¿Hola? Bueno… estén… yo sé que les debo una inmensa explicación para mi ausencia (risa nerviosa) y es un milagro que siga viva… por lo que me hace pensar que 1 o aún me quieren o 2 no saben donde vivo para que puedan matarme u.u

Estas últimas semanas no han sido del todo muy buenas… el final de semestre me cayó muy mal y han pasado una serie de cosas que han empeorado mi situación. Pero… el principal motivo de mi ausencia es… me robaron la lap, eso pasó, así fue. Lo frustrante es… que ya había escrito el capítulo completo ya lo tenía solo faltaban unos detalles y ya podría subirlo. Lo volví a escribir… y he de admitir que no sé que tal quedó porque me quede muy frustrada con esto. u.u espero que les guste mis niños.

Espero que no hayan pensando que los abandoné y que jamás volvería porque puedo demorarme pero dejarlo jamás… y tampoco piensen que lo hice al propósito, solo que estos días no andaba de humor, perdí muchas cosas valiosas en esa computadora, cosas que no podré recuperar nunca, desde archivos hasta fotografías. En fin… espero puedan perdonarme… se les quiere mucho y por favor déjenme un review

Los amo mis niños, aunque me haya ausentado lo suficiente como para merecer que me odien u.u


Capítulo 5: Sé quien es ella...

-¿¡Hinata, que te paso!?- exclamó asombrada Tenten mientras veía a la chica ingresar al baño con la cara manchada.

-Club de fans- expresó con un tono de fastidio entre sus labios mientras sutilmente se inclinaba al lavabo a tallarse la cara.

-¡¿El club de Naruto!?- gritó escandalizada mientras la observaba.

La muchacha suspiró pesadamente –En realidad…- se detuvo un instante. –No lo sé, no sé qué club de fans fue, porque… ¿sabías que mi primo tiene un club de fans? Y… ¿sabías que Kiba también tiene uno?- cuestionó en un tono que aparentaba más a una afirmación que a un cuestionamiento. –Son muy hábiles estas chicas…- comentó la Hyuga mientras se tallaba con furor el rostro.

-¡Bueno pues… no me importa club de fans de quien fue, esas niñas van a conocerme!- blasfemó encolerizada mientras caminaba a la salida del baño.

-¡No!- gritó alarmada mientras corría a la puerta a detener a su amiga. Tenten la miro con un rostro lleno de confusión. –No te metas en problemas por mi culpa…- suplicó.

-Pero Hinata…- musitó débilmente mientras intentaba persuadir a su amiga.

-En serio Tenten, no vale la pena, porque digo, ya falta semana y medio y las clases terminarán, entonces… ya no volveré a ver a esas chicas y quizás olviden que me odian y todo estará bien, por favor, no te metas en problemas por culpa mía- imploró mientras la observaba suplicante con sus hermosos ojos perlas. Tenten hizo una mueca… la idea de que su amiga sea tan buena a veces le frustraba.

-¡Me enoja que esas niñas te traten mal solo porque el idiota de Naruto fue tu tutorado, Neji es tu primo y Kiba tu amigo el loco que se te declaró en plena luz del día!- expresó furiosa. -¡Me enojan!- exclamó mientras bufaba furiosa.

-Tenten…- sonrió dulcemente mientras la veía hacer graciosos corajes.

-¡Esta bien Hina, me contendré, no les haré nada a ese club de tontas que se unieron para fastidiarte!- le contó a la muchacha. –De la que se salvaron…- manifestó entre dientes.

-Gracias Tenten, eres la mejor amiga- le sonrió dulcemente.

-Lo sé…- musitó mientras ambas salían de ese baño y comenzaban a caminar hacía la salida de la ya vacía escuela. –Además…- habló llamando la atención de la ojiperla. –Naruto te besó a ti, a ti, no a esas tontas- exclamó con cierto aire de orgullo la castaña.

La peliazul ardió en carmín al escuchar esa afirmación tan precipitada de su amiga. -¡Tenten!- gritó terriblemente coloreada. Esta solo se carcajeó de su amiga. La Hyuga bajó la mirada unos momentos mientras intentaba recuperar los escrúpulos. –Por cierto…- llamó tenuemente. –Tú y yo… tenemos un trato ¿lo recuerdas?-

-Cómo olvidarlo…- murmuró mientras miraba hacía otra parte. –Hinata…- llamó mientras se detenía frente a su amiga. –Quiero pedirte un favor- expresó nerviosa y… de un momento al otro la había tomado de las manos, la ojiperla se alteró.

-¿Qué sucede?- cuestionó sin comprender.

-Quiero…- musitó con un dejo de melancolía entre sus labios. –Quiero que estés ahí… ahí para consolarme… cuando Neji me rechace, quiero que estés ahí para brindarme tu apoyo y decirme que todo estará bien, por favor Hinata, por favor- suplicó con una desgarradora voz que dejó sin aliento a la Hyuga.

-Pero Tenten…-

-Sin peros, por favor Hinata, solo prométeme que estarás ahí para mí, para cuando él rechace estos sentimientos, solo promételo, por favor-

-Está bien Tenten, ahí estaré para ti- le sonrió intentando brindarle un poco de fuerza y confianza con eso.

-Gracias…- musitó más tranquila. –Se lo diré en la graduación… porque ese será el último día que lo vea… espero no morir al verlo con su traje, con su elegante traje- sonrió con tristeza. –Espero no morir…- susurró al viento mientras continuaban caminando. El tiempo se les esfumó deprisa y cuando se percataron se encontraban en la encrucijada que las separaba. –Hasta mañana Hina- expuso Tenten mientras se despedía de su amiga a lo lejos.

-Hasta mañana- exclamó mientras la veía irse. Una vez sola… suspiró. Instantes después… optó por sacar el libreto que guardaba en su mochila y leerlo por millonésima vez; siempre… en esa parte en la que Ino tenía problemas o quizás más adelante...

-¿Y quién eres tú que, en medio de las sombras de la noche, vienes a sorprender mis secretos?- Tenía ya sea la mala o la excelente manía de murmurar diálogos de teatro mientras caminaba, sin ver la vereda a su paso se sumió como era de costumbre en ese libreto. Musitó dulcemente esa frase mientras caminaba.

-No sé de cierto mi nombre, porque tú aborreces ese nombre, amada mía, y si yo pudiera, lo arrancaría de mi pecho- Le encantaba a parecerse repentinamente causando estrépito en su corazón.

-¡AHHHH!- gritó la muchacha alterada mientras en vano intentaba consolar su explayado corazón. Respiraba profundo mientras intentaba recobrar el aliento arrebatado de un solo jalón.

-Tranquila, soy solo yo, Naruto- expresó como si se tratará de cualquier persona sin importancia.

-Si porque eres tú grite- expresó con las pupilas dilatadas.

-¿Tan malo es verme, hermosa Julieta?- expresó continuando con su jueguito. –Sabes… deberías hacer lo mismo que Julieta y aceptar mi amor de una vez por todas- aconsejó sonriente.

-Julieta acepto amor no una mala broma- expresó mientras tomaba sus cosas e intentaba salir de ahí.

-¡¿Una mala broma!?- exclamó el rubio más que ofendido por el agresivo comentario. Ella no le prestó mucha importancia y mejor discernió salir de ahí sin decir nada más del tema. -¡Espera!- gritó él mientras la sujetaba del brazo con ligera fuerza intentando impedir su muy seguro escape. –Ya sé que debí ser yo quien te rescatará cuando ibas saliendo de esa ventana porque entonces yo sería algo así como… tu héroe ¿no? Y me prestarías tantita más atención, ya sé que debía ser yo quien declarara su amor y no el idiota de Kiba, ya lo sé…- trató de explicar ligeramente desesperado.

-Deja de jugar, por favor- suplicó mientras se liberaba de su hábil agarre.

-¡Ya sé que debí dejarle muy en claro a Kiba lo que hay entre nosotros!- gritó ligeramente enojado el blondo.

-¡¿Disculpa?!- lo interrogó sin entender nada. -¡¿Qué según tú hay entre nosotros?!- cuestionó sobresaltada por la afirmación tan fuerte del rubio loco. –Porque hasta donde yo tengo entendido tú eres… mi ex tutorado, compañero de clase, amigo de mi primo, nada más.- explicó con cierto tono de molestia. –No somos nada- finalizó la muchacha.

-¿Nada?- cuestionó mientras arqueaba la ceja. -¿Así nos llamas Hinata, nada? ¿Para ti entonces soy… nada? Si nada les dices a dos personas que han reducido su espacio lo más posible, a dos personas que han intercambiado aliento y sentido el calor del otro entonces Hinata… seamos "nada"- Hinata se sobresaltó ante esa afirmación salida de sus labios del rubial.

-No somos "nada" Naruto, somos nada- exclamó intentando huir del intenso fulgor de sus ojos azules que de un momento a otro se le antojaron completamente voraces… pero no era el solo efecto de sus intensos ojos ahogadores, supo ella entonces que estaba en serios problemas cuando se sintió chocar contra la inútil pared de la calle que sin duda dificultaba su escape.

