Diabolik Lovers no es de mi propiedad, pertenece a Reject.
Narración.
―Dialogo.
―Aclaraciones―.
"Pensamientos".
Palabras resaltadas.
Título: I Wasn't Myself That Night.
Autora: Lovely Swan.
Géneros: Comedia, romance.
Advertencias y aclaraciones: Comedia barata. Escenas futuras de lime y lemmon (No me hago responsable por desangramiento, ya que el comienzo es con una escena un poco sensualona). Algo de OOC (Personajes fuera de carácter tal vez).
Este fic sucede tres años después de la llegada de Yui a la mansión, sorprendente ya que la pobre sigue viva (?), y por ende acabaron la preparatoria. Ahora asisten a la universidad tanto nuestra rubia queridas y los sexys hijos de Drácula ―Lo siento si a muchos no les gusta, pero quise dejarlo así para tener coherencia respecto a las edades―.
También aparecen los Tsukinami (Por pedido de algún seguidor (?)) y sucedió todo lo de Dark Fate, solo que a mi manera ―¡Al carajo! Ni dio tercera temporada y me adelante xD―.
También he de mencionar que este fic ha sido enteramente remodelado. El siguiente capítulo es sobre Raito, pero de aquí en adelante no seguirá enteramente la línea del anterior (Así que hay posibilidad de que Kou o Kanato sean los chicos que acaban con la Shui sexy~ Lo siento por Rai-chan, mis oraciones a que tuvo mala suerte con el plan xD). También el que Yui sea algo pervertida... ¡Pero eso lo vuelve interesante~!
Summary: Una borrachera. Una muchacha ebria y con sus pasiones e instintos liberados. Una casa con doce vampiros hormonales y sádicos prendidos por su belleza. Todo conjunto solo trae algo seguro: Problemas. "―Te deseo"―Él no pudo más que gemir al oír sus palabras.
Esto debía ser un sueño. Los presentes vieron con incredulidad como la humana subida en la mesa del comedor bailaba seductoramente al ritmo de la música, moviendo sus caderas de forma tentadora como una bailarina del vientre. Sin duda, Yui ebria era una sexy gata que buscaba ser violada por un vampiro.
Canción Inspiradora: Not Myself Tonight, Christina Aguilera.
Palabras: 4073.
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PRÓLOGO
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Calor.
Hacía tanto calor que casi le era imposible el respirar. Sus pulmones se expandían y comprimían, tratando desesperados de conseguir aunque fuese un gramo de valioso oxígeno. Sin embargo, por más que lo intentasen solo lo hacían un vano intento sin resultados aparentes.
Y todo era por culpa de él.
Era su culpa, porque gracias a sus acciones ―Esos besos profundos, caricias inolvidables y las salvajes embestidas que ahora amaba― el calor fluía como lava por sus venas hasta el borde de quemarla en vida desde su propio interior.
Esos ósculos y mimos ardientes deberían estar prohibidos. Ser ilegales por haberla vuelto una esclava de la adicción. Una que en aquellos instantes moriría si le privaban de ellos, tal cual un drogadicto de su heroína. Necesitaba desesperadamente esos fogosos besos contra su boca y esas grandes manos frías sobre su piel bañada en sudor, recorriendo cada parte de su anatomía.
Los necesitaba y deseaba con asfixiante anhelo como nunca antes lo imagino posible; sin embargo, quería algo mucho más con extrema locura.
Y no estaba hablando precisamente de esa suculenta boca o las callosas manos.
¡Que Kami-sama la perdonase por su perversión! Pero, maldito fuese, ¡Quería que siguiese penetrándola tan bien como lo hacía el condenado!
Se sentía tan bueno.
Sus piernas abrazaron con mayor fuerza la cintura de su amante y sus dedos se sumergieron entre los cabellos sudorosos de él, dando tirones cuanto más profundos se hacía el juego de lenguas y el largo miembro se hundía en su ceñida humedad.
Apenas se separaron jadeantes, las enormes manos viajaron hasta sus pechos y los ahuecaron sacándole un grito de lujuria. Especialmente cuando un pellizco fue aplicado a sus sensitivos pezones.
