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Capítulo uno.
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James Sirius Potter evitó la maldición con un grito de furia, las lágrimas se sentían arder en su cara y la suciedad se impregnaba en él como una segunda piel, a su alrededor todo parecía arder y el polvo que se había vuelto una fría y oscura neblina a su alrededor provocó que el siguiente hechizo le llegara por sorpresa dándole en el brazo izquierdo, justo encima de su codo, fue como si un cuchillo largo y filoso hiciera un lento recorrido mancillando su piel, dañándola por siempre.
¿Iba morir? Pensó cuando se tomó el brazo y aun con la varita en alto esperó el siguiente mortal ataque. Jamás había pensado realmente en la muerte, no porque no hubiese estado cerca de esta, sino más bien porque siempre había sabido que regresaría a casa en donde su madre le regalaría una sonrisa y su padre con ojos preocupados le daría las buenas noches.
Sin embargo, en ese momento con el calor del fuego quemando su piel y con su propia sangre haciendo un largo recorrido hasta el suelo, supo que las probabilidades de sobrevivir era muy pocas, casi inexistentes, estaba atrapado y herido, morir en aquel lugar parecía lo más probable.
¿Qué harían su padre y su madre cuando se enteraran? Seguramente no lo soportarían y aquello era lo que más temía, ambos eran fuertes pero habían luchado toda su vida y James era prácticamente lo único bueno que tenían, la luz que habían necesitado para jamás rendirse, ¿qué harían ahora? Estarían solos y la guerra continuaría sin que ellos pudiesen salir de su depresión.
No es que se creyese importante, no es que deseara aquellas reacciones, pero sabía que cuando se tenía tanto sufrimiento en la vida y a lo largo de esta familiares y amigos habían caído poco a poco, perder al único hijo que tenían, a aquel por quien se habían desvivido y cuidado, sería un golpe demasiado fuerte.
Un hechizo pasó por sobre su cabeza y él tosió con fuerza sintiendo que sus pulmones quemaban, era ya muy tarde para escapar o rogar por ayuda. Y a pesar de todo, James se obligó a tranquilizarse, rendirse a pesar de todo no era una opción, jamás lo había sido y si tenía que morir en aquel lugar al menos lo haría llevándose a algunos cuantos mortifagos con él.
Porque James Sirius Potter sería digno hijo de su padre y de su madre.
Así que tomando aire con fuerza se obligó a hacer a un lado el dolor punzante de su mano y achicar los ojos por detrás de sus lentes, una sola oportunidad James, se dijo, calculando el tiempo de reacción de los mortifagos y sin más, comenzó a lanzar maldiciones mágicas.
Su contrincante (o contrincantes) tardó en reaccionar y cuando al fin sucedió, los hechizos volaron sobre sus cabezas confundiéndose unos con otros. Sólo bastaron unos cuantos segundos para que la neblina comenzara a expandirse y James pudiese ver todo con más claridad, de repente había comenzado a hacer mucho viento aunque la luna llena se mantuvo intacta, dándole una luz natural y clara al lugar.
Fue de esa manera, mientras lanzaba hechizos sin razón aparente, en el que por fin la vio. No era él o ellos, sino ella. Su cabello estaba más largo que lo habitual y su figura parecía haberse alargado y adelgazado pero James la conocería en cualquier lugar, ambos después de todo habían convivido prácticamente toda su vida juntos.
¿Cuánto había rogado qué no fuese cierto? ¿Cuánto tiempo había estado consolando a su familia? Había creído estúpidamente que aún se podía tratar de una equivocación, que todo era un ardid de los mortifagos porque era imposible que ella hubiese cambiado de bando, dándole la espalda a su familia y optando a su vez por una marca oscura.
"Los tiempos oscuros hacen sacar lo peor de cada uno de nosotros" había dicho ella alguna vez y James no había hecho más que reírse, sin embargo ella había acertado, la mayor prueba se encontraba frente a él, en la misma persona que alguna vez había jugado y reído a su lado y que ahora no mostraba más que una sonrisa sínica.
Lo había reconocido también pero no parecía arrepentida, ni siquiera herida o sorprendida, aún mantenía su varita en posición de combate.
—Esto es una sorpresa Jim—dijo sin necesidad de gritar, el fuego aun no terminaba por extinguirse, pero el silencio después de la catástrofe ya se había hecho presente.