-¿Somos "nada" entonces, Hinata?- murmuró despacito mientras se posaba frente a ella. –Está bien… seamos "nada"- afirmó él. –Por favor… recuérdale a mis secos labios de ti que somos "nada", Hinata. Porque con esto voy a enseñarte que los labios no solo sirven para musitar diálogos de teatro- el rubio intentó reducir aún más ese odioso espacio que tanto detestaba.

-Detente…- murmuró tenuemente antes de caer completamente en su astuta hipnosis. –No hagas cosas que no sientes solo por una simple historia- solicitó ella poniendo las manos sobre el pecho de él impidiéndole que continuará avanzando hacia ella. –No las hagas- le aconsejó. –Además… recuerda que ya no siento nada por ti- le recordó duramente. El hizo una mueca de insatisfacción mientras abruptamente se alejaba de ella.

-¡¿Es por Kiba?!- cuestionó airoso. -¡Seguro es por él!- gritó.

-¡No metas a Kiba en esto!- comentó ella tratando de alejarse de él.

-Espera…- pidió al ver que se alejaba de él.

-Solo dime una cosa más y te dejo en paz… ¿iras a la final de futbol?-

-¿Para qué quieres saber si iré?- cuestionó sin ánimos de querer contestarle.

-¡Contéstame Hinata si no quieres que te besé aquí mismo!- la amenazó.

Ella se puso pálida… -Si iré…- contestó al instante. –Tengo que apoyar a mi primo y a Kib…-

-¡No digas su nombre!- exclamó mientras le ponía la mano sobre los labios. –Mejor di que me apoyarás a mí…- aconsejó con suplicantes ojos.

-Tú tienes demasiadas fans… todas ellas van a apoyarte… debería bastarte, además… Sakura Haruno estará ahí apoyándote- exclamó para darse la vuelta e intentar salir de ahí.

-Sonaste celosa…- afirmó poniéndose frente a ella para que en definitiva no pudiera escapar de él.

-Soné sincera… no celosa- afirmó mientras lo ignoraba.

-¡Pero soy el capitán del equipo, merezco que al menos me apoyes tantito!- exclamó desalmado.

-¡Lo sé, sé que eres el capitán del equipo, lo sé mejor que nadie, pero ya no más Naruto, ya no más!- exclamó saliendo por completo de su vista, huyendo completamente de él.

Era mejor salir de ahí… porque sus ojos azules solo lograban confundirla con tremenda astucia. Era mejor huir…


-Hinata… me gustaría saber si… alguien ya te invitó al baile de graduación- exclamó Neji mientras la miraba fijamente.

La muchacha por su parte alzó su tímida mirada hacía su primo y parpadeó innumerables veces antes de contestarle a su cuestionamiento. –Esten…- balbuceó nerviosa. –ehhh… no, nadie me ha invitado- contestó al fin.

-¿segura?- interrogó inquisidor, como si ella le estuviera mintiendo.

-Absolutamente- afirmó ella con certeza.

-¿Ni Kiba?- insistió el Hyuga.

-No- contestó ella.

-¿Ni Naruto?- interrogó de nuevo.

-Ten por seguro que él jamás me invitaría- le aseguró sin vacilar.

Neji tan solo la miro con un gesto neutro sobre su semblante callado –Bien… entonces no tengo de nada de qué preocuparme- manifestó.

-No Neji, no tienes de nada de qué preocuparte- sonrió la muchacha. –Por cierto…- murmuró mientras jugaba con su comida.

-¿Qué pasa?- cuestionó confundido.

-¿Irás al baile?- interrogó pensando en Tenten y en su promesa.

-mmmm lo dudo mucho, no tengo razones para ir si tú no vas- afirmó.

-Pero…- suspiró ella –Deberías ir porque de todas formas yo tengo la obra esa misma noche, de todas formas quien me invitara lo hubiera rechazado, pero tú… tú tienes que ir- afirmó elevando un poco su tono tenue de voz.

-Lo dices como si algo interesante vaya a pasar ese día si voy- ¡Ese chico era demasiado astuto! O al menos eso pensó Hinata quien de inmediatamente quedo pálida y enmudecida.

-Quizás…- fue lo único que balbuceó sin saber cómo actuar ante la situación.

-Bien…- sonrió el muchacho. –Lo pensaré entonces ¿sí?-

-¡Gracias!- exclamó ella mientras lo miraba cerrar la puerta y salir de ahí.

Era difícil ser odiada por caso todas las chicas de la escuela, era complicado lidiar con tantas miradas llenas de tantos sentimientos furiosos. Ella nunca fue buena con tanto desprecio y ahora menos. ¿Por qué no podían comprender el hecho de que ella estaba enredada en una situación nada grata? Eso mismo se cuestionaba mientras caminaba sintiendo esas asesinas miradas apuñalarle una y otra vez la espalda.

Las cosas se le complicaban cada vez más… tan solo deseaba que la escuela terminara y con ello tanta tortura a la que su pobre corazón estaba expuesto. No era su culpa que por azares del destino Naruto haya caído en sus manos como su tutorado, mucho menos era culpa suya tener la atención de su sobreprotector primo del cual tenía lazos de sangre que en definitiva no podía romper por nada del mundo, y menos culpa tenía de que Kiba sea su mejor amigo y de que el idiota estuviera enamorado de ella. ¡Nada de eso era su culpa! ¡¿Entonces por qué esas chicas no podían entender aquello!?


-¡Hinata, por aquí!- exclamó gritona Tenten mientras alzaba la mano y la agitaba con tremendo fervor. La chica sonrió y comenzó a pedir: "con permiso" para poder llegar hasta su amiga.

-¡Vaya, que buena vista!- comentó la Hyuga sonriente mientras tomaba asiento en las gradas del lugar y se acomodaba.

-¡Muy buenos lugares!- sonrió Tenten. -¡Mira Hinata, ahí está Kiba calentando, y por ahí esta Neji estirando las piernas!- señaló emocionada mientras esbozaba una enorme sonrisa. Hinata sin embargo… no pudo evitar dirigir tantita de su atención al idiota rubio que corría como estúpido por toda la cancha, ¿Cómo podía caber tanto entusiasmo en una sola persona? Eso mismo se cuestionaba ella en silencio mientras lo seguía con sus pálidas pupilas que estaban clavadas sin duda sobre su cabellera rubia y alborotada. Esbozó una tímida sonrisa mientras lo miraba. -¡Hey Hinata!- llamó la cobriza mientras robaba su atención.

-¿Si?- exclamó asustada de ser sorprendida mirándolo.

-¿Trajiste las pancartas?-

-Si- afirmó de prisa.

-¡Bien, sácalas!- aconsejó Tenten sonriente.

-Si- atinó a contestar mientras metía las manos en el bolso que tenía sobre sus piernas.

-¿Le hiciste una a él?- interrogó Tenten viendo los torpes movimiento de su amiga.

Hinata giró la mirada… -si- musitó con lentitud, tratando de no manifestar su dejo de tristeza.

-Hiciste bien- aseguró Tenten.

Y ahí estaba ella… tres pancartas: una para Neji, una para Kiba y otra para… para ese idiota rubio que le agitaba el pecho con su maldita hermosa sonrisa. Tan de prisa como sus fuerzas se lo permitieron metió de nuevo el cartel que tenía grabado el nombre del rubio… digo, si él ya tenía un inmenso club de fans que a lo lejos llamaba demasiado la atención… si él ya tenía una Sakura Haruno que le sonreía y que le sacaba sus mejores sonrisas a él. -Lo sabía- pensó ella silenciosa. –En verdad que era innecesario intentar apoyarte…-aseguró mientras se mordía el labio, mientras veía como él saludaba estrepitosamente a la chica rosada. Doblo el papel…. Y lo metió en su bolsa intentando olvidar su nombrada existencia.

El partido comenzó… lo supo cuando el árbitro dio el silbatazo. Lo supo cuando lo vio a él correr detrás del balón como si su vida dependiera de ello, lo supo cuando vi las miradas que le lanzaba a Uchiha Sasuke, asesinas miradas que le enviaba y este… le correspondía con igual fuerza.

Sin percatarse exactamente del momento exacto… el campo… se había vuelto una arena de gladiadores. Los chicos de Konoha luchando contra el instituto Sharingan.

El club de fans de Naruto peleándose contra el de Sasuke. Sakura mirando sonriente todo a lo lejos.

-Si supieras lo mucho que sé cuánto significa esto para ti…- pensó ella mientras lo miraba correr detrás del balón con tremenda velocidad casi insuperable. –Si lo supieras…- continúo con sus callados pensamientos. –Te asustarías sin duda…- afirmó la muchacha mientras el blondo embestía el balón con esa pierna. Era difícil no sentir lástima por esa pelota que sin duda era víctima de tanto poder por parte del rubio y del Uchiha.

