Gracias otra vez a S Nuur por ayudándome a traducir esto.
Debería haber sido yo. Esa es la única cosa que puedo pensar mientras llevo el cadáver este niño a la barricada. Por Dios, es un niño.
Pienso que nunca he odiado más al Dios como lo odio en este momento. Quiero maldecir a Dios, quiero malhacerlo por dejar morir este niño. Quiero maldecir a estes estudiantes, quiero malhacer a la Guardia, quiero malhacer a la sociedad, quiero maldecir a mí mismo. Sobre todo, quiero malhacer a Dios. Porque todos somos responsables de dejar morir este niño.
Me siento como solía la primera vez que me despidieron de Toulon, lleno de una rabia ciega, queriendo malhacer a alguien, cualquiera persona. Seguramente, este sentimiento permanece en mi. Pero esta vez no es por mí, sino por este niño. Lo conozco. Él es la razón por la que estoy en la barricada. Lo encontré ayer y me dio la carta de Marius. Y ahora está muerto, y yo tengo que quedarme aquí por el bien de Marius. He sido bendecido con fortuna y una hija hermosa; este niño fue maldecido con pobreza e indigencia. Tal vez habría experimentado la salvación que recibí yo, pero ya es demasiado tarde. Es por eso que ya odio a Dios.
¿Qué hizo este niño para merecer la muerte? No trataba de hacer mal a nadie. Sólo trataba de ayudar a sus amigos, de mantenerlos vivos un ratito más. Y algún soldado le pegó unos tiros fatales, sin sentir nada. ¿Qué los enseñan en las escuelas de policía? ¿Por qué hizo Dios un hombre- o tantos hombres- capaz de hacer algo así? ¿Por qué hizo Dios este espíritu valiente y libre, más grande que su situación, solamente por hacerlo matar cruelmente en la calle a sangre fría? Por qué no estaban más enojados los estudiantes?
Ya está con Dios, pobrecito, pienso mirando la cara dulce y sangrante y los ojos abiertos del niño. Un Dios malicioso, rencoroso, vengativo, sádico.
Lo coloco en el rincón más alejado del café. Hay muchos cadáveres y más están por venir. Caigo de rodillas y empiezo a llorar.
No hay tiempo para lamentarlo ahora, pero lo haré en otro momento. Porque soy lo más cercano a un padre que él tuvo en su vida corta. Sí, este niño es cómo el hijo que habría podido tener.