¡Bueenas, peques!
Al final, actualizo prontito. Probablemente, ahora me dedicaré a "El Caso Ónix" y a "¿Merece la pena?" Solo que ésta la tenía más atrasada. En fin,
Enjoy!
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-¿De veras crees que me dejaré utilizar para salvaros a vosotros?
Sakura daba realmente miedo. No era ella. No solo parecía un demonio, actuaba como tal. Sus escasos movimientos eran mecánicos y siniestros y, a pesar de la ira que estaba sintiendo, su respiración estaba en calma y no parecía nerviosa. Kakashi se había quedado inmóvil, como si creyera que así no lo vería. Además del pelo rojo y los ojos completamente negros, tenía la nívea piel blanca tatuada con una especie de runas. Los tatuajes de los brazos le sobresalían por la manga y podía ver un brazalete en el muslo derecho. Tragó saliva. Sakura hizo un movimiento extraño sin moverse del sitio y Kakashi de alteró, dando un respingo. Se dio cuenta y le dio una sonrisa macabra. Tengo que largarme de aquí, pensó alterado. Miró discretamente a su alrededor cuando ella se distrajo, ¿por dónde podría escapar? Tardó demasiado porque Sakura se dio cuenta de ello.
-¡Ni lo intentes! – Rugió con ferocidad. Lanzándose de lleno a por él. Kakashi intentó sacar un kunai a la vez que se apartaba de su placaje.
Fue rápido al hacerlo pero no lo suficiente. Sakura lo alcanzó sin apenas despeinarse, sujetándolo con fuerza de la ropa, a la altura del pecho y lanzándolo al suelo en un golpe ensordecedor. Lo agarró por el cuello, apretando lo suficiente para asfixiarlo pero no para matarlo.
-¿Puedes imaginarte el dolor que sufrieron mis padres antes de morir? – No contestó. Solo tosió, le faltaba el aire. - ¿Quieres que te lo demuestre? Orochimaru me entrenó muy bien en causar dolor ajeno. – Pronunció, relamiéndose los labios.
Me va a matar. Solo tenía una última oportunidad, el kunai que aún sujetaba en su mano derecha y del que Sakura no se había percatado. Le dio un fuerte empujón y le lanzó el kunai a la cara. Ésta se apartó pero el kunai le había arañado el cuello, causándole un arañazo superficial. Se apartó con un rugido animal y se tocó la herida, absorta. Kakashi a duras penas se había podido levantar, tosiendo y tratando de respirar. No le dio tiempo a pensar. Sakura volvió a estrellarlo contra un árbol, con una fuerza aterradora.
-¿Me tienes miedo Kakashi? – Preguntó con esa extraña voz. No le contestó, sabía que cualquier respuesta era errónea. – Haces bien. – Siguió, como si él le hubiera dado la respuesta. – Esto no es nada en comparación con lo que puedo llegar a hacerte. Nada. No pienso desperdiciar mis habilidades con un inútil como tú.
Y tenía razón. Eso no era nada en comparación con lo que podía hacer. Puede que hubiera dejado salir a ese demonio, que estuviera utilizando el jutsu pero sus habilidades iban mucho más allá de una velocidad increíble y una fuerza aterrorizadora. Iban mucho más allá. No las usó, por supuesto, no le hizo falta.
Kakashi se aterrorizó. Sintió como sus pies dejaban de tocar el suelo, Sakura lo había vuelto a agarrar por el cuello, esta vez, no tenía escapatoria.
-Pronto, muy pronto, tú y toda esta escoria que gobierna Konoha os podréis reunir con ellos. – Pronunció al mismo tiempo que Kakashi perdía el conocimiento. Su último recuerdo fue para sus amigos, ya muertos, pensó que pronto volvería a verlos. Y pensó cómo demonios iba a explicarle que había perdido a su hija para siempre. No podía más. Lo siento, Kishabi. Se le cerraron los ojos y lo siguiente que ocurrió él ya no lo sintió. Pero Sakura aflojó el agarre y volvió a lanzarlo contra el suelo en un golpe que pudo escucharse a varios kilómetros.
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-Sasuke, ¿no tienes ni idea de dónde puede estar? – Preguntó Naruto.
Había logrado convencer a su amigo de buscarla, Sakura no había tenido la culpa y probablemente se encontrara sola, aterrada y enfadada. Si se le ocurre ir con Orochomaru… Pensó el rubio, preocupado. No la conocía demasiado pero por algún motivo, no quería que le pasara nada. Y pondrá en peligro la Aldea.
