¡Hola! Mil disculpas por la tardanza TwT sé que dije que publicaría hace como una semana, pero la desgracia me persigue -.- y por esto y aquello, tuve que escribir nuevamente este capitulo, pero ¡Ya estoy aquí! Así que a lo que vinimos:

El siguiente songfic es de la canción Key of heart de BoA, y la traducción no me pertenece.

Salvo Every heart (un ending de Inuyasha) nunca había escuchado alguna canción de BoA, pero al darme la tarea de hacerlo me encontré con key of heart, se las recomiendo :D también vean el vídeo! está muy entretenido, y un poco extraño pero me gustó xD (sale donghae de Super Junior).

Sin mucho más que decir, les dejo el último songfic:


La llave del corazón.

Aunque nosotros estemos enamorados

a veces nos hacemos daño el uno al otro.

Se sentía como una completa tonta, una cabeza dura sin remedio. Era increíble como lograba sabotearse a sí misma sin tener las intenciones de hacerlo, sin embargo, no podía haber esperado otra cosa, siendo ella la miembro principal de la sección Love Me.

Suspiraba con melancolía cada que recordaba los hechos ocurridos hace tan sólo tres días. Esa pequeña cita improvisada con su senpai en aquel café, terminó de la última forma que hubiera imaginado. Todo por su estúpida indecisión.

Arruinó con su cobardía aquella emoción especial que tuvo al verlo venir esa noche, y esos pensamientos positivos que comenzaban a llenarla. Si no escapara de sus propios sentimientos como suele hacerlo, nada de esto hubiera pasado; aunque ya era demasiado tarde para arrepentirse, y tampoco es que pudiera hacer mucho con ese instinto que la incitaba a huir en cuanto corría peligro de exponer su corazón.

Simplemente le quedaba cargar con las consecuencias.

Yo no sé por qué razón no pude encontrar las palabras para hacerte regresar,

sólo di la vuelta y me fui.

En otro lado de la gran ciudad de Tokyo, Tsuruga Ren trabajaba como era costumbre, ya que no tenía otra forma de mantenerse ocupado, y sin pensar en los desafortunados eventos de su encuentro con Kyoko. Era culpa suya que todo acabara así, pues fue demasiado iluso. Guardó muchas esperanzas, las cuales lo hicieron actuar precipitadamente. La joven no estaba lista aún para una confesión, se olvidó de ello en ese instante.

Después de aquel día en Daruma-ya, su situación con ella cambió para bien. Su relación era más cercana (aunque continuara tratándolo con sumo respeto), la complicidad entre ambos era evidente, y sentía cada vez más, cómo esa brecha que los separaba finalmente se desvanecía. Eso fue lo que lo llevó a descuidar sus acciones.

En aquel lugar, con ella mirándolo tímidamente, no pudo contener sus palabras.

—Lo cierto es que me gustas mucho —le dijo, sin siquiera haberlo planeado. Pronunció aquello sin meditar el impacto que tendría en Kyoko, quién se tomaba a pecho cualquier cosa que él le dijera.

Su fluida conversación se congeló en ese momento, y una sensación de deja vu lo invadió cuando ella prácticamente salió huyendo del local con una tonta excusa. Fue un gran error bajar la guardia, pues aunque ante sus ojos "Tsuruga Ren" se convirtió también en "Corn", no quería decir que su idea de la distancia entre kouhai y senpai se hubiese modificado.

Tú mismo te lo buscaste, Kuon —se recriminó por octava vez en el día.

En tanto, la chica Love Me no paraba de reprocharse una y otra vez su cobardía. Tampoco podía estar tranquila, temiendo que por casualidad Tsuruga-san decidiera pasarse a las oficinas de LME. Caminaba de un lado a otro en los pasillos de la empresa, maldiciéndose por lo bajo ¿Qué iba a hacer si él venía? No contaba con una buena disculpa que ofrecerle —mucho menos una explicación—. Las únicas frases que se le ocurrían sonaban estúpidas ¿De qué modo podría redimirse así? El dejarlo por segunda vez y en el mismo sitio, no era algo que pudiese olvidarse con un "lo siento".

No obstante, debía estar consciente de que no todo era por su causa. Él contribuyó al decir algo que no deseaba escuchar, al menos, no hasta tener una resolución en su mente. Ese había sido el problema ¿Es que no entendía la posición en la que estaban? Corn y Ren eran seres muy especiales para ella, y no podía darse el lujo de perderlos por un arrebato.

