Disclaimer: Skip Beat! y sus personajes pertenecen a Yoshiki Nakamura-sensei. Este fic forma parte de El Reto de la Princesa Rosa de Allerya-Sama del forum LCDP. Corresponde al desafío: Kyoko conoce al primer novio de Kanae.

¡Muy bien! Este fanfic contará con tres capítulos, y es total y completamente dedicado a Allerya-Sama como regalo de cumpleaños muy, pero muy atrasado xD.

Espero que lo disfruten y me digan que les ha parecido. Ah! y si, tiene relación con otro fic que escribí "La crónica de un beagle enamorado" aunque no es estrictamente necesario leerlo para entender éste.


La crónica de una amiga desesperada

Capitulo I.

Si nunca creíste en las almas en pena, quizás este es el momento —pensó Tsuruga Ren. Frente a sus ojos tenía a una chica de aura desconsolada y oscura. A su alrededor parecían girar pequeños demonios que se lamentaban desgarradoramente, o al menos, era la impresión que le daba.

Mogami Kyoko se hallaba en su departamento con una taza de té entre sus manos, y unas lágrimas que no podía contener. Horas antes, la había encontrado vagando sin rumbo fijo por los pasillos de LME, con una expresión tan deplorable en su rostro que lo asustó. Era la primera vez que veía a la muchacha en tal estado; pero por más que se esforzaba en conocer el motivo de su desdicha, ella no lograba decírselo con claridad.

—De acuerdo, Mogami-san ¿Quieres intentarlo de nuevo? —dijo.

Ella asintió, volviendo a colocar la taza sobre la mesa.

—¿Qué fue exactamente lo que te pasó en la oficina? —lanzó la pregunta por tercera ocasión.

Kyoko abrió su boca —como las veces anteriores—, tratando de contar a su senpai lo que la tenía hecha un mar de lágrimas, no obstante, fue un fracaso. En cuanto los recuerdos venían a su mente, el llanto inundaba su garganta impidiéndole hablar. La situación era incontrolable.

Ren suspiró con paciencia. Sabía que algo sumamente fuerte tendría que haber pasado para que la siempre optimista Mogami-san estuviese en tales condiciones. Le obsequió otro pañuelo, y revolvió su taza de té a la espera de que se calmara.

Esta no era mi idea de una cita —pensó, recordando cuales habían sido sus intenciones al pasarse por LME. Buscaba un encuentro casual con la jovencita que le permitiera invitarla a cenar discretamente, tal vez también charlarían un rato sobre como iban las cosas en el trabajo. Nunca imaginó que todo daría un giro diferente, y ahora era demasiado tarde para remediarlo—. Veamos —habló en voz alta, dejando atrás su frustración. Meditó con detenimiento lo que estaba por proponer—. Mogami-san, hace tiempo que no actuamos juntos ¿Crees que eso te ayudaría a tranquilizarte?

Ella lo miró sin entender.

Ren le sonrió—. Vamos, hay que intentarlo. —No esperó recibir una respuesta. Se levantó de su lugar y fue rumbo a su cocina a buscar un par de cosas. Kyoko aguardó su regreso mientras intentaba poner en orden sus ideas, no quería verse más tonta delante del actor. Estaba a punto de darle un sorbo a su taza de té cuando él volvió con una botella de whiskey y unos vasos. Iba a comentar que la ley prohibía que un menor de edad tomara alcohol; pero notó enseguida que su senpai no estaba ahí, sino alguno de sus personajes.

—Una linda señorita no debería estar por aquí sola —mencionó él, sentándose en la mesa—. ¿Te molesta mi compañía? Puedo irme si lo prefieres.

La chica Love Me reconoció de inmediato ese tono y esas expresiones. Se trataba de uno de los nuevos papeles que Tsuruga-san interpretaba en un dorama. No puso objeciones y adoptó un gesto parecido al de Setsu—. No hay problema —contestó.

