Makoto Naegi no podía hacer más que mirar el salón de clases con nostalgia. No tenía que desdoblar el pedazo de papel frente a él para saber que tenía que estar en el gimnasio a las 8 para la ceremonia de apertura. Sólo dejó ir su mente mientras el reloj seguía su marcha.
Las cosas habían cambiado mucho desde en primer año; desde el "incidente". Las ventanas tapeadas ridículamente fue el mejor modo para impedir que lo de afuera entrara. Había sido idea de Junko, según ella, le daría un aire más cómico, una forma de no sentirse prisioneros. Naegi tocó una de las tuercas, el recuerdo arrancó la sombra de una sonrisa. Nunca entenderá la obsesión de Junko con la desesperación, lo suficientemente grande para terminar de esta forma.
Pero él no tenía que entender nada. Desde mucho antes a entrar a la Academia Pico de la Esperanza, había dedicado su vida a la felicidad de Junko, tanto Naegi Makoto como Mukuro Ikusaba estaban dispuestos a seguir con este macabro juego, por ella.
Naegi volteó a ver el reloj y se dio cuente, con un enorme pánico, que llegaría tarde si no se apresuraba. A Junko no le agradaría para nada que sus planes se retrasaran de ese modo. Aunque Naegi tampoco estaba tan ansioso por empezar. El tenía que ser el último en llegar, lo que significaba tendría que estar frente a frente con todos ellos. No sabía si podría soportarlo, pero tenía que ser fuerte.
Corrió hasta estar frente a las puertas del gimnasio. Le tomó una gran bocanada de aire prepararse para lo que había detrás de la puerta.
Se sentía como en su primer día. Ese día tampoco fue muy fácil, se preguntó si la razón de que Junko le hubiese dicho que fuese el último en llegar se debía a que anteriormente también había sido el último. Según ella, le hubiese gustado tener una cámara para grabar el momento, no dudaba en que ahora definitivamente iba a grabarlo para mostrárselo y burlarse de él más tarde.
Limpió su cabeza de pensamientos inútiles y entró.
Nuevamente las miradas de los otros catorce alumnos se posaron en él. Juraría que escucho a Junko reírse desde la sala de controles. Mukuro parecía no tener muchos problemas para seguir el papel de Junko Enoshima, ahora era su turno para seguir su papel de estudiante desorientado y confundido.
-U-Uh… –Trató de sonar lo más convincentemente posible. En su mente, ellos eran desconocidos, personas con las que nunca había tenido contacto antes. A una parte de él le dolía tener que mentirles a sus antiguos amigos, pero no le quedaba otra opción, nunca la tuvo desde el inicio.
-Oh, ¿También eres nuevo? –Ese fue Yasuhiro Hagakure. Era el súper duper adivinador de preparatoria. Aunque rara vez sus adivinaciones se hacían realidad, y esas adivinaciones generalmente eran aquellas de 50 50, como un "Mañana predigo un día soleado", la primera vez que lo dijo, al otro día hubo un diluvio. –Esta escuela es un poco rara. –Continuó mientras se rascaba la cabeza.
-Entonces somos quince ¿He? –Ese estudiante regordete era el súper duper escritor de doujins de preparatoria, Hifumi Yamada. El auto proclamado amante eterno del 2D, incluso se enamoro de Alter Ego, a pesar de que, si se toma en cuenta que era un reflejo de su creador, era técnicamente hombre. – ¿Ya somos todos?
-¡Oye!
Ese grito hizo retroceder un tanto a Naegi, por un momento creyó que había sido descubierto. De ser así lo más probable es que Junko reinicie el juego… borrando sus recuerdos para un ambiente más realista. Eso lo hizo estremecerse un poco.
-¡Te dijeron que estuviese aquí a las 8 en punto! ¡Llegar tarde es absolutamente inaceptable!
Naegi se permitió un suspiro de alivio. Era de esperarse de Kiyotaka Ishimaru, él súper duper monitor de secundaría. Su obsesión por las reglas era un tanto aterrador par Naegi.
