Hola! Aquí les dejo mi primera historia de ellos, es como siento que Katniss logro superar todo, recién llevo este capitulo y espero publicar muchos más a medida que les guste la historia. Denle un oportunidad, no se arrepentirán.

Declaro que ninguno de los personajes me pertenecen, todos son basados en la historia de Suzanne Collins. Sólo la idea de esta ficción es mía.

Enjoy!

Noté como la habitación se llenaba de una radiante luz que encegueció mi vista al instante, pestañé varias veces para que mis ojos fueran capaces de acostumbrase a la luminosidad del lugar y ahí estaba. Me miraba con dulzura, con cariño, sólo había paz en sus ojos y eso llenó hasta el último rincón de mi corazón o lo que quedaba de él. Cinna, con aquella sonrisa profunda y su mirada amorosa me hizo un gesto con la mano que al instante no pude descifrar, pero luego de observarlo noté que era más familiar de lo que pensaba. Me pedía que girara. Sin darme cuenta mis brazos ya estaba sobre mi cabeza y como si fuese inercia mis pies se movieron a su voluntad y el vestido rojo volvía a prenderse en flameantes llamas. Cerré los ojos y la adrenalina subió hasta mis mejillas robándome un suspiro. Cuando fui capaz de detenerme, su mirada, su dulzura y su paz se habían extinguido junto con las llamas. Nuevamente estaba a oscuras.

La cama se me hizo enorme y el frío de ella familiar. Otro sueño. Si bien, ya no despertaba gritando, o por lo menos, ya no era tan seguido como antes, seguía teniendo pesadillas, sus desgarradoras imágenes de a poco fueron siendo sustituidas por escenas más cálidas. Sus gritos fueron sustituidos por llanto. Y el miedo por melancolía. Hoy, había sido el turno de Cinna, cuánto tiempo sin soñar con él, cuando tiempo sin sentirse feliz de ver a alguien, aunque fuese en sus sueños.

Llevaba meses sola en el Distrito 12 y en la Aldea. Las obras de reconstrucción del distrito avanzaban, pero no podía decir lo mismo de mi vida. La soledad me ha ayudado estos meses a sobrellevar la perdida de Prim, la lejanía física de mamá y la constante preocupación de aquellos a los que dejé atrás. Si bien, mi madre me llama casi todos los días e intenta hacer que smi preocupación por ella disminuya, yo sé que sufre tanto como yo por la pérdida de Prim. Todos los días antes de colgar me repite "Katniss, hija, no te rindas. Tú me pediste que no la abandonara, no me abandones tú ahora" y luego de recordarme cuanto me ama la línea retoma el silencio.

Ella se ha quedado en el Distrito 13, como casi todos hasta ahora, un par de personas han vuelto para ayudar con la reconstrucción y según lo que mi madre me ha informado, en un par de semanas volverán las primeras familias a casa. A lo que queda de ella y a lo que se está creando a base de lo que fueron. En el Distrito 13 no me odian, según dice mamá, todos sabían que había hecho lo correcto y como el Sinsajo, las personas que formaban el pueblo, fuera de las del gobierno que formaba Coin, respetaban y no cuestionaban mi actuar "Sin quererlo, sigues siendo la figura de la revolución, preciosa".

Ese maldito borracho, me salvó en más de una ocasión, y no quiero sonar mal agradecida, pero ya no sé que hubiese sido mejor. Él también está en el Trece aún. No quiere admitirlo, pero está cuidando de él, lo está salvando esta vez como se lo pedí en los segundos juegos y luego en la desesperación de su secuestro. Lo ha elegido esta vez. Peeta. No sé nada de él, evito preguntarle a Haymitch sobre él, no sé si estoy preparada. No sé si quiero escucharlo, pero siempre haya la manera de decirme como está sin decírmelo explícitamente "nada, acá en el distrito está todo bien, ya cada vez bebo menos, malditas reglas y Peeta mejora lo que hace que él también me joda por ello, pero tranquila preciosa, estoy como nunca". Una parte de mi se lo agradecerá eternamente.

He alejado por mucho tiempo los pensamientos en relación a Peeta. Pasé dos Juegos sin querer pensar en que sentía por él o sin saber cómo hacerlo, pero casi me muero de dolor al verlo con Snow y aún así no quise enfrentarlo, no discutí conmigo misma el qué le pasaba a mis sentimientos en relación a él. Hace un mes decidí hacerlo y creo que sería estúpida si dijera que me es indiferente, que no lo quiero, que me tiene sin cuidado el que siga sufriendo por mi culpa. Y no, no es culpa lo que siento por él, es algo mucho más fuerte y poderoso. Pero no he querido rotularlo, aún cuando mi corazón y mi mente están claros de lo que es. Dios, como lo extraño. Su sonrisa, sus abrazos, sus miradas… Creo que ya lo perdí y eso duele.

Cinna sabría exactamente qué decir, Peeta también sabría que decir… Una lástima que yo no sea la buena con las palabras.

Me siento en la cama, estiro los brazos y asumo que no volveré a dormir, son las diez. Esta vez logré dormir más horas. Al comienzo, cuando volví pasaba las noches en vela, literalmente no era capaz de irme a dormir, no sin él y casi cumpliendo los 4 días sin pegar ojo caí rendida. La segunda noche comenzaron las pesadillas, los gritos, el pánico y mi cuerpo esperando un abrazo y un consuelo que no llegaba. De eso ya un poco más de 2 meses y cuando son buenas noches, ya logro dormir más de 8 horas sin gritar.

