Hola, alguien sigue vivo? Con hijos? Nietos? Ajajaja yo sigo vivo, con una vida de adulto decente y con las mismas ganas de seguir haciendo una de mis cosas favoritas; escribir. Hace ya mucho que escribí estas palabras en varios de mis capítulos: jamás dejaré de escribir, porque lo amo, y lo que amo nunca lo abandono. Seré un escritor eterno hasta el día de mi muerte.

Saben… muchas cosas me han pasado, supongo que es parte de crecer… y parte de esos pensamientos están plasmados en estas historias. Tal vez por eso ha sido tan leídas mis historias, porque dentro de cada una va una parte de mi vida y de mis sentimientos, por eso mis historias suelen llegar a sentirse… tan reales… y supongo que eso es lo que más les ha gustado. Eso es lo que todo escritor desea, lograr meter a los lectores dentro de la historia y que se sientan parte de ella… porque así también ellos se sienten identificados.

Eso es lo que me motivó a escribir, lograr lo que muchos de los autores que he leído han logrado conmigo y otros más. Amar una historia. Porque aquellas mágicas e increíbles historias han logrado emocionar y divertir mis días y… supongo que… de cierta manera… logré involucrarlos en mi historia y logré que una parte de sus corazones amarán este fic.

"Si amas lo que haces entonces cualquier cosa que escribas será increíble" (fanatico z)

Sin más preámbulos les dejo leer esta historia, no sin antes de decir:

FELIZ CUMPLEAÑOS, MI QUERIDA AMIGA SUREÑA ;). TE QUIERO!

Capítulo 7: Ying y Yang… parte 1

Pasaron cinco días desde los sucesos de la Comic-con, cinco días cargadas de tensión para seis jóvenes estudiantes de la prestigiosa escuela El Palacio de Jade, días llenos de muchas sorpresas casi interminables. Entre las sorpresas que sucedieron fue la prematura ida del albino extranjero de ojos azules. "Cuestiones familiares", dijeron los profesores al alumnado, aunque cierto grupo de practicantes de kung fu sospechaba las verdaderas razones, sobre todo la líder de cabello anaranjado sangre del grupo. Sí, se sentía mal por los hechos sucedidos durante el evento de cosplay… y del beso que se dieron que seguro lastimó e impulsó al joven francés a dejar anticipadamente su estadía.

Parecía que Buda no estaba de su lado, pues no era el único problema que tenía en ese momento. Hace cinco días que no hablaba con Po, de hecho, ninguno de los Cinco lo había hecho. Po llevaba días sin aparecer en la escuela, la preocupación de todos se vio reflejada al tercer día de su ausencia lo que los llevó a buscarlo a su casa. Encontrándose sólo con la negativa del padre del alvino "no está" fue la respuesta seca que les daba. Los Cinco pensaban que a esas alturas todas las hostilidades entre ellos cesaron… sin duda se equivocaron.

Y eso les dolía.

Po no contestaba llamadas o mensajes de nadie, ni siquiera Shifu supo el paradero del chico. Sólo sabía que de nuevo hacía las clases en línea por medio del foro oficial de la escuela… parecía que todo se estaba repitiendo de nuevo y eso trajo de nuevo las pesadillas de Tigresa… pesadillas que ella creyó por fin haber superado, pero esta vez ella no se quedó callada, fue su amiga Víbora la que se encargó de amenguar el dolor del corazón de su amiga. Garantizándole que todo saldría bien, que Po necesitaba espacio.

Ambas chicas pasaron tres tardes completas seguidas charlando y trabajando en materias de la escuela, Víbora sabía que el trabajo la relajaría o al menos alejaría a su angustiada amiga de la depresión que amenazaba en alojarse otra vez en el corazón y la mente de su mejor amiga. Distraerla era la clave de evitar que su amiga cometiera una locura como irrumpir en la casa del albino por la fuerza. La chica de baja estatura se prometió a sí misma darle una buena pata en el culo a ese albino por provocar tantas angustias a su grupo, aún lo quería sí, pero no era excusa atiborrarles con remordimientos y depresión. Él más que nadie debería saber lo delicado y fresco que estaban la serie de sucesos del ciclo escolar pasado.

Era el sexto día en la escuela y la ausencia de Po era tan marcada como un anuncio de neón al que le faltaban letras brillantes. Incluso la escuela parecía más gris sin la carismática alegría que el joven de ojos color esmeralda irradiaba con su presencia y positiva actitud. Tigresa se hallaba en la sala del Presidente Estudiantil encargándose de archivar y ordenar solicitudes del alumnado, se acercaba el evento de competencias deportivas entre escuelas del distrito Este de China. Un suceso que se celebraba cada cinco años, convirtiéndose en la mayor, escasa y exclusivamente para pocas generaciones afortunadas. Veinte escuelas en total participarían en el evento donde se disputaría el Espejo del Ying y Yanga, que era literalmente un espejo-trofeo con marco de madera roja y dragones hechos de oro y jade, tenía una antigüedad de al menos dos mil años. Una reliquia invaluable para la nación y premio para la mejor escuela desde hace mil años por su donación por la familia dueña del espejo para la educación.

Shifu le recodaba seguido la historia cuando él y su generación fueron los vencedores de las más brutal y feroz competencia con sus rivales acérrimos; la escuela El Palacio de Granate, un colegio más internado que escuela. Los alumnos tenían prohibido salir de las instalaciones al menos que sus tutores legales fueran por ellos personalmente… y con un aviso firmado con una antelación previa a tres meses. Olviden lo de internado, militarizada se le acercaba más.

Ahora era el turno de ella y Shifu moría por la ansiedad de saber que su hija seguiría con la nueva e impuesta tradición de ganar El Espejo del Ying y Yang… sí, sin presiones extrañas, se dijo así misma. El trabajo la distraía lo suficiente como para no pensar en…

― ¡Mierda! ― dijo frustrada la joven de cabello anaranjado mientras le propinaba un puñetazo al escritorio.

La puerta se abrió despacio y apenas lo suficiente para que una cabeza cubierta por cabello verde se asomara con cuidado por ella.

― ¿Se puede o la silla volará mágicamente? ― preguntó burlona la chica de listón rosa.

― Pasa… ¡Y sólo lo hice una vez! Mantis insistía en hacer un "viernes de mini faldas" obligatorio ― se excusó Tigresa mientras se recargaba en el respaldo de la silla ― Y que haya recolectado firmas para defender su propuesta no me ayudó a aclamarme ―

― Sí, recuerdo ese día ― Víbora se acercó a su amiga y se sentó en una de las dos sillas frente al escritorio, después contemplo la sala completa― No es por ser pretenciosa, pero las decoraciones le dan más vida al sitio ―

― Lo dices porque fuiste tú la que lo decoraste ― dijo divertida con una sonrisa ladina.

En efecto, fue Víbora la encargada de "arreglar" el cuarto y la verdad, incluso para Tigresa, quedó sorprendentemente bien. Víbora optó por un diseño entre tradicionalista y su propio toque brillante. Rollos y papiros abiertos con palabras inspiradoras colgados en la pared, lámparas y jarrones de porcelana con animales místicos de la antigua China, una alfombra terciopelada con tonalidades rojo, amarillo y se repetía en círculos hasta el centro. La lámpara de discoteca en el centro de mesa, el enorme dragón pintado con el ying y el yang entre sus fauces, una máquina de pinball y el mini bar, sin bebidas alcohólicas, fueron el toque final de la chica amante del baile que le dio al cuarto.

― Sí me permitieras… ― no pudo decir nada la chica de baja estatura porque fue interrumpida por su mejor amiga.

― Ya te dije que no pondremos yacusi ― puntualizó por milésima vez Tigresa.

― Pero te aseguro que nuestra productividad aumentaría exponencialmente ― siguió la joven de cabello verde.

― Tú quieres ver a Grulla sin camiseta ― acusó Tigresa con una ceja arqueada.

― Sería ridículo que se metiera con una puesta ― se excusó melodramáticamente exagerado la joven.

Ambas jóvenes comenzaron a reír de manera jovial, sin duda eran esos ratos a solas los que reforzaban su amistad y ayudaba a despejar sus dilemas románticos.

― Dime al menos una buena noticia ― dijo Tigresa mientras observaba unos papeles del próximo evento.

