Disclaimer: Shingeki no Kyojin no me pertenece ni ninguno de sus personajes, son todos propiedad de Hajime Isayama. De ser mío Rivaille tendría más protagonismo y muchas más batallas junto a Mikasa jaja.

Advertencia: Contiene spoilers del manga, si no has leído al menos hasta el capítulo 30 del mismo, es aconsejable no leerlo.

¡Hola a todos! ¿Qué tal? Este es mi primer fic de Shingeki no Kyojin, y posiblemente el ultimo, dado que la inspiración no suele venir mucho a mí, y el tiempo menos todavía xD, pero necesitaba escribir algo sobre estos dos desde que leí el capítulo 30 del manga (que a mi parecer fue de los mejores). Tendrá varios capítulos, 3 a lo sumo, y un epílogo. El titulo del fic viene de la canción que tiene Levi como theme song "Reluctant héroes" ( watch?v=KevuJ_fSb4k), esta de aquí; así como los diferentes títulos de los capítulos son partes de la misma canción.

Supongo que eso es todo, muchas gracias anticipadamente por tomaros el tiempo de leerlo, espero que lo disfruten, y si no es molestia me gustaría saber su opinión.


Reluctant heroes

I

Remember the day we meet


Por más que le daba vueltas, no era capaz de definir con exactitud el momento en que todo aquello había iniciado.

Mikasa Ackerman se consideraba a sí misma una muchacha medianamente inteligente, fuerte, decidida y con objetivos claros: proteger a Eren. Este era el que encabezaba la lista de todos ellos, más sólido incluso que su determinación de exterminar a los titanes.

La resolución de su hermano adoptivo, y la promesa que hizo a la madre del mismo de protegerlo a él, la llevaron a seguirle en su mayor empeño. Siguió los pasos de Eren, y se unió a los escuadrones de las fuerzas especiales, dedicaría su vida a aniquilar titanes, y vigilar que mientras desempeñaban su cometido, el no sufriera daño alguno.

Mikasa nunca pudo cumplir con aquel objetivo, perdió a Eren una y otra vez, por más que trataba de ir tras sus pasos, el se alejaba cada vez mas. Incluso ahora, le parecía irónico el hecho de que aun haciendo todo lo posible para estar a su lado, entrar al ejercito con él, entrenar con él, hacerse fuerte por él, lo único que conseguía era tenerlo más lejos.

Cada vez que ella intentaba dar un paso en su dirección, Eren daba otros dos en la opuesta.

Pero ella nunca se cansaba de perseguirlo, aun si eso llegaba a suponer su propia muerte, aun si el intentó matarla en su forma titán – dejándole como recuerdo perpetuo aquella cicatriz en la mejilla – aunque la apartara alegando que él sabía cuidarse solo. Mikasa lo seguiría a todas partes.

La bufanda roja que siempre llevaba anudada al cuello, rememoraba su determinación cada vez que la tocaba, reforzando sus sentimientos por el Jaeger. Mikasa estaba enamorada de Eren, desde que eran niños. Mucho antes de la aparición del titán colosal que destrozó la muralla María y arrasó Shingashina.

Aun hoy se permitía recordar aquellos días en casa de la familia Jaeger que la acogió con tan buena voluntad, días que pasaba junto a Eren y Armin leyendo libros sobre el exterior, fantaseando con charcos inmensos de agua salada, desiertos blancos, y montañas congeladas, soñando aventuras en un mundo más allá de las murallas, sin titanes, sin peligros, sin miedo… solo ellos tres. Mikasa fue verdaderamente feliz durante esos años.

Eren Jaeger fue su pilar para seguir adelante desde el día en que lo conoció. Cuando la salvó de aquellos hombres que habían asesinado a sus padres, cuando le otorgó la fuerza necesaria para empuñar el cuchillo y asesinar al tercer hombre.

¡Lucha! ¡Tienes que luchar! Si no luchas, morirás. Si ganas, sobrevivirás, ¡No puedes ganar si no luchas! ¡Lucha!

Cuando la obsequió con su bufanda roja… prenda que nunca más volvió a quitarse. Desde entonces, Mikasa empezó a gestar un sentimiento de admiración por el muchacho de ojos azulados, que acabó convirtiéndose en una absoluta dependencia de su bienestar.

No toleraba que nadie, sin excepción, le infringiese daño alguno. Razón por la cual, el sargento Levi Rivaille se convirtió en el principal ostentador de un lugar elevado en su lista de personas a quienes odiar, y tal vez el único en ella.