—Lo mismo puedo decir—susurró reteniendo el aliento, ella sonrió de medio lado dejando entrever su perfecta dentadura.
Hacía años que los mortifagos habían dejado de usar mascara, no la necesitaban cuando su identidad no corría ningún peligro, estaban en la cima y por ello eran capaces de hacer lo que quisieran sin rendir cuentas a nadie más que a Voldemort.
—¿Cómo está la familia?—cuestionó burlona y sínica, James sintió la furia corroer su interior, en su tono bromista y burlón se adivinaba lo poco que le interesaba. —Vamos, contéstame quiero saberlo, nos reunimos después de tanto tiempo y tú quieres mantenerme al margen.
James escupió a la tierra.
—No hay mucho que contar—ella asintió despacio.
—Nadie vendrá a salvarte—advirtió, ya no sonreía más, su mirada se había tornado fría y calculadora, James era su presa y estaba totalmente a su merced.
—Ya lo sé—se alzó de hombros, —esto terminará aquí, supongo—ella asintió.
—Voy a ganar ganar, ni siquiera deberías esforzarte.
—Lo intentaré, yo soy el que perderá más—los ojos de ella se perdieron hasta el pequeño charco de sangre en donde él estaba parado, no pudo evitar arrugar el ceño antes de componerse y asentir.
—Ambos sabíamos que terminarlos así, nos debemos mucho—James negó, por alguna razón ninguno había sido capaz de lanzar el primer hechizo.
—Tú y yo no nos debemos nada, eres mi prima y todo lo que pasó antes no tiene nada que ver con el ahora.
—Hace mucho que tú y yo dejamos de ser primos—James le dio la razón con una mueca.
—Fue en el momento en el que yo decidí venir a salvar a personas inocentes e indefensas y tú decidiste venir a atacarlos, como una vil mortifaga—Los ojos de ella se achicaron y su cara se contorsiono en una mueca, James se sintió orgulloso de haberla herido de alguna forma.
—Puedes sentirte orgulloso, al final del día yo soy la que podré irme y tú serás el que muera en este horrible lugar—después sonrió de medio lado, — saluda a todos por allá, Merlín sabe que los Weasley y los Potter han perdido muchos miembros, —James dejo salir el aire con fuerza.
—¿Por qué?—ella lució confusa.
—¿Qué?
—No lo entiendo, ¿en qué te fallamos para que decidieras formar parte del grupo de personas culpables de todo nuestro sufrimiento y perdidas?
—No seas estúpido—rugió la mujer, dando un paso hacia adelante, —no se trata de lo que me hicieron, simplemente soy inteligente y pude darme cuenta a tiempo quien es el bando perdedor.
Aquello caló hondo dentro de James, ella tenía razón por supuesto, sus bajas eran muchas en comparación, además ellos eran los que tenían que vivir refugiados y al mismo tiempo estar listos para luchar en cualquier momento.
Pero ella siempre había sido la persona más dulce y humana que había conocido jamás, solitaria sí que era y a veces incluso muy astuta, pero cruel o despida jamás lo había sido.
—Adiós James… ¡Crucio!— él no tuvo tiempo de defenderse, el hechizo fue totalmente sorpresivo y terminó cayendo al piso presa del terrible dolor.
Cuando el dolor terminó, todo pareció volverse negro hasta que jadeando se obligó a concentrarse, ella no jugaba y aquello era aún más horrible, estaba dispuesta a matarle allí mismo y olvidar todo lo que antes había sido.
—¡Crucio!—esta vez pudo evitar la maldición rodando hacia un lado, y haciendo su mayor esfuerzo se obligó a levantarse, su cuerpo parecía no querer soportarlo más y el dolor hacia que su vista se nublara, pero darle carta blanca para asesinarlo no era un opción.
—¡Bombarda máxima!—vociferó, ella convocó un escudo antes de moverse casi tropezando, después observó burlona a James.
—¿ya te diste cuenta que no vamos a jugar?—cuestionó al evadir un hechizo cortante del muchacho, él achicó los ojos tratando de buscarle una debilidad pero fue imposible, ella era como un ser impenetrable mientras él estaba totalmente vulnerable.
Ambos se lanzaron alguno que otro hechizo más, suficiente como para que él se sintiera desfallecer y ella jadeara un poco, su mejilla tenía un profundo corte pero no parecía grave cuando sus ojos lo buscaron y su sonrisa se ensancho.
