Sherlock © BBC/Mark Gatiss & Steven Moffat, based in books of Sherlock Holmes

007: Skyfall©Ian Fleming, Sam Mendes, Michael G. Wilson, Barbara Broccoli, & others

Merlin©BBC, Julian Jones, Jake Michie, Johnny Capps, Julian Murphy & others

Aclaraciones: Las personalidades de los personajes pudieron haber sido algo modificadas para fines de este fic.

Advertencias: Spoilers de la serie, Incluye OC

Multipairing: Sherlock x John/ Johnlock. Mystrade. 00Q. Merthur.

Slash +18

Diálogos—

[Notas de Autor]

(notas del texto)

De antemano gracias por los reviews.

Brothers

Los hijos de Diane Holmes eran únicos, cada uno de ellos era especial a su manera, inteligentes, astutos, ágiles, gentiles, educados, todas esas cualidades las heredaron de su madre. Mycroft era el hermano mayor, hecho para ser hijo único. Sherlock era el segundo hermano, desde pequeño fue único. Quinn era el tercero, era un verdadero genio, hay quienes dicen que "las computadoras lo aman", y finalmente el hermano menor, el cuarto, Merlín, único en su clase.

Mycroft.

Blue. El hijo mayor de Diane Holmes nació para ser "hijo único", era un joven prodigio e influyente, sin embargo, años después su madre quedó embarazada, él sabía que ese niño que esperaba no era de su padre, era el bebé de otro hombre. Mycroft no odiaba a Sherlock, pero tampoco lo aceptaba completamente, no entendía porque debía compartir con un niño ajeno a su padre, a pesar de compartir la misma madre. Sherlock siempre fue Sherlock desde que era niño, el amor de sus padres o hermano no era algo que le interesará, era inquieto y audaz, Mycroft se comportaba cortes con él, a veces le hacía compañía, pero un día Sherlock se atrevió a hablar de un tema delicado frente a su hermano mayor.

Sherlock estaba jugando a Peter Pan, él era el capitán Garfio, el pequeño tenía una extraña obsesión por los piratas, en mitad de su juego, de pronto de su boca salió el siguiente estamento: —Hermano, quiero saber el nombre de mi padre—. Mycroft frunció el ceño aquella ocasión.

—Sherlock, conoces perfectamente el nombre de nuestro padre— indicó el mayor para distraerlo, pero Sherlock no era un niño cualquiera.

—Mentira Mycroft, conozco el nombre de tu padre, pero no el nombre de mi padre... ¿por qué mientes?— reprochó el menor saliendo de la habitación molesto.

Esa pequeña discusión fue la primera grieta en su relación, a partir de ese día, las cosas entre los dos hermanos mayores ha sido tensa. Han sido años en los cuáles Mycroft ha intentado proteger a sus hermanos menores, en especial a Sherlock, pero nada funcionó. Después de los hechos ocurridos con James Moriarty, Mycroft ha tratado de ser indulgente con su hermano menor, pero en algunas ocasiones él se aprovecha de la situación, justo como el día de hoy.

White. Un hermoso vestido gris era el traje para hoy, John no tenía gran estilo por la ropa pero adoraba vestir a su hija con vestidos hermosos que lucieran su belleza natural, como una dulce princesa. La honorable ocasión para vestir elegante era una visita a la casa de Mycroft Holmes, según Sherlock, su hermano mayor aceptó cuidar de Sherly mientras ellos salían por la tarde, lo más cercano a una cita entre los dos era visitar una escena del crimen o perseguir a un sospechoso, aunque ahora el azabache era más hogareño, de vez en cuando seguía resolviendo casos misteriosos alrededor de Londres. John no estaba feliz con la idea, pero su espíritu salvaje necesitaba salir de su interior para saborear la aventura, así que a pesar de seguir enfadado con Mycroft, pensó que el cuidar de su hija le daría algún punto bueno, y harían las paces finalmente.

Gray. Las personas en Londres están acostumbrados a tardes grises que son acompañadas con una lluvia ligera, es común que las gente siempre se acompañé con un paraguas, pero había uno en especial en toda la ciudad que atraía la atención de la pequeña Watson, ese era el paraguas de su tío Mycroft. El auto dónde viajaron juntos tenía vidrios polarizados, uno no podía ver nada a través de ellos, la dirección del hogar de Mycroft era privada, sólo personas de confianza tienen acceso a ella.

Sherly era una niña obediente, antes de partir su padre le pidió estrictamente portarse bien en casa de Mycroft, y obedecerlo en cualquier cosa. La niña sólo tenía permiso para visitar el comedor, el estudio y la cocina. El estudio era un hermoso sitio, lleno de libros y muebles elegantes, jarrones brillantes y pinturas de artistas famosos, como Vang Gogh.

Mycroft trabajó toda la tarde en su computadora personal, parecían asuntos importantes, entre tanto Sherly se entretuvo con un libro de ilustraciones de leyendas artúricas. Después de un rato, a la pequeña le dio hambre pero su tío Mycroft seguía ocupado con sus asuntos, Sherly se acercó un poco para observarlo mejor, lo único que vio en la pantalla fueron tres números: 0 (cero) 0 (cero) 7 (siete); Sherly no entendió mucho sobre lo que hablaban, así que decidió ir a buscar un bocadillo por su cuenta.

La niña desapareció del estudio, se dirigió directo a la cocina. La cocina era igual de espectacular que el resto de la casa, elegante y moderna pero con un toque conservador, Sherly escaneó con la mirada la habitación en esperanza de encontrar algo delicioso, entonces su nariz le ayudó… Postre de limón, su favorito. Los deliciosos trozos de postre estaban en un frasco grande escondido en la alacena pero desde cierto ángulo eran visibles y su aroma era único. En apariencia, Sherly era idéntica a su fallecida (y desconocida) madre, que a su vez tiene una remembranza a Sherlock, pero en su corazón era igual a su padre, intrépida y valiente, buscando la aventura.

Sherly comenzó a abrir cajones para usarlo cómo escalones, cuando se encontraba en lo más alto, estiro su brazo para alcanzar el frasco con su tesoro más preciado, pero entonces sitió cómo su cuerpo se desequilibró, la pequeña resbaló cayendo al suelo con mucho estruendo, la pequeña no pudo evitar con fuerza, además que quebró varios frascos. El ruido proveniente de la cocina finalmente distrajo a Mycroft de su trabajo, en realidad fueron segundos cuando se percató que la niña Watson no estaba en el estudio y que ella estaba gritando asustada, el mayor de los Holmes salió corriendo del estudio dejando abierta la comunicación con su último asunto.

Cuando Mycroft entró a la cocina encontró la escena del crimen, frascos rotos con el contenido derramándose por todas partes, los cajones caídos, huellas de zapatos por encima de los muebles, y la pequeña niña llorando, cubierta de suciedad y sangre por alguna herida. Sherly sentía mucho dolor, no dejaba de llorar, y Mycroft comenzó a asustarse, no tenía idea de cómo consolar a un menor o qué hacer para no hacerle más daño.