Suspiró realmente abrumada. Ojala esto fuese más sencillo, ojala tuviese el valor para abrir ese telón que el actor le pedía que abriera.

Buscando sólo una palabra...

una palabra para abrir la puerta de mi corazón,

pero es difícil para mí decir lo que siento.

Cuando el reloj marcó las cuatro de la tarde, Kyoko emprendió su camino de vuelta a casa con rapidez. No podía retrasarse puesto que hoy tomaría el turno de Okami-san en el restaurante —ya que ella se encontraba en cama por un fuerte resfriado—. Montó su bicicleta y comenzó a pedalear, calculando que a una velocidad constante estaría en Daruma-ya en menos de treinta minutos.

Saliendo del estacionamiento de LME, casi pierde el equilibrio al ver a Yashiro-san saludarla alegremente. Le contestó agitando su mano, y luego continuó pedaleando como si fuese perseguida por un espíritu maligno. Por suerte, no vio rastros de Tsuruga-san.

—Me pregunto qué es lo que sucede con Kyoko-chan —pensó en voz alta el manager. Después de que Ren y ella regresaron de Guam, tuvo la sensación de que cosas sumamente importantes sucedieron, no en vano la actitud de su pareja favorita había cambiado radicalmente; pero ésta vez, algo extraño volvía a ocurrir.

Como fuera, llegado el momento interrogaría a su representado.

Aun así no pierdo la fe.

Aunque estoy llena de nervios,

déjame ir a verte para decirte

que no debes tener temor de enfrentar el miedo.

Esa es la llave del corazón.

Apenas había llegado al local, y ya tenía un sin fin de cosas por hacer. Definitivamente, sin Okami-san esto se tornaba en un caos, pero confiaba en que manejaría la situación sin contratiempos. Atender a todos los clientes no era tan complicado, pese a que en las últimas semanas habían aumentado sus visitas al esparcirse el rumor de que Tsuruga Ren estuvo cenando ahí.

Ella estaba decidida a hacer su mayor esfuerzo, y dejar de lado sus cuestiones personales. Sin embargo, cada que escuchaba a sus comensales mencionar el nombre del actor, respingaba sintiendo que él atravesaría esa puerta en cualquier minuto, como la vez anterior. Le era imposible mantenerse cien por ciento concentrada si a cada momento luchaba por que sus piernas no la hicieran tropezar. Sin duda alguna, eran este tipo de reacciones las que le hacían detestar el enamorarse.

Piensa en tus deberes, piensa en tus deberes—se repitió, tratando de ahuyentar la imagen de Ren. Al cabo de dos horas podría decir que lo había logrado, aunque en el trayecto se desgastó mentalmente más de lo normal.

Como ninguna de las personas que se hallaban en el local tuvo alguna queja, aprovechó la calma que había para retirarse brevemente.

—Iré a revisar cómo se encuentra Okami-san —avisó al jefe. Éste asintió, y la vio marcharse con un par de compresas frías hacia la habitación de su mujer. Aun cuando tuvieran que hacerse cargo del local, no podían descuidar de ella.

Creo en el amor de dos corazones.

Cuando recuerdo el pasado,

veo miles de sonrisas tuyas

de todo el tiempo que estuvimos juntos.

Kyoko intentó entrar a la recamara de la esposa del jefe lentamente, procurando no hacer ruido; pero ella ya se encontraba incorporada en su futón.

—No debería levantarse aún —le dijo al verla.

—Estaré bien, Kyoko-chan. Es peor para mí permanecer acostada todo el día. La espalda comienza a dolerme.

—La entiendo muy bien —concordó, mientras acomodaba cerca de ella las compresas que llevaba en sus manos—. Ah, se las traje por si la fiebre vuelve —explicó.

—Muchas gracias. Lamento que tengas que hacer todo esto.

—¡Para nada! Es lo menos que podría hacer ¿Cierto? Además entre más pronto se recupere, el trabajo para mi se volverá más ligero —bromeó.

Ambas se sonrieron después.

—Es bueno verte de buen humor —opinó Okami-san—. En estos días has pasado por todo tipo de estados de ánimo, y empezaba a preocuparme. Aunque es normal cuando el amor toca a tu puerta —agregó.

—¿Eh? Espere… no es nada de eso —se apresuró en decir, sin entender cómo es que había llegado a esa conclusión respecto a su comportamiento.

—¿Estás segura? Yo no veo otra posibilidad, además esto inició luego de que Tsuruga-san viniese a verte aquí, todo concuerda —contestó convencida.