James lo supo siquiera antes de que lo dijera y al mismo tiempo levanto su varita.
—¡Crucio!—gritaron al mismo tiempo, ambas maldiciones imperdonables chocaron al encontrarse y comenzaron a luchar contra sí tratando de ganar terreno. James apretó los dientes, no había mucha oportunidad, por supuesto que no, así que sostuvo con fuerza la varita y con su brazo herido tomó de un jalón la cadena que traía puesta.
Una Snitch hecha de oro fino y magia, que revoloteo unos segundos en el aire antes de descansar en su mano, dentro de ella había una foto vieja y desgastada, en esta estaban sus padres y él siendo aún más niño. Tenerla en su mano lo hacía sentir valiente y especial.
—Lo siento papá—susurró apretando los ojos, el hechizo de ella tomaba cada vez más partido—de verdad que sí.
La Snitch fuertemente sujeta en su mano, revoloteó un poquito antes de volver a quedar inerte; había sido un regalo de su padre cuando él había cumplido los diez años y desde aquel momento era parte de sí.
"Esto siempre te recordara que tienes un hogar James, tal vez ya no sea físico pero siempre existirá" le había dicho y él así lo había sentido.
—Un hogar—susurró a la nada, —llévame a mi hogar.
Su varita salió volando en aquel instante y el hechizo de ella impactó en su ser haciéndolo caer al piso, pero el dolor apenas lo tocó. Ahora el aire parecía haberse acabado y con desespero trató de llevar aire a sus pulmones, ¿sería otro ardid de ella?
Pero entonces, una luz plateada había comenzado a rodearlo y la magia se había comenzado a sentir en cada poro de su piel, de repente sintió que no necesitaba respirar, aquella magia se sentía poderosa, única.
El halo blanco que lo rodeaba adquirió un matiz nebuloso y se sintió volar, aquello era tan extraño, tan irreal.
—¡James!—lo último que vio antes desaparecer fue el cabello pelirrojo de Rose, quien aún herida por su antigua batalla se había acercado, él no pudo evitar sonreír.
"Que pese en tu conciencia Rose" susurró antes de perderse en un mundo onírico parecido a algún mar, con su lenta y acompasada marea.
*"""*
Lily Luna Potter suspiró cansina y aburrida comenzó a barajear su viejo juego de cartas sobre la mesa, hacia horas que estaba sola en su casa y aquello comenzaba a hastiarle de verdad. No porque no le gustara la soledad, Merlín que a veces rogaba por un segundo de paz, pero estaba de vacaciones y estas no podían ser más aburridas.
Eran las primeras vacaciones en las que a su término, regresaría totalmente sola a Hogwarts, y se refería a sin sus hermanos, James cual aventurero hacia año y medio que había comenzado a recorrer el mundo en busca de algo que se volviese su vocación para trabajar, su padre estaba de acuerdo con él pero Lily sinceramente creía que James lo que quería era disfrutar sus años locos antes de regresar y formar parte de la tienda de bromas de su tío o tratar de ingresar a algún equipo de Quidditch profesional.
Anteriormente se hubiese sentido feliz de no tener su molesta presencia, pero ya hacía tiempo que no sabía de él y aunque le doliera admitirlo, bien que lo extrañaba, aunque fuese solo para pelear, con James uno nunca de aburría.
Después estaba Albus, quien apenas había salido de Hogwarts y con sus excelentes calificaciones se había ganado una beca para formar parte de los jóvenes intelectuales magos del mundo mágico, aquellos que investigaban acerca de enfermedades incurables, hechizos extraños o sucesos que aun para los magos eran fuera de lo común.
Estos magos después se convertían en inefables, algo que Albus ansiaba con ganas y por lo que estaba luchando, pero que para Lily había significado verlo escasas veces en lo que llevaban de vacaciones, siempre ocupado, siempre con una sonrisa de oreja a oreja, siempre con tantos misterios tras de sí.
Lily no dudaba que fuese a alcanzar todo lo que se proponía y que de alguna manera hiciese lo mismo que James, ósea viajar por el mundo pero a su propia manera, llena de intelecto y misterios que resolver.