Lestrade estaba disfrutando de enorme taco mexicano, por alguna razón tuvo ganas de comer algo fuerte y delicioso, fue su mejor opción, apenas lo estaba saboreando cuando un mensaje llegó directo a su celular, en la pantalla del teléfono apareció la leyenda "desconocido", pero Lestrade sabía exactamente a quién pertenecía, el mensaje de texto era una orden. Emergencia –MH.

Sherly dejó de llorar cuando se sintió cansada, el dolor y el hambre no era una gran combinación, Mycroft se arrodilló junto a ella después de enviar un mensaje de texto, no quería admitirlo pero estaba perdido en el asunto del cuidado de los niños. Unos minutos más tarde, una persona apareció en la cocina, estaba cubierto de sudor.

—¿Cuál es la emergencia?—preguntó Lestrade recuperando el aliento, entonces se percató de la situación. —¿Sherly Watson?—exclamó sorprendido cuando miró a la niña en el suelo.

—Creo que resbaló al intentar alcanzar algo en la alacena—dijo Mycroft con voz neutral, pero sus manos estaban temblando.

—Correcto—respondió Lestrade posando una mano sobre el hombro de Mycroft. —Veamos, ¿qué tenemos aquí? —exclamó observando a Sherly, a decir verdad no estaba herida de gravedad, unos cuantos arañazos y algunos moretones por la caída, la sangre provenía de una cortada, tal vez se raspó con fuerza al caer. —Sherly, eres una niña grande… —exclamó Lestrade tomando a la niña en brazos, — asustaste mucho a tu tío Mycroft—agregó dirigiéndose al baño, la niña sonrió ante los halagos del Inspector.

Mycroft se dedicó a limpiar el desastre de la hija de John Watson, precisamente escogió ese día para darle el día libre al personal de limpieza, aunque ordenar era uno de sus hobbies. Lestrade salió del baño con una pequeña llena de banditas decoradas, su hermoso vestido gris se fue directo a la lavandería y fue reemplazado por una playera azul con la leyenda "Mad man with a blue box".

—Sherly, no tienes que decirle algo a Mycroft—señalo Lestrade cuando la pequeña se quedó rezagada.

—Lo siento, tío Mycroft—exclamo avergonzada, Mycroft sólo dejo ir un suspiro de alivio, estaba más calmado.

—Disculpa aceptada, pequeña dama—respondió Mycroft con una de sus típicas sonrisas. La niña sonrió.

Inspector Lestrade, ¿puedo tener un poco de postre de limón?—preguntó Sherly mirando primero al detective, luego al hombre de la sombrilla.

—Todos los que quiera—respondió Mycroft resolviendo la causa del desastre ocurrido en su cocina. Sherly se emocionó, su felicidad estaba completa.

Los dos adultos y la pequeña fueron al estudio nuevamente, ahí Sherly se sentó a comer unos cuantos postres de limón, realmente eran sus favoritos. Mycroft estaba más tranquilo observando a la niña Watson, Greg se sonrió.

—Increíble, hiciste que viniera hasta aquí porque estabas asustado—señaló el detective.

—No estaba asustado, … sólo algo nervioso, era demasiada sangre—aclaró Mycroft sin mirar a Lestrade a la cara, pero él pudo notar las orejas rojas de Mycroft.

—Mycroft, era mermelada… la herida que sangró no era tan grave—señaló Lestrade con una sonrisa, al ver que no obtuvo respuesta decidió hacer el primer movimiento, rodeó al hombre por detrás con sus enormes brazos.

El tierno momento del hermano mayor no duró lo suficiente, un ruido sordo volvió a interrumpir su tranquilidad esta vez fue el sonido de la puerta al abrirse de golpe, un hombre de traje negro la abrió de una sola patada, detrás de él estaba un joven. Lestrade dejó libre a Mycroft en el momento que se percató de los extraños, Sherly dejó caer un poco de postre de limón por la impresión.

—¡¿Qué haces aquí?!—reclamó Mycroft molesto, él se sentía tranquilo en brazos de Greg Lestrade y su estúpido subordinado vino a joder el asunto.

—La llamada… la dejaste abierta, escuché gritos y… —la explicación era simple pero el ambiente era tenso, al final el caballero se percató de la pequeña. —Lamento la molestia, dulce dama—dijo limpiando un poco de postre de limón del rostro de Sherly, ella sonrió.

—Lo siento, entre en pánico y…—declaró el joven hablando por primera vez, era un chico apuesto, cabello negro y suave, ojos hermosos ocultos bajo unas gafas.

—pftt hahaha Realmente son hermanos ustedes dos—se burló Lestrade más tranquilo, el hombre de traje mostró sus credenciales, y desde hace años conocía todos los hermanos Holmes, aunque sea una vez. Mycroft no dijo nada, ni siquiera cuestionó porque su subordinado estaba en casa de su hermano menor.

—Mira, Doctor Who—señaló Sherly al joven extraño con una sonrisa, él se tranquilizó, en realidad esas banditas y la playera eran suyas pero se veían bien en alguien tan adorable.

—¿Cuál es tu nombre, pequeña whovian?—preguntó el chico con gafas.

—Sherly Watson—respondió la dulce niña, el joven alzó una ceja… Watson, conocía ese apellido a la perfección.

—Señorita Watson, quisiera ver Doctor Who conmigo—declaró el muchacho azabache alzando la mano, ella aceptó la invitación.

El joven se acomodó en el estudio, con su propia computadora móvil comenzó a ver Doctor Who en línea, Sherly se acomodó en su regazo, en sus brazos aún tenía montones de postres de limón. Mycroft se encargó de regañar a su subordinado por su actitud altanera, y osada. Lestrade se unió a la fiesta whovian.

Horas más tarde después de una gran aventura, Sherlock dirigió a John hasta el hogar de Mycroft para recoger a la niña, ese no era el plan pero el detective consultor estaba tan emocionado de compartir la aventura con la pequeña Watson que decidió ir directamente por ella, John no creía que contarle a una niña de su edad ese tipo de cosas era saludable pero, detener a Sherlock cuando está emocionado, es casi imposible, incluso para él. La sonrisa enérgica desapareció en cuanto entró al estudio de Mycroft, John lo siguió de cerca y se encontró con una curiosa escena. Después de unos minutos, John estaba sentado junto a Lestrade tomando té servido por Mycroft, todo era tan pacifico, hasta que una vena se resaltó en la frente de John H. Watson.

—Mycroft, espero que exista una buena explicación de porque mi pequeña está cubierta de banditas de Doctor Who, vestida con una playera que dice: "Mad man with a blue box" y esté sentada en el regazo de un hombre desconocido y atascándose de postres de limón—declaró John después de dar un sorbo a su taza de té.