Si no fuese porque Armin la detuvo, habría saltado la barrera y golpeado a aquel sujeto tras la primera patada que le dio a su hermano adoptivo. Posiblemente perdiera, - ya que Rivaille era considerado a día de hoy el mejor soldado de la humanidad – pero se alegraría de darle algún que otro merecido golpe en su cara presumida.

Nunca entendió como alguien tan mezquino y estirado pudo llegar tan lejos, enano, con un cuerpo endeble y una personalidad del demonio. Para Mikasa, cualquier merito se quedaba corto ante la pobre opinión que tenía sobre el soldado.

Recordaba la primera vez que lo vio, cuando Eren y Armin emocionados, la arrastraron para observar a la Legión de reconocimiento marchar al exterior de los muros, al territorio de los titanes. Por aquel entonces, le pareció un flacucho que no tenía opción de volver vivo.

La segunda vez que lo vio, acababa de salvarla de una muerte segura a ella y sus dos amigos tras haber sellado la brecha en Trost con la forma titán de Eren. Su capa ondeó resplandeciente y las alas de la libertad en la espalda de aquel hombre fueron el único punto donde pudo enfocar sus ojos.

La tercera vez, fue en el juicio de Eren, y su rivalidad empezó tras la golpiza que le profirió al castaño. Coincidieron más veces, pero si cruzaban miradas ella lo veía de forma enfadada y recriminatoria, como si su sola presencia le hiciera hervir la sangre, Levi por su parte parecía ignorarla.

Fue durante la batalla contra la Titán Hembra, que se dio cuenta de que tal vez aquel sargento bajito no era tan mala persona como había juzgado. Los recuerdos de ese día estaban borrosos y algo turbios, por la agonía del momento, la desesperación y la rapidez de la adrenalina surcando sus venas a una velocidad vertiginosa que aun hoy la dejaba aturdida.

Las lagrimas acumulándose al borde de sus ojos cuando contempló los restos del titán de Eren esfumándose en cenizas, y el cuerpo del mismo siendo devorado por aquella gigante de rubios cabellos. Pensó que lo perdía por segunda vez, pero entonces se dio cuenta que solo lo almacenaba en su boca.

Salió disparada en su persecución, con la mente atribulada y la única misión de evitar que se llevaran a su hermano a toda costa. No podía perderlo, no otra vez.

La alcanzaba, atacaba con sus espadas, cortaba la carne humeante allá donde su equipo tridimensional le dejaba llegar, hacia todo lo posible por para su carrera y extraer a Eren de su boca. Espérame… solo espera un poco mas Eren, ¿está bien?

Pero sus intentos eran en vano, ella volvía a escapar. Se lanzó como loca, con una maldición surcando sus labios, tenía la mente revuelta, y ningún pensamiento cuerdo era capaz de enfocarse en su cabeza.

Fue en ese momento que sintió como un brazo aprisionaba su cuerpo y detenía su avance.

- Amigos. Retírense por el momento.

Para Mikasa, era la voz más aburrida, monótona y asquerosa que pudiera escuchar en ese momento. Lo único que le faltaba era que aquel idiota presuntuoso la molestara.

- La seguiremos manteniendo nuestra distancia. Al parecer está bastante exhausta, su velocidad se ha reducido considerablemente.

Le hablaba de forma tan apática que la obligó a fruncir el ceño un poco más si era posible, Rivaille la había observado con un deje de curiosidad, pero rápidamente se colocó su máscara de frialdad.

- La nuca de la forma titán de Eren fue completamente mordida, ¿está muerto?

Eso fue prácticamente el colmo, en ese momento le caía peor aun si podía ser. Aquel tipo no tenía tacto ni consideración alguna.

- Eren está vivo, señor. El blanco parece poseer cierta inteligencia, y su objetivo es secuestrar a Eren. Si lo hubiera querido asesinar, pudo haberlo simplemente aplastado. En cambio el blanco intencionalmente lo almacena en su boca y está tratando de escapar con él.

Añadió ella en tono grave, como tratando de restregarle a ese bastardo su ineptitud.

- Entonces estuvo tratando de devorar a Eren después de todo… en ese caso se encuentra en su estomago en este instante… lo que significa que está muerto.

Y Mikasa no pudo más. - El está vivo.

- Eso espero.