― Los representantes de las veinte escuelas confirmaron y enviaron los nombres de los participantes de cada categoría ― dijo al mismo tiempo que checaba su celular para ver el mensaje adjunto con las listas de las escuelas― El mundo digital es muy conveniente… deberías dejar de usar papel y tinta ― aconsejó Víbora viendo el montón de papeles que había ordenadamente en el escritorio de su amiga.

― Lo hago, pero el papel y la tinta dura más que cualquier cosa electrónica ―respondió Tigresa.

― Sí, lo que digas "jefa" ― ambas jóvenes volvieron a reír jovialmente.

― Faltan dos días para el evento ¿Los clubes ya confirmaron a sus competidores? ― preguntó Tigresa.

― Mono y Mantis se están encargando de eso. Grulla está viendo las decoraciones de los eventos con los encargados de imagen y los clubes de cocina ya confirmaron la venta de aperitivos en los eventos; dumplings, pastelillos y banderillas, más varios tipos de bebidas, todas libres de gluten… ― eso último lo dijo desanimadamente.

― Veo que hicieron caso a mis recomendaciones ― agregó Tigresa satisfecha.

― ¿Desde cuándo "sugieres" cosas? ― acusó cómicamente la joven de cabello verde.

― No quiero que después los invitados se quejen ― dijo con seriedad la peli naranja― Todo debe salir perfecto ―

― ¿Ahora imitas a Shifu? ― de nuevo rieron alegremente.

― ¿Participarás en algún evento? ― preguntó Víbora a su amiga.

― Carrera libre, relevos, y voleibol, las capitanas de ambos equipos tuvieron un accidente durante los entrenamientos ―

― ¿Quién se cae con una cáscara de banana? ― preguntó tragicómicamente la peli verde― La otra no se queda atrás, intentar levantar a la caída por la banana y lastimarse la espalda es sin duda el cliché más estúpido que pueda a existir ―

― Está bien, Víbora, no tengo compromiso con nadie ahora ― explicó Tigresa ― Necesitan ayuda y sé de buena fuente que no soy la única que participará ―

En efecto, los otros Cinco participarían en otros eventos. Mono participará con el equipo de karate por única ocasión especial, Mantis haría lo mismo, el caso de Grulla él ayudará a los de voleibol, rechazando al equipo de basquetbol que suplicó su ayuda, el peli negro se negó rotundamente. Víbora estaría ayudando al equipo de tenis por petición de su hermana mayor del medio, siendo una ex miembro del equipo le suplicó a su propia hermana menor que apoyara a su antigua club porque no ganaban desde que la misma se fue de la escuela hace años. La amenaza de desintegrarse por falta de victorias era demasiado cercana.

La verdad es que no fueron ni sus primeras ni últimas peticiones por parte de los clubes. Todos los días sin falta les llovían peticiones de cada club existente, no sólo por sus increíbles capacidades físicas y de liderazgo, sino por el creciente miedo que salían del reciente rumor de que la escuela rival del Palacio de Jade, el Palacio de Granate, tenía los equipos con integrantes enormes y semi soldados feroces. La verdad es que más que una institución educativa parecía más una militarizada y ya en el pasado demostraron ser rivales peligrosos, pues en más de una ocasión estuvieron a punto de perder contra ellos.

Por más de treinta años la escuela el Palacio de Jade ha mantenido el premio el Espejo del Ying y Yang y la rivalidad se convirtió en resentimiento por parte de la otra escuela. Tres décadas perdiendo no ayudaba a amenguar las rencillas entre ambas escuelas. La razón se remonta justamente hace más de treinta años, en aquel tiempo la escuela el Palacio de Granate sostenía el codiciado premio, fue la generación de Shifu quien arrebató el premio de los salones del Palacio de Granate y colocándolo en los de jade. Desde entonces han luchado con intensidad por el dorado trofeo.

Demasiado pasional desde el punto de vista de Tigresa, pero entendía el deseo de victoria y el honor que implicaba el trofeo en una escuela, había incluso leyendas que alegaban que… al diablo, Tigresa lo llamará El Espejo y no el tonto y largo nombre… que parecía que cada cosa importante de la escuela traía consigo uno más largo y más molesto.

De ser su antigua yo se regañaría por la insolencia de no respetar las costumbres sagradas, pero su modo de pensar cambió con la llegada de…

― ¡Arg! ¡Al diablo! ¡Lo buscaré! ― gritó repentinamente Tigresa haciendo que Víbora pegara un brinco en su asiento. La susodicha se levanta abruptamente y comienza a caminar a largas zancadas hacia la salida.

― ¡Tigresa, espera! ― dijo alarmada la chica de listón rosado corriendo hacia la entrada y bloqueándola con su delgado cuerpo― No hemos terminado con las labores y queda mucho que hacer ― trató de razonar con su amiga para evitar que cometiera alguna locura.

― ¡No, necesito hablar con él! ― espetó con fuerza, decidida a no toser su brazo― Muévete… ― aquello sonó más como una advertencia que una petición.

― Sé que estás preocupada, pero no solucionarás nada dejando que se te suba la sangre a la cabeza ― dijo Víbora tratando de razonar con su amiga, cosa que podía ser peligrosa pues cuando su amiga se ponía una meta en la cabeza resultaba muy difícil disuadirla, prácticamente imposible.

― Necesito verlo… necesito saber si está bien… ― Víbora comprendía los medios de su mejor amiga, el bienestar de Po era una de las prioridades de Tigresa en todo el mundo.

― Él es el "Guerrero Dragón"… no le pasará nada ― aquel nuevo mote se lo dieron los estudiantes de la escuela a Po por su hazaña en la graduación y sumándole el hecho que era practicante del estilo del dragón en kung fu, se es merecedor del Diploma del Dragón y estar en un club que se titulaba "Los Cinco Furiosos y el Guerrero Dragón"… (estaba más de ahuevo que nada) era inevitable.

― Tal vez tangas razón... ― dijo más calmada la chica de cabello anaranjado mientras relajaba su postura. Víbora suspiro aliviada.

― Bien… tengo sed, seguro también tú ― dijo la joven bailarina mientras caminaba al mini bar seguida por Tigresa a unos pasos de distancia― ¿Jugo, té, refresco?... ―

La puerta se abrió estrepitosamente de golpe, de haber seguido ahí parada Víbora seguro tuviera la puerta de capa en la espalda. El autor de tal escandalo era nada más ni nada menos que Song.

― ¡¿Dónde está Po?! ― preguntó, no, exigió con bravura la joven de cabellera plateada.

― ¡¿Disculpa?! ― contestó del mismo modo Tigresa, sintiendo un picor peligroso en sus nudillos.

― No te hagas la inocente, rayitas, sé que sabes dónde está mi lindo Po ¡Confiesa! ¡dónde está! ― exigió la joven acercándose peligrosamente cerca a una chica que podía partir ladrillos de concreto con las manos desnudas.

Justo a tiempo Víbora se mete en medio de ambas antes de que pasara a mayores.

― ¡No puedes entrar como si fueras la dueña del lugar! ― le espetó Víbora con rudeza.

― No te metas "Loto marchito" ― ese insulto era nuevo y consiguió su objetivo, pues se enfadó mucho a la practicante del estilo de la serpiente, pero la que más se enejó fue la que practica el del tigre.

― ¿Por qué no te acercas para hablar mejor y sin gritos? ― la cordialidad de las palabras de Tigresa eran tan falsas como las de un político corrupto, sólo quería alegar agresión y defensa propia para romperle los dientes rectos y blancos.

― ¡Tigres, no! ― le dijo Víbora apresuradamente para ahora girarse y detener a su amiga para que no hiciera una locura.

― Por favor… ― la lastimera y débil voz de Song hizo que ambas chicas posaron su vista en la joven bailarina con cierto asombro. Estaba encogida de hombros y parecía que en cualquier momento lloraría― Necesito saber si está bien… no he sabido nada de él en cinco días… ― Song las miro con los ojos cristalizados, se notaba que luchaba para no llorar. Víbora, experta en maquillaje, notó que Song usaba una sombra para los ojos más oscuras de lo usual, sin duda era su intento de esconder las enormes ojeras provocadas por el llanto y noches sin dormir.

