RUTINA.

Antes que nada, ¡Hola! No sé de donde salió esta historia (que es bastante cliché, por cierto) pero me dieron ganas de escribir sobre esta pareja (que me encanta n.n).

Espero que les guste, y gracias por leerme.

¡Aclaraciones Importantes! (muy, muy importantes):

1. Pasaron cinco años desde la serie original, durante los cuales el profesor logró eliminar los rayos Z negros que poseían todos los villanos en su ADN (de una forma que solo Ken logró entender), por lo tanto, si querés una historia donde aparezcan las PPGZ transformadas mejor no leas (en este fic son chicas "normales"). Para asegurarse de controlar la situación (es decir si los rayos Z negros se volvieran a activar por alguna causa), el profesor se aseguró de que cada uno de los villanos esté bien controlado. Eso incluye que los padres (o abuela en caso de Miyako) adoptaron a los RRBZ; pero, debido a que si cada uno convivía con su contraparte las peleas serían insoportables para un ser humano cualquiera, Brick acabó viviendo con Kaoru, Butch con Miyako y Boomer con Momoko.

2. (Lo que está escrito así son pensamientos de los personajes).


Capítulo 1. "Come As You Are"

"Take a rest as a friend as an old memoria" (1)

...

.Semana 5.

"Ahora mismo están ocurriendo muchas cosas dentro de tu cuerpo, aunque nadie pueda darse cuenta. Las hormonas del embarazo ya han entrado en funcionamiento y puede que estés sintiendo , nauseas, cansancio y que estés orinando bastante más de lo normal (cada hora y a veces incluso de noche).

Tener algunas pérdidas de sangre es bastante común al comienzo del embarazo" (2)

Estaba caminando por una playa desierta, era de noche y la luna llena iluminaba todo, la joven se acercó al mar y comenzó a correr, mojándose los pies, le gustaba la sensación de libertad que el mar provocaba. De repente, sintió un golpe en su nuca, un balón de soccer, lo pateó, enviándolo al otro lado de la playa, no le gustaba que perturbaran su paz. Instantáneamente, un pitido agudo se hizo presente en el lugar, le molestaba ese ruido, sentía que significaba algo… Estaba a punto de descifrarlo cuando otro golpe del maldito balón le hizo abrir los ojos.

– ¡Eres un imbécil, Brick! – maldijo Kaoru – ¡En cuanto me levante juro que te mataré!

–Entonces viviré una larga vida, ¿No? – se mofó el pelirrojo – Apresúrate, Koiji dijo que saldría temprano y no podría llevarnos a la escuela – dicho esto, salió de la habitación, dejándola sola.

Kaoru se levantó rápidamente, con la idea de matar a su "hermano", pero las nauseas no la dejaron ir tras él. Tuvo que correr, sí, pero hacia el sanitario, a devolver todo cuanto había comido la noche anterior.

–Genial, hasta mi estómago me detesta hoy – exclamó furiosa, mientras jalaba la cadena.

– ¡Apúrate, Kaoru, Momoko me matará si llego tarde de nuevo! – gritó Brick desde afuera ¿De dónde demonios sacaba tanta energía?

La morena salió del baño, se vistió lo más rápido que pudo, y logró alcanzar a Brick antes de que se fuera.


El despertar de Butch fue, por mucho, más leve que el de Kaoru, solo bastaba el simple sacudón que Miyako le daba todas las mañanas para que despertara (las primeras veces tuvo la desgracia conocer a la muy dulce Miyako enojada, y no estaba en sus planes repetir esa experiencia). Una vez levantado, se duchó, tomó una tostada para el camino y partió junto a la rubia a la escuela, donde comenzaba su tortura.

Nunca hablaban mucho por las mañanas, era un acuerdo que ambos tenían, Butch se despertaba de mal humor, y Miyako solía pensar en quien-sabe que cosas y decía que por la mañana era cuando más inspirada se encontraba. Pero ese día parecía que ambos pensaban.

