**Este es un fic YAOI, es decir, chicoxchico, sí no te gusta este genero pues no lo leas o no hagas comentarios malos. Esto es sólo para entretener a los fans de está pareja y pues para divertirme.**

No soy muy buena para escribir fanfics, pero tenía tantas ganas de hacer un JeanEren, no tienen idea. :'D Realmente la idea se me vino así de repente y pues dije ¿por qué no? Y así fue como nació este fic. uwu Todavía falta mucho, este apenas está empezando, así que todavía no tiene la acción que todos esperamos en un fanfiction. x'DD Pero les juro que en el próximo ya habrá más acción y habrá mas momentos en que estén juntos Jean y Eren.

Espero y me perdonen sí ven algún error por ahí, es que escribo rápido y pues luego se me van las palabras aunque lo lea mil veces, heheh. ;v;

Bueno, disfrútenlo!

Era una tarde muy cálida y hermosa, el cielo tenía unos tonos rosados, anaranjados y amarillejos, era impresionante la manera en que esos colores se mezclaban en el cielo, era algo muy lindo de observar. Por eso Eren Jaeger, un niño de 12 años de edad, disfrutaba ver ese atardecer cada vez que tenía la oportunidad, junto con su hermana adoptiva.

A él le encantaba todas esas clases de cosas, acerca de la naturaleza los animales, etc. Y el siempre había querido ir a uno de esos campamentos de veranos en un tipo bosque, sólo que por su edad todavía no lo tenía permitido, ya que antes era muy pequeño para ir sólo y claro que el no quería tener ninguna compañía, quería aprender nuevas cosas y no depender de su hermana o su mamá todo el tiempo.

Eren asistía a una de los colegios más caros de la ciudad donde vivía, ahí asistían toda clase de ricos, millonarios, gente importante y de alta sociedad. Ya que su padre era el médico más famoso de esa pequeña ciudad, la familia Jaeger era muy adinerada y con mucho poder. No había persona que no los conociera.

-Eren, aquí está tu cena, no olvides cepillarte los dientes después de acabar y luego irte a dormir. Porque un pajarito me dijo que ayer te dormiste tarde.- dijo Carla mientras terminaba su cena, que enseguida miró a Eren con cara desafiante, ¡a ella nadie la desobedecía! –Ya lo sé, mamá. No me lo tienes que repetir todos los días, ¿sabes? Y ese pájaro es muy tonto, yo me dormí temprano ayer.- al terminar le dio un sorbo a su leche con chocolate, un poco molesto, porque obviamente ya sabía quién lo había delatado. –No deberías mentir, te crecerá la nariz igual que la de Pinocho.- una chica de facciones orientales, un cabello negro y liso y unos ojos honestos le advertía mientras tomaba un bocado de su pastel de tres leches. –¡Mikasa!- Eren miró enfadado a su hermana y luego ella le regresó la mirada.

-Hablando de otro tema, Eren. Terminando el ciclo escolar, es decir, en verano, empezarás a ir al campamento de verano que tanto querías ir.- sonríe y le soba la cabeza. -¡Woah! ¿Enserio? ¡Esto es realmente emocionante, no puedo esperar!- saltando de emoción y con ojos de ilusión. -Es este fin, ¿no? ¡Este fin terminan las clases!- -Si, pero no te exaltes demasiado, y termina tu cena, ya.- su mamá le ordenó.

–Mamá, Eren no sabe cuidarse sólo.- Mikasa miró a Eren con algo de lástima, ella quería a toda costa cuidar de su hermano. –Ya hemos hablado de esto varias veces, debes de dejar a Eren cuidar de sí mismo, o sí no nunca podrá madurar.- dejó escapar unas risitas después de decir esas palabras. –Tsk, no da risa, mamá.- Eren se levantó de la mesa y después se sacudió la ropa. –Con permiso.- enseguida en que Eren dejó la habitación las sirvientas de la familia recogieron sus respectivos platos de la cena.

Eren se dirigió a su habitación algo molesto porque su mamá y su hermana no lo tomaban enserio, ¿qué creían que era? ¿un bebé? Abrió la puerta de su habitación y se recostó en su cama mirando al techo, luego dejo salir un suspiro. –Ya quiero que sea fin de semana…- se levantó de su cama y empezó a acomodar sus libros de estudios en su mochila, mañana tenía que asistir a la escuela, y eso que tenía mucha pereza.

Unas horas después Eren estaba completamente dormido, parecía como sí nada en el mundo lo pudiera despertar. Él soñaba en una pradera, con leones, jirafas, elefantes, cebras, así como en África, el anhelaba ir a África con todo su ser. En su sueño el estaba corriendo por toda la pradera, charlando con los animales, alimentándolos, y mucha más diversión, pero ese sueño no duró mucho, ya que un sonido muy molesto lo interrumpió, la famosa alarma había sonado porque ya era hora de ir a la escuela.

