¡Hola! ¿como han estado? Espero que bien, se que demore bastante y eso es poco. No daré un discurso de mis razones, la culpa la dividiré entre mi trabajo y mi vida.

Muchas gracias por sus Review, por leer esta pequeña historia que me ha costado sacarla adelante, nunca antes había escrito un Heleon. Gracias a mi Beta, Stacy Adler.

Gracias a sus lindos Reviews: Katyamoreuchiha, Satcy Adler, M. Bidden, nikostormrage 123, liomessi10, maho10 y a dos Guest.

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= Aún, no lo sé =

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Leon miró un segundo por el retrovisor, aquel auto parecía medir su distancia, más no podía ver el conductor…

- ¿Sucede algo? – Inquirió la castaña.

- No. Debió ser pesado el viaje – trató de cambiar el tema.

- Un poco, sabes… - vaciló – te extrañé, Leon – murmuró, llena de sinceridad.

- Yo también extrañé tu café – le respondió sonriente, a lo que recibió un golpe en su brazo – ¡oye!

- Echaba de menos esos comentarios tuyos – agregó Helena, con sorna.

Leon la miró y esbozó una sonrisa traviesa. Luego, volvió la vista hacia el frente y se aclaró la garganta.

- También te extrañé, Helena… me has acostumbrado a tu presencia, todos los fines de semana nos la pasamos juntos, viendo películas, cenando, riéndonos de cosas sin sentido… como con el aire comprimido.

- Eso ha sido tu culpa, tú lo rompiste – le chistó, divertida.

- Bien eso fue mi culpa, o el día que se te cayó la zapatilla abordando el taxi.

- Eso no fue gracioso – apretó los ojos, como negándose a recordarlo.

- ¿Quieres llegar a tu casa? ¿O prefieres cenar fuera?

- Lo primero: quiero tomar un baño. – Afirmó.

- Entonces vayamos a tu departamento. Podemos pedir comida que no sea china.

- Y que no sea española, o italiana – agregó con una sonrisa.

Una vez llegaron al departamento de la castaña, el otro auto se estacionó a unos metros del edificio, el vidrio polarizado descendió dejando ver a una mujer oculta bajo unos lentes oscuros…

Arriba, la pareja de amigos llegaba al departamento. Leon encendió la luz de la sala, ese lugar ya no le era ajeno en lo absoluto, tomando lugar en el sofá.

- Puedes encender la TV, ya sabes, ésta es tu casa. Iré a bañarme – le avisó Helena, subiendo las escaleras.

- Bien, la casa es mía – abrió los brazos y rodeó el sofá, mostrándose extremadamente cómodo.

- Si pones un pie en mi habitación, en especial el baño, te meteré un tiro – respondió Helena.

- Ok… ante la amenaza me quedare aquí en la sala – Leon sonrió medio de lado.

- Puedes pedir la comida, no tardaré – la chica terminó de subir las escaleras y se retiró por el pasillo.

Leon respiró profundo, seguidamente estiró el brazo para tomar el control de la TV y buscar algún programa para ver. Rió entre dientes. ¿Qué clase de hombre pensaba Helena que era? ¿Un pervertido? Ir a verla en el baño era algo que no haría, claro que podía esperar si lo antes dicho por él, llevaba otro sentido. ¿Realmente se estaba enamorando? Porque si era así, además de todo se estaba volviendo un estúpido.

Al no ver nada interesante más que noticias cotidianas, se puso de pie con dirección a la cocina, fue directo a la nevera sacando una lata de cerveza, la abrió y le dio un buen sorbo. Luego miró la poca comida que había, toda instantánea, nada que el microondas no pudiera hacer. Dejó eso de lado regresando a la sala. Debía encontrar la manera de poder abrir el tema sobre lo que sucedía entre ambos.

De pronto su atención se posó sobre la pantalla de la TV.

Nos han llegado éstas imágenes que fueron obtenidas de una cámara de video de las víctimas, los hechos dejan a los peritos y detectives sin palabras, la masacre parece haber salido de una película de terror, los cuerpos se deberán reconocer mediante análisis dentales, ante la brutalidad del asesinato al grupo de campistas en las montañas californianas, no se tiene indicio de quienes han sido los atacantes, algunos pobladores dicen haber escuchado ladridos y aullidos, será posible que hayan sido atacados por manadas de lobos o coyotes…

Entre otras noticias…

Leon apagó la TV y se dirigió de vuelta al sofá, dejando su cerveza a medio terminar. Esa noticia tenía algo que no era común, por alguna razón era difícil de pasarlo por alto. De pronto recordó que no había pedido la cena, así que tomó el teléfono para pedir la comida.

