DISCLAIMER

Los personajes pertenecen a JK Rowling y la trama original a la autora Aruddath, quién me ha dado su permiso para traducción y adopción.


NOTA: Este capítulo contiene escenas gráficas no aptos para mentes sensibles. Es solo un Outtake que bien puede obviarse... pero no se los recomiendo xD A mí me encantó todito *-*


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.-. Bonus .-.

Noche de bodas

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A lo largo de su vida Rudolphus Lestrange había tenido innumerables amantes, pero ninguna tenia un espíritu que le emocionara quebrantar como el de su flamante nueva esposa.

Su familia se había sorprendido al escuchar la noticia de que se casaba y más al conocer el nombre de la novia, pero no pusieron ninguna objeción ya que sabían que detrás de todo esto, estaba primero la lealtad a su amo y si él le decía que saltara él, como el buen y leal mortífago que era, solo preguntaría que tan alto quería que lo hiciera. Y si Harry le insinuaba que quería que se casara con la sangre sucia él lo haría sin pensar. Ya que si lo pensaba bien no era ningún sacrificio hacerlo.

Después de la pequeña recepción que tan amablemente Harry les hubiera organizado. Que su Señor Voldemort le diera una palmada en la espalda y le dijera que se tomara unos días para disfrutar de su nueva esposa y darle una sonrisa que mostraba más dientes de los que debiera, (que a cualquier mortal al verla le daría escalofríos y un susto de muerte), y de recibir las felicitaciones de todos los presentes, él tomó tomó a la mujer por la muñeca y comenzó a jalarla por el pasillo, gritando a los cuatro vientos que no podía esperar para consumar su matrimonio, haciendo que todo mundo a su alrededor se carcajeara por su declaración.

Y ahora unos minutos después de tal acontecimiento, tenía amarrada a su cama a una no muy dispuesta Hermione Granger, perdón Hermione Jane Lestrange.

Mientras él estaba parado al pie de la cama y observaba a la que hacía poco se había convertido en la señora Lestrange, Rudo pudo ver como esos ojos color miel lo miraban con toda la rabia del mundo, pero esto en lugar de causarle miedo y lejos de intimidarlo -la reacción natural que ella esperaría por ser una bruja muy inteligente y poderosa a pesar de su cuna-, simplemente lo hacía sentir más vivo que nunca.

Durante toda su vida adulta nunca le había faltado la compañía femenina, pero a él le gustaba practicar un acto carnal dominante. Uno donde él llevara el mando por completo. Disfrutaba de infringir cierto dolor a las mujeres con las que tenía sexo, una mujer mirándolo con miedo, sin saber que era lo que estaba por venir era el mejor afrodisíaco para él. Pero era muy difícil encontrar a una mujer dispuesta a dejarse dominar. Las mortífagas con las que alguna vez había tenido algo, querían tener el mimo dominio que él, dar y recibir al igual, y eso no le apetecía en nada. Las brujas, muchas de ellas pensaban que las atroces cosas que quería hacerles, eran dignas de prostitutas, pero si él solo quería amarrarlas y golpearlas hasta dejarlas con el trasero rojo, o hacer que le dieran una buena mamada enfrente de quien quisiera verlos, no era como si fuera a compartirlas con ellos, eso jamás. Él era un hombre muy posesivo que no le gustaba compartir lo que era suyo. eso solo dejaba a las muggles, pero por Merlín que él nunca se rebajaría a algo así, a pesar de que muchas veces supo de mortífagos que practicaron violaciones, orgías y un sin número de actos, nada de eso le apetecían en lo mas mínimo.

Sin embargo de ahora en adelante ya no tendría que preocuparse nunca más por encontrar a una mujer dispuesta a someterse a su órdenes, porque hoy en vez de conseguir una esposa, su amado amo le había dotado con una esclava que tendría que obedecer cada una de sus órdenes y satisfacer cada uno de sus apetitos sexuales sin ningún tipo de reparo u objeción alguna.

Sabía que le costaría trabajo que ella se doblegara a su voluntad y esa batalla era lo que le daba esa sensación de alegría que ahora sentía. Porque él no era un hombre al que le gustaran las cosas fáciles... y ese brillo que ahora tenía la sangre sucia le decía que disfrutaría de un enorme placer quitándolo. Ese fuego se extinguiría y él seria la causa. Él sería quién haría que, al final de todo ese camino, Hermione fuera una sumisa esposa, siempre temerosa de la última ocurrencia de su marido.

