Bueno, he aquí el capítulo final de In articulo mortis (a punto de morir). Siento haber tardado tantísimo en actualizar, pero he estado bastante ocupada. Solo quiero decir que la canción que aparece a continuación es una traducción que yo misma he hecho del tema de Evanescence Bring me to life, por lo que su autoría tampoco me pertenece. Dicho esto, espero que os guste el capítulo y muchas gracias tanto a quienes dejaron sus reviews como a aquellos que se tomaron la molestia de leer esta historia.


Tres meses después...

-¿Se puede saber qué demonios te pasa? Últimamente estás muy raro, Riven.

Brandon me aborda de repente con otra de sus preguntas. Hoy nos hemos quedado solos en la oficina, así que ha aprovechado para empezar otro de sus ya habituales interrogatorios.

-Serán imaginaciones tuyas. Además, no iba a contártelo aunque tuvieras razón.

Le miento sin contemplaciones. Es verdad que llevo un tiempo con la moral baja. La rutina laboral me asfixia y, en general, todo lo que me rodea. Aun así, prefiero guardarme mis problemas.

-Sabía que me dirías eso. He estado atando cabos y creo que he dado con la solución:-me mira de esa forma que tanto odio. Ha puesto la cara de te voy a dar un consejo.- Tienes que volver a Tokio.

Levanto la cabeza de la carpeta de expedientes. No me gusta el rumbo que está tomando la conversación.

-¿Tokio?

-No te hagas el tonto, Riven. Lo he visto en los archivos.

-¿A qué te refieres?

Se ríe como un histérico. Creo que está intentando tomarme el pelo.

-En realidad es algo muy normal. Todos nos encariñamos con algún humano de vez en cuando...

-Te prometo que te borraré esa sonrisita estúpida si no te dejas de acertijos ahora mismo.


No es la primera vez que Brandon me la juega, pero nunca había llegado tan lejos. Por lo visto, no se le ha ocurrido nada mejor que manipular la base de datos de la empresa para que me destinen en Tokio. No le habrá costado mucho teniendo en cuenta que la secretaria haría cualquier cosa que él le pidiera.

Por suerte no tengo que permanecer allí mucho tiempo. Cuando llego a la escena del crimen el alma del chico asesinado ya está caminando hacia la luz. Se ha armado un revuelo tremendo y la policía no tarda en dispersar a los mirones.

-Aquí no hay nada que ver, señores. Tengan un poco de respeto.

Los paramédicos meten el cadáver en la ambulancia. El olor a descomposición es prácticamente insoportable.

Es bastante tarde y no me apetece volver a encerrarme entre las cuatro paredes de mi despacho. La ciudad está tan llena de vida que sería un desperdicio dejar pasar la oportunidad.

Me correría una buena juerga, pero no estoy para fiestas.

Quizás Brandon esté en lo cierto y estoy teniendo un ataque de morriña o algo por el estilo. Ya casi ni me reconozco. Soy un sentimental en el cuerpo de un tipo duro, aunque la verdad es que yo ni siquiera soy humano.

Entonces, ¿Estoy perdiendo facultades?

La pregunta me asusta demasiado como para tratar de responderla.

Sin embargo, mi atención se traslada a las letras pintadas en la pared del edificio de en frente. Es un bar de copas y yo necesito tomarme unas cuantas.

El gorila de la entrada me deja pasar. Lo bueno de ser alguien como yo es que nunca tienes que dar explicaciones.


El bar está lleno hasta los topes. Después de todo, la gente de Tokio sabe cómo divertirse un viernes por la noche. La mayoría está dando vueltas como una peonza alrededor de la pista de baile. A juzgar por el olor, no soy el único al que le gusta beber de vez en cuando.

-Ponme lo más fuerte que tengas.

La camarera me lanza una sonrisa pícara. Seguro que no soy el primero que le pide algo así.

-Acabo a las dos, ¿sabes? Estaré esperando en la puerta de atrás.

Ignoro la indirecta. El alcohol ha empezado ya a descender por mi garganta y me deja una sensación extraña y reconfortante. Hacía demasiado que no me sentía tan bien.

-Lo siento, pero no quiero saber nada de parejitas y esas cosas.

-Mal de amores, ¿no? Entonces mejor que ahogues tus penas en ginebra, amigo. No resolverá tu problema, pero al menos hará que te olvides de él hasta que duermas la mona.