Recién había terminado la orden y su celular comenzó a timbrar ruidosamente. Lo tomó con rapidez y dio un vistazo a la pantalla. Número privado.

- ¿Diga? – respondió.

- Volveremos a vernos pronto. – Y colgó.

Leon miró de nuevo su celular, aquella voz era de… no, imposible, no podía ser ella.

- ¿Sucede algo? – Preguntó Helena, llegando a la sala. Leon continuaba con el móvil en la mano.

- No… debo pasar temprano a la oficina de Hunnigan – mintió, desviando la mirada.

- Bien. ¿Me ayudas a poner la mesa? – pidió, caminando hacia la cocina.

- Claro – por fin guardó su celular y fue tras ella. La miró descaradamente mientras Helena le daba la espalda, y paseó su vista por todo su contorno. Los jeans que llevaba puestos resaltaban su bien formado trasero, y la blusa ajustada le sentaba increíblemente. Suspiró - ¿sabes?, te ves hermosa – dijo de pronto.

Aquel cumplido hizo que Helena suspendiera la acción de tomar los platos, mirándole sorprendida.

- ¿Dije algo malo? – Inquirió el agente, acercándose para ayudar a Helena con la vajilla.

- No… - dijo rápidamente, pestañeando con ligereza – es sólo que no estoy acostumbrada a ese tipo de halagos.

- Bueno, deberías habituarte, suelo decir muchas cosas – le guiñó un ojo juguetonamente y caminó a la mesa con platos y vasos.

- Claro… - estaba algo confundida. Tomó servilletas, refrescos y fue a la mesa.

Hubo un silencio entre ellos, que no alteró el ambiente.

- ¿Cómo te fue en la conferencia? – preguntó Leon con suavidad, mientras se acomodaba en una de las sillas.

- Bastante bien, parece ser que aquella organización cuenta con lo necesario para unirse a la lista contra el bioterrorismo.

- Eso quiere decir que la D.S.O. estará firmando una alianza dentro de poco – dedujo.

- Así es, vendrán ellos aquí. Aún faltan unos detalles, pero todo indica que en menos de un mes, estemos recibiendo a su comité – explicó. Una vez terminó de poner la mesa sirvió su refresco – ¿quieres soda, o vino?

- La soda está bien – tomó el envase para servirse. Aunque no le vendría mal una copa. Carraspeó suavemente y apretó un poco el vaso – Helena…

- Dime – suspendió su bebida. Pero justo el timbre sonó, y tal interrupción la obligó a rodar la mirada hacia el cielo – debe ser la comida.

- Bien, yo invito – Leon se puso de pie y fue atender la puerta, en efecto era el repartidor que le dejo una nota además del costo. Era una dirección con un beso marcado en el papel, y un mensaje que rezaba: "Te estaré esperando, no faltes".

Guardó rápidamente la nota y volvió a la mesa.

A partir de ese momento algo, o mejor dicho alguien ocupó sus pensamientos, no había duda la mujer que había llamado era ella, parecía que su pasado lo perseguía cuando quería alcanzar su presente. Helena era una gran mujer, no quería perderse la oportunidad de intentarlo, pero ¿estaría haciendo lo correcto? Tal vez solo era la atracción de momento, pues su acercamiento fue gracias a los acontecimientos pasados. Más no era solo gusto, era algo más…

- Parece que estás preocupado – murmuró Helena, luego de un largo momento en el cual sólo se habían dedicado a comer.

- No… bueno, pensaba – entonces la miró fijamente. Debía ser ahora o podría arrepentirse después – quiero decirte lo que está sucediendo.

- ¿Ocurre algo malo? – Se alarmó. No entendía mucho, Leon había estado actuando extraño.

- Helena – el rubio tomó su mano sobre la mesa, ella fijó sus ojos en él – me interesas mucho, me siento bien a tu lado, me gustas como la mujer que eres…

Se quedó muda. Intentó responder algo pero sus labios apenas si pudieron moverse.

¿Acaso escuchó bien?, sonaba a declaración de amor.