Eren adormilado apagó la alarma, se levantó y se fue a tomar una ducha, después de regresar se puso cuidadosamente su uniforme y tomó sus cosas para bajar por las escaleras y luego a la cocina a desayunar su cereal. Al terminar de desayunar sonó la bocina del autobús, y corrió afuera como un rayo, despidiéndose de su hermana y madre, porque el autobús era capaz de dejarlo.

Mikasa no iba en la misma escuela que Eren, ya que su mamá prefirió que ella asistiera a una de puras mujeres. A Mikasa no le importaba, de hecho ahí tenía muchas amigas y estaba contenta. –Ya me voy. Adiós, mamá.- tomando sus cosas se despidió de su mamá y se retiró. Su colegio estaba muy cerca de su casa, así que ella sin ninguna preocupación se iba caminando. Después de unos minutos de caminar, por fin llegó a su escuela, saludó a sus profesores y se dirigió a su salón.

Regresando con Eren, cuando se subió al autobús no había ningún asiento libre, así que decidió ir parado, pero un misterioso chico ahí se paró de su asiento y fue directamente hacía él. –Oye, sí quieres puedes sentarte conmigo, hay un espacio libre hasta atrás.- miró hacía otro lado algo avergonzado, no estaba acostumbrado a hablar con personas, ni mucho menos sí no los conocía bien. –Vale.- se dirigieron los dos a sus asientos y no se dirigieron ni una palabra hasta llegar a la escuela.

–Mi nombre es Eren, mucho gusto. Y gracias por dejarme sentar a lado tuyo en el autobús.- Eren sonrió y le dio la mano como signo de una nueva amistad, el chico sólo lo miró y le contestó el apretón de mano. –El mío es Jean, espero que seamos buenos amigos.- Jean se rascó la nuca y se fue directo a su salón de clases, seguido por Eren, aunque ellos dos no estaban en la misma clase, pero en el recreo se podían ver.

A Eren le agradó mucho Jean, y quería conocerlo mejor y ser su amigo, así que en la hora del receso vio que se sentaba con unos chicos, uno pelón y de estatura baja, otro con unas pecas muy asaltantes y unos ojos avellana muy bonitos, así que decidió dirigirse a su mesa. –¡Hola!- sonriendo los volteó a mirar a todos. Jean lo miró. - ¿Y tú qué, cejotas?- Jean dijo en tono burlón. -¡J-Jean! El sólo trataba de ser amable.- el chico de pecas regañó a Jean. Y Eren lo miraba con odio. –Nada, cara de caballo.- después de decir eso Eren se dio la vuelta y se iba con sus demás amigos.

Mientras que Jean se quedó en shock. Pero de repente se levantó y golpeó a Eren, él se lo regresó y comenzó una pelea, todos gritaban ''¡Pelea, Pelea!'' hasta que una maestra llegó y les pidió retirarse inmediatamente a la oficina del director. Ya estando ahí se sentaron en las sillas de espera evitando el contacto visual y muy enojados uno con el otro. –Todo fue tu culpa, idiota.- Eren dijo mientras se sobaba las mejillas por los golpes que había recibido. –Cállate.- Jean le respondió de manera violenta.

El director los regañó y les pidió que limpiaran el baño hasta el fin de semana. Ellos obviamente no tenían otra opción y aceptaron, preferían eso a que hablaran con sus padres o una suspensión.

Después de todos esos días de sufrimiento limpiando los baños, por fin el fin de semana llegó. Eren ya tenía todo listo para el campamento, ropa, cosas que un campista necesitaría y todo lo que le indicaron en la lista que le enviaron. –Eren, ¿ya estás listo? Ya casi es hora de irnos.- Su mamá le avisaba desde el primer piso. –Si, mamá. Sólo me faltan unas cosas y ya.-

Mikasa entró a su habitación y se sentó en su cama. –Suerte, espero que puedas cuidarte sólo y no tengas ninguna pelea con algún chico.- Mikasa preocupada miró hacía abajo. –Ni que me fuera a la guerra, estaré perfectamente bien.- dijo despreocupadamente empacando lo último que necesitaba en su maleta. Bajando las escaleras con su maleta se despedía de su hermana y su mamá. –Adiós mamá, adiós Mikasa, nos veremos hasta el próximo mes.- Eren sonrió y salió de la casa. –¡Ten cuidado!- su mamá preocupada le gritó.

-Hola, papá.- Eren dijo mientras se subía al coche de su padre, listo para ir al campamento que tanto deseaba ir. –Hola, hijo. ¿Ya no se te olvida nada?- preguntó su papá encendiendo el coche. –No, nada.- entonces su papá arrancó el coche y se fueron, dirigiéndose hacía su destino.

-Estoy muy emocionado, ya quiero ver qué clase de personas irán, qué haré, sí me divertiré, hacer las actividades todo. Sólo espero que la suerte y el destino no me den la espalda.-