Disclaimer: Los personajes y el mundo de Shingeki no Kyojin son obra de Hajime Isayama.
Personajes: Rivaille y Eren.
Advertencia: Relación chico x chico. Yaoi. Lemmon.
Juntos.
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Se había graduado con honores, y pudo ingresar a la universidad sin problemas. Había decidido estudiar educación física, le gustaban los deportes y enseñar a los demás. Amaba viajar y explorar también, pero toda su vida lo había hecho por el trabajo de su padre, y hasta hace unos meses lograron establecerse. Ahora quería quedarse en un solo lugar y tenía razones de peso para hacerlo.
Había optado por un pequeño departamento cerca de la universidad, para ir al instituto debía tomar dos autobuses y no quería pasar por lo mismo en su nueva etapa de vida.
Además, y confesaba era la principal razón, quería su independencia porque cada día desde los últimos cuatro meses había estado esperando reunirse con Rivaille.
Se habían visto en pocas ocasiones, primero cuando fue a que le quitara los puntos. El hombre actuó con normalidad y por un momento pensó que todo lo ocurrido antes fue una cruel alucinación de su parte, eso hasta que con un suave movimiento él recorrió la marca de la herida.
—Quedara una cicatriz Eren— le dijo suavemente.
—N... no importa— la voz le flaqueó y su pulso se disparó.
—Supongo.
Se vistió de prisa y se acercó para despedirse, se tropezó con el borde de la camilla y el doctor lo sostuvo evitando que cayera al suelo.
—Tienes que ser más cuidadoso.
Eren se sintió mareado por la cercanía, trató de sostenerse en pie solo. Todo su intento se detuvo cuando Rivaille acercó su rostro mirándolo directamente a los ojos.
—No quiero atender más heridas en ti.
Cerró los ojos acercándose, deseaba besarlo, sentir sus labios sobre los suyos.
—Vete Eren.
—Por favor— quiso taparse la boca después de pedírselo, pero ya estaba hecho.
No quería arruinarlo, quería esperar como él le dijo, aún así era tan difícil estar cerca y limitarse.
El beso fue sorpresivo, pues no espero cediera a su petición, en cuanto el médico lo empujó contra la pared agradeció el apoyo, sus piernas flaquearon. Trató de seguir el movimiento de su lengua que arrasaba su boca, se sostuvo de su gabacha, y cuando empezaba sentir una fuerte presión en su entrepierna el doctor lo liberó.
—Demonios— soltó el hombre asustándolo.
¿Había hecho algo malo?
—Largo Eren.
—Pero...
El hombre se giró apresándolo con una mirada ardiente y furiosa.
—Largo, he dicho. Es más, no te quiero ver rondando por aquí, desaparece.
Se alejó y caminó hasta la puerta, la abrió y esperó a que saliera.
—Sensei.
La mirada homicida que le lanzó, lo hizo huir de la enfermería.
No pudo volver por casi un mes, pues cada vez que se asomaba la mirada asesina resurgía y recibía como respuesta un fuerte. —Desaparece.
Comprendía que por impaciente no podría estar cerca de él, ahora no confiaba en que esperaría después de ese incidente.
En realidad Eren no sabía que Rivaille había decidido aquello, justamente porque él no pudo controlarse. Él era el adulto y cedió fácilmente ante sus ojos verdes suplicantes y sabía que podía volver a hacerlo. Por eso lo despedía en cuanto lo visitaba.
Luego de eso se vieron pocas veces, había otras personas o Rivaille mantenía las distancias.
A un mes de la graduación no soportó más y fue después de las clases a la enfermería. Rivaille lo echó en cuanto entró, pero al ver su expresión le dio una tarjeta con un número de teléfono atrás.
—Si tienes tiempo para esto, vete a estudiar.
Eso lo contuvo durante las pruebas y le enviaba un mensaje diario, sólo recibió respuesta de aquellos en que le contó cosas relacionadas a los exámenes.
El día de la graduación fue corriendo a su encuentro tras recibir un corto mensaje que decía Felicidades. Sin embargo la enfermería estaba cerrada, cuando lo llamó le dijo que se había marchado por una emergencia. No le dijo cual era y pasaron dos semanas enteras sin saber de él.
