Nota importante: Sailor moon no me pertenece.

Aprendiz de vampiro.

¿Soy qué?

A penas despertó Serena Tsukino se levantó de la cama para ir al baño, menos mal que ese día no tenía clases, era fin de semana y quería hacer algunas compras, tomo su cepillo de dientes y su pasta dental, se acercó al espejo del baño para verse mientras se cepillaba los dientes pero lo que vio la dejo helada.

- ¡Ah!

Sus colmillos habían crecido y mucho, camino hacia atrás asustada, pero choco con la pared del cuarto de baño, debía ser una pesadilla, se había cepillado los dientes la noche anterior y no los tenía tan crecidos.

- ¡Mamá!- Corrió escaleras abajo.- ¡Mamá! ¡Mamá!

- Serena hija.- Mamá Ikuko salió a su encuentro.- ¿Qué pasa hija?

- Mírame.- Le mostro la boca.- Mamá algo raro me está pasando, anoche no los tenías así.

- No puede ser. . .- Su madre se acercó para revisarla.- Ya te crecieron.

- ¿Mamá de que hablas?

- Tu papá me dijo que te crecerían los colmillos cuando cumplieras veinte años no ahora que acabas de cumplir quince.

- Mamá no estoy comprendiendo nada.- Serena se sentó en al sofá de la sala de estar.- ¿Y que tiene que ver mi padre en todo esto? Ese hombre desapareció hace más de cuatro años.

- Hija tuvo que irse. . .

- No me des esa explicación barata mamá, él nos dejó y esa es toda la historia, dejo de querernos y punto.

- Serena no. . .

- Mamá si sabes que me está pasando dímelo por favor.

- Bien.- Su madre se sentó a su lado.- Yo. . . No sé cómo explicarte esto. . .

- Mamá dime por favor.

- De acuerdo pero debes prometerme algo.- Le dijo su madre muy seriamente.- Tienes que prometerme que vas a escuchar todo lo que tengo que decirte.

- Lo prometo.

- Cuando tu padre y yo. . .

- Alto. . . Alto.- La interrumpió.- ¿Qué tiene que ver ese señor en todo esto?

- Serena has prometido escuchar todo lo que tengo que decirte.

- Bien, habla de ese hombre.

- Yo acababa de terminar la universidad y estaba comenzado a trabajar, un día me quede en el trabajo hasta muy tarde, era de noche cuando sali de la oficina y estaba muy oscuro, unos hombres intentaron asaltarme cuando un joven muy guapo me salvo, le dio un paliza a esos delincuentes. . .

- ¿Y eso que tiene que ver con mis colmillos?

- Ese hombre resulto ser tu padre.- Su madre prefirió ignorar lo que había dicho.- Desde ese momento comenzamos a salir, llevábamos casi un año de relación cuando me entere de que estaba embarazada de ti hija, yo estaba contenta pero tu padre no mucho.

- Ni me lo digas, nunca me quiso realmente. . .

- No digas eso, él nos quiso mucho.- Le dijo su madre con reproche.- En fin cuando me dijo del porqué de sus temores debo confesar de que yo sentí mucho miedo.

- Él tenía una enfermedad genética.- Le dijo.- Ahora comprendo.

- No es eso, en fin a pesar de que ambos teníamos miedo afrontamos el embarazo y naciste, pasaron los años y tú. . .- Su madre respiro hondo.- Bueno lo que te acaba de pasar no se manifestaba y tu padre averiguo que tus colmillos no crecerían hasta que a lo menos cumplieses veinte años.

- ¿Y que enfermedad se supone que tengo?

- No es ninguna enfermedad hija, simplemente eres mitad humana. . .- Su madre la abrazo.- Mitad vampiro.

Serena trato en entender las últimas palabras de su madre. ¿Qué ella era qué? Por un loco instante pensó que solo se trataba de un mal sueño por lo que cerró los ojos y se dio un pequeño pellizco en el brazo.