—Oh, John… la repuesta es tan clara—, Mycroft dio un enorme suspiró. —La computadora con el logo 007, uno de los subordinados de Mycroft, la mancha de mermelada en su traje, la mancha de sangre en la manga de Lestrade, y el hecho que mi hermano menor estuviera aquí… Mycroft escondió comida en la alacena, seguramente estaba ocupado en sus asuntos que no notó que Sherly estaba hambrienta, sabes que ella es buena encontrando postres de limón, así que se apañó para conseguirlos pero falló, seguramente cayó y se hirió, eso explica las manchas, Mycroft llamó a Lestrade por ayuda y mi hermano menor junto a ese hombre llegaron aquí después… seguro Mycroft dejó abierta la comunicación, y mi hermanito es algo nervioso—declaró Sherlock si ni siquiera tomar un respiro, John trató de seguir su historia, pero lo que era esclarecedor y claro para Sherlock Holmes para los demás no eran tan sencillo.

—¿Caída? ¿Lestrade? ¿Hermanito?—repitió John algo confundido.

—Ok Johny boy… mejor te explicó yo, —interrumpió Lestrade antes de que Sherlock hiciera algo estúpido, —es cierto, Sherly se cayó de la alacena, al parecer quería alcanzar los postres de limón, que efectivamente, estaban escondidos—dijo Lestrade recordando la primera explicación de Mycroft. —El caballero es un subordinado de Mycroft, alguien de alto rango y el muchacho con tu niña es el hermano menor de Sherlock—.

—Un placer, señor Watson—interrumpió el joven azabache de gafas. —Mi nombre es Quinn Holmes, soy el hermano menor de Sherlock y Mycroft—se presentó finalmente el muchacho.

Otro Holmes—dijo John con voz pesada, —¿cómo es que nunca escuché de ti?—exclamo el ex militar algo cansado.

—No había motivo —respondió Sherlock sin reparo. Quinn sonrió con tristeza.

—En realidad somos otros dos, nuestra madre se casó con nuestro padre—señaló Quinn haciendo resaltar la presencia de un cuarto hermano. John reflexionó sobre la nueva información, la relación familiar de los Holmes era extraña, en realidad no quería saber cómo eran las cenas navideñas. —Su hija es encantadora, creo que le agrade—dijo Quinn atrayendo la atención del padre. En ese momento apareció la pequeña, siguió los pasos de Quinn.

—Papá, no te enojes con tío Mycroft… él me cuido bien, fue mi culpa, no debí haberme salido sin decir nada o tratar de tomar algo que no era mío—admitió la pequeña con ojos tristes, John se calmó un poco.

—Ya no estoy enojado con Mycroft…—señalo John con una sonrisa, por alguna extraña razón Mycroft sintió los hombros más ligeros.

Sherly se despidió de sus nuevos amigos, hizo que padre le prometiera que los volvería a ver de nuevo. Sherlock no se quejó, en su lugar, concentró sus energías para relatarle a Sherly sobre su aventura, de una forma peculiar… Las aventuras de Basil de la calle Baker*. La pequeña familia volvió con una sonrisa a su apartamento en Baker Street 221B.

Su respiración era entrecortada, sus orejas estaban coloradas, su frente sudorosa, su cabello siempre perfecto estaba desordenado, sus ojos estaban cubiertos de lágrimas, sus largas piernas eran sujetas por unos fuertes brazos, generalmente Mycroft era mucho más orgulloso en la cama, pero hoy era adorable a los ojos de su novio.

Mycroft... ¿te duele mucho?—preguntó su amado tratando de no moverse, aunque era imposible. El mayor de los Holmes desvió la mirada, odiaba esa parte de él, siempre tan amable cuando en realidad es un bruto en la cama. —Oh, lo tengo… No tengo que ser tu hermano para deducir que estás feliz porque Johny boy te perdonó—dijo con una sonrisa. Mycroft enrojeció más… dio en el clavo.

Cállate Greg—lo regañó Mycroft.

Era verdad, el hermano mayor estaba más tranquilo porque si John lo perdonaba era un paso más para ser cercano a Sherlock, después de tantos años.

Sherlock.

Blue. La relación de Sherlock con sus hermanos era… difícil, sentía gran aversión a Mycroft desde su infancia, antes lo admiraba pero jamás le perdonó la mentira sobre su verdadero padre. La relación con sus otros dos hermanos era más complicada, no los odiaba, al contrario los quería mucho a su manera, pero no podía manejarlos, el tercer hermano Quinn era un espejo de Mycroft, algo que Sherlock no toleraba. El cuarto hermano era el más normal, era más parecido a John Watson, un hombre común.

Sherlock se acostumbró rápidamente a la presencia de John Watson, desde el primer día supo que se convertiría en algo importante en su cabeza, haber cuidado a Sherly desde que nació sólo afianzó sus lazos con el rubio, él estuvo sólo hasta que conoció a John.

White. John estaba tranquilo, a pesar de haber sido una alocado día, ahora estaba en su sofá favorito con sus personas favoritas viendo la televisión a petición de su hija, desde que salió la película de The Hobbit: Unexpected Journey quería verla todos los días. Sherly todavía estaba ataviada con esa playera de Doctor Who, Sherlock estaba en pijama, ambos acorrucados sobre John, él sonreía. Los hermanos Holmes era interesante.

Gray. Sherly estaba muy feliz, su estomago estaba repleto de postre de limón, hizo nuevos amigos, y su padre le permitió ver una vez más su película favorita basada en uno de sus libros favoritos pero lo mejor era que Basil le dedicó una nueva historia de aventuras, adoraba las historias de Basil, y adoraba a todos los hermanos Holmes que iba conociendo, todos eran divertidos a su modo, pero su favorito por mucho era Basil, el Sherlock de su papá y su Basil.

Quinn.

Blue. El tercer hermano Holmes sabía que había una gran diferencia entre él y sus hermanos mayores, desde pequeño entiendo que no sería fácil pero para su sorpresa, Mycroft se encariño de él de inmediato, quizá era la forma de corregir su error al tratar con Sherlock, por otro lado, la relación con Sherlock era algo complicada, desde que Quinn sólo tenía 7 años y el hermano de en medio intentó hacerle una lobotomía.

La relación con Sherlock se estrechó durante su fachada, la supuesta muerte del falso detective, gracias a las investigaciones interinas de Quinn lograron avanzar con la captura de Moran. Quinn era un chico inteligente, desde que era niño denotó una gran aprecio por la tecnología, era capaz de hackear cualquier máquina; a pesar de su joven edad era parte del proyecto de MI6.

Conocer a Sherly Watson acercó más a los dos hermanos, en especial porque la niña se encariño de él rápidamente desde el día del incidente en casa de Mycroft así que prometieron volver a encontrarse en el futuro. Quinn sabía todo sobre los Watson gracias a una minuciosa investigación, estaba agradecido con él joven doctor porque cuidaba de su hermano mayor.

