Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto y la historia es una adaptación de la novela Inocencia Perdida de Diana Hamilton.
Inocencia Perdida
Diana Hamilton
Capítulo XII
Sakura se duchó y se vistió. Se puso una falda de lino color crudo y una blusa a juego. Luego se maquilló y salió a desayunar al patio, donde le habían dicho que se desayunaba durante el buen tiempo.
Kakashi y Mikoto estaban sentados a la mesa con mantel blanco, bajo la sombra de una higuera.
Su padre se puso de pie y le sonrió. Ella le devolvió la sonrisa.
Aquel era el comienzo de algo nuevo. Sakura se sentía más fuerte. Sentía que tenía en sus manos su propio destino.
—Buenos días, mi querida... Hoy tenemos otro día hermoso... —la saludó Mikoto.
Sakura asintió y se sentó en una silla libre. Aquel recibimiento daba calor a su corazón. Era estupendo sentirse aceptada. Compensaba las calculadoras manipulaciones de Sasuke.
En la mesa había jarras de zumo natural frío, pan reciente y servilletas de lino, tarros de conservas y un plato de tomate cortado fino con aceite y finas hierbas.
Sakura se sirvió café. No tenía hambre.
Mikoto dejó su servilleta y se puso de pie. Estaba muy elegante. Llevaba un traje gris claro y el cabello recogido en un moño.
—Me temo que tendréis que disculparme, pero tengo una reunión de una organización caritativa en Hunan. ¿Habéis visto a mi hijo alguno de vosotros?
¿Sospecharía algo Mikoto?
Sakura agitó la cabeza. Observó que Kakashi hacía lo mismo, y se preguntó si Sasuke se habría marchado a emborracharse para olvidarse de la oportunidad que había perdido.
— ¿Qué te gustaría hacer hoy? —le preguntó Kakashi, relajadamente—. Lo que quieras, cariño. ¿Quieres que vayamos a la costa? ¿Qué recorramos Hunan? ¿Fujian? Incluso podemos tomar un avión a Japón... No veo la hora de volver a casa. Piénsalo. Podemos volver a China cuando quieras.
—La idea de volver a casa me gusta... —respondió Sakura. Por un lado, satisfaría a Kakashi, y por otro, sería un modo de alejarse de Sasuke y de acabar con aquella situación.
—Termina tu desayuno, cariño, mientras yo hago una llamada por teléfono. Es posible que tengamos que esperar uno o dos días para marcharnos, pero reservaré dos billetes en el primer avión en el que consiga plazas.
Kakashi se puso de pie en el momento en que apareció Sasuke. Llevaba una camisa blanca impecable, y unos pantalones oscuros que lo hacían tan atractivo como siempre.
Sakura sintió un nudo en el estómago.
Sasuke se acercó a Kakashi.
—Kakashi, me gustaría que me dieras tu permiso para pedirte la mano de tu hija —dijo.
¡Era tan humillante!, pensó Sakura.
—Comprendo... —Kakashi miró alternativamente a Sakura y a Sasuke—. ¡Así que esas teníamos! ¡Adelante, muchacho! ¡No me necesitas para esto! Estaré trabajando en mi oficina, si me necesitas...
Kakashi se marchó.
— ¿Cómo has podido...? —Sakura habló temblando—. ¡A quién se le ocurre hacer un anuncio formal como ese! —protestó Sakura cuando su padre ya no podía oírlos.
Sasuke se puso las manos en los bolsillos.
—Lo tengo de mi parte, ¿no crees?
— ¿Y? ¡Yo te he rechazado!
— ¿Por qué? —él avanzó hacia ella.
Sakura se echó hacia atrás y alzó las manos para darle un bofetón.
—Cásate conmigo, Sakura. Sabes que lo deseas... —él se acercó más.
Ella se quedó petrificada al ver su audacia.
— ¡No! —exclamó al fin.
— ¿Por qué? —sus ojos negros casi la embrujan pero ella se resistió.
—Me propones matrimonio solo porque Anko te ha dicho que lo hagas. Sabes que yo lo deseo... —bajó la cabeza, avergonzada—. Pero no me casaré con un hombre solo porque pienses que mi padre te desheredará y me dejará todo a mí —se animó a mirarlo; y vio que estaba irritado.
¿Se sentiría frustrado por no conseguir lo que quería?
—Yo no me preocuparía tanto por ello —añadió Sakura—. Kakashi te conoce de toda la vida y te quiere. Además, yo ya le he dicho que no quiero nada, excepto el derecho de llamarlo «papá».
