Hermione se llevó una mano a la boca con un jadeo, abriendo los ojos como platos sin despegar la mirada del signo '+'.

Oh, Dios. Oh mi Dios.

-Cielos.-Susurró, antes de inspirar hondo y dejar el test de embarazo sobre el mueble del baño, mirándose al espejo con los ojos como platos.

Su teléfono comenzó a sonar en alguna parte de la habitación, pero lo ignoró, mientras se levantaba con manos temblorosas la playera blanca que traía puesta y posicionaba una mano sobre su estómago.

Su hijo crecía allí.

Mi hijo. Nuestro hijo.

-Hola, pequeñín.-Susurró, bajando la mirada hacia su ombligo y con una sonrisa cada vez más grande extendiéndose por su rostro.-Hola, mi amor.

Unas cuantas lágrimas se escurrieron por sus mejillas, y se las secó lentamente, sin dejar de observar su estómago.

Tenía tantas cosas que hacer.

Tenía que ir a la doctora, averiguar de cuánto tiempo estaba embarazada, decirle a Draco...

Decirle a Draco.

La castaña lo conocía lo suficientemente bien como para saber que se iba a poner loco de felicidad.

Dos años después de casarse, habían decidido que querían ampliar la familia, pero las cosas no habían ido como ellos se imaginaban.

Según los análisis a los que se habían sometido, no había nada mal en ninguno de ellos, pero Hermione creía que habían cometido un error, porque ella no podía quedar embarazada.

Simplemente, no sucedía.

Ahora, cuatro años después de aquel hermoso día en que se convirtieron marido y mujer, cuando estaban comenzando a considerar la idea de la adopción, aquello sucedió.

Y Hermione se sentía la mujer más feliz del Universo entero.

Su teléfono volvió a sonar con un ringtone estruendoso, y con un suspiro se encaminó hacia la habitación para tomarlo entre sus manos.

"Ginny." Dijo en cuanto se llevó el aparatito al oído. "¿Todo bien?"

"No, todo mal. El idiota de mi marido está tatuando a una perra en una teta, ¡En una teta!" Chilló su amiga al otro lado de la línea, y Hermione soltó una carcajada para luego hacer una mueca.

Ginny y Harry se habían casado hacía dos años, y eran el matrimonio más tormentoso que Hermione había conocido. Siempre peleaban, pero siempre, siempre, se reconciliaban. Y más te valía no estar cerca cuando lo hacían, o terminarías traumado.

"Eso es algo extremo."

"¿¡Te parece!?" Ginny bufó. "Me fui de allí para no tener que verla babeando sobre él como una idiota. Quítate, mierda."

"¿Gin?"

"Lo siento, un imbécil en mi camino."

"Relájate, sabes que Harry no tiene ojos para nadie más que para ti."

"Hermione, se va a pasar la próxima media hora mirando el seno de otra mujer." Ginny soltó un gimoteo. "Y encima era un seno mucho más grande que el mío."

Hermione soltó una carcajada mientras se sentaba sobre la cama con un suspiro.

"A Harry no le va a interesar, estoy segura. Oye, Al, ¿Sabes si Draco seguía allí cuando te fuiste?"

"Estaba terminando con un chico y se iría a casa, ¿Necesitas algo?"

"No, sólo... No."

Luego de cortar la llamada con su amiga, Hermione se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama, mirando fijamente la puerta.

Desde que Draco había abierto su propio local, con Harry y Neville como socios, se encontraba mucho más ocupado que de costumbre, y había noches en las que Hermione no veía las horas de que regresara a casa.

Si a eso se le sumaba su propio trabajo como maestra de una escuela primaria, se podía presumir que no poseían de demasiado tiempo para estar juntos, pero ellos lo habían hecho funcionar.

Las cosas habían cambiado mucho desde que se habían casado, y ambos habían descubierto que el matrimonio no era un cuento de hadas el cien por ciento del tiempo, pero a pesar de las peleas estúpidas y las frustraciones, su amor era tan inmenso como el primer día, o incluso más.

