Nota importante: Sailor Moon no me pertenece.

La amante.

Aplico los últimos toques de maquillaje en mi rostro, no soy arrogante pero me veo perfecta, salgo del baño con dirección al closet, quiero revisar por última vez mi aspecto, el espejo de cuerpo completo me dice lo que ya sé, el vestido rojo me queda maravilloso, se ajusta a mi figura a la perfección, hice una buena compra.

Ups. . . Lo siento no me he presentado, me llamo Serena Tsukino, tengo veintidós años y estoy en el último año de la carrera de relaciones públicas, me considero una buena estudiante, de hecho mis calificaciones son buenas, más no excelentes, pero admitámoslo, en la universidad son poco los que tienes excelentes notas.

Vivo en un apartamento en el centro de la ciudad, en las cercanías de la universidad, de modo que solo tengo que caminar poco menos de quince minutos, además trabajo medio tiempo como mesera en una cafetería también cerca a mi casa, la cafetería queda en el primer piso un importante edificio corporativo, además de otros más, de modo que es frecuentado por importantes hombres y mujeres de negocios.

Fue en ese lugar donde conocí a mi adorado Darien, él es dueño de una importante empresa, trabaja en el edificio corporativo donde trabajo, no sé mucho de su vida laboras, no hablamos mucho de eso, nuestros momentos juntos no son muchos de modo que solo nos entregamos a la pasión incontenible que sentimos el uno por el otro.

Pero hay un pequeño problema. . . No, no es cierto, un gran problema, él está casado y yo. . . Yo soy su amante.

No me juzguen por favor, si han estado enamoradas alguna vez entonces comprenden como me siento, pero déjenme contarles cómo fue que lo conocí.

Era un frio día de invierno, yo estaba limpiando las mesas, eran las doce quince del día, en poco minutos la cafetería se llenaría de hombres y mujeres en trajes formales de trabajo, siempre los mismos colores, negro, gris y azul oscuro, los hombres portaban sus maletines de cuero, las mujeres sus hermosas carteras, gran parte de ellas de diseñador.

Los hombres se sientan en la mesas, hablan de la bolsa, del cambio del dólar y el euro, de los nuevos mercados, en cambio las mujeres hablan de moda, de los nuevos maquillajes y de sus salidas nocturnas con otros hombres, aquello de que los hombres son de marte y las mujeres de venus es cierto, créanme.

En el preciso momento en que me dirijo a una de las mesas un grupo de cuatro hombres entra en la cafetería, un atractivo hombre de cabello negro entro de los primero, me ve y sin pasar un segundo más me sonrió.

Creo reconocerlo, después de todo, quizá ya había venido a la cafetería, tomo la orden de la mesa y cuando me acerco a la barra a dar el pedido alguien me toca el hombro, al volverme me topo con los más hermosos ojos azules que había visto en mi vida, es él.

- Disculpe señorita.- Su voz me llega hasta lo más hondo de mi corazón.- Hay algún privado disponible para mí y mis amigos.

- Si. . .

Mi jefe, el dueño de la cafetería tiene una sala aparte del resto de la cafetería, donde la utilizan los hombres que gastan mucho dinero sin importar.

- Señor Chiba.- Casi mágicamente mi jefe aparece y se acerca al extraño que no deja de mirarme.- Pase por aquí por favor, lo atenderemos en un instante.

Lo veo irse con su grupo, un hombre rubio, otro de cabello plateado y otro castaño, ninguno de ellos es de su estatura, a su lado aquellos tres no son nada.

- Serena.- Me habla de pronto mi jefe.- Ve y atiéndelos a cuerpo de rey.

- Si señor.- Miro la hora, mis clases comienzan a las tres, espero que el dia no sea tan ajetreado.

Tomo mi libreta de notas y voy hacia el sector de los privados, me dirijo hacia la mesa donde está el señor Chiba y sus acompañantes, falta uno de los hombres, lo diviso no muy lejos hablando por teléfono móvil, es el de cabello plateado, llego hasta la mesa y pongo mi mejor sonrisa, debo hacerle caso a mi jefe y tratarlos de la mejor forma posible.

- Bienvenidos.- Hablo con voz clara.- Soy Serena y seré su mesera esta tarde.

- Buenas tardes Serena.- El señor Chiba es el único que me habla, los otros dos que aun siguen en la mesa están distraídos en otras cosas, el rubio mira su computadora portátil, y el otro revisa lo que parece un informa financiero, alcanzo a ver muchas cifras.

- ¿Quieren ver la carta o van a pedir la especialidad del día?

- Yo ordenare café.- Interviene el rubio, al parecer si había escuchado lo que dije.

- Yo quiero croissant y un cappuccino.- El peliplateado vuelve a la mea y me sonríe.

- Sándwich de pavo con hierbas.- El castaño me mira.- ¿Tienen algún vino?