- No hagas eso cielo.- La regaño su madre.- No estas soñando, es verdad, tu padre es un vampiro, por eso tuvo que alejarse de nosotros, él era de la familia real de los vampiros.

- Mamá no puede ser cierto. . .

- Bueno él era en aquel tiempo el príncipe heredero, cuando se padre abdico a su favor tuvo que volver al mundo de los vampiros.

- ¿Mundo de los vampiros?- Aquello ya era de más.

- Bueno, es una isla secreta que hay en medio del océano.

- Bien, de acuerdo, supongamos que te creo, que creo que mi papá. . . Ese señor es vampiro, lo que significa que yo. . . ¿Tengo que ser vampiro también?

- Bueno al menos tu padre. . .

- Ese señor.- Como hayan sido las cosas entre sus padres, su padre Kenji Tsukino se había ido y no había vuelto a tener noticias de él.

- Ese señor, dijo que cuando tus características de vampiro comenzaran a desarrollarse enviaría a alguien para entrenarte.

- ¿Entrenarme?

- Bueno prepararte para tu nueva. . . Condición.

- ¿Y él no puedo venir a dar la cara verdad?- Aquello le molestaba, su padre simplemente se había desentendido de ellas dos, sobre todo de su madre que año tras año extrañaba a su marido.- Lo sabía.

- Querida Kenji es ahora el rey de la isla donde vive con su pueblo. . .

- ¿Y nunca mando por nosotras?- No sabía para que hacia esas preguntas.

- Los humanos no son bienvenidos en la isla, nuestra sangre es muy apreciaba por los vampiros, Kenji sabía que sería muy peligroso si nos llevaba con él.

- Acéptalo mamá no nos quería, nunca nos quiso, apenas tuvo oportunidad se fue lejos.

- Serena. . .

- No mamá.- Se tocó los colmillos.- Esto es solo un recordatorio de un hombre que no nos quería

- Kenji dijo que eso dudaría solo un par de horas, es un efecto que se ira pronto.

- Como sea, me iré al cuarto.- Le dijo ella.- Solo bajare cuando esto se vaya.

Ikuko se quedó en la sala, había llegado la hora de contactarse con su marido, aunque Serena creciera pensando que ellos se habían separado legalmente, ella seguía siendo la esposa de Kenji Tsukino al menos legalmente, en la isla seguramente su matrimonio nunca habría sido reconocido.

Fue a su cuarto y busco entre su armario la cajita de cristal que Kenji le había dado antes de irse, la abrió y saco el medallón, aquella era la única forma de ponerse en contacto con su marido, él se lo había dado para que lo llamara cuando Serena descubriera su verdadera forma.

- Kenji. . . Kenji.- Lo llamo.- Si me escuchas tienes que saber que nuestra hija ya comenzó a desarrollar su lado vampiro, los colmillos le crecieron como pasaba contigo, está enfadada y no quiere escuchar mucho sobre esto, antes de irte me prometiste enviar a alguien para ayudarla, no puedo hacer esto sola, sé que no puedes volver pero te echo tanto de menos, bueno es eso, espero que hayas escuchado esto.

La mujer apretó el medallón contra su pecho, aquella era la única forma de contactar con su esposo y solo debía ser utilizada una vez, había luchado contra si misma durante tantos años, aun amaba a su esposo y sospechaba que nunca dejaría de hacerlo, pero era una mujer, una mujer que extrañaba a su hombre.

En la isla Dreams.

- . . . Espero que hayas escuchado esto.- El mensaje de su mujer era breve, pero le decía lo importante, su hija estaba entrando en la fase de convertirse en vampira.

Guardo el medallón que por años había cargado en su cuello, a la espera de que su mujer se hubiese puesto en contacto, la echaba tanto de menos, no podía dejar la isla, como rey de ese lugar estaba obligado a permanecer ahí hasta que alguien de su sangre estuviese ahí también, el equilibrio de la isla dependía de los poderes que cargaba en su sangre.

