Un cruce atrevido de dos series. Espero que os guste.
La pregunta había quedado en el aire. Él esperaba que accediese, a ella no le apetecía hacerlo.
Para él era otra presentación más, en la que además no sería el protagonista, sólo un invitado, aunque sabia que tendría su momento de gloria. Para ella sin embargo, era otro momento en el que tendría que huir de las cámaras y volver a oír de nuevo eso de "ahí tenemos a Nikki Heat".
- Vamos Kate, no es la presentación de ningún libro mío – suplicaba Castle.
- Lo sé, y por eso mismo no entiendo porque tienes que insistir tanto en que te acompañe – contestó ella mirándole enfadada.
- ¿Por qué eres mi novia y quiero que estés conmigo? – le preguntó ladeando la cabeza y cerrando un poco uno de sus ojos.
- ¿Y vas a contarle a todo el mundo que soy tu novia? – dijo ella balanceando su cabeza para que entendiese el problema.
- Vamos Kate – repitió – estoy seguro que Gates sabe lo que ocurre entre nosotros y se parte de risa cada vez que intentamos fingir.
- No me vengas con esas Castle – le dijo señalándole con su dedo índice – ten claro que si Gates supiese lo que pasa entre tu y yo, tu estarías en tu casa sin poder volver y yo estaría contigo, claro… pero suspendida de empleo y sueldo.
- Pues no me importaría – le dijo acercándose y abrazándola por la cintura – porque aunque no pudiese estar contigo en comisaría, no tendría que esconderme el resto del tiempo ante todo el mundo – termino besándola
- Ah… ¿es eso lo que quieres? – preguntó volviendo a besarle despacio - ¿No volver a comisaría?
- No hay nada en este mundo que me guste más que seguirte a todas horas – siguió besándola – pero si tengo que ponerlo en una balanza contra el hecho de no tener que esconderme ante nadie para poder hacer esto – la apretó con fuerza contra él – detective… me lo pones francamente muy difícil ¿sabes?
Kate le miro casi bizca por la cercanía de sus ojos con los de él. Se acariciaron la nariz.
- ¿Qué tiene de especial esa presentación para que deba ir contigo? – le preguntó muy bajito.
- Sé que te gustarán sus libros, son casos reales Kate, es una escritora muy racional, carece de imaginación, pero detalla tan bien las causas de las muertes y los asesinatos que… - apartó la vista de ella – además, es curioso ¿sabes? ella también colabora con los chicos buenos para meter a los malos en la cárcel. Quiero conocerla.
- ¿Prometes mantener las cámaras alejadas de mí? – le dijo explorando con sus dedos el pelo sobre su nuca.
- Prometo intentarlo Kate – le dijo muy serio – y prometo resistirme para no besarte delante de todo el mundo.
- Esta bien… iré contigo – le dijo resignada.
- No te arrepentirás, te lo prometo – le dijo besando su nariz.
- ¿Es guapa? – preguntó entrecerrando los ojos.
- Mucho – le dijo sonriendo – pero… ¿no crees que si quisiera conocerla por eso no te diría que me acompañases?
- Tiendes a meterte en líos de todo tipo en cuanto me doy la vuelta Castle – le aseguró.
- No te preocupes, sale con uno de los "tipos buenos" y yo lo hago con una de las "tipas buenas" y que además esta muy buena – le dijo al oído mientras la levantaba en el aire y se encaminaba a su habitación.
Había pasado una semana desde la pequeña disputa entre ambos por ir a la presentación de aquel libro. Hoy era el día.
Aún quedaban un par de horas para que Kate pudiese salir de su trabajo. Había dejado el día anterior preparado sobre su cama el vestido que iba a ponerse, levantó la mirada de sus aburridos informes y cuestionarios mirando a Castle que movía nervioso su dedo sobre su Iphone. Siguió mirándole por un rato, sus labios dibujaron una leve sonrisa contenida por la cercanía de Gates en su despacho. De repente Castle retiró su dedo del Iphone y la miró sorprendiéndose al encontrar sus ojos haciendo lo mismo, elevó sus cejas y se reclinó en su silla algo incómodo.