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Su muy amarrada esposa tenía puesta una túnica de color verde olivo con pequeñas líneas doradas que eran similares a los del escudo familia de los Lestrange, puesto que ella había dejado de ser un individuo para convertirse en un objeto que le pertenecía. La túnica se le subía y dejaba al descubierto un poco sus piernas, aun no se las había amarrado, no porque no lo pensara si no porque le iba a encantar verla luchar. Lo único que había amarrado eran sus manos. Las había sostenido sobre su cabeza con un hechizo que no permitiría que las moviera, además de haberle lanzado otro hechizo para dejarla muda y que ésta no pudiese soltar todos los improperios que podía ver en sus ojos quería decirle.

Lentamente pasó las yemas de los dedos por la blanca piel de su tobillo, haciendo que ella saltara por su toque.

La miró.

—Esto va a ser muy divertido —le dijo—. Creo que tengo que poner las reglas del juego claras desde ahora —siguió mirándola fijamente para que no pudiera apartar la vista.—. De ahora en adelante dejas de ser un individuo para convertirte en una propiedad, mi propiedad —ante tal declaración no le pasó inadvertida la mirada de ira en ella—. Eres mucho menos que un elfo doméstico ahora, ya solo tendrás una misión en la vida y esa es ser complaciente conmigo. A partir de ahora tu única preocupación será complacerme y tenerme contento, y quiero que quede esto claro porque no voy a permitir ninguna rebeldía por tu parte —sus yemas volvieron a pasar por su empeine, mientras ella apartaba su pie. Eso lo hizo sonreír—... y no pienses que soy tonto, sé que vas a luchar, lucharás con todo lo que tienes para ser libre, pero también tienes que saber que es una lucha perdida, nadie te va a ayudar, nadie te rescatará. Ése será tu castigo, toda una vida atada a mí, porque hoy todos tus derechos y privilegios se te han sido quitados, ahora solo podrás hablar si yo te lo permito y cuando te haga una pregunta quiero que muevas la cabeza para afirmar o negar, tu entendimiento. ¿De acuerdo? —la pregunta fue hecha pero ella apartó la mirada con rebeldía no haciendo lo que le fue ordenado.

Eso hizo que él soltara una carcajada, que hizo que inmediatamente ella lo viera desconcertada. La joven bruja esperaba sacarlo de sus casillas, pero nunca que esto le divirtiera, eso la hacia enfurecer hasta más no poder.

—Te lo dije, no espero que obedezcas sin luchar, y eso es lo mejor de esto. Porque cuando desobedezcas abiertamente una orden vendrá un castigo. Y conociéndote sé que tendré que pensar en nuevas formas para castigarte, humillarte y lo disfrutaré como nunca sabrás. Y como no hay mejor momento como el presente para darte una probada de lo que podrá pasarte, en este momento te voy a dar diez azotes en el trasero, por no contestar la pregunta que te hice.

Con un movimiento de su mano, movió el cuerpo de su mujer de tal forma que le dio la vuelta dejándola sobre sus rodillas y con los brazos muy estirados sobre la cama. Tenía una mirada perfecta de su redondo trasero que aún se encontraba escondido bajo la túnica. Lanzó un hechizo para dejarla en esa posición al mismo tiempo que quitó el hechizo que le impedía hablar.

Las palabras empezaron a salir a borbotones, entre insultos, maldiciones y amenazas para que la dejara ir. Pobre criatura ingenua.

—Guarda silencio o el castigo será peor —esta declaración salió firme y fuerte para que ella lo escuchara, y en un primer momento surtió efecto, pero ella empezó a despotricar de nuevo. Diciéndole que se arrepentiría por tratarla de esta forma tan humillante, lo amenazó con las torturas que su novio zanahoria le haría cuando descubriera lo que le estaban haciendo.

Al parecer tendría que pasar a los hechos ya que no creía en sus palabras.

Se subió a la cama posicionándose detrás de ella y con ambas manos comenzó a subir la túnica y el vestido que estaba debajo. Dejando al descubierto su blanca piel cremosa -quién diría que esta mujer pudiera ser hermosa-. Ella seguía gritándole depravado y otros insultos, pero eso lo hizo sentir más y más animado. Sin mayor esfuerzo agarró las bragas que ocultaban su sexo y las arrancó de tirón, lo que la hizo gritar... aunque fue lo siguiente lo que la hizo aullar de dolor ya que sin mayor preámbulo él metió un dedo en su seca vagina.