― …Tampoco lo he sabido nada ― respondió Tigresa serenamente.

― Tigresa… ― dijo Víbora sorprendida por el rotundo cambio de temperamento, incluso veía auténtica amabilidad en su voz.

Tigresa podía sentir la enorme aflicción que aplastaba el espíritu de Song… porque era el mismo pesar que ella misma tenía…

― ¿Cómo sé que no me estás mintiendo? ― una parte de Song le decía que Tigresa no mentía, pero la parte de ella que no confiaba en la agresiva estudiante seguía picándole la oreja.

― Eres libre de creerme o no ― el ceño fruncido de la chica de ojos ámbar indicaba que estaba jugando con su paciencia, pero Tigresa soltó el aire caliente que se acumulaba en la boca de su estómago, luego la miró directo a los ojos. Por un instante se sostuvieron la mirada, leyendo los ojos de la otra.

― Si te enteras de algo… ―

― Lo mismo para ti… ― terminó Tigresa.

Un pacto momentáneo por Po… sin duda sólo ese albino lograría eso entre Tigresa y Song.

La de cabello plateado sale del cuarto del presidente estudiantil sin demasiadas ganas, sabiendo que nada diferente la esperaría a fuera Tigresa va hacía su escritorio y se sienta en su silla recargando todo su peso en ella… le ardía la cabeza y sobre todo el corazón.

― ¿Quieres ir a la sala de entrenamiento?... ― sugirió Víbora sabiendo que su amiga necesitaba descargar su fuego contra algo que no respirara.

― Sí… ― se puso de pie y caminó a la salida seguida de su fiel amiga que la miraba preocupada.

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Mono y Mantis caminaban por los pasillos de la escuela mientras compartían una charla animada y trivial, ambos se desocuparon de sus tareas y se disponían a ir a comer a la cafetería de la escuela.}

― No puedo creer que junte quinientas firmas para nada… ― comentó frustrado el joven de cabello platino a su amigo.

― Oye, al menos lo intentaste ― dijo Mono tratando de reconfortar a su mejor amigo.

― Iba a luchar por el sueño de todos los jóvenes… de que sirve tener un puesto importante si no puedes hablar por los que guardan silencio ― dijo Mantis con desaliento fingido, si bien le frustraba un poco el que su petición nada egoísta fuera desechada por su "jefa" no le impediría bromear de ello.

Mono, como siempre, cogió la broma desde el inicio e incentivó a seguir a su amigo.

― Un día las voces de los oprimidos no será silenciada por el poderoso y podremos vivir en u mundo de mini faldas ― declaró Mono con humor mientras palmeaba la espalda de su amigo.

Ambos bromistas rompieron en carcajadas estrepitosas ganándose la mirada incrédula y molesta de algunos estudiantes por el escándalo del par.

― Adivinare; de nuevo eso de las mini faldas ― dijo una voz a espaldas de ellos.

― ¡Grulla! Amigo ¿Cómo te fue? ― dijo Mono sin perder la sonrisa que genero su anterior ataque de carcajadas.

― Los de cocinas y teatro acordaron ayudarse para poder tener todo listo ― respondió Grulla poniéndose al lado de sus amigos para caminar a su par― Ya tenemos casi todo listo, faltaría uno que otro detalle, pero los cálculos indican que todo estará en tiempo y forma.

― Sabes, eres un maniático del orden ― dijo Mantis señalando a su amigo.

― Los de cola de caballo son así ― argumentó Mono.

― ¿Qué tiene que ver que tenga cola de caballo con lo que tenga orden? ― dijo Grulla confundido.

― Y tampoco se dan cuenta ― ambos jóvenes volvieron a reírse por su mala broma. Grulla gruñó frustrado.

― Son unos tontos… ― dijo Grulla mientras tiraba puñetazos suaves al hombro de cada uno.

― Jajajaja, es tan fácil molestarte ― dijo Mantis.

― Espero que al menos tengan todo listo para el evento ― dijo Grulla cambiando de tema a algo importando.

― Ya está en el bolsillo ― dijo Mono contento por su labor cumplido.

― Sabes que nunca fallamos ― agregó Mantis.

― Sí ustedes los dicen… ― dijo Grulla preocupado por los dos bromistas estrella de la escuela.

― ¡Oye! ― dijeron los dos al mismo tiempo.

― Somos confiables ― dijo Mono.

― ¡Sí, eso! ― dijo Mantis apoyando a su amigo.

― Eso espero, porque si no, Tigresa los usará de costal de entrenamiento ― advirtió el alto joven.

Un escalofrío recorrió la espalda de los dos mejores amigos, sabían que Tigresa estaba de humor de… pues de tigre al que le jalaron la cola. Conocían la causa de la creciente frustración y enojo de su amiga, faltaba que alguien le echara una chispa a la dinamita para que explotara y que Buda agarrara en sus brazos al que estuviera cerca de la explosión.

― T-todo en orden, ya sabes, no hay necesidad de decirle nada a Tigresa ¿Verdad, Mantis? ― dijo Mono sumamente nervioso.

― C-claro, mi amigo de baja estatura, es más, mañana le entregaremos el papeleo de los clubes a primera hora ― declaró Mantis con el mismo nerviosismo que su amigo.

― Más les vale ― sentenció Grulla.

Grulla no era alguien que le gustara recurrir a la presión o las amenazas, pero Tigresa estaba a una mala noticia de explotar todo en llamas y no deseaba ser el culpable ni tampoco estar cerca si eso sucedía.

Llegaron a la cafetería, era la hora pico y las filas a la expendedora más cercana estaba repleta de jóvenes hambrientos.

― Demonios… hay que sugerir abrir una quinta cafetería ― dijo Mono al ver la colosal pared humana delante de él.

En efecto, había cuatro cafeterías repartidas y divididas por toda la institución. La primera era para los de primer grado, otra para segundo y tercero. La cuarta era para los profesores, así evitaban los enormes tumultos y posibles accidentes. Grulla a veces pensaba que esa sí que era una escuela para ricos, pero todo eso estaba lejos de la realidad. La inscripción era relativamente accesible y se podía pagar por partes o abonos mensuales en efectivo, tarjeta o con la beca que él tenía para poder vivir en los dormitorios. Lo que pedían eran cero antecedentes delictivos, alto promedio académico y apoyo completo de los padres de familia con la asistencia de los jóvenes a la institución.

― Creo que hay bocadillos en el club… ― sugirió Mantis a sus amigos.

― ¿Seguro?... ― preguntó Mono.

― Ahora que lo recuerdo sí… Po esconde… ―

El elefante en la sala apareció.

No es que ya no les importara Po o ya no quisieran saber nada de él. Sin decirlo o proponerlo aquel tema quedó como "demasiado delicado como para hablarlo", intentaron ignorar la constante inasistencia de su amigo, trataron de disfrazar sus bullicios internos con bromas y salidas entre hombres… todo para no inquietar a su ya de por sí alterada líder y amiga… más todo tiene un límite y ellos acababan de llegar él.

― ¡A la mierda! No me importa si me arrestan después, yo me meto a su casa incluso si tengo que pasar por la parte delantera con un camión ― declaró el joven de cabello castaño.

― No pienses en estupideces, Mono ― lo regañó Grulla tratando de clamar las ansias de su amigo.

― Cierto, podemos colarnos por la noche ― dijo Mantis con suficiencia.

― ¡Nadie hará nada! ― gritó Grulla para sacar a sus amigas de sus ideas delictivas.

― ¿No estás preocupado por Po? ― preguntó Mono con cierto escozor molesto picando su nuca.

― Sabes que sí ― contestó un poco molestó Grulla por la insinuación de Mono.

― No lo parece ― acusó el más pequeño del grupo.

― …Es todo ¡A pelear! ― exclamó con furia el joven de cabello negro posicionándose frente al joven de ojos azul claro listo para combatir, Mono imitó a su amigo, pero Mantis se interpuso entre los dos.

― Odio ser la vos de la razón chicos ¡Y lo saben! Así que no me obliguen a serlo ahora ― dijo de forma sería entre los dos chicos.

― ¡Oblígame! ― le gritó Mono enfadado tratando de esquivar a su mejor amigo para golpear a su otro amigo.

― Te daré una galleta en el club ― dijo Mantis de manera calmada.