Ren se sintió aliviado de que estuviese dispuesta a seguir la dinámica. De este modo se enteraría de lo sucedido de una manera práctica—. ¿Qué la trae a este lugar? —preguntó, sonriéndole coquetamente. Destapó la botella y sirvió en un vaso.

—No me encuentro de buen humor.

—Lo he visto en sus ojos ¿Hay algo en lo que pueda ayudarla? —Bebió hasta el fondo su trago de whiskey. Luego, puso su vista sobre la de ella—. Cuénteme que le ocurre. —pidió. Después, sirvió el otro vaso y se lo pasó.

Usando las costumbres de Setsu, la joven tomó un sorbo que sorprendentemente despejó su garganta. No sentía las mismas ganas de llorar que antes al rememorar su terrible problema—. Estoy muy angustiada por alguien —contó.

—Ya veo ¿Se trata de un amigo?

—Mi única amiga.

Kotonami-san —dedujo el actor—. Lamento oír eso ¿Es grave? —Colocó su mano sobre la de la chica. Su personaje en particular era un hombre que gustaba de seducir a las damas, y por lo tanto, estaba bien si se permitía aprovecharse un poco de esto.

Kyoko no se incomodó. Entre las características que tomaba prestadas de la hermana menor de Cain Heel, estaba el no ser tímida ni reservada ante un hombre. Suspiró—. Es de vida o muerte.

La habitación quedó en silencio unos instantes—. ¿Puedo conocer más detalles? —cuestionó Ren con cierta preocupación.

—Ella está en una situación peligrosa con una persona que no le conviene —comenzó a platicar—. Mi amiga está... Moko-san... ella... —Sus ojos volvieron a ponerse llorosos al imaginar que cosas tan espantosas podrían sucederle a su querida Kanae, y en cuestión de segundos, Kyoko se olvidó por completo de que estaba en medio de una actuación improvisada. Ren dejó atrás a su personaje, y consoló brevemente a su kohai. Al menos, ahora tenía una idea más clara de cual era el problema.

Mientras la joven iba al lavabo, él permaneció quieto, tratando de formar una teoría sobre lo que podría estar sucediendo con Kotonami Kanae. Tal vez debía dinero a algún mafioso, o algún director la acosaba. Había miles de posibilidades, y lo mejor sería proponerle que le contara esto al director Takarada. Después de todo, él la ayudaría sin importar la dificultad del asunto.

—Tsuruga-san, gracias por prestarme su baño —dijo la chica, volviendo a sentarse a su lado.

—¿Te sientes mejor?

Ella asintió.

—Sabes, no quiero ser un entrometido, pero si aceptas un consejo de mi parte, yo te diría que lo mejor es que hables con Kotonami-san y la convenzas de contarle su problema al presidente.

—Oh... bueno. Moko-san no está en condiciones de hacerlo.

Esa respuesta le pareció extraña—. ¿Por qué lo dices?

—No sabe del riesgo que enfrenta. Ese maldito la tiene poseída.

Ren no dijo nada. No comprendía a que se estaba refiriendo.

—¿Qué debería hacer? Si no reacciona a tiempo, terminará igual o peor que yo. No quiero eso para ella.

Puede ser que... —Ató algunos cabos al recordar lo que le contó mientras actuaban. Posiblemente, Kotonami-san estuviera saliendo con alguien. Tenía sentido, Kyoko se preocupaba porque para ella el amor era como el preludio al desastre y la desesperación—. Entonces... ¿Kotonami-san tiene un novio que no le conviene? ¿De eso hablas? —preguntó directamente.

—Así es —contestó, con un aura oscura a su alrededor. Parecía estar recordando algo sumamente horroroso—. Ese sujeto es el sirviente de un demonio.

—¿Realmente es tan malo? —cuestionó con incredulidad.

—¡Por supuesto! Todos los miembros de esa banda son enviados del infierno, y él... él es la mano derecha del peor.