- Vino francés. . . Vino Chileno.- Le respondo, no sé mucho de vinos pero sonrió de la mejor forma.- La lista de vino está en la carta señor.

El castaño ojea la lista sin mucho ánimo, al parecer nada le gusta, pero se decide y pide uno de los vinos más populares, el único que falta es el señor Chiba, en todo momentos había sentido su mirada sobre mí, me vuelvo hacia él para pedirle la orden y antes de poder hablar él me sonríe.

- Yo quiero café y algún tipo de pastel.- Dice sin dejar de mirarme.- ¿Tienes pastel de chocolate?

- Por supuesto, es nuestra especialidad.

- Perfecto. . . Creo que eso es todo.

Después de eso Darien comenzó a frecuentar prácticamente todos los días la cafetería, muchas veces iba a solo y se sentaba en la barra solo para beber un café o un cappuccino, y cuando iba en grupo se dirigía a los privados con sus acompañantes y no hacían más que hablar de negocios.

Los meses iban pasando, mis clases iban bien, estaba en plena fecha de exámenes para pasar el tercer año de la carrera, tengo que hacer un presentación frente a una comisión de cinco personas, algunos profesores de la carrera, algunos ex alumnos que trabajan en relaciones publicas y un misterioso hombre, los rumores decían que era un importante hombre de negocios, que para mí nerviosismo resulto ser Darien.

Mi turno era el número quince, de modo que fui testigo al ver como mis compañeros salían del salón completamente afectados, algunos satisfecho de haber aprobados, otros nerviosos al no saber de su situación, cuando llega mi turno respiro hondo y entro, mi mirada va directamente hacia donde esta Darien, él me sonríe y me mira a los ojos, trato de ignorarlo y concentrarme en mi trabajo.

La presentación que debía ser consistía en contestar una serie de preguntas, respecto a las nuevas formas de comunicación entre las empresas y las personas, debo ser clara en mi opinión.

En ese momento Darien fue el que mayor problema me dio, era incisivo en sus preguntas, muchas veces titubee antes de contestar y mi profesor lo notaba, la otras personas me hacen preguntas simples pero es Darien quien parece querer ver mi ruina, finalmente cuando acabo mi presentación habla mi profesor.

- Muchas gracias Serena.- El hombre mira a sus dos costados, él está sentado en medio del resto de las personas.- ¿Alguien tiene algo que agregar?

- Yo. . .- Darien no tarda en hablar.- Señorita Tsukino cuando termine su carrera será un agrado para mí que se integre a mi equipo de comunicaciones, mi personal se parece sacado del colegio en comparación con usted.

Mi profesor me sonríe, lo conozco, sé que tendré buenas calificaciones, al terminar agradezco y salgo del salón, respiro hondo y me dirijo a los baños, en todo momento la mirada de Darien no se apartó de mi, cuando salgo de la universidad tomo la calle que da hacia la estación de metro, por aquel tiempo vivía algo lejos del centro, voy a pedir mi boleto cuando alguien me habla.

- ¿Me permites llevarte Serena?- Darien me habla.

- ¿No le desvió de su camino?- No sé qué estaba haciendo, pero ese hombre me hipnotizaba por completo.- Voy a mi casa, no a la cafetería.

- Por favor insisto en llevarte.

Acepte de buena gana, el solo hecho de estar cerca de Darien me comienza a volver loca, me señala su coche, un último modelo que cualquier adolecente hombre quisiera tener, un deportivo rojo, solo tiene asiento delanteros, me abre la puerta como un caballero, entro y siento el olor a cuero de los asientos, Darien entra en el coche y me sonrió antes de ponerse en marcha, le doy las indicaciones de cómo llegar al complejo de apartamentos donde alquilo un diminuto apartamento.

- Hable en serio cuando dije que me gustaría que trabajes en mi empresa, me ha gustado mucho tu forma de defender lo que piensas.

- Muchas gracias, me prepare con mucho esfuerzo.

- Eso se noto, aunque muchas veces te mostraste algo débil.

Por ti, quise responder aquella vez, pero no podía, ese tipo de comentarios daría a entender que él me atraía, simplemente le sonrió, su móvil en ese momento suena, él contesta y solo habla de negocios, al parecer algo no le gusta, la mano que sujeta el volante se aprieta contra el objeto, veo su mandíbula tensarse, de pronto tras unas secas palabras cuelga.

- ¿Problemas?- Le pregunto solo para romper el silencio.

- ¿Cómo lo sabes?- Aprovecha un semáforo en rojo y se vuelve para mirarme.

- Se ha puesto tenso, lo note en su mano sobre el volante.- Le respondí.

- Algunos dicen que no tengo expresiones, que nunca me muestro enfadado o contento.- Me mira, pero de pronto el semáforo se pone el verde, de modo que no puedo ver sus ojos cuando sigue hablándome.- Tienes un don especial para ver mis estados de ánimo.