—Te dije que te castigaría, más te vale recordar a quien debes tu obediencia.

Moviendo su dedo, se dio cuenta que ella no lo disfrutaba para nada, eso lo descolocó un poco, porque las violaciones no le iban, pero rápidamente pensó en uno de los regalos que antes de la ceremonia su amo le había dado para disfrutar de su esposa y era una de las grandiosas pociones de lujuria que hacía Snape, logrando como resultado que cualquiera que la tomara tuviera una necesidad imperiosa de desfogarse sexualmente. Harry le había asegurado que no tendría efectos secundarios, que pudieran dañar a sus hijos, ya que entre otras de las pociones había algunas de fertilidad. Esas las guardaría para más adelante aún era pronto para poner un hijo en ese vientre, antes tendría que asegurarse que ella no tratara de abortarlo o matarse para salir de su situación.

—No me interesa si aprendes a gozar lo que te voy a hacer, si lo haces será más fácil para los dos, pero a pesar de eso yo voy a usar tu coño —dijo esto moviendo una, dos y tres veces su dedo para enfatizar–. Tu culo. Lentamente saco su dedo y rodeo su agujero fruncido–. Y tu boca.

—¿Entonces me vas a violar? —Ella pregunto con voz aguda.

—No —dijo él firmemente—, tengo mis métodos para que lo disfrutes, para que me ruegues por mi toque.

—Eso nunca va a pasar —contraatacó ella.

Él volvió a carcajearse, un pensamiento viniendo de pronto a su mente, había reído con esta mujer mucho más que en toda su vida.

—Yo no apostaría por eso. Te puedo prometer que al finalizar esta noche, me estarás rogando por que entierre mi verga muy dentro de ese coñito apretado que tienes.

—Primero muerta que rogar por ti, yo amo a otro hombre —le afirmó.

—¿Quién habló de amor? Por mi puedes seguir amando a ese hombre, creo que no has entendido nada de lo que te he dicho, y según tenía entendido tú eres la bruja mas inteligente de tu generación. Tú no eres nada, solo te tengo para mi disfrute. Tus sentimientos, pensamientos e ilusiones, no me interesan. Lo único que quiero de ti es tu cuerpo y tu sumisión, tu cuerpo lo puedo obtener ahora mismo, y sé que lo segundo lo tendré tarde o temprano. Lo que tú quieras no importa, solo lo que yo quiero y eso es muy simple. Solo eres para mi disfrute sexual. Y ya me estoy cansando de hablar, así que voy a darte tu castigo, pero quiero que escuches con atención, los diez azotes que te voy a dar son por no responder a mi pregunta, pero quiero que te mantengas callada, si tu gritas, gimes o haces algún sonido, se te agregara un golpe más. Y quiero que sepas que no me cansaré de azotarte así que de ti depende cuantos golpes recibas, puedes ser buena y solo tener diez, o ser muy mala y terminar con las nalgas tan dañadas que no podrás sentarte en muchos días. Te estoy dejando que elijas por ti misma que quieres.

—¿Qué quieres mujer? —la pregunta quedó volando entre ellos.

—Que me suelte y me dejes ir —contestó ella

Sin previo aviso él le propinó el primer golpe en una de sus nalgas, dejando un sonido sordo por el fuerte golpe.

Ella gimió fuerte.

—Eso no fue lo que pregunté, y te dije que te quedaras callada. Cada vez que te de un golpe vas a contar el número de azotes, cuando cuentes hasta diez tu castigo terminará.

Y sin mas empezó a azotar el culo de Hermione, pero ella era rebelde y al principio grito, insulto y lo maldijo haciéndose acreedora a más y más golpes. Golpes que Rudo estuvo encantado de dar. No supo cuanto tiempo estuvo propinándole azotes, pero al darse cuenta que él no mentía sobre estar toda la noche así, empezó a entender que si no obedecía nunca terminaría de golpearla, así que a pesar del ardor y el dolor de su trasero trato de mantenerse callada para recibir los diez azotes que le fueron prometidos al principio. Mordiendo su mejilla para no gemir por el dolor solo habló para contar los azotes.