-¿Eh? ¿De qué demonios estas hablando? –Sin lugar a dudas, Mukuro era mucho mejor en su papel de Junko que él en su papel de estudiante ingenuo. – ¿A quién le importa la puntualidad en está situación? –Mukuro tendría que hacerse pasar por Junto hasta el primer asesinato, después de eso tendrían que hacer parecer que era encerrada mientras que realmente estaría esparciendo desesperación desde las sombras.
-Em… –Chihiro Fujisaki levantó tímidamente su mano. En los últimos dos años había ganado una personalidad más fuerte, es una lastima que todo tuviese que ser borrado. – ¿También despertaste en un salón de clases? –Le preguntó a Naegi.
Despertar no era exactamente el mejor modo de decirlo. Naegi jamás había estado dormido desde un principio, únicamente tenía el deber de presentarse en último lugar. –Sí, desperté ahí. –Tampoco iba a revelar que él estuvo esperando en un salón durante cinco horas enteras. Sería como gritarles que él era parte de todo lo que estaba por ocurrir.
-Lo sabía. –Él era el súper duper programador de preparatoria. Era realmente un genio, lo suficiente para que Naegi sintiera bastante culpa por haber ayudado a sabotear a Alter ego y condenado a Fujisaki a tener que terminarlo una segunda vez. –Todos despertamos ahí.
-Todos perdimos el conocimiento, despertamos y nos reunimos aquí. –Esa voz profunda era de Celestia Lundenberg, aunque su nombre real era Taeko Yasuhiro, conocida como la Reina de las Mentiras. Pese a vestir como una goth loli, ella era la súper duper apostadora de preparatoria. Y era bastante buena. –Bastante raro, ¿No crees? –Era alguien de quién debía tener cuidado. Según Junko, ella sólo necesitaba el "incentivo" adecuado para convertirse en asesina.
-¿Qué demonios es este lugar? Parece la oficina de la policía en la que estaba. –Mondo Oowada, súper duper delincuente de preparatoria. Era increíble como algunos lograban su acceso portándose mal, y que al peor le dieran un pase directo a la grandeza.
-¿Crees que sea una especie de secuestro o algo? –Leon Kuwata súper duper beisbolista de preparatoria, aunque lo que realmente le interesa es la música. – ¿El chiste es que todos fuimos secuestrados? –Si tan solo supiese…
– ¡Debe ser una especie de bienvenida especial! –A Naegi le costó un poco mantener la compostura cuando escucho la declaración energética de Aoi Asahina, ella era la súper duper nadadora de preparatoria, y demasiado buena para quedar atrapada en todo esto. –Digo, es una escuela especial, ¿No?
-No, es una escuela de desesperación. –Pensó con amargura.
-Lo sea o no. Debemos averiguar lo que está pasando. –Sakura Oogami, súper duper peleadora de preparatoria. Junko hablaría con ella está noche para asegurarse de que… el juego estuviese en marcha.
-Sí…
Todos ellos eran súper duper estudiantes de secundaría. Naegi los conocía a todos tan bien como se conocía a si mismo.
-¡Me ves! ¡Me estás viendo! –Naegi sólo estaba pasando su vista al azar, pero debió esperar esa reacción de Touko Fukawa, la súper duper novelista de preparatoria. Era casi imposible de creer que muy dentro de ella se ocultara un criminal como Genocider Syo. –Solo porque soy fea-
-Qué molesta eres. –Esa voz arrogante y creída era sin lugar a dudas de Byakuya Togami, el súper duper heredero de preparatoria. Desde el inicio fue el que más trabajo dio para integrarse y abrirse al grupo. Aunque dado su mal hábito para adelantarse a las cosas, posiblemente sería el responsable de la muerte de todos, o una de las primeras victimas. -¿Qué estas mirando?
-N-nada… –Naegi apostaba por la segunda opción.
