Holi~ holi~ ya regrese con el pan de cada día(?) el OzxAlice X3

Advertencia: Este fanfic contiene cierta cantidad de spoilers de los Retraces Oz, Black Rabbit, broken rabbit & Alice and Oz.(70, 71, 74 & 76).


Cuando desperté, realmente me sobresalte mucho, me estaban mordiendo muy fuertemente parte del rostro.
-¡Él despertó!-Escuche un grito muy animoso, solo me dedique a observar a la niña de unos cinco años, de largos cabellos castaños que me sujetaba por las orejas.
«-¿¡"Ella" volvió?!-Pensé-¿Pero por qué es tan pequeña?-»
Solo podía observar, como reía para si misma.
Di un "parpadeo".
«-¡Waaah! ¡También esta aquí!-Grite a mis adentros cuando dirigí mi vista al Abismo-. Pero esta completamente blanca-Comenzaba a temblar sin notarse.»
La albina sonrió, al contrario de la castaña, ella me cargaba dulcemente.
«-Debo estar soñando-Dije para mí, muy nervioso.»
-Primero que nada, dejame darte la bienvenida, Alice-Dijo un hombre, en el "mundo real", no alcance a reconocerlo del todo.

«-Alice…-Suspire decepcionado- Entonces no eres "ella".»
No tarde mucho en aceptar que ella no era "ella", a pesar de su gran similitud, Alice era… ¿Cómo decirlo? Algo cruel de muchas maneras.
Me mordía por todas partes, me halaba de las orejas mientras me daba vueltas en el aire, inclusive se sentaba encima de mi, aplastandome… Pero amaba verla sonreír. Sentía como un sentimiento cálido me invadía.

-¡Os!-Gritó Alice mientras dejaba sus colores sobre la mesa y admiraba su "obra de arte".
-¿Ese es el nombre del conejo?-Inquirió un hombre, del cual me di cuenta que tenía una apariencia algo similar a la de la Alice blanca, creo que este hombre se llamaba… Glen.
El hombre tomo la hoja con el dibujo de Alice y dio un tachón, después escribió algo. Cuando le entrego su dibujo a Alice, dijo: -Es así, así debes escribirlo.
-¡Oz!-Exclamo con los ojos bien abiertos.-¡Oz! ¡Oz! ¡Oz!-Siguió gritando mientras me tomaba del suelo y me levantaba en el aire.-Desde ahora te llamaras Oz-Dijo al tiempo que frotaba mi rostro fuertemente contra su mejilla, que ruda.
«-Oz…-Musite.-¿Se supone que ese es mi nombre? … ¿Tengo un nombre?»
Desde ese momento, me pareció como si el mundo… brillara con más intensidad.

Mientras ella más me llamaba por mi nombre, más se desarrollaba mi conciencia. Quería saber más del mundo, aprender, comenzaba a comprender mejor cosas que ya habían pasado, las que había pasado con "ella" y que ahora pasaban con Alice.
Un día Alice me vistió con un lindo abrigo con final de capa color rojo y rombos blancos en los costados de los brazos, aun manteniendo el lazo blanco que "ella" me había puesto alrededor del cuello.

-¡Oz!-Me llamó, yo estaba sobre una repisa y la veía desde arriba, hoy me sonreía con enorme ternura.-Tú eres muy especial para mi, eres muy buen amigo, así qué, por favor… prométeme que… cuando este en problemas… o alguien quiera lastimarme… tú… ¡Vendrás y me salvaras!-Dijo con una sonrisa, la devoción en su mirada era brillante.-Te quiero.
«-¡Quiero estar a tu lado… todo el tiempo!-Grite en mis adentros, emocionado, esas palabras causaron un nuevo sentimiento en mi
El tiempo comenzaba a irse como agua, los años estaban pasando, Alice crecía, y cada vez se hacia mas bella, pero aun así, su actitud parecía siempre ser la misma.