Más tarde supo que un asunto familiar lo hizo volver a su ciudad y regresaría en un par de semanas, estaba muy ansioso por verlo y había logrado obtener la fecha de su regreso gracias a la orientadora Hanji.
Esperó en la estación hasta que apareció cargando una maleta grande, caminó hacia él sintiendo su corazón latir con fuerza.
— ¿Eren? — dijo el hombre sorprendido mirándolo.
—S...sí
— ¿Qué haces aquí?
Se removió nervioso.
—Yo supe que regresaba y quise... — tragó fuerte mirándolo apenado —Quería verlo.
Rivaille lo miró serio y acabo asintiendo.
—Ya veo— caminó hasta él con normalidad —Vamos.
Eren caminó junto a él mirándolo de reojo, y sintiendo el pulso martillar con tal fuerza, que se decía a sí mismo que debía tranquilizarse.
—Fue Hanji.
— ¿Eh?
—Hanji te dijo que regresaba hoy.
Ni siquiera era una pregunta simplemente buscaba una confirmación.
—Sí.
De repente la inseguridad lo invadió ¿había hecho mal? Tal vez Rivaille se había arrepentido, después de todo le dijo que en tres meses podía cambiar de opinión. Él por su puesto no lo hizo, no hacía más que desear estar a su lado, pero quizá... él si cambió de opinión.
—Tomaremos un taxi.
Angustiado ahora lo siguió al vehículo. Una vez dentro la tensión por el silencio era asfixiante, por tanto trató de iniciar una conversación.
— ¿Fue un viaje cansado?
—Algo.
La presión del silencio retornó y tragó con fuerza apretando los puños.
—Fue algo repentino ¿cierto?
—Sí.
Desesperado miró por la ventana.
Rivaille notando el estado del muchacho resopló. —Un pariente murió y debía encargarme de algunos asuntos. No había buena recepción ahí, era difícil hacer llamadas.
Eren lo vio alarmado.
—No sabía yo... — el hombre que amaba estaba en una situación difícil y él preocupado por trivialidades —Lo siento.
Rivaille alzó una ceja —No éramos cercanos.
Hasta que llegaron a su destino, Eren fue consciente de que no prestó atención a donde se dirigían, y cayó en cuenta tarde que iban al hogar de Rivaille.
Ya en la acera, sentía su corazón bombear con tal fuerza, que podía imaginar su rostro sonrojado.
—Debe estar cansado— dijo saliendo del paso —Podemos hablar después.
Se forzó en pensar algo más que decir para despedirse, cuando el hombre se acercó y lo observó irritado.
— ¿Qué dices? Después de averiguar cuando regresaba y llegar hasta aquí ¿quieres marcharte?
— ¡No!— respondió con fuerza —Yo… no quiero ser inoportuno.
—Siempre lo has sido. Vamos, mi departamento está en el último piso.
Apenado y sonrojado, lo siguió con la cabeza baja. Ya en el piso justo frente a la puerta, Rivaille se volteó mirándolo serio.
—Si no quieres pasar, puedes irte ahora.
—Yo quiero— Contestó decidido, luego desvió la mirada. —Estoy nervioso.
— ¿Nervioso?
El chico miró a otro lado incapaz de verlo a la cara.
—Demasiado emocionado— murmuró.
Rivaille se giró de prisa y abrió la puerta entrando. Confundido Eren lo siguió.
—Permiso— dijo al entrar y cerrar la puerta.
El departamento estaba increíblemente ordenado, había una planta en una esquina, una cocina y una sala acogedora. Pensó en su mismo departamento, demasiado pequeño comparado con ese.
—Todo está cubierto de polvo— soltó el hombre molesto —Le dije a Hanji que se asegurara de mantener todo en orden.
Pasó un dedo por uno de los muebles.
—Ella sólo limpia por el centro.
Eren comenzó a reír por su actitud, sabía que era así pues en la enfermería vivía regañándolo para que no ensuciara. Estaba feliz de oírlo de nuevo y estar junto a él. Incluso de ver su expresión de disgusto ante el polvo acumulado en los rincones.
— ¿Cuando comienzas la universidad?
Su risa cesó —En un mes, tengo un trabajo de medio tiempo en una librería. Trabajo por las mañanas.
—Ya veo.
