¡Holaaaa! em... bueno, ¿hola? xD Aquí estoy publicando un nuevo fic, lo cual me sorprende. Esta idea es una especie de combinación de muchas historias en inglés que me han encantado sobre esta pareja ¿Qué les puedo decir? Mi imaginación no dio para más. Hasta donde llevo la cuenta, será de varios capítulo pero aún no estoy segura. Lo que sí sé es que tendrá temas subidos de tono, en todos los sentidos.

Disclaimer.-Los personajes son de William Joyce, no míos.

¡Disfruten este fic, en serio! y déjenme sus comentarios me encantaría saber qué opinan =D


Capitulo 1

Jack despertó debido al calor. Sintió su cuerpo pegajoso cubierto de sudor, lo cual le hizo fruncir el ceño. En su casa nunca hacía frío, era un lugar especialmente acondicionado para climas fríos. Nunca había soportado mucho el calor incluso cuando fue humano, y ahora que era el espíritu del invierno, lo encontraba sofocante.

Su cuerpo cansado intentó moverse bajo sus órdenes, pero no podía sentir dónde estaban sus brazos, sus piernas ¡Ni siquiera sus dedos! Apretó más el entrecejo –lo único que parecía responderle –y luchó contra el cansancio acumulado para sentir algo más aparte del cansancio, el calor y un dolor en la parte baja de la espalda.

Pudo mover un poco su brazo derecho, y se encontró entonces con mayor sensibilidad en la piel. Un enorme abrigo pesado de piel rodeaba su pecho, apretándolo como si se hubiera enredado en su cuerpo. Era caluroso, y el pelaje se comenzaba a pegar incómodamente en su piel debido al sudor.

¿Pelaje? Él no tenía mantas de piel para empezar, apenas y tenía una o dos sábanas delgadas más de adorno para su cama que como verdadera necesidad. Sintió el colchón bajo su cuerpo extrañamente hundido, como si cargada un cuerpo más pesado que el suyo y además, era más cómodo de lo que recordaba. No. Éste no era su colchón ¿Verdad? Ni tampoco eran mantas de piel.

Jack finalmente pudo removerse un poco, sintiendo y escuchando la suave respiración cercana a su cuello. Abrió los ojos de golpe y pudo al fin verse a sí mismo. Estaba acostado en la cama de Bunny, con el enorme conejo abrazándolo por la cintura, como si se hubiera acurrucado hacia él. Lo que más le horrorizó fue que su mismo cuerpo había hecho lo mismo, las piernas y su torso estaban inclinadas buscando el calor corporal del conejo, como si no quisieran dejar espacio alguno entre los dos cuerpos y eso mismo habían conseguido.

Jack jadeó. Con mucho cuidado de no despertar a Bunny, deshizo el abrazo protector del conejo de pascua y se deslizó fuera de la cama, sintiendo la ausencia del pelaje. Por un momento esa ausencia le molestó, como si quisiera estar cerca de él, pero negó esos pensamientos rápidamente. No, a él le gustaba mal sentir el aire fresco sobre su cuerpo ahora que no había nada bloqueándolo. No había dolor en su pecho… era solo que estaba conteniendo la respiración. Solo eso.

Miró a Bunny, quien seguía recostado. Se removió un poco, encontrando una almohada a la cual abrazó rápidamente. Eso asustó todavía más al espíritu del invierno, que recogió de un solo movimiento sus ropas en el suelo y se echó a volar fuera de la madriguera, vistiéndose en el proceso.

Mientras llegaba a su lago, comenzó a pensar en todos los eventos que habían pasado los últimos meses.

Todo había empezado en Navidad, cuando Norte regresó de su entrega de regalos exitosa y se puso a repartir bebidas, regalos, galletas y muchas más cosas entre sus compañeros Guardianes. Era la tercera fiesta navideña que Jack pasaba con ellos, y la primera vez que se unió a un juego entre Norte y Bunny que le habían invitado desde un principio, más que amablemente había rechazado. Sandy y Tooth ya se habían ido, dejando a los tres machos sentados en una mesa con pequeños vasos de un fortísimo vodka ruso, tratando de adivinar entre ellos qué carta de póker habían cogido del montón. Cada error, era un trago completo. Y esa noche, tres botellas de vodka quedaron vacías de la reserva especial de Norte.