El rostro de Mogami era serio, tomaba muy a pecho la situación. Sin embargo, a los ojos de Ren se trataba sólo de celos fraternales. Ella no estaba preparada para que su mejor amiga estuviese involucrada sentimentalmente con alguien más.

—¿Hablaste con ella sobre eso?

—Pues... traté de hacerlo, pero... —La muchacha jugó nerviosamente con la cuchara en su taza de té. Sus mejillas se pusieron levemente sonrojadas, indicando que lo más seguro es que haya armado un gran escándalo en lugar de escuchar a Kotonami-san y a su presunto novio.

Tsuruga no pudo evitar sentir ternura ante esto. Su kohai actuaba como toda una niña en ocasiones, no obstante, recordando las conversaciones que tenía con ella cuando eran pequeños, sabía que nunca tuvo cerca a una amiga en quien confiar. Era normal que atesorara tanto a Kanae.

—No es tarde para que lo hagas —dijo—. Discutan todo con calma. Estoy seguro que harás lo correcto una vez que conozcas su opinión. Recuerda que se trata de lo que tu mejor amiga desea. Tú cuidaras de ella y la apoyaras ¿No es así?

Kyoko asintió, y pudo ver en sus ojos que gracias a sus palabras había hallado una buena solución a este conflicto. Se alegró de haberle sido de ayuda, y agradeció el hecho de que por fin podría cenar con ella amenamente.

—Lo siento mucho Tsuruga-san, siempre estoy importunándolo con mis asuntos. Sin embargo, aprecio de corazón que me brinde sus sabios consejos —expresó de manera formal. Se levantó del asiento y le dio una reverencia solemne—. Haré lo correcto antes de que sea demasiado tarde. Nos vemos después en LME ¡Adiós! —Cuando menos lo pensó, ella ya estaba cerrando la puerta de su departamento, tan veloz como un rayo, arruinando sus planes y dejándolo sin la oportunidad de ofrecerle llevarla a donde fuera que quisiera ir.

Suspiró. Seguramente mañana Yashiro se reiría de él por su fracaso.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Dentro del autobús pudo respirar mejor. Incluso cuando tenía dilemas tan grandes por atender se preocupaba más por su senpai. El vergonzoso hecho de mostrarse ante él como hace rato la apenaba muchísimo, tanto que no podía verle directamente a los ojos ¿O quizás sería que no soportaba estar consiente de que se encontraban solos en el departamento? Como fuera, debía dejar atrás esos pensamientos y enfocarse en lo verdaderamente importante: cuidar de su única y mejor amiga.

Las palabras de Tsuruga-san eran correctas. Nadie más que ella podía procurar el bienestar de Moko-san. Como su amiga se comprometía a asegurarse de que ese hombre no jugara con sus puros e inocentes sentimientos. Si ella deseaba estar con él, primero tenía que someterlo a duras pruebas. Miró por la ventana con esa resolución, mientras los recuerdos de esa mañana se hacían presentes una vez más.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

~Oficinas de LME, hace unas horas~

Sus mañanas en la empresa eran más agitadas que de costumbre. Con el aniversario de su fundación a la vuelta de la esquina, nadie había tenido un sólo minuto de descanso, preparando la espectacular fiesta que el presidente Lory ha planeado tal vez desde el año anterior.

Como única miembro disponible de Love Me, pasó la semana ayudando con algunos encargos que Sawara-san le daba; pero por este día, tenía la oportunidad de descansar unas horas y tomarse un tiempo para revisar los libretos que le habían mandado. Estaba feliz por poder actuar y usar eso como excusa para safarse de las tareas de conseguir artículos ridículos para la excepcional presentación que el presidente Takarada daría. Caminaba con expectativas en los libretos que sostenía entre sus manos, y se dirigía alegremente a la oficina.