- No lo creo, cualquiera puede darse cuenta que. . .

- Pues no lo hacen.- Corto de pronto.

Al llegar se baja junto conmigo, no sabía que decir, pero tengo que agradecerla que ma haya traído hasta casa, iba a hablar cuando él me detiene.

- No digas nadas.- Me dice.- Solo sonríeme.

Hago caso sin pensarlo dos veces, él me devuelve la sonrisa y me hace un gesto con la mano, así como hacen los soldados, vuelve al coche y tras subirse arranca a una velocidad ascendente.

Los días siguientes no lo vi, pero si a sus amigos, por lo que oí Darien había tenido que salir de la ciudad, un importante negocio estaba en peligro y decidió ir él a resolver todo el problema, sus amigos hablan de sus habilidades para los negocios, de su valentía para ir a la bolsa de acciones y poner todo su dinero en la peor empresa pero sacar buenas ganancias, dicen que tiene un don para multiplicar el dinero.

Me irrito al escucharlos, es como si lo tratasen como una billetera llena de dinero y un cheque de una cuenta con fondos ilimitados, hablan de él como si no fuera humano, sino una máquina de hacer dinero.

Volví a verlo a los pocos días, entro en la cafetería solo, pero no se dirige a la barra, sino hasta una mesa apartada, veo que mi compañera va a tomar la libreta para tomar su pedido, pero me adelante y le digo que un atractivo rubio esta solo en la barra, ella solo traba ahí con la intención de conquistar a un millonario, de modo que tras sonreírme se dirige hasta el rubio, tengo el camino libre, me dirijo hacia él, Darien nota mi cercanía y antes de que yo pueda decirle algo me sonreí.

- Quiero el café más cargado que puedan preparar.- Me dice.

- Te sugiero que comas algo con el café, cuando se está cansado como tu el café cargado no es mejor aliado para recuperar energías. . .

- ¿Cómo. . .?- Me mira sorprendido.- Eres especial Serena. . . Bien será como tu digas, café cargado y algo para comer.

- Te traeré un buen sándwich.

- Gracias.- Me mira a los ojos.- ¿Cuándo termina tu turno?

- En media hora. . .

- ¿Puedo esperarte?- Me mira como un niño que se siente solo.- Quiero hablar con alguien y no tengo con quien.

- Si.

Media hora después me abrió la puerta de su coche, conduce por la ciudad, al parecer sin destino alguno, no le pregunte en ese entonces donde me llevaba, solo quería estar con él, para ese entonces y después de muchos meses viéndole constantemente estaba segura de algo Darien Chiba me atraía. . . No, no solo me atraía, estaba enamorada de él, cada que lo veía cansado deseaba tenderlo sobre un cómodo sofá y quedarme a su lado mientras él descansa, cuando le veía contento era feliz por él.

- Llegamos.- Me dice de pronto.

Veo por la ventana, estamos en un parque, se baja y me ayuda a hacer lo mismo, me pone la mano tras la espalda y me insta a caminar, llegamos hasta una banqueta y nos sentamos, me mira tan intensamente, creo que me va a besar, no solo creo, estoy segura de que lo va a hacer, él acerca su rostro, pero en vez de poner sus labios sobre los míos, los pone sobre mi frente.

- No puedo. . .- Me dice.- No puedo besarte.

- ¿Por qué no?- Lo veo atormentado, toco su rostro.- ¿Qué ocurre Darien? Yo no te negaría un beso.

- Serena yo. . .- Se separa un poco de mi y me mira a los ojos.- Yo estoy casado.

Siempre he agradecido que haya sido sincero conmigo desde el primer momento, ahora que lo pienso, luego de todo este tiempo, si me lo hubiese ocultado tampoco me hubiese importado, lo amaba entonces, como lo amo ahora.

- Entiendo.- Le dije, un dejo de decepción me invade, no es un hombre libre, tiene dueña.

- No la amo.- Se apresuró a decirme.- Fue un arreglo de nuestras familias.

- ¿Puedes contarme?- Le pregunto.

- Nuestras familias han sido cercanas desde hace años, negocios en común y ese tipo de cosas, cuando cumplí los veintisiete años mis padres comenzaron a hacerme comentarios sobre que debería casarme y esas cosas, no los tome en cuenta hasta un par de años después, ella siempre fue la elección de mis padres y hasta ese momento no había mujer alguna que me interesara como esposa, estaba entrando en los treinta y me di cuenta de las oportunidades financiera serian mejores si me convertía en un hombre casado, de modo que ella y yo nos casamos a los pocos meses.

- ¿Ella te ama?- No dude un segundo en preguntárselo.

- No lo sé, sinceramente no me importa, ella siempre ha sabido que nuestro matrimonio es más un acuerdo comercial que un verdadero matrimonio.

- Entiendo.