White. John estaba sorprendido cuando Quinn se ofreció a cuidar de Sherly un fin de semana, la pequeña estaba realmente emocionada y Sherlock no se negó a dar el permiso. El día de la salida, Sherlock prometió hacer algo "normal" con John, salir a cenar como dos personas civilizadas, mientras el menor Holmes iría por su hija para una maratón de Doctor Who clásico.

Después de conocer a Mycroft, haber conocido a Quinn no era tan desastroso cómo John creyó, en realidad era un muchacho interesante aunque algo distante, no distraído o extraño cómo Sherlock, o aristocrático cómo su el mayor de los Holmes, era diferente, un distanciamiento natural, sin embargo con Sherly era un chico dulce y sonriente, ella lucía feliz ataviada en su hermoso vestido verde jade.

Blue. Sus mejillas estaban coloradas, y sentía mucho sueño pero no dijo nada porque su padre estaba emocionada con la salida hoy, así como Basil, además sentía entusiasmo por ir a casa de su nuevo amigo, Quinn. El menor de los Holmes vino a recogerla personalmente, ella estaba ataviada con uno de sus más bellos vestidos, uno color verde jade. Quinn saludó a la joven Watson con una sonrisa, ella respondió el gesto, con unas advertencias finales por parte de su padre, los dos partieron a la aventura.

Quinn tomo de la mano a Sherly, ella pudo sentir la temperatura del menor de los Holmes, su toque era frío, incluso más helado que la brisa que soplaba sobre su cara. Después de caminar un rato, tomaron un taxi para llegar al apartamento dónde vive el joven Holmes. La casa de Quinn era graciosa, estaba llena de cables, computadoras y cosas de Doctor Who, Sherly casi se desmaya cuando vio la réplica a tamaño natural de un Dalek, su enemigo favorito. La habitación era confortable, de cierto modo le recordaba el espacio personal de Basil en la calle Baker. El joven conocido cómo Q prometió para la pequeña una tarde de Doctor Who clásico. Sin embargo, al llegar a casa, detrás de todas esos cables había una persona que Sherly reconoció.

—¡Ah, Old Bad Wolf!—señaló la niña a un hombre de traje sentado en un sofá, él sonrió.

Oi, te he pedido que no entres aquí cuando no estoy… además, te dije específicamente que no te quería hoy aquí—dijo Q a modo de regaño, se acercó a él esquivando algunos discos duros del suelo, Sherly lo siguió de cerca.

—Hey, princesa… tus mejillas están coloradas, me siento halagado si es por mí —coqueteó el hombre con la pequeña, quién se quedó sorprendida, él coloco su mano sobre su rostro. —Ella tiene un poco de fiebre, Q—agregó con tono preocupado, Quinn miró de reojo a la pequeña, se avergonzó por no haberlo notado antes.

—Sherly, ¿te sientes enferma?—preguntó directamente Q estando a la altura de la niña, ella se sintió acorralada, tenía el mismo tono que Basil.

—Si… pero sólo poquito—contestó la niña, entonces el caballero del traje la levantó del suelo con un solo brazo y la llevó a la cama.

La cama de Q era grande, más ordenada que el resto del apartamento aunque no estaba tendida, cómo pudo James Bond, la visita inesperada del joven Holmes, colocó a la niña sobre el mueble y la cubrió con las cobijas.

—Quédate en cama hasta que tu padre vuelva por ti—ordenó Bond, no estaba enojado pero tenía el ceño fruncido y su frente tenía sudor. Sherly se acomodó en cama, e inmediatamente se quedó dormida.

Q comenzó a recoger la sala, hacía limpieza cuando se sentía ansioso, entonces notó una mancha oscura que no estaba ahí anteriormente, a pesar de ser desordenado él conocía perfectamente el caos a su alrededor, un don de familia. Quinn reconoció la misteriosa mancha cómo sangre, no era un experto pero conocía la textura, aquella sangre provenía del cuerpo de James Bond, el agente de MI6… 007. Quinn se acercó a 007, con cuidado de no herirlo levantó el saco oscuro para descubrir la sangre que cubría el costado de su camisa blanca, James sonrió al verse descubierto por el delgado muchacho.

—No es gracioso—reclamó Quinn cuando se percató que la herida no era grave pero si no era atendida perdería mucha sangre.

—Está bien, es un rasguño además la princesa necesita más tus cuidados que mi persona— exclamo James posando la vista hacia la habitación donde dormía la pequeña, entonces Quinn recordó el modo que el hombre cargó a la niña hasta la habitación.

—Llamaré a su padre—indicó Quinn algo molesto.

—No es necesario, esos dos se están divirtiendo… —dijo James con una sonrisa picara, —… una buena siesta y una excelente taza de té harán lo necesario para que se recuperé—añadió con un gesto más sereno.

Q estuvo de acuerdo con ese argumento, tan pronto atendió la herida de Bond se apresuró a prepara un poco de té de limón con miel. Bond, a los ojos de Quinn, era un lobo solitario, seductor, rudo y terco. Desde Skyfall, James Bond se encariñó con el joven Quartermaster, mucho le costó entrometerse en su vida hasta conocer su verdadero nombre, Quinn Holmes, su apellido lo hizo temblar un momento, si había un significado en M era Mycroft Holmes, el gobierno británico en persona. En perspectiva, el hermano mayor no era gran problema, en realidad el segundo hermano era quién representaba un verdadero obstáculo… Un sociópata de altamente funcional.

Distraído en sus pensamientos sobre el muchacho, se acercó con cuidado a él mientras servía el té en una taza azul, la tetera era alusiva a la T.A.R.D.I.S. , James rodeó la cintura de Quinn, hundió su rostro en el suave cabello, y acarició las manos frías del joven. Las manos de Quinn eran frías. El tacto de sus hermanos era diferente, Mycroft era frío pero con el tiempo se volvía cálido; Sherlock era tibio, pero era una sensación fugaz, un suave cosquilleo; su hermano menor, Merlín, era totalmente cálido, acogedor. Cuando eran pequeños, Quinn siempre se tomaba de las manos con su hermanito sólo para sentir un poco de calidez. El tercer Holmes perdió esa manía cuando creció aunque seguía amando a su hermano le costaba demostrarlo, ellos son totalmente distintos. Las manos de Quinn estaban frías, vacías, entonces conoció a ese hombre... El muchacho se dejó consentir, a pesar de todos los defectos de Bond, adoraba la calidez de ese hombre, empezaba por el tacto de sus dedos para después recorrer toda su piel.

El dulce momento entre ellos fue interrumpido por un golpe seco que provenía de la sala, fue acompañado de un grito ahogado, alguien había entrado al apartamento y tropezó con alguna de la chatarra de Q regada por el suelo. Los dos caballeros se apresuraron a recibir al invitado sorpresa.