―¡Ah, ah~! ¡SI, SI! ¡Más, quiero más! ―Gimió moviendo desesperada sus propias caderas, consiguiendo que la fricción creciese y ambos cerrasen los ojos gimiendo de deleite al igual que animales.
Sin mentira alguna, se sentía como un animal verdadero.
Como una gata en celo que no podía tener suficiente de su macho.
Notó, de repente, como una traviesa sonrisa se formaba en el rostro de su amante dándole mala espina.
Tenía una de las más hermosas de las sonrisas que hubiese visto nunca, pero cuando él sonreía de esa manera ―Con una pizca de maldad y descaro― significaban malos augurios. ¡Y no se equivocó! Porque un momento estaba el paraíso, siendo montada al estilo yegua de cría, y al otro la echaron a patadas de su cielo cuando el salvaje ritmo descendió hasta hacerse terriblemente lento para su sorpresa y horror.
Le miro ceñuda, entre confundida y frustrada, ¿Por qué de repente bajaba el compás bruto que tanto le gustaba? Al vislumbrar un brillo sádico en sus ojos una idea desagradable se le vino a la mente.
¿No estaría…? ¡ARGH! Ya sabía lo que deseaba de ella ahora; las suplicas por sus acometidas.
¡El cabrón la quería hacer rogar por una follada!
Apretó los bordes carnosos y rojizos que conforman su boca con fuerza. ¡Era un maldito desgraciado ególatra!
―¡Eres tan cruel! ―Chilló en un susurró indignado, conteniendo las lágrimas de frustración. ¡Lo quería rápido y veloz como minutos atrás, no lento y suave!
Para avivar las llamas de su cabreo, el desdichado tuvo la osadía de reírse en su cara pelada y mirarla lleno de superioridad masculina. Esa que por más molesta que fuese, le hacía más sexy y caliente que nunca.
Un nudo se le formó en el vientre al presentir que algo malo vendría por sus palabras. Al parecer esa noche era la mejor de las adivinas existentes, porque ocurrió una desgracia.
El malnacido sinvergüenza detuvo sus deliciosas acometidas, quedándose enterrado en lo más hondo de su interior y sin moverse una sola pulgada dejándola en una frustración sexual espantosa. ¡Decir que casi lo ahorco de pura rabia es poquito! Y si no lo hizo fue por puro amor que le tenía ―O quizá más porque, si lo mataba, el sexo fantástico se acabaría literalmente―.
Eso no evito que un grito ahogado se le escapase y le diese un golpe el pecho que igualmente a él no le dolió ni un pelo.
―¿Cruel? ¿Me estás tildando de cruel luego de todo lo que me hiciste pasar esta noche? ―Él se burló de ella, carente de dolor del porrazo atinado a su persona, antes que le mordiese el labio inferior y se lo chupase con maestría envidiable. La pequeña rubia solo atino a chillar, enterrando sus uñas largas en los hombros anchos de aquel hombre, que ahora se vengaba de ella―. Solo te estoy pagando con la misma moneda, considéralo una represalia por tu mal comportamiento, Koneko-chan.
Sus ojos avellanados se abrieron irritados. Tuvo unas ansias homicidas que esta vez sí estaba dispuesta a cumplir, tan solo necesitaba empujarle y conseguir cierta daga de plata ahora suya; sin embargo, toda su ira asesina se esfumó apenas la lengua mojada delineó uno de sus pezones desnudos. Un gemido escapó de su boca y su espalda se arqueó, ofreciéndose sin más a la más exquisita tortura, mientras sus caderas bambolearon en un desesperado intento de reanudar las penetraciones. Oyó a lo lejos otra risa masculina de victoria y sin más la boca se cerró sobre su diminuto brote sacándole un grito más fuerte que los anteriores.
Lamidas, besos, mordiscos y succiones intercaladas la llevaron sobre el borde. Especialmente cuando su otro pecho no era desatendido en ningún instante, al contrario, una mano se encargaba de mimarlo con pellizcos y frotamientos que la pusieron más mojada en su vaina.
No supo en que instante un fuerte orgasmo le arraso solo con las caricias a sus senos. Grito hasta casi quedar ronca y la visión se le desenfoco, dejándola al borde del síncope. Juró que vio las estrellas mientras su cuerpo convulsionaba de placer y su vagina se contraía, atrapando la erección entre sus paredes y apretándola.