—Sakura... Tú has estado hablando con Anko —afirmó Sasuke en lugar de preguntar, mientras le sujetaba los hombros.
—Un poco... Ella me pidió que te alejase de aquí porque temía que tú hicieras algo para frustrar su compromiso. Si se casaban, el dinero de Kakashi iría a parar a ella, y no a ti. Aunque, personalmente, yo creo que es un poco mezquino pensar las cosas de ese modo cuando estás enamorada de alguien y piensas casarte con él...
Sasuke dijo algo en chino, enfadado.
—Querida, ¡tú eres muy distinta a Anko! No eres una mujer codiciosa ni interesada. Eso es lo me ha hecho enamorarme de ti.
Sakura lo miró.
—No hace falta que uses la palabra «amor»... —protestó Sakura.
Ella hubiera dado cualquier cosa por creerle, pero no podía engañarse. No quería herir su orgullo más de lo que había sido herido, pero tenía que decírselo:
—Hay algo más: he oído la conversación entre Anko y tú la noche antes de que se marchase. Creo que le has dado dinero. Me dio la impresión de que le estabas haciendo un chantaje. Y la oí decirte que te casaras conmigo para no perder tu herencia. Y te escuché contestarle que lo harías. ¡Y eso es horrible!
— ¡Ah! — exclamó Sasuke—. Tenía que deshacerme de ella. No por mí. Kakashi es un hombre muy rico, pero mi familia tiene mucho más dinero. ¡Además, prefiero tenerlo con nosotros en lugar de heredar sus bienes! Pero las mujeres como Anko no piensan de ese modo... Evidentemente, ella ha proyectado sus deseos de riqueza en mi persona. En lo que a mí me concierne, si ella hubiera sido capaz de hacer feliz a Kakashi, habría tenido todo lo que hubiera querido.
Sakura intentó reprimirse las ganas de apretarse contra él y abrazarlo fuerte.
— ¿Y cómo sabes que no lo habría hecho feliz? —preguntó Sakura.
Sasuke le dibujó la boca con el dedo.
Sakura tuvo que hacer un esfuerzo para no atraparlo con sus dedos.
—Porque le mintió. Anko ha manipulado sus sentimientos. Le mintió acerca de su deseo de tener una familia, porque yo sé que ella no puede tener hijos —exclamó, disgustado—. El mundo es muy pequeño, Sakura, muy pequeño a veces. Anko andaba a la pesca de un hombre rico por todos los círculos sociales convenientes. Hace unos años, un amigo mío tuvo la mala suerte de verse liado con ella. No era un candidato apropiado para el matrimonio, a los ojos de Anko, puesto que no era rico ni importante, pero a Anko le servía para que la llevase a lugares donde podía pescar peces más gordos. Se quedó embarazada. Y en contra de mi amigo, se hizo un aborto. Como te he dicho, si mi amigo hubiera tenido dinero, ella habría tenido el bebé, ¡lo hubiera usado como un anzuelo! Pero mi amigo no era rico, así que el niño no le interesaba. Algo fue mal en la operación que sufrió, y no pudo volver a tener hijos.
Sasuke cerró los ojos, con gesto tenso. Sakura le acarició la cara. Entonces él le dio un beso en la palma de la mano. Luego exclamó:
— ¡No me siento orgulloso de lo que tuve que hacer! He tenido que pagarle para que se marchase. Por desgracia para ella, yo era una de las pocas personas que sabía la verdad. No podía dejar que Anko engañase a Kakashi. Ella le hizo creer que le daría un montón de hijos. Es posible que él no la amase, pero le tenía cariño, porque le ilusionaba con la idea de tener una familia con ella.
— ¡Has hecho bien! —exclamó Sakura.
Se daba cuenta del daño que esa mujer podría haber hecho a su padre.
—Pero... debía de ser una mujer muy desgraciada, así que no debemos culparla tanto —comentó Sakura; tomó la cara de Sasuke con ambas manos, para consolarlo— Además, tu madre ha dicho que él no estaba muy disgustado. Que se sentía más bien aliviado. Así que no debes preocuparte por haber tenido que chantajearla. Tal vez haya aprendido la lección y algún día ame a alguien por sí mismo. Y si desea tener hijos, puede adoptarlos, ¿no? —dijo Sakura, soñando con un futuro mejor para la mujer que podría haber hecho daño a su padre.
—Comprendo que sientas pena por Anko... ¡Tú eres una persona muy generosa! Pero, ¡también sientes pena por mí! —exclamó, como si fuese un delito.