― …Ok… ― dijo de manera sumisa el chico de cabello castaño.

― Y tú… ― dijo Mantis virando para encarar a Grulla― El contrato dice específicamente que tú eres la voz de la razón, si te vuelves a salir del contrato le diré a todo el mundo tu secreto para dormir ― amenazó Mantis con una sonrisa confiada.

― Lamento haberte ofendido, Mono ― dijo atropellada y tranquilamente el ex jugador de básquetbol.

― Así me gusta ― dijo Mantis con suficiencia el joven de cabello platino.

Los tres amigos ya reconciliados comenzaron su camino al club que compartían, tenían la siguiente clase libre y les daba el lujo de subir los endemoniados y extensos escalones. Pero todos admitían que adquirieron mayor condición física por ello.

― A todo esto ¿Qué significa "tu método para dormir"? ― preguntó Mono con curiosidad.

― Moriré antes de permitir que alguien se entere ― Mantis estaba a punto de hacer varias bromas al respecto y seguramente un chantaje menor, pero Grulla se adelantó― Mantis, subimos muy seguido enormes y largas escaleras, no me obligues a decirle a todos, un día, que trágicamente te desmallaste caíste a medio camino directo a tu muerte ―

― …Te agradezco el sacrificio ― dijo en voz mansa el chico con mucho fijador en el cabello.

― Bien… ― sentenció el joven de cabello negro.

Los tres chicos volvieron a tomar su camino, porque en serio sí les esperaba una caminata larga.

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Tigresa atacaba con ferocidad los sacos de arena colgantes bajo la atenta mirada de su mejor amiga. Tigresa se había cambiado de atuendo a uno más deportivo, un pan´s negros poco ajustados y una sudadera roja de tela muy fresca, cortesía de compras con Víbora. La chica de cabello verde no podía evitar admirar los movimientos que su amiga ejecutaba; fuerza, velocidad, elegancia y coordinación. Encontraba cierta belleza en la demostración de destreza de su amiga, de hecho, era bastante hermoso. Años de pulir sus movimientos le daba una gracia única en su tipo y verla demostrándolo, y su cabello anaranjado como el atardecer, daba la sensación de ver al fuego mismo danzando.

― ¿Sacando el estrés? ― dijo una voz a su espalda.

Víbora no se asustó ni se volteó a mirar quien le llamaba, reconocería esa voz donde fuera.

― Sacando el estrés ― afirmó ella la pregunta de Grulla.

― Se ve más calmada ― agregó Mono colocándose al lado de Víbora.

― ¿Ah? ¿sí? Entonces háblale ― retó la chica con listón rosado a su amigo de similar estatura.

― …No ― dijo a secas el chico de ojos azul claro.

― Eso pensé ― alargó las vocales con un tono de ternura extra que usaba para burlarse de la gente.

Duraron diez minutos observando a Tigresa en silencio, cuando terminó de cruzar el camino de sacos suspendidos jadeante y un poco sudada. Alzó la mano con una precisión de halcón atrapando una toalla que se dirigía a su cabeza.

― Estoy segura que tienes ojos en la nuca ― dijo Víbora con humor en su voz.

― Tengo percepción total de mi alrededor ― contestó con confianza la chica de cabello naranja mientras se secaba el sudor del rostro.

― Nadie puede saber todo lo que pasa a su alrededor ― dijo Mantis con seguridad.

― Mono fue el primero entrar, después tú y al final fue Grulla, fueron directo a los bloques y salieron con; galletas, frituras de manzana y jugo de uva, en ese orden como el que les dije de llegada ― el silencio de sus amigos le afirmó su respuesta ― Deberían entrenar más i quieren desarrollar mejor su percepción ―

― Con el debido respeto, incuestionable líder, tengo los reflejos de un gato- lució Mantis con orgullo.

― De uno tuerto y asustadizo ― susurro Mono ganándose las risas de sus compatriotas.

― ¡Jódete, Mono! ― le espetó el auto proclamado galán del grupo.

― Por lo que a mí respecta, nada se me escapa ― aludió el chico de cabello castaño.

Hasta que Grulla le dio un zape en la nuca.

― ¡Oye! ¿Qué te pasa? ― dijo adolorido mientras se sobaba la cabeza con la mano.

― Esa no la viste venir ― se burló ahora el chico de cabello castaño.

Todos los presentes empezaron a reír inundado el sitio silencioso con la alegría que sólo los jóvenes amigos podrían manifestar.

― Apropósito ¿De dónde sacaron esos refrigerios? ― preguntó Tigresa acercándose más a su fiel grupo de amigos.

― Del casillero de… ― Mono no pudo seguir hablando porque Víbora le metió el resto de la galleta en la boca atragantándose en el proceso.

― ¿El casillero de quién? ― el timbre de voz de Tigresa cambió de relajado a tenso tan rápido como las tonadas de una guitarra.

― Fe nafie ― dijo aún atragantado el más bajo del grupo.

― Mono… ― el tono de Tigresa era amenazante― ¿De dónde carajos sacaste eso? ― no era una pregunta, era una orden.

― …Del casillero de Po ― reveló el joven amante de las galletas muy asustado de una reprimenda por parte de la chica de cabello naranja.

Tigresa, sin miramientos, empieza a caminar hacia los casilleros internos del club tan aprisa como sus piernas le permitían seguida por su apresurado e inquieto grupo de amigos con la preocupación tatuada en sus facciones faciales. La chica del estilo del tigre se sentía tonta por la ola de pensamientos que ahora inundaba su mente, una parte de ella le decía que buscara respuestas que tal vez ni siquiera había en el casillero de Po, su parte racional le señalaba con luces de neón que hiciera caso a esa pequeña duda nacida de la esperanza.

― ¡Tigresa, espera! ― gritó Víbora en un intento de frenar a su amiga.

Ella ignoró olímpicamente la llamada de su mejor amiga, siguió su senda con decisión inquebrantable, llegó a su objetivo, el casillero de Po. Usualmente todos los usaban para guardar una segunda muda de ropa para no ir a clases estampados de sudor. Las duchas internas de la Sala de Entrenamiento se arreglaron hace un mes lo que les permitió ducharse y de ahí nació la idea de los casilleros. Toda cortesía del amado director Shifu, otra gran ventaja de tener al mismísimo director como tutor.

Tigresa jala con fuerza la pequeña manija del casillero, la enorme caja metálica se sacudió por el fuerte tirón que le dio la joven de ojos ambar.

― ¿Cómo lo abrieron? ― exigió Tigresa a Mono, Mantis y Grulla mientras los volteaba a ver de manera amenazante. No era una pregunta, era una orden.

― …Mono la abrió con una tarjeta ― confesó Grulla siendo el más asustado del grupo de hombres.

― ¡Joder, Grulla! ¡Te ha tenido que torturar para que hablaras! ¡¿Verdad?! ― le espetó molesto el adolescente de cabello castaño a su amigo larguirucho.

― ¡Mono! ― le gritó Tigresa para que reaccionara.

― E-eh y-ya lo hago ― la mirada de Víbora le suplicaba que no lo hiciera― P-pero se me rompió la tarjeta al intentar abrirla la primera vez así que… ― Mono no pudo seguir con su monólogo pues Tigresa gira sobre su propio eje y le atina una poderosa patada tornado al casillero botando el seguro con todo y puertecilla de metal dejándola colgada apenas de una esquina― Oh eso también funciona ― balbuceó con extremo frío en su cuerpo.

Tigresa se apresura a ver el interior del casillero como si Po estuviera adentro, pero sólo encontró varias golosinas, envoltorios vacíos, cajas de jugo, un tazón de sopa vacío, aquello le saó una sonrisa y una playera negra un poco arrugada.

Tigresa acarició la tela de la playera negra con añoro y delicadeza. La tomó entre sus manos y la sacó con cuidado de la caja de metal. Olía a él…

― Tigresa… ― la mencionada voltea mirar al escuchar su nombre. Víbora la miraba con preocupación.

― ¿Estás bien? ― le preguntó la adolescente de cabello verde con cuidado, como si Tigresa fuera una torre de naipes sus palabras pudieran desmoronarla.

― …No… ― admitió Tigresa después de tanto tiempo de estarlo guardando en su interior― No lo estoy… ― Tigresa luchaba con el picor de sus ojos, no quería llorar, no frente a sus amigos.

