Esto ya es coña. Llevo una semana, UNA SEMANA, enferma, sin ir a clase ni nada. Si he ido a la mitad de clases desde que comenzó el curso ya es mucho. Joder, no tiene ni gracia. Y hoy actualizo porque me encuentro algo mejor, que si no…

Por cierto, ¿alguien más está alucinando y con la cabeza llena de teorías después de leer el último capítulo de One Piece?


Capítulo 16: Fotografías

Si alguien le hubiese dicho que las cosas irían así durante su viaje supuestamente en solitario, Law pensó, no se lo habría creído. Conocer a alguna gente, seguro, en especial llevarse bien con Robin o incluso con Usopp, pero probablemente habría derivado a algún psiquiatra del hospital a quien le hubiese dicho que, cuatro meses después de salir, estaría allí, en la acrópolis de Atenas, con otras ocho personas que viajaban con él, esperando a que otros turistas les sacasen una foto de grupo. Foto en la que, para mayor asombro, iba a salir sonriendo divertido por las caras de dichos otros turistas.

La pareja, que muy amablemente había accedido a fotografiarlos cuando Usopp se había acercado a ellos con la cámara, se había exasperado bastante cuando no conseguían que todo el grupo se estuviese quieto al mismo tiempo el rato suficiente para que el marido pudiese sacar la foto. Entonces Nami les había dicho que no se preocuparan, que simplemente sacasen diez o doce seguidas y que ellos ya elegirían la que estuviese menos mal. Demasiado educados como para simplemente devolverles la cámara y marcharse, la pareja hizo lo que les había dicho la chica, ambos con expresión sorprendida y horrorizada por el comportamiento de sus 'modelos'.

Y es que Sanji y Zoro llevaban más de un minuto peleándose ya, aunque mucho más discretamente que de costumbre y tratando de estar quieto, porque Zoro había bostezado y estirado los brazos justo después de que la mujer les hubiese pedido que se estuvieran quietos a ver si le hacían más caso que a su marido; Nami estaba intentando controlar a Luffy sin mucho éxito, lo que acabó resultando en la chica dándole una colleja en la cabeza, exasperada; Usopp los miraba a todos nervioso, probablemente el que mejor se había comportado en todo el tiempo; Franky intentaba comportarse, pero se distraía a cualquier cosa, o se ponía a animar a la otra pareja, y Robin sonreía divertida y lo animaba con algún comentario; y Ace se había estado metiendo con su hermano hasta que se quedó dormido, de pie, a mitad de las fotos.

A casi nadie le sorprendió que el hombre le devolviera la cámara a Usopp a toda prisa y la pareja se alejase de ellos, casi nadie excepto Luffy, que ladeó la cabeza, confuso, y preguntó por qué corrían.

Law pensó que era más divertido hacerse fotos cuando se ignoraban las instrucciones del fotógrafo.


-Oh, por favor, chicos, ¿no podéis comportaros? –Preguntó el hombre, ya exasperado al ver que Kid y Law se habían tomado sus instrucciones como una indicación para prácticamente devorarse en medio de aquel jardín.

La pareja se separó, Law visiblemente divertido y Kid molesto.

-Tú eres el que has dicho que demostrásemos cuánto nos queremos, imbécil.

-P-Pero… -el hombre resopló-. Por enésima vez, Kid, me refiero a MIRADAS. Miraos con todo el amor, el afecto o lo que sea que sentís el uno por el otro, pero no os pongáis como si fuerais a follar aquí mismo.

-¿Por qué no? ¿No dicen que el sexo también es una muestra de amor?

Tomando una gran bocanada de aire, el hombre pareció contar hasta diez antes de decidir ignorar todas las técnicas de relajación que conocía y simplemente explotar.

-¡Porque esto es una sesión fotográfica y no una peli porno, so animal! ¡Y de vuestra boda, para más inri! –Exclamó, gesticulando ampliamente con las manos y utilizando la cámara para señalar a los dos hombres vestidos en trajes blancos, de pie frente a él en el jardín-. Después vais a tener que elegir una de estas fotos para darla a los invitados, y tiene que ser algo apto para todos los públicos.

Kid bufó, molesto y sin acabar de entender cuál era el problema, y Law sonrió, inmensamente divertido.