- Sé que puede sorprenderte un poco – esbozó una sonrisa torcida – a mí me sorprende – añadió –quiero que salgamos en una relación formal.

- Me estás pidiendo que… que seamos novios – finalmente pronunció la palabra mágica, nerviosa.

- Pues sí. Quiero tener algo serio contigo – alargó una mano para tomarla del mentón, y atrajo su rostro hasta comenzar a besarla.

Beso que tomó por sorpresa a Helena. La castaña cerró los ojos, disfrutando de aquel gesto de Leon. No, eso no era un sueño era real, él en verdad la besaba, le había propuesto una relación. Ella correspondió aquel beso con todo el amor que sentía por él, de manera que pudiera sentirla. Leon sonrió, pues podía sentir todos sus sentimientos vibrar entremezclados.

- Prometo hacer las cosas bien – la vio directo a los ojos – corresponderé tus sentimientos con la misma intensidad.

Helena por unos segundos desvió su mirada, apenada por el beso que había compartido con él.

- No te escondas – volvió a tomarla del mentón, obligándola a sostenerle la mirada.

- Te amo – confesó con alguna dificultad, perdiéndose en el mar de sus ojos azules.

Leon mostró una agradable expresión en su rostro. Parecía complacido, y orgulloso.

-Yo también – dijo finalmente, acortando la pequeña distancia física entre ellos y besándola de nuevo, ahora con alguna suavidad.

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La intención era esa, enamorarse día a día un poco más de lo que sentía estarlo. Tal vez había tomado la decisión precipitada, eso no quería decir que no se lo pediría. Ada Wong representaba una tentación latente en su vida y no quería caer ante ella. No volvería a ser su juguete, pero en ocasiones su mente y su corazón no se ponían de acuerdo. Parecía que esa mujer tenía control sobre de él, más del que podía exigir de sí mismo.

Esa mañana, se encontraba en la oficina de Hunnigan, por órdenes de ella. Era el momento propicio para hablar sobre la llamada, debía contar con alguien, que le dijera que no asistiera, por tentador que fuera el asunto, sea laboral o personal. Ingrid guardo silencio después de escuchar a Leon, parecía meditar el mensaje. Para el agente aquellos segundos parecían eternos.

- Parece que tienes una nueva misión – Ingrid se giró a su lateral con su silla y tomo un folder para entregarlo a Leon.

El agente lo tomo en sus manos, lo abrió y fijo su vista en los documentos a leer de forma rápida y minuciosa aquellos escritos. Era el mismo reporte del noticiero de anoche, más detallado y con fotografías de los cuerpos mutilados, vaya nada que no hubiera visto. "Corporaciones Génesis".

- Es una empresa farmacéutica que ha salido a la luz recién hace unos meses, conformada por grandes empresarios y avalada por el gobierno. Una de las sucursales se encuentra en California.

- Otra vez estamos ante un posible ataque bioterrorista –Leon dejo el folder al escritorio

- Podría ser… entre los socios mayoritarios está Ada Wong.

Leon pareció sorprenderse, entonces ahora tenía más sentido su llamada. Ella osaba jugar a su manera, darle a conocer ciertos asuntos y luego ocuparlo a él para sus propios propósitos.

- ¿No vas a decir nada? Nuestra espía volvió aparecer, está aquí en Washington. Se verá hoy con uno de los socios, en el lugar y hora que ella te especificó. – Ingrid logro atraer la atención de Leon.

- Problemas – respondió, dejando el folder sobre el escritorio – ¿cómo conseguiste esa información?

- ¿Con quién crees que estás hablando? – Preguntó molesta.

- Oh disculpa –Leon hizo un ademán con las manos.

- Como sea, parece que el destino la pone frente a ti.

- Debo agradecer, no lo creo –su actitud era desconcertante. Incluso para él mismo.

- Leon, si te doy esta misión es porque a pesar de lo que sientas por esa mujer, tú sabes que hacer.

- Debo cambiar de empleo – sonaba un poco molesto.

- Mientras tanto, irás a ese lugar y grabarás todo. Quiero un informe detallado ¿Entendido?

- Lo tendrás, Hunnigan. – El agente salió de la oficina

- Me perdí de algo… – murmuró la morena, negó con la cabeza y siguió en lo suyo.

En la oficina de Helena. Elza no cabía de gusto cuando se enteró acerca de la nueva relación de Harper con Kennedy. Estaba haciendo su acto de sorpresa cuando alguien llamó a la puerta, la oficina se volvió todo silencio. Leon entreabrió la puerta mirando a su ahora novia y Walker, ¿acaso tenían alguna reunión para cotillear?

