Disclaimer: Saben que ningún personaje me pertenece y todo eso. Si así fuera, el Drarry sería canon y los libros no serían siete sino setecientos. Pero en fin.

Nota: Este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black", foro que me está ayudando muchísimo a recuperar la inspiración, a retomar proyectos abandonados y a pasarla bien, disfrutando de dos de las cosas que más amo en el mundo: Harry Potter y escribir.

El desafío era una lista de emociones y a mí me tocaron: enfado, felicidad, impaciencia, miedo y tristeza. Empiezo con el enfado. (Ya tengo escrito el segundo mini capítulo, pero lo subiré apenas tenga terminado el tercero y así).


1
La primera pelea

—Esto es absurdo —dice Scorpius, cruzado de brazos.

Rose lo mira con furia. Tiene las mejillas encendidas, casi del mismo color que su cabello, que le cae enmarañado sobre la espalda, y los ojos llorosos. Pero se niega a soltar una lágrima, por más mínima que sea. No quiere mostrarse afectada, aunque sabe que lo está. Medio Gran Comedor sabe que lo está. Pero Rose cree que todo empeorará si suelta una lágrima, así que se contiene. Le resulta extremadamente difícil, pero lo intenta con lo más profundo de su ser.

Su novio está sentado a la mesa de Slytherin, con la mitad de su desayuno sin acabar ante él. Lleva el cabello rubio platinado peinado hacia atrás, porque sus compañeras de curso le dicen que así se ve más atractivo. Cada vez que escucha aquellas palabras, Scorpius no puede evitar sonreír con galantería y acomodarse el cabello, en un gesto de coquetería bastante obvio. Rose no sabe si el chico no se da cuenta o lo hace a propósito, pero parece como si todo el tiempo estuviera coqueteando. Sabe que a ella le molesta, pero no hace nada para cambiarlo.

—No es absurdo —le dice Rose, con los dientes apretados, mientras intenta por todos los medios no posar su mirada en la chica que su novio tiene sentada al lado, Megaera Santos, cazadora del equipo de Quidditch de Slytherin y extremadamente bonita.

Hasta hace tan sólo unos segundos, Megaera acariciaba el brazo de Scorpius mientras se lo comía con la mirada. Y él no le decía nada. Rose lo había estado contemplando todo desde la mesa de Ravenclaw, pero al final no se había podido aguantar ni un solo segundo más y había decidido ir a enfrentarlos; incluso cuando su mejor amiga, Blair, quiso tomarla del brazo e impedírselo. "No vale la pena hacer una escena hora, habla luego con él", le había dicho Blair. Pero Rose se había dejado llevar por la impulsividad propia de un Weasley.

Ahora Rose sabe que quizá Blair tenía razón, porque es consciente de que mucha gente los está mirando, a ella y a Scorpius, pendientes de cada palabra. Albus, que está a tres bancos de Scorpius, su amigo, intenta captar la atención de su prima con la mirada, pero Rose lo elude por todo los medios. Tampoco quiere caer bajo la influencia de Albus, que siempre está defendiendo a Scorpius. Sabe que es su amigo, ¡pero ella es su prima! Y se supone que la sangre debe tirar más, ¿verdad?

—Estás comportándote como toda una paranoica —aquella es la voz de Megaera, dulce, sedosa, cautivadora… y ponzoñosa.

Rose está a punto de echar mano de su varita, que guarda en el bolsillo izquierdo de su túnica, pero se contiene. Tampoco es estúpida como para atreverse a poner su reputación en juego. No va a ganarse un castigo únicamente por la satisfacción de convertir la bonita cara de Santos en una araña peluda o algo por el estilo. Aunque bien merecido se lo tendría, la muy zorra. No es la primera vez que intenta seducir a Scorpius.

