¡Hola! Bienvenidos a mi nuevo y asqueroso Fic, después de tanto tiempo volví con Bleach, que puedo decir es mi pasión xD je, je, je. Bueno voy a hacer una pequeña introducción antes de empezar, como siempre se van a tener que aguantar mi palabrerio inútil de siempre xD (pobres los nuevos lectores que no me conocen xD).
Este Fic va a ser todo un desafió para mi, porque es mi primer AU, NUNCA hice uno, así que por favor no me maten con la crítica xD. Aunque he leído muchos AU y espero que mi experiencia como lectora me salve un poco y evite que este fic sea una completa basura xD.
Me inspire mientras leía a Fiódor Dostoyevski (uno de mis autores favoritos w) así que cualquier parecido con sus cuentos o novelas es intencional. Digamos que hay algo de tributo por acá. Aunque la historia es MUY DIFERENTE a Bleach, voy a dar mi mejor para tratar de mantener la personalidad de los personajes y no decepcionarlos xD.
Es un Byaruki, así que al que no les guste la pareja puede ir abandonando la pagina xD. No voy a dar mas vueltas porque sino se va hacer mas largo que el capitulo mismo xD.
Advertencia: Por ahora ninguna, por ahí un poco de angustia no mas, pero por ahí mas adelante las haya. De todas maneras avisare.
- Dialogos
"" Pensamientos
ItálicaSueños
La historia original y personajes les pertenecen a Tite Kubo (aunque me encantaría tener los derechos de los Kuchikis ;_; en especial Byakuya), solo hago esto por diversion y sin fines lucrativos xD
Sin mas vueltas, los dejo con el Fic, que disfruten ;D.
On Ira
Capítulo I: A pain that I'm used to
Era una mañana agitada en uno de las tantas plazas de comercio de San Petersburgo, una de las ciudades más conocidas de la gran Rusia. El amontonamiento en los comercio de alimentos no era algo anormal en aquella época del mes, ya que la mayoría de los obreros recibía su salario a principio de mes. Entre el alboroto, agazapada a un costado, se encontraba una joven de no más de 16 años, de contextura baja y muy delgada, y cabello muy oscuro y corto que destacaba su palidez y brillantes ojos violetacios. Lucia pocas ropas pese al frio que azotaba comúnmente a la ciudad, pero su expresión no delataba descontento sino concentración. Se mantenía quita, observando atentamente a los peatones que luchaba por ser atendidos. Una sonrisa radiante se expandió por su rostro al ver a una mujer que vestía costosas ropas y joyería bañada en oro y plata, acarreaba con gran dificultad una multitud de bolsas de alimentos y ropas, su evidente exceso de peso no la favorecía en su tarea.
"Bendita sea la abolición de la esclavitud" Pensó con malicia la muchacha.
Se decidió a ir a ayudar a la obesa mujer, cuando se sintió observada, miró hacia un puesto a unos cuantos pasos de donde se encontraba. Un hombre de largos cabellos rojizos, atados en una ebrilla y abundantes tatuajes le dio una mirada de advertencia. Ella optó por ignorarla y se acercó a la mujer con una sonrisa rezagante.
- ¿Necesita ayuda, señora?- Preguntó con voz dulce y cordial.
La mujer se detuvo y la miró con enojo primero, pero al ver sus ropas rasgadas y el desorden en su pelo su expresión cambió por una de maliciosa felicidad.
- ¡Claro, niña!- Dejó caer las bolsas al suelo- Recógelas rápido, que el cochero me espera.
- ¡Enseguida, señora!- Respondió la joven obediente, aunque por dentro hervía de ira por la soberbia de aquella mujer.
Tomó las bolsas con lentitud, simulando no tener la fuerza para cargar con todas ellas. La mujer solo la miró con desprecio y caminó altiva hasta el carruaje a unos metros del lugar. La muchacha la siguió con lentitud, parando de a momentos, pero no debido al peso de los mandados como lo hacía parecer sino para poder tomar algunos alimentos de las bolsas y guardarlos rápidamente en sus bolsillos.