-¡Gooooooooooool!- gritó estremecido el hombre que narraba el partido de futbol. Ella sonrió al ver al rubio correr alrededor de la cancha mientras festejaba su espléndido gol, su impecable gol. Lo seguía con sus ojos. De un momento a otro… sus miradas chocaron. Quizás eso fue lo que ella pensó… que sus miradas se habían conectado por un instante… pero supo que estaba incursionada en un cruel error cuando el muchacho dirigió su completa atención a la hermosa pelirosa sentada en primera fila a la cual… él sin duda le sonrió como si le dedicará ese golpe de triunfo a ella. La Hyuga en ese instante supo que era en exceso muy estúpida.

Las miradas entre ambos equipos eran poderosas. Todos estaban cansados, sus cuerpos sudaban a montones y lo peor era que… ya se habían empatado los marcadores. Estaban: uno a uno equivalente a estar cero a cero. El tiempo se esfumada de sus manos y si no se daba prisa las cosas no saldrían como su corazón deseaba y de nuevo… perdería frente a su rival de toda la vida. Corría y corría, con el cuerpo extenuado, con los músculos tensos, con la agitación del pecho hecha una verdadera marea de emociones, con el cuerpo empapado de sudor, con la respiración entrecortada por la falta de aliento sobre su cuerpo, con la adrenalina apropiándose poco a poco de cada gota de su ser… con el alma… con el alma hambrienta de una victoria, con el alma aclamándole y suplicando una victoria. Y con la esperanza controlando su ritmo cardiaco.

Toda la tribuna se puso de pie cuando lo vio aproximarse tanto a la portería con el balón entre los pies. Tanta emoción la dejaba sin palabras. El rubio se detuvo. El portero inevitablemente tembló sintiendo venir lo inminente.

-¡Hazlo, Naruto!- gritó ella evidentemente estresada por su indecisión absurda, los segundos pasaron... –Lo sabía…- murmuró mientras se sentaba y toda la gente gritaba emocionada. –Lo sabía…- sonrió mientras el comentarista gritaba a todo pulmón:

-¡Gol de Konoha!- a todo pulmón…

-Si supieras que sé lo mucho que esto significa para ti… en definitiva te asustarías…- afirmó ella mientras todos gritaban. Mientras todos se lanzaban sobre el rubio emocionados por haber metido el gol en el último minuto del partido.

-Bien hecho Naruto- sonrió el serio de Sasuke mientras le extendía la mano.

-¡Te dije que ganaría Sasuke!- afirmó con esa inmensa sonrisa sobre su boca.

-hmp- ladeó la mirada.

-¡No olvides el enorme tazón de ramen que apostamos!- gritó el rubio haciendo un ademan con las manos.

-No lo olvido…- aseguró el Uchiha mientras se volteaba y caminaba hacía otra dirección. –Por cierto…- se detuvo. El rubio prestó atención. –Quiero la revancha- exclamó decidido con esa mirada llena de confianza.

-¡La tendrás Sasuke, cuando quieras la tendrás!- gritó mientras lo miraba alejarse con el alba. Ambos equipos estaban conmocionados mientras murmuraban miles de cosas.

-Pensé que Naruto y Sasuke se odiaban- afirmó Tenten sin entender comportamiento tan amistoso.

-No…- balbuceó Hinata. –Ellos son buenos amigos- sonrió la Hyuga mientras miraba a ambos chicos.

Después de la ceremonia de premiación, después de todo el drama que hizo Naruto con su trofeo y con la inmensa sonrisa que cargaba, después de todo el escándalo que propició el alocado club de fans y el resto del público, después de todo eso… todos se encontraban platicando acerca de su reciente victoria frente a un poderoso equipo de futbol.

-¡Felicidades Neji!- esbozó la Hyuga mientras abrazaba a su primo llena de alegría.

-¡Gracias Hina!- sonrió mientras le correspondía.

-¡Estuviste estupendo!- afirmó Hinata.

-Es cierto…- balbuceó tímidamente Tenten. –Felicidades Neji- expuso tratando de no quedar en ridículo frente a él.

-Gracias Tenten- sonrió el muchacho.

-Ya vuelvo- afirmó Hinata intentando dejar a solas a Tenten con su primo. Caminó entonces hacía la mencionada cancha. Una vez ahí… se sentó hasta arriba… en la última fila… ¿Por qué? Porque ella siempre estaba en la última fila. Se mantuvo callada unos instantes, mientras sentía el poder de la necia brisa empaparle la cara, mientras sentía su cabello revolotear por doquier con inmenso estrépito, cerró los ojos dejándose llevar por tanto sentimiento, mientras él se apoderaba de sus pensamientos y luego… recordaba la manera en la que miraba a Sakura Haruno. Había sido muy tonta si por un momento había creído en sus palabras… si había creído que él podría llegar a quererla. Intentaba no pensar en ello… intentaba no quererlo tanto, pero no podía… no estaba en sus manos, en definitiva no estaba en sus manos… se maldijo…

-¿Estás pensando en mí?- escuchó una tibia voz… se alteró al percatarse que se trataba de él. Abrió los ojos de sopetón y se lo encontró ahí… con las manos dentro de los bolsillos del pantalón, con el cabello revuelto y revolviéndose por la fuerza del obstinado viento que se ensañaba con su melena. Ahí estaba él… parado en primera fila mientras la observaba pensar en él. Se mantuvo al margen y enmudecida y comenzó a alterarse cuando lo vio subir los escalones intentando acercarse a ella. Una vez frente a frente, ojos perlas frente a ojos azules preguntó: -¿Pensabas en mí?- se inclinó tantito quedando a la altura de ella quien en definitiva estaba pasmada frente a la resolución de él. Ella no pudo evitar parpadear estremecida, hasta que un milagro la hizo reaccionar.

–No, no pensaba en ti- aseguró con inmensa fuerza. Él sonrió.

-Ya lo sabía…- expuso sin vacilar. –Lo supe cuando vi tu pancarta con el nombre de Kiba sobre él y no te importó que yo fuera el capitán del equipo, que yo metiera dos goles… simplemente no te importó porque aun así… tu optaste por apoyar a Kiba…- aseguró irritado.

-Como si hubieras necesitado de mi apoyo…- aseguró con sarcasmo.

El rubio sonrió –Tienes razón… ya me habías dicho que no me apoyarías- se levantó de la posición en la que estaba. –Como sea…- reclamó girando la mirada. –Solo quería decirte que…- calló un momento mientras le daba la espalda. –Invite a Sakura al baile, como mi pareja- anunció.

-Es una excelente noticia- balbuceó ella.

-Así que no esperes a que yo te invite- le dijo.

-Jamás espere tal cosa- sonrió con seguridad.

-Bien, nos vemos- comenzó a caminar hasta perderse de su vista.

-Qué te diviertas- le deseó.

Esas palabras… habían resquebrajado por completo su ya herido corazón, lo habían terminado de hacer añicos. Se sostuvo el pecho un momento intentando consolar a la bomba de su cuerpo. El viento soplaba sin darle la solución a todo eso que sentía… el viento soplaba con tanto furor. Era su culpa… por sentir tanto por él, por quererlo sin permiso, sin su consentimiento, por pensar en él tanto, por suspirar tanto por él…. En definitiva… era culpa suya. Lo vio perderse.

Él rubio tan solo salió de ahí… no había nada más que decir. Se apretó los labios y Salió de ahí.


-¡Hinata, estoy a punto de dar la primera llamada!- exclamó la rubia Temari desde el radio que tenía entre las manos.

-Si, entiendo- respondió ella. Había llegado el día… porque el tiempo así era de cruel con el corazón y los pensamientos, porque no avisaba ni anticipaba nada. Cuando se dio cuenta… se hallaba metida en el teatro dirigiendo los últimos detalles para la obra. El estrepitoso murmullo de la gente se escuchaba detrás del telón sellado. Todo el elenco estaba más que emocionado. Todas esas chicas con sus hermosos y pomposos vestidos llenos de detalles y colores, las risas se escuchaban, los nervios se hacían presentes… las palabras de aliento no podían faltar. Gente preguntando por el paradero de su vestuario, gente preguntándole a ella, pidiéndole consejos de último momento.

-¡Hinata, Hinata!- gritó Matsuri mientras corría hacía ella desesperada.

-¿Qué pasa?- dijo mientras la miraba pálida.

-¡No logro encontrar mi antifaz, no sé dónde lo dejé, ya revisé en todas partes y no está, nadie lo ha visto y no sé qué hacer!- expresó a mil por hora.

-Tranquila, mira- sacó unas llaves de su bolsillo. –En mi casillero tengo como una docena de ellos, son de repuesto porque esto llegaba a pasar, corre y ve por uno, ¡Rápido porque Temari ya mando a dar la primera llamada!- la palmeó de su espalda y la chica arrancó la carrera. Su trabajo era agotador… tanto estrés era demasiado. Supervisar escenario, escenografía, maquillaje, utilería, tramoyistas, al elenco, todo, todo era agotador para ella.

-¡Hinata, estoy a punto de dar la segunda llamada, ya casi todo el mundo está listo y ya ha llegado la gente, llama a Ino y a Sai, por favor!- expuso la rubia con su radio.