Sus dos hermanos pues, estaban haciendo su propio y común camino independiente y sus padres, ambos tan acostumbrados a su vida diaria sin niños, habían decidido que aquel día era perfecto para volar en escoba. En otro momento Lily los hubiera acompañado pero en aquella ocasión aunque sus padres no lo habían dicho, ella sabía que esperaban pasar tiempo juntos porque últimamente ambos se habían inmerso en su trabajo hasta el punto en donde verse solo había sido posible en la noche.
Esperaba sin embargo, que las cosas mejoraran. Aquel aburrido día era el primero de vacaciones de sus padres y Hugo la visitaría en una semana cuando llegara de sus vacaciones familiares, entonces ambos harían algo divertido y también podría aprovechar lo que faltaba de sus vacaciones para estar con su familia.
Además…
Su línea de pensamiento fue cortada cuando un gran estrepito hizo retumbar la cómoda casa, era aún temprano pero por un momento Lily sintió que se había oscurecido todo.
La situación era tan inusual que ella terminó por buscar su varita entre los cojines del sillón, cuando por fin la encontró respiró con fuerza, el estrepito y la falta de luz había venido acompañada con una extraña magia, sensación que la hizo estremecerse.
Como aquellas veces que había ido a donde Olivander y un cosquilleo en la nuca la embargaba, aquello era mil veces peor.
Cuando la luz volvió a inundar el lugar un silencio hueco se hizo presente, Lily respiró con fuerza y su mano tembló un poco.
No debía ser nada malo, todo parecía bien aunque muy dentro de sí sabía que no era así.
Caminó entonces evitando la revista inerte en la alfombrilla que minutos antes había sido su canalizador de furia, el estruendo parecía haber venido del patio trasero. ¿Era mejor llamar a su padre o alguno de sus tíos? Sabía por experiencia que algo se sentía inusual pero también estaba consiente que dentro de su casa era casi imposible que alguien pudiese infiltrarse y ya ni se diga hacer daño, su padre y su madre se habían encargado de hacerla tan segura como para confiarse en dejar sola a la menor de sus hijos.
Con ese pensamiento se encaminó hasta la puerta de vidrio que conectaba hacia el patio y sin abrirla observó el lugar, todo hubiese pasado por normal sino fuese porque un bulto grande y extraño yacía inerte justo frente a sí.
Un grito salió de su boca y su varita se apretó aún más fuerte en su mano, después se obligó a respirar con fuerza, no era ninguna cobarde, podía defenderse sola si era necesario hacerlo.
Espero sin embargo cualquier reacción del inerte cuerpo, pero está no llego y cerciorándose desde la distancia que el pecho bajaba y subía de forma acompasada, abrió con cuidado la puerta, la varita se asió en su mano en posición defensiva.
La sangre y el polvo cubrían cada parte del cuerpo, era imposible saber una identidad así, pero de lo que Lily estuvo segura era de que se encontraba seriamente lastimado.
¿Alguna vez había visto a alguien con heridas de guerra? La respuesta era un rotundo no, pero la visión de aquel pobre hombre que parecía luchar por respirar terminó por horrorizarla.
—¿Señor?—murmuró acercándose, el buen corazón de la muchacha no le permitía dejarlo a su suerte o correr por ayuda, él parecía a punto de morir; sin embargo no obtuvo respuesta.
Lily medito sus opciones, podría dejarlo allí mientras iba por ayuda pero aquella idea poco le gustaba, la segunda opción era levitarlo hasta dentro de la casa, usar el botiquín que su madre siempre había tenido preparado por James y posteriormente contactarse con su padre.
No lo pensó más, levantó su varita y murmurando el hechizo comenzó a levitarlo hasta el interior de la casa siendo especialmente cuidadosa con la puerta y los objetos de decoración con lo que él pudiera lastimarse.
Cuando llegó a la sala lo acomodó en el sillón que antes ella había ocupado sin preocuparse que lo manchara de sangre y mordiéndose el labio corrió hacia la cocina, en el estante superior estaba el pequeño botiquín agrandado por dentro con magia.
Cuando regresó y abrió el botiquín sobre la mesita ratona volvió a morderse el labio, ¿por dónde empezar? Su madre obviamente sabría mejor qué hacer, pero no estaba allí, así que terminó por sacar un pequeño frasquito con una poción color arenoso y algunas gasas mágicas. Después se acercó al cuerpo y observándolo una última vez con atención, se sorprendió que las gafas aún se mantuvieran acomodadas en su cara y que parecieran totalmente bien, era mucho más joven de lo que había supuesto, eso era obvio.
