Mantengo mi cabeza dentro del cuello de mi chaqueta de piel mientras caminamos del estudio al dormitorio de Sakura, que está al otro extremo del campus (aun huele a azúcar morena con canela; después de que se la haya prestado la otra noche.). Ella no parece darse cuenta, con su cabello suelo por una vez y sus ojos de desquiciada, como si acabara de ganar la lotería y no tuviera idea de a quien decirle primero.

Me dirijo al cuarto de Haruno Sakura después de las 11 de la noche. Sé muy bien que cualquier tipo en el campus—incluyendo a mi estúpido mejor amigo—mataría por una oportunidad así, y heme aquí, actuando como si fuera algo de que estar avergonzado.

No es que tenga motivos, ni ocultos ni nada por el estilo, para salir con ella. Pero sé cómo se ve esto. ¿El famoso Sasuke Uchiha escabulléndose al cuarto de una chica atractiva después de que casi todos se hayan ido a la cama? Sé cómo se ve, y sé que la gente hablaría de ello como si lo supiera lo que ven. Y cuando ya casi no tienes privacidad en tu vida, la poca que tienes la valoras aún más.

La caminata es larga, y cansada y hace frio; me doy cuenta que Sakura hace esto todo el tiempo. Sola, en la noche. Es frustrante. Una chica lista como ella debería ser más precavida, pero no lo es. O peor: sabe que debería y no le importa.

Hay…algo diferente de ella. No puedo ubicarlo. Además de que su cabello esta suelto, por fin liberado de los confines de esa perfecta cola de caballo que tiene que llevar todo el tiempo, hay algo raro. No es algo malo, pero me doy cuenta enseguida. Algo en su manera de caminar. Aún tiene esa rarísima gracia que solo se consigue con años de ardua práctica, pero aun así; no sé cómo, su postura es diferente. No puedo ubicarlo.

—Pediré pizza. —me dice, cuando nos mete a su edificio y a su piso. No nos encontramos a nadie en los pasillos, cosa por la cual me alegro, y ella abre la puerta y después que entramos, la cierra. —Después me meteré a bañar rápido, antes de que llegue, estoy echa un asco. Siéntete como en casa. — agregó con una linda sonrisa. Después toma su toalla y una canastilla de metal con sus cosas de baño y desparece al baño adjunto como si fuera la cosa más natural del mundo dejar a un chico que apenas conoce solo en su propia habitación.

Es incomodo, estar aquí solo. Sakura y yo somos amigos, claro (por lo menos creo que en eso quedamos), pero aun así es incómodo estar en este lugar que rebosa de ella de tal manera que casi me estoy ahogando. Pero en este lugar, su lugar más sagrado, el único lugar donde se suelta el cabello—hablando en sentido figurado—hay tanto que me es revelado de quien es en realidad y estoy inmediatamente intoxicado.

Oigo la regadera prenderse en el baño después de que ella ordena nuestra pizza, y me doy el tiempo de observar desde mi asiento en su cama. Veo fotos de ella en su buró y por todas partes en las paredes blancas, fotos de ella y otras personas, muchas de ellas con una rubia chica que he visto en el campus algunas veces. Probablemente su mejor amiga. Hay una foto muy vieja en un marco negro en su mesa de noche, una con una pequeña bebe de cabello rosado, en los brazos de una joven pareja. Probablemente sus padres.

La foto me hace fruncir el ceño, porque es la única que tiene donde estén sus padres; el resto de las fotos tienen a una pequeña chica de pelo rosado en crecimiento con diferentes familias, familias que no se parecen en nada a ella.

Llego a la conclusión de que Sakura es adoptada. Y me es raro que nunca lo haya comentado. Pero una vez que lo pienso bien, me doy cuenta que no es tan raro. Yo no la conozco muy bien, y ella no me conoce muy bien tampoco. Además, no es como que los chicos adoptados anden por allí con números tatuados a sus muñecas para que sepas que lo son. Probablemente ya no sea gran cosa para ella.

