Me inspiré en la canción "Still into you" (si no es bastante obvio:P) de Paramore, me llegó la idea a la cabeza y no me la pude sacar y aquí esta.

Les dejo el primer capítulo, espero que les guste(:


El inicio de clases para muchos no es lo más emocionante que sucede en el año. Pero después de haber vivido un horrible verano como el que experimenté, no deseaba otra cosa que llegar por fin entrar a clases.
Yo no soy una gran fanática de las multitudes, pero ver a todas estas personas, algunas caras familiares y otras nuevas, me hizo sentir un alivio que me hacía falta en meses. Claro que el peso que traía encima no se me quitaba todavía, y no me lo lograría quitar hasta que lo viera.
Si tan sólo le pudiera ver, hablar y aclarar las cosas, me sentiría mucho mejor. Aunque para ser honestos, no creo ni siquiera que me dirija la palabra, justamente como lo ha hecho los últimos tres meses.

Por fin veo una cara familiar, podría decirse que un amigo, pero después de lo que sucedió no creo que sea la mejor forma de describirlo.
"Finnick!" Salude lo más alegre posible, pero ver su cara con una expresión seria, tan ajeno a él, no me hacía las cosas sencillas.
"Katniss, ¿qué tal?" ¿Quería saber qué tal? Pensé seriamente mi respuesta. Le podría decir, pues la verdad no mucho, no he tenido noticias de ninguno de ustedes en todas las vacaciones, me quede encerrada tratando de convivir con mi madre todo el verano, ah y por cierto Peeta sigue odiándome y sin hablarme, pero pues no mucho la verdad. Pero sabía que su pregunta era retórica y que la verdad no le importaba mi respuesta.
"Bien, gracias." Nuestras pláticas nunca fueron así. La verdad es que éramos muy buenos amigos, y Finnick es una de las personas más alegres y divertidas que he conocido, pero supongo que me merezco este trato hostil después de todo.

Pensando que ya no había más que decir, se da la vuelta, pero antes de que pudiese avanzar lo agarré del codo.
"¿Finnick, puedes decirme dónde está?" Su expresión se hizo aún más dura. Pero a mí no me importaba, necesitaba verlo. "Por favor." Odié mi tono a decir verdad, pero estaba desesperada y sé que no sólo se notaba en mi forma de hablar, pero también en mi cara. Lo bueno fue que hizo que su expresión se relajara, pero al hablar su tono de voz seguía siendo igual de serio.

"¿No crees que ya le hiciste mucho daño, Katniss?" Sus palabras me dolieron más de lo que él pensaba.
Sabía lo que había hecho, yo siempre supe que no merecía a Peeta. Nunca logré entender qué veía él en mí. Pero me quería, y yo a él, aunque no lo demostrara tan fácilmente como él.

"Necesito hablar con Peeta. Las cosas no son como ustedes creen."
Finnick simplemente rió sin ganas, como si no me creyera.

"Katniss eres mi amiga y sabes que te quiero, pero no voy a permitir que sigas dañando a Peeta."

Sentía cómo mis lágrimas se iban acumulando en mis ojos, sacudí mi cabeza tratando de no llorar.

O Finnick no me quería ver llorar o sólo no quería seguir hablando conmigo porque había dado por terminado nuestra plática.

Pero yo no había terminado de hablar, así que antes de que estuviera lo suficientemente lejos para oírme, le grité. "Voy a hablar con él, con o sin tu ayuda." Pero él sólo me ignoró y siguió su camino.

Voy a hacer que me perdone. Pensé. Tengo que hacerlo.

Ya casi empezaba la primera hora así que me dirigí a mi casillero para arreglar mis cosas.
No estaba prestando atención a lo que hacía a decir verdad. Mi mente estaba planeando como poder acercarme a Peeta y hacer que me escuchase.
Para cuando me di cuenta ya estaba en frente de mi casillero. Metí las libretas y libros que necesitaba para las primeras horas, pero justo cuando estaba lista para irme alguien me tapo los ojos desde atrás. El acto me pudo causar emociones diferentes si las manos que cubrían mis ojos fueran distintas. Pero las manos eran muy suaves, delicadas y pequeñas como para ser de Peeta.

"¿Quién te crees que eres para pasar en frente de mí sin siquiera saludarme, Everdeen?"
Johanna liberó su agarre de mí y me dio con una de sus manos un pequeño, pero aún así duro, golpe en mi cabeza.

"Perdón, juro que no te vi."

Johanna había sido la única persona con la que hablé los últimos tres meses. Aunque ella sabía qué había pasado conmigo y con Peeta unas pocas semanas antes de vacaciones nunca mencionamos lo sucedido. Ella se limitó a no preguntar y yo a no pedirle consejo. Ella era tanto amiga mía como de él, pero a diferencia de los demás, ella no se la tomó en mi contra; simplemente ignorábamos el asunto. Aunque yo sabía que ella tenía su opinión acerca del asunto me daba miedo preguntarle qué pensaba de lo ocurrido. Ella es mi mejor amiga y sé que no se anda con rodeos, si le preguntara algo del asunto sé que sería directa y la verdad estoy cansada de que las personas me digan que hice mal, qué pude haber hecho para cambiar las cosas o qué tanto me equivoqué al dejar ir a Peeta. Todo eso ya lo sabía sin que las personas me lo recordaran a cada rato.

