bobamente hacia sus galanes, como queriendo decidirse cuál era el más adecuado. #3.- Taichi había descubierto que había olvidado sus aperitivos.

Todo eso había hecho que Jyou se llenara de tensión, ¿Cómo manejar o intentar manejar con esa bola de invasores?.

- Bien, por fin llegamos - dijo Shuu, algo cansado - Tenían razón, este sitio es llano, extenso y está vacío, lugar perfecto para comenzar, ¿verdad Jyou?

- Creo...

- ¿Cómo que crees?

- ¿Oniisan, y si lo dejamos para después? - le susurró al consanguíneo.

- Vamos, Jyou, tienes qué hacerlo... viajamos dos horas para que lo intentaras. Aquí no hay nadie a quien atropellar, ni con qué chocar, ¡No hay peligro!

Los demás agudizaron el oído al escuchar murmullos de secretos.

Jyou asintió.

- Primero quiero ver un ejemplo - pidió.

- No sé porqué te complicas tanto la vida -interrumpió Yamato, haciéndose el interesante - Todo el camino Shuu te estuvo explicando.

- Y supongo que tú "eres un experto", ¿no es así?

- Pues no lo hago nada mal, el abuelo tiene una motocicleta y me ha dejado conducirla, sé que no es lo mismo pero le entiendo a los carros - dijo Yamato.

- ¡JA!, eso tengo que verlo.

- ¿Por qué no me dejas intentarlo?

- Por mí hazlo, ¿Qué dices Shuu?

Shuu sonrió, se estaba divirtiendo, supongo que estaba liberando la tensión de la rutina.

- De acuerdo, después lo harás tú, Jyou.

- ¡Viva Yamato, tú puedes!, ¡Eres el mejor!, ¡Demuéstrales!

- Jun, no grites, ¡Por el amor de Dios, nos dejarás sordos! - regañó Taichi, también gritando, Koushiro se tapó los oídos.

Ahora Yamato era el futuro conductor, Jyou estaba en el asiento trasero y Shuu se puso de copiloto.

El rubio, con mucho profesionalismo acomodó los espejos a su nivel, metió la llave por el orificio y sonrió valientemente "Espero acordarme... veamos, los cambios, el clutch, los frenos... creo que podré". La verdad era que su abuelo jamás en la vida le había prestado la moto, pero eso no quitaba que él, siendo un muchacho listo y vivaz, pudiera con esa prueba.

Koushiro y Jyou atascaron las uñas en el asiento y se sostuvieron de donde pudieron. Taichi le tapaba la boca a Jun y sus traseros se peleaban por obtener más espacio, entonces Shuu dijo: "¡Ahora!"

Yamato encendió el auto, rápidamente sacó el embrague y pisó el acelerador, al mismo tiempo /o un poco antes/ metió primera, y avanzó. Pero sucedió algo muy extraño, el joven rubio repitió el movimiento de forma inadecuada y el carro salió disparado y sin control.

- ¡Ahhhh! - gritó Jyou.

- ¡Lo hace como un corredor de fórmula uno! - dijo ingenuamente Jun, Taichi la había dejado en paz pensando en su seguridad.

Yamato se puso histérico y soltó el volante.

- ¡Este carro está loco! - se excusó.

Se dirigían hacia unos arbustos gigantes, iban a chocar.

- ¡Vamos a morir!

Shuu tomó las llaves con rapidez y las sacó salvajemente del donde estaban, el carro se detuvo bruscamente y los de atrás se revolcaron por el casi impacto.

- ¡Yamato, Eres una bestia bien hecha y derecha! - exclamó Taichi, histérico.

- Shuu, mejor regresemos a Odaiba - sugirió Jyou, muy asustado por el fallido intento de su amigo.

- Estoy de acuerdo - agregó Koushiro - Ya no tengo comida dentro de mí, pero los jugos gástricos siguen revolviéndose.

- ¡Ah, Yamato, eres genial! - dijo Jun, con sinceridad estúpida.

- Bueno... Este... - comenzó Shuu - fue un accidente, no tiene porqué pasarte a ti, Jyou.

- Es verdad, Jyou - apoyó Taichi - cualquiera lo hace mejor que Yamato.

- ¡Ya cállate Taichi!, ni siquiera tienes idea de lo que es conducir - reclamó Ishida.

- ¡Claro que sí!

- ¿Ah, sí?

- ¡Sí!

- Eso tengo que verlo.

- Ehhh, chicos, el auto no es un entretenimiento tomado a la ligera - reprendió Koushiro. Shuu parecía estar ebrio y le dio las llaves a Yagami.

Ahora el que lo intentaría sería Taichi, los demás se habían bajado por precaución, Yamato seguía avergonzado por su fallo y ni siquiera le molestaban los halagos de Jun. Shuu era el único que estaba en el auto junto al mejor amigo de Agumon.

- ¿Listo, Taichi?... oye, ¿estás seguro de que sabes cómo se hace?

- Claro que sí, soy un líder innato, eso te lo puede decir tu hermano - agregó bobamente, viendo el tablero del auto.

"No puede ser tan diferente a los Go-Kart, además, era el mejor en las maquinitas de automovilismo". Sin embargo, por más intentos que hizo Taichi, no pudo ni prender el carro.