Si lograba que Serena aceptase ir a la isla y quedarse unos días ahí, él podía volver a la ciudad de Tokio para estar unos días con su mujer, Ikuko ya tendría treinta y cinco años o quizá un poco más, el tiempo de su isla transcurría de forma distinta que en el resto de la tierra, si su hija lo aceptaba su condición e iba a la isla podía ir con su hermosa Ikuko pronto, el problema era encontrar a la persona idónea para comenzar a entrenar a su hija y ayudarla a controlar lo poderes que comenzarían a desarrollarse muy pronto, los colmillos creciente eran la prima fase, no tenía forma inmediata de contestarle a Ikuko, y ciertamente primero prefería encontrar a quien aceptara ir a la tierra de los mortales.

No muchos vampiros podían estar cerca de humanos sin querer quitarle la sangre completamente, lo cual les provocaba la muerte inmediata, él mismo había bebido la sangra de su esposa mucha veces, pero se había contenido.

Tenía muchos hombres de confianza, pero pocos habían estado en Tokio y quería mandar a alguien que estuviese familiarizado con la ciudad, lo cual dejaba solo dos candidatos, hablaría con cada uno de ellos, y quien resultase mejor opción lo mandaría de inmediato a Tokio.

Además estaba interesado en otro tema que quizá pudiese ayudarlo a traer a su mujer a su lado al fin, sin que representara un peligro para ella estar en la isla, llevaba años buscando una solución para poder estar a su mujer.

En la ciudad de Tokio.

Cuando lo colmillos de la rubia volvieron a su normalidad la joven se arregló para salir, de todos modos estaba nerviosa, si los colmillos le crecían de nuevo delante de gente extraña se moriría de la vergüenza.

- ¿Mamá?- Bajo hasta la cocina.- ¿Mamá dónde estás?

- Aquí cielo.- Ikuko salió de un pequeño cuarto que tenía para lavar ropa.- ¿Dime ya te sientes mejor?

- Si mamá.- Serena abrazo a su madre.- Siento las cosas horrible que dije respecto a ese señor, pero sabes lo que pienso de él, de todas formas no tenía derecho a atacarlo frente a ti.

- Eso no tiene importancia ahora Serena.- Su madre le sonrió.- ¿Dime vas a salir?

- Seiya me invito a salir mañana y quería comprar algo bonito.

- ¿Seiya Kou? ¿Tu compañero de clases?

- Si mamá, él.

- Oh es un chico tan amable, ve querida y no dejes que esto te haga sentir deprimida, ya verás como todo se arreglara.

- Si mamá.- La rubia le sonrió- ¿Quieres que te traiga algo?

- Estaba pensando que podría hacer tu pastel favorito.- Dijo Ikuko.- Solo necesito el ingrediente principal. . .

- ¿Fresas?

- Exacto, pasa por la tienda y compra Fresas.

- Si.- Serena tomo su bolso y salió.

Quizá su nueva forma fuera a complicarle la vida, pero si de verdad era una vampiro tendría que encontrar a alguien que le explicase todo aquello, pero no era tan fácil si comentaba algo con alguien más seguramente la creerían un loca de remate.

Aunque su madre le había dicho que alguien aparecería para entrenarla. ¿Tendría que aprender mucho? No sabía mucho sobre vampiros, todo lo que sabía era lo que Hollywood enseñaba a través de sus películas, y ciertamente eso no ayudaba mucho. Resolvió ir a una librería, quizá encontraría algo de información en libros o ese tipo de cosas.

- Hola.- La encargada de la librería la saludo.- ¿Puedo ayudarte en algo?

- Busco información sobre vampiros.- Murmuro en voz baja.

- Ya veo. . . dejame ver.- La mujer comenzó a teclear en su computadora.- En el segundo puro encontraras material sobre seres mitológicos, ahí podrás encontrar lo que necesitas.