- ¿He hecho algo malo? – preguntó intimidado.
- ¡No! no… no has hecho nada malo, yo… yo solo estaba pensando – le contestó confusa.
- Espero que estuvieses pensando en mí – dijo muy bajito inclinándose sobre la mesa para que ella sola le oyese.
Kate apretó los labios conteniendo una sonrisa. Pues claro que estaba pensando en él y en ese momento lo único en lo que pensaba era en sus labios, pero Gates…
- Ese ego Castle – le dijo – no eres el centro del universo.
- ¿Ni siquiera el centro de su universo detective? – susurró y Kate elevó sus ojos.
- Detective Beckett – llamó Gates - ¿puede venir un momento por favor?
Castle suspiró, esa pequeña mujer le tenía harto. Fastidiaba todos sus pequeños momentos, por no hablar de su relación con Kate. Seguro que las cosas funcionarían mucho mejor si esa mujercilla fuese un poco más humana y no tuviese como primera regla de su vida cumplir las reglas.
Kate se levantó de su mesa mirando a Castle con fastidio, compartía sus pensamientos sobre Gates con él. Le vino a su mente Montgomery, su capitán, el único e insustituible. Él habría permitido que Castle siguiese allí, estuviesen o no estuviesen juntos, es más, ella siempre intuyó que Montgomery era el único que se había dado cuenta desde el primer día la química desatada entre ambos. Pero él ya no estaba allí…
Gates la entretuvo durante una hora en su despacho, discutiendo sobre expedientes que Kate había rellenado y a los que faltaba algún pequeño detalle sin importancia, pero a los que Gates se los daba como si le fuese la vida en ello.
- Detective – le decía – puede parecerle una estupidez, pero si cometemos un error por pequeño que sea, que permita que un asesino pueda crear una duda sobre su culpabilidad, el buen trabajo de su equipo no habrá servido de nada – le decía con tono de tranquilidad – a partir de ahora quiero que su equipo revise minuciosamente todos los expedientes que rellenen antes de archivarlos. No voy a permitir ningún fallo. ¿Queda claro?
- Si señor – le dijo levantándose.
- Debería enseñar al escritor para que los revise – le dijo – así podría aprovechar las horas muertas que pierde con ese cacharro suyo –le dijo imitando el dedo deslizándose por el móvil - y que les resulte algo útil.
- Si señor, puede que lo haga.
Kate salió del despacho sonriendo. Era lo que le faltaba por oír. Castle revisando los expedientes para comprobar que no se les pasaba nada. A saber que consideraba Castle que era importante. Aunque por otro lado…
- ¿Todo bien? – le preguntó preocupado.
- Los expedientes. Faltan datos estúpidos, parece ser que debemos atenernos a las reglas y revisarlos concienzudamente.
- Oh. Vaya – le dijo - ¿esa es la prioridad o es atrapar asesinos?
- Me ha dicho que debería enseñarte para que los revisases tú y comprobar si se nos pasa algo.
- ¿Qué? ¿No lo dirás en serio no? – le preguntó.
- En absoluto. Es más, creo que por esta vez comparto su opinión – afirmó sentándose – puede que a ti no se te pasen los detalles y nos resultaría de gran ayuda, parece ser que va a revisar todo lo que hagamos.
- ¿Y yo que saco a cambio? – preguntó sonriendo.
- ¿Mi eterno agradecimiento? – le dijo riendo.
- Y ese agradecimiento detective… ¿será en tu casa o en la mía? – le dijo muy bajito.
- Eso dependerá del día… - le dijo igual de bajito comprobando que Gates no les miraba.
- Entonces no podré negarme detective – aseguró.
- ¿Te enseño? – preguntó elevando sus cejas.
- Sólo si puedo acercar más mi silla a la tuya para que podamos ver los documentos a la vez… - Kate elevó sus ojos moviendo su silla para dejarle hueco junto a ella.