― Tigresa… ― dijo Víbora acercándose cuidadosamente a su amiga.

― Lo extraño… estoy preocupada por él… y siento que es mi culpa ―

― ¡No, Tigresa! No… ― dijo compasivamente la joven practicante del estilo de la serpiente― Nada de esto es tú culpa ―

― ¿Entonces porque siento que sí lo es? ― dijo angustiada la peli naranja.

― Porque sueles cargar con los problemas de todos ― dijo Mantis para sorpresa de los presentes― Los problemas del grupo los tomas como tuyos, desde el año pasado sientes que es tu responsabilidad garantizar nuestro bienestar y eso incluye y prioriza a Po… ―

― No, te equivocas ― dijo apresuradamente la peli naranja tratando de que el enojo tomara control sobre su tristeza.

― Y de nuevo tratas de que tu enojo sofoque tus demás emociones ― dijo Mantis dando dos pasos al frente, quedando muy cerca de Tigresa.

― Mantis… ― le llamó Mono en un susurro, preocupado por la integridad física de su amigo, pues notaba como la postura de Tigresa se tensaba.

― Te admiro al igual que el resto de nosotros, pero ambos sabemos que no sabes lidiar contigo misma en un estado ajeno a la disciplina que te autoimpusiste de niña… ―

― Cuidado con lo que dirás a continuación… ― soltó en un susurro amenazante la joven de cabello anaranjado.

― ¿O qué? ¿Me golpearás? ― dijo Mantis casi en un reto― Vamos, eso es tan predecible y típico de ti… ― dijo casi en una burla.

― ¡Mantis!... ― le recriminó Víbora en voz baja pero rasposa.

― ¿Qué? ― dijo en un falso tono de confusión― No he dicho nada que no sea cierto ¿O sí? ― Tigresa repentinamente lo tomo del cuello de la camisa y lo pone cara a cara con su rostro― ¿Sabes porque eres nuestra líder? ― Tigresa quedó patidifusa por la pregunta de Mantis, el silencio de la joven lo tomó como la señal para continuar ― No es porque eres la persona más fuerte que conozco… que conocemos ― dijo mirando a los otros furiosos― Sino porque nos ayudas a ser más fuertes dándonos un poco de tu fortaleza… ― el agarre de Tigresa perdió fuerza a sólo sostenerse de la tela― Por eso eres nuestra líder… ―

― No soy tan fuerte… ― admitió en un susurro ronco la joven de cabello naranja. Sintiendo como sus fuerzas abandonaban sus piernas amenazando con dejar su peso ceder ante la gravedad.

― Lo eres… pero no puedes serlo todo el tiempo ― declaró el peli platino tomando las manos de Tigresa con sumo cuidado entre las suyas.

― Para esos nos tienes a nosotros ― dijo ahora Víbora poniéndose a tras de ella posando su pequeña mano en su espalda.

― Cuando uno cae, el otro lo sostiene ― dijo Grulla poniéndose a su derecha posando su mano sobre su hombro en señal de apoyo.

― Porque no somos fuertes sólo por ser "fuertes" ― dijo Mono ubicándose

― Somos fuertes porque no estamos solos ― dijeron los cuatro al unísono.

Tigresa no era de las que buscaran consuelo físico en el abrazo, así que se limitó a sostener las manos de sus amigos con los ojos cerrados, sintiendo el calor y consuelo inundar su alma y aplacar su dolido corazón. Era cierto, había olvidado que contaba con el apoyo de sus confiables amigos, no estaba sola en aquel dilema existencial y no era la única que se preocupaba por Po. No los volvería a dejar de lado por creer que debía manejar todo sola, eran los Cinco Furiosos y lo que fuera que viniera, lo enfrentarían de frente.

― ¿Reunión espiritual? Sí quieren los dejo a solas ― dijo una voz suave y femenina en la entrada. Al voltear a mirar a la dueña de la voz encontraron a Mei Ling.

― ¡Mei Ling! ― dijo Grulla contento de verla después de dos semanas que ella se tomó para visitar a sus abuelas.

― Hola Grulla ― saludó cálidamente al joven de cabello negro.

― ¿Qué haces aquí? ― preguntó lo más cortésmente Víbora mientras la miraba con recelo.

― Que gusto de verte de nuevo, Víbora ― dijo falsamente alegre la joven de cabellera castaña― Buscaba a Grulla y alguien me dijo que lo vieron subir las escaleras ― dijo Mei Ling mientras estiraba las piernas adoloridas― Tengo que entrenar más, las piernas me arden después de subir tantas escaleras ― dijo la joven mientras se secaba el sudor restante de su frente con el dorso de la mano.

― Deberías ― corroboró la joven de cabello verde― Te vez más "gruesecita" desde la última vez que te vimos ― Mono y Mantis hicieron una mueca que asomaba la reacción de alguien que se quemó con algo caliente.

Ambas estudiantes se miraron con rencor mientras se lanzaban dagas envenenadas con los ojos.

― Viene porque me enteré de un recientemente desaparecido estudiante durante mi visita a mi antiguo colegio― los cinco amigos pararon las orejas al escuchar la palabra "estudiante desaparecido" ― Hice algunas preguntas a unos amigos y lo localizaron apenas ayer ―

― ¿Po? ― preguntó Tigresa atropelladamente avanzando hacia Mei Ling― ¿Dónde? ―

― No lo podrán creer; pero mis amigos lo encontraron saliendo de un aeropuerto ― la revelación dejó a todos en shock― Parece que estuvo ocupado ― dijo la estudiante con cierta delicadeza.

― ¿Estás segura? ― preguntó Víbora con suspicacia― ¿Cómo sabemos que tus "amigos" realmente vieron a Po? ―

― ¡Víbora!... ― exclamó un muy sorprendido el estudiante del estilo de la grulla por la desconfianza y resquemor de su amiga.

― Tranquilo, Grulla ― dijo cálidamente para tranquilizarlo― Sabes, sé que no confías mucho en mí, pero si es importante para Grulla, también lo es para mí ― afirmó con firmeza la joven― Y que no hay tantos albinos en la ciudad como para no identificarlo― dijo mientras mostraba su celular con una foto de Po saliendo del aeropuerto con un conjunto deportivo negro con camisa blanca de bajo de la sudadera con capucha y una maleta ligera deportiva colgada en su hombro. Se veía muy serio en la foto.

― Es él… ― afirmó Tigresa con un alivio refrescante invadiendo su cuerpo.

― ¿Adónde rayos fue ese bobo? ― dijo Mantis igual de aliviado, aunque trataba de aminorar su preocupación ante el resto de sus amigos.

― ¿Eso importa? ¡Debemos encontrarlo! ― dijo con decisión Mono ante la posibilidad de que Po pudiera estar en problemas.

― De ese otro punto quería hablarles ― dijo Mei Ling― Lo acaban de ver en la escuela, en la cafetería de la escuela para ser precisos―

Inmediatamente casi todos emprendieron una carrera de bajada por las largas escaleras, el único que se quedó fue Víbora junto con la adolescente de cabello castaño.

― ¿Por qué lo haces? ― preguntó con desconfianza Víbora.

― Ya te lo dije; si es importante para Grulla, lo es para mí ― le respondió la joven a la peli verde― Él se dará cuenta de que soy lo que necesita y vendrá a mí por su cuenta, tan sólo debo de esperar ― dijo socarronamente con una sonrisa.

― Pues espera sentada porque ese día nunca llegará ― contraatacó la joven de baja estatura con una sonrisa traviesa por su burla. Después se retiró detrás de sus amigos sin esperar alguna respuesta de Mei Ling. La mencionada frunció el ceño con molestia.

Los cinco se dirigían a toda velocidad a la cafetería, llegaron en tiempo record azotando la puerta al abrirla entre los cuatro primeros en llegar. Todos los estudiantes viraron sus cabezas en dirección al estrepitoso sonido generado por los reconocidos Cinco Furiosos. Las caras de todos reflejaban muchos pensamientos y sentimientos; cierta parte del alumnado estaban un poco molestos por el susto que les pegaron al azotar las puertas, otros veían preocupados a los Cinco como si estuvieran en alguna clase de aprieto y el resto siguió con su atención a los alimentos y otras trivialidades, a ese punto ya consideraban normal… ciertas anormalidades.