Eren se ahorró la explicación de que eligió las mañanas para poder reunirse por las tardes. Había estado tan ansioso por verlo de nuevo, recordaba sus labios sobre los suyos y sentía su sangre arder.
— ¿Quieres algo de tomar?
— ¡Ah! yo— no podía tranquilizarse su cara ardía y sus manos picaban ¿era el único emocionado por verse de nuevo?
—Francamente— dijo Rivaille aproximándose —Poniendo expresiones como esa, no me das más opciones.
El mocoso desde la terminal venía sonrojándose y viéndolo con ojos anhelantes ¿Qué esperaba que hiciera? No podía tolerarlo más. De un movimiento rápido, lo tomó de la camisa y lo atrajo con fuerza besándolo sin dudar.
De inmediato Eren perdió el equilibrio y cayó sobre el sofá, se aferró a su camisa y suspiró contra sus labios.
—Sensei— murmuró con los ojos cerrados.
—Ya no tienes que llamarme así.
Eren abrió los ojos encontrándose con su mirada oscura. Se sintió diminuto ante él, incluso siento más alto. Era como un ratón presa de un astuto felino.
—Yo... — estaba acostumbrado a pensar en él como sensei, llamarlo por su nombre le parecía irreal.
—Dilo.
Ordenó el hombre como leyendo sus pensamientos.
—Ri... Rivaille san.
Eren quedó hipnotizado ante la semi sonrisa que le dio. ¿Era posible amarlo aún más?
Un nuevo beso silencio sus labios y se entregó de lleno a la pasión. El vaivén de lenguas y respiraciones rápidas fue subiendo de tono lentamente, una parte específica de su cuerpo se levantó de inmediato. Segundos después la camisa de Eren desapareció y aduras penas se dio cuenta.
Cuando una mano bajó a su pecho y apretó su pezón, soltó una exclamación y su entrepierna endureció dolorosamente. Sintió la lengua de Rivaille recorrer su cuello y para su absoluta vergüenza, un gemido escapó de sus labios.
Una mano se coló en sus pantalones y rodeó su miembro erguido. La vergüenza azotó con fuerza, pero fue eclipsada por el incomparable placer que empezó a recorrerlo.
—Ri... ah... sensei— trató de ocultar su rostro con una mano, pero Rivaille no se lo permitió.
—Mírame— le ordenó el hombre al verlo cerrar los ojos.
El movimiento que incitaba su parte baja se detuvo.
—Me detendré si no me miras.
Abrió los ojos abochornado y separó los labios cuando Rivaille lo besó, iniciando de nuevo el candente movimiento.
Sin soportarlo más trató de detenerlo, pues estaba en su límite sin embargo ante su resistencia el hombre mordió su cuello llevándolo al orgasmo. Su respiración violenta empezó a regularse, y no podía creer que todo aquello fuera real.
Rivaille se regodeó al ver el rostro sonrojado y apenado de su joven amante, cada día de tortura desde que lo conoció parecía lejano ahora, soltó su propia camisa y lo empujó para dejarlo acostado en el sofá. Comenzó a soltar su pantalón y volvió su atención al muchacho.
Lo besó recorriendo cada recoveco de su boca, llenándose de sus gemidos avergonzados y preparando con cuidado la siguiente parte para no lastimarlo.
Cuando Eren sintió como un par de dedos se introducían lentamente en su interior, quiso alejarse y evitar la extraña sensación.
—Sensei no...
—Es algo tarde para que te arrepientas— susurró candente en su oído.
—No ¡ah! — Su espalda se curveó cuando presionó cierta parte de su anatomía —No es eso.
El movimiento lento comenzó a dejar de ser incómodo conforme empezaba a acostumbrarse. Pronto otra erección se hizo presente y dejó que las reacciones de su cuerpo lo gobernaran.
Rivaille hizo tanto como pudo para controlarse, pero cuando el chico lo abrazó y empezó a susurrar "sensei" en su oído, no pudo tolerarlo.
—Respira— fue lo único que dijo antes de empezar a introducir su hombría.
Era mucho peor que antes, dolía. Una parte de Eren quería pedir que se detuviera, pero no podía porque la otra estaba demasiado excitada por las caricias en sus pezones y los besos en su cuello.
—Trata de respirar.