Ahora fue su turno de reír entre vértigos al ver la cara tensa de su amante y escucharle soltar un rugido que resonó en la habitación. ¿Ahora quién era el castigado?
No le dio tiempo de decir algo ―Aunque tal vez con suerte solo lograría soltar un maullido por el dolor de garganta suyo― porque lo siguiente que sucedió fue que su vampiro se abalanzo sobre ella, cogiéndola de sus piernas las coloco sobre los anchos hombros de él y seguidamente procedió a embestirla agresivo. Empujándose tan hondo suyo entre gruñidos que por poco y la lanzo contra la cabecera de la cama si no se hubiese cogido de las sabanas.
¡Vaya! ¿Quién era el frustrado sexualmente ahora?
Sonrió traviesa buscando los adictivos labios de su amado inmortal.
Esta noche recién empezaba.
/…/
Los molestos rayos del sol se filtraron por la ventana de su habitación despertándola de su mundo de ensueño.
Frunció ligeramente irritada por la interrupción de su entretenida fantasía amatoria y suspiro removiéndose sobre la cama de mala gana, buscando una nueva posición cómoda para poder conciliar nuevamente el sueño. Las sabanas rosadas rozaron contra su piel desnuda, sacándole un sutil gemido ante el mero contacto.
Sentía el cuerpo pesado y le daba inmensa pereza abrir los ojos, pero eso no se comparaba en nada al dolor de cabeza que comenzaba a azotarle. ¿Por qué se sentía tan cansada y con ganas de quedarse el resto de su existencia en su confortable cama? Muy aparte del muy sensual sueño que había tenido, sentía como si un camión le hubiese arrollado.
Mínimo cinco veces con saña.
De un momento a otro una ola nauseosa le embargo. Hizo una mueca y sin poder evitarlo se levantó de un salto de la cama, causando un dolor más fuerte de cabeza que antes.
"¡Muy mala elección tuya, Yui!" Grito su voz interna regañándola y ella estuvo más que de acuerdo. Fue una mala idea levantarse de golpe.
Pero aun así, la náusea pudo más que el dolor.
Sus piernas se movieron por sí mismas, corriendo en dirección al baño a descargar el contenido entero de su estómago. Nada más poner un pie en el interior del cuarto, se arrodillo frente al retrete y vomito sin control; al mismo tiempo, sosteniendo su cabello para evitar mancharlo con el repugnante líquido gástrico.
Al terminar su laboriosa tarea jalo la palanca, para después dejarse caer en el suelo agotada. Sentir la frialdad del mármol contra su piel le brindo alivió por unos cuantos segundos, hasta que el descarado dolor regreso con más fuerza.
La cabeza la estaba matando y ya consideraba la idea de asestarse un golpe a ver si con esto la calmaba.
¡Ah, que horrible mañana le dio la bienvenida!
Al menos lo único bueno del caso fue esa fantasía erótica que tuvo mientras dormía. De solo recordarla sintió las mejillas calentarse y una sonrisa tirar de sus labios.
Ya se le había hecho muy normal el imaginar durante sus sueños atrevidos encuentros sexuales, fuesen con alguno de los vampiros con los que vivía o con uno que otro estudiante guapo de la preparatoria. ¿Y quién podía culparla? Hace un par de semanas que había cumplido sus veinte primaveras y seguía siendo virgen.
¡No la malinterpreten! No se avergonzaba de ser virgen ni nada de eso ―A menos no lo hacía hasta que Kou, Ayato o Raito se burlaban de ella usando aquel tema sensible―, pero estaba crecidita y las hormonas se la jugaban muchas veces.
¿Qué podría decirle a su cuerpo traidor cuando se ponía cachondo en silencio cuando veía a esos tontos vampiros sádicos o a algún tío buenísimo en la universidad ―Si, porque ahora asistía a la universidad señores―?
¡Hormonas, hormonas, hormonas!
Gracias a la influencia de ciertos pervertidos, el pudor hace mucho se le había desaparecido a la rubia y una vena lujuriosa había nacido en ella. ¿Quién lo diría? La niña de convento ahora era una pequeña pervertida en el armario y tenía fantasías sexuales con los degenerados que la drenaban de sangre diez veces al día.