Pensó que con la tranquilidad que había en esa habitación al estar sola —ya que Moko-san se hallaba atareada con las filmaciones de un dorama y casi no se pasaba por ahí—, podría leer y decidir de manera acertada que papel tomaría. Detuvo su caminar delante de la puerta, sin embargo, antes de girar la manija escuchó la voz de su mejor amiga. Saltó de felicidad al saber que se encontraba de vuelta en LME. No importaba si sólo sería por escaso tiempo, quería verla y contarle un poco sobre su semana.

—No debiste seguirme. —La oyó decir ¿Se refería a ella? ¿Era capaz de sentirla incluso al otro lado de la puerta? Se sorprendió de sus grandiosas habilidades.

—No pude evitarlo. —La voz de un hombre resonó también. Kyoko no esperaba que estuviese acompañada; pero lo que le pareció más raro es que ese tono le era conocido. No lo dudó más, y antes de verse como una espía, abrió la puerta de par en par. Tenía derecho a saciar su curiosidad ¿No es así? Además podía entrar a la oficina sin ningún problema al ser miembro de Love Me.

Todo transcurrió en cuestión de segundos. La imagen ante sus ojos fue impactante, y el shock que le ocasionó la dejó estática. Moko-san y su acompañante se giraron para verla, y lucieron igual de sorprendidos por encontrarla parada justo ahí.

—Un be... be… —tartamudeó. No podía siquiera articular bien las palabras por la impresión. Delante de ella estaba el sirviente del demonio, rodeando con los brazos a su mejor amiga, quién estaba sentada dándole la espalda y ordenando algunos papeles ¿Cómo podía acercársele con tanta libertad? Moko-san se hallaba bajo una grave amenaza—. ¡Un beagle! —exclamó finalmente, dándose cuenta de la seriedad de las circunstancias.

—Ah, la chica plana, quiero decir... Kyoko —corrigió él. Se alejó de Kanae y alzó su mano como saludo.

¿Qué clase de broma de mal gusto era ésta? Desafortunadamente, no llevaba consigo algo para ahuyentarlo y sacar su malvado trasero de la sagrada oficina de Love Me. Observó en todas direcciones tratando de localizar a su jefe —tal vez fuese una trampa planeada por Reino—, sin embargo, el bastardo número dos no estaba ahí. Entonces sus intenciones eran...

—¡Moko-san, ten cuidado! —gritó, lanzándose a ella. Decidió sacrificarse a sí misma antes que permitir que ese hombre la lastimase. Kanae perdió equilibrio por la fuerza que empleó, pero logró detenerse colocando una mano en la pared.

—Hey ¿Están bien? —El beagle rubio se acercó a ellas, viendo preocupado como estuvieron a punto de golpear sus cabezas contra el piso. Estiró su mano y jaló a Moko-san para ayudarla a enderezar la silla.

—¡No te atrevas, maldito! —vociferó Kyoko, poniéndose de pie—. Suéltala inmediatamente.

—Oye, sólo estaba tratando de...

—¡Atrás demonio! —Lo último que haría sería escuchar las explicaciones del ser más allegado a ese sucio beagle venido del infierno. Tomó su brazo con fuerza para hacerlo soltar la delicada mano de su amiga.

—No voy a apartarme sólo por qué me lo pidas, mal agradecida —Puso más presión a su agarre. Había intentado ser amable con el ángel falso, sin embargo, era evidente que no podrían llevarse bien.

—¡Suéltala!

—¡No lo haré! Suéltame tú a mí.

—¡Jamás! Protegeré a Moko-san con mi vida. —Comenzó a tirar de él con todas sus energías, mientras sus chibi demonios hacían filas para atacar al enemigo con todo su poder, no obstante, eran lanzados por una clase de campo protector ¡Ese sujeto era detestable! No podían acercarse para vencerlo por alguna extraña razón.