Finalmente, con una sonrisita bailando en su rostro, Hermione se puso de pie y caminó hacia la cocina de su departamento, poniéndose a cocinar algo bastante elaborado para despejar los nervios de su cabeza.

A las nueve y cinco minutos, la puerta se abrió, seguido de un "¡Cariño, estoy en casa!".

Hermione estuvo a punto de soltar un chillido, pero en lugar de eso terminó de acomodar la lasaña sobre la mesa y levantó la mirada justo cuando Draco entraba en la cocina-comedor con una sonrisa.

"Hola, pequeña."

"Hola, nene." Hermione se puso de puntillas y lo besó en los labios, pegándose a él mientras lo sentía rodear su cintura con sus grandes brazos y levantarla del suelo.

"Parece que alguien me extrañó hoy." Susurró su marido contra sus labios, y Hermione sonrió.

"Mucho." Volvió a besarlo antes de apartarse y apoyarse contra la encimera, mirándolo con una sonrisita en los labios.

Draco se quitó en abrigo y lo dejó en el respaldo de una de las sillas, mientras miraba a Hermione, luego a la mesa y luego a Hermione de nuevo, arqueando una ceja ante la extraña actitud de su mujer.

"¿Sucede algo?" Hermione se encogió de hombros como respuesta, y Draco se mordió el labio inferior mientras desviaba la mirada hacia la lasaña. "Hiciste mucha comida." Murmuró.

Hermione sonrió ampliamente.

"Supongo." Susurró la castaña. "Es que ahora debo comer por dos."

En menos de un segundo, la cabeza del rubio saltó como un resorte hacia ella, y la miró fijamente durante unos segundos antes de abrir la boca.

"Tú..."

"Sí."

"Nosotros..."

"Sí." Hermione sonrió todavía más ampliamente, mientras veía las reacciones de su esposo reflejadas en su apuesto rostro mientras asimilaba la noticia.

"Estás embarazada." Murmuró finalmente, y Hermione asintió con la cabeza lentamente mientras se enderezaba.

"Vamos a ser padres."

Draco soltó todo el aire de sus pulmones mientras se plantaba frente a ella en dos pasos y se dejaba caer de rodillas frente a ella.

Hermione se secó las lágrimas con el dorso de la mano mientras lo veía levantarle la remera y enterrar el rostro en su vientre.

"Cielos, cielos, cielos, voy a ser padre." Un sollozo se le escapó a la castaña, que asintió, sin poder parar de llorar. "Vamos a tener un hijo."

"Sí, mi amor." Susurró Hermione, enredando sus dedos en los cabellos de su esposo, que se separó unos centímetros de ella para mirarla desde abajo con sus preciosos ojos grises brillantes.

Estaba llorando. Hermione no recordaba haberlo visto llorar nunca. Y ahora estaba llorando.

Otro sollozo se escapó de la garganta de la castaña segundos antes de que su marido se pusiera de pie y la envolviera entre sus grandes brazos, estrechándola contra su cuerpo y levantándola unos cuantos centímetros del suelo.

"Te amo, te amo, te amo."

"Te amo, cariño."

"Vas a ser el mejor padre de todo el mundo." Susurró Hermione contra su cuello, y Draco sonrió mientras la besaba en la cabeza.

"Vamos a hacerlo bien, pequeña, vamos a hacerlo bien."


Yyyyyyyy, acá tienen otro Outtake. ¿Demasiado pequeño? Pero la verdad es que no me importa porque LO AMO. (Soy muy humilde, lo sé.) Casi me largo a llorar escribiéndolo, y quizás sea porque estoy hecha un trapo de piso últimamente, pero así fue.

Emma.


¡Gracias por leer!

¡Me encantó este capítulo! Es perfecto…

¡Si tienen alguna sugerencia para el siguiente Outtake pueden decírmela y yo me encargare de comunicársela a la autora!

¡AMO ESTA HISTORIA!

Con amor,

Old Brown Shoe :P