"No te puedes pasar toda la vida abatida, Everdeen." Johanna suspiró. Pocas veces hablaba con seriedad y odiaba cuando lo hacía. Como en este momento.

"¿Qué quieres que haga Jow? Sigue sin contestarme y no lo he visto todavía."

Estaba claro que Jow no quería hablar de lo sucedido, no estaba estrictamente de mi parte, pero tampoco podía hablar de Peeta conmigo, al menos ya no más.

Antes de que me pudiera contestar, una voz desconocida nos interrumpió.

"Disculpen por molestar, pero soy nueva y no estoy segura de cómo llegar a mi primera clase, ¿me podrían indicar por dónde puedo ir?"

Ambas nos volteamos a verla y vimos a una chava bastante intimidada, y no la puedo culpar. Johanna y yo no somos muy sociables que digamos, no hablamos con otras personas que no sean nuestros amigos, y no es porque nos sintamos superiores como algunas personas aquí piensan, simplemente no somos buenas conociendo nuevas personas, así de simple.

Pero la chica nueva no tenía la culpa de preguntarnos a nosotras dos, de entre toda la gente de la escuela, así que traté de darle una sonrisa amable cuando le hablé.

"Claro, ¿qué clase te toca?" Pude ver el cambio en su cara, se veía más relajada y sus ojos verdes ya no estaban tan abiertos por el miedo; aunque seguía jugando su cabello con nerviosismo.

"Cálculo."

"Yo tengo la misma clase, podemos caminar juntas si quieres."

"Si, gracias." No pudo evitar su sonrisa de alivio y yo no pude evitar devolvérsela.

Me despedí de Johanna puesto que no teníamos clases juntas, pero sabía que reanudaríamos nuestra conversación en nuestra hora de almuerzo.

Caminamos hacia nuestro salón en un silencio incómodo. Soy muy mala iniciando conversación, aunque también lo soy tratando de mantenerla; así que me alegré que ella rompiera el silencio.

"Me llamo Annie, por cierto."

"Katniss." Ella se limitó a sonreírme sin decir nada más. "¿Y de dónde vienes?"

"Del distrito cuatro. Mi papá trabaja en la marina y lo transfirieron aquí, así que nos tuvimos que mudar."

"Supongo que se mudan a menudo por su trabajo."

"Si, más de lo que me gustaría. Pero prefiero estar mudándome con él a no verlo por tiempos indefinidos." La conversación había agarrado un curso no muy de mi agrado. La entendía completamente, yo decidiría lo mismo si mi padre tuviera que mudarse a menudo. Más bien, si mi padre siguiese vivo.

Ya habíamos dejado de hablar para cuando llegamos al salón. Sabía que no era su culpa que el tema fuese delicado para mí, pero ya no podía seguir continuando con la conversación.

Ocupó la silla a lado de mí, yo no tenía ningún problema con eso, no tenía ningún problema con ella más bien. Sabía que estaba nerviosa, tal vez más de lo que yo notaba. Eso de ser la chica nueva, tratar de agradarles a los demás, hacer amigos, no es nada fácil.

Las primeras clases de los cursos son las mejores a mi parecer. Se presenta el profesor, se presentan los alumnos –aunque ya todos nos conocemos– y para cuando te das cuenta termina la hora. Claro, yo odio presentarme; hablar en público, y más cuando es sobre mí, es otra cosa que no se me da muy bien. Así que me limite a decir mi nombre –el cual todos ya sabían- y a responder la pregunta del profesor: "¿Te gusta la materia de cálculo? ¿Por qué?" Mi respuesta fue simple, no, ¿por qué?, ¿a quién sí le gusta? Obtuve unas cuantas risas de mis compañeros, no las esperaba, la verdad no soy la persona más divertida, simplemente me limité a responder con la verdad.

Cuando fue el turno de Annie, me sentí un poco mal por ella. No sólo tuvo que responder a la pregunta del profesor, sino que se tuvo que decir desde porqué se mudó, de dónde venía, qué cosas extrañaba de su hogar, qué cosas le han gustado del distrito doce y así. Se notaba lo nerviosa que estaba, jugaba con su cabello, jalaba las mangas de su suéter y se mordía el labio. Lo peor fue cuando los cerdos del salón, Cato y Marvel, le empezaron a chiflar y a decir cosas obscenas con doble sentido. Para cuando terminó pude notar que estaba un poco sonrojada y no dejaba de mirar a su pupitre.

Al terminar la clase, se giró hacia mí y me preguntó qué clase tenía después.

"Biología." Pude ver la decepción en su cara, lo cual indicaba que no teníamos la misma clase.

"A mí me toca química." Pude notar que se volvía a poner nerviosa y me sentí mal nuevamente.