-Bien- aseguró mientras caminaba por el pasillo que la dirigiría al camerino de Ino, en su trayecto le preguntó a todo con quien se encontró: ¿Has visto a Ino y a Sai? Todos negaban con la cabeza. Ella comenzaba a alterarse… y más cuando Temari le confirmó que Shikamaru ya había anunciado la segunda llamada para comenzar el espectáculo. Intentaba no ponerse nerviosa… sus tacones se oían por el largo pasillo. Tocó la puerta. -¡Ino, sal, por favor, ya se ha anunciado la segunda llamada!- comentó. Sin embargo… no hubo respuesta alguna. -¿Ino?- preguntó mientras con su muñeca tocaba de nuevo la puerta. A lado de aquel camerino… el de Sai, dio un paso hacia delante y toco el de Sai procurando mantener la compostura. -¡Sai, ya vamos a comenzar!- expuso pero… nada, no había respuesta por ninguna parte. Alterada dijo: -¡Ino, voy a entrar!- tomo el picaporte de la puerta y lo rotó a su favor, abrió la puerta y encontró la luz lúgubre del lugar y ahí… no había nadie, absolutamente nadie. No había señas de nada solo un vestido sin usar y nada más. Desesperada repitió la hazaña en el camerino de alado para encontrarse con la misma mala broma. Su rostro ya pálido, palideció aún más. Su corazón… se estresó inmensamente. –No puede ser…- comenzó a balbucear sintiendo que comenzaba a quedar helada.

Corrió hacia donde estaban todos con la esperanza de obtener un resultado positivo. -¡¿Han visto a Ino y a Sai!?- gritó alterada. Todos negaron con la cabeza. -¡Matsuri tú estabas con Ino hace rato, ¡¿Dónde está ahora!?- exigió la chica desesperada.

-No la he visto desde el ensayo general de las 3 de la tarde- afirmó la muchacha.

-Maldición- exclamó la Hyuga.

-¡¿Qué pasa Hinata, donde están Ino y Sai!? ¡Estoy a punto de dar la tercera llamada!- exclamó Ino estresada.

-¡No están!- expuso la Hyuga intentando reprimir su llanto.

-¡¿Qué!? ¡¿Cómo que no están!? ¡¿Y dónde rayos están!? ¡¿Qué no sabían que hoy era la obra!?- gritó.

-¡No sé dónde están!- exclamó la Hyuga. –Esto no puede estarme pasando…- balbuceó mientras comenzaba a caminar en círculos intentando en vano esclarecer sus nublados pensamientos. Se sentó un instante mientras ocultaba su rostro entre sus manos intentando calmarse… intentando respirar profundo porque sentía que de un momento a otro se desmayaría y en ese momento… no podía desmayarse… tenía que resolver el problema. -¡¿Alguien se sabe el diálogo de Ino!?- cuestionó desesperada. Las chicas negaron con la cabeza, todas estaban asustadas y conmocionadas por lo ocurrido. Hinata sintió como si un balde de agua fría le hubiera caído sobre todo su ser.

-¡¿Qué haremos Hinata, no hay manera de reemplazarlo de último momento, nadie se sabe los diálogos ni de Romeo ni mucho menos de Julieta!?- se explayó exaltada.

-Bien- musitó ella. –Todos vayan a sus camerinos a cambiarse… se cancela la obra- anunció con el pecho roto, con la ilusión en el suelo. -Yo daré la cara con el público y los directores que autorizaron nuestro evento- afirmó desanimada, con el alma en el suelo pisoteada. Todos se alteraron ante esa decisión. –Lo siento, lo siento de verdad- intentaba no llorar. –Lo siento- musitó por última vez mientras caminaba hacia donde se encontraba el público.

-La única que se sabe los diálogos de Julieta… eres tú, Hinata- la Hyuga alzó el gestó ante esa afirmación.

-¿De qué sirve saberlos si nadie sabe los de Romeo?- se quejó sin inmutarse de su inesperada presencia. Le sonrió mientras de un enorme salto voraz bajaba del segundo piso del teatro. El muchacho la miró.

-Tienes razón… que estúpido- musitó el muchacho. Ella se giró y continúo su camino. -¿Pero qué luz es la que asoma por allí? ¿El sol que sale ya por los balcones de oriente? Sal, hermoso sol, y mata de envidia con tus rayos a la luna, que está pálida y ojeriza porque vence tu hermosura cualquier ninfa de tu coro. Por eso se viste de amarillo color. ¡Qué necio el que se arree con sus galas marchitas! ¡Es mi vida, es mi amor el que aparece! ¿Cómo podría yo decirla que es señora de mi alma? Nada me dijo. Pero ¿qué importa? Sus ojos hablarán, y yo responderé. ¡Pero qué atrevimiento es el mío, si no me dijo nada! Los dos más hermosos luminares del cielo la suplican que les sustituya durante su ausencia. Si sus ojos resplandecieran como astros en el cielo, bastaría su luz para ahogar los restantes como el brillo del sol mata el de una antorcha. ¡Tal torrente de luz brotaría de sus ojos, que haría despertar a las aves a media noche, y entonar su canción como si hubiese venido la aurora! Ahora pone la mano en la mejilla. ¿Quién pudiera tocarla como el guante que la cubre?- balbuceó él dejando atónitos a todos en el lugar. –Casualmente…- guardó silencio. –Yo me sé los diálogos de Romeo- le sonrió mientras la veía ensimismada en sus pensamientos. –Yo te aconsejaría Hinata…- calló un momento. –Que corrieras a cambiarte- aseguró con una sonrisa.

Todo el elenco gritó emocionado al escuchar esas palabras brotar de los labios del rubio. Todos se sintieron aliviados, eternamente aliviados. En definitiva ese alocado muchacho rubio acababa de salvar la noche…

Caminó por el largo pasillo, se dirigía al camerino de Ino, necesitaba darse prisa, necesitaba cambiarse. Tomo el pomo de la puerta –Jamás hemos ensayado- le anunció antes de entrar al cuarto, estaba tan desesperada que no había caído en la cuenta de ese pequeño gran detalle.

-No es necesario…- añadió él. Ella no entendía nada de lo que ese rubio decía. -¿Sabes que es lo único que tienes que hacer Hinata?- le cuestionó a lo que ella negó con fervor. –Fingir que me quieres… finge que me quieres, como me querías antes ¿lo recuerdas? Hazlo y todo saldrá bien- exclamó mirándola de frente, ella se alteró ante ese alocado consejo jamás esperando.

-Yo puedo fingir… pero… ¿Y tú?- le interrogó.

El muchacho sonrió. –Será fácil…- expuso antes de entrar al camerino.

-¡Naruto!- llamó ella. El muchacho se detuvo y le dirigió la mirada esperando a que ella hablará. Suspiró profundamente. –Gracias- expuso a punto de llorar. El blondo… sonrió. Dio un paso hacia ella.

-De nada…- murmuró depositando un beso en su frente. –Ya estoy aquí, todo estará bien- la intento tranquilizar… y sin duda… su preciosa sonrisa lograba apaciguar su alma y más en esos momentos de angustia. Ella sintió con la cabeza y de un movimiento al otro ingresó al camerino a vestirse y maquillarse tan rápido como pudiera.

Por unos instantes… se sentó en la silla del tocador de su camerino. Las cosas habían pasado tan de prisa que no las carburaba bien. No sabía que estaba haciendo él ahí… no tenía ni la menor idea. Intentó respirar un poco, despejar su mente, deshacerse de los nervios que estaban intentando apoderarse de su control. Ya más calmada, con el vestido en el cuerpo y los correspondientes accesorios sobre ella… se levantó y salió de ahí.

Estaba nerviosa. Y se puso peor cuando escucho salir de la voz de Shikamaru: -Esta es la tercera llamada-

-Maldición- blasfemó ella asustada.

Al tiempo… no le importaba lo que ella sintiera, lo que ella padecía ni mucho menos lo que pensará, el tiempo solo transcurría sin consentimiento de nadie. La obra entonces… había comenzado.

El rubio estaba tranquilo… sereno, incluso… sonreía. No se le veía nervioso o perjudicado. Al contrario… La primera escena había comenzado.

-Tranquila…- sugirió él cuando la vio terriblemente nerviosa. Ella lo miró en pánico. El rubio sonrió y ella… sintió como su alma se tranquilizó. Él era como radiante y tibio rayo de sol en un día de frío.

-Si con mi mano he profanado tan divino altar, perdonadme. Mi boca borrará la mancha, cual peregrino ruboroso, con un beso- "maldición" pensó ella mientras la tomaba de la mano. Lo hacía él también que por un momento en verdad se creyó Julieta.

-El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El palmero sólo ha de besar manos de santo.- añadió ella.

-¿Y no tiene labios el santo lo mismo que el romero?-

-Los labios del peregrino son para rezar- musitó ella tratando de no perderse en el fulgor de sus ojos.