-No. – Contestó el azabache. Totalmente serio. – No conoce mucho esto, puede estar en cualquier parte. – Se pasó la mano por el pelo nervioso.
No tenía que haberle dicho nada… Estaba nervioso. Tenía que haberme callado. ¿Y si le ha pasado algo? ¿O si se ha escapado? Se mordió el labio inferior, dubitativo.
Hinata había ido a buscar a Itachi para que le ayudaran y ahora se encontraban Naruto y él, vagando por la aldea. Pensando.
-Será mejor que nos separemos. – Concluyó Naruto, parándose de repente. – Así no la vamos a encontrar en la vida. – El azabache asintió.
Vieron como Itachi y Hinata se acercaban desde lejos, apresurados.
-¿La habéis encontrado? – Preguntó Hinata, preocupada. Ambos negaron.
-Hagamos dos grupos. – Propuso Itachi. Naruto asintió, era lo mismo que él había dicho. – Yo iré con mi hermano y buscaremos por el pueblo. Vosotros dos – señaló alternativamente a Hinata y Naruto – buscaréis por el bosque y los alrededores. – Ambos asintieron.
Cada uno fue por su camino. Naruto y HInata fueron dirección al cementerio, obviamente no estaba allí y, tras eso, empezaron a acercarse al bosque…
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Itachi y Sasuke se subieron a un tejado, tratando de tener una perspectiva más amplia. No la veían. El menor gruño, hastiado y saltó al siguiente tejado. Itachi lo siguió y antes de que éste saltara al siguiente tejado, lo cogió por el hombro, obligándolo a que lo mirara:
-Sakura no tiene la culpa de lo que le pasó a nuestros padres, Sasuke. – Lo miró entre sorprendido y enfadado.
-Tú fuiste el primero que me advirtió sobre ella. ¿Conocías la historia? – Preguntó en tono amenazador, cerrando los puños. Itachi se apresuró a negar con la cabeza.
-Claro que no, te lo hubiera contado. Ya te lo dije, Sasuke, solo escuché rumores y te advertí porque sabía que pasaría algo así. Eres muy temperamental y pierdes los nervios con rapidez. – Sasuke suspiró, no sabía como sentirse en ese momento. – Ella no tiene la culpa, Sasuke. Era solo un bebé, ¿cómo iba a hacer algo por ellos? Puede que fuera una decisión estúpida, pero fue una decisión de nuestros padres. Ellos lo hicieron porque quisieron, porque sentía que debían protegerlos. Si arriesgaban su vida como shinobis por gente que apenas conocían, ¿cómo no iban a hacerlo por sus amigos? – Sasuke se frotó la cara.
-Ya sé que ella no tiene la culpa. Pero estaba furioso, ¡he vivido engañado toda mi vida! ¡Creía que murieron en el campo de batalla! ¡NO en la casa de al lado a manos de una serpiente y por una mala decisión de la Hokage! – Itachi lo miró, con una media sonrisa triste.
-Imagínate como se ha tenido que sentir ella. – Le contestó con simpleza. – Su vida ha perdido todo su sentido en un par de días. – Sasuke reflexionó, sabía que tenía razón. Se mordió la lengua. ¿Dónde te has metido? – Probablemente te estará odiando por haberla traído hasta aquí. – Terminó, con un toque de humor.
-Probablemente, - coincidió Sasuke – pero no creo que sea solo por eso.
Se sentía mal. Había arrastrado a una chica hasta una aldea que no era la suya, la había obligado a quedarse y gracias a eso había descubierto que todo era una mentira. Era positivo para ella, pero tardaría en darse cuenta de ello. Además, en vez de ayudarle como le había prometido, le había gritado y la había dejado sola. Se frotó el puente de la nariz. Sintió la mano de su hermano en el hombro.
-Venga, Sasuke, vamos a seguir buscándola. – Dijo con una sonrisa de lado. Éste asintió y saltaron al siguiente tejado.
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Hinata y Naruto se encontraban en la periferia del bosque, el rubio se había parado de pronto.
-Hinata, - la llamó – ve tu por la derecha, yo iré por la izquierda. Si la ves, grita mi nombre, ¿vale? Será más rápido así. – Ésta asintió, le dio un beso rápido y fue por dónde su novio le había indicado.