- Mi vida era perfecta hasta que entre en esa cafetería y tú te acercaste con una sonrisa hacia mí.

- Y tus otros compañeros.- Quise distender el ambiente.

- Pero me sonreíste a mi.- Me dijo.- En fin, tenía una vida más o menos ordenada hasta que me fije en ti y todo se vino abajo.

- Lo siento.- Nunca entendí porque dije eso, pero me sentía culpable de verlo así de confundido y triste.

- Tú no tienes la culpa de nada.- Me dijo acariciando me mejilla.- Yo nunca he debido fijarme en ti, no tengo derecho a desearte.

- Pero lo haces. . . Como yo te deseo a ti.- Le dijo con mucha sinceridad.

- ¿Me deseas aun cuando sabes que soy casado?- Me miraba atormentado.

- Si.- Le dije, no dude en mi respuesta, fui yo quien dio el primer paso para ese primer beso entre los dos, y tengo que decir que Darien es el mejor besador del mundo.

- Serena yo. . .

- No digas nada.- Lo seguí besando, no quería dejar de hacerlo tampoco.

No me importaba si era casado, no me importaba que tuviese dueña, al menos por aquellos segundos fue mío, y solo mío.

- Serena. . .- Me hablo después cuando nos separamos.- Yo te quiero tanto.

- Yo te quiero.- Le dije.

A las pocas semanas Darien me llamo cuando estaba saliendo de la universidad, me dijo que quería reunirse conmigo en un complejo de apartamentos en el centro de la ciudad, llegue casi quince minutos después, nos juntamos en el vestíbulo de acceso.

- ¿Qué hacemos aquí?- Pregunte sin dejar pasar más tiempo.

- No te enfades conmigo.- Siempre me dice eso cuando hace algo que sabe que puede no gustarme.- Uno amigo mío tiene una inmobiliaria y vende los apartamentos de este edificio.

- Darien. . .- Comprendí al instante lo que quería decirme.

- Por favor escúchame.- Me interrumpió.- Tu misma has dicho que el lugar donde vives no es el sitio más seguro de la ciudad.

- Pero es lo que puedo pagar.- Mis padres Vivian al otro lado del país y todos los meses me enviaban dinero, lo utilizaba para la comida, el transporte y esas cosas, gracias a los cielos tenía un beca del noventa por cierto en la universidad de modo que mis pagos eran minimos y los mantenía al día.

- Yo quiero que vivas en un lugar mejor.- Me dijo Darien.- Antes de que rechaces mi oferta sube conmigo a ver el apartamento que escogí.

Me enamore de la preciosa vista de la ciudad, incluso podía ver el edificio central de la universidad, y el resto del apartamento también me gusto, era de un solo cuarto pero era muy amplio, internamente sabía que no debía aceptarlo pero lo hice.

- Solo tienes que firmar aquí.- Darien me entrego una serie de papeles, los lei rápidamente.

- Darien. . . Aquí dice que el apartamento estará a mi nombre.- Lo mire a los ojos.- No puedo aceptarlo, no es correcto.

- Quiero dártelo Serena.- Me tomo las manos y me miro.- Serena estos últimos años de mi vida solo han significado negocios y más negocios para mi, has llegado a mi vida como una salvación y te quiero por eso, me has aceptado sin mirar en mi cuenta bancaria.

- Darien. . .

- Y sé que aunque fuese pobre y no tuviese donde caerme muerto seguiría a mi lado.

Ese hombre me conocía bien, asentí lentamente y termine por aceptar, firme todos los papeles que me dio.

- ¿Los muebles también están incluidos?- Todo el apartamento me gustaba, sobre todo la decoración.

- Toda mi vida.- Ese fue el primer apelativo cariñoso que me dio.- Puedes cambiarte ahora mismo.

Pero la mudanza no fue esa tarde, cuando Darien me dijo que tenía la tarde libre nos miramos el uno al otro y fue el comienzo de todo, fuimos al cuarto e hicimos el amor, era mi primera vez y Darien no tardo en notarlo, fue muy cariñoso conmigo, amable y gentil, eso no hiso más que reafirmar lo que pensaba, lo amaba y no me importaba ser su amante.

Desde ese día han trascurrido año y medio, vivo en el hermoso apartamento que Darien busco para mi, aunque sigo trabajando en la cafetería, en eso no transe, y menos cuando Darien me ofreció empleo en su empresa, le explique que yo era parte de su tercera vida.

Se preguntaran que es eso de su tercera vida, se los explico, su matrimonio es su primera vida, luego le siguen los negocios y por ultimo yo, le dije claramente que no iba a mezclarme con ninguno de los otros dos, lo acepto después de mucho hablar.

En el fondo somos como cualquier pareja normal, tenemos discusiones como cualquier otro pareja, hay días en que no nos queremos ver, y otro días en que no hacemos más que estar en la cama y hacer el amor.