Ay, cuerpo traicionero.
Y esa noche no había sido lo contrario. Había tenido un fantástico sueño sensual donde un desconocido ―Porque ni se acordaba de la cara, el color de pelo o al menos los ojos― le hacía el amor al estilo bruto y dominante que la volvía loca.
No, ¡No era una maldita masoquista por más que todos se lo dijesen! Solo que le sonaba muy atractivo un hombre dominante en la cama. Sin los colmillos de vampiro o quizá hasta usándolos con suavidad, cosa que ningún vampiro parecía darse cuenta.
Volviendo al tema, el sueño había sido uno de los mejores que tuvo y bastante realista. Sin embargo solo era eso.
Un sueño para su desilusión.
¡Bueno! Tampoco es como si tuviese tan desesperada por dejar de ser la niña virgen de la mansión y unirse a las filas de los experimentados, ¿No? Vale, una partecita muy en el fondo de ella sí que se moría por explorar horizontes desconocidos…
Sin embargo, dejando de lado sus instintos viciosos por un instante, Yui frunció el ceño al advertir cierto hecho que paso por alto por andar en las nubes de la lujuria.
¿Era impresión suya o estaba desnuda?
Lo analizo unos instantes antes que su mandíbula se desencajase y sus ojos se abriesen hasta por poco saliéndose de sus órbitas.
No, verdaderamente estaba desnuda.
Muy desnuda.
Solo que si eso la dejó sin habla, lo que si la dejo en shock fue el ver un segundo hecho que le dejo un hueco en el estómago. Entre sus muslos había sangre junto a algo más, un líquido pegajoso y perlado.
El corazón se le detuvo al inferir lo que era ese líquido que escurría por sus piernas y también porque había sangre en esa sección de su organismo.
Oh, dulce Kami-sama.
De repente se le vino de bofetón el supuesto sueño erótico que tuvo.
¿Podría ser posible que el sueño… Fuese más de lo pensado?
―¡Pero miren! Bitch-chan ya se despertó, nfu~ ―La cantaría y molesta voz de Raito le alerto de la presencia de sus compañeros de vivienda.
Aunque estaba más preocupada por su recién descubierta desfloración que por esos vampiros con problemas mentales.
Lentamente giro la cabeza para observar, petrificada e incrédula, como frente a ella no solo se encontraban los sádicos hermanos Sakamaki sino los también los muy sádicos hermanos Mukami y los extremadamente sádicos Tsukinami ―Nunca uso tantas veces el "sádico" en su vida para describir a alguna persona, pero estos chalados se lo merecían con honores―.
¿Qué rayos hacían todos estos perturbados mentales aquí? ¿Era acaso la reunión del club "Torturemos a Yui"? si en tal caso planeaban unirse en manada para someterla, humillarla y quitarle sus últimos litros de sangre que le quedasen… ¡Pues que mal! No estaba de humor para mierdas esa mañana, no cuando probablemente acababa de perder su querida pureza con un desconocido y quizá el sueño más caliente de su vida no había sido tanta fantasía.
La joven hizo ademan de contestar al castaño una grosería por culpa del mal humor, cuando otra oleada de dolor le atrapo haciéndole gemir audiblemente llevándose una mano a la cabeza.
No era su día, y ver a estos doce vampiros le provocaba tan solo una jaqueca más grande. Lanzo una fulminante mirada a Raito haciéndole sonreír y luego romper en carcajadas que le dieron más dolor.
Bastardo.
―Deja de reírte tanto, sanguijuela. ―Ladró la chica fríamente. Los ojos gatunos del vampiro se abrieron sorprendidos por el grosero apodo.― No estoy de humor para tus tonterías, así que si me vas a molestar hazlo rápido y lárgate. ¿Entendido?
El mayor de los trillizos se quedó estático al escuchar las crudas palabras de la joven, quien le lanzaba miradas airadas y se sobaba la cabeza al mismo tiempo sufriendo de dolores. Tras de él escuchó un coro de carcajadas mal disimuladas y bulliciosas―Ayato, Yuuma y Shin doblándose hasta casi caerse al suelo―.