—¿Merlín?— exclamó Quinn al ver a un apuesto muchacho en el suelo.

—Hola, Q —saludó el joven con una sonrisa despreocupada. —James—dijo a modo de saludó cuando finalmente se puso de pie, el hombre sonrió.

—¿Qué haces aquí?—pregunto Q secamente, aunque estaba feliz de ver a su hermano menor.

—Problemas técnicos y mucha tarea por parte de la Universidad—indico Merlín sacando su laptop, pero al abrirla la pantalla estaba estrellada debido a la caída.

—Tranquilo… Te prestaré a mi bebé—dijo Quinn con una sonrisa, esa máquina era su favorita, además reparar la computadora de su hermano era tarea fácil.

—¡Mi héroe! —gritó Merlín emocionado, besó la mejilla de su hermano y se dirigió al cuarto de Quinn.

—No seas escandaloso… — regañó Quinn al recordar que la pequeña Watson dormía en su cama.

—Oh…—escuchó suspirar a Merlín cuando entendió la razón del regaño. —¿Quién es ella? —preguntó a James que entró después de él, se acomodo sobre la desordenada cama.

—Sherly Watson-Holmes —señaló James con una sonrisa, —es hija del "genio"—agregó recordando el rostro de Sherlock aquella noche en casa de Mycroft.

No es su hija… —corrigió Quinn, —ella es hija de su… compañero—indicó Sherlock algo incómodo, no sabía etiquetar las relaciones, ni siquiera podía ponerle nombre a la supuesta relación entre Bond y él.

—Es tan linda… me recuerda a alguien—señaló Merlín cuando la miró más cerca, el rostro de un compañero de la escuela vino a su mente pero desechó la idea de inmediato.

Merlín también se acomodó sobre la enorme cama desordenada, después de un rato, Quinn despertó a Sherly, le dio a beber el té de limón con miel, la niña acepto la bebida pero suplico por ver a su Doctor favorito, Merlín se unió a las suplicas, el amor fue inmediato, el joven era de sangre ligera, era fácil encariñarse con él. Quinn aceptó hacer una mini maratón de Doctor Who moderno mientras Bond dormía tranquilamente para recuperar energía. Después de un par de episodios, Sherly se quedó nuevamente dormida, los hermanos Holmes se quedaron viendo la serie hasta que su hermano mayor interrumpió en el apartamento.

—Fiebre— fue la primera palabra que dijo Sherlock cuando vio a Quinn salir de la habitación, detrás de su hermano estaba John jadeando, al parecer vinieron corriendo. —Ella… tiene fiebre… sus mejillas, sus ojos, la respiración…—comenzó Sherlock a enumerar su descubrimiento, pero fue interrumpido por un abrazo de Merlín. — ¿Merlín?—exclamo Sherlock sorprendido. Merlín siempre fue su catalizador.

—Es cierto, tenía un poco de fiebre pero está mejor… sólo necesita descanso y lo que el doctor le pueda recetar—señaló Quinn mirando directamente a John Watson.

—Gracias por cuidarla, fue un enorme descuido de mi… —miró a Sherlock por un segundo, —nuestra parte—terminó su frase. Quinn lo dejo entrar a la habitación, ahí recogió a su pequeña, no la despertó, suavemente la levantó en brazos, ni siquiera se molestó por ver la figura durmiente de Bond en la misma cama.

—Creo que no nos conocemos… John Watson, tú debes ser el cuarto hermano—dijo John alzando su brazo libre, Merlín sonrió.

Merlín Holmes… a tu servicio—dijo Merlín respondiendo el saludo de John, —sí no es mucha molestia, cuando necesite quién cuidarla, me gustaría ofrecer mi ayuda… —agregó acariciando la cabeza de Sherly con cuidado de no despertarla. John sonrió ante la aceptación de los hermanos Holmes para su pequeña, estaba rodeada de gente extraordinaria.

—Gracias, lo tendré en cuenta—señalo John dirigiéndose a la salida, agradeció a Quinn sus cuidados. Sherlock salió de su trance, y su respuesta hacia sus hermanos fue el mismo gesto que realizó Merlín para la niña Watson, es decir, acariciar sus cabezas, era un gesto que su madre, Mrs Holmes, hacía cuando todos eran pequeños.

Esa noche Sherly durmió junto a sus padres, porque era justo añadir que Sherlock Holmes era su padre y parte de su familia desde el día que nació aunque no exista un papel que lo pruebe. Merlín se quedó a trabajar en el departamento de Quinn, y el joven se quedó dormido junto a Bond mientras seguía los pasos del Séptimo Doctor.

Merlín.

Blue. Merlín era magia. Todo a su alrededor brillaba en color dorado, y cualquiera de sus hermanos se sentía encantado a su lado, para Mycroft era fácil cuidarlo cuando tan sólo era un bebé, Quinn y él iban a todas partes juntos, su padre Mr. Holmes lo adoraba demasiado, tan consentido, y Sherlock no intentó experimentar con él, una buena señal. En lo personal, Sherlock adoraba a su hermano más pequeño, era su tesoro preciado, el reflejo de todo lo que él no podía ser… bondadoso, cariñoso, sentimental, simple. Merlín no era idiota, al contrario, también tenía una inteligencia que competía con la de sus hermanos mayores, sin embargo disfrutaba de ser alguien sencillo. El segundo nombre de Merlín podría ser ilusión, era un excelente mago, para lo que Sherlock era ciencia, en Merlín era magia… trucos de magia.

Merlín se ganó fácilmente el cariño de Sherly, desde aquella tarde de fiebre, cuando miraron juntos Doctor Who. El joven comenzó a hacer visitas fugaces a casa de Sherlock cuando ellos no se encontraban, la ventaja con su hermano mayor es que era alguien que se concentraba demasiado perdiendo la noción de lo que sucedía a su alrededor. Merlín tenía un pequeño secreto que no deseaba compartir con ninguno de sus hermanos a pesar de las advertencias de James, esa tarde fue el único en notar su secreto.

White. John Watson nunca podría adivinar que aquel joven de orejas graciosas, sonrisa agradable y mejillas pronunciadas estaba envuelto con la muerte del falso detective Sherlock Holmes, John no podría entender el papel del joven mago en medio de aquel truco de magia. Su hija adorada se apegó al joven Merlín, se convirtió en el reemplazo de Mrs Hudson para cuidarla en algunas ocasiones por la tarde, algunas veces iba acompañado de James Bond, según palabras del mismo agente, eran ordenes directas de sus hermanos mayores excepto por Sherlock, John sabía que el detective consultor no disfrutaba de la compañía de Bond. Una tarde de viernes, mientras John trabajaba y Sherlock no estaba en casa, durante una cita de juegos con Sherly, se levantó del suelo violentamente que la pequeña se asustó.