Asintió y trato de obedecer, sabía que cuando comenzara a moverse sería peor.
—Voy a detenerme— Anunció el hombre al ver las lágrimas en los ojos del muchacho.
— ¡No! — Eren lo miró —Por favor, no se preocupe... estaré bien.
La respiración del chico subía y bajaba con fuerza. Fue de hecho un alivio su respuesta, porque no se sentía capaz de detenerse.
—Estoy feliz de ser uno con Ri... Rivaille san.
El movimiento brusco lo hizo cerrar los ojos y abrazarlo, aun dolía pero la verdad tras ese acto lo hacía inmensamente feliz. Estaban juntos y lo que sentían era mutuo y hermoso.
—Lo amo sensei.
—Mocoso deja de incitarme. Mira que hacer que yo me enamorara así...
Eren lo miró sorprendido y una gran sonrisa pintó su cara. Rivaille besó su sonrisa y se grabó a fuego su expresión sonrojada y feliz. El dolor remitió cuando Rivaille encontró el punto adecuado, y entre jadeos y gemidos ambos alcanzaron el clímax en el oscuro departamento.
—Eren despierta.
El chico se removió y cuando logró abrir los ojos se encontró en una cama.
— ¿Cómo...?
— ¿A qué hora entras a trabajar?
El joven se incorporó de inmediato y una molestia disparó a su cadera. Cerró un ojo por reflejo y sintió un peso extra en la cama.
— ¿Cómo te sientes?
Miró a Rivaille y un fuerte sonrojo invadió su rostro. —E... estoy bien.
Fue consciente de su desnudez y de lo que había sucedido.
Rivaille se apartó al ver al chico sonreír mientras abrazaba la manta que lo cubría, con expresiones tan descuidadas seguía tentándolo inconscientemente.
—Son las siete— Le dijo sin saber bien a qué hora entraba a trabajar.
—No— Eren pareció despertar de su fantasía buscando su ropa a tientas. —Entro a las ocho.
Rivaille le tendió las prendas y caminó a la puerta.
— ¿Cuál es la dirección?
—A tres cuadras de la universidad.
—Llamare un taxi para ti.
Eren se vistió de prisa y al salir encontró al hombre sentado en la mesa con un paquete cerrado.
—Para el camino— dijo al verlo salir —El taxi está por llegar.
—Gracias— estaba azorado por sus atenciones.
El hombre se levantó y puso dinero en su mano. —Para el taxi.
—No yo...
—No discutas— el tono autoritario y la mirada lo hicieron tragar grueso.
—Como diga Corporal.
Ambos abrieron los ojos de par en par cuando tras las palabras una ola de emociones los embargó. Eren no sabía porque había dicho sido tan confianzudo para llamarlo por su primer nombre, y Rivaille no comprendía porque esa simple palabra pareció desatar algo antiguo en su interior.
—Yo... volveré esta noche.
—No— dijo parpadeando —Descansa.
—Pero...
—El fin de semana— dijo Rivaille sin importancia —Puedes pasarlo aquí.
De un salto el joven lo abrazó y salió de prisa con una sonrisa.
Rivaille resopló mirando la puerta, la sensación extraña permanecía en su pecho.
Se metió a la ducha tratando de recodar el sueño de esa noche, pero no lograba hacerlo, lo que era raro en realidad.
Eren por su parte tampoco recordaba que soñó, desayunando en el taxi con una sonrisa pensaba en el fin de semana que se acercaba.
Aquella noche fue la última de los sueños recurrentes, no volverían a soñar con murallas, y tejados, aquel fue el ultimo sueño de una vida pasada.
Por fin estaban juntos y simplemente ya no tendrían que separarse más.
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Y así acaba, espero les gustara, a pesar de que leo yaoi es la primera vez que escribo un lemmon, ojala no quedara mal.
Agradezco mucho sus lindos comentarios y sus mensajes alentadores, gracias por leer.
Eirin, Sphica, Dark Moon 00, PaulitaXDB, mary-animeangel, ednaviibritannia, SuperNathy, Hessefan, Full Moon-nya, Kibasdf, ZakuryMinashiro, rinaloid, shia1624, JimeHyuuga37, Zamtik y Girzzeta, izhyoh, kane-noona, Amyhii.