La chica Love Me se sintió atrapada. Nunca creyó que los predicamentos por los que pasaba desde que se "reencontró" con Corn serían notados por alguien. Era cierto que se distraía con facilidad al recordar sus visitas secretas al riachuelo durante su niñez, o su aura cambiaba repentinamente al rememorar las peleas que tuvo con Tsuruga Ren al entrar en LME, no obstante, siempre pensó que lograba disimularlo.

—Bueno... yo... —Trató de dar una excusa sin resultados.

La dueña del Daruma-ya disimuló su risa al ver tan nerviosa a Kyoko-chan. Realmente era evidente lo que estaba sucediendo—. Deberías volver. Apuesto a que ya habrá clientes que necesiten de ti —mencionó—. Luego hablaremos del tema.

La joven no lo pensó dos veces para aprovechar la oportunidad de escapar que le daba Okami-san, y se retiró sintiendo la vergüenza recorrerla de pies a cabeza. Por ésta ocasión se había salvado, pero la siguiente vez que preguntara no sabría que decir.

Ese pequeño incidente la descolocó por un tiempo, aunque pudo terminar su trabajo en el restaurante sin ser reprendida por el jefe a causa de sus despistes. Cuando la noche se hizo presente y el local fue cerrado, cayó rendida en su habitación. Su cuerpo pesaba demasiado, y todo a su alrededor daba vueltas. Se recostó, agradecida de que el largo día hubiese concluido, y no tardó demasiado en dormirse profundamente.

Mientras tanto, en un edificio de departamentos de lujo, el actor principal de LME se encontraba en el sillón de su sala con un celular en la mano, preguntándose si sería correcto marcar el número que tenía en la pantalla, o lo adecuado era buscar directamente a la persona con la que deseaba hablar. Le recriminaba a su suerte que las circunstancias fueran así ¿Acaso no podía ser más sencillo? Sin embargo, sabía que eso era mucho pedir.

Si dejaba que el tiempo siguiera pasando, seguramente terminaría volviéndose loco. Tendría que dejar las cosas al azar y arriesgarse, por lo que aplastó sin meditar más, la tecla que traería a sus oídos la voz de Mogami Kyoko.

Ahora quiero regresar,

tal vez tú pienses igual que yo

y estás buscando el momento para arreglar las cosas.

Ahora estarás esperándome,

yo pronto estaré contigo.

El tono de su teléfono la hizo volver del reino de las hadas. Abrió sus ojos lentamente, sin comprender aún que estaba ocurriendo ¿Es que ya había amanecido? Por impulso tomó el aparato, contestándolo pese a estar bastante adormecida.

—¿Diga? —habló, conteniendo un bostezo.

—Mogami-san, buenas noches —dijeron al otro lado de la línea. Conocía perfectamente esa voz, y casi al instante de oírla sus sentidos se pusieron alerta. Se levantó de golpe, mirando en todas direcciones. Comprobó que todavía era de noche y que en realidad, había pasado poco tiempo desde que se recostó.

—Buenas noches... —respondió, algo insegura.

—Siento que mi llamada sea tan tarde, no quería molestarte —se disculpó Ren—, pero si espero a que tú tomes la iniciativa, seguro transcurrirán meses.

Kyoko respingó, probablemente lo que le decía era cierto ¿Cuánto planeaba permanecer dudosa y sin una determinación?

—Yo... Tsuruga-san, bueno...

—Descuida —interrumpió—. No estoy reclamándote nada. Sólo quería preguntarte si estaba bien que nos viéramos mañana por la tarde. Por supuesto, sólo si no estás ocupada.

La joven lo meditó. No tenía inconvenientes con su horario, sin embargo, temía que sus piernas temblorosas y su cerebro detenido arruinaran todo nuevamente. Sería el colmo si volvía a actuar como una cobarde.

—¿Mogami-san?

—¡Sigo aquí! Me distraje un poco, lo lamento —contestó, al darse cuenta de que se quedó petrificada durante un par de minutos—. Eh… yo… De acuerdo, no hay problema con vernos mañana —afirmó.

El actor sonrió levemente. Era una buena señal que ella aceptara verlo.

—¿Dónde nos veremos? —preguntó Kyoko.

—En el café de siempre, no conozco un lugar más tranquilo —opinó él. Quizás estaba tentando a su fortuna al citarla ahí, pues ese sitio ya había sido testigo de su fracaso en dos ocasiones.

—Muy bien.