Esta noche es especial, Darien esta llegando de un importante viaje de negocios, aunque eso no me importa mucho, lo que si me llena de alegría es saber que apenas salga del aeropuerto vendrá aquí conmigo. Si lo oyen bien, él vendrá aquí conmigo, no ira a su casa con su esposa, vendrá conmigo.

Voy a la cocina, desde la puerta puedo sentir el olor de la carne cocinándose en el horno, miro la hora le daré unos diez minutos más, Darien me llamo hace media hora, estaba aterrizando, calculo que demorara otra media hora más o tal vez más tiempo.

Voy al comedor, todo esta listo, solo me queda prender las velas, pero lo hare cuando Darien entre, me siento en la sala y comienzo a esperar, oyó los ruidos normales de la ciudad en la noche, son las ocho y media, abro una revista y lo primero que veo e la fotografía de Darien, lo reconocen como el empresario del año, estaba acompañado por un hombre mayor y dos mujeres, reconozco a una, es su esposa, ya la había visto en otras revistas, sobre todo de sociales, en muy pocas ocasiones veo una fotografía de ambos, Darien me ha dicho que odia que le tomen fotos.

Miro en la mesita de la sala, esta llenas de portarretratos con fotografías mías y de Darien, casi todas tomadas en el apartamento, otras en aquella posada escondida en un preciosa valle, fuimos ahí para el aniversario del inicio de nuestra relación y para los cumpleaños de ambos, es un lugar hermosa y alejado de la ciudad, la maneja una pareja de ancianos, siempre rentamos la misma cabaña, una que tiene vista al lago.

Esos recuerdos me llenan de alegría, para ser un hombre de negocios que viaja constantemente y pasa más tiempo dentro de una sala de juntas, Darien siempre ha buscado tiempo para que estemos juntos, lo amo con todo el corazón, de pronto mi teléfono móvil suena, esta tocando una melodía romántica, es Darien, corro hasta la mesa donde esta y tomo el móvil, contesto rápidamente.

- ¿Buen?- Respiro hondo.- ¿Darien?

- Hola mi amor, ya estoy llegando, creo que en menos de cinco minutos estaré ahí.- Me dice sin perder más tiempo.- No sabes cuánto te eh echado de menos mi amor.

- Yo también, ya quiero que llegues.- Le dijo mientras me acerco al balcón del apartamento, ya quiero ver llegar su coche.

- ¿Qué tienes puesto?- Me pregunta.

- Un vestido rojo ajustable a mi cuerpo.- Le digo al instante, su voz esta haciendo que me excite, ya me lo estoy imaginando, él me quita el vestido entre besos y caricias.

- ¿Qué me has preparado de cenar mi amor?

- Carne de res con salsa blanca de hierbas.

- ¿Y de postre?

- Pastel de chocolate.

- Has descubierto mi punto débil.- Lo escucho reir.- De verdad me tienes en tus redes mi amor.

- Y yo he caído en las tuyas.

- Estot doblando en la esquina de tu casa, ya estoy llegando.- Tras lanzarme un beso cualga, yo corro a tomar el encendedor, prendo las velas y voy a mirarme por ultima vez al espejo, todo listo.

Me dirijo a la cocina, apago el horno y miro la olla donde ya reposa mi salsa blanca, voy hacia la puerta, solo restan unos poco minutos para ver a mi amado Darien, el sonido de la manilla girando me hace sobresaltarme, ya esta entrando, ya viene, la puerta se abre, lo veo, entra con toda su presencia, el espacio de pronto se me hace pequeño, al cerrar la puerta no espero un segundos más y voy a sus brazos.

- Serena. . .- Darien busca mi rostro que entra enterrado en su pecho y lo levanta.- Mi amor.

Me besa, y como siempre correspondo a ese maravilloso beso, siento sus mano rodear mi espalda y sus manos ir directamente a mi trasero, su toque me deja sin aliento, su respiración hace que mi corazón corra más rápido.

- Estas preciosa.- Me dice cuando se separa de mi.

- ¿Quieres algo de beber?- Le pregunto mientras le ayudo a quitarse la chaqueta del traje.

- Si.- Me mira sonriente.- ¿Tienes whisky. . .?

- Con dos hielos.- Término hablando por él.- Enseguida, ponte cómodo.

Vuelvo a los pocos segundos con un vaso de whisky con dos hielos, Darien está sentado en el sofá de la sala, esta descalzo y se ha quitado la corbata y e aflojo el botón del cuello de la camisa, le entrego el vaso y le sonrió.

- ¿Estas muy cansado?- Le pregunto pues puedo ver ojeras debajo de sus ojos.

- Ha sido una semana muy dura.

- Ven vamos a comer.- Le extiendo mi mano y el la toma.

- Tengo hambre de comida, de postre y de ti.- Me sonríe.- Pero el orden se puede alterar. . .