—¡Arthur!—gritó Merlín dejando caer el pequeño juguete de Adipose (un regalo de Quinn) y el peluche de puercoespín favorito de Sherly.

Desde hace dos meses, Merlín se convirtió en el tutor de unos de sus compañeros en la Universidad Camelot, uno de los colegios más exclusivos del Reino Unido, aunque no todos eran genios dentro de la institución, el profesor Kilgharrah le ordenó ayudar a uno de los estudiantes más problemáticos pero con un padre influyente, Arthur Pendragon. Arthur era el rey de Camelot, todos en la escuela lo admiraban, respetaban o temían pero Merlín era del pequeño grupo que simplemente lo ignoraba debido que nadie prestaba atención a su persona, él iba a Camelot a estudiar y prepararse para el futuro, no para jugar como si fuera la preparatoria. Draco Kilgharrah era uno de sus profesores favoritos, él único que respetaba su personalidad única e inteligencia, por eso acepto ayudar al joven Pendragon. El padre de Arthur era dueño del hospital dónde el padre de Sherly, John Watson trabajaba.

—Pequeña brujita, olvidé que tengo un asunto pendiente… debo irme temprano hoy–explicó Merlín recogiendo sus cosas, juguetes en un brazos, su bolso escolar en el otro, tratando de llamar a John para dar aviso de su salida. —Te dejaré con Mrs Hudson, ella no le molestara…—pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el fuerte agarre de Sherly a su larga bufanda roja que hacía juego con el precioso vestido que estaba usando la niña.

—Quiero ir contigo—señaló la niña. Ella hizo una promesa con Old Bad Wolf. Merlín la miró por un momento, dudó bastante pero al final no pudo resistirse a esos enormes ojos azules.

—De acuerdo, pero debes portarte bien, iremos rápido y volvemos…—dijo Merlín terminando de recoger.

Merlín arregló a Sherly para salir, le colocó una bufanda de tonos rojos y dorados, ella dijo que era su bufanda de Gryffindor, y su pequeño saco favorito. Merlín estaba nervioso, sólo James lo acompañaba algunas veces a la escuela, su excusa era porque Quinn se lo ordenó, aunque no era verdad porque sus hermanos no sabían su secreto. Su situación cotidiana en la universidad no era algo novedoso, aunque si inmaduro, desde la "muerte" de Sherlock, cuando el apellido Holmes se hizo famoso empezó su pesadilla personal, un joven llamado Valiant Euan (Ewan), también conocido como Serpiente, la fuente de sus problemas. Valiant era parte de los rezagados del grupo de Arthur, así que el joven rubio nunca decía nada cuando ese chico bestia lo golpeaba frente a los demás para demostrar poderío. Bond fue el único en afrontar a Merlín sobre su secreto, Merlín ni siquiera lo negó pero tampoco se esforzó por encontrar una solución.

"«Eres un gran actor… serías excelente agente 00» señaló James en una visita a casa de los Watson. «El moretón en tu cintura, no fue por la caída aquella noche, era una herida más vieja» agregó señalando el lugar que pudo ver el día que Sherly se quedó con Quinn.

«Está bien… Puedo manejarlo» dijo Merlín tratando de terminar con la conversación. James no estaba satisfecho."

Arthur no era un mal chico, era un bruto imbécil pero no era alguien abusivo como Valiant sin embargo le interesaba las apariencias, nunca iba a defender a Merlín en público a pesar que en en la privacidad de la biblioteca ellos parecían cercanos, como dos viejos amigos. Merlín odiaba esa parte del rubio, su carácter tan voluble… un día era tierno, cómo para traer flores y colocarlas en el cabello de Merlín a modo de juego, al siguiente día era rudo y grosero, después de tres días no aparecía en la sesión de tutoría, y luego todo comenzaba de nuevo. Merlín suspiró.

—Yo te protegeré—dijo Sherly sujetando con fuerza su mano, las palabras de las niña interrumpieron los pensamientos de Merlín, el joven sonrió, ella realmente era valiente.

En la entrada trasera de Camelot había un hermoso jardín de ensueño, uno podía apreciar la belleza del jardín desde el ventanal de la biblioteca, cualquiera que conociera un poco al joven mago sabía que le encantaba estar en ese lugar, escenario sacado de los mejores sueños de Alice's adventures in Wonderland o Through the Looking-Glass, and What Alice Found There, pero también era una desventaja porque sus enemigos sabían sobre ese sitio. Sherly estaba agradecida con Merlín por haberla traído a Camelot, era un hermoso lugar, igual a un reino sacado de un cuento de hadas, y el jardín de rosas era bellísimo pero su felicidad fue interrumpida por la voz de un hombre.

—Oh, miren que trajo el viento… un renacuajo inútil—dijo a modo de saludó Valiant, con él iban algunos de sus "subordinados" amigos.

—Valiant, por mucho que adore jugar contigo… hoy no es tu turno—dijo Merlín después de haber tragado saliva, tomar con fuerza la mano de Sherly para continuar con su camino hacia la biblioteca. Pero la vida no era fácil, las palabras de Merlín sólo enfurecieron más rápido a Valiant, quién lo sujeto por la bufanda y lo atrajo hacia él.

—¡Estúpido flaquito! Creo que debo recordarte con quién estás hablando… —exclamo Valiant con una sonrisa horrible a punto de soltar un puñetazo, Merlín cayó de lleno en el suelo, dónde su agresor aprovecho para patearlo con fuerza, después de un par de patadas fue detenido por el pequeño cuerpo de Sherly que se lanzó sobre él para aferrarse a su brazo. —¡Maldita mocosa!—exclamo Valiant sacudiendo su brazo hasta lograr zafarse del agarre de Sherly.

La niña cayó sobre uno de los rosales, lastimando su cara, sangrecomenzó a recorrer su rostro desde una herida en su frente, el dolor que sintió la hizo llorar a todo pulmón, lo más fuerte que pudo, Merlín también gritó asustado pero incapaz de safarse del agarre del musculoso joven. A pesar de las lágrimas, Sherly no se detuvo, intentó morder, arañar, tumbar a Valiant con la fuerza que su pequeño cuerpo, en comparación al agresor de Merlín, podía darle, sin embargo, Serpiente la rechazaba cada vez, empujando con sus brazos o piernas, hasta que finalmente se hartó e iba a patear a la pequeña.

—¡VALIANT!—gritó una voz heroíca a oídos de Sherly, era un caballero de brillante armadura plateada, o al menos en su imaginación así lo recuerda. Arthur fue avisado gracias a Leon, uno de los pocos hombres populares de la escuela que tiene mejor control sobre si mismo, él estaba con Valiant, siempre cuidando que no hiciera alguna estupidez, cuando pasó el primer golpe salió corriendo en busca del líder de la pandilla. —Bastardo,… no te atrevas a levantar un solo dedo en contra de esa niña o Merlín—amenazó Arthur, detrás del rubio estaban otros chicos rebeldes de la escuela que igual que Merlín no querían a Arthur, pero de alguna manera, todos estaban interesados en el más pequeño de los Holmes.