-¿Y un beso no cuenta como algo para todos los públicos? Es algo que los niños saben que pasa en una boda, y de hecho se considera muy romántico.

El fotógrafo soltó una risa incrédula.

-Cuando los niños piensan en un beso que se da en una boda piensan en un inocente roce de labios, un piquito, no en meterle la lengua hasta la garganta al otro.

Law sonrió de lado.

-Lo segundo es más divertido.

El fotógrafo hizo un gesto de profunda exasperación con los brazos y Kid se rio, ahora también divertido con la situación.

-Eso no te lo discuto, Law, pero no es algo que pueda ponerse en la foto oficial de una boda.

-Mmhh… las normas sociales son un incordio.

Law se giró de nuevo hacia Kid, apoyó las manos en sus hombros y se puso de puntillas para darle un casto beso en los labios, sin abrir siquiera la boca. Los ojos del pelirrojo se abrieron como platos ante la suavidad del gesto.

-¿Algo así mejor?

El fotógrafo juntó las manos, la cámara apretada entre ellas.

-¡Fantástico! ¡Volved a hacerlo! Con más calma, vamos a hacer varias tomas.

Law sonrió cuando los brazos de Kid lo rodearon por la cintura.

-No te pega nada ser tan inocente –comentó el pelirrojo.

La sonrisa de Law se volvió entre divertida y burlona.

-Es por preservar la inocencia de otros.

Kid se rio.

-Seguro.

Esta vez fue el pelirrojo el que se inclinó sobre él para posar sus labios suavemente sobre los del que, desde ese mismo día, era su marido.

Maridos… Pensó Law. No iba a costarle nada acostumbrarse a la palabra.


Luffy hizo un mohín de protesta cuando los demás dejaron ver sus cartas, tirando las suyas propias en medio de la mesa.

-Pensaba que esta vez lo tenía.

Nami se rio, recogiendo el dinero del centro de la mesa y hablándole a este de un modo bastante perturbador, no solo como si el dinero la entendiera, sino como si fuera su adorado bebé.

-No te ofendas, Luffy-ya, pero tu cara de póker es de lo peor que he visto –comentó Law, divertido.

-No te metas conmigo, Traffy, tú también has perdido.

-Puede, pero yo no me he jugado lo que habría podido pagar dos de tus comidas al perder.

Ahora, la cara de sufrimiento de Luffy fue tan absurda que todos estallaron en carcajadas alrededor de la cama.

Robin recogió las cartas de la mesa que habían improvisado con un tablero de madera.

-¿Qué os parece si cambiamos de juego? –Propuso la mujer.

-¡¿QUÉ?! ¡NO! –Gritó Nami.

Por desgracia para ella, la gran mayoría de los presentes estuvieron de acuerdo con la mujer, y ni siquiera Sanji pudo salir en defensa de Nami porque si lo hacía se estaría poniendo en contra de Robin. Divirtiéndose mentalmente a costa de la expresión cómicamente adolorida del cocinero, Law propuso que jugasen a algo en lo que no tuvieran que apostar dinero.


Eustass-ya,

Por alguna razón he tenido el absurdo impulso de preguntarte cómo estabas. Ridículo, ¿verdad? Sobre todo teniendo en cuenta que no tendrías forma de responderme.

Este viaje ha sido uno de los más raros hasta la fecha, aunque eso no cambia el hecho de que también haya sido uno de los más entretenidos. Eso sí, voy a alegrarme mucho si no tengo que subir a un barco en lo que queda de viaje, no sabes cuántas veces ha estado a punto de caerse Luffy por la borda por inclinarse demasiado para mirar al mar. Ese chico tiene una extraña fijación con el océano.

Cada vez más, me acuerdo de momentos relevantes en nuestra relación. Tal vez sea por la proximidad de las fechas, o tal vez porque se acerca el final del viaje. O puede, y esto es lo que veo más probable, que sea porque es a mí a quién se le acaba el tiempo.

No es algo de lo que te haya hablado en las anteriores cartas porque ambos sabíamos que iba a pasar, del mismo modo en que te sucedió a ti, y no quería preocuparte con algo para lo que no puedes hacer nada, pero la verdad es que han sido pocos los viajes en los que no haya tenido, como mínimo, una tarde mala.