La idea de Gates había resultado más satisfactoria de lo que en un principio pensaron. La hora que pasaron pegados mientras Kate le enseñaba, había sido más divertida de lo que pensaban. Sus manos se rozaban, al igual que sus brazos, incluso Castle había movido su pierna deliberadamente para juntarla a la suya. Él sentía su aroma cada vez que ella se movía, enloqueciendo por tener que mantener el control, y ella notaba su calor cercano, tranquilizándola y envolviéndola.
Sin darse cuenta, llego la hora de salir del trabajo. Kate cerró las carpetas y se levantó guardando sus cosas en su bolsa. Él colocó la silla en su sitio de siempre y la sujetó el abrigo ayudando a que se lo pusiese.
Mientras caminaban hacia el ascensor hablaban sobre las instrucciones reglamentarias para rellenar los expedientes.
- ¿Te importa subir a casa y ayudarme con mi corbata? - preguntó mientras ella conducía de camino a la casa de él.
- Harás que me retrase – contestó.
- No importa, no tenemos que ser puntuales, no es mi presentación ¿recuerdas?
- Vale, pero luego no te quejes si tienes que esperarme – advirtió.
- No lo haré.
Entraron a la casa de Castle, Martha y Alexis hablaban sentadas en la barra de la cocina mientras picoteaban algo de cena.
- Alexis ¿Qué haces por aquí? – preguntó Castle sonriendo y acercándose a ellas con Kate de la mano.
- Tranquilo papá, me iré cuando termine de cenar con la abuela – le dijo riendo.
- Cariño – dijo besándola en la cabeza – esta es tu casa, cosa que tu abuela no puede decir… - sonrío mientras daba un beso en la mejilla que le tendía Martha.
- Lo que tiene que soportar una madre – dijo Martha abrazando a Kate - ¿no teníais que ir hoy a esa fiesta de presentación?
- Si Martha – contestó Kate abrazando a Alexis – pero creo que alguien tiene un problema con sus corbatas.
- Papá – reprendió Alexis – siempre igual…
- Ya lo sabes cariño – le dijo – y ahora si nos perdonáis… no queremos llegar tarde.
- Claro querido…
Castle tiró de la mano de Kate conduciéndola a través de la sala por su despacho hasta la habitación.
- Bueno – dijo Kate sentándose sobre la cama - ¿vas a hacerme un pase de modelos o directamente tengo que escoger tu ropa?
- Espera – le dijo acercándose al armario y abriéndolo – la verdad es que tengo claro que corbata quería ponerme, pero también tenía claro que quería verte a ti con esto puesto – dijo mientras le mostraba un vestido.
- ¿Qué? – preguntó Kate
- Lo vi en una tienda hace un par de días y no pude evitar imaginarte dentro de él – le dijo observándola - ¿no te enfadarás verdad?
- ¿Enfadarme? – le dijo – es…
Era un vestido corto, de falda ajustada y negra hasta por encima de la cintura. La parte de arriba era de color cobre metalizado, con un profundo escote en V cruzado, sin mangas y con pliegues en los hombros. Castle sonrío mientras se lo daba y volvía al armario para sacar el resto, unos zapatos de altísimo tacón y un bolso ambos de color cobre metalizado con filigranas negras.
- La amable vendedora me dijo que esto iba a juego – afirmó.
- No sé que decirte …
- Ah y también me ayudó con esto otro… - volvió al armario y sacó una pequeña caja que abrió mostrándole un conjunto de lencería negra y chocolate – creo que tengo claro tus medidas… - le dijo acercándose.
- Castle, no… están ahí… fuera – dijo intentando resistirse a sus besos.
- No van a entrar – dijo hundiéndose en su cuello y arrastrándola hasta el baño – y ellas no son Gates…
Kate le ajustó la corbata y le dio un corto beso. Él había elegido un traje negro con una camisa de color cobre y corbata negra.
- ¿Me esperas fuera mientras me visto? – le preguntó.
- ¿Me dejarías quedarme para mirarte mientras lo haces?
- No
- Entonces no me queda otra que esperarte fuera – dijo resignado - ¿necesitas algo más?