-¡Oh, qué santa! Truequen pues de oficio mis manos y mis labios. Rece el labio y concededme lo que pido.- explicó él robándole el espacio.

-El santo oye con serenidad las súplicas.- agregó una vez más. Entró en pánico. Estúpida escena de beso. Maldita sea esa escena.

-Pues oídme serena mientras mis labios rezan, y los vuestros me purifican. – murmuró intentando de una vez por todas reducir al máximo el espacio que los separaba. La Hyuga entró en pánico, cuando acepto ser Julieta… olvidó que existía esa maldita escena de beso. Lo olvido porque las circunstancias la habían obligado a olvidarlo, se le fugó de la mente porque estaba tan desesperada en presentar la obra para no decepcionar a nadie que olvidó que si ese rubio era Romeo tendría que besarlo… El muchacho se sabía tan bien los diálogos y la escena que… sin duda redujo el espacio que había entre ellos. Ella se estresó pero trató de mantener el profesionalismo a la vanguardia de sus emociones. El público estaba completamente embelesado ante esos actores. Él blondo sin embargo, la sujetó de las mejillas mientras clavaba cada rastro de su pupila sobre la de ella, disfrutó tantito de verla entrar en un irremediable pánico. Cerró los ojos y se acercó tanto como pudo a ella, la cual en definitiva… por esta ocasión al menos… no podía darse el peno lujo de rechazar el roce de sus labios.

La muchacha… optó por cerrar los ojos mientras esperaba a que ese sabor se colara entre sus labios. No sintió nada ante ese gesto, nada, ¿Era por qué quizás ya no sentía nada por él? ¿Ese era el mejor pretexto para explicar la ausencia de sentimiento ante el roce de él? Besarlo… era como besar el aire, como besar un recuerdo insulso, no se sentía nada… porque ¿Quién puede sentir algo ante un recuerdo insulso? Definitivamente… estaba besando el aire porque sus labios de él… no se habían aproximado lo suficiente para rozar los de ella… había un ligero espacio que separaba ambos alientos. Pero el efecto óptico que provocaron sin duda… logró engañar al público presente mas no a Hinata Hyuga quien por un momento en sus adentros… agradeció al rubio de no haber profanado del todo sus labios con el sabor de los suyos.

-En mis labios queda la marca de vuestro pecado- señaló ella mientras miraba al rubio, quien sabía que no había dejado ninguna marca sobre aquello labios.

-¿Del pecado de mis labios? Ellos se arrepentirán con otro beso. – Nuevamente se acercó… y sin duda… ninguno sintió nada. Porque faltaba acción en ese verbo…

La obra transcurrió con bastante éxito, no solo de parte de la pareja… sino también por parte del resto del elenco presente. Todo salió a la perfección, mejor que si lo hubieran planeado, mucho mejor que si lo hubieran ensayado millares de veces sin cesar…

-Yo aquí me quedaré. ¡Esposo mío! Mas ¿qué veo? Una copa tiene en las manos. Con veneno ha apresurado su muerte. ¡Cruel! no me dejó ni una gota que beber. Pero besaré tus labios que quizá contienen algún resabio del veneno. Él me matará y me salvará- Se suponía que debía besarle… más sin embargo participó en el mismo juego que él. -Aún siento el calor de sus labios- murmuró mientras sujetaba el rostro del rubio quien tenía los ojos sellados como si de verdad estuviera muerto.

-¿Dónde está? Guiadme- exclamó su diálogo uno de los chicos que sin duda era parte de la obra.

-Siento pasos. Necesario es abreviar.- musitó mientras tomaba el puñal… -¡Dulce hierro, descansa en mi corazón, mientras yo muero!- exclamó con tan fervor que todo el público se estremeció. De pronto… cayó como cae un pétalo cuando se desprende de una marchita flor.- Ya todo acabará…- anunció ella de tal forma que nadie más oyera su musitar.

-shh…- susurró el rubio mientras continuaban con la obra…

Supo que todo había acabado cuando… escuchó el último diálogo salir de los labios indicados: "-¡Tardía amistad y reconciliación, que alumbra un sol bien triste! Seguidme: aún hay que hacer más: premiar a unos y castigara otros. Triste historia es la de Julieta y Romeo".- supo que todo terminó cuando se escuchó el estruendo, el escándalo de los aplausos y gritos que el público lanzó.

El telón…. Se cerró y la magia se agotó. Saludó al público… y salió de ahí. Los gritos, las felicitaciones, la emoción, todo se podía sentir. Había sido un completo éxito… mejor que si lo hubieran practicado por años, mucho mejor que eso… Todos entonces… comenzaron a irse poco a poco, algunas con flores en las manos, con la sonrisa en los labios, con la satisfacción en el corazón.

La ojiperla entró al camerino después de escuchar casi millares de veces un: ¡Estuviste estupenda Hinata! Cerró la puerta detrás de sí y se sentó unos instantes… intentó entonces quitarse el maquillaje que tenía sobre el rostro. Quiso cambiarse pero las sorpresas no cesaban… no encontró su ropa y tuvo que salir con el vestido de Julieta. Ya era tarde, su padre y hermanita la esperaban en la puerta del teatro y con suerte… alguien quedaba en el teatro, pero ella no tenía suerte así que… no había nadie ahí. Camino a oscuras por el eterno pasillo que la guiaba a la salida del lugar, una vez fuera, cerró la puerta de caoba macizo. Miró el fulgor de la luna sobre sí… y decidió incursionarse en el pequeño jardín que se hallaba en las afueras del lugar. Casi no había luz pero conocía tan bien el lugar que tendría que estar ciega y ser estúpida para perderse.


Se había puesto el lindo vestido que sus padres le habían comprado, se había arreglado el cabello con unos prendedores de pequeñas rosas que Hinata le había ayudado a escoger una tarde que habían salido de la escuela y habían pasado casualmente por una curiosa tienda de accesorios. Se puso unas zapatillas que la hacían ver más alta y que combinaban perfectamente con la textura y forma del vestido que portaba. Se había maquillado tantito tan solo para poder destacar sus facciones.

Estaba nerviosa… y se puso peor cuando salió de la obra de Hinata. Mucho se había sorprendido de verla a ella actuando con el idiota rubio ojiazul, mucho se había sorprendido… y aquello tan solo le había hecho pensar en las muchas sorpresas que nos da la vida. Porque digo, nadie hubiera apostado a que el capitán del equipo de futbol de la escuela se colaría de Romeo en una obra de teatro cuando lo suyo eran los deportes. Nadie hubiera apostado por aquello.

Cuando cayó el telón y el estruendo de aplausos comenzó supo ella que su tiempo se había acabado… supo entonces que debía cumplir la promesa que le había hecho a Hinata hace algún tiempo, lo supo y se lo aseguró el hecho de haber visto a su amiga manejar también el asunto con el rubio y más una obra entera con él. Supo entonces que… debía ser tan valiente como Hinata lo había sido.

Y ahí estaba el galante Neji Hyuga, con su traje negro que tan solo la dejaba boquiabierta y como estúpida suspirando. Ahí estaba él… tan serio y con la mirada neutra, tan descuidado de lo que ella le profesaba con tanto ardor.

Quiso renunciar… echarse para atrás y olvidar aquello promesa pero… no podía, en verdad que no podía… se hallaba ella entre extrañas sensaciones, en definitiva deseaba gritarle a Neji Hyuga que lo quería pero… sus dudas le hacían retroceder a lo que su corazón sentía. El dolor de ser rechazada… ella no sabía si estaba lista para sentir tal dolor. Pero uno no nace sabiendo, no nace conociendo y para el dolor nadie es completamente inmune.

Llegó al baile… Hinata le había dicho que se adelantara y que hiciera lo que debía hacer, le había dicho que la vería ahí apenas terminara de cambiarse y de ajustar unas cosas con el director del teatro, le había dicho que le esperara en el baile porque sin duda se demoraría por todos aquellos pendientes que tenía que resolver antes de irse.

Habían decorado tan espléndidamente la escuela que le fue difícil reconocerla. Entró nerviosa, odiaba eso de los bailes de graduación. Porque a todas les daba por declarársele al chico del que se la pasaron atontadas todo el curso escolar. Y Naruto… a Naruto Namikaze definitivamente lo estaban buscando muchas. Tenten negó con la cabeza mientras intentaba acoplarse al ambiente que la rodeaba, mientras intentaba recoger del viento un poco del valor que necesitaba para realizar su locura.

Las manos le sudaban a montones…y sentía la garganta seca a todo momento, estaba como un gato asustadizo, como una niña en pánico.

La noche llegó a un punto en el que muchas chicas se hallaban deprimidas por haber sido rechazadas, ya sea por el guapo Kiba quien tan solo pensaba en Hinata o por el serio Neji que pensaba en… ¡En nadie! Por su parte… el club de Naruto más que tristes estaban frustradas de no ver a su ídolo ahí y se preguntaban en donde estaba dicho rubio.