Al terminar el castigo Rudo pudo ver las magulladuras que se formaron en la que había sido una piel blanca, mujer necia, esto le iba a doler muchísimo, ya podía ver las ampollas formándose y estaba seguro de que no podría sentarse en un buen tiempo. Y, para que el castigo quedara permanente, no le daría nada para curarse, claro que estaría al pendiente de que no se le infectara, no le serviría de nada si ella muriera por una infección.

Tocando por última vez su obra, movió de nuevo su mano para cambiar la posición, y que ella quedara hincada de frente a él, colocando sus manos atrás en su espalda aún sin quitar el hechizo inmovilizador.

Podía ver que el castigo había surtido su efecto, ella tenía los ojos rojos por llorar y el cabello más alborotado de lo normal. Para cualquier otro hombre ella podía verse fea, pero para él esto era la gloria, verla así, solo conseguía ponerle más duro. Pensó en lo siguiente en su lista, sabiendo que también disfrutaría de ello.

—Fuiste muy testaruda por no obedecer, la próxima vez recuerda que yo no hago amenazas en vano. Ahora quiero que pongas atención, quiero probar tu boca, quiero que me des una buena mamada —ella abrió los ojos enormemente y se sonrojó. Eso lo hizo reír–. No me vas a decir que nunca lo has hecho —como respuesta obvia, ella apartó la mirada, así que tomando un puño de su cabello, él lo jaló para que ella volviera a mirarlo—. Respóndeme o te ganarás otros golpes. ¿ Alguna vez se la has chupado a un hombre? ¿Sabes que hacer?

Ella lo miró, pero solo pudo negar con la cabeza, aún más roja.

—Pensé que tenías novio, ¿Me vas a decir que nunca se la chupaste?, pobre desgraciado, seguro me dará las gracias por quitarte de encima. Todo hombre merece una mujer que sea buena dando mamadas.

Ella lo miró con ojos llenos de ira, y estaba seguro que el rojo que tenia su cara ya no era por la vergüenza sino por la ira que le dieron sus palabras.

—Nosotros no teníamos ese tipo de relación, nos amamos tanto que estábamos esperando hasta nuestra noche de bodas para hacer el amor —le gritó ella.

Eso lo impactó.

—¿Me estás diciendo que nunca has tenido sexo? ¿Eres virgen?

Ella volvió a apartar la mirada.

—No lo puedo creer, virgen a tu edad. Bueno, pobre diablo de tu novio, se quedó esperando lo que yo voy a disfrutar, su pérdida será mi ganancia. Te voy a explicar lo que tienes que hacer —mientras hablaba, él iba desnudándose, Hermione lo miraba incrédula. Tenía ganas de llorar, ella nunca imaginó su primera vez fuera a resultar así.

Cuando Rudo se hubo despojado de sus pantalones y ropa interior, solo se quedó con la túnica hasta la cintura. Tomó su polla con la mano y empezó a acariciarla, estaba tan duro, después de azotarla. Podía ver su líquido pre seminal llenando su mano. Se sentía tan bien. Acercándose lentamente se colocó enfrente de Hermione quién podía ver su gloriosa desnudez. Ella nunca había visto a un hombre desnudo, y encontrarse con esto le dio un poco de miedo, preguntándose cómo ese apéndice tan grande iba a caber dentro de ella. Desde que empezó a interesarse en los hombres siempre pensó que su primera vez seria con Ron, así que no permitió que ningún chico la manoseara. Cuando por fin Ron se había dado cuenta de que eran el uno para el otro, y le había pedido matrimonio ella fue la mujer más feliz del mundo, por fin iban a consumar su amor. Pero toda esa espera no había valido la pena, ahora se encontraba atada a este hombre, estaba segura de que tarde o temprano alguien la rescataría, pero ya no podría entregarse virgen a su amor. Esa primera vez se la llevaría este monstruo. Porque estaba segura que a pesar de intentar resistirse él terminaría obligándola a consumar el matrimonio.

Rudolphus pasó su polla lentamente por los labios de Hermione, lo que consiguió que ella hiciera una mueca ante el olor que desprendía aquel duro sexo.

—Escúchame, vas a abrir esa boquita, te vas a meter mi verga y la vas a chupar —jalando de nuevo el cabello de su esposa para que le pusiera atención—. Pero nada de dientes. Si me muerdes o me lastimas te azotaré de nuevo. Tienes que tener cuidado con esto —dijo moviendo su polla—, con ella te voy a llenar de mis hijos. Esa declaración la hizo temblar de asco nuevamente.