- ¡Date prisa, niña! ¡No tengo todo el día!- Le gritó la mujer como si se tratara de su empleada personal.
- ¡Sí, señora!- Le respondió con fingido temor y corrió hacia la mujer chocando adrede contra ella.
- ¡¿Eres idiota?! ¡Casi me matas!- Vociferó desde el suelo, roja del enojo pese a que la caída ni si quiera le había dolido.
- Lo siento- Contestó, dejando las bolsas a un lado y con ambas manos la ayudo a levantarse.
A penas la mujer se levanto le propinó un cachetazo y siguió con su camino, esperando que la joven la siguiera con las bolsas hasta el corto trayecto que quedaba. El resto del camino prosiguió sin problemas y la ostentosa mujer llevaba una sonrisa de victoria al ver como la muchacha pobre terminaba de cargar sus bolsas en el carruaje.
- Muy bien, niña, aquí tienes tu recompensa- Le dijo a la joven que esperaba con las manos juntas por unos pocos centavos, pero lo único que recibió fue las pelusas acumuladas en el abrigo de la mujer- La próxima vez asegúrate de hacer bien tu trabajo, ja, ja, ja.
Sin más la mujer cerró la puerta del carro y se marchó, riendo cruelmente, creyéndose haber salido aventajada del encuentro con la pordiosera. Lo que la mujer ignoraba, era la falta de la costosa pulsera de oro en su mano derecha ni de muchos de los alimentos de su compra. La joven, por su lado, remplazó su mirada de desolación por una de felicidad y tomó una de las manzanas que robo de su bolsillo para comerla gustosa mientras volvía al mercado. La cachetada le había dolido, pero sin duda había valido la pena, tendría una buena ganancia con aquella pulsera.
- Me encanta esta fecha del mes- Murmuró contenta, mientras iba en búsqueda de otra víctima.
El resto del día concurrió sin mayor percance, la joven consiguió un par de monedas más de alguna de sus tretas clásicas, no era una tarea difícil para ella engañar a un montón de nobel de medio pelo que recién empezaban a salir a la calle después de que la esclavitud fue abolida por el nuevo Zar. Todas las tareas que antes realizaba la servidumbre quedaban en manos de los mismísimos nobles y para una joven que luchaba cada día contra el hambre y el frío resultaba cómico ver la ineptitud e ingenuidad con la que se desenvolvían en las calles.
Con la tarde dando paso a la noche y sin un sol que resguarde a sus habitantes del frío polar, el mercado quedo deshabitado con solo algunos comerciantes que terminaban de cerrar sus puestos. La joven se dispuso a irse, cuando un grito por poco le saco el alma del cuerpo.
- ¡Rukia!- La llamó el hombre pelirrojo del puesto de verduras, que la observo temprano esa mañana
- ¿Es necesario que grites así?- Se dio vuelta con fastidio, estaba cansada y lo último que quería en ese momento era aguantarse el sermón de su amigo.
- Es para evitar de que me ignores como hace un rato- Le dijo más tranquilo, pero con los brazos cruzados para demostrar su molestia.
- Pufff, Renji eran nobles, gente desagradable y egoísta que por tener dinero creen que los demás son basura- Gruñó con resentimiento.
- Ufff- Suspiró, él la comprendía, el odio, la frustración de ver a la gente derrochar su dinero en banalidades mientras ellos no podían satisfacer una necesidad tan básica como lo es comer- Rukia, sabes que no lo digo por ellos sino por ti, es peligroso lo que haces ¡mira si te llegan a descubrir!
- No lo harán Renji, soy muy cuidadosa y…- Trató de justificarse pero su amigo no la dejo.
- Hasta que cometas un error o te encuentres con algún noble más atento que los demás- Exclamó con exasperado, no sabía cómo hacerle entender a su amiga los riesgos que implicaba su actividad- Rukia, la cárcel no es un lugar para vivir.