En cualquier otro instante, Raito se hubiese sentido humillado y hubiese matado a la descarada que atrevió a hablarle de esa forma; pero esta vez no lo haría. Había de admitir que le gustaban las agallas que esta debilucha humana le mostraba el día de hoy sin temores, principalmente al no aguantar ni una broma culpa de la fuerte resaca que traía encima.
Además, con lo sucedido la noche anterior… Le perdonaba todo y más.
Aunque el coro de risas tampoco duro demasiado, ya que la irritable humana lanzó una mirada que prometía dolor y agonía si no se callaban de una vez por todas.
Y como fieles perritos, todos obedecieron sin rechistar.
Esta vez fue el turno de Raito de esbozar una sonrisa más grande y soltar una carcajada. ¡La chica tenía domados a una pandilla de vampiros crueles! Era digno de ver y de fotografiar para inmortalizar, lástima que no tenía un móvil a la mano.
―¡Vaya, vaya! Te levantaste del lado equivocado de la cama, Bitch-chan. Nfu~ ―Su juguetona risotada resonó en la habitación.― ¿Tan mal humor traes que ahora maltratas a tus fieles cachorritos? ―Aquellas palabras consiguieron miradas fulminantes por parte de sus hermanos y los honorables invitados, quienes no pudieron contener los siseos de cabreo y una que otra grosería que ignoro olímpicamente.― Se ve que hoy no estás para bromas con la resaca que tras por la borrachera de ayer~
Yui entrecerró los ojos como rendijas ante eso último y desechando lo de los perritos ―Interiormente se preguntó a qué se refería el excéntrico castaño con eso de perros y fidelidad, ¿Una nueva forma de insulto o acertijo?―.
―En primera baja un poco tu volumen. ―La rubia se cubrió los oídos con sus manos gimiendo exhausta.― ¡Hablas demasiado alto! Y en segunda, ¿De qué borrachera me estás hablando? ―Cuestiono sobándose la cabeza sin comprender ni pío.― No sé de qué me estás hablando exactamente Raito-kun… Yo ni siquiera bebo.
Cierto atractivo idol soltó un poco elegante bufido y movió la mano despectivamente restando importancia a su comentario.
―Es muy notorio que no bebes, M neko-chan. ―Sonrió burlón.― Lo comprobamos ayer por la noche luego que te pusieras de esa forma~
Yui le miró confundida, ¿De esa forma? ¿De qué rayos estaba hablando el Mukami? Dirigió una mirada curiosa a Kou cuando otra ola de nauseas la azoto. Rápidamente se colocó en el retrete y siguió vomitando sin control, a pesar que ya no tenía nada en el interior de su estómago.
Lloriqueó adolorida y sintió como parte de su dignidad se iba junto con lo regurgitado. ¡Lo que le faltaba! Estaba vomitando frente a estos lunáticos y al higiénico de Reiji, quien de seguro luego le daría un castigo por la descortesía de vomitar frente a otros.
Deseó que la tierra se la tragase.
Cuando por poco y acabo de meter la cabeza al excusado, sintió como unas frías manos le recogían los cabellos con suavidad y los apartaban de su rostro para ayudar a que no se ensuciasen. Una vez que acabó supo quién fue la persona que le ayudo y no pudo evitar que la sorpresa cubriese su rostro.
Ayato le devolvió la mirada con las mejillas coloreadas de carmín, seguidamente soltó un audible "Tch" y giró el rostro en otra dirección claramente avergonzado.
¿Desde cuándo Ayato no la miraba a la cara con su sonrisa sádica? ¿Desde cuándo el vampiro egocéntrico de la familia se sonrojaba como un niño? ¡¿Desde cuándo Sakamaki Ayato le ayudaba con tana amabilidad?! Una toalla felpuda fue puesta frente a ella provocando que la chica cambiase su vista, solo para observar ahora a un Subaru rojo como remolacha entregándole el objeto.
―¡S-solo te la doy para que te cubras! N-no es correcto que estés… Así. ―Aclaró poniéndose más rojo al bajar la mirada al cuerpo desnudo de la chica y luego apartase el rostro más azorado que antes.
Un minuto.
Había estado desnuda al momento que estos vampiros entraron, ¿No?