Dieron las doce… Hinata no llegaba y Tenten tenía que darse prisa. Comenzó a buscar al Hyuga por todo el lugar, pero no lo hallaba… comenzó a ponerse de puntillas para intentar mirar sobre la cabeza de la gente que ahí estaba… ladeaba la mirada a cada lado, revisaba en todas partes pero el chico no se indignaba a aparecer… Decepcionada… se fue a tomar aire a la puerta del lugar para intentar consolarse de su fallido intento de declaración.

Entonces… ahí lo encontró… podía jurar que estaba… ¿escondiéndose? Quizás de las locas que lo acosaban con tanto fervor. Se limitó a mirarlo por unos instantes. El chico se frotaba la sien, como si estuviera padeciendo el inmenso dolor de una terrible jaqueca. Dio un paso hacia atrás… en definitiva la rechazaría, podía jurarlo.

-¿Quién está ahí?- cuestionó el muchacho mientras se ponía de pie cuando escucho el sonido de un tacón chocar contra algunas quebradizas hojas. La cica se maldijo en sus adentros, definitivamente era muy mala para intentar huir.

-Disculpa no quise asustarte- intentó justificarse la castaña.

-¿Tenten?- interrogó él mientras la recorría con la mirada… como si no la reconociera, quizás era porque traía el cabello suelto a como acostumbraba a andar siempre, quizás era por el vestido, porque ella no era de usar vestido, quizás era porque… en serio se veía bastante linda.

-Soy Tenten- aseguró para que él no tuviera dudas.

-¡uf! Menos mal- respiró más tranquilo el Hyuga. Ella dio un respingo… jamás lo había visto tan afligido. -¿Tú no viniste a declararte también, cierto?- cuestionó a carcajadas con su tono de sarcasmo. La muchacha sin duda se alteró y no pudo evitar ponerse muy nerviosa ante ese comentario.

-¿Yo?- cuestionó. -¡No, no, no! ¡¿Cómo crees!?- rió nerviosa la chica. –Yo… solo venía a preguntarte…- no encontraba que pretexto dar. -¡Por Hinata, si, venía a preguntarte si la has visto! ¡Es todo, nada más!- exclamó alterada. -¿La has visto?- interrogó al muchacho.

-Ya veo…- contestó él con la mirada baja. –No, no la he visto, pero no te preocupes mi tío la traerá, cuando llegue le diré que la has estado buscando- le regaló algo similar a una sonrisa.

-Gracias, Neji- Contestó embelesada por él.

-De nada, Tenten- le respondió él. –Por cierto…- la llamó antes de que ella se marchará. La muchacha se puso alerta a lo que él iba a decir. –Lindo vestido- sonrió y ella se sintió desfaceller.

-Gr…acias- contestó a medias con la cara coloreada en carmín.

-De nada- afirmó él. Ella comenzó a caminar huyendo de él, caminaba a paso rápido, mientras más rápido mejor, mientras más velozmente saliera de ahí mucho mejor…

-¡Mentí, no buscaba a Hinata!- gritó sin saber de dónde le había salido ese arrebato de valor. Neji se sobresaltó ante esa declaración. –Sé dónde está Hinata, dijo que me llamaría cuándo llegará a la fiesta, no la estaba buscando a ella. Te buscaba a ti, Neji- afirmó sonrojada.

-¿A mí?- se señaló él mismo.

-Si, a ti- asintió con la cabeza. –Yo sé que quizás estés harto del mismo cuento, que solo en esta noche ya has hecho llorar a unos centenares de chicas con tu rechazo y que muy pronto me uniré a ellas porque nada me hace diferente a ellas, pero no me importa. Tienes que saber esto antes de que deje de verte a diario.- se quedó callada un momento mientras intentaba tomar un poco más de valor para decir lo que tenía que decir. –Neji tú…- entreabrió los labios.

-Te estabas tardando Tenten- exclamó él.

-¿Qué?-

-Bueno… digamos que, escuche todo… digo, Tenten, debes ser más cuidadosa con las cosas que gritas. No sé si lo sepas pero… Hinata es mi prima… y muy seguido voy a su casa a visitarla a ella a Hanabi, o a mi tío y te juro que sin querer… escuché todo, cada palabra- anunció con una ligera sonrisa.

-ahhh- abrió la boca aún más. Su corazón latía a mil por hora y su cuerpo comenzaba a sudar. –Entonces… lo sabes- balbuceó impactada.

-Si Tenten, lo sé. Pero tampoco pienses que soy como el idiota de Naruto que no mira a su alrededor para darse cuenta de muchas cosas… yo sin duda… ya me había dado cuenta antes de que me lo dijeras…- anunció dejándola helada.

-Y yo que pensé que no era obvia…- se rió nerviosa mientras se detenía a discernir la situación –Me has robado las palabras de la boca…- se rascó la cabeza. -¡Bien!- dio un aplauso. –En vista de que ya lo sabes…- murmuró mientras comenzaba a retroceder sus paso intentando huir.-Bueno… en realidad ya lo sabías…- confirmó. –Pero yo no sabía que tú sabías, ahora sé que lo sabes- continúo retrocediendo poco a poco. –Bien, nos vemos, que tengas una agradable velada…- dijo intentando salir corriendo de ahí.

-¡Espera, ¿no quieres mi respuesta?!- cuestionó él.

-Sabes Neji… hace rato, en el baño de chicas… me encontré a unas cuatro o cinco chicas llorando, entre sollozos escuché que el causante de sus lágrimas eres tú y…- tragó duro. –Discúlpame pero no quiero hacerles ningún tipo de compañía, yo solo quería que lo supieras y resulta que lo sabes. Es todo- terminó y continúo caminando.

-¡Es culpa tuya que las hiciera llorar!- le gritó provocando que se detenga.

-¿eh? ¿Mi culpa?- Había olvidado que era un excelente atleta… cuando se dio cuenta… él estaba frente a ella.

-Es tú culpa- reiteró. -¿Entonces… quieres mi respuesta o no?- la interrogó.

Ella negó con la cabeza –No…- musitó débilmente. –Estoy bien así, gracias- aseguró.

-Pensé que Hinata te había dicho…- le infirmó él.

-¿Decirme? ¿Decirme qué?- cuestionó ella.

-¿Quieres mi respuesta?- añadió él.

Suspiró mientras agitaba las manos nerviosa. –Bien…- ladeó la mirada. –Dime-

-Mejor que te lo diga Hinata- sonrió dejándola intrigada. -¡Oh mira, casualmente ahí viene!- exclamó mientras señalaba un punto.

-¡Ah que bien porque!- dijo mientras ladeaba la mirada hacía donde el dedo de Neji apuntaba. -¡Sabe…- No sabía que estaba pasando… uno no sabe de esas cosas. Cosas que suceden y uno no sabe lo que siente cuando no conoce ese sabor… es sabor comenzó a colarse en sus labios y solo sintió el calor de sus manos tomar sus mejillas. Estaba impactada y no entendía muy bien que era ese saborcito que sus labios experimentaban. Sabor que le gustó sin duda.

-Si hubieras venido antes… esas niñas no estuvieran llorando… quizás estuvieran diciendo blasfemias en tu nombre. Te conozco desde hace años… me conoces mejor que nadie, me quieres por mis defectos… a ellas solo les gustó por mi virtudes… las rechacé a ellas… porque solo a ti puedo aceptarte- Ella solo se sonrojó al máximo mientras sus labios tiritaban de frío…


-Tardaste mucho en salir…- escuchó una voz… y sin duda… detuvo el paso ante esa afirmación. Se sintió temblar. Y ella que pensó haberse deshecho de él.

-¿Sigues aquí?- cuestionó tontamente como si el fulgor de sus ojos no le afirmaran reverendo cuestionamiento tan fuera de lugar.

-Sí, sucede que tú y yo… tenemos cuentas que atender- declaró mientras se levantaba del hermoso banquillo de donde estaba sentado.

-¿Qué cuentas?- cuestionó nerviosa.

-Dime quien es ella…- le pidió sin rodeos.

-Naruto…- balbuceó la muchacha. –Sé lo que acabas de hacer por mí- murmuró apenada. –Es la cosa más grande que alguien ha hecho por mí, ese sacrificio fue inmenso yo lo sé… pero…- musitó. –No puedo- afirmó. –No puedo aunque quiera- bajó la mirada hacía el suelo porque este de un momento al siguiente se le había tornado completamente interesante.

-Hinata…- llamó él. –En verdad que acabo de salvarte- expuso mientras la tomaba de la barbilla para que él la mirada de frente.

-lo sé…- masculló apenada mientras huía de sus ojos. –Pero no puedo, tienes que entenderlo… solo…- calló un instante. –Solo olvida esa historia, por favor- insistió mientras se alejaba de él para comenzar a buscar la salida. –Gracias de nuevo…- repitió mientras se giraba. Algo le impidió huir. Se mantuvo callada un momento al sentir la mano de él, prendida de su brazo.

-Ya sé quién es ella…-

-¿eh?- murmuró sin entender.

-Sé quién es ella…- aseguró.