- Tampoco lo es la calle- Replicó en un bufido, ella tampoco podía hacerle entender a su amigo, que era robar o morir y de verdad estaba siendo pretenciosa al elegir robar solo a la gente adinerada.
- Rukia- La tomó de los hombros y con la voz más dulce que pudo le dijo- Ya no estás sola, me tienes a mí, a Ichigo y su familia, no necesitas hacer más esto.
- No Renji, ¡no lo entiendes!- Se apartó del toque de su amigo molesta- Tu apenas tienes lo mínimo para vivir y tuviste suerte de que tu jefe te haya dando un cuarto en su propio hogar, ¡Y no puedes cargar con un peso como yo!
- Yo puedo darte alimentos e Ichigo tiene espacio suficiente en su hogar y su padre ya te ha ofrecido quedarte a vivir con ellos…- Trató de convencerla como todos los días.
- ¡No puedes, Renji! ¡Ni Ichigo y su familia! Y yo tampoco podría aceptarlo… lo sabes muy bien, ¡Lo hemos discutido cientos de veces!- Le contestó con amargura, Rukia apreciaba inmensamente las buenas intenciones de sus amigos y agradecía cada noche de que tuviera amigos con los que compartía buenos momentos y se interesaban tanto por su bien estar, pero jamás podía vivir a costa de nadie ni mucho menos de alguien como Renji o Ichigo que habían hecho tanto por ella. Rukia sentía que nunca le alcanzaría la vida para pagarles por lo que hacían por ella.
- Ufff ojala no fueras tan humilde y terca- Suspiró derrotado- ¿hoy vas a dormir con los Kurosaki?
- Si, hace demasiado frío para dormir en mi refugio en el callejón, además le prometí a Hanataro que se lo dejaría para dormir durante el invierno- Respondió más relajada, ahora que habían cambiado de tema.
- ¿A ese tonto? ¡Te va a tirar tu refugio abajo como la ultima vez!- Comentó divertido, aunque la diversión no le duro mucho ya que recibió un fuerte golpe en el estomago- Ayyy, eso me dolioo…- Se quejó en un hilo de voz.
- Te lo mereces por bocón, el pobre Hanataro no tiene nadie y si es algo torpe ¡Con más razón hay que ayudarle!- Bajó la cabeza apenada- La verdad es que me gustaría poder hacer más por él.
- Bahhh, ya haces suficiente más que suficiente por él- Movió las manos con desdén- Para ser sincero, admiro que viviendo en las calles seas capaz de cuidar de alguien más
- Je, je, je, es que tengo muy buenos amigos que también cuidan de mi- Rió más animada por las palabras del tatuado- Gracias, Renji.
- Cuando quieras, enana- Rió al escucharla gruñir por el apodo que él e Ichigo le habían puesto.
- ¡Renji, ya nos vamos!- Lo llamó su pelado compañero de trabajo y hogar, Ikkaku Madane.
- ¡Allí voy! cuídate, Rukia- La miró con preocupación.
- Si, papa- Bromeó divertida, llevaba 16 años viviendo en las calles, los peligros que ella albergaba no resultaba una amenaza para Rukia.
- Ahhh, y dile a Ichigo que tengo este domingo libre y que aun nos debe esta salida a las montañas- Le dijo, mientras se iba alejando, caminado hacia atrás sin ver hacia donde iba solo mirando a su amiga
- De acuerdo, le diré, je, je, je- Lo observó marchase de esa forma tan peculiar, tentada del posible resultado- Renji mejor deberías….¡Cuidado!
Como era de esperarse, el grandulón de su amigo chocó con un grupo de muchachas que se lo quitaron de encima a golpes con sus carteras. Rukia terminó esa tarde a carcajadas.