Pero es algo nuevo que aprendo de ella, además de—a juzgar por los posters en sus paredes—su amor por horrendas bandas y películas clásicas; es una persona bastante desordenada para ser alguien que baila durante el día y limpia pisos en la noche, hay ropa tirada por todo el piso y amontonada en un canasto rebosante. Probablemente no tiene mucho tiempo libre para lavar. Puedo entenderlo; mi propio canasto está lleno en mi cuarto, al otro extremo del campus. Hay pesados y viejos libros en su librero, gastados y probablemente leídos en numerosas ocasiones. Autores sorprendentes también. Austen, Joyce, Tolstoi; ¿me preguntó cuándo tendrá tiempo para leer buena literatura con todo lo que hace?

Su color favorito no parece ser rosa, lo que es raro. Parece que es azul, a juzgar por el cobertor sobre el que estoy sentado, hay almohadas multicolores en la cabecera y tiene muchos listones colgando desde el techo con diseños muy de niña. La alfombra verde neón al pie de su cama y las cortinas morado fosforescente hacen una horrible combinación, y me doy cuenta que Sakura Haruno es probablemente la persona más colorida que conozco.

Tch. Me bufo de mis propios pensamientos, y miro con ferocidad a nada en particular. Estoy atorado aquí, con esta chica colorida que apenas conozco pero de alguna manera entiendo, esperando a que salga de bañarse (mantengo mi cabeza lejos del morbo, pero Sakura es candente, es difícil) para que podamos comer pizza juntos y tener una incómoda charla. Y, en ese momento, decirle que no, no era una opción. Y eso es lo que me molesta, como todas mis opciones dejaron de serlo cuando se trata de ella.

Ella me hace hacer cosas, pensar cosas, sentir cosas que normalmente ni siquiera consideraría, y no me doy cuenta que estoy haciendo, pensando y sintiendo esas cosas hasta que ya han pasado. No entiendo porque, y en realidad no quiero. Porque comienzo a ver para donde pueden ir las cosas si abro esa puerta, y no pienso darle a Sakura Haruno más poder del que ya me robo.

Somos amigos. Es todo.

Sakura le gana al repartidor. Sale del baño en una esponjosa bata con su cabello húmedo, su cara limpia sin maquillaje ni sudor. Se ve mucho más pequeña de lo normal, ahogándose en la bata con sus delgadas piernas desnudas, no hay rastro de la elegancia que debe poseer una bailarina en esta chica que no debería existir.

Es menos de lo que una chica debería estar usando con un chico que apenas conoce, pero no parece darse cuenta. En vez de eso regresa al cuarto envuelta en una nube de vapor, exhalando con alivio.

—Gracias por esperar, —me dice con una sonrisa cómoda. No parece sentirse ni un poco incomoda comparado a mí, lo cual es aún más molesto. Sería por lo menos un poco más decente que se sintiera desconcertada.

—No tuve muchas opciones. —le digo con desdeño. Ella voltea los ojos.

—Ay, calla, no tenías nada mejor que hacer. Solo date la vuelta un segundo para que me pueda cambiar.

Obedezco, y no admitiré esto jamás, pero parte de mí no quiere. Soy un hombre. Y solo porque no he actuado en base a mis deseos no quiere decir que no estén allí. Y Sakura, tan frustrante y confusa y molesta que es, también es extremadamente hermosa. No me molestaría verla, ver si la realidad se compara con la fantasía, si vale la pena toda la emoción…

Cierro mis ojos y me imagino como se ve bajo esas apretadas mallas, esos suéteres holgados. No puedo creer que ahora, de todas las veces, mis hormonas decidan aparecer, pero ahora que empezó a pensar en ella, no puedo parar. No es mi culpa. Es demasiado candente y no es mi culpa. Pero no puedo no imaginar esa hermosa piel suya, en áreas que no he visto…

—Ok ya termine. —dice felizmente, ignorante a las semillas que ha plantado en mí. La miro con furia, enojado por toda esta mierda rara que me está haciendo sin querer, y veo que se ha puesto una camiseta y un par de pants que son enormes, tanto que tiene que enrollar las piernas. Mi excitación se calma, pero solo un poco. Y tal vez fue el baile, pero la manera en que se mueve es demasiado seductora para su bien, o el mío.