-¡No es cierto, no lo sabes!- gritó la muchacha sorprendida de la afirmación del blondo.

-Piel clara… cabello hasta la cintura…- comenzó a decir mientras ella se alteraba poco a poquito. –Cabello color…- guardo silencio. –Color… castaño rojizo, ojos azules… lunar bajo el lado izquierdo del labio, ¿su nombre? Fuka- expuso sin más esperando ver la expresión que aquella declaración causaba en ella.

-Rayos…- balbuceó tenuemente la Hyuga.

-¿Sorprendida?- cuestionó el odioso rubio.

-¡Bien!- gritó molesta. -¡Lo sabes! ¡Ya lo sabes! El tono de su piel, el color de su cabello, el tono de sus ojos, su nombre…- agachó la mirada. -¡Ya lo sabes todo! ¡Nada puedo decirte! ¡Ya nada hay que ocultarte! ¡Ya puedes dejarme en paz!- chilló enojada y comenzó a caminar a paso veloz mientras ignoraba palabra alguna que saliera de los labios de él.

-¡Eres una excelente actriz!- felicitó mientras la tomaba del brazo con un poco de más fuerza que antes. –Tan buena actriz…- le dijo viendo como sus ojos se estresaban.

-¿De qué hablas?- interrogó ella.

-Caíste Hinata, en mi trampa, tú y yo sabemos que la descripción que te di es falsa…- aseguró.

-¡Claro que no!- insistió ella.

-¿Cabello castaño rojizo? ¿Lunar bajo el labio? ¿Fuka?- balbuceó con sarcasmo. –Me la acabo de sacar de la manga, nada de eso es cierto ¡Nada!- la vio alterarse más y entonces… comenzó la cacería… comenzó poco a poco a robarle paso a paso un poco del espacio que los distanciaba tanto. –Estas acorralada- aseguró cuando ella choco contra un inmenso árbol.

-Tienes razón…- cedió ella, mientras parpadeaba innumerables veces. –Esa historia… me la inventé- confesó al fin.

-Mientes…- regaño él. –Nadie puede mentir con cosas que son ciertas- tomó aliento. –Hace poco…- comenzó su relato mientras metía las manos en el bolsillo de su pantalón de Romeo. –Fue el aniversario de muerte de mi madre, supongo que lo sabes- continúo su historia. –Cada año que esa fecha llega mi papa… opta por dedicar el día entero a la memoria de mi madre, va al cementerio y saca las fotografías familiares para recordarla…- tragó saliva. –Estaba él viendo las fotos cuando me enseñó el álbum de fotografías de cuando yo era muy pequeño…- extendió la foto. –E hice este descubrimiento- declamó. Tomó la fotografía que él estaba extendiendo, la preciosa fotografía de él y sus compañeros de generación del kínder, para ese entonces él quizás tenía unos cinco años cumplidos. Asustada cogió entre sus manos aquel delicado papel. – ¿Reconoces a la chica de la esquina? Mejillas coloreadas en carmín… cabello color… azul intenso, ojos color perla… ¿la reconoces? Porque podría jurar que eres tú- la muchacha lo miro mientras tragaba duro.

-Es una mera casualidad, nada significa que casualmente hallamos estudiado un año juntos en la misma escuela- se empecinó mientras le regresaba la fotografía.

El rubio sonrió. –Sabía que eso dirías…- metió de nuevo la fotografía a su pantalón. –Ten…- le solicitó mientras extendía tantas fotos como sus manos se lo permitieron. –Kínder, primaria, secundaria. ¿Me dirás que también es casualidad que en todas salgas tú?- la vio abrir la boca impactada.

-Que haya estudiado contigo no significa nada- ladeó la mirada intentando huir de él y de sus acusaciones.

-Me supiste persuadir bien. Pero ya no más Hinata, lo pensé demasiado… y tú fuiste una excelente maestra de álgebra, porque me enseñaste mucho, porque me enseñaste a hallar la respuesta y eso hice, no puedes culparme, yo solo seguía tus enseñanzas. Sé quién es: "La chica A" siempre lo supe… solo tenía que descubrirlo… y la interrogante no era saber quién es "la chica A" sino quien es "La chica B" pero también lo descubrí.-

-¡No sabes lo que dices!- aseguró renuente. -¡No sabes nada!- exclamó.

-Cada catorce de febrero…- comenzó su nuevo relato. –Me llegan millares de chocolates… y solo un tazón de ramen, soy tan imbécil… que no me había percatado de eso… parece tonto pero… mi "club de fans" no conoce mi afición por el ramen y optan por regalarme chocolates cada año sin fallar. No me di cuenta, pero tú sabías que me gustaba el ramen. ¿Recuerdas cuando hicimos un trato? Yo pondría atención y tú me darías un tazón de ramen al final de la lección. Yo no recuerdo haberte dicho jamás que el ramen me gusta y es cierto se supone que tú eres "La chica B" pero me lo dejaste en duda el día fue en el teatro cuando me dijiste: "¡No es para nada bonito que la persona de la que has estado enamorada por años te vea con tanto repudio al enterarse de tus sentimientos, no es para nada bonito!" lo dijiste de tal forma… que me hizo pensar que llevabas años enamorada de mí, años, muchos años, después… encontré las fotografías donde tú sin falta salías. Después... no te diste cuenta pero tú misma me dijiste que "La chica A" se había ido hace tiempo y si no mal recuerdo cuando me contaste la historia que supestamente le contó "La chica A" a "la chica B" ella le contó la hazaña del "chico C" de cuando le rompieron el labio por salvar a un chico de unos matones... y eso Hinata paso hace apenas unos tres meses... fueron pequeños detalles que se te escaparon, descubrí entonces que… "La chica B" es…- cayó haciéndola de suspenso. –Tenten es "La chica B". Dime tú Hinata… !¿Quién es "La chica A"?!- gritó desesperado mientras la sujetaba del brazo.

-Solo fue una historia que inventé…- se empeñó en decir.

-Hinata… ¡maldición Hinata! ¡Todo este tiempo he sabido que eres tú! ¡Pero debo admitir que eres una excelente actriz porque me hiciste dudar miles de veces, pero después de tantas pruebas supe con plena certeza que eras tú, tú y solo tú! ¡Mi estúpido drama de: "Tomarte en vez de a ella", era para que admitieras que eras tú! ¡Maldición ni siquiera porque te acorralé logras admitirlo! Yo solo quería… que admitieras que eras tú… es todo.- la miró de frente mientras se revolvía sus rubios cabellos.

-¿Solo eso querías? ¡Hombre, haberlo dicho antes!- entonces contuvo el aliento. –Es cierto Naruto, todo lo que ha salido de tus labios es absolutamente cierto, es cierto… ¡Yo soy "La chica A"! ¡Soy yo, Hinata Hyuga! Siempre he sido yo… ¿y te digo otro secreto? Mentí cuando te juré que ya no sentía nada por ti… te mentí. Pero te lo diré una vez, solo una. Siempre he estado enamorada de ti, han sido tantos años, que los dedos no me alcanzan… te quiero tanto que es inútil intentar suprimir tantos sentimientos, te quiero tanto que no puedo expresarlo ni en todo el papel del mundo ni con todas las palabras del vocabulario… te quiero tanto… que la mejor manera de decírtelo es quedándome callada porque jamás lograrás imaginar cuanto te quiero, porque ya ni yo sé cuánto te quiero. Siempre te he querido y siempre lo haré, tanto que es inútil decirle a mi corazón que deje tanto sentimiento porque esto se maneja por sí solo sin mi consentimiento. Te quiero tanto… que si me pidieras que fingiera que no te quiero sin dudar lo haría…- sintió como su alma dio un inmenso suspiro. –Bien, lo sabes, ya lo sabes, no tengo nada más que decirte…- miró su reloj de mano. -¡Vaya es tan tarde!- exclamó acalorada mientras buscaba una excusa para salir de ahí. –Discúlpame, tengo que escuchar la historia de alguien y tú… aún estas a tiempo para llegar al baile… digo, tampoco deberías dejar a Sakura esperando- sonrió tibiamente. Se aguantó el llanto y comenzó a caminar hacía la dirección contraria. –Por cierto…- le llamó antes de salir de ahí. –Gracias por no haberme besado- le sonrió y camino más a prisa.

-¡Espera!- gritó el mientras la tomaba de nuevo del brazo. – ¿Seguiste mi consejo cuando te dije que fingieras que me quieres?- ella negó con la cabeza.

-No había nada que fingir- fue lo último que dijo. –Qué te vaya bien Naruto-

Cuando se dio cuenta… él la sujetaba de las muñecas mientras la aprisionaba contra su cuerpo. -¡¿Por qué rayos no querías decirme que eras tú!?- le reclamó enojado.