No tenía otra opción que hacer lo que dijera por el momento. Mientras pensaba en un plan para pedir ayuda. Estaba segura de que cuando Ron se enterara de lo que estaba pasando iría a buscarla. Él la amaba y no permitiría que la encerraran en este lugar. Con ese pensamiento se consoló. Solo unas horas más y la rescatarían.

Lentamente abrió la boca, sacando lentamente su lengua para lamer la punta de la polla que tenía frente a ella, el sabor salado, amargo, y algo más que no pudo identificar, le hizo hacer una mueca. No se esperaba la bofetada que recibió. El mortífago le dio una mirada maligna.

—Será mejor que te acostumbres al sabor, porque estarás haciendo esto todos los días, a todo momento. De ahora en adelante quiero despertarme sintiendo tu boca en mi miembro. Eso es una orden y espero que la cumplas, ahora chupa que no tenemos toda la noche.

Aún sintiendo el escozor en sus nalgas y ahora en su mejilla, Hermione trató de contener las lágrimas. Y contra todo lo que su mente gritaba ella abrió la boca, pero lo que en un principio pensó que sería lento, para que ella se acostumbrara a esto, fue contrario a lo que realmente paso, el hombre le metió el miembro de una sola embestida hasta la garganta haciéndola sentir arcadas, pensó que vomitaría sin poder controlarse. Un jalón de cabello la hizo abrir mucho más sus ojos.

—Si vomitas te castigaré. Abre grande la boca y relaja tu garganta —fue la instrucción que el mortifago le dio.

Trató de hacerlo pero le fue muy difícil, porque él no le estaba dando tiempo para acostumbrarse. Simplemente entraba y salía de su boca con todas sus fuerzas, mientras le jalaba el cabello.

Ella no podía mantener el equilibrio, pensó que se iba a caer, pero eso sería imposible por el fuerte agarre que el hombre tenía sobre ella.

No supo cuanto tiempo estuvo así pero para ella parecían haber sido horas. La saliva salía a borbotones de su boca, respiraba trabajosamente, tenía los ojos llenos de lágrimas, la mandíbula le dolía y sentía unas ganas insoportables de vomitar, pero ante todo sabía que si lo hacía él la castigaría de nuevo y no sabía si podría soportar un golpe más en sus nalgas.

Mas de repente todo terminó, el sacó su miembro de su boca y la miró con toda la satisfacción del mundo. Le dio otra cachetada, pero esta no tan fuerte. Y sin más le sonrió.

—Lo has hecho muy bien, si tomamos en cuenta que ésta es tu primera vez, para la próxima quiero que muevas más tu lengua. Así que recuérdalo.

Ella lo miro horrorizada pensando en la próxima vez que tendría que hacer aquello. Rezando a Merlín para que alguien la rescatara pronto. No podría hacer eso de nuevo.

Mientras tenía estos pensamientos no se dio cuenta de Rudolphus bajando de la cama ni de que se acercaba a una cómoda, tampoco que abriendo un cajón, él sacó una botella antes de regresar a la cama. Cuando estuvo enfrente de ella de nuevo, fue cuando se dio cuenta de la botella. Hermione lo miro con temor. ¿Qué sería esa botella? ¿Trataría de envenenarla? No, él le había dicho que quería llenarla con sus hijos. Si quisiera envenenarla no le diría eso. Pero si solo lo dijo para darle seguridad y ahora estaba mostrando lo que le pasaría. No sabía que pensar. No sabía que esperar de aquel, monstruo.

Rudo pudo ver trabajar el cerebro de su mujercita. Ella no sabía lo que pasaría y eso lo hizo ponerse más duro -si cabe-, su polla saltando ante la anticipación de lo que vendría.

Tendiéndole la botella, empezó a hablar.

—Tómate esto, es una poción para el dolor. Sé que las nalgas deben dolerte mucho. No quiero que sufras más de lo necesario —mintió abiertamente.

Ella seguía mirándolo, analizando si podía confiar en él o no. Pero él ya había pensado en que tendría que comprobar que aquello no fuera veneno, por lo que tomaría un trago de la poción, él también se sentiría caliente pero no tanto como ella lo estaría por tomar el contenido completo de la poción afrodisíaca.

—No trato de envenenarte —dijo simplemente, pero ella no le creyó y pudo verlo en sus ojos—. Está bien te enseñaré que simplemente es una poción para el dolor.

Sin mas abrió el tapón del frasco y tomo un pequeño sorbo de la fórmula.