Finalizaron la llamada después de despedirse, sabiendo que probablemente no podrían conciliar el sueño luego de esto.

Busco una palabra,

sólo una palabra para abrir la llave del corazón.

Aunque es difícil para mí decir lo que siento,

aun así no pierdo la fe.

A la mañana siguiente, Kyoko hubiera jurado que todo fue producto de un sueño de no ser por el registro de su celular, indicando que efectivamente Tsuruga-san le había llamado. No sabía que pensar al respecto. Las ganas de posponer éste encuentro eran tan grandes como las que tenía de adelantarlo para no tener que cargar con sus ansias.

¡Soy una tonta!—se reprochó. Las dudas no dejaban de girar en su cabeza—. ¡Lo mejor hubiera sido negarme! —Pero lo cierto es que ella era incapaz de hacer tal cosa.

Por otra parte, Ren realizaba sus primeras labores del día sin mostrar demasiados cambios en su estado de ánimo. Sabía que aún no podía cantar victoria, y que en realidad, más que otra cosa, debería estar preocupado. Tal vez tendría que inventar una increíble historia para justificar su repentina confesión a la chica ¿O lo correcto sería no retractarse y reiterarle sus sentimientos? Esa era la importante decisión que aún no lograba tomar.

—Ren, La persona que vino a entrevistarte ya llegó —anunció su manager, trayéndolo de vuelta al mundo terrenal.

Él asintió, dispuesto a seguir con su rutina. Si algo había aprendido es que aun cuando dedicara mucho tiempo en pensar en esos asuntos, la respuesta no vendría tan fácilmente. Por eso, como un adulto responsable debía continuar hasta que fuese el momento indicado.

Kyoko no contaba con esa fortaleza. Ella se recluía silenciosamente en Daruma-ya, debatiéndose entre su razón y sus sentimientos. Era mejor permanecer encerrada hasta la tarde, o de lo contrario se vería tentada a cancelar su cita con Corn. Quizás se salvaría de enredar más las cosas, pero si esto proseguía así, eventualmente terminaría siendo peor.

El ruido de la televisión era su única compañía, puesto que el jefe salió temprano, y Okami-san dormía placidamente.

—¡No voy a escapar! —se decía a sí misma, en un intento por convencerse. No obstante, dudaba poder ser valiente, le parecía que todo estaba ocurriendo con rapidez ¿Acaso su senpai no podía haberla llamado otro día? Quizás al transcurrir una semana. Giró en el suelo, frustrada por su confusión.

—B-chan ha demostrado tener talento, tanto que Fuwa-san ha colaborado con ella en una de sus canciones —dijeron en la Tv, la cual hasta el momento había sido totalmente ignorada por la chica Love Me, quién alzó su rostro al instante, poniendo atención a lo que acababan de decir.

¡Ese sujeto seguía vivo! Por casi dos meses se había olvidado por completo de su existencia. Tsuruga-san se apoderó de su mente, y cosas como Shoutaro o venganza fueron arrojadas fuera de sus pensamientos. Realmente se sorprendió al notarlo.

—A continuación mostraremos el PV en el que participaron juntos —expresó la conductora del programa. Las imágenes y la canción iniciaron a los pocos segundos, mostrándole al cabeza de cerdo con la cantante a la que habían mencionado.

Se incorporó para ver el vídeo, no porque estuviese interesada —al menos, no del todo— en lo que fuera que ese tipo hubiese estado haciendo últimamente, sino que la melodía logró capturar su curiosidad.

No debes tener miedo de enfrentar el temor, esa es la llave del corazón—cantó B-chan. El ritmo era tan pegajoso que no debía extrañarle que el coro quedara grabado en su cabeza, sin embargo, era el mensaje lo que hacía a esa canción tan especial. Tuvo que admitir que Sho eligió un buen proyecto donde trabajar.

La historia que relataban no era muy distinta de las que ya había oído antes: Un terrible accidente que separa a dos personas que están enamoradas, ella no tiene idea de lo que ha ocurrido, mientras él no puede acercársele luego de los daños que sufrió. Nada del otro mundo, y no obstante, se conmovió con el mensaje que deseaban transmitir.

El destino actúa sobre los humanos sin reservas. Lo que hoy conoces, mañana puede desaparecer. Hace tiempo que no recaía en esa gran verdad, viviendo de forma despreocupada. Tragó saliva, nadie estaba exento de ser manejado por el azar, lo que ocurría en ese PV podía pasarle a cualquiera, incluso a ella o a Ren. Las calles de Tokyo están llenas de gente apresurada que apenas presta atención a sus pasos ¿Y si él tiene un accidente mientras ella se refugia en su casa? ¿Y si ésta tarde ni siquiera alcanzaba a verlo por algún desafortunado percance?