― ¿Sucede algo? ― preguntó el alumno más cercano.

― ¡¿Dónde está?! ― le exclamó con tanta fuerza Tigresa que el joven retrocedió asustado.

― Lo que Tigresa quiso decir es; ¿Has visto a Po? ― dijo Víbora dulcemente para calmar al joven.

― E-eh… No ― dijo el adolescente de forma más tranquila.

― ¡Pero dijeron que estaba en la cafetería! ― alzó la voz varios decibeles la chica practicante del estilo del tigre.

En eso el celular de Grulla vibro rompiendo el ambiente, éste, un poco incómodo por ser el nuevo centro de atención, revisó su celular y descubrió un mensaje nuevo; era de Mei Ling. Al leerlo se quiso dar una palmada en la frente por lo escrito.

― Mei Ling dice que no la dejamos terminar ― dijo Grulla con la nueva información obtenida― Ella dice que está en la cafetería… pero en la de los de primer grado ― agregó un poco frustrado por no haberla escuchado adecuadamente.

Los otros cuatro amigos se sorprendieron ante la nueva revelación, si bien todos pensaron que lo lógico sería que Po estuviera en la cafetería de su correspondiente grado no justificaba el haberse apresurado a sus conclusiones.

― ¿Qué está haciendo ahí? ― dijo Mono muy intrigado, no es que sea contra las reglas que los demás grados estuvieran en la cafetería de otros cursantes de otros cursos, pero usualmente los círculos de amistad sólo se basaban en el grado correspondiente, salvo por unos escasos casos.

― ¿Eso importa? ― dijo Mantis a su mejor amigo― Sabemos dónde está ¡Vamos por ese tonto muy querido por respuestas! ― lanzó como un grito de batalla generando una nueva carrera encabezada por la líder del grupo.

La cafetería de los del primer curso estaba un poco apartada, pero los cinco, por su constante entrenamiento, poseían la velocidad y la resistencia para correr largas distancias en poco tiempo apenas sudando unas gotas de sudor. No pasaron ni cinco minutos cuando llegaron a su destino. Esta vez Tigresa abrió la puerta, pero sin azotarla, pero aún con prisa. Entró seguida de su fiel grupo y no tardaron en encontrar una cabeza albina que sobresalía del resto de estudiantes. También quedaron petrificados con lo que sus ojos veían.

Po reía y charlaba entusiasmadamente con un grupo de jóvenes femeninas de primer curso, eran un total de siete chicas que lo miraban como modelos hambrientas a una barra de chocolate en medio de una dieta extrema y Po… ¿Estaba haciendo exhibiendo los músculos de sus brazos?

― ¡¿Pero qué carajo?! ― dijo, para sorpresa de todos, Víbora con cierto tono de indignación.

― Pues creo que está coqueteando con una banda de chicas guapas ― contestó Mantis.

― ¡Sabes que no me refiero a eso! ― le espetó Víbora con rudeza.

― Pues se había tardado ― dijo de nuevo Mantis― Seguro descubrió que es atractivo y ahora usa su encanto para flirtear con las "nenas" ― dijo el peli platino con pocas ganas de seguir discutiendo algo que él consideraba obvio.

― M.A.N.T.I.S. ― le dijo Víbora apretando los dientes.

― ¿Qué? ― Víbora señalo lo más disimuladamente con su dedo a cierta dirección. Mantis siguió el dedo de su amiga y encontró el terror hecho carne y con cabello anaranjado― E-eh… ¿Tigresa? ― el miedo era palpable en su voz y recordando anteriores experiencias retrocedió tres pasos atrás― Todo-… ― un golpe en su estómago lo dejó en el suelo de rodillas tosiendo por la falta de oxígeno.

― ¡Tigresa! ― exclamó alarmada la chica de cabello verde por el acto agresivo de su amiga.

Tigresa no escuchó a su mejor amiga, empezó a avanzar a pasos rápidos y amenazantes. Su vista no se despegaba en la sonrisa petulante de Po, la sangre le hervía con cada paso que acortaba la distancia con el albino ¿Acaso sabe la angustia por la que la hizo pasar? ¿Lo mucho que se preocupó por él en esos cinco días? ¿Las noches que pasó en vela por pensar lo peor? Y ahora…

Cuando estuvo lo suficientemente cerca de Po, éste se dio cuenta de su presencia y volteó a verla con una sonrisa perlada con aquellos dientes blancos y rectos que tenía. La sonrisa se desvaneció en un instante por el poderoso revés que le propinó Tigresa justo en su mejilla izquierda, la fuerza fue tal que sonó en toda la cafetería e hizo que Po terminara en el suelo. El joven de ojos esmeralda tenía los ojos cerrados y su mano sobre el área golpeada en un intento de mitigar el dolor.

El sonido empezó a volver a los sentidos de Tigresa y pudo apreciar la enorme ola de cuchicheos que provocaban los estudiantes alarmados por tal escena.

― ¿Qué te pasa, loca? ― le espetó una de las acompañantes de Po, siendo la primera en saltar a socorrer al albino en el suelo.

― ¿Cuál es tu problema? ― le dijo otra que imitó a su compañera de curso.

― ¿Po, estás bien? ― dijo una tercera.

― Sí, descuiden…- dijo aún sonriente el joven agredido mirando a sus socorristas― Me han dado peores golpes… ― eso lo dijo en un tono bajo mirando a Tigresa con un brillo extraño en sus ojos. Eso inquietó un poco a Tigresa.

― ¡¿Dónde has estado?! ― exigió la chica de ojos ámbar recuperando su enojo.

― ¡No porque seas la presidenta significa que puedas…! ―

― ¡No te metas! ― le gritó Tigresa haciendo que la pobre chica se encogiera en su sitio por la imponente voz de la peli naranja.

― No deberías gritar tanto ― dijo Po poniéndose de pie y parándose justo frente a la joven― Sé que deseas respuestas, y estoy dispuesto a dártelas… ― Po miró de reojo a su alrededor y vio que era el foco de atención― Creo que llamamos mucho la atención ¿No crees? ― las palabras de Po eran ciertas, los ojos de Tigresa se movieron junto con un fugaz diagnóstico de la situación.

― Vamos… ― gruñó Tigresa tomando del antebrazo a Po y jalándolo hacia la salida.

― Por cierto… ― de un veloz movimiento Po tomó la muñeca de Tigresa de manera delicada y se liberó del agarre ― El próximo golpe no será gratis…- susurró de tal manera que nadie más que Tigresa escuchó las amenazantes palabras del albino, el cual siguió caminando solo a la salida.

Tigresa se quedó pasmada unos segundos ¿Acaso Po la amenazó? Involuntariamente frunció el ceño y apretó los puños clavando sus uñas en su palma con fuerza. Más le valía que tuviera una buena excusa.

Los otros cuatro presenciaron toda la escena en silencio, sintiéndose excluidos por completo de la escena observaron cómo Po iba hacia ellos con las manos en los bolsillos y con una sonrisa enrojecida por el tremendo golpe que le propinó Tigresa, pero lo que más los inquietó fue la mirada de Po, o más bien sus ojos, sonreía, pero sus verdes y brillantes ojos esmeraldas no. Detrás de él iba su líder y amiga con una mirada que revelaba que no estaba contenta.

Al llegar con ellos Po siguió de pasó esperando que lo siguieran a la salida. Tigresa les hizo una seña con la cabeza para que lo hicieran y así los seis se fueron a un sitio menos concurrido donde poder hablar. Po los guio hasta la salida y siguió hasta llegar una serie de bancas a la sombra de varios árboles de durazno sin florecer, un lugar bastante calmado y sin ninguna mirada curiosa a la vista.

― Muy bien, explícate ― dijo Tigresa de brazos cruzados.

― Tienes que ser más específica ― dijo de manera inocente el albino con una mirada de confusión en su rostro. Tigresa estaba a punto de volver a atacarlo, pero Víbora se interpuso en su avance.

― Sabes a lo que Tigresa se refiere ― dijo Víbora en tono autoritario― ¿Dónde estuviste estos cinco días? ― interrogó la joven de mechón rosa a su amigo. Po guardó silencio.

― …Arreglaba unos asuntos con un amigo lejano ― dijo finalmente el albino después de un rato.