Ella lo estudio todo el momento. Si fuera veneno el no tomaría. Y la verdad era que le dolían mucho las nalgas y necesitaba calmar el ardor, no le caería mal la poción.

—No puedo mover los brazos —murmuró.

Él sonrió, al escuchar su voz ronca. Murmurando un hechizo, quitó la atadura invisible que ella tenía.

Hermione sintió el hormigueo de sus brazos ahora que el hechizo había sido retirado. Lentamente se los sobó. Pero al ver la impaciencia del hombre dejó eso para después. Tomando el frasco lo acercó a su nariz, no olía a nada extraño, así que se lo tomó todo hasta el fondo.

La poción bajó por su garganta dejando un extraño calor a su paso.

Rudo le quitó todos los hechizos y ella pudo mover sus piernas también. Mientras sentía un extraño calor en sus entrañas. ¿Qué le estaba pasando?

—Ahora quiero que te desvistas, mujer —Rudo habló lentamente, pero la orden estaba implícita.

Hermione abrió muy grande los ojos, ella nunca había estado totalmente desnuda frente a nadie. Pero algo empezaba a nublar su mente. Un calor la estaba invadiendo y si era honesta con ella misma, estar desnuda era una buena idea ya que también empezaba a sofocarse con tanta ropa, y ni hablar del sudor.

Con desesperación empezó a quitarse primero la túnica y, cuando ésta quedó en un montón bajo sus pies, inició con el vestido -que corrió el mismo destino que la túnica-. Sin pensarlo se quitó el sostén y lo aventó. Que calor hacía. Se suponía que en Inglaterra siempre hacía frío. Sus bragas empezaban a molestar su muy sensible piel. Así que sin darle un segundo pensamiento también se las quitó. Quedando totalmente desnuda frente a su marido.

Él la miraba atento de todo lo que ella hacía, podía ver que la poción estaba haciendo efecto. Él también podía sentir un poco el calor, pero era tolerable. La pobre mujer en cambio sentiría que se asaba. Y ese calor solo se quitaría hasta que se corriera aunque fuera una vez.

—Ahora acuéstate.

Ella sin pensarlo se acostó en la cama mientras gemía por el calor que sentía.

—Abre las piernas lo más que puedas —ella lo hizo. Dándole una vista completa de su intimidad.

Él vio la cremosa piel de sus muslos y su rosada intimidad, y se le hizo agua la boca, pero eso tendría que esperar para otro momento. Verla tan caliente lo estaba haciendo tener problemas para no correrse.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó.

—Tengo mucho calor, no sé que me pasa.

—¿Un calor bueno o un calor malo?

—No lo sé, mmmmmm. No sé que necesito.

—Yo sí lo sé. Pon tu mano en tu vagina y dime que sientes —ella siguió sus instrucciones.

Hermione pasó su mano por su intimidad, y su mente estaba tan nublada que no se detuvo a pensar que era la primera vez que se masturbaba frente a alguien. Empezó a mover su mano lentamente haciéndose sentir un poco mejor por un momento, pero al sentir su excitación, el calor se hizo cada vez más insoportable.

—Estoy muy húmeda, ¿Qué me pasa? Necesito sentir algo aquí dentro de mí llenándome. Por favor.

—¿Por favor qué?

—Ayúdame.

Fue todo lo que necesitó para lanzar un hechizo y estar desnudo en unos segundos. Cuando se subió a la cama, ella estaba desesperada metiéndose los dedos en su vaina y jalando sus pezones. En otro momento, él la hubiera castigado por darse placer con su mano. Pero sabía que ni aunque él se lo ordenara dejaría de hacerlo.

Ella simplemente estaba desesperada por tener su liberación.

Pasando sus dedos por su vagina se dio cuenta que no le había dicho toda la verdad, húmeda era poco, parecía una piscina allí, sus flujos salían a chorros. Sería más fácil de penetrar esta vez.

—Te dije que al finalizar la noche me rogarías por que te tomara.

—Por favor.

—¿Qué quieres que haga?

—Lléname, te necesito.

—Está bien, voy a llenarte, pero tienes que rogar más, tienes que rogar por mi polla y tienes que gritar. Quiero que todo mundo escuche lo zorra desesperada que estás por mi. ¿Entiendes?

—Sí, sí lo que quieras pero por favor ayúdame ya.

Sin pensarlo un segundo más, Rudolphus se posicionó encima de ella y ayudando a guiar su polla y se enterró en ese mar de flujos.