¡Sería terrible! ¿Qué tal si estaba teniendo una especie de premonición por medio de ese vídeo? Era una ironía que Shoutaro estuviera en él, pero las posibilidades eran infinitas.

—¡Podría suceder algo horrible mientras yo estoy aquí!—gritó. Era tarde para sentarse a pensar, haciendo uso del sentido común. Su cabeza ya se había impregnado con su hiperactiva imaginación.

Corrió de un lado a otro preparándose para salir, y en cuanto el jefe estuvo de vuelta en el restaurante, se fue disparada sin darle muchas explicaciones. Tampoco se preocupó por lo que le diría a Kuon al encontrárselo.

Ahora cierro mis ojos deseando ver tu sonrisa.

Tsuruga-san se hallaba en un parque donde se llevaría a cabo la grabación de un comercial. Horas antes estuvo atendiendo algunas entrevistas y sesiones fotográficas, por lo que era una fortuna tener un momento para respirar aire fresco. El viento cálido relajaba sus músculos, mientras charlaba con un par de compañeros y Yashiro-san sobre un leve incidente que tuvo el staff hace minutos, cuando un perro extraviado causó estragos en el lugar.

—Tsuruga-kun, siempre mantienes un semblante muy calmado ¿Acaso no te sorprendiste con ese perro? —comentó uno de los actores.

—No bromees, él jamás se asustaría con algo así —respondió otro.

—Vaya, pues yo estaba bastante nervioso. Creí que mordería a alguien.

—Pero se trataba de un animal indefenso, y actuaba así porque estaba atemorizado —mencionó Yashiro.

—Y no creo que perder la calma en éste tipo de situaciones sea lo indicado —habló Ren.

—Por supuesto. Esa es la opinión de alguien a quién nunca verás desconcertado salvo en sus escenas de película.

Yukihito rió—. Hablando de escenas… Espero que las filmaciones no tengan que posponerse —dijo, observando las cámaras que seguían en el piso, y a los miembros de producción intentando arreglar otros detalles.

—Ah, como sea… podemos aprovechar para descansar ¿Qué dicen si vamos a comer algo?

—Estoy de acuerdo.

—No hay problema ¿Verdad, Ren? —expresó el manager, sin recibir respuesta.

—¿Tsuruga-kun?

Todos se giraron hacia el actor, quién repentinamente había adoptado un gesto de estupefacción genuina, como si estuviese delante de un fantasma.

—¿Estás jugando con nosotros? —cuestionó su compañero, sin embargo, él no contestó. Nunca antes lo habían visto reaccionar de tal forma, y guiados por la curiosidad, voltearon sus rostros hacia la dirección donde miraba fijamente.

—¿Kyoko-chan? —murmuró Yashiro con extrañeza. Vislumbró a la chica a lo lejos, revelando porque Ren estaba tan atónito.

—¿La conocen de algún lugar?

—Eh… ella es… —tartamudeó, sin saber bien si debía decirles que se trataba de la actriz que interpretó a Hongo Mio en Dark Moon.

—Es una amiga mía —intervino Ren, recuperándose de su asombro. No entendía que hacía ella aquí si quedaron de verse por la tarde, pero fuera lo que fuera tendría que averiguarlo—. Volveré pronto —pronunció, mientras se retiraba.

Caminó hacia la joven con pasos firmes, no obstante, entre más se acercaba, más agitado latía su corazón. Había muchas probabilidades de que ella cancelara su cita, lo cual le provocaría una enorme decepción.

No estoy listo para esto—pensó.

Fue cuestión de minutos llegar hasta Kyoko. Ella jadeaba levemente, y al notar su bicicleta recargada sobre un árbol, pudo concluir que vino hasta éste sitio con mucho apuro.

El latido de mi corazón se sincroniza con el tuyo.

Déjame estar contigo una vez más,

esa es la llave del corazón.

Le costó un gran trabajo dar con el parque donde Tsuruga-san filmaba su comercial. Llegó a LME totalmente alterada, persiguió a Sawara-san para que le contara detalles sobre el horario de su senpai, y así obtuvo su localización. Se movió tan aprisa que apenas tuvo tiempo para respirar, y agotó sus energías por completo, consiguiendo llegar sólo a la mitad del camino. Fue de mucha ayuda que él hubiese venido hasta acá.