Seis semanas, ese día se cumplían exactamente seis semanas desde que había ido al centro comercial con sus hermanos, sus novias y Kaoru; cada jueves después de las clases solían ir al centro comercial, y como ese día no fue la excepción, las dos parejas fueron a pasar tiempo juntos, dejándolos solos.

Pero ese día sí hubo una excepción, una ruptura en la rutina; no todos los jueves terminaba totalmente ebrio, besando y haciendo el amor con la que se supone era su mejor amiga.

El camino fue muy corto, y al cabo de poco tiempo llegó a su prisión, donde era torturado diariamente por maestros que no lo entendían y por la falta de libertad que le daba el hecho de usar un uniforme. Pero, además, ahora era torturado por su ex mejor amiga Kaoru Matsubara. Porque, se recordó nuevamente, hacia cuarenta y dos días que ella no le hablaba y que había cagado enormemente su relación con ella.

Subieron al aula, y ocuparon sus acostumbrados asientos (ella adelante, y él atrás), y cuando Butch comenzaba a dormirse nuevamente, sintió unos pasos que se acercaban a él.

–Butch, ¿Puedo preguntarte algo? – Preguntó Miyako

–Técnicamente, ya lo hiciste – bromeó Butch, ocultando su verdadero humor – Pero puedes hacerme otra pregunta, si eso hace que dejes de mirarme así – Agregó al ver la expresión de Miyako.

– ¿Qué ocurre con Kaoru? – Preguntó tímidamente – Si es que puedo saberlo.

(Bueno, me acosté con tu amiga, al día siguiente desapareció y no puedo dejar de pensar en ella, si quieres saber, eso pasó)

–En realidad, nada, solamente hemos estado ocupados, ya sabes, los equipos de soccer no pueden perder a sus estrellas – bromeó.

– Bueno – contestó Miyako, obviamente no conforme con la respuesta, odiaba la percepción que tenía – Pero, si ocurriera algo me lo dirías, ¿Verdad? – preguntó seria.

Antes de que Butch pudiera contestar, se hermano menor apareció, besando a Miyako de sorpresa (como todos los días), haciendo que ella se olvide de su existencia. Butch se levantó de su asiento, y fue a saludar a Momoko, a quien le pidió la tarea("para no perder las costumbres" según él).

La campana sonó, e inmediatamente, Kaoru y Brick cruzaron la puerta ("otra puta costumbre más" añadió mentalmente Butch). El pelirrojo se sentó junto a su novia, mientras que Kaoru le dirigió al moreno una mirada de suplica que duró un segundo, él miró hacia otro lado, por lo que ella se sentó junto a Mitch, lo más lejos de él posible.

–Definitivamente me odia – susurró Butch, mientras el profesor llegaba.


Otra vez decía soportar a Mitch en clases, solo porque el muy idiota de Butch la había ignorado (lo viene haciendo desde ese día, Kaoru, no seas idiota). No era que Mitch le cayera mal, al contrario, si ignoraba esa estúpida manía que tenía de invitarla a salir cada día, era agradable.

Se saludaron cortésmente, ya que el maestro Matakayi había llegado, y no le agradaban las conversaciones durante sus clases. Miró a su compañero, estaba escribiendo un papel (ya empieza con las estúpidas notitas invitándome a salir, genial). Pero cuando se la tendió, Kaoru se sorprendió.

"¿Qué pasó?"

Tomó un bolígrafo y contestó:

"Nada, ¿Por?"

Se lo pasó, y tuvo una respuesta casi instantánea.

"La cara que tienes, ¿Quieres contarme?"

No le haría mal desahogarse, así que decidió contarle.

"Noche de mierda, me quedé dormida, no pude desayunar, muero de hambre y mi cuerpo me detesta"

Al leer la nota, Mitch abrió su mochila, sacó una barra de chocolate y se la ofreció a una sorprendida Kaoru, ella la tomó, le agradeció con la mirada, y procedió a comerse el chocolate; estaba tan concentrada en el sabor del dulce en su paladar, que casi ni notó cuando Mitch le tendió otro papel.