Podía sentir romper la barrera que ella tenía. Pero solo fue un segundo, mientras Hermione gritaba entre dolor y placer. Sus paredes estaban tan calientes, sentía que lo exprimía de lo apretada que estaba. Nunca había sentido algo como esto. Si ahora moría, moriría feliz.

Embistiendo fuertemente, le agarró los senos y los estrujó con fuerza. Pero esto hizo que ella gritara más fuerte y rogara como una loca, para que la llenara más rápido y más fuerte. Y así él lo hizo. Pudiendo sentir unos segundo después como sus paredes vaginales lo apretaban aún más -como si eso fuera posible-. Estaba a segundos de arrancarle la polla de lo apretada que se ponía.

Pero no le importó, quería llenarla por completo, marcarla como suya.

Hermione se corrió de repente gritando fuertemente, mientras le pedía que no se detuviera. Lanzándole palabras de lo grandioso que había estado lo cuál consiguió que el control que había tratado de mantener llegara a su límite, corriéndose muy profundo en ella.

Sudando a chorros se dejo caer sobre ella, sin importarle ni un poco el que pudiera lastimarla o ahogarla.

Este matrimonio iba a ser muy interesante y tal parecía que lo iba a disfrutar, mucho.

. -HV-

Ron se había levantado de muy buen humor esa mañana, la vida no podía irle mejor. Tener que soportar su amistad con Harry Potter durante años, le estaba dando unas grandes ganancias, por fin.

Lo habían aceptado en la academia de Aurores como el héroe de guerra que era, por donde quiera que caminara la gente se acercaba a él alabándolo por lo grande que era -a pesar de que a algunos de sus hermanos no les estuviera yendo tan bien como él-. Por fin se había quitado el estigma de ser el varón más joven e inútil de su familia. Ahora sus padres lo preferían a él a sobre algunos de sus hijos que les habían dado la espalda o que eran ahora unos simples borrachos. Después de años de solo ser uno más del montón ahora era reconocido por lo que el realmente era. Y estaba feliz, lo único que podía empañar un poco su felicidad era tener que casarse con la mandona sabelotodo de Hermione. Pero sus padres y Dumbledore habían insistido tanto -haciéndole ver que si se casaba con ella tomaría completa posesión del dinero que muy hábilmente el director había sacado de las cuentas de los Potter, y que había dividido entre los miembros más fieles de la orden del fénix-. Sabía que Hermione nunca se quejaría si él manejaba ese dinero. De hecho, ella solo estaba desesperada por las migajas de amor que pudiera darle. Patética.

Sabía desde hacía mucho tiempo, que ella estaba enamorada de él, y usaría esa adoración para que nunca se daría cuenta de las aventuras que él pensaba tener con otras mujeres. Porque sería definitivamente imposible soportar una vida con la sosa mujer que le habían dispuesto para casarse.

Se dirigió al departamento que Dumbledore muy amablemente les había regalado por su próxima boda, Hermione le había dicho el día anterior que quería amueblarlo y arreglarlo un poco para que estuviera listo para cuando se mudaran, pero al parecer se había tomado tan enserio la tarea que se había olvidado de regresar a dormir a la madriguera.

Eso era algo a su favor, cuando ella se embarcaba en una tarea se le olvidaba el mundo exterior y eso le daría la oportunidad a él de salir con otras mujeres. Sería tan fácil.

Con ese pensamiento en mente camino más feliz que nunca hasta llegar a la puerta del departamento. Cuando busco las llaves para abrirlo, se dio cuenta de que había un paquete envuelto para regalo y la copia del profeta del día de hoy. Tomando los objetos abrió la puerta y entró en la casa.

—Hermione —empezó a gritar por la casa mientras buscaba a la joven. Pero no vio rastro de ella por ningún lugar.

Seguro había salido a comprar algo para desayunar, eso lo dejaba con un poco de tiempo para sí. Entrando en la cocina se sentó en una de las viejas sillas y puso sus pies sobre la mesa. Pensaba leer la sección de deportes del profeta. Pero cuando vio la primera plana, se quedó pasmado.

Una foto de Hermione y Rudolphus Lestrange y un encabezado que citaba.