Levi la observó con sus ojos grises, ella solo lo enfrentó enfurecida con su sola presencia.

- En primer lugar. Su hubieras realizado bien tu tarea de proteger a Eren correctamente, esto no hubiera sucedido… - Por primera vez se atrevió a tutearle, y a echarle en cara todos sus errores, como si la situación en la que se encontraban fuera enteramente culpa de él.

- Tu eres… la amiga de la infancia de Eren. Estabas presente en el juicio.

Solo entonces pareció reconocerla y caer en la cuenta de quién era. Mikasa Ackerman, la guerrera más fuerte de la humanidad, cuya presencia valía más que la de cien hombres incluso.

- Ya veo… - Y cambió por un momento su forma de observarla, cosa que la dejó algo confundida, pero miró rápidamente al frente. – Tendremos que reducir la lista del número de objetivos a solo uno. Y primero que todo… tenemos que cesar el intentar acabar con esta hembra.

- Pero… ella ha matado a muchos reclutas.

Una sombra cruzó bajo los ojos de Rivaille, pero rápidamente se evadió ante la emergencia de la situación. - Mientras posea la habilidad de endurecer su piel, asesinarla es imposible. Toma en cuenta mi apreciación de la situación. – Casi sintió que le pedía. - Estamos apostando todo en la posibilidad de que Eren siga vivo, y rescatarlo antes de que ella tenga una oportunidad de salir del bosque. Yo la cortaré, tú llama su atención. – Y su voz sonó convincente y cargada de determinación en ese instante.

Por primera vez, Mikasa se forzó a seguir una orden de aquel hombre. Se tragaría su orgullo y cooperarían juntos, todo por salvar a Eren.

Rápidamente adelantó a la gigante, posicionándose delante de ella y llamando su atención, inmediatamente después Rivaille apareció por detrás, preparado para cortar su nuca y extraer al traidor de su interior, pero ella era más rápida.

Su puño se cernió sobre el sargento, con toda la intención de aplastarlo, él la evadió y como un torbellino de cuchillas, se deslizó a una velocidad vertiginosa por toda la extensión de su musculado brazo, cortando sin piedad. Su siguiente objetivo fueron los ojos de la titán, a Mikasa desde lo lejos le pareció una sombra borrosa que cambiaba constantemente de posición, golpeando y haciendo salir sangre a borbotones de innumerables heridas.

Rivaille hundió sus cuchillas hasta los codos en aquellos globos oculares que lo miraban con odio, dejando enterradas allí la parte filosa de su arma, y recargándola casi automáticamente. Fue de arriba hacia abajo, dando terribles tajos profundos, hasta tocar al suelo con sus botas embarradas en sangre. Sus movimientos emulaban a un huracán, y él era el epicentro.

La titán cayó inevitablemente al suelo, cubriendo su punto débil con una de sus manos, Mikasa solo veía asombrada como el pequeño soldado tiraba y soltaba las cuerdas de su equipo tridimensional con una agilidad abrumadora, proporcionándole severas heridas al miembro de la gigante, cuyo brazo terminó cediendo ante las envestidas de Levi.

Es rápido, demasiado rápido. ¡Ella no tiene tiempo de defenderse endureciendo su piel!

Entonces vio la oportunidad perfecta, Rivaille le había creado una apertura para ir a por su cuello. Sin pensarlo una segunda vez, Mikasa se lanzó directa a la nuca de la titán, estaba cansada, incapaz de mover un solo musculo, ¡esa era su oportunidad!

El moreno vio claras sus intenciones, y trató de advertirla. - ¡No, detente!

Pero Mikasa solo lo ignoró deliberadamente, cegada por su vital objetivo de traer de vuelta a su hermano y la venganza contra aquella enorme masa de carne que se había atrevido a tocar a Eren.

Lo siguiente que sucedió fue totalmente acelerado, en solo unos segundos alcanzaría la nuca de la traidora, y al siguiente tenía su mano endurecida frente a ella, contra la que irremediablemente iba a impactarse… una milésima después sintió como algo la empujaba en la dirección contraria apartándola del peligro, pero el sonido de un estruendoso golpe siguió llegando a sus oídos.

Cuando fue lo suficientemente capaz de darse cuenta de lo sucedido, vio a Rivaille en el lugar donde debería haber estado ella. En menos de un segundo había recorrido el trecho que los separaba, alejarla de la gigantesca mano y propiciarle una fuerte patada a la misma.