"Te puedo decir cómo llegar." Me sonrió tímidamente y le indiqué qué dirección seguir.

"Fue un gusto conocerte Katniss, y muchas gracias por todo." Me volvió a sonreír y vi la sincera gratitud en su sonrisa.

"Igualmente Annie." Quería decirle algo más, pero no se me ocurrió qué. Hasta que lo pensé, seguramente todavía no tiene con quién sentarse a la hora del almuerzo. Supongo que no estaría mal invitarla con Jow y conmigo, aunque no estaba muy segura de cómo tomaría Jow ver a Annie sentada en nuestra mesa. "Me preguntaba si te querías sentar con nosotras en el almuerzo, si quieres claro está."

Vi cómo le brillaron los ojos, no estoy de broma, hasta hizo un ademán casi como si me fuera a abrazar, pero lo pensó mejor y se quedó en su lugar, lo cual agradecí pues no soy muy buena en demostraciones de afecto. Lo que me hizo recordar que todavía tenía que buscar a Peeta.

"Si, seguro. Gracias Katniss."

"Si, no hay problema Annie, nos vemos en el almuerzo."

Nos despedimos y cada quien se fue por su parte, aunque pude ver que ya no se le veía tan nerviosa como antes.

Las siguientes dos horas se pasaron igual que la primera, lo único que me desconcertaba era el hecho de que seguía sin ver a Peeta. ¿Y si se había cambiado de escuela? No, no podía ser, sería una estupidez cambiarse cuando sólo faltaba un año para graduarnos. Además aquí estaban sus amigos, aquí estaba yo, pero no creo que lo último le importe tanto como antes.

En cuanto entré a la cafetería vi a Jow sentada en nuestra mesa. Sola. No Finnick, no Delly, no Peeta. Busqué en todo el lugar, pero no los vi por ningún lado. O todavía seguían en clase o se habían ido a las jardineras a comer. Me tragué el nudo que tenía en la garganta y me dirigí hacia la mesa con Johanna.

"Por favor no sonrías tanto que me deslumbra tu sonrisa." Fruncí el seño ante su comentario, no estaba de humor y ella lo sabía perfectamente. Sabía que tarde o temprano teníamos que hablar del asunto, aunque me moría de miedo por lo que me iba a decir. Pero siendo la cobarde que soy decidí desviar la conversación a un tema diferente.

"Invité a Annie a comer con nosotras, espero que te comportes." Fue su turno de fruncir el seño.

"¿Quién es Annie?"

"La chica nueva que nos habló hoy." Hizo un gesto y negó con la cabeza.

"No me agrada."

"Pues todavía no la conozco muy bien, pero creo que es buena persona. No tenía con quien sentarse y puesto que sabía que nuestra mesa iba a estar vacía la invité a sentarse con nosotras." Lo dije lo más tranquila posible, pero incluso yo pude notar la tristeza en mi tono, lo cual no se le escapó a Jow. Pero en vez de decirme algo, se quedó mirando a algo, o alguien, a mis espaldas, en la entrada de la cafetería.

"Quiero ver que te siga agradando después de eso." Movió su cabeza para que me volteara. Y ahí estaba Annie, pero no sola.

Había estado deseando ver a Peeta toda la mañana, pero definitivamente, este no era la escena que tenía en mi cabeza cuando pensaba en volverlo a ver después de todos estos meses.

Peeta estaba cerrando la puerta que había sostenido para que Annie entrara, podías ver cómo platicaban animadamente y qué cómodos se veían entre ellos. Traté de no pensar mucho en ello. Peeta es así con todos, es amable, considerado, platicador, atento, alegre, se le hace muy fácil hacer amigos, a diferencia mía.

No quería descifrar todos estos sentimientos que me inundaban, no quería admitirlos. Sólo podía verlos a ellos dos. Vi cómo Annie negaba con su cabeza y le decía algo a Peeta, algo que lo puso serio de repente, pero Annie lo ignoró puesto que estaba buscando a alguien en la multitud de la cafetería. A mí. Yo era la razón por el cambio repentino de Peeta.

Peeta se quedó con ella, todavía serio, hasta que Annie me divisó, me saludó con su mano y una amplia sonrisa en la cara, ignorante a lo que sucedía a su alrededor. Pero eso no importaba, porque Peeta me miraba con ojos duros, distintos a los cálidos que yo estaba acostumbrada.

Annie llamó su atención para despedirse y pude notar nuevamente el cambio en él. Se despidió de nuevo con una sonrisa y salió de inmediato del lugar.

Me giré para enfrentar a Johanna, quien sólo tenía una ceja levantada escépticamente.

"Va a ser un año muy entretenido, ¿no crees Everdeen?" No sabía si lo quería decir para molestarme, pero lo logró. Quería gritarle, quería decirle que sabía qué estaba pensando. Pero no podía, no podía decirlo en voz alta. El solo pensarlo me dolía demasiado. Quería salir de ahí y perseguirlo, pero en ese momento nos interrumpió por segunda vez una voz ya familiar, una voz con la que no estaba muy feliz en ese momento.