"PAREJA DE AMANTES POR FIN JUNTOS" seguido por una nota de Rita Skeeter donde narraba la historia de la pareja del momento, de cómo Hermione y Rudophus habían tenido que esconder su amor, por estar en bandos diferentes en la guerra y cómo después de ésta finalizada ya nada impedía que se amaran abiertamente, por lo que habían decidido contraer matrimonio, uno con el que Hermione dejaría todo atrás y tomaría el nombre de su nuevo marido. Y luego venía una reseña de la famosa y ancestral familia Lestrange, nombrando a los miembros más prominentes de la misma.

Ron no pudo seguir leyendo aquello. Apretando el periódico con sus puños, pensó que esto tenía que ser una broma de mal gusto. Eso era, alguien quería jugarle una broma. Hermione lo amaba a él. Ella sería incapaz de pasar su vida sin él. No podía pensar en que la joven prefiriera a Rudolphus un viejo que podría ser su padre, antes que a él que era un joven apuesto y un héroe amado por todo mundo. Sí, definitivo aquello tenía que ser una broma.

Con ese pensamiento miró de nuevo la caja de regalo. ¿Quién lo mandaría? Hasta ahora muy pocas personas sabían de su compromiso. Busco una nota para saber de quien era el regalo pero solo vio una escritura que no reconoció, con un simple "Ábreme".

Él nunca fue bueno para las sorpresas ya que siempre fue muy desesperado, así que no pensó en esperar a Hermione hasta que regresara, de donde quiera que estuviera. Movió un poco el paquete para poder escuchar algo, pero nada. Bueno -pensó impasible-, fuera lo que fuera, solo tenía que abrirlo y descubrirlo. Ojalá fuera algo de comer. Tenía hambre. Ojalá Hermione regresara rápido y con algo de comer de paso.

Grande fue su sorpresa al abrir la caja y encontrar dentro un pensadero.

¿Quién le mandaría un regalo tan inútil?

¿Para que querría él un pensadero?

Dentro, vio que tenía una nota pegada. Con solo una palabra MIRAME.

Esto cada vez se ponía más extraño, pero la curiosidad le ganó y, sacando el pensadero de la caja, vio que tenia un recuerdo en él. Sin pensarlo mucho sacó su varita se sumergió en ese recuerdo.

Cuando aterrizo dentro, pudo ver una habitación muy lujosa, pero eso paso a un segundo plano inmediatamente ante la escena que se desarrollaba frente a él.

En la cama estaba acostada una muy desnuda Hermione con Rudolphus igualmente desnudo encima de ella embistiéndola mientras ella le gritaba que no parara que le diera más duro, más rápido, más fuerte, más, más, más. Esto no podía ser un truco ni una broma. Si mal recordaba los recuerdos no podían ser modificados.

Una rabia ciega lo invadió, saliendo del recuerdo sin darle una segunda mirada.

Maldita, mil veces maldita. Empezó a gritar, destruyendo todo lo que había a su alrededor.

La muy estúpida había jugado con él todo ese tiempo, simulando amarlo para ocultar sus verdaderos sentimientos. Ella amaba a Rudolphus y a él solo lo usó como una maldita tapadera para que nadie se diera cuenta.

La muy zorra le había negado el sexo, alegando que quería esperar hasta su noche de bodas para que fuera especial. Pero seguramente todo ese tiempo se había estado acostando con el mortífago, y él ahí, pensando en casarse con ella.

¿Como podría vivir aquí ahora? La gente se burlaría de él. Le habían arruinado la vida. No podía quedarse en Inglaterra, tendría que irse a otro lugar mientras esto se olvidaba. Sí, eso era, pediría su traslado a la escuela de Aurores de América y allí iniciaría de nuevo, mientras se olvidaba esta, deshonra.

No podía creer su suerte. Cuando todo empezaba a ir bien para él. La tonta de Hermione tenía que arruinarlo todo. Nunca se lo perdonaría, si pudiera la mataría con sus propias manos.

Maldita Hermione

Maldito Rudolphus

Maldito Harry

Malditos todos.


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11/6/15

Mierda que fue largo no? =P No se acostumbren... De nuevo, toda esta belleza de cap ha sido obra de Papillon69, de lo único que me hago responsable es de la idea (y solo la idea) del pensadero para Ron *-* ¿a poco no estuvo genial? -suspiro macabro- Era un final más que merecido para esa rata pelirroja y ya estoy deseando saber que les pasará a los que faltan -inserten risa de Voldy aquí :V -

Besos y cuídense, ok?

* Guada *

¿ ¿ ¿ REVIEWS ? ? ?