Aviso:

Ni los personajes ni el mundo de Kung Fu Panda en general me pertenecen, son propiedad exclusiva de Dreamworks. Escribo esta historia sin ningún fin lucrativo o comercial.

La verdadera historia comienza en el siguiente capitulo, esto solo es una pequeña introducción...


Capítulo 1:

Vieja amiga

Una noche tranquila, o al menos hasta el momento lo había sido. La felina iba esta vez acompañada tan solo de diez de sus guerreras, las demás se encontraban repartidas a lo largo de aquel bosque y los distintos caminos que conectaban las aldeas entre sí. Debían vigilar toda la zona, eran extensiones de tierra enormes llenas de vegetación y sitios ideales para esconderse. Era su trabajo, la población de esos lugares aunque numerosa era muy pobre y no se les proporcionaban suficientes guardias para mantener el orden, así que todas esas personas se encontraban completamente aisladas del mundo exterior y vulnerables a bandidos y malhechores.

La líder del grupo tenía los cinco sentidos concentrados en percibir algo fuera de lo normal, cualquier rastro insignificante u olor que delatara la presencia del enemigo. Deseaba que los rumores que había entre los aldeanos sobre el enorme ejército de rufianes que se escondía en ese bosque fueran falsos. Su mayor miedo era que la persona al mando de aquella fuerza de ataque fuera su antigua amiga.

Hacía meses que los pobladores que usaban aquellos caminos acudían a ella diciendo que habían sido sorprendidos en las partes más solitarias por bandidos que los despojaban de sus pertenencias y los obligaban por las malas a volver sobre sus pasos, impidiéndoles transitar por aquellas rutas. Todos los que pedían su ayuda describían a sus atacantes como animales fuertes y robustos, a veces rinocerontes, otras búfalos pero llevaban siempre armaduras negras.

Se decidió a mandar a todas sus tropas en misiones de reconocimiento tanto de día como de noche después de que un cerdo que estaba herido le contó que logró ver a la persona que dirigía a los rinocerontes y lobos armados. Le que contó que fue atacado por una sombra ágil y siniestra que saltaba de árbol en árbol mientras daba órdenes a sus tropas. El animal más veloz que hubiera visto según lo que le contaba. Aunque todo fue en mitad de la noche pudo distinguir perfectamente los rasgos de aquella siniestra figura con la tenue luz de la luna. Cuando ella escuchó la descripción supo inmediatamente de quien se trataba, y aunque la verdad de su regreso era innegable, en sus adentros la felina rezaba para que no fuera cierto o para que al menos esa persona no fuera quien ella creía.

El silencio entre ella y sus seguidoras había estado presente toda la noche, hasta que la que caminaba más cerca se atrevió a preguntar algo:

-¿Realmente crees que esté planeando algo? – preguntó a la líder.

-Por el bien de las personas, espero que no. - contesto seriamente ella.

-Y si fuera verdad que ha conseguido reunir aliados, ¿Crees que se atrevería a seguir con su loco plan?

-Te aseguro que razones le sobran, y sé muy bien que lo que ella quiere siempre lo obtiene. Sé que algo trama, lo que me preocupa es lo que hará.

Dijo esto uno con una expresión en su rostro tal, que su compañera sintió la necesidad de no hacer más preguntas y siguieron su caminata.

De repente su agudo oído se puso alerta al escuchar varios crujidos a su alrededor, al instante ordenó a su tropa:

-¡Alto! – dijo casi en un susurro.

Se concentró e intentó percibir cada sonido del entorno y de inmediato lo supo, estaban rodeadas. ¡Era una emboscada!

- ¡Escuchen! ¡Posiciones de combate!

De entre los arboles comenzaron a aparecer muchas y muy distintas figuras, todas con el mismo propósito: acorralarlas. Se distinguían los animales más fuertes entre aquellas sombras, bueyes, rinocerontes, cocodrilos, búfalos y un sinfín más, todos llevaban poderosas armas y fuertes armaduras protegiéndolos. Claramente eran superadas en número y ella no estaba segura si la habilidad en combate de su grupo sería suficiente para hacer frente a semejantes oponentes. No podía buscar ayuda, el bosque era inmenso y ninguna de sus tropas vendría, eso era seguro. Tendría que arreglárselas sola.