No pudo evitar mirar fijamente a Kyouko Kirigiri, al ser la hija del autentico director, Junko se vio en la obligación de borrar más de sus recuerdos. Aunque también se debía a su tituló original, era alguien que podría causar muchos problemas al plan de Junko.
-¿Qué? –Le preguntó a Naegi. No se le había escapado el modo que él parecía mirarla.
- ¡N-Nada! –Trató de excusarse. Desde el inicio, Kirigiri no había confiado mucho en él; en ninguno de los tres. Tal vez se debía a que siempre mantenía la guardia frente a Junko, como si esperase que algo como esto fuese a ocurrir, y tanto él como Mukuro eran personas muy cercanas a Junko.
Naegi retrocedió mientras reía con una risa claramente forzada.
Mukuro, disfrazada como Junko, no lo había perdido de vista. Quizás debió invertir un poco más de su tiempo tratando de enseñarle a Naegi como hacer escapes de emergencia, pero Junko le aconsejo que no perdiera tiempo con imposibles. Según ella, a los idiotas es mejor dejarlos ser idiotas, tratar de cambiarlos es algo que solo haría otro idiota más grande. Según ella, solo había que dejar que Naegi fuese el idiota de siempre y nadie sospecharía nada.
-Em… Eres Naegi-kun, ¿Verdad? –Una dulce voz preguntó frente a Naegi, por un momento se le había olvidado que antes de asistir a la Academia Pico de la Esperanza, había conocido a otro estudiante a parte de Junko y Mukuro. –Fuimos a la primaria juntos.
-Maizono-san… –Dejó que se escapara de sus labios. Sayaka Maizono, ella era la súper duper idol de preparatoria. Antes de entrar ella era la líder de un grupo de idols a nivel nacional, era bastante dulce.
-Qué bueno ver una cara familiar.
Detrás de ella, Mukuro veía fijamente a los dos. Hasta donde sabía, Maizono había cursado la primaría con Naegi, pero no supo nada de ella o Junko hasta que todos fueron aceptados en Pico de la Esperanza. La razón era que ellos nunca antes habían hablado directamente, según Naegi, siempre pensó que a ella nunca le había interesado realmente su existencia.
Según parece, sólo era tímida para dar el primer paso en primaria, y a Naegi nunca le interesó realmente nada que no fuese Junko o Mukuro por lo que realmente le daba lo mismo le hubiese hablado o no en el pasado. Aunque eran afortunados de que Maizono no supiese nada de la relación de los tres, para Junko hubiese sido demasiado abuso de clichés el borrarle la memoria completa a alguien más.
Mukuro dio un pequeño vistazo a su reloj interno, ya era la hora de continuar con la siguiente fase de su libreto como Junko.
- ¿Saben qué es más importante? Averiguar donde fueron todas mis cosas. No tengo ni idea de donde estará mi celular. –Mukuro tenía que hacerles ver a todos que todas sus cosas, a excepción de sus identificadores, habían desaparecido.
No es que realmente sus cosas hubiesen desaparecido, muchas de ellas se encontraban en sus habitaciones, otras simplemente se habían vuelto inútiles y habían sido desechadas. Pero al no encontrar nada, causaría un pequeño estado de pánico entre la multitud.
-Probablemente esto sea un tipo de orientación que preparó la escuela. ¡Eso es lo que me dice mi bola de cristal! –Nuevamente, Yasuhiro se equivocaba. Aunque en cierta forma tenía razón.
- ¿En serio? ¿Esa cosa sirve?
-¡Mis predicciones son correctas un 30% de las veces!
-Una lastima de poder.
Fue cuando se escucho un sonido bastante agudo.
-Probando, probando. Como sea, estoy seguro de que pueden escuchar.
Naegi se quedó mirando al frente como todos mientras lucia una cara de desconcierto. Tanto Naegi como Mukuro sabían exactamente que pasaría ahora, pero ensayarlo y vivirlo eran dos cosas distintas. Para Naegi siempre fue más complicado, tomando en cuenta para qué era todo el teatro.