En los tres años que Jack llevaba siendo un Guardián había mejorado mucho su relación con Bunny, pero los retos entre ellos eran aún frecuentes. No obstante, sus últimos retos habían sido muy pasados. Desde sonrisas coquetas hasta bromas sucias. Aún así, Jack no se había esperado que estando los dos completamente borrachos, hubieran terminado en una sola cama gritando y gimiendo hasta caer dormidos.

La mañana de Navidad Jack maldijo entre dientes cuando se despertó en la cama al lado de un Bunny profundamente dormido, desnudo y desvirgado. Su cuerpo le dolía mucho y no recordaba del todo bien la noche anterior. Esperaba que Bunny no recordara nada, pero el maldito conejo sí recordaba muchas cosas y la próxima vez que se vieron –más o menos una semana después –el conejo se le abalanzó con ansiedad.

Bunny le había dicho que había despertado ese instinto primario que había quedado enterrado desde la muerte de los demás pookas. Jack había querido decirle que no. Dar la media vuelta, sonreírle mientras negaba con la cabeza y salir volando. Alejarse antes de que todo se saliera de control.

Pero en vez de eso, dijo que sí. Y su vida había cambiado por completo desde ese momento.

Desde un principio habían dejado las cosas perfectamente claras entre los dos: eran simples amigos con derechos.

Nada más.

Y el idiota de Jack había aceptado eso. Lo aceptó aún cuando sabía que tenía un potente flechazo con el conejo de pascua, y que esas rápidas encontradas nocturnas lo iban a hacer más y más dependiente de él. Iban a hacerlo caer…. ¡Y no quería eso!

Era marzo. Llevaban casi tres meses con esa rutina. Pero desde hace unas semanas Jack había notado un cambio. Sus encuentros siempre habían sido rápidos, concretos, dos amigos que se usaban para darse placer, follar y nada más. Sólo que ahora Bunny se tomaba tiempo para empezarlo todo. Ahora podía sentirlo acariciando parte de su torso, como si buscara en su cuerpo más puntos de placer además de los obvios, intentando conocerlo. Jack siempre se apartaba cuando hacía eso, y desviaba el rostro cuando parecía que Bunny quería darle un beso. El conejo nunca lo había besado con anterioridad, lo más parecido que tenía a eso era el sexo oral ocasional. Fuera de eso, no había sentido ni sus labios, ni su lengua en alguna otra parte y cuando Bunny intentaba besarlo… se apartaba.

Antes apenas se veían y comenzaban el juego. Pero ahora Bunny de vez en cuando le hacía una cena, o se quedaban charlando después de sus encuentros hasta altas horas de la noche, simplemente conversando, platicando lo que hacían. Más recientemente, Bunny le había dejado dormir en la madriguera considerando que terminaban muy tarde, con la excusa de que así le ahorraba un viaje por el cielo peligroso de la noche.

Pero esa mañana… habían despertado abrazados. un abrazo inocente, cierto. Pero Jack no lo quería.

No lo quería porque sabía que se estaba enamorando del pooka. Maldición ¡Él ya estaba enamorado del pooka! Pero eran amigos con derechos. Bunny no lo quería de esa forma. El orgulloso conejo de pascua jamás iba a querer al travieso espíritu del invierno. Él lo sabía, pero aún así… fue tan tonto. Tan estúpido.

"Problemas de amores ¿Eh?" Jack detuvo su vuelo en seco cuando una especie de ángel voló a su lado. Tenía alas blancas y largas, túnica ondeante bordeada con oro y una engreída sonrisa en ese rostro tan perfecto suyo.

"Lárgate, Eros" replicó Jack, bajando hacia el bosque para sentarse en la rama de un árbol. Eros sonrió volando cerca de él.

"Nop. Estás muy mal amigo ¿Qué te pasa, cariño? ¿Bunnymund está muy oxidado?"

"¡No es eso!" además, Bunny era muy bueno en la cama "No… solo aléjate. No estoy de humor"

El rostro de Eros repentinamente mostraba tristeza y comprensión. El dios del amor, llamado también Cupido en otras culturas, colocó una mano sobre la espalda de Jack intentando calmarlo. Jack dejó que unas cuantas lágrimas cayeran por sus mejillas, pero no emitió ruido alguno.

