Capítulo 5: La inocente princesa y el rey dragón

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Wendy golpeaba la puerta de la habitación de su amiga Heartfilia.

—Pasa, Juvia cree que ella ya está lista. —Sonrió la peliazul mayor al abrirle, y la niña entró contenta.

— ¿Qué creen? —Preguntó Lucy dando un giro.

Las chicas la vieron sorprendidas.

—Juvia cree que… Si Natsu no fuese un demonio que odia al mundo, se enamoraría de Lucy. —Dijo la de ojos celestes, imaginando un casamiento y final feliz. —Pero… Por otro lado, Juvia cree que si Gray-sama la viera, dejaría a Juvia. —Murmuraba en una esquina de la habitación atemorizada, imaginando ahora que Fullbuster se oponía en la iglesia a la boda de Lord Dragneel.

—Ven aquí, Juvia, ¿qué tanto dices? —Se reía la rubia.

Wendy aún miraba encantada el vestido de la chica, y llamaba a su amiga con una mano.

—Es hermoso, Lucy-san. ¿Crees que Mira me podrá hacer uno en blanco y azul? —Preguntó la pequeña.

—Oh. —La de cabellos dorados se agachó, viendo pícaramente a Wendy. — ¿Es para Romeo? —Bromeó y la chiquilla se encendió totalmente de la vergüenza.

— ¡N-No es así! —Negaba nerviosamente con la cabeza.
Lucy rio un rato, y luego de calmarse, abrió la puerta de su habitación y dirigió una última mirada a sus amigas.

—Juvia te desea buena suerte, Lucy. —Sonrió Loxar, con Wendy al lado suyo, despidiéndola ambas.

— ¡Sí! Nos vemos después. —Y salió de allí decidida.


El reloj marcaba las nueve menos cinco de la noche.

Natsu estaba impaciente. ¿Todas las mujeres siempre tardaban años en llegar a donde sea?

— ¿Está bien la comida de esta forma, Lord Dragneel? —Preguntó una albina de pelo corto, que tenía orejitas y cola de gato de color blanco.

—Sí, Lisanna. Así está bien. —Dijo sin mirarla, apoyado en un codo, aburrido. —No era necesaria la comida. Los demonios siquiera comemos algo más que de lo que estamos hechos. —Soltó.

—A Mira-nee le gusta cocinar, Lord demonio. —Sonrió y el pelirrosa asintió.

Su habitación era oscura y gigante. Había una enorme chimenea en medio, y el fuego allí siempre estaba encendido, alumbrando el lugar además de las velas.

Natsu dirigió sus verdes ojos hacia la puerta cuando escuchó que golpeaban.

La albina abrió y sonrió al ver a la linda chica de cabello color oro.

— ¿Mira? —Preguntó Lucy confundida.

—Soy Lisanna, Mira-nee es mi hermana. —Explicó dejándola pasar. —Adiós, mucha suerte. —Contenta, se fue.

La rubia se quedó viendo la puerta tras de sí. En realidad, tenía miedo de mirarlo a él.

No entendía por qué quería que fuera allí, pero Juvia la había convencido con respecto a que no le haría nada. Porque así era, ¿verdad?

El pelirrosa caminó hacia ella, y al verla ciertamente se sorprendió: su delicado vestido, y el cabello suelto que tenía la hacía verse hermosa. Tampoco pudo evitar sentir la fragancia a vainilla que dejaba en el aire.

Pensó que seguramente hubiese sido alguien muy especial para él hace mucho tiempo. Pero las cosas eran diferentes en el presente.

—No era necesario que te vistieras de esa manera. —Soltó él, serio.

Lucy lentamente levantó su mirada, viéndolo directamente a los ojos.

—Mira lo hizo para mí. Y Juvia insistió. —Explicó.

La rubia lo notaba más calmado ese día.

—Entiendo. —Asintió y la invitó a sentarse. —Mirajane hizo esta comida también, supongo que querrás probarla.

—Sí. —Ella se sentó y miró la gran mesa que tenía enfrente: había vegetales de todo tipo y carne algo… extraña.

—Sabrás entender que aquí todos los animales que pudo haber se transformaron en demonios también. Ojalá te gusten con salsa. —Ahí estaba otra vez esa sonrisa burlona.

La rubia puso cara de desagrado y sólo se sirvió vegetales en un plato.

El ojijade tomó un pedazo de carne y se lo llevó a la boca, alejándose de la mesa y colocándose frente al rojo fuego de la estufa.

Lucy lo observaba desde la mesa. Era muy descortés de su parte dejarla allí sola, considerando que además tenía ese vestido elegante.

El pelirrosa miraba el fuego moverse.

La rubia, cansada, se levantó y dejó la horrible comida allí. Así, se acercó a Dragneel.