Guardo silencio antes que chillase horrorizada y tomando la toalla se envolviera igual de roja que el albino. ¡Menuda idiota!
Ahí se iba otra porción de dignidad suya.
"¿Qué más podría pasarme, Kami-sama?" Lloró en su mente la joven, haciéndose bolita a mitad del baño.
Miró discretamente a los presentes, las lágrimas escapándose por las esquinas de sus ojos de pura pena, quienes le devolvieron la mirada con cierta irritación por su acción. No les gustaba mucho la idea de verla cubierta cuando ya habían apreciado su menudo cuerpo sin prendas que la cubrieran ―A excepción de Subaru. Él solo se sostenía la nariz y trataba de cubrir como fuese posible la sangre que se le escapaba―. Pero ella ignoro este hecho debido a que tenía otro pensamiento en mente. Una idea de lo que había sucedido.
No podía ser lo que estaba pasando.
―U-un momento… ―Musito la chica nerviosa, sus manos cogiendo con fuerza la tela esponjosa que la cubría y retrocedió un paso de los presentes temerosa.― ¿Qué es lo que sucedió exactamente anoche?
Doce pares de ojos le miraron pasmados por sus palabras, cuando de repente la incredulidad se convirtió en decepción y finalmente en furia.
Yui tuvo el impulso de echarse a correr por su vida, lástima que no lo hizo porque la cabeza le latió nuevamente y sollozo adolorida. ¡No comprendía nada de lo que sucedía!
―¿A qué te refieres con "qué es lo que sucedió exactamente anoche"? ¿Es que tienes amnesia o qué, Chichinashi? ―La furia era palpable en la voz del muchacho al decir aquello.― Sabes muy bien lo que paso anoche, tú estuviste con nosotros y…
―¿Con ustedes? ―El terror le invadió y un frío le caló los huesos.― ¿Cómo que estuve con ustedes? ¡¿De qué estás hablando Ayato-kun?! ―Estaba paranoica, ¡Pero le valía madres en ese preciso instante!― ¡¿Y por qué estoy desnuda?!
―¡¿A quién le importa que estés desnuda, idiota?! ―Shin dio un paso adelante, su expresión claramente salvaje y llena de furia que encogió a la joven.― ¡¿Cómo es eso que no recuerdas nada de lo sucedido la noche pasada, ah?! No te hagas la idiota, ¡Sabes claramente lo que ocurrió! ―Ahora fue el turno del rubio de tener las mejillas rojas y apartar la mirada con ligera apena.― ¡Tch! ¡No te hagas la inocente ahora, bruja!
―¿I-inocente? ¿A qué te refieres con eso, Shin-kun? ―Sentía que las piezas encajaban cada vez más, no obstante se negaba a aceptarlo.
¡Porque no podía ser posible!
Una imagen del hombre misterioso de su sueño la hizo enrojecer.
Reiji negó con la cabeza ante tanto melodrama, comprendiendo cual era el problema real en este caso. Otros que parecían entenderlo también eran Ruki y Carla, porque el suspiro exhausto y el segundo fulmino con la mirada a la muchachita de ojos rosas.
El Sakamaki se arregló los lentes y decidió intervenir al ver que los más impacientes ―Entiéndase por Ayato, Kanato, Shin y Yuuma― comenzaban a perder la paciencia y a rondar como leones a la torpe humana listos para lanzársele a la yugular.
―Anoche te emborrachaste por culpa de Raito ―Inició con ligereza el pelinegro, capturando la atención de la joven al instante.― Tratamos de hacerte llegar a tu recamara para que descanses, pero sucedieron unos cuantos accidentes desafortunados en el camino.
¿Accidentes desafortunados? Aquello no sonó bien para los oídos de Komori, quien de inmediato presintió que esos incidentes tenían que ver con esos sádicos y la pérdida de su virginidad. Las náuseas le invadieron otra vez.
Intento hacer memoria de lo sucedido, más solo se hallaba con una neblina negra que le impedía recordar. Nada. Parecía que ni un mísero trozo de recuerdo estuviera presente en relación a la noche anterior. Siguió intentándolo al observar a los vampiros, pero aun así no obtuvo nada.