—Mogami-san, no esperaba verte por aquí ¿Qué sucede? —preguntó él. Creía que ir al grano sería lo mejor, aunque tuviese miedo de conocer sus motivos.

—Quería verte —le respondió sin formalismos, mientras se sentaba cansada sobre el pasto.

¿Tenía urgencia por hablar? A Ren le pareció extraño, siendo que estuvo escapando de él los anteriores cuatro días ¿Qué podría haberle hecho cambiar de opinión? Se sentó junta a ella, sin atreverse a cuestionarla aún.

—No debiste sobre esforzar tu cuerpo, podrías haber tenido un accidente —la regañó.

—¡Precisamente por eso vine! —exclamó ella.

—¿Eh?

—Hace una hora cuando veía la televisión, me di cuenta de que no sabemos que cosas pueden pasar en el futuro ¿Qué hay si uno de los dos termina en el hospital con amnesia? ¿O si de repente debes ir a un viaje a China? ¡Al destino le gusta jugar! Eso lo sabemos de sobra.

Él asintió a sus palabras sin comprender.

—Por eso mismo —continuó—, si hay cosas importantes que tratar, no debemos posponerlas. De aquí al atardecer pueden darse cientos de eventos —explicó. Sentía que no estaba siendo lo suficientemente clara, pero ésta era la única manera en que lograba expresarse.

—Ya entiendo. Viniste por impulso, creyendo que si lo posponías más tiempo no serías capaz de cancelar la cita ¿Cierto?

La joven respingó. Es verdad que había pensado en hacerlo ¿Tan predecible era? Se quedó callada, pensando en una respuesta que no delatara su falta de valor.

Ren suspiró. Que ella no contestara fue un signo evidente de que acertó en sus suposiciones—. Está bien. No insistiré si no quieres salir conmigo y charlar, no estás obligada a hacerlo —aseguró. Iba a levantarse para volver a su filmación, donde debían estarlo esperando inquietamente.

—¡No, Corn! —Lo detuvo. Tomó su brazo antes de que lograra siquiera ponerse en pie—. No te vayas, espera —pidió—. No vine aquí a cancelar nada.

Esas palabras apaciguaron la desilusión que se había apoderado de su corazón. Giró su rostro hacia ella, quién lo veía con angustia—. Lo siento, me precipité demasiado —le dijo, acomodándose nuevamente.

—Yo… —balbuceó la chica. Tenía la atención de su senpai otra vez, sin embargo, no sabía de que modo proseguir ¿Qué se supone que iba a decirle? Había olvidado ese diminuto detalle, y sólo se guió por sus emociones descontroladas.

—Si no viniste a cancelar la cita, entonces ¿Quieres hablar sobre algo más? —cuestionó.

—Bueno… creo que sí —contestó dudosa.

—Te escucho.

Kyoko inhaló sumamente nerviosa, lucía como si fuese a colapsar en cualquier segundo, no obstante, luchaba con todas sus fuerzas para hallar algo coherente que decir. Después de todo, ya había llegado hasta aquí, y entre más dudara, más desperdiciaba el tiempo de Kuon.

—Bien… Antes que nada, quiero disculparme por la forma tan grosera en que me fui la última vez que nos vimos. Estoy muy apenada —pronunció. Sabía que eso no bastaba para expiar su culpa, pero estaba siendo muy sincera con él.

—Me temo que ésta vez no es tan sencillo.

—Pero…

—Si mal no recuerdo, estábamos en medio de algo importante, y que te fueses así me abrumó.

Ella agachó la cabeza ¡Era consciente de eso! Huir todo el tiempo sólo lo lastimaba. Lo entendía a la perfección.

—Pero también asumo mi culpa —agregó el actor—. Yo dije algo inesperado. Supongo que es eso de lo que deseas hablar. —Las ansias no le permitían aguardar a que Kyoko tuviera el valor para tocar el tema de su confesión. Posiblemente, si no la incitaba a hacerlo, sólo balbucearía hasta volver a salir corriendo asustada de enfrentarlo.

—Sí —afirmó ella, viéndolo directamente a la cara—. Debo abrir el telón o cerrarlo para siempre…

—No era mi intención incomodarte con ello. Fui un desconsiderado —expresó—. Me angustié bastante luego de te fueras, pero no creí que quisieras verme hasta calmarte.

—Y sigo sin poder calmarme —confesó—. Sin embargo, posponerlo no es una opción.