- Nada de eso.- Le digo.- Apuesto que no has comido nada en horas.

- Me conoces bien.

- Por eso vas a comer, luego el postre de delicioso chocolate y después podrás tenerme a mi.

- Sabes negociar mi amor.

- Hago lo mejor para ti.- Darien puede ser casi diez años mayor que yo, pero me gusta cuidarlo, es como un gran niño que necesita un poco de cuidados a pesar de su edad.- Ven.

Lo siento en la cabecera de la mesa, antes de ir a la cocina me fijo en que tiene la vista fija en las velas, algo le preocupa, lo conozco, pero si es algún tema de su vida matrimonial no quiero saberlo, quizá sea algún problema del trabajo.

Llevo la bandeja con la carne y la salsera, las pongo delante de él, me deleito al verlo sonreír, ahora si lucia más relajado, me siento a u lado y le sirvo la comida, Darien da el primer bocado y me mira a los ojos.

- Delicioso mi amor.

- Gracias.- Siento mis mejillas arder, Darien me acaricia y le sonrió.

- Cuéntame que has hecho estos días.- Me pide amorosamente.

- Una de las chicas de la cafetería enfermo y tuve mucho trabajo. . .

- Ya sabes lo que opino de ese tema.- Me interrumpe de pronto.- No me gusta que trabajes ahí.

- Darien. . .

- Lo sé. . . Lo sé.

Le hablo de mis clases en la universidad, incluso de las ofertas de empleo que ya estoy recibiendo, veo que ese último comentario no le gusta, él sigue con la idea de que trabaje para él, pero lo sigo rechazando, aunque me entiende, sabe que es mejor así, que soy parte de su vida, pero a la vez no estoy tan adentro como yo quisiera.

La cena termina entre bromas y un buen ambiente, Darien se levanta y va él solo a la cocina por el postre, me levanto y voy al sofá, lo espero ahí, al volver Darien trae el pastel y dos cucharas, me sonríe y se sienta a mi lado enciendo la televisión y nos quedamos así mientras devoramos el pastel.

- Haces el mejor pastel.- Me dice mientras saborea la cobertura.

- No decías lo mismo hace año y medio.- Lo recuerdo muy bien porque en aquel entonces era pésima cocinera, hice varios cursos de cocina, sobre todo de repostería.

- Ahora eres la mejor mi amor.

Al acabarnos el pastel, llevo todos los platos sucios, los pongo en el lavavajillas, cuando vuelvo a la sala Darien me abraza al instante, busca mi boca y yo lo ayudo, el beso es prolongado, pongo mis brazos alrededor de la espalda de él y el abrazo de hacer más estrecho, oigo su respiración y estoy segura de que a él le sucede lo mismo.

- Serena. . .- Me susurra.

- Ven.- Le pido mientras busco sus manos.- Vamos al cuarto.

El solo asiente, tomo sus manos y lo encamino hasta el cuarto, apagamos las luces de la sala y la abandonamos, abrí la puerta del dormitorio, sentí las manos de Darien en mi cintura.

- Eres lo mejor que ha habido en mi vida Serena.- Me dice antes de besar.

Él también es lo mejor que llegado en mi vida, lo sabe y creo que por eso me quiere cada día más, nos complementamos de maravilla, somos uno cuando estamos juntos, mis manos buscan los botones de su camisa y las de él el cierre trasero de mi vestido, desliza los tirantes por mis hombros, de modo que el vestido cae al suelo, no llevo sujetador, no combinaba con el atuendo, así que solo tengo puestas las braguitas, yo termino con el ultimo botón de la camisa y comienzo a aflojar el cinturón que sostiene sus pantalones.

- Serena. . .- Me dice en mi oído, sus labios acarician mis orejas.

- Darien.- Tengo en mis manos el botón del pantalón, un rápido movimiento los suelta.

Lo empujo suavemente y hago que se siente en la orilla de la cama, me siento sobre sus piernas y tomo su rostro entre mis manos, lo miro a los ojos y lo beso, siento sus manos en mi espalda, me envuelve en sus brazos, me siento suya desde ese momento, los labios de Darien comienzas a bajar hasta mi cuello, sus besos me queman, enredo mis dedos en su cabello.

- Serena. . .

- ¡Darien!- Su boca captura uno de mis senos, se apodera de mi pezón y lo besa, lo lame y espera para ver mi reacción, yo en tanto quiero más de sus caricias, de modo que lo miro con anhelo.- Más. . . Más Darien.

- Si.- Me sonríe antes de tomar mi otro seno con su mano, su toque me fascina, sabe donde y cómo tocarme para excitarme.

Entre besos y caricias suena su teléfono móvil, él gruñe pero trata de ignorarlo, a esa hora solo puede ser una persona, su esposa, yo trato también de ignorar el sonido del teléfono, pero tras varios minutos no deja de sonar, en insistente.