Aquello comenzaba salirse de sus manos, todo estaba tan raro, la llegada del muchacho y su aspecto no presagiaba nada bueno así que le quitó las gafas y dejo la poción a un lado, después se encamino hacia una pequeña mesa en donde minutos atrás había aventado el viejo espejo.
Lo tomó entonces con sus manos y su propio reflejo la observó; lucia pálida, sus pecas se traslucían en sus mejillas y sus ojos estaban totalmente abiertos, pero se obligó a respirar con fuerza.
—Papá—susurró despacio, nada pasó así que volvió a respirar antes de llamar de nuevo a su padre, sólo bastaron unos segundos para que su pálido reflejo fuera cambiado por el rostro familiar de su progenitor. Sin poderlo evitar se sintió mucho mejor.
—¿Ahora que sucede Li…?—Harry no terminó su oración, había por fin observado el aspecto de su hija y lucía una mueca claramente preocupada. —¿Qué sucede hija?—ella se removió incomoda.
—Yo…—batalló con sus propias palabras antes de asentir para sí misma, no era ninguna cobarde, no dejaría que la situación la dominase, —apareció alguien hace rato, él… él parece haber salido de alguna fuerte riña, luce muy mal papá y yo no sé qué hacer y…
— Espera—la cortó su padre—¿alguien que no conoces se infiltro en la casa Lils?—su voz sonó tan preocupada que Lily se sintió culpable.
—Está completamente fuera de combate—aclaró—apenas puede respirar, necesito que vengan aquí papá, temo que él muera—Harry se alejó un poco del espejo y pareció gritar algo que Lily no entendió, después volvió su rostro al espejo.
—Escúchame con atención cariño, quiero que tengas tu varita en todo momento y te apresures a encerrarte dentro de tu cuarto, ya vamos para allá.
La pelirroja sintió que el aire la abandonaba, su padre lucia realmente preocupado.
—él está realmente mal papá, parece que se bañó en sangre, no puedo dejarle solo—aclaró antes de cortar la comunicación, se enfrentaría a serios problemas pero simplemente no podía dar la espalda a aquel ser.
Después volvió a dejar el espejo a un lado y se acercó hasta el joven, entonces se arrodillo y con una mueca de concentración puso algo de aquella pócima en una gaza, después comenzó a pasarlo por todas las heridas visibles de la cara.
—Tienes tanta sangre—murmuró despacio—¿de dónde viene tanta?—susurró aun concentrada en una herida encima de la ceja, no sabía por dónde empezar pero fue hábil en su trabajo y rápidamente terminó las heridas principales de la cara, después su vista viajo a sus brazos, traía una camisa de manga corta, algo que facilitó su tarea.
Sin embargo algo llamó su atención, su mano izquierda se encontraba en un puño completamente cerrado y por una hendidura se adivinaba algo dorado. Curiosa tomó sus dedos entumecidos, con cuidado empezó a abrir el puño hasta que fue capaz de observar aquello que el joven parecía haber protegido tanto.
Se trataba de una cadena de oro y aunque estaba algo machada de sangre. Lily pudo apreciar lo bonita que era, con pequeñas piedras grises incrustadas a su alrededor que daban forma a un Snitche. Curiosa entonces tomó la cadena ya sin ningún esfuerzo y la sostuvo sobre sus ojos.
Su escrutinio se vio interrumpido cuando el joven comenzó a quejarse levemente, ella saltó sobre su lugar y la cadena terminó por apretarse en su mano, sin embargo el joven no dio muestras de abrir los ojos y Lily por fin fue capaz de observar el horrible corte de su mano.
Horrorizada tomó de nuevo otra gaza y se guardó la cadena en uno de sus bolsillos, después comenzó a pasarla lentamente por el brazo. La sangre había dejado de salir pero Lily intuía que continuaría, así que se apresuró a tomar un trapo del botiquín y hacer su mejor esfuerzo en un torniquete hecho a presión.
Frunciendo el ceño aplicó su fuerza e hizo un nudo en el brazo, después comenzó aplicar pócima arenosa, el joven soltó otro quejido pero ella no hizo gran caso, concentrada como estaba en su labor.
—¿Mamá?—aquello hizo que la muchacha saltará sobre su lugar, el joven había abierto un poco los ojos y trataba de enfocar a Lily, ella se apresuró a levantarse y sonreírle manteniendo una sencilla distancia.