—Pedí peperoni, —me dice, subiéndose a la cama junto a mí. Mantiene una distancia respetuosa, una que repentinamente, quiero ignorar. No solo estoy con una increíblemente candente chica en la mitad de la noche, estoy compartiendo una cama con ella. Las implicaciones de todo esto no pasan desapercibidas por mí, pero Sakura continúa ignorante sobre el asunto. —Te gusta el peperoni? Bueno no me importa, no he comido pizza en años.

— ¿Porque no?, —le pregunto, pero ya conozco la respuesta.

—Ballet. —contesta.

— ¿Entonces porque la estas comiendo ahora?

—Porque estoy celebrando.

Eso es todo lo que dice, porque el repartidor esta aquí finalmente y ella salta de la cama para ir por la pizza.


—Estúpida película. —me bufo cuando termina.

— ¡Oh vamos!—argumenta ella. —Es una película mundialmente reconocida como excelente y lo sabes. Solo estas llevando la contraria. Quieres tener algo que no te guste para parecer el chico más listo del lugar.

—Es un estúpido desastre de película ochentera con malos actores que se supone que debe ser una alegoría de la vida adolescente, —le informo groseramente.

— ¡Es una alegoría de la vida adolescente!—se enoja, cerrando su laptop para gritarme aún más. Estar acostados lado a lado se siente como la cosa más natural en el mundo, pero no comento nada y ella tampoco. —Se trata sobre como las apariencias engañan.

— ¡Las apariencias no engañan! —le digo burlonamente. —Solo necesito ver a las personas una vez y se exactamente lo que tengo que saber de ellos.

—Oh, ¿enserio?—los verdes ojos de Sakura se iluminan con un reto en ellos, y se sienta para mirarme con furia. — ¿Entonces que puedes averiguar de mí?

La miró como me pide que lo haga. Observo la salsa de tomate embarrada en su mejilla que aún no ha visto. Veo el cabello húmedo y ondulado hecho un desastre y como su piel es pálida, como si nunca saliera al sol. Es demasiado linda para su propio bien.

—Que eres un jodido desastre. —le digo sin emoción.

Espero a que se ofenda bastante. Simplemente no le dices a una chica—en particular una como Sakura, la estudiante destacada, de personalidad tipo A que se esfuerza por esa absurda ilusión de perfección—que es un jodido desastre. No sin que ella se enoje a morir.

Pero Sakura prueba que no es nada delicada, nada como aparenta, porque echa su cabeza para atrás y se ríe.

Podríamos ser amigos, supongo, me acomodo de nuevo en sus almohadas mientras ella quita El Club de los Cinco y toma otra película para ponerla en su laptop.

Creo que ya lo somos


—Como estás, Sasuke?

La voz de mi hermano es calmada, relajada. Sobria, por una vez. Suena viejo. Viejo y cansado y harto de todo.

—Bien, —le digo. Y no es una mentira, por una vez.

— ¿Cómo te ha ido? ¿Con tu música y todo eso?

—Bien. — le digo. Y eso SI es una mentira. Cada vez es más y más difícil que antes, el poder pensar en rimas. ¿Y la letra? Olvídalo. Tomo mi guitarra mil veces al día y cada vez pierdo un poco más de motivación.

—Sabes, eres muy malo mintiendo, —Itachi dice riendo.

—Estaré bien, —insisto, viendo con agresión a dicha guitarra, acomodada en la esquina de mi cuarto. —Qué hay de ti. ¿En la carretera y toda esa mierda?

—He estado bien. Nos presentamos en Ame anoche. Unas cuantas conferencias de prensa hoy, nada grande. Me encontre con mi ex novia también.

— ¿Cuál?—le bromeo. Itachi ha estado relacionado con más mujeres de las que él o yo podríamos contar

—La única que alguna vez importó. —suspira, sonando viejo y cansado de nuevo. —Hana.

La recuerdo. La hermana mayor de Kiba; ella e Itachi salieron cuando estuvieron en AAK hace algunos años. Ella tocaba el cello, creo. Algo con cuerdas. Itachi lo terminó cuando salió a la carretera.

— ¿Que estaba hacienda en Ame?