― ¿Un amigo tan lejano que tuviste que tomar un avión para verlo? ― ahora fue Mono quien interrogó al albino.

―… Sí, hace mucho que no lo veía y necesitaba aclaraciones sobre… cosas… ―

― ¿Tan importantes como para no decirle nada a nadie de tu paradero? ― dijo ahora Grulla dando un paso al frente― Todos estábamos preocupados por ti… Po, pensamos lo peor ― dijo angustiado el joven de cabello negro poniendo su mano en el hombro de Po― Somos tus amigos, es obvio que siempre desearemos saber de tu bienestar ― dijo con una sonrisa el practicante del estilo de la grulla.

― … Ahora estoy bien ― dijo a secas al mismo tiempo que se quitaba la mano de Grulla de su hombro― Estoy aquí ¿No? ― embozó una sonrisa amable a su amigo y luego al resto― Con ustedes… ― dijo cálidamente.

― Po… ¿Seguro que estás bien? ― dijo Mono con cierto escozor detrás de su cuello. Algo no encajaba bien.

― Mejor que nunca ― alegó el albino con suma alegría.

Los Cinco intercambiaron miradas entre ellos de reojo. Algo en las palabras de Po no cuadraban… además, se veía… distinto. Tigresa iba a decir algo, pero su celular sonó tono de llamada. Al revisar el aparato vio el nombre de su padre escrito en la pantalla.

― ¿Maestro? ― contestó Tigresa― ... Lo siento, papá ― corrigió ella, sin duda el maestro Shifu se lo pidió desde el otro lado de la línea ― … Entiendo, sí, iremos en seguida, adiós… papá… ― dijo algo incómoda de decirlo por teléfono, ella colgó y guardó su celular en su bolsillo de la sudadera. En ese instante reparó en que ni siquiera traía puesto el uniforme― El director desea vernos en su oficina lo más pronto posible ― declaró la joven a sus amigos.

― ¿Tan rápido se enteró del madrazo* que le diste a Po en la cafetería? ― preguntó Mono con cierto aire de inquietud.

― No me dijo el porqué, sólo dijo que nos quiere ver a los seis en su oficina ― contestó Tigresa a su grupo, después miró a Po― A los seis… ― le dijo a Po que parecía listo para irse a escondidas.

― ¿Debo de ir? ― preguntó el joven con desgano y… ¿fastidio?, los Cinco arquearon la ceja por las palabras de Po― Bueno… es el director, no nos podemos negar ― dijo con una sonrisa ladeada empezando la marcha― ¿No vienen? ― dijo Po a los Cinco volteando a mirarlos para después seguir el camino a la dirección.

Los Cinco siguieron a Po cuando el dio el quinto paso de su partida, mantuvieron la distancia con él en todo momento.

― Soy yo o Po está… ¿Raro? ― dijo Grulla al resto de sus compañeros.

― Él es raro, Grulla ― puntualizó Mantis, aunque él también sentía eso que su amigo notaba.

― Sí, pero no es su raro habitual… ― volvió a decir Grulla con la preocupación aún impresa en su voz― Po nunca… nunca me provocó… ― el joven de cabello negro no encontraba las palabras exactas para describir las sensaciones que Po le manifestaba en su interior.

― … ¿Temor? ― dijo Mono sintiendo lo mismo que Grulla.

Los Cinco Furiosos quedaron perplejos ante las palabras de Mono. ¿Temer? ¿A Po?... eso era absurdo, era de Po de quien hablaban, él era la encarnación de la bondad, la alegría y posiblemente de las boberías tiernas del mundo… entonces porqué hablaban a espaldas de él y en susurros…

― Ahora que lo noto… si veo algo diferente en él… ― admitió Mantis observando la espalda de su amigo― Se peinó el cabello ― dijo de manera experta el joven de cabello platino.

― ¿Cómo puedes notar eso? Yo no veo nada ― dijo Grulla entrecerrando los ojos tratando de ver el cabello de su amigo.

― Grulla, sí se peinó… ― dijo Víbora corroborando las palabras de Mantis.

― Pero trató de que no se notara demasiado… ― agregó Mantis.

― ¿Ya notaron que está… fajado? ― dijo Mono señalando la camisa blanca de Po que efectivamente estaba fajada.

Ese eres un dato que todos sabían de Po, le molestaba fajarse la ropa. Siempre decía que si la ropa fuera hecha para estar dentro de los pantalones entonces todos deberían usar mamelucos.

― Tal vez decidió cambiar un poco su imagen ― dijo Mono sin entender ese gusto por su mejor amigo y Víbora por la imagen personal.

― Ese es el meollo del asunto… a Po nunca antes le importo eso y, aunque me de asco admitirlo, tiene su encanto natural, pero hoy se ve… ―

― Forzado… ― declaró Tigresa terminando la frase por su amigo de cabello platino.

Sin darse cuenta su plática se alargó tanto que llegaron al edificio donde se encontraba el director. Po se recargó en la pared adyacente con los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre su pecho. Miraba a los Cinco atentamente con esa sonrisa tan… espeluznante, incluso cuando parecía sincera. Tigresa fue a la puerta y tocó tres veces. Todo bajo la atenta mirada esmeralda de Po.

― Pasen ― dijo una voz al otro lado de la puerta, sin duda debía de tratarse del asistente y sirviente de Shifu. Los cinco pasaron uno seguido del otro, el último en entrar fue Po― El director Shifu los está esperando ― les notificó el asistente a los estudiantes mientras regresaba su atención a la computadora, luego levantó su mirada de golpe― ¡Oh, qué alegría verlo de nuevo, joven Po! ― dijo contengo Peng de ver al albino.

― Hola ― saludó con un movimiento de cabeza el albino.

― Me alegro que estés de vuelta, el director Shifu ha estado muy preocupado y-… ―

― ¿Podemos verlo ya? ― lo interrumpió el joven de ojos esmeralda, las palabras de Po dejaron mudo al asistente y boquiabiertos a los Cinco― … No queremos hacer esperar al director, seguro está muy ocupado y no quiero que se enfade contigo ― añadió Po casi al instante.

― Oh… ¡Muchas gracias! Eres muy considerado ― dijo Peng con una sonrisa.

― Siempre pensando en ti ― dijo Po disparando con su dedo imaginando que es una pistola.

― Jejeje… ― rio tontamente el asistente.

Po fue el primero en caminar a la puerta con la placa dorada con el nombre del maestro Shifu grabado en ella. Fue Tigresa la única que escuchó el susurro casi inaudible que dijo el albino; "Que fastidio". Tigresa juraría por lo que fuera que fue eso lo que escuchó. No pudo decir o hacer nada porque Po abrió la puerta.

― ¿No vienen? ― dijo Po a los Cinco que seguían de pie junto a Peng.

Los adolescentes entraron a la oficina de Shifu, este los esperaba ya de pie y con una sonrisa en su rostro, Tigresa supo que aún no sabía del incidente de la cafetería.

― Maestro… ―

― Papá…― le corrigió el maestro de kunf fu― Estamos en confianza ― dijo mirando al resto de los amigos de Tigresa.

― ¿Yo puedo decirle papá? ― bromeó Mono con una sonrisa socarrona.

― Sólo si quieres una doble sesión de entrenamiento en el recorrido completo de la sala de entrenamiento ― dijo con una sonrisa malévola y juguetona al chico de cabello castaño.

― Mejor no ― respondió al instante el joven con ambas manos arriba como si fuera asaltado por alguien.

― Bien… ¿Qué me querías decir, Tigresa? ―

― Ataqué a Po en la cafetería ― Shifu parpadeó varias veces para procesar las palabras de su hija, creyendo que la edad ya le afectó el oído y empezaba a escuchar cosas locas. La mirada de Tigresa le indicó que sí oyó bien.