- Muchas gracias.

Tomo varios libros, pero todos hablaban de cosas distintas, en algunos decían que los vampiros no podían andar a la luz del día, en otros que eran inmunes a los rayos del sol, en algunos hablaban de in intenso deseo de beber sangre y aquello ya la asqueaba por completo, nada le servía, todo lo que hacia la confundía más, pero compro el libro que le pareció más apegado a la realidad.

El resto de la mañana se dedicó a hacer sus compras, necesitaba un perfume nuevo y un vestido, Seiya había prometido llevarla al parque de diversiones, y aquellos días eran de mucho calor.

- Mamá ya llegue.- Entro en la casa cargando sus comprar y la bolsa que llevaba las preciadas fresa.- Traje lo que me encargaste.

- Ya voy.- Mamá Ikuko bajo las escaleras.- Estaba arriba guardando unas cosas.

- Traje las fresas.

- Perfecto, ya tengo el biscocho hecho, solo tengo que hacer la crema de fresa.

- Iré arriba a dejar estas cosas.- Le mostro las bolsas con sus comprar.- Por cierto compre un libro que habla de mí. . . Problema.

- Ya veo, me alegra que quiera saber más de tu naturaleza, tu padre y yo temíamos que te enfadaras por dejarte crecer sin decirte nada.

- Bueno no estoy contenta pero tratare de no pensar mucho en eso, hasta que tenga mayor información.

- Ya le mande un mensaje a tu padre. . .

- ¿Lo echas de menos verdad?- La interrumpió Serena al ver a su madre ponerse triste.

- Bueno es mi esposo, si él no tuviese que haber vuelto a su isla tal vez aun estaríamos juntos.

- Mamá. . .- Llevaba tiempo queriendo preguntarle algo importante.- ¿Por qué no sales con otros hombres? Quizá conozcas alguno que te quiera de verdad. . .

- Cariño tu padre me quería de verdad, fueron las circunstancias las que no permitieron que siguiéramos juntos.

- Mmm. . . Piénsalo al menos.

- De acuerdo.

Serena entro en su cuarto y saco su vestido color calipso, lo colgó en el armario y se puso ropa más cómoda para andar en la casa, tomo su libro llamado ¿Qué es un vampiro? Y bajo al primer piso de la casa, le gustaba ayudar a su madre a cocinar era un desastre en la pastelería, así que mientras Ikuko estuviera cocinando ella podría leer el libro.

- Mira mamá dice que los vampiros son de largo vivir.- Comento momentos después cuando ya estaba en la cocina.- Dice que tienen la capacidad de vivir más tiempo que los humanos comunes.

- Bueno ese es cierto, Kenji tenía cerca de cien años cuando lo conocí cuando se fue ya tenía ciento diez.

- Ya veo. ¿Nunca cambio de imagen de acuerdo a su edad?

- Bueno no, al parecer la sangre de los vampiros es muy fuerte, les permite vivir más y no morir tan fácilmente.

- Comprendo, lo que significa que viviere más tiempo.- Concluyo Serena.

- Lo vampiros también se conservan jóvenes hija.- Ikuko estaba sacando del horno su pastel.- Tu padre a pesar de la edad que tenía aparentaba un hombre de poco más de treinta años.

- ¿Y yo que edad voy a aparentar cuando sea mayor?

- En tu caso es distinto, eres mitad humana y vampiro, tu padre no sabía mucho que nos pudiera ayudar, los vampiros tienen un estricto código acerca de mezclarse sexualmente con un humano.

- Y mi padre rompió las reglas.- Murmuro ella.- Me gustaría tenerlo cara a cara para decirle unas cuentas verdades.

- Bueno él sintió una gran atracción por mí y yo sentí lo mismo.

- Mamá entonces yo tendré que casarme con un vampiro o algo así.

- No lo sé hija, eso creo que tendrá que verlo tu padre, yo no sé mucho sobre vampiro, tan solo lo que él me explico.