—Por supuesto —Sakura sonrió con compasión—. Tú eres muy atractivo, muy exitoso en los negocios, y muy rico, pero eres humano. Y los seres humanos tienen conciencia, y la tuya se siente mal probablemente en este momento, así que...
Sasuke la interrumpió con una retahíla de palabras en chino. Se puso de pie y la sujetó delante de él. Después la miró intensamente.
— ¿Sientes la suficiente pena por mí como para casarte conmigo y quitarme este sufrimiento? ¿Es tan grande tu compasión?
Sakura miró aquella boca tan sensual. Lo observó y pensó que no era un hombre al que le fuera fácil hacer un chantaje. Lo había hecho por su padrino. Tampoco era posible que quisiera casarse con ella por su herencia. Aquella historia había sido cosa de Anko, el modo de funcionar de esa mujer, no de Sasuke.
—No, no lo haría por ese motivo. Solo me casaría contigo si supiera que me amas de verdad —contestó Sakura con un nudo en la garganta.
Sakura sentía el latido de su corazón galopando desenfrenadamente.
Sasuke le tomó las manos.
— ¿Que si te amo de verdad? ¡Te adoro!
— ¿De verdad?
Sakura sintió el éxtasis dentro de su pecho. Sasuke la abrazó y murmuró;
—Te juro por mi vida que te amaré el resto de mi vida. Te he querido desde el mismo momento en que te vi, querida mía. Solo que tardé en darme cuenta de que te amaba. No supe reconocer el amor hasta que me di cuenta de cuáles eran las razones por las que quería que te quedases a mi lado. Podríamos haber hecho la prueba del embarazo desde el principio... Yo ya había decidido que si estabas embarazada me iba a casar contigo... Así que no había necesidad de tenerte conmigo para saberlo, con la prueba bastaba. La verdadera razón era que no podía soportar la idea de no tenerte a mi lado.
Sakura se dio cuenta de que ambos habían estado intentando luchar contra un sentimiento imposible de reprimir.
— ¡Te quiero tanto! —Sakura lo miró a los ojos.
—Y te casarás conmigo... —dijo él, con un tono que era más una afirmación que una pregunta.
—Sí - contestó ella, de todos modos.
Se besaron apasionadamente para sellar aquel compromiso.
Sasuke le acarició el cabello.
—No quiero que tengas ninguna duda, amor mío. Yo estaba a punto de pedirte que fueras mi esposa cuando tú me diste la noticia de quién eras. Y en ese momento no eras una futura heredera, sino una muchacha de la limpieza. ¡Te amo por lo que eres, Sakura! Eres adorable, cariñosa, sincera, sexy y hermosa...
Sakura lo besó para acallar los piropos. No podían ser verdad. O lo sería solo para él.
.
Dos meses más tarde, en un día de mayo, se iban a casar en Dentotekina Hatake.
Sakura caminó al altar del brazo de su padre, vestida de novia. Era la mujer más feliz del mundo.
Sasuke la estaba esperando. La miró con sus ojos negros llenos de amor. Cuando ella lo vio casi se derritió.
Aquel día se había hecho una prueba de embarazo y había dado positivo.
Le daría la noticia a Sasuke cuando volvieran a la mansión para celebrar el banquete.
Desde que habían decidido casarse habían estado de un lado a otro para organizar la boda. Japón, Fujian, Dentotekina Hatake otra vez...
La culminación había sido aquella ocasión tan especial, en que sus almas se unirían en matrimonio.
Sakura se colocó al lado de Sasuke, junto al altar. Entrelazaron sus manos, y ella lo oyó susurrar:
—Jamás dejaré de amarte.
Y supo que decía la verdad.
FIN
Y llegamos al final de esta hermosa historia. Chic s no tengo excusa a que tardará casi un mes -sino contamos a la escuela que me tenía como loca- y como al fin estoy de vacaciones, soy toda suya y comenzaré a actualizar DDS y comenzaré una nueva adaptación. Aquí el resumen de la nueva historia.
Amar una sola vez
Compartían un deseo que cambiaría sus vidas.
La vida de Sakura Haruno cambió para siempre una noche en que fue secuestrada en una oscura calle de Londres y conducida a la mansión de un desconocido. Aunque en un principio todo aquello resulto fascinante, más tarde se sintió ultrajada ante la arrogancia del apuesto seductor que tan hábilmente le había enseñado a vivir la pasión y la vergüenza.
Unida a Sasuke por la fatalidad y el escándalo, ambos tardarían tiempo en comprender sus deseos y aceptar su ardiente destino: amar una sola vez…
Hasta la próxima actualización
Elaine Haruno de Uchiha