—Soy Lily—se presentó aun sonriendo.
Pero la presentación no duro más. La puerta principal se abrió con un sonoro portazo y Harry Potter entro luciendo realmente fatigoso, a su lado Ginny lucia parecida. El joven aun achicando los ojos, pareció reconocer algo en sus padres porque sonrió un poco y volvió a desmayarse al instante.
En seguida Ginny se acercó a ella, tratando desesperadamente de ver que estuviera bien, Harry por otro lado observó al muchacho con la varita alzada.
—Él no está armado—susurró despacio justo en el momento en el que Ginny terminaba de revisarla y la dejaba por fin libre, Harry la observó un momento antes de acercarse y apretarla en sus brazos.
—No vuelvas a desobedecerme así Lily—vociferó aun apretándola contra sí, ella se separó despacio.
—yo estoy bien papá, es él quien necesita ayuda—susurró, pero su madre ya se había acercado y con la varita había comenzado a revisarlo, Harry la observó una última vez antes de asentir a Ginny.
Lo último que vio Lily antes de que su padre la sacara de la sala y la enviara a su cuarto fue que su madre se dirigía a la chimenea.
:***"
—Eres sorprendente Lilú—la pelirroja que llevaba horas, recostada sobre su cama sin hacer más que suspirar, levantó levemente la cabeza y observó a Albus. Lucia diferente, tal vez un poco más delgado, aunque su cabello estaba igual de desordenado y la barba de algunos días le daba un toque casi rebelde.
Hacía mucho tiempo que Albus no la llamaba Lilú, ni mucho menos le sonreía de aquella manera, como cuando aún ambos eran niños y confabulaban para hacer alguna broma a James.
—Uno pensaría que serías la única de esta familia alejada de los problemas—continuó acercándose, ella lo observó con una ceja alzada.
—¿Así que ya te enteraste de todo?—no permitió que le contestara. —¿Cómo esta él?—su hermano se mordió el labio ligeramente.
—Estable, Poppy fue capaz de parar la hemorragia aunque estaba bastante satisfecha con tu previo trabajo—le regaló una sonrisa—, él ahora está en la habitación de invitados, se pondrá bien pero le han inducido al sueño, cuando despierte ya estará mucho mejor—la pelirroja asintió.
—Él parecía tan joven y tan lastimado, ¿Qué crees que le haya pasado Al?—su hermano se mordió ligeramente el labio, claramente nervioso, después observó la puerta cerrada y se acercó un poquito más a su hermana, lo suficiente como para poder susurrarle sin problemas.
—No creo que sea correcto decirte, papá me previno sobre qué era lo que podías saber y que era lo que no—entonces se removió incomodo, —pero yo creo que lo más conveniente es mantenerte informada, ya no eres una niña.
Lily se sintió terriblemente agradecida, Albus siempre había sido su hermano favorito, no sólo porque con él era mucho más fácil convivir y tratar, sino porque a diferencia de James que aún seguía viéndola como un pequeña niña de escaso intelecto, Albus la trataba como algo cercano a una igual, le contaba cosas y confiaba en su capacidad mental y física.
—¿Qué pasó?—cuestionó invitándole a hablar, él tragó en seco.
—Logré verlo después de que mamá y Popy lo higienizaran y…—se detuvo sin saber cómo continuar. —No solo es alguien muy joven, sino también cuenta con un gran parecido, infinitamente idéntico con… con James—Lily perdió el color en el acto.
—¿A qué te refieres con un parecido idéntico?
—A que es James—dijo parco—simplemente así, hay algunas diferencias, él luce algo más delgado y obviamente magullado, pero es él….
—Quieres decir que James… ¿James es él, alguien lo hirió a tal magnitud?—cuestionó levantándose, preparada a ir tras su hermano, Albus la tomó del brazo antes de que siquiera caminará un paso.
—Papá se comunicó con James mediante el espejo; nuestro hermano está en algún lugar de América disfrutando de la vida, no es la persona que está abajo—después se pasó una mano por la frente. —No es nuestro James, —Lily le observó curiosa.
—¿Quién es entonces?
—No lo sabemos, no al menos hasta que despierte y eso no sucederá hasta mañana, tal vez.