-Saludos a todos los nuevos. Comencemos con la ceremonia de apertura.
-¡Ven! –Yasuhiro dice con orgullo. – ¡Es así como la Academia Esperanza le da la bienvenida a estudiantes!
-No, no es así. –Kirigiri le contradice al instante.
Aun con sus recuerdos borrados, a Naegi le sorprende su seguridad y como su actitud parece haber quedado intacta. Kyouko Kirigiri sin lugar a dudas sería un factor peligroso para Junko Enoshima.
Entonces un oso de peluche salió disparado desde el centro de la mesa de discursos. A Junko realmente le gustaban los osos.
-¿Un oso de peluche?
-¡No soy un oso de peluche! –El oso agitó sus manos con molestia. –Soy Monokuma, el director de esta escuela. Un gusto conocerlos.
-¡Ese peluche se movió! –Yamada gritó de terror.
-¡No soy un peluche! Soy Monokuma, y soy su director. –Nuevamente repitió. Era obvio que eso recibiría controversias por parte de todos. No muchos aceptarían que un peluche sea el mandamás de todo Pico de la Esperanza.
-Ahora que hicimos un poco de progreso, comencemos con este show. –Monokuma estaba realmente impaciente por continuar. Había estado esperando por esto desde hace tiempo. –Levántense y saluden. –Hizo una reverencia. –Buenos días a todos.
-¡Buenos días! –Era de esperarse que Ishimaru sería el único que le hiciese caso.
-¡Pero no le hagas caso!
-Son los prometedores estudiantes de secundaria que llevan la esperanza del mundo sobre sus hombros. Para poder proteger y cuidar aquellos símbolos de esperanza, he decidido dejarlos vivir juntos en los confines de esta escuela.
-¿Eh?
- ¡¿Qué significa esto?!
-Y en cuanto al tiempo que vivirán juntos… ¡No hay tiempo límite!
Eso llevó a una exclamación de sorpresa por parte de todos.
-¡Básicamente, pasarán el resto de sus vidas aquí!
- ¿Qué?
-¿El resto de nuestras vidas… aquí?
-No se preocupen. Tenemos un gran presupuesto, así que no tendrán ninguna clase de inconvenientes.
-Espera un momento. ¡Ese no es el problema! –Maizono estaba incrédula por lo que escuchaba.
-¡O sea, debes estar bromeando!
Era el turno de Naegi, para habar.
-Espera, entonces esas planchas metálicas en los salones de clase y pasillos, ¿Son para mantenernos encerrados? –Eran principalmente para impedir que la desesperación de afuera entrara a la academia. Después de dos años, algunos de los métodos de forzado se habían vuelto más… efectivos que arrojar simples piedras.
-Correcto. –Monokuma afirmó. –Así que pueden gritar todo lo que quieran, pero nadie vendrá a salvarlos.
-Si lo que dices es verdad, entonces esto sería un gran problema. No podemos vivir en la escuela para siempre…
-¡Ejem! –Monokuma tosió. –Y bueno, cualquiera que quiera irse de esta academia tendrá que seguir una cierta regla.
- ¿Regla?
-No m importa cómo lo hagan. –Dio un salto mortal al frente mientras continuaba. –Pero solo los estudiantes que hayan matado a alguien podrán abandonar este lugar. –Aterrizó perfectamente. –Eso es todo. Bastante simple, ¿No?
-¡Pueden usar un arma afilada, apuñalarlos, golpearlos hasta la muerte, cortarlos con una espada, quemarlos hasta que sean cenizas, aplastarlos, estrangularlos, o hasta dispararles! –Monokuma rio perversamente… mientras sacaba un ¿salmón? – ¡Oh, que ingenioso sentido de euforia que yo no puedo conseguir sólo atacando a un salmón o humano!