"¿Ves que no siempre soy un niño idiota, Kaoru? El sábado es Halloween y hay una fiesta en la casa de Himeko, si vienes conmigo te podré demostrar que soy más de lo que ves…"

Kaoru se atragantó con el chocolate al leer eso, llamando la atención del maestro.

–Matsubara, pase al frente y haga el ejercicio número cuatro– exclamó, haciendo que la joven casi saltara del asiento para quedar de pie. Al menos no había descubierto el chocolate.

Kaoru comenzó a caminar hacia la pizarra, agradeciendo a Brick por dejarla copiar la tarea; ¿Debería aceptar la invitación? Cualquier cosa era mejor que pasar su festividad favorita en su casa con el idiota de su padrastro jugando a la familia feliz. Una vez resuelto el ejercicio, volvió a sentarse, garabateo un "" en un papel, y luego ignoró completamente al castaño.

No quería que Matakayi volviera a llamarle la atención, y más aun tenía medio chocolate que estaba pidiendo a gritos ser tragado.


Cuando sonó la campana que indicaba la hora del almuerzo, Kaoru agradeció enormemente, ya que las ganas de orinar que tenía eran más que insoportables (y ya había pedido permiso dos veces para ir). Se encontró en la puerta del aula con sus amigas, y se dirigieron a los baños.

Al llegar y hacer sus necesidades, se encontró con una maldita, pero tranquilizante mancha.

– ¡Genial, lo que me faltaba! – exclamó sarcásticamente; y llamó a sus amigas para pedirles una compresa.

Una vez que salieron de allí, fueron al árbol donde tenían por costumbre almorzar junto a sus contrapartes; los chicos ya estaban allí sentados y comiendo, cuando llegaron ellas sacaron sus almuerzos y comieron tranquilamente, hasta que Boomer hizo la pregunta captando la atención de todos:

– Hey, Kaoru, ¿Qué estabas haciendo cuando Matakayi te mandó al frente

–Me estaba ahogando con un chocolate – contestó, ocasionando que Brick la mirara con odio.

– ¡Tenías chocolate y no me diste ni un pedazo! ¡Eres una mala hermana Kaoru! – Todos rieron, exceptuando Butch que estaba demasiado concentrado en un videojuego.

–En realidad, Mitch me lo acababa de regalar – agregó la morena, Butch levantó la vista, sorprendido.

–Ah, ¿Si? ¿Y por qué te daría chocolate? – preguntó enojado

–Porque acepté ir al baile con él, idiota. – Kaoru se estaba poniendo histérica: primero la ignoraba completamente, y después se enojaba con ella cuando aceptaba una invitación de otro. Butch presentaba el típico caso de histeria masculina.

– ¡Kaoru, qué bien lo escondiste! ¡No sabía que te gustaba Mitch! – agregó Momoko, mientras Butch volvía a su videojuego, ignorando que Kaoru negó eso.


– ¡Al fin es viernes! –exclamó Butch, sorprendiendo a Miyako, él nunca hablaba camino a la escuela.

–Sí, lo sé… Y mañana es la fiesta, ¿Con quién irás? –preguntó con curiosidad la rubia.

–Ehm… No lo sé –el moreno se rascó la cabeza – Supongo que lo veré hoy, como última medida, puedo quedarme en casa.

Miyako rió.

–Tú jamás te perderías una fiesta, si quieres, puedes quedarte conmigo y con Boomer– Butch negó con la cabeza.

– ¿Y ser el mal tercio? ¡Paso! Mejor me busco una pareja – ninguno dijo nada más hasta llegar a la escuela, y ese día, por primera vez, Butch se alegró de llegar temprano.

–¡Sekai! – llamó Butch a una chica castaña, a penas entraron a la escuela – Te estaba buscando.

–Hola, Butch, ¿Qué pasa? – dijo la chica sorprendida.

– ¿Vienes a la fiesta de Himeko conmigo? – la chica lo pensó un instante.