-Veo que es cierto, haz decidido ponerte del lado de los débiles. Es una desgracia para ti amiga, porque eso significa que también estas interpuesta en mi camino.

Lo dijo un claro tono femenino, seco y fuerte. Cada una de las guerreras, en especial la que iba al frente de ellas, conocía a la perfección esa voz. Todo su ser se estremeció al oírla, había rogado no tener que escucharla otra vez. Una silueta opaca saltó desde el árbol en que estaba oculta para revelar a otra felina, que rápidamente se convirtió en una sombra corriendo a toda velocidad en dirección a la líder del grupo. La guerrera se percató de que sería embestida y se preparó para la inevitable pelea viendo que aquella sombra estaba cada vez más cerca y que las poderosas fuerzas comenzaban a abalanzarse contra el grupo en desventaja.

Al instante el tranquilo bosque se convirtió en el escenario de un fiero enfrentamiento entre fuerza bruta y habilidad marcial. Las guerreras no se rendían y a cada instante lograban derribar a varios de sus oponentes, pero no era suficiente, salían enemigos de todos lugares cada vez en mayor cantidad. Por si fuera poco eran más fuertes y mejor armados, el pequeño grupo de felinas comenzaban a cansarse por el esfuerzo y por las heridas que de poco en poco iban acumulando.

Por otro lado la que dirigía a la minoría se enfrentaba a una adversaria de la misma especie que ella, por tanto con la misma fuerza y agilidad, pero para su desgracia poseía una destreza para pelear mucho mayor. Aunque lograba bloquear la mayor parte de los duros golpes que su superior oponente le lanzaba, su velocidad no era mejor y a la mínima duda en su técnica sentía como unos nudillos finos, pero contundentes, se hundían en sus costillas y abdomen.

Pero ella no se rendiría tan fácilmente, sabía que el bienestar de la gente, de esas pobres aldeas dependían de ello, debían resistir. Aunque el cansancio y el dolor de su cuerpo lentamente la iban convenciendo de que no conseguiría vencer.

Cada vez lograba detener menos golpes, su oponente lanzaba rápidas y engañosas patadas por todos lados, intentando barrer sus piernas. En un momento de descuido una dio en el blanco golpeando con suma fuerza en la parte lateral de su rodilla izquierda, la contrincante sabiendo que había hecho un enorme daño vio su gran oportunidad y giró rápidamente sobre la extremidad con la que había logrado lastimar, acertó un impacto todavía más fuerte sobre las costillas de su agotada rival con su otra pierna. Ahora tanto el pequeño grupo como su líder estaban casi derrotados. La felina herida sentía algo de mareo y comenzaba a costarle mantenerse en la pelea.

Finalmente su contrincante acertó un golpe con el codo de lleno en su rostro, lo que la dejó aturdida y perdió por unos instantes el equilibrio, antes de que pudiera retomar el control de su cuerpo para defenderse un fuerte rodillazo en su estómago causó que no pudiera mantenerse de pie. Al estar en el suelo a cuatro patas y con un profundo dolor que no le permitía moverse, sintió como unos brazos la tomaban de la ropa y la lanzaban contra un árbol alejándola de donde su equipo estaba siendo aplastado por las fuerzas enemigas.

Eso era todo, al sentir como su cuerpo se había estrellado contra el árbol haciéndolo crujir supo que sus fuerzas la habían abandonado y que ahora estaba a merced de su cruel vencedora. Aturdida y con la vista borrosa solo podía sentir como dos manos aprisionaban su cuello cortándole la respiración y azotando su espalda contra el tronco. Su opresora era más alta que ella y al ser levantada del suelo, la presión en su cuello era aún mayor.

- He esperado tanto este momento – rió amargamente su atacante - pensé que te habías olvidado de mí, nunca te preocupaste de lo que me pasó después de haberme arrebatado el puesto, mis riquezas, mis aliadas, todo lo que había me pertenecía. Incluso después de que te di de comer, un hogar, una forma de ganarte la vida – se quejaba con fingida tristeza – después de que te quise como a una hermana – agregó con ronca voz.