Ella quedó confundida. –Solo te conté esa historia porque te vi mal ese día…- bajo la mirada. –Solo quería… que supieras que hay alguien que te quiere por quien eres, por cómo eres no por lo que aparentas, jamás pretendí nada, jamás planee llegar a ti, yo estaba bien mirándote y admirándote de lejos… porque tú… siempre lograbas sorprender a mi corazón con tu alma, no necesitaba más… no quería volverme ambiciosa contigo. Porque… tú no recuerdas a la niña que salvaste una vez ¿cierto? No importa Naruto, no tienes que recordarla, así eres tú… así de benévolo y desinteresado eres, tú ayudas a todos por igual. Jamás te hubieras fijado en mí… digo, hemos estudiado años juntos y tú no sabías que existía, así de invisible soy para ti Naruto, así de invisible he sido por años, así de invisible es mi amor por ti- intentó no llorar. -¿Podrías soltarme? Tengo que ir a felicitar a una amiga- suplicó.

-Ya no eres invisible Hinata- insistió él. –Ya no más, yo ahora… puedo verte- le sonrió. –Aunque… también debo ser sincero contigo…- afirmó el rubio. –Porque… no me gustas Hinata, ni un poco- le aseguró rompiéndole por completo el corazón.

-No te preocupes… siempre lo he sabido. Está bien. Solo suéltame por favor- insistió mientras comenzaba a forcejear contra él.

-Lo siento, en verdad que no me gustas- repitió.

-Ya entendí ¿sí? Gracias por dejármelo en claro…- sonrió con melancolía. –Solo necesito que me sueltes y créeme Naruto, no volverás a saber nada de mí, solo suéltame para que te lo compruebe, por favor- suplicó a punto de reventar en llanto. –Solo quiero que me sueltes…- musitó suplicante.

-No, aún no… porque hay cosas que tengo que dejarte muy en claro- se puso renuente él.

-¡Créeme tengo todo muy claro!- le gritó desesperada.

-Sabes Hinata… simpatizar es una palabra muy común, en definitiva no me simpatizas; agradar... no, tampoco, tampoco me agradas; caer bien... definitivamente no la usaría en este caso- Ella solo ladeó la mirada intentando no verse más débil frente a él. –amigos… es una palabra fuerte, en lo absoluto, no te considero mi amiga; gustar... es una palabra muy pobre, muy insulsa, suena a algo pasajero, no la usaría; gustar mucho... no es ni la mitad de lo que quiero expresarte, ni la mitad; querer… querer es apenas útil para mí, lo correcto sería decir…- cayó un instante mientras se sonrojaba. –Lo correcto sería decir…- contuvo el aliento. –Decir… que estoy enamorado de ti- ella se alteró ante esa confesión y el blondo solo se sonrojó.

-No juegues con eso- suplicó ella.

-Tienes razón, no debería jugar con eso… porque incluso esa palabra es escasa para lo que quiero expresarte, entonces yo diría que… estoy incurablemente enamorado de ti, y no hay medicina, gracias a dios no hay medicina para esto que padezco, porque me gusta sentir lo que siento por ti. Y ya no lo soporto Hinata, ya no lo soporto, me he estado conteniendo y yo no soy bueno en eso de contenerme… todos estos días me la he pasado pensando cada minuto en ti y más… en esa vez que te besé y esta maldita distancia que nos separa… me sofoca las entrañas, me sofoca ver tus labios tan lejos de los míos, me atosiga… así que… ¿Qué te parece si te quedas quieta unos minutos mientras poco a poco te robo el aire del pecho?- le propuso dulcemente.

-¿Qué hay de Sakura?- cuestionó antes de caer por completo en la hipnosis de sus ojos.

-Nada, no hay nada entre nosotros, solo estaba celoso de Kiba… muy celoso, él te había rescatado, se te declaró de la nada y es tu mejor amigo… pensé que quizás dejarías de lado lo que sientes por mí por culpa de él y luego… tú lo defendías y dije esa blasfemia… pero entre Sakura y yo… no hay nada, te lo aseguro, solo eran celos… ya quédate quieta y líbrame de este torturoso espacio- Estaba tan embelesada que nada dijo, tan solo tímidamente cerró los ojos mientras se sentía completamente amenazada por los labios del rubio. Supo que no estaba en un sueño cuando su cuerpo tembló ante tan gentil contacto. Supo que no le estaba mintiendo cuando sintió la desesperación del blondo sobre ella. -¿Sabes por qué no te besé en la obra?- ella negó con la mirada. –Porque unos simples segundos no serían suficientes para robarte tanto aliento como pueda- en cuanto terminó su oración le robo de nuevo el aliento del pecho. –Rayos…- sonrió mientras le acariciaba las mejillas después de robarle el aire. –Neji va a matarme…- se rió. Con las yemas de sus dedos… le acaricio los labios, sus rosados labios. –Supongo que valdrá la pena…- aseguró mientras la veía sonrojarse. –Por cierto…- rió traviesamente. -¿Sabías que Ino y Sai se gustan?-

-Sí, lo sé-

Rió pícaro. –Fue fácil persuadirlos de abandonar su papel en la obra- anunció.

-¿eeh?- quedó en shock mientras parpadeaba ilusa. -¿Fuiste tú?- sus ojos se alteraron. -¡ah!- abrió la boca. -¡¿Por qué lo hiciste!?- se quejó con mucha razón.

-Porque quería ser tú héroe…- confesó apenado. –Porque quería salvarte…- bajó la mirada. –Siempre la doncella se enamora de su salvador- afirmó bajito con las mejillas coloreadas en escarlata.

-Pero tú ya me salvaste antes…- afirmó ella mirándolo a los ojos mientras acariciaba su mejilla. –Lo haces a diario con tu sonrisa- le informó con los pómulos enrojecidos. -Y ¿enamorada? ya lo estoy...- aseguró sonrojada mientras él sostenía su rostro entre sus manos.

Él sonrió -Te quiero… mi "chica A"- fue lo último que exclamó él antes de robarle el espacio que los separaba... Antes de fundirse en un dulce beso del que ninguno queria escapar...

Fue así... como él terminó enamorándose de: "La chica A" aquella chica que lo había amado por años... Fue así como su amor fue correspondido.


Bueno... como veran... este es el final del fic u.u así es, sin trucos, este es el final, ya no hago bromitas desde la última vez que casi me matan u.u la niña ya aprendió...

Hay muchas cosas que me gustaría decirles antes de irme y una de ellas es que... No vuelvo a prometer cosa que en definitiva no voy a cumplir, como aquello del: "Actualizaré semanalmente" incluso yo me detesto por eso... se suponía que sería una historia corta y semanal Sunako! no era para que te lleve todo lo que te resta del año! ¬¬ en fin... he aprendido muy bien mi lección la cual es: 1. No prometer cosas que no puedo cumplir y 2. Escribir mucho antes mis cap antes de publicarlos u.u

!YESSY! por cierto... antes de irme... quiero dejarle un mensaje a mi queridísima: !Yessy! espero que estes leyendo esto porque si no me deprimiré... u.u ok no xD para empezar... quiero decir... que leí tu review 1 hora después de que lo enviaste, pero como sabrás no tengo maneras de comunicarme contigo por lo cual decidí escribirte este mensaje aquí (mensaje que espero leas u.u) nena... muchas gracias por estar siempre al pendiente de mis fics, por que yo mejor que nadie sé que has estado sino en todos en la gran mayoria de ellos. He visto y tenido en cuanta cada uno de tus reviews... Y debo pedirte una disculpa... desde Consejo estudiantil me percaté de que como autora te he fallado, y quiero disculparme, porque... espero entiendas que es muy dificil para mi satisfacer a todos, es dificil, como tirar una moneda al aire, no sabes que lado te tocará... así me sucede... cuando subo una historia para empezar... no sé si les gustará y uno tiene que arriesgarse a ver que pasa. Es dificil satisfacerlos a todos y créeme que lo intento pero... es triste cuando decepcionas a un lector y más si es un lector que ha creído en ti y que te ha seguido por tanto tiempo como es tu caso. A veces Yessy, desgraciadamente uno como escritor tiene que salirse tantito o bastante de las personalidades del personaje para que se acople por completo a la trama que uno quiere, porque a veces con las personalidades originales del personaje es dificil desarrollar una determinada trama como lo fue Consejo Estudiantil, donde sentía que Hinata debía ser un poco retadora con el rubio... más sin embargo en ese fic intenté darle un poco de coherencia al porque de su comportamiento. No quiero justificarme porque sé que a lo mejor no lo logre por eso te pido una disculpa si te he fallado como autora pero antes de que te vayas piensa por un momento... Jamás hemos visto a un Naruto enamorado, como sabriamos entonces como se comportaría? digamos que a veces el amor cambia a la gente y eso no esta mal. En fin... solo me resta disculparme, porque te he fallado mucho, mil gracias por leerme y estar siempre al pendiente de mis historias, enserio te lo agradezco.

Bueno mis niños... ya saben que pueden dejarme un review, los amos con todo mi corazón. Y nos vemos en la siguiente historia ;)

por cierto, la obra pues bueno... es la de "Romeo y Julieta" e William Shakespeare :3 sé que lo saben pero aún así debo mencionarlo :) los amo mis niños hermosos, espero sus reviews *-*

atte: Sunako