Naruto empezó a correr, pensó en montarse en una rama alta para ver mejor pero las copas de los árboles eran demasiado densas para ver nada. Tsk. Continuó andando, no veía nada. Dio un rápido vistazo a su alrededor, no estaba muy adentrado en el bosque, aún veía su aldea. Miró a su derecha y… Vio algo. A alguien. Corrió, sabía esa persona que estaba allí, tendida en el suelo. Kakashi-sensei.
Se acercó a él y pudo comprobar que yacía tendido en el suelo, con los ojos cerrados y algunas contusiones. ¿Ha muer…?
-No está muerto. – Dijo una voz fría como el hielo. – Solo está inconsciente. Pero deberías llevarlo al hospital si quieres que sobreviva. – Finalizó en el mismo tono.
Sakura había recuperado su apariencia normal y había salido de detrás de un árbol. Naruto la observó asustado. Ella solo tenía un corte en el cuello que le sangraba, lo que le daba un aspecto macabro. No parecía la misma chica que Sasuke le había presentado había unos días. Su cara parecía de piedra, no tenía expresión. Y sus movimientos eran mecánicos y rígidos, todo con una frialdad que daba miedo. Va a ser que sí que se parece a Orochimaru algo más de lo que pensamos…
-¿Qué ha pasado, Sakura? ¿Qué has hecho? – Preguntó con voz entrecortada, mientras intentaba comprobar si su maestro respiraba. Sí que lo hacía.
-Este traidor quería usarme como conejillo de indias frente a Orochimaru. Quería que yo me enfrentara a él. Supongo que le hace especial ilusión que el Clan Haruno desaparezca. – Explicó con tono grave, glacial.
-Sakura… No… No creo que Kakashi quiera matarte. Solo…
-Quiere utilizarme, que es lo mismo. A él no le importa que yo muera como lo hicieron mis padres, solo quiere librarse del enemigo. – Le cortó con tono duro y firme. Naruto desistió. Primero tengo que sacar a Kakashi de aquí.
-¡Hinata! ¡Hinaaaata! – Comenzó a llamarla a gritos ante la incredulidad de Sakura, que lo miraba como si fuera un bicho raro. Enarcó una ceja. - ¡Hinaaata! – Insistió en su llamada hasta que escuchó como se movían unos arbustos.
Sakura miró en esa dirección, solo por si acaso, no era Hinata la que aparecía. Sí que lo era. La chica miró con estupefacción la escena. Intercambió la mirada entre Kakashi y Sakura varias veces, tratando de entenderlo.
-¿Qué ha pas…?
-No hay tiempo. – La cortó Naruto. – Llévate a Kakashi al hospital. – Le ordenó entre dientes, tenso.
-Pero…
-Hazlo, Hinata. Por favor. – Le pidió. Ésta sacudió la cabeza un par de veces para despejársela, miró una última vez a Sakura que permanecía impasible ante la escena y cogió a Kakashi, cargándolo. Tiene más fuerza de la que parece, pensó la pelirrosa cuando la vio cargar con el cuerpo inerte del ninja.
La siguió con la mirada hasta que la vio desaparecer.
SE hizo el silencio. Naruto se levantó y se quedó en frente de ella, a unos cinco pasos.
-Sasuke te está buscando. – Pronunció, haciendo que ella lo mirara. Sin expresión. – Está preocupado. Creo que se arrepiente de lo que te dijo. – Siguió igual. Suspiró y lo intentó de nuevo. – Sakura, no creo que kakashi quiera utilizarte, - la vio temblar de ira – solo quiere que nos ayudes. Orochimaru no tardará en venir aquí y… Entonces, la aldea estará en peligro. – Se mordió el labio, nervioso. Sakura se incorporó del árbol y descruzó los brazos.
-En eso tienes razón. – Le confirmó. – No creo que le haga gracia que yo esté aquí. – Hizo una pausa tensa. – Será una buena ocasión para matarlos a todos juntos. – Finalizó.
A Naruto le recorrió un escalofrío la espina dorsal. Sabía que no se estaba refiriendo solo a Orochimaru y a sus esbirros, también a Tsunade, Kakashi… A todos.
-Sakura, esta es tu Aldea. – Exhibió una sonrisa irónica como toda respuesta. – Puede que hayan tomado decisiones equivocadas y que eso haya hecho que tu vivas una vida que no tocaba pero… La gente de aquí no tiene la culpa. ¿Quieres que estas familias corran la misma suerte que tú?