-¡Oz!-Me grito Alice.-Hoy luces delicioso como siempre-Siguió diciendo mientras un delgado hilo de saliva escurría por la comisura de sus labios.
A veces Alice llegaba a decir cosas que me asustaban.
Una risa se escucho, parpadeé y mire hacia el abismo.
-Veo que la quieres mucho-Me dijo la Alice blanca con una sonrisa dulce, ya hacía un tiempo que no hablaba conmigo, siempre jugaba en silencio.
«-Si-Conteste, sin saber si ella podía o no escucharme.»
-Te dejare estar con ella, de verdad-Me dijo mientras extendía sus manos y sonreía de manera misteriosa.
¿A qué se refería? ¡Me hace preocupar!
Unas luces con grandes destellos de color plata comenzaron a surgir, rodeandome completamente. Me causaban cierta sensación de ardor, algo igualmente nuevo para mi.
-¿Oz?-Pregunto Alice en un tono desconcertante, me miraba sin entender, yo me preocupe.
-¿Alice? ¿Qué pasa?-Pregunte, de repente, me sorprendí, mi voz resonó por primera vez.-¡Ya no eres tan pequeña!-Exclame al darme cuenta de las proporciones, ahora podía verla a mi altura, más o menos, en realidad ella era unos cuantos centímetros mas baja que yo.
Paseé la mirada y la baje un poco, de verdad ahora era un humano, alcance a ver que ahora usaba unos pantalones negros y unas botas blancas y aún conservaba la ropa que me había dado Alice. Miré mis manos y estaba usando guantes, ¡increíble!
Ella se acerco más a mi, con mirada recelosa y me abrazó fuertemente, de verdad se sentía muy cálida. Rodeé su cuerpo con mis brazos y la abrace fuertemente apegandola a mi, como si creyera que al soltarla ella fuese a desaparecer para siempre, deseando que se quedara así largo rato, tanto tiempo había anhelado abrazar a la ya no tan pequeña Alice.
Pude sentir como ella se hundía un poco en el abrazó, yo suspire, su cabello tenía un grato aroma.
-¡Has venido a cuidarme!-Exclamo Alice con voz cortante, algo que nunca había escuchado de ella.
-Siempre he estado aquí-Le dije y comencé a acariciarle su largo cabello, iniciando desde la nuca hasta su espalda baja, su cabello era era abundante y suave.
Cuando al fin el abrazó se deshizo, pude ver sus brillantes ojos amatista, comencé a observarla con más claridad, era tan linda.
Coloque mis manos sobre sus mejillas, apenas podía sentir su tibia piel gracias a los guantes, estaba tranquila… no era la mejor señal. Ella olfateo un momento y me quede perplejo, como siempre, sabía lo que se venía.
Se abalanzo sobre mí, tirandome al suelo. Estando a gatas encima de mí, olfateo otro poco mientras en su mirada se reflejaba un gran apetito típico de ella; se acerco a mí y mordió mi mejilla.
-Ah-Me queje, por primera vez, dejo de morderme y las marcas de sus dientes quedaron levemente visibles en mi mejilla, jamas había dolido de esa manera; Luego siguió oliendo mi piel, como si fuera un extraño…
-Hueles igual que Oz, si eres Oz-Comentó de la nada. Creí que ya se había dado cuenta de que era yo.
Mordió mi cuello, yo cerré con fuerza mis puños mientras sentía como un calor invadía mis mejillas y una extraña sensación me recorría la espalda.
No dije nada.
Dejo de morder, suavemente con sus dedos removió mi cabello de un costado, y mordió mi oreja con suma fuerza, al punto de hacerme sangrar.
Ella dio un respingo de sorpresa y sentí como lamía el tibio liquido que fluía de mi oreja.
-Eso duele, Alice-Le dije y ella se separo de mi.
Desde este punto de vista, era realmente idéntica a "ella" con esa mirada seria llena de recelo, no puedo dejar de pensar en ello, pero, ¡Es Alice!, mi querida Alice.
-Tus ojos-Comenzó a decir Alice, con el ceño fruncido y mirándome fijamente, yo simplemente los abrí tanto como estos me permitían por la sorpresa, su mirada me dejaba anonado.-Son como dos charcos de sangre-Siguió diciendo mientras acariciaba mi cabello, igual como lo hacía con mi cabeza cuando tenía sus momentos de dulzura.-Y tu cabello es negro como la noche-Termino de decir con una sonrisa típica de ella.