- Maldita sea.- Darien gruñe, me toma en sus brazos y se levanta conmigo, es tanta su fuerza que puede alzarme sin ningún problemas, se inclina tomo su pantalón y saca el móvil,, se levanta y en todo momento no quiero bajarme, abre la puerta del cuarto y lanza su teléfono, el que por suerte cae en lo cojines del sofá, cierra la puerta, el ruido ya no se escucha, solo nuestras respiraciones.

Vuelve a sentarse en la cama conmigo sobre él, hacemos que como que ese exabrupto no ha sucedido y continuamos, yo ya lo he olvidado, de modo que todo un mechón de su cabello y lo enredo en mis dedos, tras un gruñido de mi Darien el me besa entre los dos senos, siento su respiración en mi piel, toco sus brazos trabajados en el gimnasio, esos músculos son lo que a los pocos segundo me envuelven en su calor.

- Serena. . .- La pelvis de Darien se mueve, mis braguitas ya se están humedeciendo, aunque si soy sincera ya se habían humedecido con su llamaba a los pocos minutos de llegar.

Sus manos viajan velozmente hasta dar con la única capa de tela que queda en mi cuerpo, me arranca la ropa interior rasgándola, lo miro un tanto divertida, un tanto enfadada, esas braguitas eran nuevas.

- Te regalare unas nuevas.- Me dice a modo de disculpas, lo miro y solo le sonrió. ¿Qué otra cosa puedo hacer? Lo amo y no me enfadaría por algo sin razón.

- Solo bésame.- Le dijo, ya está perdonado y lo sabe.

Ahora no solo me besa, sino que sus manos me acarician los muslos, y los separan lentamente, una de sus manos abandona ese lugar paras ascender hasta mi boca, la otra se queda y sigue el camino que tan anhelante espero que continúe, por fin siento el contacto de sus manos en mi intimidad, me aferro a él cuando siento sus dedos deslizarse por mi vagina.

- Tan tímida como siempre mi amor.- Me susurra con malicia, sabe que sus caricias me encienden pronto.

Pero no me vence tan fácilmente, sé como hacerlo perderse en la pasión me muevo un poco quedo en la posición perfecta para ser yo quien lo acaricia íntimamente, llevo mi mano hasta su miembro, el que ya esta duro y firme, lo tomo en mis manos y sonrio al escucharlo gemir de placer.

- Traviesa.- Lo oyó decir.

Pero yo solo quiero verlo relajado, lo toco, acaricio y masajeo, el brazo libre de Darien me estrecha contra él, y el otro intensifica la velocidad de sus caricias, lanzo un gemido de placer, Darien sabe lo que me gusta y se esta aprovechando de eso al máximo, sus dedos se mueven con experiencia, me tocan y se deslizan con lentitud, tiemblo como una hoja.

- Darien. . .- Murmuro con voz baja y agrietada por lo que estoy sintiendo.

- Ven.- Darien comienza a moverse hasta el centro de la cama.-Ya no aguanto más, tienes que ser mía.

- Si. . .- Es lo que más deseo.

En poco segundos me tiene tumbada boca arriba, él esta sentados a mis pies, lentamente se acerca y separa mis piernas, yo me aferro a la almohada, siento sus dedos en mi vagina se deslizan hacia arriba y hacia abajo con mucha lentitud.

- Estas lista.- Sentencia él, se acomoda mejor y hace me ordena que rodeo su cintura con mis piernas, sin dudar lo hago, eso solo me produce mayor placer y creo que a él también.

- Darien por favor. . .- Ruego desesperada, mi cuerpo está desesperado por tenerlo dentro.

- Ahora. . .- Se desliza en mi interior lentamente, dejo escapar un gemido y me aferro a la almohada con mayor fuerza, la embestida me llena de sensaciones.

- Serena. . .- Susurra mientras se desploma sobre mí y me besa en la boca, sus embestidas comienzan a tomar velocidad, mis manos van hacia su trasero y lo aprietan.

Mientras me retuerzo bajo su cuerpo, mientras todo mi ser sucumbe ante su masculinidad una parte muy interna dentro de mí me dice que todo aquello está mal, que le estoy robando el hombre a otra mujer, pero me defiendo ante esos pensamientos, sé que Darien no es feliz con la vida que lleva, yo lo hago feliz, lo sé lo veo en su rostro, en su forma de actuar, de modo que procuro ignorar esa voz que censura mi comportamiento.

- Mi amor. . .- Gruñe de pronto Darien contra mi boca.- Me estas volviendo loco.

- Tú me produces lo mismo.

Es eso, Darien Chiba me ha vuelto una loca, loca por sus besos, por sus caricias, por su atención, aprieto mi músculos internos y lo oyó gemir aún más fuerte, en ese momento él es mío, no quiero dejarlo ir, pero no sé si después de hacer el amor se ira o se quedara conmigo, no e lo pregunte antes y ahora no quiero oír la respuesta.