—Oh, Arthur… no me digas que esté te pego algo—dijo con burla Valiant, sabiendo que Arhutr retrocedería cuando saliera a relucir algo que dañara su reputación, pero la respuesta que obtuvo fue un puñetazo de parte del heredero de los Pendragon.

Merlín aprovecho la confusión para recoger a la pequeña Sherly, así mismo él fue rodeado por unos fuertes brazos, Percival, y guiados por el vago de Gwaine huyeron de la escena, lo último que el joven trigueño pudo observar fue al rubio encararse en contra de Valiant con Lancelot a su lado. Merlín agradeció la ayuda de Gwaine y los demás, ellos no dijeron nada, rápidamente sacó de su bolsillo su télefono e hizo una simple marcación, a pesar de todo, aún no tenía la suficiente confianza para confresar la verdad a su familia.

—Perdonáme Sherly, perdonáme—decía Merlín mientras abrazaba a la niña que seguía llorando.

Bond—dijo la voz del otro lado de la línea, Merlín no necesito decir alguna palabra, en la bocina se escuchaba los sollozos de Sherly suplicando ver a su papá y a su Basil. —Enseguida estoy contigo—señaló James en tono serio.

El momento que James arrivó a Camelot, la pelea entre el grupo de Valiant y la pequeña pandilla de Arthur estaba por concluir, sin embargo, el hombre en traje no pudo evitar soltar un puñetazo al aire al reconocer a Valiant Euan como la amenaza de Merlín. Ninguno de los presentes dijo algo, Merlín, quién regresó a la escena del crimen, miró con horror que Bond estaba acompañado de su hermano mayor, Quinn.

—Q…Quinn —lloró la niña cuando lo vio, el joven de cabello rebelde se acercó a ella para tratar de tranquilizarla, Merlín había tratado de limpiar las heridas con un pañuelo. Quinn observó el estado de Sherly, luego el de Merlín, su mirada se esombrecio.

—Hora de irnos—dijo el tercero de los Holmes con voz grave.

—No puedo irme, Arthur, la tutoría, yo… —intentó explicar Merlín pero su voz fue cortada por una severa mirada de su hermano.

El peor día de la vida de Merlín, era el título oficial en su cabeza, después de haber atendido las heridas de ambos, ahora estaba encerrado en la casa (secreta) de su hermano mayor, por suerte fueron compasivos para no decir nada a sus padres, en especial a su madre, pero el escenario era igual de horrible, frente a él en una silla estaba Mycroft, con un rostro totalmente serio, a su derecha estaba sentado Quinn, James se había marchado, y en una silla solitaria cerca de él se encontraba Sherlock, sin expresión alguna. La tensión era horrible, nadie decía nada o hacía algo, sólo en silencio hasta que el hermano mayor se retiró de la habitación. Nada mejoró después de eso, la mirada de decepción en el rostro de John, hacía sentir horrible a Merlín, además el silencio de Sherlock… él nunca se quedaba callado, al final del día, Merlín volvió al campus de Camelot, destrozado. Los días siguientes fueron grises, antes era Arthur quién se saltaba las tutorías cuando quería pero esta vez fue Merlín quién se dio el lujo de abandonar el rubio, estaba harto de la escuela, Arthur, Valiant, de todos.

Oie, ¡Merlín!—gritó Arthur cuando econtró a Merlín en el jardín de Camelot. Merlín intentó huir de él, pero Arthur era más rápido, lo atrapó por el brazo. —¿Por qué huyes de mí?—preguntó el joven algo herido, Merlín se sorprendió ante aquella vulnevarilibidad. —Sabes, no he visto tu sonrisa en tres días… —añadió para romper un poco más el hielo.

—Arthur… —exclamo Merlín conmovido, es extraño cuando el momento adecuado llega y flotan en el aire, quizá era la fragancia de las rosas, sin embargo, un momento tan mágico no podía durar para siempre.

—¡Chicos! ¡Escuchen la policía está en la puerta principal! ¡Se llevan a Valiant! —gritó Elyan desde la puerta, los dos chicos se miraron sorprendidos, Merlín fue el primero en correr hacia dónde estaba la multitud.

La cabeza del desfile policiaco para llevarse a Valiant era el Inspector Lestrade, entonces Merlín se percató que sus hermanos tenían algo que ver con todo el circo a su alrededor. Los rumores corrieron rápidamente, algunos decían que Valiant Euan, era un asesino, ladrón, prostituto, terrorista, pero la verdad no era tan espectacular, fue encerrado debido a un lío con drogas.

Merlín estaba acurrucado con Sherly en el sillón, estaban leyendo un libro, su padre estaba en casa y su Basil estaba en la cocina experimentando con dedos humanos. Merlín se distrajó un poco cuando Sherlock salió de la cocina con una sonrisa triunfante, enseguida tomo la computadora de John para actualizar su blog, La ciencia de la dedución.

—Sé que lo que hicieron…—dijo al aire Merlín, no tenía la itención de ser escuchado.

—No tengo idea de que estás hablando—respondió Sherlock sin levantar la mirada, seguía tecleando.

—Lestrade, en persona, estuvo ahí… —señaló Merlín tratando de ver si obtenía una explicación.

—Insisto, no sé de que hablas—contestó Sherlock con una sonrisa, evadiendo el tema.

—¡Serpiente!—señaló Sherly, se escabulló en la cocinna cuando Merlín la soltó.

—Oh, Sherly… eso no es juguete— dijo Sherlock corriendo a la cocina para alejar a la niña de su experimento.

—No sé que es más perturbador, tú y dedos humanos sacados quién sabe de dónde o ella y su falta de sorpresa ante tal escenario—señaló Merlín echando un ojo sobre la mesa, un grupo de dedos cercenados, uno de ellos tenía el tatuaje de una serpiente. —Grotesco—añadió para sí mismo.

—Son de la morgue… jamás tomaría un dedo de una persona viva…—explicó Sherlock, pero había algo en su rostro cuando dijo esas palabras que hicieron temblar a Merlín.

—¡SHERLOCK!—se escuchó un gritó de pronto, era John quién entró justo a tiempo para notar el desastre en la cocina.

Sherlock fue regañado… de nuevo. Sherly se rió de sus padres, ellos eran divertidos. Merlín se tranquilizó un poco, su vida era más ordenada ahora. Los hermanos Holmes no tenían una gran relación familiar, las cenas familiares eran un martirio pero eran leales los unos con los otros a su manera, no era de sorprender que Quinn hackeara la máquina de Valiant, cosa que realmente fue algo sencillo para el muchacho, extraer información que incriminara al muchacho Euan, enviarla a Mycroft, preparar el arresto y el toque final, la visita de Sherlock.