Pero, de cualquier modo, Rose sigue con la mirada fija en el chico. Le gustaría que él atendiera a su súplica muda: "Vamos, salgamos del Gran Comedor y hablemos allí". Pero su novio no parece estar dispuesto a moverse. No cree haber hecho nada malo, por supuesto. Y como es terco, testarudo y orgulloso, adopta esa posición de niño pequeño que a Rose la saca tanto de quicio. Sabe que nada bueno va a salir de ese breve intercambio de palabras.

—Tiras demasiado de la soga, Scorpius —le dice al final. Ella también se ha cruzado de brazos.

—Que no estaba haciendo nada, Rose. Nada —le dice, intentando aparentar calma.

—Tú nunca haces nada. Nunca crees hacer nada. Ése es el problema. Pero te encanta coquetear con cuanta chica se te cruce, te encanta dejar que cualquier zorra se arrastre ante a ti.

Megaera suelta una exclamación de indignación, pero Rose no le lleva el apunte. Cree que las palabras que acaba de pronunciar deben ser las últimas, así que gira sobre sus talones, evade la mirada que Blair le dirige desde la mesa de Ravenclaw y se encamina hacia la salida del Gran Comedor.

Es completamente consciente de que la mitad de la gente sigue todos y cada uno de sus pasos, y que los amigos de Hugo están conteniendo a su hermano para que no salga detrás de ella, probablemente para pedirle permiso de romperle la cara a Malfoy. Hugo es bateador del equipo de Quidditch de Gryffindor, es muy fuerte y nunca ha sentido especial simpatía por Scorpius.

—¡Rose, espera!

Rose se detiene ante las escaleras que llevan al primer piso y se da la vuelta para encontrarse con Scorpius, que apresura el paso hacia ella. Por un momento piensa que su novio va a disculparse por su actitud, que va a prometerle que ya no actuará con tanta coquetería como acostumbra, pero rápidamente se da cuenta, por la expresión en el rostro del chico, que está equivocada. Scorpius mantiene la máscara orgullosa típica de su familia. Se cruza de brazos nuevamente.

—¿Por qué eres tan insegura?

Las mejillas de Rose, que habían perdido el inicial tono rojizo, vuelven a tornarse de ese color. Ella también se cruza de brazos y fulmina a su novio con la mirada. No puede creer que sea tan idiota, que le pregunte esas cosas. No es que ella sea insegura… bueno, quizá un poco. Es que simplemente no soporta verlo desplegar su galantería ante cuanta chica se le cruce. ¿Por qué no puede hacer como Albus, por ejemplo, que sólo parece tener ojos para Rachel, su novia? ¿Por qué no puede ser un poquito menos… dependiente de la atención del público femenino?

—No es una cuestión de inseguridad, Scorpius. Es simplemente una cuestión de que estoy cansada de que seduzcas a todas las chicas de este endemoniado colegio.

Las lágrimas otra vez. Rose siente como sus ojos se humedecen, pero todavía está negada a soltar la más mínima lágrima. Aparta la mirada momentáneamente y se rasca la nariz en un acto reflejo. Dirige sus ojos momentáneamente hacia las puertas del Gran Comedor, porque en cualquier momento la gente va a comenzar a salir, sabe que no pueden estar desayunando por toda la eternidad.

—Podría tener a cualquier chica, ¿sabes? —le dice Scorpius. Rose lo mira—. Podría estar con la chica más bonita de Hogwarts, pero te elegí a ti.

Auch. En el fondo, Rose sabe que Scorpius no lo ha dicho con mala intención. Cree saber qué es lo que ha querido decir en realidad, pero las palabras que han salido de su boca no han sido las más adecuadas. Él parece darse cuenta también, porque niega con la cabeza e intenta echarse atrás, cambiar lo que acaba de decir. Pero Rose ya no lo escucha, se da vuelta y comienza a subir las escaleras.

—Pues vete con la chica más linda de Hogwarts, entonces, y déjame a mí en paz —le dice, mientras de repente echa a correr, porque contener las lágrimas le resulta ya imposible y se siente lastimada, sí, pero también furiosa. La cara de Santos se le aparece de repente y siente ganas de destrozarla a punta de varita.