Sakura se quedó pensativa, ella no era de esas personas que dañaban por dañar. Y sabía que Naruto se estaba aprovechando de eso. No sabía si lo hacía conscientemente o no pero, por mucho que le costara admitirlo, estaba funcionado. Echó una vista a la aldea, inmensa y majestuosa. Sentía el mismo asco que antes pero una voz, la voz más sensata que tenía en su cabeza, le decía que ellos no merecían correr esa suerte. ¿Y yo si la merecía? ¿Mi familia la merecía?, pensó con agonía. Naruto vio como ella se planteaba la situación, eso era bueno. Al menos, dentro de lo que cabía.
-Vente conmigo. – Dijo de pronto, haciendo que Sakura frunciera el ceño. – Te podrás quedar conmigo hasta que puedas arreglar estas cosas. No haré nada que tú no quieras. – Le pidió sin pensar, era la única baza que le quedaba.
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No supo muy bien lo que pasó a continuación de esa conversación, como si tuviera una laguna mental, pero Sakura se encontraba en la cama de una de las habitaciones de Naruto. Pensando. Lo único que tenía claro es que quería ver la sangre derramada de todos aquellos que traicionaron a su clan, incluido Orochimaru. Pero no sabía como empezar. Tampoco sabía si aguantaría mucho allí, se quería marchar. No sabía a dónde quería ir, pero tenía claro dónde no quería estar. Y ese lugar era Konoha. Cada minuto que pasaba allí sentía que se asfixiaba, que se quemaba por dentro. Como si le faltara el aire.
Se levantó de la cama y miró por la ventana. Tenía que irse, tenía de allí. No importa lo que le hubiera prometido a Naruto, ellos tampoco cumplían sus promesas, ¿no? Abrió la ventana de par en par y saltó por ella, solo para deambular por la oscuridad, solo iluminada por la luna.
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-Entonces, ¿está arriba? – Susurraba Sasuke, que se encontraba en el salón de casa de su amigo. Allí estaban los cuatro, tratando de saber qué hacer. Naruto asintió.
-¿Cómo dejaste a Kakashi, HInata? – Preguntó Itachi, llamando la atención de todos.
-Se recuperará. Aún no estaba consciente y tenía una grave contusión en la espalda pero se recuperará. – Itachi asintió.
-Menos mal que logró controlarse para no matarlo. – Todos coincidieron en eso, pero nadie dijo nada.
-Voy a hablar con ella. – Anunció Sasuke de pronto, levantándose de su sitio.
El ambiente estaba tenso y enrarecido. Nadie sabía qué podía pasar. Y tampoco sabían qué hacer.
Sasuke no esperó a que nadie dijera nada, subió las escaleras, escuchando un último "no creo que sea buena idea…" por parte de Naruto y llamó a la habitación dónde sabía que estaba. Nada. Volvió a tocar dos veces más. Nada. Ni siquiera se escuchaba un ruido. Entró, aterrado. No la había visto desde que le dijo todo aquello y no sabía qué se podía encontrar. Tragó saliva y abrió la puerta.
No está.
Avisó a los otros pero esta vez no los esperó, salió corriendo a buscarla. Tenía una ligera idea de dónde podía estar, si es que no se había decidido a marcharse de la aldea. Corrió todo lo que sus músculos le permitieron hasta llegar al lugar. La casa abandonada. SE paró frente a la puerta, tenía una sensación extraña. Iba a ver por primera vez el escenario dónde murieron sus padres. Tenía un nudo en el estómago. Entró. Al principio no veía nada, estaba demasiado oscuro. Después, cuando su vista se fue acostumbrando a la luz, fue viendo con más nitidez. La casa tenái las paredes negras y los muebles estaban medio raídos, quemados, tal y como Tsunade les había contado. Se preguntó si murieron ahí, justo en el salón, dónde el estaba y sintió ganas de vomitar. Vio como alguien salía de la habitación que tenía en frente y se puso en guardia, asustado. Desistió enseguida. La persona lo miraba fijamente, con tristeza y remordimiento.
Era ella.
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¡Espero que os haya gustado, publicaré un review contestando a los vuestros! Mil graciaaaaaaaaaas :) Una cosa más, me gustaría especialmente que me dierais vuestra opinión de este cap porque no estoy muy segura de él y estoy a tiempo de cambiarlo. En serio, me encantaría *-* Aún estoy a tiempo antes de seguir hehehe. Por cierto, en el próximo ya empezaré a incluir a Orochimaru, que lo tengo olvidado y más de las habilidades de Saku *-*. ¡Mil besos y gracias por los apoyos! Disfrutad!
~NekooUchiha~