― Eso… eso es inaceptable, Tigresa ― dijo con cierto pesar― Pero…

― No, padre ― Tigresa lo detuvo de intentar perdonarla― Debo tener una corrección por mis actos ― antes de que Shifu pudiera volver a hablar, Tigresa siguió con su monólogo― No por mí, por la escuela y que no se tolerará actos de agresión entre los estudiantes, más cuando pasado mañana será el evento deportivo entre escuelas ― Tigresa se puso firme en su puesto y con una mirada determinada ― Un castigo ejemplar que advierta a los alborotadores que la escuela no será indulgente… con nadie ―

Shifu pareció meditar con aflicción las palabras de su hija adoptiva, le dolía pensar en castigar a su propia familia, pero sabía que ella tenía razón y eso lo llenaba de orgullo. La expulsión sería demasiado siendo la primera infracción de Tigresa, además de que la idea lo mareaba horrendamente. Las reglas escolares decían que la violencia entre estudiantes y maestros era imperdonable y ameritaba la expulsión inmediata y si las otras escuelas se enterraran que la escuela El Palacio de Jade era indulgente con familiares…

― Podrían prohibirle participar en el evento ― dijo Po rompiendo el silencio de la oficina― No tendrán que expulsarla y servirá como aviso a los demás participantes su destino en caso de violencia en los eventos ―

― Esa… esa en una buena idea ― admitió Shifu con cierto alivio mezclado con desilusión de no ver a su hija participar en tan importante ocasión única, pero era mejor que la expulsión― Gracias por la sugerencia, Po. Es grato tenerte entre nosotros de vuelta ―

― Un placer ― dijo con una sonrisa.

―Bueno, volviendo al asunto de su llamado… ―

― No era por el incidente de Tigresa― interrumpió Mantis con duda.

― No, de eso me acaba de informar ella hace unos instantes ― contestó Shifu la duda del joven de cabello platino― Iba a pedirles un favor ―

― No es enfrentar a otro loco súper fuerte ¿Verdad? ― dijo Mono a modo de broma.

Todos los presentes lo fulminaron con la mirada. Demasiado pronto para bromear con ello. Mono se hizo más pequeño en su sitio intimidado por las miradas de sus compañeros.

―… Como les decía, necesito que se encarguen de esto ― Shifu camina atrás de su escritorio y saca un objeto rectangular oculto por una tela de seda verde ― Les presento el Espejo del Ying y el Yang ― dijo al mismo tiempo que descubría el objeto/premio, los seis jóvenes quedaron impresionados por la belleza de este ― Necesitaba que lo guardaran por mi ― dijo Shifu dejándolo recargado en su escritorio.

― ¿Por qué nosotros? ― preguntó Grulla temiendo que significara algo.

― … Porque temo que alguien lo robe ― admitió Shifu. Los Cinco abrieron sus ojos como platos.

― Pero… ¿Quién haría eso? ― dijo Víbora espantada con la idea― No creo que haya nadie tan… ―

― Me temo que la escuela El Palacio de Granate ya lo ha intentado ― la declaración de Shifu dejó a todos los jóvenes petrificados ― Fue hace tanto tiempo… cuando mi generación participó y ganó, algunos alumnos de la escuela El palacio de Granate… no se lo tomaron muy bien y durante la celebración de la noche se colaron a las oficinas y trataron de sustituirlo con uno falso y llevarse el verdadero a su escuela ― todos veían estaban sumadamente atentos a las palabras de Shifu y el relato de la historia― Por suerte yo y unos amigos… ― algo extraño pasó en esa última palabra, fue como si Shifu recordara algo que no quisiera recordar― Los detuvimos y si bien consiguieron escapar juraron que un día lo recuperarían a toda costa ―

― Qué le hace creer que lo harán de nuevo después de casi… veinte… ¿Treinta años después?... – dijo Mono no muy seguro de la edad de Shifu.

― Porque esta mañana fui a ver el Espejo para despolvorearlo y descubrí que alguien forzó la cerradura y se lo llevaron ― aquella declaración alarmó a los jóvenes estudiantes.

― ¿Y cómo es que tiene el Espejo del?… ¡No! No diré un nombre tan ridículamente largo ― declaró Mantis― En serio ¿A quién demonios se le ocurren esos nombres? Las Mil Escaleras Sagradas, El Durazno de la Sabiduría Celestial… ¡Una Santa Flojera Infinita ha de ser escribirlos! Así que llamémoslo sólo "El Espejo" ― propuso el joven de ojos del mismo color que su cabello.

― Ok… ― dijeron todos al unísono.

― Bien… ahora, cómo es que tiene El Espejo si se lo robaron ― dijo Mantis sospechando lo que se avecinaba.

― El que se robaron era falso ― aclaró el director de la escuela― El verdadero lo tenía escondido desde hace tiempo ― Shifu guardó silencio unos momentos, meditando si decirles lo siguiente o no― Desde el incidente del Diploma del Dragón decidí esconder todos los objetos valiosos de la escuela y remplazarlos con falsificaciones. Eso incluye… El Espejo ― dijo Shifu aceptando que el nombre era ridículamente largo como dijo Mantis.

― ¿Por qué tanto secretismo? ― preguntó Víbora.

― Porque hay cosas en esta escuela que son sumamente valiosas, tan sólo el espejo vale un pequeña fortuna ― explicó Shifu.

― ¿De cuánto hablamos? ― preguntó Mono, no creyendo que fuera para tanto.

― Unos dos millones ― dijo Shifu.

― ¿De yenes? ― preguntó Mantis impresionado por el valor de tan simple objeto.

―… De dólares ― si todos estuvieran tragando agua la escupirían de la impresión.

― ¿En serio? ¡¿Qué le pasa a esta escuela?! ― gritó Mantis exasperado― Olvídenlo, llamemos a la policía y cerremos este asunto ―

― No… ― Tigresa habló por primera vez en un buen tiempo― Sí la policía viene se cancelará el evento por investigación y… ―

― ¡Maldita sea, no de nuevo! ― exclamó molesto Mantis interrumpiendo a Tigresa― Esta es la parte donde debemos encargarnos de todo nosotros ¿Verdad? ―

― Me temo que sí, Mantis ― dijo Tigresa, aceptando que Mantis se enojara.

― Sabes que somos sólo una bola de adolescentes que saben kung fu ¿Verdad? ― dijo Mantis de forma seria.

― Sí… ¿Me seguirás todavía? ― le preguntó al joven de cabello anaranjado a su amigo. Mantis sonrió con humor.

― Hasta el final, mi temeraria líder ― declaró y juró el joven a su amiga.

En ese momento los Cinco Furiosos hicieron un círculo entre ellos con las manos en el centro, no hubo palabras entre ellos, sólo miradas de confianza que decían lo que sus corazones decían. Una sexta mano se puso encima de la de ellos.

― ¿Estoy dentro, oh…? ― dijo risueñamente el albino.

― Tú siempre serás bienvenido ― dijo Mantis de forma apurada ― ¿Qué? Es mejor tenerlo de nuestro lado por si las cosas se ponen serias ― dijo Mantis ante la mirada de sus amigos.

― Sin duda la ayuda de Po será indispensable para esto ― agregó Shifu acercándose a sus alumnos― No me imagino porque no podría ayudar, son amigos ¿No? ―

― Sí, lo somos ― dijo Tigresa por el resto de los Cinco, con a sin raros presentimientos, necesitarían la ayuda de Po. Más con las competencias encima.

Así los Cinco Furiosos y El Guerrero Dragón se encargarían de ganar El Espejo para la escuela y al mismo tiempo protegerlo de cualquiera que quisiera llevárselo.

Se dice que cada momento importante en la vida de cualquier persona ocurre en la escuela. Las amistades, las fiestas y la más hermosa de todas las experiencias es el mágico primer amor. Son muchos los afortunados e incontables jóvenes que experimentan eso del primer enamoramiento de sus vidas… y son pocos los que duran, porque el amor es como las estaciones; cambiantes y pasajeras, unas más recordadas y esperadas que otras. Porque el cambio es parte de la vida, es parte de crecer. Nada es perpetuo y todo está destinado a cambiar con las estaciones… y el amor se encuentra incluido dentro de ese cambio. Porque incluso el amor está atado a las estaciones y destinado a cambiar. Y así como da paso al amor… también da paso al odio.

Jejejejee espero les haya gustado y que si llegaste hasta aquí significa que aún eres uno de mis lectores… o un curioso que se topó con esta reliquia jajajajaja. Espero que les haya gustado y que sigan disfrutando de esta historia como yo lo hice. Me despido con un fuerte: NOS LEEMOS LUEGO!

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Y ESTE AUN NO HA ACABDO ;)