—Pero…—La pelirroja se mordió el labio terriblemente nerviosa—¿Quién lo atacó a tal magnitud?—Albus no contestó, frunció ligeramente las cejas tan parecidas a su padre y después se levantó aun tomando por el hombro, ambos entonces comenzaron a caminar hacia la puerta.
—Ya te lo dije Lilú, nadie lo sabe—dijo cuando ambos comenzaron a caminar por el corredor, su voz se había vuelto pausada y lenta, claramente no quería que nadie escuchara—heridas como las que él tiene no son ya comunes aquí—entonces suspiró despacio.— Por ahora no digas nada. Papá te quiere interrogar, déjalo hacer, di todo lo que tengas que decir y alega ignorancia, cena con nosotros y acata todas las medidas de restricción que te imponga—Lily frunció levemente los labios, casi haciendo un puchero y se detuvo cuando ambos habían comenzado a bajar las escaleras.
—¿A qué te refieres con medidas de restricción?—Albus lucio ligeramente crispado y al instante la soltó.
—Él, quien quiera que sea, se quedará aquí hasta que papá pueda interrogarlo, obviamente nadie sabe qué tan peligroso puede llegar a ser así que lo más seguro es que papá te envié a la madriguera, con la abuela.
—¡Yo no pienso irme de aquí, Albus!—el aludido la fulminó con la mirada.
—No te digo que vaya a hacer eso, la habitación en donde él esta se encuentra muy bien resguardada, no puede salir por ningún medio mágico o muggle, pero de todos modos papá es un poco paranoico, ya lo sabes.
—Creo que eso es quedarse corto Al—su hermano sonrió antes de volverla a tomar por el hombro, en seguida ambos retomaron su camino bajando con lentitud las escaleras.
Lily se sentía hecha un embrollo, ¿Qué le había pasado a aquel joven tan herido y lastimado? Parecía estar tan mal, exageradamente mal que era obvio que había estado cerca de la muerte, alguien le había lastimado hasta casi terminar con él.
Cuando terminaron de bajar las escaleras Albus la encaminó hacia la sala, en ella se encontraban sus padres, ambos sentados en el sillón antes ocupado por el extraño joven, no había nadie más, era obvio que Poppy ya había abandonado el lugar y el extraño suceso no se había alertado a nadie más de la familia o del ministerio.
—¿Ya has revisado la zona?—cuestionó Albus observando a su padre, su agarré sobre Lily se aflojó.
—Totalmente—contestó levantándose—pero necesito tu ayuda Al, hay un rastro de magia difícilmente común en el patio trasero—su mirada entonces se dirigió a su hija y sus ojos verdes parecieron suavizarse—¿Dónde fue donde lo encontraste Lily?
—En el patio trasero, puedo enseñarles el lugar si quieren—no espero a que asintieran, soltó a Albus y caminó hacia el patio, en seguida supo que la seguían. —Fue aquí—susurró al salir y acercarse a un lugar sin nada de especial, sólo pasto.
—A mí me parece totalmente normal—susurró Albus, pero caminó hasta hincarse sobre el lugar y con la varita cortar un poco de pasto que después puso en una bolsita transparente, su padre se acercó.
—Pues no es normal, ¿no lo sientes Al? Ocurre que hay un rastro de magia inestable, volátil, alrededor de este lugar—su hijo se levantó para encararle.
—¿Hay algún hechizo para poder hacer ese rastro visible?—Harry asintió y Lily terminó por hacerse a un lado y acercarse a su madre quien la abrazó por los hombros.
—Vamos adentro Lils, Harry y Albus estarán ocupados—ella no tuvo que decirlo dos veces, ambas pelirrojas caminaron hacia dentro de la casa y después se dirigieron a la cocina en donde Ginny calentó agua y después sirvió un poco de té, ambas se sentaron en la mesa sin decir nada por largos minutos.
—¿Cómo está él, mamá?—la aludida se estremeció y Lily no pudo evitar arrugar el ceño, era obvio que la apariencia del desconocido había puesto a su madre al borde de la histeria aun sabiendo que su hijo en realidad no era él, el parecido tendría que haber hecho que los nervios de su madre se crisparan.
—Estable—susurró despacio, después la observó con una sonrisa—, Harry no te lo dirá, pero ambos estamos muy orgullosos por la forma en la que actuaste.
—Era lo que tenía que hacer, él estaba muy herido—Ginny asintió.
—Lo sé…
—¿Saben quién es mamá?