"Lo siento nene" dijo Eros.

Jack lo sabía. Eros se lo dijo, Tooth se lo dijo, Sandy se lo dijo. El único que no se lo dijo fue Norte y porque debido a que lo consideraba su padre se aseguró de que no supiera lo que había entre los dos. Jack no era tonto, desde hace unas semanas Norte ya sospechaba algo, pero aún así negaba olímpicamente al Guardián de la Maravilla cualquier cosa. Y Norte por ahora se lo tragaba.

Todos le habían dicho lo mismo: Bunny no era de los que se enamoraban.

"Tenías razón" admitió Jack "Él… no puede…"

Había creído que todos estaban mal. Después de todo, se suponía que nadie quedaba excento del amor. Pero Bunny era esa excepción aparentemente.

"No pierdas la esperanza" le alentó Eros. La esperanza le hizo recordar más a Bunny y sollozó "Quizá podrías hablar con él ¿Quién sabe? Puedes mejoras la situación…"

"No" negó vehementemente "Él no me quiere, lo sé. Con eso tengo. No le daré el lujo de que me rechace" de que me rompa más, de que me destruya pensó el chico.

Eros guardó silencio. Maldijo el día en que le comentó a Jack cómo Bunny nunca, nunca se dejaba enamorar por nadie.

"¿Qué haré?" sollozó Jack, llevando una mano hacia el rostro "No puedes… des… ¿desenamorarme?"

Eros suspiró.

"No"

"¡Eres el dios del amor!"

"Pero te enamorarte por tí mismo, Jack. No por mis flechas. Lo siento"

"Entonces… ¿Qué debo hacer?"

"Lo que todas las personas con sus corazones rotos deben hacer" su voz sonaba extrañamente apremiante, con un dejo de acento griego colándose en las vocales "Seguir adelante"

Jack suspiró. Como si no supiera eso.

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Bunny se tumbó en la cama con un suspiro liberador. Eso había sido sorprendente. Pero pudo ser aún mejor. Miró a Jack a su lado, respirando pesadamente con un poco de sudor en su bello rostro.

"Genial" dijo el espíritu del invierno.

Él solamente rio un poco de buena gana. Jack se movió un poco, sentándose para ponerse de pie. Bunny inmediatamente estiró la pata para detenerlo, agarrándolo por el brazo.

"No…" dijo "Es tarde… deberías quedarte a dormir, Frostbite"

"¿Otra vez? ¿Seguro que no te molesta?" había duda en su voz, pero Bunny asintió.

"Sí. y no, no me molestas"

Jack solamente se recostó en la cama, dándole la espalda mientras murmuraba un ligero gracias y se acomodaba listo para dormir. Bunny se mantuvo ahí, con la espalda apoyada en el colchón y viendo el techo. Eso al menos hasta que escuchó la suave respiración del espíritu invernal a su lado, relajado, un ronquido colándose en sus exhalaciones. Estaba profundamente dormido.

Aprovechando eso Bunny se dio la vuelta para contemplarlo sin limitaciones. Jack estaba dormido, su rostro completamente relajado le permitía apreciar esas finas facciones. Le encantaba verlo así, aunque su expresión favorita era esa mueca llena de placer que solo él podía causarle. Con cuidado de no despertarlo, Bunny lo abrazó, acercando ese cuerpo naturalmente frío a su pecho, como si quisiera meterlo en sí mismo, sin éxito cabe agregar.

Sintió la suavidad de su piel. Jack siempre reclamaba cuando lo acariciaba y no lo dejaba acercarse a sus labios. Simplemente quería que lo follara y ya. Nada más. En un principio Bunny pensó que podría hacer eso. Pero ahora le estaba costando demasiado. Sentir el cuerpo desnudo de Jack bajo su propio cuerpo aceleraba el ritmo de su corazón y le mandaba la urgencia de acariciarlo, besarlo, demostrarle qué significaba para él. Pero Jack no lo aceptaba y sabía por qué.

¿Cómo iba a aceptarlo, cuando era un pooka necio, testarudo, malhumorado? Un alegre y travieso espíritu invernal no podía estar enamorado de un conejo gruñón que solo sabía insultar. Claro que no. Jack no era para él, lo sabía, y aún así estaba ahí, abrazándolo, rogándole que se quedara por las noches solo para que esa fantasía en su mente de que estarían juntos fuera realidad unas cuantas horas… fantasía que se esfumaba en unos minutos.