- ¡Esperen, esta vez sí lo haré bien! - sus movimientos torpes apagaban y ahogaban al carro - ¡No lo entiendo!, prendo la cosa y aplasto el acelerador, ¡Es un fraude!

- Es que el carro no es automático, Taichi - rió Shuu - es "estándar", ¿Entiendes la diferencia?, el auto avanza gracias a los cambios que se meten gracias a clutch, además... bueno, no tiene caso explicarlo ya que no sabes de lo que estoy hablando.

Yamato sonrió triunfante, su amigo había hecho el ridículo más que él. Koushiro dio un paso al frente, había sentido deseos de intentarlo.

- me pregunto... ¿Y si lo intentara?

- ¡No, por favor! - chilló el Kido menor - Yamato salió volado al más allá y Taichi no pudo ni avanzar un centímetro... seguramente tú harás que el carro explote o algo así.

(¬¬) La mirada de odio que Izumi le dirigió a su amigo de la sinceridad no fue nada inocente, aunque nadie lo notó. Jyou dio un paso al frente: LO HARÉ YO, dijo con firmeza.

Y en efecto, Jyou lo hizo, y bastante bien a comparación de sus amigos. Estuvieron practicando varios minutos mientras los demás improvisaban un día de campo sin comida. Después de unas dos horas más o menos, y con la cara llena de gestos satisfactorios, los Kido se reunieron con los demás.

- ¡Kido-san! - Dijo Jun, sentándose entre él y su amado Yamato - ¿Qué tal les fue?

- Oh, genial, Jyou lo hace muy bien, como podrán haber visto.

- Es que tiene un maestro excelente - siguió la hermana de Daisuke.

- ¡Suerte, sólo suerte! - declaró Taichi, con seguridad.

El celular de Shuu sonó.

- Moshi moshi... ¡Ah, profesor Takenouchi!... ¿En serio?, ¡No me diga!, es una excelente noticia... ¿En estos momentos?, pues estoy con mi hermano y sus amigos... no, no están los digimons... sí, si puedo ir, pase por mí, deje y le doy mi posición.

Koushiro observó el mandado de su madre y se puso nervioso.

- ¡Ay no!, olvidé llegar con el pedido... - se quejó.

- Y bien, Koushiro-kun ¿Qué tal lo hice?

- No tan mal, a Gomamon le hubiera enorgullecido verte.

- ¡Fue suerte de principiante! - siguió Taichi.

Shuu terminó de hablar y apagó su celular.

- Chicos, me temo que ha surgido un imprevisto y tendré que irme.

- ¿Quéééé?, ¿Tan rápido? - dijo tristemente Jun, embarrándosele con melosa actitud.

El universitario se enrojeció.

- Ehhhh, sí.

- Pues regresemos - dijo Yamato.

- Creo que no han entendido - dijo - Yo me voy, ustedes regresan.

- Hermano, explícate.

- El profesor Takenouchi pasará por mí dentro de unos minutos, anda cerca de aquí en uno de los vehículos aéreos de la universidad, se trata de un asunto secreto e importante.

- ¡Pero no nos puedes abandonar! - renegó Taichi - ¡No sin comida!

- Bueno, no los abandonaré - explicó - Jyou ha demostrado ser un excelente piloto, confío en que él los regresará a casa manejando.

A Jyou casi se le cayó la mandíbula.

- ¿Estás demente, hermano?, ¡Nada más manejé por unas horas, no tengo experiencia!

- Por algo se empieza - Shuu guardó sus cosas y de pronto el viento comenzó a violentarse.

Los chicos miraron hacia arriba y vieron a un helicóptero con la cabeza del papá de Sora asomándose por la ventanilla. El profesor lanzó una escalera de cuerda y Shuu ágilmente comenzó a subir.

- Cuídense... eso sí. Y Jyou, preocúpate por el auto, no vaya a ser que le pase algo, podría enfadarme. - advirtió amablemente.

Nadie tuvo tiempo de replicar, el helicóptero se retiró, Jyou siguió con la boca muy abierta del susto.

- ¡Hey, esto será una emocionante aventura! - opinó Jun, todos la miraron de forma amenazante, como queriendo golpearla por el comentario.


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Final de la mitad
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Notas Finales: ¿Qué les pareció?, ahora empieza lo bueno, ¿Cómo regresará Jyou manejando el carro con todos sus amigos?, ¿Chocará?, ¿Saldrán vivos?, ¿Qué secreto guardan el Sr. Takenouchi y Shuu?.
Sobra decir que esto está basado en experiencias /no siempre propias/.
En una ocasión acompañé a dos primas a su primera lección de manejo, una hizo correr el carro a toda velocidad y casi se estrelló, la otra no pudo arrancar; recuerdo que me divertí mucho. En el próximo episodio habrá mucha, pero mucha acción y tragedias que los divertirán, ¡No se lo pierdan! /lo más posible es que sólo sean dos capítulos/

Por cierto, estoy intentando usar prefijos (agradezco a Ariadna todos los datos que nos dio en su fic "Atention, please") pero no sé cómo se dirige Jun a Shuu y Yamato, así que pondré esas relaciones a como yo crea.

¡Gracias por leer!... y por favor, No se olviden del review, eso me ayudará a seguir con el proyecto.

Hasta pronto (terminaré este fic a brevedad posible)

Escrito el 12 de junio del 2002, publicado en Agosto del 2002.