En este caso he pasado dos días metidos en cama, y curiosamente han sido los dos días más divertidos del viaje. No solo nadie se ha molestado porque les arruinase alguna visita, sino que se las han ingeniado para que no me aburriera ni un momento, sin cansarme mucho por ello.

Creo que no había jugado a tantas tonterías juntas sin ningún factor sexual desde que iba al instituto.

Aún así, he de admitir que he echado de menos nuestras partidas de strip póker. Con todo lo que he aprendido viendo a Nami jugar, te habría tenido desnudo y a mi merced en menos de diez rondas.

Es una pena, supongo que habrá que ponerlo en práctica en algún otro momento.

¿Sabes? Hablando con Robin de cómo les va a ella y a Franky con la mudanza, que por lo visto no han desembalado nada todavía, me he acordado de mi propia mudanza a tu piso. Creo que cualquier otra persona se habría escandalizado ante mi sugerencia de para qué pueden usarse las cajas, pero a Robin le ha parecido una idea fantástica. Al oírlo, Franky me miró como si fuera su héroe o algo por el estilo.

Nuestro siguiente destino es Francia, o más bien París, y los demás ya tienen asumido que Robin y yo vamos a pasarnos el tiempo metidos en el museo del Louvre. Curiosamente, Luffy ha prometido, y eso que le hemos dicho que no hacía falta, que vendría con nosotros. Usopp también quiere, y nos ha pedido si podía elegir él las primeras salas a las que vamos ya que solo podrá estar tres días, y los demás, como es obvio, se han apuntado también.

Espero que a Ace no le dé un ataque de narcolepsia allí, ya tuvimos bastante con la escena que se montó cuando se nos quedó dormido paseando por las calles de Atenas. Hasta ambulancias vinieron, fue embarazoso.

Museo aparte, ya sabes que es uno de los que más ganas de visitar tenía, tengo mucha curiosidad por ir al restaurante de Sanji, el Baratie, ya que lo he buscado por internet y se habla muy bien de él. Al menos ya tiene asumido que Luffy y Ace lo van a dejar sin comida, más después de verlos comer estas dos semanas, y ha llamado a su restaurante para avisar a su jefe de que compre unas tres veces la cantidad habitual de comida que sirven. Esa conversación fue bastante divertida de escuchar, e incluía muchos más tacos de los que cabría esperarse de un cocinero de un restaurante famoso.

Y otra cosa que nos ha ofrecido, y me ha sorprendido bastante, es que nos quedemos en su casa, que al parecer es un sitio enorme que ocupa dos pisos de un edificio. Supongo que ser un chef de renombre y, en el caso de Zoro, un famoso kendoka que ha llegado a ganar competiciones mundiales tiene sus beneficios. Más que matarse a estudiar medicina por seis años y luego añadir tres de prácticas, al parecer.

Creo que voy a dejarlo aquí por hoy, me niego a entrar en detalles de cómo me estoy quedando sin dinero y es una suerte que el último de los viajes fuera algo que se tuviese que pagar con tanta antelación porque si no no habría podido pagarlo.

Te escribiré pronto.

Te quiero,

Law.


-Nnnggghhh… Joder… -Jadeó Law, conteniéndose a duras penas para no mover las caderas hacia atrás, al encuentro de las profundas embestidas de Kid.

El pelirrojo se rio a su espalda y comenzó a pasear una mano por la espalda de Law.

-¿Qué pasa, Trafalgar? ¿Algún problema?

Law lo fulminó con la mirada por encima del hombro y Kid le devolvió el gesto con una nueva embestida que dio de lleno en su próstata.

Law gimió.

-V-Vete… a la mierda…

Kid se rio de nuevo.

-Creo que paso. –La mano de Kid bajó por su costado hasta sujetarlo de la cadera y el pelirrojo se inclinó para susurrarle al oído-. Puedes moverte si quieres.

Law volvió a fulminarlo con la mirada, incapaz de hacer mucho más por miedo a que la caja se cayera.

Y es que, de entre todas las cajas que Kid había podido elegir para tirarlo encima y follárselo, había tenido que ser una de las que tenía el cartel de "frágil".

Continuará