- ¿Bromeas? – preguntó – esa vendedora iría a comisión ¿verdad? – le dijo señalando el maquillaje, el perfume, los pendientes y el brazalete que él había dejado sobre la cómoda.
- Supongo que sí… - le dijo sacando de su armario un abrigo negro y corto con un gran cuello de suave piel sintética – no te olvides de ponértelo hoy hace frío – le dijo mientras ella elevaba sus ojos riendo y él salía de la habitación.
- Castle
- ¿Qué? – preguntó mientras ella se acercaba
- Gracias – le dijo besándole.
Media hora más tarde Kate salía de la habitación y Martha la miró abriendo la boca, provocando que Alexis y Castle se girasen. Castle la recorrió con la mirada desde los zapatos de tacón, pasando por sus largas piernas enfundadas en medias negras, deteniéndose en su escote medio oculto por el abrigo durante un instante para terminar en sus labios.
- Kate estás preciosa – le dijo Martha y ella se sonrojó sonriendo.
Castle se puso su abrigo y le tendió el brazo
- ¿Nos vamos?
- Chicos –dijo Alexis – volver pronto y tener cuidado – les dijo riendo.
- Descuida cariño – contestó él.
Castle paro su Ferrari frente a la puerta y mientras dos chicos se apresuraban para abrirles las puertas él salió del coche y dio la vuelta hasta ponerse a su lado y la miró.
- ¿Preparada? – preguntó viendo a los fotógrafos de la entrada.
Kate les miró y asintió.
- ¿Podemos pasar deprisa? – preguntó.
- Claro… - le dijo tendiéndole la mano para ayudarla a salir del coche.
No pudieron evitar que les tomasen algunas fotos, Kate caminaba deprisa y nerviosa agarrada a su brazo, él se mantenía serio asintiendo a algunos de los periodistas cuando le llamaban para que mirase. Ella oyó como llamaban a Nikki Heat, pero evitó mirarles. Entraron al edificio y él la cogió de la mano.
- Ya ha pasado ¿mejor?
- Si – le dijo con una pequeña sonrisa.
- Vamos.
Accedieron al salón de la fiesta, un camarero les ofreció champagne y Castle soltó la mano de Kate y tomó dos copas, tendiéndole una a ella, que rozó sus dedos deliberadamente al cogerla. Castle comenzó a saludar a colegas y conocidos, presentándoles a algunos de ellos.
Pasado un rato Kate se sentía más cómoda, entablaba conversación con alguno de los asistentes, Castle la tomó por la cintura disculpándose ante sus acompañantes y dirigiéndose a la barra.
- Tomemos algo tú y yo solos, esta no es mi fiesta –le dijo.
Se acercaron hasta la barra Kate miró a la chica que estaba sentada en uno de los taburetes, de espaldas a ellos y alejada en la barra. Mantenía una conversación bastante animada con otra mujer, a la que no podía ver la cara.
- ¿Qué ocurre? – preguntó Castle al ver su interés y miró hacia donde Kate miraba.
- Creo que conozco a …
- ¿A quien? – preguntó él.
- ¡Es Lanie! – dijo Kate tomando su copa y acercándose a ella seguida de Castle.
- ¿Estás segura? – preguntó él extrañado.
- ¿Lanie? – preguntó Kate poniendo una mano en el hombro de la mujer
- ¡Kate! ¡Castle! – exclamó la forense - ¡Vaya chica, estas preciosa!
Kate miró a la acompañante de Lanie y no pudo reprimir una sonrisa al reconocerla.
- ¿Cam? – preguntó - ¿Camile Saroyan?
- ¿Beckett? ¿La pequeña Kate Beckett? – preguntó a su vez.
- ¡Que sorpresa! – dijo Kate - ¿Cuántos años? ¿Cinco? ¿Seis? ¿Qué hacéis aquí?
- ¡Oh! Trabajo desde hace seis años en el Instituto Jeffersonian en Washington y una de nuestras eminentes doctoras presenta hoy su última novela… ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
- Perdona Cam, él es Richard Castle – le dijo presentándoles – es nuestro asesor desde hace cuatro años, Castle – le dijo a él - ella es Camile Saroyan, era la jefa de los forenses hasta que decidió abandonarnos para irse a Washington.