—¡Miroku, Kyoko! —Por fin, Kotonami quién evidentemente era la más afectada por este forcejeo, habló. —Los dos, deténganse. —Los miró a ambos con furia.

—¡Dijo el nombre del beagle con mucha familiaridad! —gritaron al unísono los espíritus de Kyoko, colocándose atrás de su ama. Ella por su parte, hizo caso a sus palabras pues conocía su carácter; en momentos así no era conveniente hacerla enfadar. El sirviente del mal también soltó a Moko-san y suspiró.

—Lo siento —dijo él.

—No te voy a disculpar sólo por...

—No te hablaba a ti, caperucita—interrumpió.

Un par de demonios salieron de su espalda con la clara intención de atacarlo; pero la voz de Kanae los frenó—. Dejen de pelear, son molestos.

—¡Moko-san! Yo sólo trató de defenderte de este hombre —explicó, señalándolo con el dedo.

—Pensé que ya habías charlado con ella sobre esto —comentó el beagle, ignorándola por completo.

—No ha habido tiempo con el trabajo, y contigo siguiéndome a todas partes —contestó.

Una rara sensación de ser quien sobraba en ese cuarto invadió a la chica Love Me ¿Qué sucedía aquí? ¿Por qué ellos hablaban como si se conociesen muy bien? Un pequeño pelotón de sus chibi demonios salió disparado hacia el hombre rubio y fanfarrón para acabar de una vez por todas con él, no obstante, en cuanto se acercaban una barrera invisible los mandaba a volar lejos.

—¡Retirada! El beagle está usando alguna técnica de purificación —gritó la general. Todos los chibi emprendieron una rápida huída hacia el cuerpo de su desconcertada dueña.

—¿Qué significa esto? —preguntó Kyoko, sintiendo que se había perdido de algo importante.

Miroku la miró brevemente, e iba a abrir su boca para hablar cuando Moko-san se puso de pie—. Si mal no recuerdo tienes una presentación en vivo hoy ¿No es así? Ve y cumple con tu trabajo —exigió al chico. Por un momento, pensó que opondría resistencia, pero se mostró muy dócil con su amiga.

—De acuerdo, te hablaré más tarde —dijo, cruzándose de brazos. Luego de observar a Moko-san de una forma indescifrable se retiró de la oficina, agitando su mano como despedida.

Tan pronto como cruzó la puerta, el silencio se hizo pesado e incomodo. Ella tenía muchas interrogantes, y por raro que sonara, no era capaz de hablar sin sentir que las respuestas que recibiría serían sólo malas noticias. Un mal presentimiento la invadía por completo.

—Disculpa, Kyoko —dijo Kanae.

—Moko-san ¿Conoces a ese beagle? —Sabía que era una estupidez iniciar con esa pregunta tan obvia, pero fue lo único que pasó por su mente.

—Si, fue en Fuji Tv donde nos conocimos ¿Recuerdas?

Algunas imágenes vinieron a su cabeza. Ese hombre y su amiga estaban juntos aquel día cuando ella se encontró con Reino en las instalaciones de la televisora. Si su memoria no le fallaba, Moko-san le había devuelto a ese beagle llamado Miroku un dragón que extravió.

—Si —respondió—. No me digas que te está acosando... ¡Sólo pídelo y me desharé de él!

Kotonami suspiró, sin embargo, lucía como si estuviese inquieta—. Veras... —murmuró—. Él en realidad no es tan malo. Tuvimos un par de malentendidos, pero desde entonces nos hemos frecuentado un poco.

—¿¡Eres amiga del beagle!?

—No hagas un escándalo ¿Quieres? Y no lo llames así, pareciera que te refieres a su compañero raro, y me pone los nervios de punta.

—Lo siento... Es sólo que me preocupo por tu seguridad, Moko-san. Esos tipos son peligrosos, no deberías involucrarte con ellos.

—¿No crees que exageras? Tu problema es con ese sujeto de nombre Reino, no mezcles a los demás.