—Dime… ¿Por qué me llamaste? —Preguntó con algo de temor.

Él la miró, penetrando sus ojos, clavándole la mirada, y Lucy dio un paso hacia atrás. Sin embargo, sintió cómo él la acercó hacia sí al agarrarla de la muñeca.

—Para todos aquí podrás representar algo bueno. Pero yo creo que nos estás escondiendo algo. —Dijo en un tono serio, pero aterrador, y ella sintió su pulso acelerarse.

—No es así… Yo no sé nada sobre ustedes. —Explicó temblando, pero sin quitarle la vista de encima.

— ¿Cómo puedo creerte? En diez años nadie ha entrado aquí. Lo único que sobrevive en este lugar es la maldad. —Declaró apretando más el agarre.

—Eso no es verdad. Juvia, Wendy, Romeo, Levy, Mira, Lisanna… Todos son amables y lindos conmigo. Y sé que Jellal también debe serlo. —Dijo con decisión y tristeza al mismo tiempo. Luego, su mirada se tiñó de enojo. —El único que tiene maldad aquí eres tú, Natsu.

El aludido dio una media sonrisa, viéndola sarcástico. Dirigió su vista hacia ella, observándola de pies a cabeza, recorriendo cada esquina de su cuerpo. Lucy se sintió incómoda, pero no retrocedió.

—Ciertamente los demonios hicieron un buen trabajo contigo. —Soltó mostrando sus colmillos al sonreír con sorna.

— ¿Q-Qué quieres decir? Ya te he dicho que yo no tengo nada que ver con todo es- —Al intentar excusarse, sus palabras fueron cortadas al igual que la distancia que los separaba.

Natsu jaló su mano izquierda, atrayéndola más hacia él, y acercó su cara al blanco y suave cuello de ella, adornado por finos cabellos de sol.

El joven inhaló su aroma como si fuese droga, como una sustancia a la que fuese adicto y no pudiese esperar un segundo más para llenarse de ella.

— ¿Qué… estás haciendo? —La rubia podía sentir cómo su propia respiración se entrecortaba por la cercanía que mantenían, y sin poder controlarlo, se sonrojó fuertemente.

—No es muy difícil. Sólo debes admitir que Zeref te envió y tu muerte no será demasiado dolorosa. —Pronunció degustando cada palabra, con sadismo.

Lucy vio de reojo los orbes bien abiertos del joven, los cuales reflejaban el fuego próximo. Pero aquel calor brotaba desde dentro de ese demonio, profundo, y ella sintió que lentamente se quemaba.

—No sé quién rayos es Zeref. —Soltó sin saber cómo podía articular palabras todavía.

Dragneel la miró, enervado, furioso. La tomó del cabello y la alejó con una mano para verla directo a los ojos.

Lucy dio un quejido, y luego su voz se cortó de repente, sintiendo una punzada de dolor en el costado de su abdomen. Pero, aunque las gotas de sangre caían por el suelo cada vez en más abundancia, su rostro mostró confusión sólo al ver que el cuerpo de Natsu estaba cubierto por escamas rojizas.

El pelirrosa la sostuvo con fuerza para que no cayera, pero lo que esperaba nunca llegó: ella había sido herida.

— ¿Por qué no te defendiste? No debería haberte podido hacer ni un solo rasguño si eres un enviado de él. —Ahora el extrañado era Dragneel, que no comprendía nada de aquello.

—T-Te dije… que no sé quién rayos es ese Zeref. —Pronunció con dificultad.

La rubia tomó con ambas manos la capa negra del ojijade, sosteniéndose de él.

—No lo comprendo. —La miraba atónito, y sostuvo su frágil cuerpo entre sus manos.

—Yo ahora sí…. —Levantó su barbilla un poco, viéndolo desde abajo al estar agarrada de su pecho. —Soy una simple humana… Y tú un simple dragón, Natsu. —Sonrió, descubriendo la magia del muchacho finalmente, y desmayándose en los brazos del pelirrosa.


Continuará…

¿Cómo están? :D ¡Gracias a todos los que siguen la historia! En este capítulo pudimos ver un poco más del malvado Dragneel, ¿eh? =P Ojalá les guste :3

¡Reviews! :

AnikaSukino 5d: ¿Verdad? Pobre Mira, es tan linda ella. Pero aún queda más de este misterio :3 Espero pueda leer pronto tus fics, mucha inspiración para eso :D Pero sí, a mi la U me tiene loca también con los finales ;w; jaja, gracias por todo y un beso grande!

Honey Maaka: Me gusta, me gusta el suspenso ahí tajante =P Jajaja, por favor, ¡muchas gracias por leerla! :D Ojalá te guste :3

¡Nos vemos en el 6, gracias por el apoyo!