Suspiro derrotada. Si había estado borracha, cosa que no creía posible ya que no tomaba ―Pero con el trillizo mayor cualquier cosa podía ser posible, así que no lo descartaría―, probablemente había hecho tonterías y medias estando embriagada. Como clara consecuencia vino después la resaca, la cual le dio una muy obvia amnesia.
Rayos.
―No recuerdo nada. ―Declaro con horror, y cierta vacilación, la jovencita.
Se instaló un silencio sepulcral. No tardo en recibir una docena de miradas letales haciéndola sentir más nerviosa de lo que ya estaba. ¿Qué podría haber hecho estando borracha cómo para ponerles así?
Raito al parecer se apiado de su condición y suspirando con molestia se sentó en el suelo mirando al techo por un par de minutos. Una sonrisa sádica se extendió por su hermoso rostro mandando escalofríos a Yui, con cada una de esas sonrisitas siempre le sucedía algo malo a ella y no dudaba que esta no fuera la excepción.
Sin embargo, no espero las siguientes palabras del castaño.
―Entonces, solo tendremos que hacer que Bitch-chanrecupere sus recuerdos. ―Ella se paralizo y los demás miraron con cejas arqueadas al castaño.― Cada uno te contara un trozo de lo sucedido y así harás memoria de lo perrita que puedes ser con unas copas de más. Nfu, nfu~
―¿Perrita? ―Cuestiono ofendida.
Él la ignoro, y ella finalmente abrió los ojos de lo ciega que había estado.
Múltiples palabras golpeándola de una.
Sangre. Esperma. Perrita. Desnuda. Desfloración. Borrachera. Músculos adoloridos. Sueño no tan sueño. Vampiros furiosos.
Su rostro se contorsiono en una mueca de horror al darse cuenta de su cruel realidad, atando cabos sueltos al fin sabía que es lo que sucedió la noche anterior. El único problema es que no sabía con quien fue ni si en verdad estaba sucediendo o era una mala broma del mayor de los trillizos.
―Raito-kun ¿Acaso yo… Con uno de ustedes? ―Sentía ganas de llorar.
El travieso vampiro sonrió más.
―Si Bitch-chan. ―Ronroneó con demasiado placer y alegría.― La noche anterior perdiste tu preciada virginidad con uno de nosotros. Nfu~
Con esas palabras las náuseas la atraparon y volvió al retrete a continuar descargando lo último que guardaba su estómago. Las palabras del pervertido de la parentela taladraban su mente sin darle un misericordioso descanso. Tan solo repitiendo varias veces lo mismo.
A lo lejos pudo escuchar al pervertido vampiro decir: "Creó que fui muy directo" siendo seguido de los regaños de un Reiji furioso y la exasperación del resto.
No le importo, ella siguió llorando en su interior al saber la verdad.
Anoche había perdido su virginidad con uno de estos sádicos vampiros… solo que no sabía con cuál de la docena. Ahora solo le quedaba una pregunta importante:
¿Quién fue el primero?
Continuará…
…
¡Y finalmente lo hice! Logre re-escribir esta historia. Un mísero prólogo, pero algo es algo mis amigas queridas xD Me quedó más largo que el primero, pero eso se debe a la escena ligera de lemmon (O una partecita de este~). En fin, ¿Qué opinan de la re-escritura? ¿Me quedo bien? Dejen sus hermosos reviews para saber.
Como bien mencione al principio, la trama ha cambiado y ahora cualquier vampiro puede ser la afortunada pareja de Yui, ¡Hagan sus apuestas! A ver si le atinan al final de la historia~ También están Carla y Shin, así apuesten, damas mías~
¿Quieren más lemmon? Lo veremos más adelante, como también mucho pero mucho lime sexy. Y con respecto a la canción de Aguilera… Loco suena, pero en estos días que escuchaba sus canciones, me acordé que la que me dio un empujón para escribir "The Night Before", fue nada más y nada menos que "Not Myself Tonight". ¡Por eso le doy tributo al nuevo nombre! Soy la cancionera adicta a ellas e inspiradora a base de estas~
Ahora si, me despido mis amigas.
Bye, bye~
Esperen el próximo capítulo~
Lovely Swan.
P.D: ¡Denle a favs y follows! Como esperó bellos reviews (?)