—No—dijo segura—no tiene nada que lo identifique, ni siquiera trae varita.
—Traía lentes cuando apareció, yo se los quite.
—¿Lentes?—cuestionó su madre, claramente sin entender, pero Lily no esperó a explicárselo, se levantó y corrió hacia la sala, cuando volvió sostenía las gafas rectanguladas que su madre tomó con la vista fija y la piel pálida.
—Yo pensé… creí que tú los habías dejado allí—Lily negó al instante, era bien conocido para todos que la pelirroja gustaba de hacerse con los lentes de James y fingir después ignorancia, al final sus padres siempre terminaban comprándole unos nuevos y Lily añadía un par nuevo a su colección.
Ella no necesitaba de lentes, él único que había salido con la horrible vista de Harry había sido James así que Lily siempre había sabido como castigarlo cuando él le hacía alguna broma. En aquella casa era muy normal ver lentes en cualquier lugar, en especial porque cuando Lily se aburría y jugaba a ponérselos, terminaba mareada y los lentes perdidos en algún lugar de la casa.
—No son míos o de James en dado caso, él los traía puestos—Ginny los observó aún más pálida, después suspiró con fuerza y dejo los lentes a un lado.
—¿Cómo sucedió Lily?—ella se removió incomoda.
—No lo sé, simplemente estaba sentada, se escuchó un estruendo, la luz se extinguió como si se hubiese vuelto de noche y después hubo aquel silencio inusual—se detuvo para tomar algo de té, después suspiró con fuerza—sabía que algo andaba mal, lo sentía.
—¿Cómo qué lo sentías?—Lily observó a su padre entrar a la cocina, parecía cansado.
—No lo sé—susurró acercándose a él, después lo abrazó con fuerza—simplemente fue así, como una sensación, como magia—Harry suspiró con fuerza y la apretó contra sí.
—Albus se quedó afuera tomando muestras—dijo separándose de su hija—¿Qué vamos a hacer Ginny?—su madre le regaló una sonrisa, después observó las inertes gafas.
—Lily se quedará aquí, no correrá ningún peligro y creo que entre menos personas sepan esto por ahora es mucho mejor, llevarla a casa de mamá hará de esto algo de conocimiento social—Harry sonrió.
—En eso tienes razón—después observó a su hija—Albus se quedará aquí pequeña, puedes acudir a cualquiera de nosotros si algo va mal—Lily asintió.
—Está bien papá—Harry entonces suspiró con fuerza.
—Será mejor que regresé—después besó el cabello de su hija y caminó hasta su mujer para darle un beso en la mejilla, entonces se dio la vuelta y volvió a dejarlas solas.
—¿Crees que pueda verlo cuando se despierte mamá?
—No creo que sea muy probable Lily—la pelirroja frunció el ceño.
—Pero te aseguraras de darle sus gafas, ¿verdad? Él las necesita, creo que su vista es muy mala—su madre asintió.
—No te preocupes.
Sin embargo, Lily lo hizo. Estaba realmente preocupada por el joven y lo peor era que no podía siquiera verlo. Lo estaban tratando como un criminal y aunque estaba de acuerdo en tomar medidas de seguridad, creía que sus padres estaban exagerando.
Sin embargo se guardó sus opiniones, bien sabido era que ninguno de ellos había vivido la guerra, pero que sus padres, sus tíos y sus abuelos sí que habían estado inmersos en ella, parecía totalmente normal que temiesen de aquel forastero llegado de una manera tan inusual.
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¡Sí! De nuevo con otra historia, pero bueno que ya la tengo adelantada y En bandeja de oro, está a punto de terminarse, así que decidí ya subirla. Es un poco diferente, tiene otras parejas, es la nueva generación, así que no sé qué tal este, espero que igual me dejen sus opiniones en comentarios.
No sé cuántos capítulos tendrá, quizá poco más de diez, y bueno, que hay viajes a universos alternos y un poco de líos en el proceso, a Harry lo hice especialmente estricto aquí, pero se ablanda, lo prometo.
Cuídense mucho. Y recuerden, me gustaría mucho saber su opinión.
Nos vemos en el siguiente capítulo.
PD. Sólo para aclarar, para que después no haya reclamos. Las parejas seguras son Rose y Scorpius, James S y Alice Longbotton, Ginny y Harry, Ron y Hermione y Teddy y Victorie.
