Kung Fu Panda y Sus Personajes No Me Pertenecen, Son Propiedad de DreamWorks skg.


"Quien Solo Mira Hacia El Pasado, Es Totalmente Incapaz De Apreciar El Futuro"...


"Noticias Inesperadas"

En un cálido amanecer, los habitantes del Valle de la Paz se preparaban para comenzar su día, y en el Palacio de Jade, un orgulloso maestro se disponía a despertar a sus estudiantes...

- Buenos días, alumnos - Saludó el maestro Shifu, mirando uno por uno los rostros de los maestros que habían crecido en el palacio, formándose bajo su tutela...

- Buenos días, maestro - Respondieron los cinco a una sola voz...

Estaba a punto de preguntar por el único estudiante que no estaba presente, pero casi de inmediato recordó que desde hacía unos meses, Po, El Guerrero Dragón, ya no necesitaba ayuda para despertarse temprano...

Tras vencer a Lord Shen en la ciudad de Gongmen, Po se había vuelto el estudiante más maduro y responsable que cualquier maestro respetable pudiera desear. Había estado entrenando duro desde entonces, y los resultados de aquel arduo e intenso entrenamiento eran ahora bastante obvios...

Había cambiado su actitud (antaño tan infantil), la cual todos percibían ahora de un carácter realmente maduro, y había cambiado también su físico, ya que su prominente barriga había desaparecido, dejando en su lugar un cuerpo más atlético y atractivo. Tanto así, que varias de las jovencitas que habitaban en el Valle de la Paz competían por su atención cada vez que bajaba al pueblo para visitar a su padre adoptivo, el señor Ping, quien lejos de sentirse impresionado, se preocupaba al ver el grado de "desnutrición" en el que se encontraba su pequeño panda...

El maestro dio una última mirada a la habitación del Guerrero Dragón, antes de dirigirse nuevamente a sus estudiantes para una última instrucción - Vayan a desayunar, y luego a entrenar - Les ordenó dando media vuelta para dirigirse a meditar a la Gruta del Dragón...

El día transcurrió con normalidad ...

Mono y Mantiz, intercalando su infinito repertorio de bromas con el entrenamiento...

Tigresa, se concentraba en lograr la perfección y el dominio de aquella difícil técnica que practicaba...

Vivora y Grulla, se empeñaban en corregir las fallas observadas por su maestro en la sesión de entrenamiento vespertino del día anterior...

y Po, se pasó varias horas en la biblioteca, estudiando otro rollo de kung fu, que el maestro Shifu le había ordenado que leyera y practicara, hasta que llegó la noche y con ella la hora de cenar. Los 5 furiosos se dirigieron a la cocina donde Po ya se encontraba, terminando de preparar el último de los 3 platillos, en los que consistiría la cena de esa noche...

- Hola, Po - Saludó Vivora deslizándose hasta la mesa - ¿Ya está lista la cena?, porque huele delicioso hasta la sala de entrenamiento...

- Si, amigo - Le secundó Mono, columpiándose entre las vigas del techo, hasta ocupar su lugar - El olor de tu comida nos ha abierto el apetito...

- El olor de tu comida, y el cansancio del entrenamiento - Se quejó Mantiz, dejándose caer de cualquier manera sobre una de las servilletas que había sobre la mesa...

- Amigo, ¿tienes algo de beber? - Pidió Grulla asomando su largo pico por encima del hombro del panda - Estoy sediento...¡y muero de hambre! - Exclamó pasando junto a Tigresa, que se acercaba sonriendo al panda...

- ¿Necesitas ayuda? - Le preguntó la felina como pretexto, mientras se deleitaba discretamente con el aroma del pato asado de Pekin, un platillo exquisito que, (y bien lo sabían todos en el Palacio de Jade) el panda solo acostumbraba cocinar la noche del festival de invierno, o en las raras, aunque no escasas ocasiones en las que deseaba consentir a su furiosa predilecta...

-No, gracias. Ya casi termino - Respondió el panda, sonriéndole de vuelta a su mejor "amiga", mientras le entregaba un plato lleno de bollos Dim Sum, para luego servir un gran vaso de cerveza Tsingtao que de inmediato le entregó a Grulla, que se lo bebió hasta el fondo...

Una vez que estuvieron todos sentados a la mesa, comenzó a servir los platos a sus compañeros, y al maestro Shifu, quien no debía tardar en llegar. Iba a sentarse una vez hubo terminado, cuando el maestro llegó a la cocina. Se veía cansado, y más que eso, se veía bastante preocupado. Detrás de él se encontraban dos extraños. Un par de tigres siberianos, ambos con ropa de entrenamiento y una capa negra, lo cual indicaba que recién llegaban de un largo viaje...

El maestro entró en la pequeña habitación precediendo a sus dos misteriosos invitados, mientras hacía una seña a sus estudiantes para que se levantaran de sus asientos y saludaran a los visitantes, antes de dirigirse a ellos con un grave gesto de seriedad ensombreciendo su rostro...

- Alumnos. Tengo importantes noticias para ustedes, y especialmente para el Guerrero Dragón...Éstos jóvenes acaban de llegar de parte del consejo de maestros, con un mensaje sumamente importante...

- ¿Y quienes son nuestros visitantes, maestro? - Inquirió Vivora mirando a ambos extraños con curiosidad...

- Alumnos, tengo el placer de presentarles al maestro Reiko y a la maestra Akemi del templo Hoshi Gin del gran consejo de maestros...

- ¿Y cual es ese mensaje tan importante, maestro? - Preguntó Grulla con voz de circunstancias...

- Dentro de una semana - Anunció el anciano maestro, dejando escapar un ostensible suspiro de derrota - El Palacio de Jade deberá prepararse para recibir a veintisiete jóvenes maestras, alumnas de las veintinueve escuelas de Kung Fu respectivamente, entre las cuales el Guerrero Dragón deberá elegir esposa...

- ¡¿QUEEEEEEEEEÉ?! - Los Cinco Furiosos exclamaron a coro, incapaces de disimular su sorpresa...

- Pero maestro - Preguntó Vivora sobreponiéndose a su propia confusión - Usted ha dicho que vendrán veintisiete chicas, ¿de veintinueve escuelas?...

- Dos de las veintinueve pretendientes, ya se encuentran aquí, en la cocina del Palacio de Jade, Vivora - Aclaró el maestro Shifu con voz ecuánime...

Al escuchar a su maestro, Tigresa y Vivora se miraron entre ellas, con un gesto de escalofriante sorpresa grabado en sus rostros, antes de volverse y mirar a Akemi, como si de un asqueroso, terrible, y venenoso bicho se tratara...