- Tú me obligabas a robar y engañar – articulaba con el poco aire que le quedaba – eso no era un hogar, nunca lograras lo que quieres, si no soy yo alguien más te detendrá - esta vez realmente sentía que se iba a desmayar.

-No tienes ni idea de lo que tengo planeado, no solo para estas aldeas, sino para toda china - decía maliciosamente -tal vez haya quien quiera detenerme, pero solo una persona se interpone realmente en mi camino, ¡Oh, y tú lo conoces de sobra! – hizo una pausa como si saboreara el momento - el Guerrero Dragón – susurró en el oído de su víctima.

Al escuchar esas palabras, los ojos de la felina derrotada, que se habían ido sintiendo cada vez más difíciles de mantener abiertos, parecían salirse de su lugar.

- Exacto pequeña, él es el único capaz de interponerse en mis planes, por tanto, el primero en mi lista.- su voz se tornaba cada vez más en un murmullo - y tengo todo preparado para garantizar su salida de este juego, lástima que tendrás que imaginarte su sufrimiento, porque el tuyo termina aquí.

Apenas pronunció la última palabra comenzó a ejercerle una enorme presión en el cuello, esta vez quería romperlo. La chica a merced sabía que no podía morir ahí, no después de imaginar sus diabólicas intenciones. Como pudo situó sus patas entre las de su agresora y su cuello intentando reducir la presión y soltar el agarre, pero cada vez la levantaba más al mismo tiempo que se sentía más aplastada contra la corteza del árbol.

Sabía que estaban en terreno alto, toda su tropa había sido sometida y ahora yacían bajo las garras del enemigo, pero vio su oportunidad para escapar al percatarse de que a unos pocos metros había una pendiente prolongada que conducía a la parte más espesa del bosque. En un último intento de liberarse, soltó las patas que la ahorcaban y situó sus antebrazos por arriba de los de su rival aprisionándolos fuertemente e impidiéndole moverlos, hizo acopio fuerza y lanzó ambas rodillas hacia arriba golpeando la parte externa de uno de los fuertes codos de su agresora, este se dobló dolorosamente hacia adentro, no lo suficiente para romperse pero si para que su opresora no pudiera mantener el agarre debido al intenso dolor.

Esa pequeña fracción de segundo en que se vio libre del ataque le bastó para ponerse a cuatro patas, correr unos cuantos metros y lanzarse al risco. Mientras rodaba podía sentir cada piedra del camino incrustándose en su cuerpo y varios huesos lastimarse, finalmente se estrelló con tierra más suave indicándole que había llegado al final. Sin embargo, aun con las heridas de las afiladas rocas y mareada por el estrangulamiento no podía detenerse a descansar. Varias flechas venían desde la cima de la colina hacia ella. Había arqueros por todos lados apuntando y desenfundando aún más proyectiles. Reunió toda su voluntad ignorando el profundo dolor, se puso de pie y comenzó a trotar hacia los arboles intentando no caer al mismo tiempo que esquivaba las flechas que pasaban a escasos centímetros de ella.

No podría regresar a buscar a los miembros de su equipo capturados. Decidió no dar vuelta atrás y se adentro en la niebla aprovechando su pelaje gris para perderse de vista, mientras esquivaba las ramas de los arboles escuchaba a lo lejos los gritos llenos de furia de Su, quien no podía seguirla debido a su extremidad lastimada.

-¡No podrás huir para siempre Song!, ¡Te encontrare a ti y a todas esas traidoras!, ¡Y las asesinare! ¡Ya lo veras!

-¿Quiere que la persigamos mi señora? – le pregunto una de sus súbditas mientras se preparaba para saltar hacia las rocas.

-¡No! – contestó secamente – sé a dónde se dirige y es justamente lo que necesito.

Avanzó en el bosque hasta que logró estar totalmente segura de que su antigua líder no podría encontrarla. Su adolorido cuerpo había resistido un brutal castigo y sin duda merecía descansar, debía parar y dormir por su propio bien, pero ella no pensó en detenerse en ningún momento, ni al notar que su chaleco gris estaba manchado de sangre.

A pesar del agotamiento y del dolor, Song solo pensaba en una cosa ahora…

"Debo avisarle a Po".