—Sí, tienes razón.

—Yo… Tsuruga-san… ¿Hablabas en serio respecto a eso? —preguntó. Si iba a dar un paso, primero quería cerciorarse de cual era la situación. Deseaba aclarar esa duda que la carcomía.

—¿Hablar en serio? —replicó Ren—. ¿Por qué crees que no hablaría en serio?

—¡Sólo dímelo! —pidió. No quería arrepentirse de lo que estaba haciendo.

Él suspiró. No debía sorprenderle que dudara así de su declaración—. Por supuesto que iba en serio —admitió. Al decirlo, ella puso un rostro indescifrable, como si tuviese miedo y estuviera contenta a la vez. No supo si fue buena idea ser tan franco, aunque pensó que estaba bien dejarlo en manos del destino. Ser sincero lo liberaría de muchas calamidades.

Kyoko tembló ¡Él no mentía! Cuando dijo "me gustas", lo hizo completamente consciente de lo que esas palabras significaban. Ahora, ella sabía que era correspondida por el hombre que amaba ¿No debía eso alegrarla? Pero más que otra cosa, sentía ganas de llorar en éste momento.

—Bien —logró articular débilmente, mientras la charla con el presidente Lory se reproducía en su cabeza como si se tratara de una película.

Ren no contestó. Esperaba a que la joven agregara algo más ¿No tenía nada que decirle? Aun si no era una respuesta ¿No podía al menos comentar otra cosa? Su paciencia en estos instantes era como una vela a la cual el silencio consumía con velocidad.

Por su parte, ella luchaba contra los instintos que le gritaban "sal corriendo". Ya no podía simplemente marcharse, aquí frente a Corn, el momento que deseó no llegara nunca se aproximaba. Tenía que dar una respuesta o callar para siempre.

—A mi también —susurró, cerrando sus ojos fuertemente. Se sentía como si estuviese frente a algo peligroso pero que no podía resistir. Su miedo más grande era dejar al descubierto sus sentimientos, totalmente a merced de otra persona, justamente lo que estaba haciendo.

—¿Tú también qué? —preguntó él, confuso por el contexto de su conversación.

¿Era una broma? ¿Por qué quería Ren que repitiera algo así? Creía haberlo dicho de la manera más entendible. Se sonrojó comprendiendo que tendría que ser más específica.

—Yo... A mí también... Tsuruga-san —tartamudeó. Su lengua y su cerebro parecían haber discutido, puesto que no conseguía procesar bien sus palabras. La oración "también me gustas" estaba ahí en su mente, sin embargo, su boca no podía manifestarla.

Kuon inhaló aire en un intento por no exasperarse. Quizás estaba malinterpretando las cosas, Kyoko no podría estar tratando de decir que también lo quería ¿O sí? Sus esperanzas tomaron el control, y se acercó un poco a ella para mirarla directamente a los ojos.

—¿Quieres decir que también sientes algo por mí? —cuestionó, nervioso por lo que fuese a responder.

¡Eso era! La chica se alegró —aunque no del todo— de que su senpai fuese un hombre tan listo, y comprendiera lo que otros difícilmente podrían. Estaba llena de nerviosismo, no obstante, fue ella quién dijo que los asuntos importantes no debían posponerse; debía actuar antes de que el destino lo hiciera. Atrajo todas sus fuerzas, como si un simple movimiento de cabeza fuese la actividad más agotadora del universo, y una vez que comprobó que no había marcha atrás, asintió. Esa única acción era su firma final, la que modificaría para siempre su relación con la persona que tenía enfrente.

No se percató de lo que sucedió después ¿Él le había sonreído o sólo la observó con estupor? La camisa azul del actor le impidió ver, puesto que la sumergió en un abrazo que bien podía durar una eternidad. Perdió todo sentido de la realidad, centrándose únicamente en lo que estaba ocurriendo.

Encontrarse en este mundo es una maravilla.

Ahora quiero decir que nací

para enamorarme sólo de ti.

Yashiro no podía cerrar su boca por la impresión. Había estado luchando contra sus instintos durante un largo rato, forzándose a no girar en dirección de Ren y Kyoko; pero cuando perdió la batalla contra sí mismo, volteó de inmediato para ver si ellos dos seguían conversando. Lo que vio fue totalmente opuesto a lo que habría esperado.

—Un abrazo ¡Eso es un abrazo! —exclamó emocionado. Los presentes al escucharle dirigieron su atención a él, luego al sitio donde miraba con tanto afán.