- Entiendo, supongo que no me queda más remedio que esperar a ver qué sucede con. . .- Sintió que sus colmillos crecían de pronto, se llevó ambas manos a esa parte de la boca para comprobar, en efecto habían crecido.- Este problema, mamá odio todo esto.

- Hay cariño si pudiera hacer algo créeme que lo haría.

- Lo sé y lo entiendo.

Era de noche en la isla Dreams.

- Sé que lo que te estoy pidiendo no te agrada, pero eres el único en quien confió y que conoce Tokio de pies a cabeza.- Le decía Kenji al candidato por el que se había decidido.- Y además eres de los pocos que me apoyan en la idea de que mi hija venga aquí a la isla a conocer sus orígenes vampíricos.

- Lo sé amo.- Le respondió el hombre escogido.

- Por favor sabes que puedes llamarme por mi nombre, odio que me digan amo u otra cosa similar.

- Lo entiendo Kenji.

- Eso no tiene importancia, necesito que me ayudes y que por sobre todas las cosas consigas que Serena venga unos días a la isla, es la única a parte de mí que lleva la sangre del equilibrio, si es aceptada por la isla entonces podre ir yo mismo a Tokio a ver a mi mujer.

- Su reina.- Le dijo el hombre vestido complemente de negro.- Veré que puedo hacer.

- Te voy a estar eternamente gradecido si logras traer a mi hija por su propia voluntad.

Serena debía odiarlo y mucho, pero él nunca hubiera querido alejarse de su familia, de todos tuvo que hacerlo, tuvo que dejar a su esposa y a una niña de casi diez años solas y por tanto tiempo, las echaba tanto de menos.

Ya era de noche en la ciudad de Tokio.

- Que pases una buena noche mamá.- Le dijo Serena a su madre a modo de despedida.

- Tu también duerme bien hija.- La voz de su madre sonaba algo melancólica.

La rubia sabía que todo eso se debía a que extrañaba a su padre, aunque su madre conocía la opinión que tenía ella en ese aspecto, de todos modos era algo que nunca iba a cambiar, su madre estaba aún enamorada de un hombre que no tuvo la suficiente valentía de llevarla con él a la isla de los vampiros.

Si algún día volvió a ver a ese hombre le diría unas cuantas cosas a la cara, le iba a recriminar todo el sufrimiento que había vivido su madre durante tantos años de soledad, Serena ya no sentía mucho por su madre, tal vez afecto porque a pesar de que se había ido ya hace años, al menos durante el tiempo en que el hombre vivió en casa no fue un mal padre, sino al contrario, Kenji Tsukino había sido un hombre preocupado por su esposa y su hija, eso ella lo recordaba muy bien, pero luego todos esos recuerdo fueron reemplazados por imágenes de su madre sufriendo por la ausencia del hombre que amaba.

Al cumplir los quince años hace poco más de un mes Serena se había hecho una promesa a sí misma, no enamorarse de un hombre que nunca podría estar a su lado, quizá por eso había aceptado la cita con Seiya, él era un chico tranquilo y muy comprometido con lo que hacía, era guapo sí, pero no aprovechaba eso para sí mismo, y era quizá lo que más le gustaba de él.

La joven se metió en la cama para dormir, pasaban de los once, mañana sería su cita y quería estar de mejor aspecto, durante todo el día había estado nerviosa, había estado aterrada de que sus colmillos crecieran en el momento menos oportuno, pero al pasar del día se había hecho la idea de que tendría que cargar con ese problema quizá por siempre, así que lo mejor era adaptarse.

Pobre Serena, enterarse así como así de que es mitad vampiro. ¿Quién será el encargado de entrenar a nuestra querida amiga? ¿Aceptara ella finalmente su nueva condición? Amigas y amigos, este es el primer capítulo de una nueva historia en la que estoy trabajando, espero que les haya gustado, dejen Reviews si es así, muchos saludos en este maravilloso día.