Caminar por las calles vacías y oscuras no era una actividad recomendada para una joven adolescente, cualquier jovensita rusa rechazaría la sola idea de pasear sola por las calles después de las seis, sin embargo ese no era un miedo que atormentara a Rukia de hecho le gustaba caminar por las calles más de noche que de día. Había aprendido en sus cortos pero duros años de vida que no era ni la oscuridad ni el frió el que podía llegar a lastimarla sino las personas siempre dispuesta a causar mal a los otros en beneficio propio. Incluso temía más a donde la podían llevar sus propios pensamientos que la vacía acera.
Estaba dirigiéndose a la clínica Kurosaki, después de haber hecho una corta parada por su pequeño refugio (que ella misma había construido) en un callejón a los suburbios de la cuidad, era un tanto lejos pero era la mejor manera de evitar que la policía la desalojaba. Además de que en los suburbios de la cuidad había encontrado una tolerancia y respeto mínimo de parte de sus vecinos que en el centro de la cuidad jamás hubiera recibido. Había dejado algo de la comida para Hanataro su reciente protegido.
Hacia unos meses mientras estaba en una de sus tantas tretas para asaltar el bolsillo de un joven duque que venía de visita desde el extranjero, su robo se vio frustrado por un niño que torpemente trataba de manotear algunas magdalenas de una panadería. El muchacho de ropa desgreñada y cabellos negros cubriéndole todo el rostro casi fue molido a palos por dos policías que rondaban por las calles sino hubiera sido por la intervención de Rukia, que con agilidad empujó ambos policías con el cuerpo y agarró al chico del saco para comenzar una persecución. La experiencia de menuda muchacha en ese tipo de escapes les había permitido escapar del apuro sin mayor dificultad y desde entonces Rukia se había encargado de atenderlo lo mejor que ella podía en su situación económica y social.
Al principio había resultado difícil para Rukia, sobretodo porque el chico era un tanto torpe y tendía a crear líos, como la vez en que por accidente derrumbo el pequeño refugio de madera, pero con un poco de trabajo y mucha paciencia de parte de Rukia había resultado más sencillo para ambos. Todas las noches le llevaba algo de alimento, y de vez en cuando abrigo, ropa, cosas útiles que la gente solía tirar a la basura o medicamentos cuando enfermaba.
Más de una vez uno de sus vecinos del edificio junto a su refugio le había preguntado porque ayudaba a un joven que no tenia futuro ni si quiera ingenio para vivir en las calle como ella. Rukia nunca les contestaba, siempre seguía su camino, ignorando la pregunta cuya respuesta la incomodaba. El joven de alguna manera le recordaba a ella en sus peores momentos, en que no tenía el apoyo de sus amigos, ni las habilidades de supervivencia que tenia ahora y estaba rendida a la suerte del día al día. Además le había tomado cariño al muchacho, lo sentía casi como a un hermanito pequeño al que debía cuidar; cuando Renji vivía con ella en las calles había adquirido ese sentimiento de hermandad hacia el pelirrojo, pero era mas bien al revés, ella era la hermana menor. Se rió levemente al recordar la escena de hace un rato, aun la seguía cuidando como a una hermana pequeña. Era también por que se había encariñado con Hanataro que no quería enseñarle a valerse por si mismo y volverlo como ella, una vil ladrona que había aprendido a robar y chantajear de los peores desechos de la sociedad como su presunto "padre", el solo recordarlo sentía un escalofrío recórrele la espalda.
Flashback:
Tenía solo cuatro años, pero para una chiquilla atenta y observadora como Rukia no resultaba tan difícil diferenciar entre el bien y el mal. Para un hijo contradecir la palabra sagrada de su padre es casi como ser una mala persona, pero ¿acaso no es malo herir a los demás también?
La primera vez que había robado, era una tarde que aun recordaba, era verano y el clima no resultaba tan abrumadoramente frío como usualmente. Su padre la había llevado a un pequeño parque en que montones de criadas y padres traían a sus hijos para que se divirtieran juntos y ellos aprovechaban para charlar entre ellos. Rukia intento hacer amigos ese día, pero la gente parecía evadirlos como si fueran la peste, en ese entonces todavía no era capaz de comprender que la plebe y la aristocracia son como el agua y aceite nunca se mezclan pero siempre están cerca una de la otra.