–Es eso o quedarme en casa, Himeko nunca invita a los de cursos inferiores – aceptó con una sonrisa.


Ese día, Kaoru despertó y corrió al baño, nuevamente a vomitar.

(¿Por qué mierda mi cuerpo me odia?)

Pero no contaba con que ese día su madre estaría en casa, e insistiría en que no vaya a la escuela y se quedara a descansar. Así que volvió a la cama y durmió hasta tarde.

Se despertó con el sonido de su celular, Miyako la estaba llamando para pedirle que vaya a su casa a probarse el vestido que le había diseñado para el día siguiente. Tras jurarle doce veces a su madre que ya se sentía bien y que su malestar se debía a que la práctica del día anterior había sido más intensa de lo normal, fue hacia allí.


Miyako observó a sus dos mejores amigas con los disfraces que les había hecho, francamente, se veían geniales, pero Kaoru siempre encontraba un motivo para quejarse.

–Miyako, me estoy asfixiando con esto – se quejó – no recordaba que fuera tan ajustado.

–No lo era, Kaoru… Debió encogerse cuando lo lavé – se disculpó la rubia.

– Mitch va a enloquecer cuando te vea – dijo Momoko riendo, causando que Kaoru le dedicara una mirada asesina.

– ¿Cuántas veces debo decirte que no me gusta Mitch para que lo entiendas? – dijo, para no matarla.

– ¡Ajá! Pero nunca negaste que te gustaba alguien, ¿Quién te gusta, Kaoru? – preguntó curiosamente la pelirroja.

Kaoru enrojeció y la golpeó suavemente, lo que ocasionó que Miyako sonriera. Ella era muy perceptiva con las personas; sabía que, efectivamente, a Kaoru le gustaba alguien, y ese alguien vivía en esa misma casa, también sabía que el sentimiento era mutuo, pero no debía meterse en los asuntos de los demás (o al menos eso le decía siempre su abuela). Así que optó por guardar silencio, y detener la pelea de sus amigas.

– Momoko, tu perfume es asqueroso, aléjate de mi por favor, ese olor me está matando.

–Basta, chicas – intervino Miyako tranquilamente, siempre era igual, esperaban a que ella hablara para detenerse. Eso le agradaba, odiaba ver a la gente pelear.


Esa noche era la fiesta, Kaoru estaba en su habitación, ultimando los detalles de su disfraz cuando Brick tocó la puerta y entró.

–Te ves bien, "hermanita" – Kaoru negó con la cabeza. – no me mientas, ¡parezco una vaca! – Exclamó histérica, Brick comenzó a reír – ¿De que te ríes, idiota? – Preguntó agresivamente.

–Estas pasando mucho tiempo con Momoko, casi hablas como ella – Kaoru levantó la vista – Y hablando de ella, debo ir a buscarla, pero antes… – hizo una pausa – quise pasar a desearte suerte y a informarte de que Dai me dijo que te cuidara de él, aunque no creo que haga falta – le hizo un gesto con la mano, a modo de saludo y se fue.

Unos minutos después, su madre la llamó, Mitch ya estaba allí, así que la saludó y partió con el joven.

Todo el mundo la estaba pasando bien en la fiesta, y Kaoru no era la excepción, debía admitir que el idiota de Mitchelson era agradable. Pero su sonrisa se desvaneció cuando vio a la zorra de Sekai Jitashira bailando muy sensualmente con Butch, y hablándole al oído. Los celos la invadieron (aunque nunca se lo admitiría a nadie), así que dejó su vaso y el de su pareja sobre una mesa y lo arrastró a la pista de baile.

Comenzaron a bailar, todo iba excepcionalmente bien, hasta que el idiota de Mitchelson se acercó a ella para besarla, en ese momento las nauseas volvieron a hacerse presentes y tuvo que correr al baño más cercano a vomitar, seguida por un muy confundido Mitch.

Cuando logró salir del baño, el castaño la esperaba en la puerta.

– ¿Continuamos donde estábamos? – le dijo sensualmente.