La mueca de dolor que surcaba su expresión lo decía todo, no estaba bien. El soldado más fuerte de la humanidad podría haber muerto en ese preciso instante junto a sus hombres solo por salvarle el pellejo en su momento de ira y falta de lucidez. Pero Levi era fuerte, apretó la mandíbula y omitiendo el dolor pulsante de su pierna se lanzó en un fiero ataque contra la boca de la gigante.

Perforó de una mejilla a otra, traspasando como un torbellino el interior de su boca y saliendo empapado en sangre. Mikasa no cambia en su asombro, había subestimado por mucho las capacidades de aquel hombre.

Lo siguiente que vió, fue caer la mandibula de la titán, y el cuerpo de Eren recubierto de algo pegajoso saliendo de esta. El moreno lo notificó primero, y al acto recogió el cuerpo de su hermano antes de que descendiera un milímetro más.

- ¡Hey! ¡Nos retiramos ahora mismo! – La voz de Rivaille sonaba grave y urgente.

Ella solo se fijó en el bulto que llevaba entre sus brazos. - ¡Eren!

- Parece estar bien, vivo por lo menos. Y sucio cabe recalcar… - Dijo lo ultimo con una pequeña mueca de asco. – Olvídate de ella… nos largamos de aquí.

Mikasa seguía dudando que hacer, pero Levi pareció leerla perfectamente. - Recuerda cual era nuestra meta. ¿O satisfacer tu sed de sangre es más importante que rescatar a Eren? Es tu mejor amigo, lo aprecias y lo quieres demasiado, ¿no es cierto? ¿O acaso me equivoco?

- No…

No se equivocaba, al contrario. La entendía perfectamente. Aquel hombre le dedicó una mirada cargada de significado que ella no supo descifrar, y acto seguido volvió la vista adelante.

Mikasa solo se dedicó a observar durante el resto del camino, la espalda de Rivaille, una que ahora le parecía mucho más ancha y fuerte que antes. La espalda del guerrero más fuerte de la humanidad, de quien le había salvado la vida.

Le debía infinitas cosas a ese hombre, pues si hubiera muerto no podrían haber salvado a Eren, si hubiera muerto tampoco podría recordarlo, ni cuidar de él. Si hubiera muerto no podría haber cumplido con ninguna de las promesas que hizo en su día, pero estaba viva, respirando y con un corazón latiendo. Y todo ello era gracias al menudo sargento de mal carácter, que ella tanto se había empeñado en odiar.

No le volvió a dirigir la palabra cuando regresaron junto al resto con un Eren todavía inconsciente, ni tampoco le agradeció antes de separarse. No hizo nada.

Pero no pudo evitar sentirse culpable al verlo cojear levemente al caminar, aunque si bien lo disimulaba casi a la perfección sin permitir que un gesto – por mínimo que fuese – de dolor fuera visible, ella supo verle a través. Los dientes apretados, el sudor frio, y el ligero temblor de su pierna al apoyarse en el suelo. Mikasa tampoco dijo nada entonces.

Mucho después, cuando ingresaron en las murallas y la gente los recibía con insultos y abucheos, se fijo en su fría expresión inmutable. Rivaille estaba acostumbrado a las críticas.

A lo lejos vio acercarse un hombre hacia él con una carta en la mano, parecía emocionado y hablaba entusiasta de su hija. Petra. Mikasa recordaba el nombre de la chica, y también su rostro, guapa, inteligente y de cabellos rubios, siempre había tenido buenas palabras para el sargento… pero ahora estaba muerta, la titán la había matado, a ella y a todo el equipo de Levi. Sin que el pudiese hacer nada, sin la oportunidad de haberlos salvado como había ocurrido con ella.

Pudo ver la sombra que se extendía por el semblante del hombre, los labios fruncidos, la frente arrugada, los puños temblando. El había perdido a Petra, y aunque no lo era, se sentía completamente responsable por su muerte. Ella lo sabía.

Mikasa solo giró la vista, sintió que debía decir algo, pero no lo hizo.

Esa misma noche había salido de su habitación inquieta, era incapaz de pegar ojo, no tras lo recientemente acontecido. La pelea con la titán hembra seguía grabada en su mente, y las imágenes de la lucha se repetían una y otra vez en su cabeza.

Su principal idea había salido a dar un breve paseo, despejarse con la brisa y tratar de dormir. Pero en el fondo sabía que no sería capaz, ni esa ni muchas de las noches que vendrían.