—¿Estás defendiendo a esos hombres?

—Claro que no. Sólo creo que los juzgas sin fundamentos.

Kyoko no creía ni una sola de sus frases. Era evidente que Moko-san defendia a Miroku. Conocía perfectamente esa postura, y ese instintivo impulso de justificar cada acción del chico que se quiere.

Imposible... esto no puede estar ocurriendo. Ella no puede tener sentimientos románticos por ese beagle ¿Verdad? —Un escalofrío recorrió su cuerpo ante éste pensamiento—. Tú... ¿Estás enamorada de él? —preguntó sin rodeos. Le fue imposible contener esa sospecha en su mente.

Kanae respingó y un sudor frío bajo por su frente—. ¿Por qué dices eso?

—Me dio esa impresión, pero estoy equivocada ¿Cierto?

El sudor de su amiga fue en aumento.

—Moko-san...

—No iba a ocultártelo, simplemente no encontraba el momento indicado para decirte esto... —murmuró con dificultad.

—¿De qué hablas?

—Yo... estoy saliendo con él. No llevamos mucho tiempo, así que... —confesó. Sin embargo, fue incapaz de continuar, pues esa simple oración bastó para desarmar a Kyoko, quién gritó de forma dramática.

—¡No! Fuiste hechizada por ese malvado sirviente del demonio. —Cayó de rodillas en el suelo completamente impactada—. Tu dulce y puro corazón fue capturado por él !Es horrible!

Quizás sobreactuaba, pero la noticia había sido verdaderamente fuerte para ella. No concebía la posibilidad de ver a su única amiga en una relación amorosa con un hombre como él, que ante sus ojos era un tirano y mal intencionado beagle sin talento.

—No digas tonterías —reprendió Kanae con un leve rubor en sus mejillas.

—¡Es que es inaudito! ¡Él no es el indicado!

—¡Kyoko! ¿Qué puedes saber sobre eso?

—¡Lo sé muy bien! Esos beagles son el tipo de chico que se aprovecharía de los tiernos sentimientos de una mujer.

—No asegures nada, aún no has conocido bien a Miroku. Tus problemas con Reino son...

—¡Deja de hablar de ellos con tanta familiaridad, Moko-san! No quiero que te les acerques —lloriqueó, interrumpiéndola.

—Basta, no escucharé tus torpes argumentos.

—Me angustio por ti, eso es todo.

—Sabía que no estarías feliz, y que no te agradaría la idea... aunque al menos, esperaba que intentaras comprenderlo y apoyarme en esto. Veo que fui una ilusa —comentó, tomando aire y dando por terminada la conversación. No quería seguir con esa discusión por más tiempo o terminaría diciendo cosas que no deseaba. Salió de la oficina antes de que Kyoko dijera algo más.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Recargó su frente en la gran ventana del autobús. Reconocía que no le dio oportunidad a Moko-san de expresarse, y que simplemente dio por hecho que su relación con ese sujeto estaba mal, no obstante ¿Qué pasaba si ella realmente deseaba estar con él? Si el hecho de permanecer a su lado la hacía feliz, no podía ser tan egoísta y negarle su apoyo.

Gracias a la charla con Tsuruga-san se había dado cuenta de que debía acercarse más que nunca a su amiga y ayudarla, pero sobretodo tenía que dejar en claro las cosas con ese hombre. Cuidaría el corazón de su compañera, defendiéndola a capa y espada hasta el final.

Con esa determinación en mente, observó el gran edificio donde Vie Ghoul daría una presentación en vivo en unos minutos. Iría tras la cabeza de ese tipo, y le haría prometer con sangre que nunca se atrevería a dañar los delicados sentimientos de Kotonami Kanae, su única y mejor amiga.

—Aquí vamos, beagle —susurró, adentrándose a la televisora con sus demonios siguiéndole de cerca.


Ojala les haya gustado! Muchas gracias por leerlo :3