- ¿Podemos hablar, Helena? – Preguntó aun en la puerta.

- Claro, pasa – respondió ella con una sensación extraña.

- Hola Elza, ¿cómo estás? – dijo la otra mujer, ofendida al ser ignorada.

- Buenos días, Elza – saludó Leon sin dejar de su seriedad.

- Los dejo, te veo después Helena – la chica se levantó y pasó al lado de Leon refunfuñando.

- Lo siento, sabes cómo es ella –se disculpo Helena.

- Sí, como sea – el agente cerró la puerta y fue hasta ella, solo para tomar asiento.

Helena se quedo un poco sorprendida, esperaba un saludo más afectuoso de su parte ahora que eran novios oficialmente. Bueno el caso era que él se mostraba serio, posiblemente algo no andaba bien.

- Tengo una nueva misión – hablaba con lentitud – es sobre el Génesis, sabes que están asociando el asesinato de california con esa empresa farmacéutica ¿cierto?

- Lo sé, estoy revisando el caso –murmuró – irás allá.

- No – Leon la miró de frente – Iré a ver a Ada Wong.

Helena se mostró sería, sus labios se entreabrieron, más no pronunció palabra. Desvió su mirada hacia el escritorio. El sólo nombre de esa mujer le molestaba, su presencia representaba peligro. Leon pudo ver la expresión triste de la castaña, debió decirle de otra manera. Bueno ya estaba hecho.

- Debo espiarla, ella es una de las socias de la corporación. Se encontrará con el socio mayoritario.

- Entiendo –respondió después de asimilarlo. Como fuera esa mujer siempre sería una sombra.

- Trataré con ella sólo si es necesario – aseguró, sin apartar su mirada de ella – Helena, si te lo digo es para que estés enterada, no quiero que se malinterprete esto.

- No, yo lo sé – ella miró a su computador – es tu deber… siempre estarás ligado a ella.

- No de la forma que tú crees – replicó, buscando en su rostro signos de molestia.

- Leon… - ella cedió a mirarlo nuevamente – ella siempre será Ada Wong.

- Y tú eres Helena Harper – se puso de pie y la tomó de un brazo, obligándola a levantarse de su silla. Sujetó su mentón para mirarla a los ojos – eres la mujer que he elegido para mí.

- Lo siento, es sólo que… ahora que te tengo, no quiero perderte, Leon – sus ojos revelaban la tristeza que sentía por dentro.

- Venga, eso no pasará – la abrazó posando su mano en la cabeza de ella – eres mi prioridad ahora.

- Gracias, Leon.

El agente la atrajo más a su cuerpo para besarla, para demostrarle que iba en serio. Que estaba dispuesto a darlo todo, dejando de lado a Wong. Él quería convencerse que había tomado la mejor decisión, de estar con Helena, de poder tener un futuro prometedor. Ambos agentes compartieron un beso bastante prolongado.

-¿A qué hora irás? – preguntó Helena, aún abrazada al fuerte cuerpo de Leon.

- A la hora de la comida – respondió – todo estará bien, ¿de acuerdo?

- Sí – le sonrió. Luego, su rostro se volvió serio – no olvides lo que… lo que siento por ti. Eres lo más importante que tengo.

- Lo sé. No lo olvidaré, ya que es lo mismo que siento yo – le aseguró con voz firme.

A la hora fijada, Leon se encontraba ahí, un poco casual, como cualquier otro cliente de aquel restaurante lujoso. Tomaba su vino, mientras a su oído el dispositivo de alta frecuencia de sonido, le permitía escuchar la conversación de no más de cinco metros de distancia. Podía escuchar otras conversaciones, más la frecuencia abierta era solo una. La de Wong y el hombre llamado….

Hunnigan tenía razón. La vida se la ponía frente a él, otra vez. Quería alejarse de ella y parecía que no sería fácil. Además de admirarla físicamente, ese vestido blanco que ella vestía, le quedaba más que perfecto. A decir verdad no recordaba haberla visto con vestido. Ella debía dejar su debilidad.

La prioridad, era grabar todo lo tratado.

- Bien señorita Wong, entonces ¿qué puede decirme acerca de nuestro convenio? Hay mucho dinero de por medio, más de lo que puede imaginarse.