- Al atardecer su padre la sostuvo de los hombros y la miró con suma seriedad.
- Rukia, hay una cosa que siempre debes tener siempre en cuenta para sobrevivir en esta vida, la primera- Levantó un dedo calloso frente a su rostro- el dinero y la segunda es cerebro- Levantó otro dedo- Todo lo demás no importa, si tienes dinero manejas todo lo demás, pero debes tener la inteligencia para conseguirlo, ser mas habilidoso que los demás.
- ¡Pero, papa….!- Trató de replicar Rukia pero el hombre la interrumpió.
- ¡Nada de papa! Que no soy tu padre, no mas, desde ahora somos solo socios por lo que deberás tratarme por mi nombre, Ashido- La regañó con voz ronca, seguido por una fuerte tos- Ahora quiero que vayas y tomes el bolso de esa señora- Señala a la mujer a unos cuantos metros de distancia de ellos, sentada en un banco- sin que te vean.
- Pero, pa…Ashido..- La calló nuevamente.
- Tu eres pequeña, si lo haces bien ni te vera hacerlo- La alentó con un sacudón en la espalda- Tenemos que usar nuestro ingenio.
- Pero… ¿esto no está mal?- Preguntó temerosa de que su padre la golpeara por su pregunta atrevida, más de una vez lo había hecho.
- Ya he explicado, nada más importa, la moralidad es solo una estúpida concepción, creada por la gente con dinero, que nos hacen valorar para que no infrinjamos la ley, para no arruinarlos como ellos hacen con nosotros- Se paró- Y si no lo haces, te dejare aquí y nunca más regresare, morirás de hambre en este mugroso parque.
Aunque en aquel entonces Rukia no había entendido ni la mitad de lo que Ashido le había dicho, pero el temor de quedar abandonada la había inspirado lo suficiente como para ir a tomar la cartera de la señora sin más miramientos. Tal como había predicho su "socio" el tamaño de Rukia le había permitido escabullirse detrás del banco y tomar la cartera sin ser notada.
Esa noche su padre había preparado un pollo exquisito, una comida que solo comían en ocasiones especiales, sin embargo Rukia no había probado ni un bocado de ese pollo comprado con el dinero que ella misma había robado. La culpa había sido su cena de ese día.
Fin Flashback.
"¡No! Definitivamente no le enseñare nada de eso a Hanataro" Se dijo, reafirmando su decisión original. Finalmente llegó a la residencia de su amigo, el camino había parecido más corto de lo normal entre recuerdos y pensamientos. La clínica en la parte de debajo de su casa ya estaba cerrada, pero la puerta a un costado que conducía a la casa directamente estaba abierta para ella. Al entrar se podía escuchar el alboroto desde arriba, era extraño por lo general a esa hora Isshin estaba mucho más tranquilo y tendía menos a provocar peleas estúpidas con sus dos hijos mayores. Subió a trote rápido para encontrarse que los Shibas habían venido de visita. Rukia se quedo estática en el lugar, observando ambas familias interactuar divertidos.
- ¡Ohh Rukia!- Ichigo corrió a recibirla con un fuerte abrazo- No esperaba que vinieras hoy.
- Bueno, pensé que la oferta de quedarme a dormir durante el invierno seguía en pie- Comentó algo confundida.
- ¡Claro que sí!, je, je, je…- Miró hacia sus parientes algo nervioso- Solo que mis tíos vinieron de visita inesperadamente.
- Ohh, ya veo…- Bajó levemente la cabeza, Ichigo al notar su gesto se apuro a agregar.
- ¡Pero siempre hay espacio para ti en esta casa! ¡Por favor quédate con nosotros!- Le propuso sonando lo más convincente posible, y conociendo a Rukia agregó- Sabes que no eres ninguna molestia, eres parte de la familia.