–Lo siento, Mitch, me siento mal, debo irme a casa. – contestó cortante, ya se hacia una idea de lo que le pasaba y eso la aterraba.

–Bueno, preciosa, ¿Cuándo podremos hablar de nuevo?

–Nunca, Mitchelson, adiós. – y se fue, sin darle tiempo a responder, pero ignorando que él la seguía.

Mientras caminaba por las calles, comenzó a recordar lo que había visto en biología sobre el embarazo.

(Cambios de humor: Sí; ganas de orinar frecuentes: Sí; nauseas: Sí; aversión a olores: Sí; retraso del período: En realidad, sí… Pero había llegado, y eso era lo importante, ¿No?).

Lo mejor será que mañana a primera hora vaya a la farmacia y me entere de una puta vez que me pasa.


Era temprano, demasiado temprano cuando se despertó esa mañana y, además, tenía un dolor de cabeza horrible. Se levantó y comenzó a buscar su ropa por toda la habitación, despertando a la chica, que, hasta hace menos de cinco minutos dormía desnuda junto a él.

Sí, había terminado acostándose con Sekai, pero solo porque escuchó al idiota de Mitchelson decirle a su otro-idiota-amigo que Kaoru y él iban a divertirse a su casa, que no lo esperaran.

–Vuelve a la cama, Butch– le pidió en tono sensual.

–Lo siento, debo irme a casa, hablaremos luego – se despidió, pero Sekai no contestó ni se ofreció a abrirle la puerta, solo siguió durmiendo.

Una vez en la calle, Butch dio rienda suelta a sus pensamientos. Maldecía a Kaoru por poder acostarse con otro y sentir lo mismo; él tenía la esperanza de volver a sentir eso, eso que sintió cuando se acostó con Kaoru, pero hubo nada, ni siquiera había logrado alcanzar el orgasmo.

–Eso es porque ella no es Kaoru – susurró.

Y tal como si la hubiera llamado, la joven pasó corriendo a su lado.

– ¡Kaoru! – la llamó, haciendo que se detenga.


No había podido dormir nada a causa de sus malditos nervios, así que cuando recién comenzaba a amanecer, se vistió, tomó su mochila y salió a la calle, con destino a la farmacia. Estaba corriendo con todas sus fuerzas cuando sintió que una voz demasiado conocida la llamaba, no iba a detenerse, pero algo le dijo que era lo mejor hacerlo.

–Lo siento, Butch, ahora estoy ocupada. – se disculpó Kaoru.

– ¿A dónde ibas? – preguntó Butch.

(Iba a comprar una prueba de embarazo, ya que hace seis semanas hice el amor sin protección con un chico que era mi mejor amigo, que ya no me habla, y muy probablemente compartamos un vínculo de por vida. Ah, ¿Y sabes qué? Eres tú, idiota).

–Ehm… A la farmacia – contestó Kaoru – Mi madre no se siente bien, y me pidió que por favor le comprara unas aspirinas – agregó al ver la mirada desconfiada de él.

–Ok, nos vemos – agregó cortante, antes de irse.

Cuando llegó a su casa, se alegró de oír solo al silencio, todos dormían. Se encerró en el baño, sacó la prueba de su mochila, y la realizó. Debía esperar tres minutos hasta obtener el resultado, ¿Qué se supone que debería hacer en esos tres minutos? Comenzó a contar los segundos, para mantenerse ocupada, mientras las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos… (¿Lágrimas? Yo nunca lloro, ¡mierda!).

– 175, 176, 177, 178, 179, 180…– susurraba entre lágrimas. –Listo.

Se acercó con terror a la prueba, no quería ver el resultado, la aterraba. Cuando alcanzó a verlo, más lágrimas comenzaron a brotar…

–Estoy embarazada – susurró, y, entre lágrimas, cayó sentada al suelo.


Si llegaste hasta acá, MUCHAS gracias n.n, nos vemos en el siguiente capítulo!

Farenz

(1): Come As You Are - Nirvana

(2): Copy and paste de una página del embarazo.