Sherlock podía ser oscuro cuando lo requería, ese día estaba furioso, un idiota se atrevió a dañar a su familia, en todos sentidos, en su palacio mental, a punto de desaparecer, escuchaba el eco de la voz de Sherly llorando… «No pude protegerlo. No pude proteger a Merlín. Old bad wolf me hizo prometerlo, no pude… proteger a Merlin», el rostro herido y humillado de su hermano más pequeño, en silencio, en la habitación, ellos crearon su venganza.

—No vuelvas a acercate a mi familia… N.U.N.C.A.—señaló Sherlock con desdén, Valiant estaba aterrorizado. Días después de aquella visita Sherlock recibió un paquete de uno de sus contactos internos en la carcél.

Sherly Watson era realmente afortuada, tenía una familia única, a sus personas favoritas, sus cosas favoritas, todo dispuesto para ella, era realmente una niña feliz que crecía con libros, series británicas de antaño y partes humanas escondidas en la nevera.

FIN

Extra.

Red & Gold. Arthur estaba cofundido, más confundido que en cualquier momento en su vida, cuando era pequeño podría hablarlo con su amigo, el médico que lo atendía, Gaius, un amable anciano, sin embargo ahora no tenía a nadie, aunque el profesor K (apodo personal para Draco Kilgharrah) era confiable, no se atrevía a hablar con nadie, y la única persona en quién podía confiar, era la causante de sus problemas… Merlín Holmes. El chico era un don nadie, un ratón de biblioteca que ahora era su tutor, pero con el paso de los días, Arthur se encariñó con el muchacho. La única vez que creyó poder confesar sus sentimientos y aclarar su cabeza sucedió que encontró a Merlín en brazos de otro hombre, alguien mayor vestido de traje, el chico parecía acongojado, y el caballero sostenía su rostro en sus manos, los celos traicionaron a Arthur, el resto del día trato de manera horrible a Merlín.

El día del inccidente de Valiant, Arthur descubrió tres cosas, la primera, no iba a permitir que Valiant continuará maltratando a Merlín, la segunda, la identidad del caballero del traje, parecía más involucrado con otro chico parecido a Merlín, y la tercera, la niña que Valiant estaba lastimándo era el vivo retrato de su hermana mayor Vivienne Morgana. Arthur intentó ganarse la confianza de la niña, cosa que resultó realmente fácil debido a que para ella era un caballero gendarme, pero antes de acercarse a la niña se tuvo que ganar la confianza de su padre, gracias a Merlín y una buena excusa logró acercarse a ella. Sherlock sólo lo miró con sorpresa.

Sherly junto a su padre estaban preparado los bocadillos para el té, al parecer Sherlock era un experto para la cocina, aunque si no era necesario, nunca hacía nada. Arthur estaba de visita, Merlín y él estaban en la sala platicando relajadamente.

—Juró que el otro día ese hombre de traje me estaba siguiendo… —dijo Arthur, recordando que Merlín dijo que su nombre era James, amigo de su hermano mayor. —Tus hermanos son únicos… —añadió fingiendo algo de terror.

—Sólo se preocupan por mí, lo normal… —dijo Merlín riendo tontamente, se pusó algo nervioso ante la observación. —Acaso no tienes un hermano mayor… —inquirió Merlín tratando de deviar la conversación. Arthur era alguien reservado.

—Tuve… una hermana mayor pero ella desapareció hace años… Mi padre no fue el mismo después de eso—explicó Arthur, Merlín entristeció.

—Lo siento… no era mi intención—dijo el joven azabache apenado.

—Si eres tú, no importa… —señalo Arthur mirando a los ojos a Merlínl, el joven se ruburizó.

—¿Cuál era su nombre?—indagó Merlín un poco más, Arthur tragó saliva.

— Vivienne Morgana Pendragon—respondió una voz tercera, era Sherlock quién se metió en su conversación.

—¿Conoces a mi hermana? ¿Dónde está? ¡Quiero verla!—exclamó Arthur desesperado, Sherlock no se inmutó ante él.

—En realidad no sabes nada… No creo en coincidencias o destino, pero supongo que sólo te acercaste a mi hermano menor por interés personal—dijo Sherlock ignorando las preguntas de Arthur, el joven rubio se ruburizó un poco al usar su imaginación ante la afirmación de Sherlock.

—¡Sherlock!—regañó Merlín, —… lo siento, Arthur, mi hermano es un detective consultor…—dijo el menor de los Holmes a modo de explicación.

—¿Cómo se perdió tu hermana?—cuestionó Sherlock, Arthur se quedó pensativo.

—Ella, …era dulce, amable, siempre cuidaba de mí… —comenzó a relatar el rubio.

—Omite los sentimentalismos…—dijo Sherlock molesto, Arthur no dijo nada.

—Morgana tenía pesadillas, eso preocupaba a nuestro padre, siempre ibamos a visitar a nuestro doctor, Gaius, pero… él no pudo hacer mucho por ella, al final, una noche nos dejó sin dejar rastro… Mi padre intentó buscarla por todos los medios que su influencia podía cubrir pero nunca logró absolutamente nada… al final, se derrumbó—explicó Arthur, el azabache se quedó pensativo.

—Merlín —dijo Sherlock sin prestar atención, —…dime, a quién te recordó Sherly la primera vez que la conociste…—cuestionó el hermano mayor, mientras hablaba se sentó en su sillón favorito.

—Oh… eso… ella… me recordó a…—dijo Merlín inseguro, mirando hacia la cocina dónde podía divisar a Sherly vigilando el horno, luego volteó a ver al rubio, directamente a los ojos, cuando de sus labios brotó su nombre. —…Arthur, Sherly me recuerda a Arthur—.

—Es normal, ellos comparten el mismo ADN.. —setenció Sherlock Holmes. Merlín no tardo tanto en deducir las palabras de su hermano mayor.

—Ella… mi hermana… Morgana… la madre… ¡oh!—tartamudeo Arthur, inseugro de las palabras de Sherlock Holmes.

—No—dijo de pronto Sherlock cortando los pensamientos de Arthur.

—¿Qué?—contestó el muchacho confuso.

—No… Tu hermana, ella murió después de dar a luz a Sherly, John ni siquiera la recuerda, ella no la necesita, Uther Pendragon no tiene nada que ver con está familia… he dicho—declaró Sherlock sin mirar a los dos chicos, se retiró nuevamente a la cocina.

Arthur no dijo nada después de aquello, si algo aprendió en las últimas semanas era a temer a los hermanos Holmes, se quedó en silencio un momento recordando a su hermana, pensando en los días lejos de ella, y la oportunidad presente de crear lazos con su pequeña sobrina biológica. La última imagen que Arthur tuvo esa noche fue la sonrisa de Sherly mientras comía con su padre, y Sherlock.

Extra. FIN