Rukia le dedicó una sonrisa de agradecimiento, pero hizo un gesto de con la cabeza, señalando a una persona en especial dentro de la habitación. El anaranjado muchacho siguió la mirada de su amiga hasta un hombre alto, extraño tatuaje en su brazo, cabello oscuro, corto y tan despelotado como el suyo, sus ojos azul marino bien remarcado por sus largas pestañas. Se encontraba charlando enérgicamente con su tía y su padre ajeno a la presencia de una vieja conocida. El joven de ojos ámbares voltio a mirar a la joven, como suplicante.
- Vamos Rukia, quédate…esta frío allá fuera- Trató de convencerla por otros medios.
- Nada a lo que no esté acostumbrada, Ichigo- Se alejó a un paso de el guiándole el ojos- Renji dice que este Domingo libre, vamos a ir a las montañas, así que te veré allá.
Y sin nada más que decir se marcho por donde acaba de entrar apenas unos minutos atrás. Ichigo suspiró, sintiéndose derrotado y abatido, "Como me gustaría poder quitarte todo ese dolor, Rukia…si tan solo me dejaras hacerlo" Ese pensamiento lo acompaño el resto de la noche, mientras el resto disfrutaba del reencuentro familiar.
Para suerte de Rukia esa noche no nevó, pero sus lágrimas se sentían aun mas frías que la nieve y el dolor siempre presente en su corazón. Sin lugar donde quedarte, y sin deseos de regresar a su refugio, lo único que hizo esa noche fue caminar hasta perderse en la oscuridad de la noche, como otro espectro vagabundo de las calles de San Petersburgo
Bueno, espero que les haya gusta ^w^.
Se que ha sido un capitulo muy breve, pero es que los primeros dos capítulos funcionan mas como una introducción a la vida de nuestros dos protagonistas. Para que conozcan un poco el ambiente y estilo de vida de Rukia y Byakuya antes de conocerse claro esta, muajajaja. El próximo capitulo le toca a Byakuya ;D.
Se que hay muchas cosas que quedaron en el aire de la historia de Rukia, como conoció a Ichigo y Renji (y ver mejor como es su relación con ambos), la verdadera relación con su "padre" y el chico "desconocido" en la casa de Ichigo. Pero esas serán cosas que se irán revelando a lo largo de la historia, si ponemos todo al principio pierde la gracia ;D.
La historia se orienta en la Rusia Zarista (Zarista viene de la palabra Zar, que eran los monarcas que controlaban toda Rusia) que se da durante casi todo el siglo XIX. En esta historia, para ser mas precisos, se desarrolla por el año 1861, que es cuando el Zar Alejandro II abolía la esclavitud (Aviso desde ahora que el Zar no sera Alejandro, pero tendrá algunos aspectos de su gobierno). En aquella época, pese a las revoluciones industrial y francesa, Rusia aun seguía bastante atrasada. Su principal fuente de producción venia del campo (había pocas industrias), los aristócratas aun tenían mucho poder. Por lo que eras o muy rico o muy pobre, eran pocos los de clase media (Como la familia de Ichigo en esta historia xD).
Los seguiré poniendo al día, a medida que la historia avance, de todas maneras se podrán dar una idea de como es el contexto ya que el fic es muy fiel a él.
El título del Fic esta en frances "On Ira" significa "Vayamos adelante" y es un tema de la artista Zaz. Es un tema hermoso, se los super recomiendo y si escuchan la letra se darán cuenta que coincidirá muy bien con la historia a medida que avance :D. El título del capitulo es también un tema de música, pero de Despeche Mode que me pareció muy adecuado para el capitulo :D. A pain that I'm used to significa un dolor que estoy acostumbrado.
Bueno no los vuelvo mas locos, nos vemos la próxima semana, que ya tendré el segundo capitulo ^w^