—Concierto, con su orquesta.

—Vaya coincidencia.

—Nunca debí dejarla, —Itachi me dice con melancolía, y es aún más raro ahora que esta sobrio. —Terminas arrepintiéndote de cosas así. Esto de vender tú alma por el negocio…nunca te dicen lo que realmente vas a tener que dejar atrás para alcanzar tus sueños por completo. Lo mejor que puedes hacer es asegurare de que realmente estás haciendo lo que amas.

Algunas veces, Itachi me molesta mucho, joder. Esa manera en que puede estar a miles de millas pero decir algo que describe exactamente lo que estoy sintiendo o pensando, como si fuera omnisciente o algo así. Pienso en este increíble futuro que voy a tener en la música, pero no sé si lo quiero, para nada. Pienso en tatuar y cuanto lo amo. Pienso en Sakura joder, mi más nueva amiga y la única chica con la que soporto estar, aun considerando el desastre que es. ¿Y como rayos puede Itachi saber todo esto?

—Cuando encuentres una chica como Hana, —continua Itachi, como un maldito enamorado, —una de la que te arrepientas de haber dejado, la que… te recuerda quien eres, una con la que te puedas reír…antes de toda esta maldita fama y fiestas y el soportar, una con la que realmente puedas ser tú mismo…

—No voy a encontrar una chica así, Itachi, —le digo, presionando el cartílago de mi nariz. —Escucha tengo que irme.

—Trabajo.

—Aa.

—De acuerdo. Cuídate, hermanito.

—Hn. Tu también.


—Hable con mi hermana anoche, —Kiba me dice en el trabajo esa noche. Esta bosquejando un tigre fantástico para un cliente, sentado en el sillón donde Sakura duerme por lo menos tres veces a la semana.

—Aa. —le contesto, concentrándome en mis mags de 9 rounds. Normalmente uso las de 14 rounds, pero he estado intentando alternar mi estilo últimamente, intentando mejorar.

—Dijo que estuvo con tu hermano la noche anterior. ¿Están saliendo de nuevo?

—No creo.

—Bien.

Levantó la vista de mis agujas y entrecierro los ojos.

— ¿Que se supone que significa eso?

Kiba me mira sin encogerse. —Que el cabrón de tu hermano le rompió el corazón a mi hermana cuando terminaron, y no tengo muchas ganas de darle una segunda oportunidad de hacerlo.

Lógicamente, sé que Kiba solo esta cuidado a su hermana; sé que yo odiaría a cualquiera que lastimara a mi hermano, solo por instinto. Entiendo lo que quiere decir. Pero nadie conoce a Itachi como yo, nadie sabe cómo cada cosa le pesa. Como extraña a Hana, cuanto se odia a si mismo por todo lo que paso entre ellos. Y siempre he sido un poco irracional cuando se trata de mi hermano. Es todo lo que tengo.

—Me da igual. —murmuro, poniéndole atención a mis agujas que estoy por usar con un cliente. —Eso es entre ellos. No me importa.

Kiba no insiste. No hablamos de eso—ni de nada—por el resto del turno. Cuando Sakura llega a limpiar, se despide de ella y no de mí, y cuando ella me pregunta que rayos está pasando, no sé ni por donde comenzar a explicar.


notas: y un año despues de dejar one-shots por alli y DOS AÑOS DESPUES, se me ocurre actualizar Una Vez Mas. Dios perdonenme, pero eh... que le puedo hacer a la vida y a la escuela?

En otra nota ya me gradue! Entrare a la universidad este año porfin haha. Pero mientras, no tengo mas que tiempo libre y eso significa que estare por aqui mas seguido.

Gracias por leer mis historias y por esperarlas tan pacientemente. Los adoro y por eso me mate para sacar este adelante-esta historia nunca la dejare de amar y poder traducirla me da la oportunidad de leerla con mas profundidad y wow las cosas que voy notando haha.

Hay perdonenme por los errores que no haya podido localizar, soy mi propio beta y pues eso no ayuda mucho hehe.

Dejen reviews? O favorites? De hecho lo que sea para saber que les gusto y que quieren mas.

Hasta la proxima!

rxs