No me molesto en exponerle mi verdadera situación porque no la entendería. Alguien que no conoce el amor no puede tener mal de amores.

De repente todo el mundo deja de bailar. Están mirando al escenario que hay en el fondo del bar.

-Buenas noches, Tokio.

Un resorte salta dentro de mi mente. Esa voz...

-Me gustaría dedicar esta canción a alguien que me cambió la vida. Espero que me escuches dondequiera que estés, Riven.

¿Cómo puedes ver en mis ojos como puertas abiertas?

Guiándote hacia mi interior, donde me ha vuelto insensible

Sin alma, my espíritu duerme en algún lugar frío

Hasta que lo encuentres y lo traigas de vuelta

Despiértame,

Despierta mi interior

No puedo despertar

Despierta mi interior

Sálvame

Grita mi nombre y sálvame de la oscuridad

Despiértame

Haz mi sangre correr antes de que me desvanezca

Sálvame,

Sálvame de la nada en que me convertido

Ahora que sé lo que me falta, no puedes dejarme

Dame tu aliento y hazme real

Resucítame

Despiértame,

Despierta mi interior

No puedo despertar

Despierta mi interior

Sálvame

Grita mi nombre y sálvame de la oscuridad

Despiértame

Haz mi sangre correr antes de que me desvanezca

Sálvame,

Sálvame de la nada en que me convertido

Resucítame, he estado viviendo una mentira

No hay nada dentro de mí

Resucítame

Congelada por dentro sin tus caricias, sin tu amor

Solo tú eres vida entre la muerte

De repente no puedo creer que estuviera ciega,

Oculta en la oscuridad, pero tú estabas delante de mí

Parece que he dormido mil años,

He de abrir los ojos a todo

Sin pensamiento, sin voz, sin alma

No me dejes morir aquí

Tiene que haber un error

Resucítame

Despiértame,

Despierta mi interior

No puedo despertar

Despierta mi interior

Sálvame

Grita mi nombre y sálvame de la oscuridad

Despiértame

Haz mi sangre correr antes de que me desvanezca

Sálvame,

Sálvame de la nada en que me convertido

Resucítame, he estado viviendo una mentira

No hay nada dentro de mí

Resucítame

La canción acaba con un solo de guitarra. Musa se baja del escenario entre aplausos y ovaciones. Ahora entiendo por qué estaba en aquel karaoke.

-¿Riven? ¿Eres tú?

De repente está a mi lado. Suelta una risita histérica que yo más bien describiría como un gesto de felicidad.

-Ya ves. Parece que volvemos a encontrarnos...

-Has escuchado la canción, ¿verdad?

Me sorprendo mirando de nuevo sus ojos oscuros.

-Sí. No sabía que fueras cantante.

Intento aparentar indiferencia. Creo que me estoy poniendo un poco nervioso.

-Empecé a dedicarme a esto después de perder a mi bebé. Gracias a ti conseguí salir adelante y ahora mi vida es un poco mejor.

Ha conseguido tocarme la fibra sensible. Soy menos desalmado de lo que imaginaba y no sé si eso me disgusta.

-Riven, yo...-titubea por un segundo-yo quiero que sepas que aquel día sí que te llevaste mi alma.

Casi se me cae el vaso de las manos.

-¿Cómo?

-No he vuelto a ser la misma y creo que es porque siento algo por ti. ¿Sabes? Pienso en ti cada maldito segundo y te aseguro que está acabando conmigo.

Como si el espíritu romanticón de Brandon me hubiera poseído por un instante, me inclino y la beso. Es como una descarga eléctrica que me recorre de la cabeza a los pies, como un fuego abrasador que me deja devastado. Y lo peor es que jamás he experimentado algo tan condenadamente bueno.

-Yo no soy humano, Musa. No puedo quererte como lo haría un hombre de verdad.

La realidad cae como una losa sobre mí. Los romances paranormales nunca terminan bien.

-Entonces tendré que lanzarme desde un rascacielos para que me lleves contigo.

Sus labios rojos se curvan en una sonrisa ladeada. Me estoy volviendo loco.

-Me gustaría verte intentarlo.

-No me pongas a prueba. Ya sabes que estoy deseando que la muerte me salve la vida.