- ¿Trabaja con la doctora Brenan? – preguntó con interés Castle.
- Así es…
- ¿Podrás presentármela? – preguntó entusiasmado.
- Seguro.
- ¡Richard Castle! – se oyó detrás de ellos – Viejo amigo…
- ¡Glen! – contestó él - ¿Me disculpáis un momento? – dijo mirando a Kate que le asintió contenta de no tener que acompañarle.
- Un momento – dijo Cam analizando la situación -¿tú eres Nikki Heat? – preguntó riendo a Kate y ella asintió – ¿Y tú Lauren Parry? – le preguntó a Lanie.
- Así es – contestó la forense – oye Kate, Castle también esta muy guapo hoy – le dijo guiñándola el ojo.
- Vaya – dijo Cam - ¿vosotros dos?
- Si, pero somos discretos – le dijo seria – para evitar problemas con las normas…
- Tranquila Kate, no hay problema. ¿Os acordáis de Seeley Booth? – preguntó divertida.
- Como para no acordarse chica – respondió Lanie – no nos dejaste acercarnos ¿sigues con él?
- ¿El tío bueno del ejército? – preguntó Kate
- ¿Qué tío bueno? – preguntó Castle poniendo su mano en la cintura de Kate - ¿Tengo que preocuparme? – dijo mirando a Kate.
- No deberías – afirmó Cam – es la pareja de la doctora Brenan.
- ¡Ah! ¿El chico bueno del FBI? – preguntó Castle.
- ¿Del FBI? – dijo Lanie - ¿Qué me he perdido?
- Si. Seeley se incorporó al FBI y el Jeffersonnian colabora con él, fue una sorpresa reencontrarle – aclaró.
- Vaya – dijo Kate – que pequeño es el mundo.
- Las normas no pudieron tenerse en cuenta con ellos – informó a Kate.
Castle la miró, preguntándose que querría haber dicho la forense al dirigirse a ella como "la pequeña Kate Beckket" e intuía claramente que era lo que había dicho con "las normas no pudieron tenerse en cuenta con ellos".
Los organizadores del evento subieron el nivel de la música para llamar la atención a los asistentes que volvieron sus miradas hasta el pequeño escenario que se acababa de iluminar. El presentador salió al atril y cesó la música, empezó a hablar sobre la autora y sus libros. Castle aprovechó que todos miraban al escenario para acercar a Kate sobre él y darle un beso en la mejilla rozando un poco sus labios al hacerlo, Kate se giró para mirarle y sonreírle.
Castle miró al hombre que se acercaba rápido hasta Cam.
- Estaba deseando librarme de todo esto – le dijo el hombre a Cam.
- Tengo que presentarte a unos amigos Seeley – dijo Cam – ella es Lanie ¿te acuerdas?
- Oh si Lanie – le dijo sonriendo – me alegro de volver a verte – la forense le sonrio.
- Y ellos son Kate, detective de la policía de Nueva York, y Richard, escritor y asesor en la policía – le dijo.
- Un placer - les dijo saludándoles - creo acordarme de ti Kate – dijo entrecerrando sus ojos.
- Es posible – contestó ella.
- Y tú eres ¿Richard Castle? – le preguntó y el asintió – me gustan tus novelas – le dijo.
El móvil de Kate comenzó a sonar y acto seguido el de Lanie. Ambas se miraron sabiendo lo que podía significar aquello.
- Tenemos un caso – se adelantó Castle.
- Tenemos que irnos – dijo Kate.
- Lo siento Cam – añadió Lanie.
- ¿Puedo acompañaros? – preguntó la forense.
- Por mi no hay problema – dijo Kate.
- Lo siento Seeley – le dijo Cam.
- Ah no… nada de eso Cam, yo me voy con vosotros, Huesos estará muy entretenida con su presentación y no se dará cuenta que nos hemos ido – le dijo - ¿Puedo acompañaros? – preguntó a Kate
- Bueno, eres del FBI, no creo que pueda evitarlo – le contestó ella.
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