—Ya decía yo que Tsuruga-kun se estaba tardando —comentaron, al ver la escena.

A lo lejos, el actor mantenía cautiva a Kyoko entre sus brazos, impidiéndole apartarse a toda costa.

—Tsu… Tsuruga-san, por favor —suplicaba la chica. Todavía debía decir muchas cosas, no obstante, atrapada así no podía pensar claramente.

—No te soltaré —le respondió—. Puede que intentes escapar después de esto, y no soportaré otros tres días sin hablar contigo.

—No lo haré, no me sería tan fácil —aseguró ella. Sin embargo, él no aflojó nunca su agarre.

Ren apenas podía creer lo que sucedía, aún desconfiaba de los hechos. Sentía que en cuanto se alejaran, todo desaparecería.

—Estuve esperando esto durante mucho tiempo —susurró—. No puedes culparme por tener miedo de que se acabe.

El pecho de la joven palpitó, esas palabras tocaban su corazón sin proponérselo. Su miedo continuaba latente, pero aun así, la felicidad que la recorría en esos instantes también era fuerte, y la cubría de una calidez inmensa que no sabría como definir.

—No voy a huir, porque realmente te quiero —dijo, apostando lo que quedaba de su cordura.

Entendía esto desde hace mucho: sus pasos siempre la conducirían hacia Kuon, y negarlo ya no serviría de nada. Sería en vano que eludiera o callara lo evidente. Al telón de su romance poco le importaba si se hallaba preparada o no, simplemente tenía que atreverse.

Viviré en tu futuro abriendo tu puerta…

La franqueza es de gran ayuda cuando de emociones se trata, no cabía duda. Se encontraba feliz de haber sido sincera antes de que el azar jugara sus cartas, aunque ahora le parecía un poco tonto haberse agitado tanto por ello. Sin embargo, estaba bien, no se arrepentía de nada.

—Entonces… ¿No vas a soltarme incluso aunque tengas trabajo?

—Posiblemente le pida a Yashiro que te encadene hasta la tarde —bromeó Ren.

Se separaron levemente para mirarse a la cara. La de ella estaba ruborizada en su totalidad, mientras la de él no podía esconder su sonrisa.

—Aún no terminamos —le susurró, accediendo a soltarla. Iba a confiar plenamente en que la fortuna se había puesto de su parte, y volvería a la realidad.

Lo cierto es que en estos momentos, no podían pensar en algo más que no fuera ese lazo que los ataba sin remedio. Finalmente lo comprendían. No obstante, ahora mismo ser egoístas no era una opción. Debían volver al lugar donde el staff esperaba por su actor principal.

Se incorporaron decididos a hacerlo, Ren aprovechó esto para sujetar la mano de Kyoko y sonreírle. Era éste precioso instante el que le indicaba que tomaban el rumbo adecuado. Ella apretó su agarre, empezando a caminar junto a él. Más adelante hablarían de lo que pasaría con ellos, mientras tanto, sólo disfrutarían de la sensación tan dulce que los invadía.

Miraron al frente, y al descubrir a Yashiro y otros tantos más observándolos con curiosidad, suspiraron. Algo les decía que su ambiente tranquilo acabaría pronto.

—Espero sobrevivir después de la exhaustiva interrogación —comentó Kuon—. No deseo perderme a la miembro principal de Love Me admitiendo su derrota ante el amor.

La expresión que la chica puso fue un poema para sus ojos, y posiblemente la recordaría por más que transcurriera el tiempo.

—¡No bromees! —le dijo, escabulléndose y comenzando a andar por su cuenta; pero aunque tratara de mantenerse firme, la verdad era que Corn sería testigo de ello.

Aun si guardaba miedo en su interior, no importaba. Podría superar esto y la futura batalla con el inquisitivo manager de Tsuruga Ren. Después de todo, no estaba sola. El telón de su romance ya había sido desplegado.

Y desde ahora, me abrigare en tu alma

para abrir el candado de la puerta de tu corazón.


¡Muchisímas gracias por llegar hasta acá!

Para aclarar "PV" significa "Promotional Video" es cómo suelen nombrar a los vídeos musicales en Japón (según tengo entendido).

Realmente espero que les haya gustado el final x'D a decir verdad, siento que me quedó mejor que en la primera versión (o al menos más creíble). Como sea, agradezco a quienes se molestaron en dejar review y a los lectores silenciosos ;3 ojala nos leamos en otra ocasión!