Me levantó y llegando al baño me tomo el peló para entrar en la ducha. El agua caliente baja por mi cuerpo y relaja los músculos que cada vez están menos rígidos. Me seco, y con la toalla amarrada entro en la habitación, me visto rápidamente, un pantalón largo, una camiseta corta y la trenza ya cuelga de uno de mis hombros como siempre. Sigo siendo la misma sin ser la misma. Y sin que me haya enterado, ya comienza la primavera otra vez.

Tiendo la cama, y bajo las escaleras, mi apetito se hace presente y con una vaso lleno de jugo, me acerco a preparar tostadas, me meto una en la boca y suspiro. El apetito también ha vuelto. Hoy debería ir a cazar, pero no tengo muchas ganas, el problema está en que mucho no puedo hacer estando sola… ¿qué hago? Lavo el plato, el vaso y ya no sé qué más puedo hacer. Pego un salto al sentir una mota de pelo entrar por la ventana de la cocina y caer a mis pies.

- ¡Maldito gato! ¿Es necesario? – suspiro aliviada del susto y me agacho a acariciarlo. Nuestra relación es una de las cosas que también ha cambiado-. Menos mala que no me deshice de ti – el gato maúlla y se remueve meloso entre las caricias.

Le lleno el platillo de leche hasta el tope y comienza a beber. Se relame los bigotes una y otra vez y me hace sonreír. Es inevitable pensar en mi hermana, mi Prim. Este gato le dio más alegrías de las que yo misma pude darle y, por ello, Buttercup se ganó mi respeto e incluso mi cariño, aunque sólo él y yo lo sepamos. Cuando llegué al distrito, no sé cómo, él también lo hizo días después, me acompaño en los desvelos y fue quien llegaba a mi cama después de una serie de gritos y pesadillas. Cuando lograba calmarme se recostaba en mi almohada, a un lado de mi cabeza y se dedicaba sólo a mirarme. Supongo que me velaba el sueño como lo hacía con Prim.

Sin darme cuenta, ya estoy sentada junto al gato acariciándolo mientras bebe y me mira alternativamente. Cuando termina, salta a mi regazo y se restriega entre mis manos, luego descansa sobre mis piernas y se queda quieto recibiendo caricias. Así se mantuvo un buen rato, hasta que sin previo aviso se paró aún sobre mis piernas y sus orejas se alzaron, como cuando Prim llegaba del colegio. La percibía a cuadras. Pero Prim no está, y en la Aldea de los Triunfadores sólo estoy yo. Nadie viene nunca, salvo Sae que de vez en cuando sube a hacerme compañía, pero es temprano y a esta hora debe estar cocinando para los hombres que ayudan en la reconstrucción. Es una de las pocas personas que también ha vuelto.

Buttercup se remueve inquiero nuevamente, pero esta vez yo también lo hago. Una presión aparece en mi pecho, un nudo se me forma en la garganta y las manos comienzan a sudarme. ¿Qué me está pasando? Pareciera que ambos nos estamos mareando de la anticipación. A lo lejos se escucha un motor que... Un momento. ¿Un motor? Fuera de las excavadoras que remueven escombros y las máquinas que remodelan no hay nada más, no hay autos, no hay motores y claramente ninguna de esas máquinas son los suficientemente pequeñas o hábiles como para llegar hasta aquí.

Me levanto del suelo alerta, miro por la ventana y allí está. Como si fuese un espejismo, una camioneta con los vidrios polarizados aparece al inicio de la calle y como si nada pasa por el frente de mi casa y avanza por el camino. En estos momentos odio el hecho de que no haya traído nunca ninguno de mis arcos a casa y los mantenga todos en el bosque. Buttercup salta por la misma ventana por la que entró a la cocina y yo camino con velocidad a la puerta de entrada, con una fuerza e ímpetu que no sentía hace mucho abro la puerta y veo como dicha camioneta avanza con lentitud frente a la casa siguiente a la mía. La casa de Haymitch. El corazón me bombea a toda velocidad, si alguien de dicho vehículo quiere atacarme creo que podría resistir con algo de lo que aprendí en los Juegos, aunque no creo que pueda sobrevivir mucho contra quien sea, quizás correr sería una mejor opción.

Sigo divagando en mis pensamientos, cuando el vehículo se detiene definitivamente frente a la casa de Haymitch y yo descubro entre el verde del césped un diente de león. El primero de la primavera y esa idea hace que me entren ganas de gritar. Dejo el umbral de la puerta para mirar con atención, no me escondo, pero mis sentidos están alerta. La puerta trasera se abre y mi corazón sigue latiendo desbocado. Un pie sale del vehículo y se sitúa en el suelo al momento que la puerta del conductor también se abre. La primera persona, sale por completo de la camioneta y siento que me falta el aire. Podría haber millones de personas con su mismo cabello, con su altura, con su cuerpo, con sus rasgos, pero esos ojos sólo podían ser de él. Su azul profundo se posaron sobre los míos grises y casi sin color. Y en ese momento, mi corazón que sentía que se iba a salir de mi pecho de latir con tanta fuerza se detiene por completo. Ha vuelto, Peeta ha vuelto.

_

Espero que les haya gustado y se hayan enganchado tanto como estoy yo enganchada escribiéndola!
Espero su comentarios, buenos y malos.

Gracias por leer. Javiera.