Se sentó en unas pequeñas escaleras de piedra que había cerca y abrazó sus piernas desnudas, aun si el tiempo era caluroso, nunca se desprendería de la bufanda roja de Eren.

- ¿Una noche larga, Ackerman?

Mikasa dio un leve respingo, siendo pillada desprevenida. Con lentitud volteó a verlo, y ahí estaba el parado, con ropa casual, una tablilla rodeando su pierna y un palo de ayudante, pero con la misma expresión inmutable de siempre.

Se preguntó cómo, estando medio cojo y con bastón, no lo había oído siquiera acercarse.

- ¿Puedo sentarme? – Preguntó con cuidado, por dentro estaba deseando hacerlo para dejar de apoyar esa condenada pierna.

Rivaille no era tonto, y había sabido adivinar por la mirada acusadora de la muchacha que él no era bienvenido, cosa que en cierto modo comprendía. Sin embargo, tomó su mutismo como una afirmación aunque no lo fuera y se sentó a su lado.

Justo al hacerlo profirió un sonoro bufido. – Esta jodida lesión me va a tener fuera de servicio un tiempo. – Y se sobó la zona adolorido, como si su comentario fuese casual.

Mikasa se encogió en su lugar, pegando las piernas más a su pecho. – Lo siento.

El sargento giró en su dirección rápidamente, como dándose cuenta de lo dicho anteriormente, la miró con cierta intensidad y después se relajó. – No tienes que disculparte, Ackerman. No esperaba salir tan bien parado de esa misión.

- Aun así fue mi culpa, me distraje y usted… - Ella no lo miraba.

Levi la interrumpió con un bufido. – No quiero tus disculpas. Esto me lo busqué yo solo. – Dijo cortante y palmeándose la pierna. – Aunque sí es cierto que deberías pulir esa manía tuya de perder los estribos.

Sabía de ella, no era la primera vez que le sucedía. Mikasa solo le dedicó una mirada cargada de ira, pero él la ignoró.

- Siempre que eso te ocurre es por el idiota de Eren, ¿no es cierto?

Ella contrajo los puños, no soportaba que se refiriese así al castaño. El rió.

- Mírate. Apenas he dicho una palabra insultante de él y ya estás en guardia.

Era verdad, pero no por eso cedería la presión de sus manos. – No tienes derecho a faltarle al respeto.

Rivaille la observó contrariado, los ojos de Mikasa no cedían un ápice en su crueldad. – Por supuesto que lo tengo. Jaeger es un imbécil en toda regla.

- No permitiré que…

- Un imbécil que es incapaz de apreciar la suerte que tiene.

Las palabras de aquel hombre la dejaron perpleja y algo confusa, ¿se estaba refiriendo a ella? ¿Qué significaba aquella forma de mirarla? Pero lejos de despejar todas sus dudas, el se levantó de su asiento y empezó a alejarse de su lado.

- Que tengas buenas noches, Ackerman.

- Señor… - Ella también se había incorporado en su asiento.

El moreno se paró para verla de arriba abajo, y una vez terminado su examen sonrió ladinamente. – Es Rivaille. Solo Rivaille.

Y se alejó sin más, dejándola con un mar de dudas asolando su mente. Mikasa no durmió esa noche, pero no por la reciente lucha con la mujer titán, no por haber estado a punto de perder a Eren, sino porque fue incapaz de borrar de su mente la intensidad de aquellos ojos grises.

Y hasta aquí la primera parte del fic, espero que les haya gustado. No creo que quedara tan mal, lo leí demasiadas veces y decidí dejarlo así jeje. Es más que evidente que Mikasa no siente lo que se dice aprecio por Rivaille, sobre todo desde que lo vio golpear sin piedad en el juicio a su querido hermanito Eren, pero el sargento es en verdad una buena persona (como demuestra en el capítulo 9 del anime en la escena donde aparecer por primera vez en acción, y promete al soldado caído salvar al mundo de los titanes). Quería empezar desde la pelea con la titán hembra, donde él salva a Mikasa, y como puede desarrollarse su relación a partir de ahí, con pequeños encuentros y conversaciones, mientras ella descubre poco a poco, la verdadera personalidad de Levi.

Nuevamente les agradezco tomarse el tiempo para leer mi fic, y uno especial a la gente que dejó review o marcó como favorito.

Nos vemos, un besoo! Andy ;D