- Entiendo... sin embargo hay muchos riesgos, como que ya nos culpan de ser terroristas. ¿Quién me asegura que el ataque en las montañas de California no provenga de un acuerdo para la fabricación de un nuevo antivirus?

Leon se mostró atento. Bebió un sorbo a su copa y meditó lo que Ada había dicho. Si era así entonces ella no estaba involucrada en dicho ataque.

-Vamos señorita Wong. Está usted culpándonos en un incidente de coyotes hambrientos.

-Jamás dije que fuera alguno de ustedes. Su bono es sumamente alto para la fabricación de vacunas y medicamentos experimentales.

-No creo que su Jefe le deje rechazar el convenio.

-Tampoco hemos declinado la oferta.

-Bien entonces... la esperamos mañana para cerrar el negocio.

-Ahí estaré. – Afirmó, despidiéndose del hombre.

Después de unos segundos el ejecutivo se retiró. Consigo dos hombres más se levantaron de mesas a poca distancia. Ada permaneció en su lugar unos minutos, se puso de pie y se acercó a la mesa de Leon. Éste no se sorprendió del todo.

- ¿Un poco de compañía? – Habló Ada, tomando lugar.

- ¿Qué planeas? ¿Dejarme ver que tienes una serie de negocios?

- Nunca cambias – comentó, con un tono burlón que le exasperaba – no lo hice sólo por eso.

- Explícate – le ordenó con dureza.

- No puedo decírtelo Leon – respondió – pero no es lo que parece.

- ¿Para quién trabajas esta vez, eh? ¿En verdad no tienes nada que ver con el ataque en california?

- Eso ha sido cosa natural. Si fuera un ataque bioterrorista, se hubiesen suscitado más ataques.

- La DSO lo investiga. Más vale que no estés involucrada Ada – la observó detenidamente – esta vez no meteré las manos al fuego por ti.

Ada sonrió mecánicamente, alejando su vista del agente. Se mostró completamente indiferente. A menos, superficialmente.

-Si no vas a decir algo más, me retiro – hizo ademán de sacar su billetera.

- Necesito que me acompañes mañana al cierre del acuerdo – pidió dejando de lado su indiferencia.

Leon no ocultó su asombro. ¿Escuchó bien? Debía estar de broma. Pero lo cierto era que ella lo había dicho con total seriedad. Podía verlo en su mirada, en su expresión, además ella jamás le pediría algo así. A menos que sea de gravedad o quisiera enredarlo para no llegar a la verdad.

- No puedo fiarme, mejor iré sola. – Agregó, al ver la extrañeza y silencio de Leon.

- No sé qué planeas, pero no cuentes con eso – terminó de sacar el dinero de su billetera y se puso de pie – la DSO no se verá en vuelta en tus asuntos ilícitos, Ada.

- Harper sabe que te encontrarías conmigo – comento en una mezcla de pregunta y afirmación.

- Sobre eso – la mirada de Leon se endureció – deja de espiarnos.

- Puedes cambiar de opinión. Te enviaré la dirección. – respondió cuando el agente se retiró. Para su desagrado – no puedes, Leon…

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Helena se encontraba en su oficina, no se había movido de ahí. Le preocupaba sobremanera el encuentro que iba a tener Leon con esa mujer. Solo de pensar que se verían, le hacía pensar que no debía. Atormentarse no era lo correcto, debía confiar en su ahora novio. En quien no podía confiar era en Ada. Como fuera ahora Leon era suyo lo defendería aun de las garras de esa gata.

El agente llego a la sede y se dirigió con Hunnigan, entregándole la grabación. La mujer la había escuchado ya dos veces, atenta a lo dicho por Ada. Leon se encontraba en el sillón de enfrente, en silenció, mirando las muecas de su jefa. Pero también recordando a la oriental ¿Debía confiar en ella? No, siempre terminaba apuñalándolo por la espalda.

- Buen trabajo, Leon – finalmente habló Hunnigan, mirando al rubio.

- De eso vivo –respondió sarcástico - ¿qué piensas que sea?

- Algo se trae entre manos, es más que claro – Hunnigan guardó la grabación – tendrás que ir con ella para averiguar más.

- Me lo suponía – suspiró. Sabía que Hunnigan apoyaría la idea. Él temía de sus propias acciones.

- No podemos hacer otra cosa, además ella misma te lo pidió – afirmó.