-Una situación llena de desesperación donde las esperanzas de este mundo tratan de matarse unos a otros… ¡Me pone tan caliente! –Naegi hizo una nota mental para preguntarle a Junko como es que hace para que el oso se sonroje o comience a sudar. Eso ya era bastante aterrador si uno lo analizaba correctamente bien.
-¡¿Lo dices en serio?!
-¿Por qué tenemos que matarnos?
-Para que Junko pueda arrebatarnos toda la esperanza y llevarnos al límite de la desesperación humana mientras somos vistos por un público con idénticos ideales.
-¡Tienes razón! ¡Deja de decir esas tonterías y déjanos de una vez volver a casa!
-¿"Tonterías"?
Yamada se congelo.
-¿Qué quieres decir con, "tonterías"? –Ahora el rostro de Monokuma lucia bastante peligroso, si es que un oso robot puede lucir peligroso.
-Escuchen. De ahora en adelante, esta academia es su hogar. Es su sociedad. Su mundo. ¡Pueden hacer absolutamente todo lo que quieran, así que siéntanse libres de volverse locos! –Monokuma comenzó a caminar entre los estudiantes. Ese era parte del plan, era necesario que alguno, realmente no importa cual, demostrara que esto no es un juego. En el peor de los casos, tendrían que ser Naegi o Mukuro quienes se enfrentaran a Monokuma.
-¡¿"Matarnos los unos a los otros"?! –Oowada se puso en su camino. Era de esperarse que el sería el primero en ir contra Monokuma. – ¡Ya es suficiente con el chiste, amigo!
-¿Chiste? ¿Estas hablando de tu peinado? –Un poco de provocación por parte de Monokuma y Oowada ya lo tenía en el aire.
-¿Qué cosa, pedazo de mierda? No me importa si eres un peluche a control remoto. Te golpearé hasta hacerte pedazos.
-¡Los actos violentos contra el director están contra las reglas! –El ojo rojo de Monokuma empezó a titilar en rojo cada vez más rápido.
-¿Qué demonios es ese ruido?
-¡Cuidado! –Kirigiri gritó alarmada. -¡Arrójalo!
-¿Eh?
-¡Solo hazlo!
Oowada arrojó a Monokuma lo más lejos posible. En medio del vuelo, explotó. La explosión hubiese sido lo bastante fuerte para destrozar todo el cuerpo de Oowada e incluso herir a algunos de los demás estudiantes. Sin mencionar el trauma causado por ver un cuerpo volar en cientos de pedacitos.
-¿Esa cosa explotó?
-¿Se murió el peluche?
-¡No soy un peluche! ¡Soy Monokuma!
Otro Monokuma salto de la mesa de discurso.
-¡Ta-da!
-Esta vez lo dejaré pasar con una advertencia, pero la próxima vez que encuentre a alguien rompiendo las reglas de la escuela. –Sacó sus garras. -¡Activaré mi excelente función de castigo corporal! Como hice hace un momento.
-Ahora, con esto concluye la ceremonia de apertura. Espero que todos disfruten esta prospera y triste vida escolar. –Con todo dicho, Monokuma se retiró.
-¿Entonces la única forma de salir de esta escuela es matando a alguien del grupo? –Celestia lo dijo como si nada.
-Eso es absurdo… –Mientras que Ishimaru lucia bastante nervioso
-Debe ser una especie de broma, ¿No? –Chihiro estaba al borde de las lágrimas.
-El problema no es si esto es una broma o no, el problema es si alguien entre nosotros es lo bastante estúpido para tomárselo en serio. –Togami seguía siendo el arrogante de siempre.
Y así da inicio el plan de Junko Enoshima. A excepción de Makoto Naegi y Mukuro Ikusaba, a cada alumno de Pico de la Esperanza se le ha borrado sus recuerdos y se le ha mandado asesinar a otros solo para el deleite del director y los televidentes.
Tanto Makoto como Mukuro están dispuestos a seguir con esto por la felicidad de Junko. Aun si eso implique ir en contra de sus compañeros y amigos.
La Academia de Desesperación abre sus puertas.