Este fic participa en Retos a la Carta del forum La Caja de Pandora, corresponde a la lista 1 (Título de viñetas) número 20. En total son tres viñetas que espero llegen a las 1.000 palabras y que no se pasen mucho. Disfrutad de la lectura :) Paz y amor.


Dulce: 1. Que causa cierta sensación suave y agradable al paladar, como la miel, el azúcar… 2. Que no es agrio o salobre, comparado con otras cosas de la misma especie 3. Grato, gustoso y apacible 4. Naturalmente afable, complaciente, dócil.

Takarada María había decidido emprender una difícil tarea, saber qué sabor le gustaba más a su onee-sama. Realmente María admiraba mucho a Kyoko Mogami, no sólo como actriz, sino también como persona, si María pudiera elegir tener una hermana mayor con la que compartir ADN, esa, sin lugar a dudas, sería Kyoko Mogami. Así que aprovechando que su adorada onee-sama se estaba tomando una semana de descanso para hacer sus exámenes la había invitado el sábado a dormir. María sabía que sería genial, llevarían pijamas a conjunto, invocarían a algún espíritu, verían alguna película de Jack o quizás alguna de Saw… ¡Sería maravilloso! María saltaba de alegría con sólo recordar que Kyoko había aceptado su propuesta con mucho entusiasmo. Sólo le faltaba un detalle para finalizar sus preparaciones: la comida.

María frunció el ceño al pensar cómo algo tan trivial como comer le estaba suponiendo un problema. En su casa cocinaba uno de los mejores chefs del mundo, por tanto la preparación no era un problema, no, el problema era que no sabía qué tipo de comida le gustaba a su onee-sama, ¿Preferiría una comida dulce? ¿O quizás una salada? ¿Y si le gustaban las cosas ácidas? María debía encontrar pronto una solución. Así que abrió, sin haber llamado antes para avisar de que iba a entrar, las puertas del despacho de su abuelo e ingresó dentro como la nieta del jefe que era.

- María, te he dicho que aunque seas mi nieta y tengas algún que otro privilegio en esta empresa, siempre, SIEMPRE, debes llamar a la puerta de mi despacho y esperar a un "adelante" para poder entrar –dijo Takarada Lory el cual fue total y absolutamente ignorado por su nieta.

- No hay tiempo para sermones inútiles –contestó María mientras se sentaba como toda una dama en el sofá delante de su abuelo-. Necesito tu ayuda.

Takarada Lory no pudo estar más sorprendido que si le hubieran anunciado que Cupido andaba volando por Tokyo disparando flechas de amor proclamando a los cuatro vientos "¡El amor os hará libres! Creed en él. ¡Él os quiere!". Sin embargo se sobrepuso de seguida y se dio cuenta de quién le estaba pidiendo el favor: su nieta. Ahí había gato encerrado.

- ¿Por qué? –Preguntó suspicaz.

Lory se fijó que de repente María parecía nerviosa, sus mejillas se habían teñido levemente de un color rosado, delatando vergüenza, y miraba para los lados nerviosamente. No podía ser que ella…

- ¡Estás enamorada de un chico de tu clase! –Exclamó, sintiéndose en el séptimo cielo, el presidente de LME.

- Menuda tontería –comentó María mientras negaba lentamente con la cabeza decepcionada-. Sólo a ti abuelito se te podría ocurrir una tontería como esa… No tienes remedio… En realidad vengo a pedirte un favor relacionado con onee -sama.

Lory se tranquilizó e intentó retomar el hilo de la conversación.

- ¿Por Mogami- kun?

- Sí, me gustaría hacerle algo delicioso para comer para animarla con los exámenes, pero no sé qué sabor le gusta –explicó María claramente frustrada por no tener ya una solución a ése problema.

- Mmmm… Sí que es complicado sí –comentó el presidente claramente sumido en sus pensamientos-. Dicen que a la gente le gusta el sabor que va más acorde con su forma de ser. Mogami- kun no destaca mucho pero indudablemente tiene unas cualidades magníficas, trabaja mucho para complacer a los demás, no da problemas y siempre está de buen humor… ¿Por qué no pruebas con prepararle algo dulce? –Sugirió su abuelo entusiasmado-. Si yo tuviera que utilizar un sabor para describir a Mogami-kun sería: dulce. Ignorando su total desprecio por el amor y los sentimientos puros que albergan las almas humanas.

María no estaba muy convencida de la respuesta que le había dado su abuelo, pero la verdad era que éste muy raras veces se equivocaba. Por supuesto ella no pensaba que a su onee- sama le gustaran las cosas dulces, y mucha gente estaría de acuerdo con ella. A la estelar miembro número uno del grupo LoveME no podían gustarle las cosas dulces. Pero por precaución no expresó sus pensamientos en voz alta, así que se levantó, le dio un escueto gracias a su abuelo y salió de su despacho. Con paso decidido abandonó el edificio y se dirigió a dónde la esperaba su chófer, cuando se acomodó en el sofá trasero llamó a su chef y le pidió que preparara dos bentos con comida dulce para el mediodía. Cuando estuvieron listos los recogió y se dirigió a la escuela de Mogami Kyoko. No le fue difícil entrar, y mucho menos encontrarla, ya que con el nuevo amuleto de magia negra que había comprado podía localizar a su onee- sama con mucha facilidad.

- ¡María-chan! ¿Qué haces aquí? –Preguntó Kyoko cuando la vio entrar por la puerta de su clase-. ¿Ha pasado algo?

- ¡Onee-sama! –exclamó María mientras se abalanzaba sobre Kyoko y la abrazaba-. He venido a darte energías, sé que estás en épocas de exámenes y es muy importante comer sano y con nutritivos, así que te he traído la comida.

- Gracias María- chan pero… Me da un poco de vergüenza comer mientras tú me miras –contestó Kyoko claramente conmovida por el detalle que habían tenido para con ella.

-No te preocupes onee-sama –le replicó María mientras enseñaba los bentos-. Yo tampoco he comido.

Kyoko le agradeció el detalle y la llevó a la azotea de su colegio para que pudieran comer tranquilas, además, había una parte que estaba dedicada al club de jardinería (sí, sorprendentemente había clubes en el colegio) y era un lugar bastante agradable para comer. Así que ambas se sentaron con sus bentos, los destaparon, dijeron Itadakimasu a la vez, y a la onceava mordida María supo que a Kyoko no le gustaban las cosas dulces.