- Todo sea por descubrir la verdad –añadió cruzado de brazos – creo que comenzaré a pensar en cambiar de empleo, o quizá en cobrar un poco más.

- ¿Tienes algún inconveniente? Se trata de Ada Wong – comentó, más seria que antes.

- Precisamente porque se trata de ella. Comencé una relación, con Hunnigan – confesó, también como para recordárselo a él mismo, de no caer en la tentación por Wong.

- Ya veo – Hunnigan, pareció entender la actitud de Leon – trata de no mezclar tus asuntos personales con el trabajo ¿de acuerdo?

- Nunca los he mezclado – se puso de pie – si no hay más ordenes, me retiro.

- No, espera la dirección para que me la notifiques, puedes retirarte – indicó sin dejar de observarlo.

- Bien, por cierto, cuando tengas noticias de Sherry, avísame – murmuró, caminando hacia la puerta.

- Lo haré. Leon – lo llamó cuando él iba de salida – Felicidades, hiciste lo correcto.

- Gracias – el agente terminó de atravesar la puerta de la oficina, cerrándola tras de sí – yo también quiero creer que fue lo correcto – dijo para sí mismo, tratando de convencerse.

La aparición de Ada vino a cambiarle todo. Ya tenía una decisión, una ilusión y no quería dejarla de lado, pero sólo Dios sabia cuanto había amado a esa mujer. ¿Acaso seguía amándola? ¿Por qué el temor de tenerla cerca? Solo era trabajo, su prioridad era investigar y después su relación con Helena. ¡Helena! ¿Cómo decirle que ahora acompañaría a Wong?

- Vaya suerte la mía – volvió a hablar para sí. Llegó a la puerta de Helena, y tocó antes de entrar.

Se escabulló hacia adentro tan pronto escuchó un "adelante" su ahora novia sonrió al verlo entrar. Ella se puso de pie y fue hasta él para abrazarlo, tomando la iniciativa de besarlo. Beso que correspondió el, rodeando a la castaña con sus brazos, comprendiendo por que aquella acción. Así que calmaría la preocupación de su, novia. La decisión de anoche era por eso, la quería en su vida.

- Te quiero, Helena – murmuró, viéndola a los ojos.

- Leon… – sonrió, separándose de él – ¿quieres sentarte?

- No, aquí estoy bien – respondió sin dejar su abrazo, aprisionándola contra su cuerpo.

- Ah, claro – Helena intentó sonreír, estaba tan pegada al cuerpo de Leon - ¿y cómo te fue?

- Bien – respondió con rapidez – Helena, sabes que nuestro trabajo es la prioridad.

- Sí, lo sé. – Lo miró confundida. Presentía que él quería decirle algo.

- Ese deber implica acompañar a Ada, a una de sus reuniones – dijo sin darle rodeos.

Helena sintió como un balde de agua en todo su cuerpo. Esa mujer ¡Otra Vez! No, eso simplemente no. Leon pudo ver desconcierto en ella, esos segundos eran tensos. La castaña se liberó del abrazo, él no hizo nada para evitarlo. Ella maldijo en voz queda, mirando a todo lados, menos a Leon.

- Es mi trabajo – decidió hablar el rubio. Ella estaba de espaldas – debo ir por órdenes de Hunnigan, sólo acudiendo a esa reunión podremos descubrir si estamos frente a otro grupo bioterrorista.

- Esa mujer jamás va a desaparecer de tu vida… de nuestras vidas – clarificó, molesta.

-Ahora es diferente – Leon, dio unos pasos para tomarla de los hombros – porque estoy contigo.

- ¿Por cuánto tiempo? – Se dio media vuelta para encararlo – no dudo de ti, dudo de ella, de lo que pueda valerse para tenerte donde ella quiere. Es demasiado curioso que aparezca así, de la nada, cuando decidimos comenzar lo nuestro. Perdóname – apretó la mandíbula – pero detesto a esa mujer.

- Confía – le tomó del mentón para que lo mirara – eres tú mi elegida.

- Sí – finalmente sonrió y lo abrazó – no quiero perderte.

- Tranquila, todo estará bien – afirmó acariciándole de los cabellos – te lo prometo.

En el fondo, el también quería sentir la tranquilidad de los brazos de Helena, de su amor, de no dejarse envolver por el pasado, por mucho que Ada representara en su vida. No caería en la tentación…