- Serena. . .- Me toma de la cintura y me hace levantarme, él queda sentado y yo sobre él, me insta a moverme y es lo que hago, en un frenesí de pasión de muevo en busca de mayor placer, él me besa el cuello, los hombros, sus brazos me estrechan y acarician mi espalda, sus manos me toman del trasero y me ayudan a igualar su ritmo.

Mis gemidos salen de mi boca en forma involuntaria, no puedo controlarlos, me abrazo a su cuerpo, me refugio en su cuello, busco su calor, mis senos se frotan contra su torso desnudo, mis piernas vuelven a rodarlo de la cintura, nuestra unión es perfecta, ambos nos entregamos por completo a la pasión.

- Serena. . .- Gruño él al borde del éxtasis completo.

- Darien. . .- Mi cuerpo se incendia hasta perder el control.

Ambos llegamos al clímax al mismo tiempo, otra señal de lo perfectos que somos el uno para el otro, Darien se tumba boca a arriba y me mantiene en sus brazos, se mueve un poco y levanta la sabana de la cama, nos cubre a ambos con ella, entiendo perfectamente que eso significa que al menos por esa noche seguirá siendo mío.

- Te amo. . .- Me susurra mientras me besa en la frente.

- Yo también te amo.

Sé lo que pueden estar pensando, que no me valoro como mujer, que dejo que un hombre juegue conmigo a su antojo, pero qué otra cosa puedo hacer, amo a Darien tal cual y nada me haría más feliz que seguir a su lado en la forma que él quiera, yo sé cuál es mi lugar y por mucho que lo desee jamás le pediría que dejara a su esposa, yo me conformo con los momentos en que estamos juntos, no me preocupo de lo demás.

Despierto en medio de la noche, él sigue a mi lado, no ha dejado de abrazarme, su semblante es otro ahora que duerme en tranquilidad, soy yo la que provoco eso en él, por eso es que lo amo, porque en el fondo trata de huir de su vida, soy su vía de escape y es por eso que él me ama.

No sé si seré su única amante, no me importa, pero por el modo en que me trata, con cariño y mucho mino, estoy segura de que soy la única dueña de su corazón, su esposa tal vez puede tenerlo físicamente, pero yo lo tengo en alma y espíritu.

Despierto al sentir sus labios en los míos, abro los ojos y ahí está él, ya vestido e inclinado sobre mí, me mira y me sonríe, se levanta y se pone la chaqueta, yo también me levano alcanzo la bata y me la pongo, me acerco a él y lo beso.

- Buenos días.- Le susurro.

- Es un buen día.- Me dice al abrazarme.- Son casi las diez ya me tengo que ir, tengo una reunión familiar.

- Lo entiendo.

- ¿Puedo venir esta noche?

- Esta es tu casa.

- Es mi hogar.- Me besa con fuerza.- Traeré la cena. ¿Comida italiana?

- La que quieras.- Lo único que me importa es que también lo veré esta noche.

Lo acompaño hasta la puerta, una parte de mí no quiere dejarlo ir, la otra es la que me obliga a hacerlo, pero antes de abrir la puerta se acerca su maleta, ni siquiera me había dado cuenta de que la subió al apartamento la noche anterior, abre uno de los bolsillos y saca algo, no puedo ver que es.

- Te traje un obsequio.- Me dice.

- Darien. . .- Hace mucho tiempo atrás había quedado en un acuerdo, sus regalos debían ser consentidos por mi, aquello no era parte del trato.

- Sé que no quieres que te regale nada caro, pero en cuanto lo vi quería comprarlo para ti.

Me entrega una caja, tiene un lindo moño rosado, tras darle una mirada abro la cajita, en su interior hay un collar, la cadera es plateada igual que la media luna que tiene en el centro, es precioso realmente, antes de que me deje hablar el saca el collar y se pone detrás mía, lo abrocha y se vuelve para sonreírme.

- ¿Recuerdas que una vez me dijiste que la noche es nuestra?

¿Cómo olvidarlo? Se lo dije la primera noche que pasamos juntos en ese apartamento, la primera noche que se quedó conmigo hasta el amanecer.

- Este es el símbolo que nos une, la luna en la medianoche, cuando nos olvidamos de todos los demás y solo somos nosotros.

Lo amo, cada día estoy más segura de eso, lo beso y él me corresponder, cuando llega el momento del adiós abro la puerta y tras sonreírme se marcha, cierra la puerta, Darien e ha ido, al menos por unas cuantas horas, ha prometido volver y él siempre ha cumplido sus promesas, y yo. . .

Yo siempre estaré esperándolo.

Dejen sus Reviews.

Amigas/os, aquí les dejo un oneshot que espero le haya gustado, no es la típica relación de Serena y Darien y espero que al ser distinta la aprecien igual, muchos saludos.