Al parecer, seguía pareciendo el mismo conejo de felpa, solo que con forma de un humano común y corriente. La personalidad de Alice siempre me desconcierta, es tan cambiante.
Me di cuenta de algo, Alice estaba encima de mi y por alguna razón eso me hizo poner nervioso, nunca me había sentido así. Tragué pesadamente.
«-¿Que puedo hacer ahora?-Pensé avergonzado.-Quizás… ¿Deba hacer algo similar a los libros que leía "ella"?-»
Alice estaba sentada en mi abdomen, dificultandome un poco el respirar, nunca me había pasado algo así; la tome por sus hombros y la tire al suelo, quedando ahora yo encima de ella, pero con cuidado de no aplastarla como ella hacía conmigo, mantuve mis manos a los costados de su cabeza.
-¿Oz?-Me hablo en un tono muy sumiso, con la mirada timida.
«-¿Que esta pasando? ¡Esto de verdad solo puede ser un sueño!-Algo dentro de mi estaba volviendose loco por esa mirada.»
Tragué saliva, nuevamente, algo nervioso y la mire fijamente. Trataba de recordar lo más rápido posible todas las cosas que me leía "ella", pero al recordarlas sentía una especie de vergüenza por querer ponerlas en practica.
Alice tenía sus manos a la altura de su cabeza, cerca de donde yo tenía las mías, las moví y las puse sobre las suyas, presionandolas suavemente, y ella hizo lo mismo, pero con más fuerza, rasguñando el dorso de mis manos sobre los guantes. Podía ver como sus mejillas se teñían de un color carmín, desviaba su mirada intentando disimularlo, mantenía los ojos entrecerrados, haciendo gestos de molestia infantiles, supongo tan avergonzada como yo.
Cuando por fin reuní un poco de valor, cerré con fuerza los ojos y me fui acercando más a ella, pero para mi mala suerte se pudo escuchar como alguien comenzaba a subir las escaleras; Alice y yo abrimos los ojos sorprendidos, yo muerto de vergüenza por lo que tenía pensado hacer.
-¡Escóndete!-Grito Alice y yo me levante del suelo buscando algún sitio donde esconderme hasta que ella me empujo de una patada a un armario y me hecho encima un montón de cosas y luego cerro la puerta de un golpe.
-¿A quien le hablas?-Pregunto la voz de Oswald, no había vez que no me acordase de ella.
-A Oz-Le dijo Alice fuertemente.-¡Estoy jugando a las escondidas con él!
-Ah…-Suspiro sin emoción alguna.
-¿Me trajiste carne, Oswald?
-Te he dicho que hables de manera más respetuosa.
-Es tu culpa, yo solo te imito a ti-Después de dicho eso, no volví a escuchar nada más, solo como Alice gritaba «¡Carne!».
Minutos más tarde escuche a Oswald salir, pero aun así Alice no me saco de ese lugar; paso más o menos una hora y nada.
Pateé suavemente la puerta y Alice finalmente abrió.
-¡Te estaba buscando!-Me gruño con voz infantil.
-Pero si tu fuiste la que me encerraste ahí…-Me queje con una sonrisa nerviosa y ella solo se llevo las manos a la cintura y me miro desafiante.
-¡Eres un conejo malo, Oz!-Me grito y después en una nada ya me encontraba en el piso boca abajo con ella sentada sobre mi espalda dando algunos brincos encima mío.
-Ah, ah, ah-Me quejaba cada vez que recaía sobre mi, pero se detuvo cuando escucho un gruñido que provino de mi estomago.
Ella se burlo y luego me ayudo a levantarme, y me dio carne, realmente no era lo mejor, pero sabía que si lo decía acabaría muerto, no había nada que amara más que a la carne.
-Lo siento, Alice-Le dije con una sonrisa al ver como las mismas luces plateadas de antes me rodeaban nuevamente, al parecer ella también podía verlas.
-¡No!-Grito mientras corría hacía mi, pero no hubo contacto alguno y cayo de golpe al suelo, volví a ser un muñeco y pude ver como se quejaba gracias al golpe que se había dado.
Parpadee, y pude ver a Alice blanca, mirándome desde arriba, me sonreía tan misteriosa como siempre.