Aspiró el aroma de Jack, a nieve fresca, a risas heladas, a copos de nieve… y comenzó a relajarse, quedándose dormido en poco tiempo, con un frágil y querido cuerpo en sus brazos.

Al amanecer, Bunny se encontró en la cama abrazando a una almohada. Maldijo en voz baja.

"¿Frostbite?" llamó "¿Estás aquí?"

Pero no hubo una sola respuesta. Jack ya se había ido.

Bunny intentó que eso no lo desanimara, pero aún así lo hizo. Se puso de pie y fue a la madriguera. Pascua estaba cerca, a una sola semana, y si no se apuraba la producción iba a detenerse. No podía permitir eso. Estaba monitoreando unos huevos que salían del río de pintura cuando escuchó la llegada de alguien.

"¡Cariño!"

Gruñó un poco.

"¿Qué quieres Eros?"

El dios del amor levantó los brazos como si fuera inocente.

"¡Alguien está de mal humor!" acusó con buen humor "¿Qué pasó, Jackie no se presentó ésta noche?"

"Sí, lo hizo" refunfuño "¿Qué maldita sea quieres?"

"Nada en realidad. Solo pasaba a saludar"

"Ya lo hiciste ¿Puedes irte?"

Eros suspiró.

"¿Sabes? si no hablas Jack nunca sabrá de tus sentimientos"

"¿Qué maldita sea te importa eso?"

"¡Soy el dios del amor!"

Bunny lo miró al fin, con el ceño muy fruncido.

"¡Vete de una buena vez, Eros! No estoy de humor y no quiero charlar contigo de esto"

"Como quieras. Pero recuerda que si ocupas ayuda en cuestiones amorosas, vivo cerca del palacio de los dientes"

Dicho esto Eros al fin se marchó de la madriguera, dejando atrás de sí a un conejo que se desplomó sobre el césped, aturdido, frustrado y entristecido por sus sentimientos.

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"¡Son unos necios!" gritó Eros, mientras entraba a su hermoso palacio encima de las nubes "¡Nadie me había causado tantos problemas maldita sea! ¡Ni siquiera esos toontos de Darcy y Elizabeth!"

El dios del amor se dejó caer sobre la cama de sus aposentos. Estaba frustrado. Sus poderes funcionaban perfectamente sobre humanos, pero con los espíritus era cosa aparte. Las parejas entre espíritus eran eternas, en un sentido estricto, y él no tenía mucho poder sobre los corazones espirituales. Solamente ayudaba, los guiaba, aconsejaba quizá. Pero no podía enamorarlos nunca.

Bunny y Jack fueron una pareja tan repentina que lo sorprendió demasiado. Estaban enamorado, pero los idiotas empezaron con el pie izquierdo. Amigos con derechos ¡Eso no existe maldita sea! Y ahora ambos estaban deprimidos mendigando por un amor que creían no correspondido, mientras en la noche se entregaban pretendiendo que no sentían nada.

Menudo lío.

Había intentado de todo. En un principio dudó que Bunny sintiera lo mismo por Jack, así que intentó hacer que el espíritu invernal no se ilusionara con él. Pero ¡Oh sorpresa! El conejo de pascua, que había rehuído del amor en milenios, había caído al fin. Y de la persona menos esperada. Eros sabía que si no se apuraba, esos dos terminarían lastimándose hasta el punto de la irreconciliación. Y eso, considerando que vivirían eternamente, podría matarlos, apagando sus centros de poco en poco hasta la inexistencia.

"¿Qué más puedo hacer?" se preguntó Eros en voz alta.

Una nube se posó enfrente de él y se movió formando la imagen de una pantalla. Entonces la pantalla comenzó a transmitirle imágenes. Por un lado lo que Bunny hacía, por el otro, lo que Jack hacía. Los observaría haber si así algo se le ocurría.

Tenía que unirlos. Ahora no tenía que ver con su deber. Era una lucha personal.


¿Y bien? ¿Qué les pareció éste primer capítulo? ¿Interesante por ahora?

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