Las seguidoras de esta historia tal vez se sorprendan porque subí de nuevo este cap, pero les explico que estaba corrigiendo los errores de todos los capítulos (que eran millones y no me dijeron!), así que venia reemplazando los doc, pero estem... accidentalmente lo borré en lugar de reemplazarlo, me confundi xD Si ya se, soy idiota. ;-;
Hola de nuevo! Les sorprende? Si, a mi también, se suponía que esto no iba a pasar… pero a pedido de dos seguidoras de la historia voy a hacer, solo por esta vez, un pequeño capitulo. Ustedes lo pidieron no? Ahora aténganse a las consecuencias!
Perdón por los errores de ortografía, no he tenido mucho tiempo para editar!
Final definitivo!
De vuelta al manicomio
Toph frunció la nariz.
Estaba siendo escoltada al interior del hospital psiquiátrico. Soltó un suspiro cuando entró y se dio cuenta que nunca se había olvidado del olor de ese lugar. Pudo sentir la mirada de algunos de los psiquiatras que la habían atendido hace tan solo tres años y al reconocerla le clavaban la mirada. Siguió caminando con dos guardias tras ella que la seguían de muy cerca, para disgusto de Toph.
Llegaron a una habitación mas que conocida para Toph y cuando entro Azula ya estaba ahí, algo sorprendida o tal vez desconcertada, se veía un poco diferente y parecía mayor considerando los 32 años que tenia. Toph, con un pequeño bulto de mantas en los brazos fue hasta la silla mientras que Azula solo tenia la vista fija en los ojos de Toph.
Era el cuarto de las visitas.
La princesa del fuego se quedo unos segundos en silencio, esbozo por unos segundos una sonrisa torcida, y su semblante aun poder evitarlo cambio nuevamente a una expresión sorprendida.
- Vaya, vaya… a quien tenemos aquí. – susurró Azula.
Toph esbozó una sonrisa que ya no se veía como una mueca o intento fallido de sonreír, tampoco era amenazante.
Esta vez sin preguntar, dijo:
- Azula.
Azula volvió a repasar a Toph con la mirada, llevaba la vestimenta de la nación del fuego y hasta elegante, el cabello semi-recogido con un accesorio dorado en forma de llama que lo sostenía.
- Me dijeron: "La dama del fuego quiere verla…" y mira a quien me encuentro... se puede decir que no me lo esperaba.
Toph soltó una risita y negó pausadamente con la cabeza.
- ¿Acaso esperabas a Mai? – dijo enarcando una ceja.
- No lo creo… no sé. – dijo pensativa. – Ella no vendría a visitarme.
- ¿Pero yo si?
- Suponía que alguna vez volverías y no seria precisamente con una camisa de fuerza. – Dijo Azula.
- Pensaba hacerlo antes, pero no estaba preparada para volver. – Toph borró su sonrisa.
Se escucho un leve gemido, y Azula por primera vez se fijo en el bulto que sostenía Toph en sus brazos y se estiro un poco para ver a un bebé, quien había abierto sus ojos y bostezaba.
- ¿Quien es? – pregunto tan curiosa como un niño mientras se estiraba mas para poder verlo de cerca.
- Mi hija. – dijo Toph con orgullo. – Y tu sobrina. Quería que la vieras…
Toph quito la manta que la cubría y Azula miro sorprendida a la pequeña quien abría bien grande sus ojos color ámbar. Azula escruto con la mirada al bebé y luego volvió la mirada a Toph.
- Se parece a Zuko. – dijo en un susurro. Era lo único que se le ocurrió decir.
- Y Zuko dice que se parece a ti. – comentó divertida.
Azula se quedo en silencio analizando la situación. Asi que, Zuko y Toph. ¿Como y cuando demonios paso esto? Pensaba. Era extraño, sin dudas.
- ¿Como paso eso?
- ¡No voy a contarte eso! – exclamó Toph con sorna.
Azula dio un respingo y casi escandalizada dijo:
- Yo no me refería a como… - Dijo mirándola disgustada. – Quise decir en como terminaron tu y mi hermano juntos. Eres desagradable demonios...
- Ah, claro! – Dijo Toph comprendiendo, pero aun borrar su sonrisa perversa. – Muy cursi, pero tu lo pediste… Así que, después de casi un año de salir del manicomio, hubo un problema. Tuve una recaída, fue una tonto accidente que pudo haberlo arruinado todo. La puerta de mi habitación se trabo y… bueno te imaginaras, el lugar en su mayoría es de madera a excepción del piso. Zuko me escucho gritar y tiro la puerta abajo… cuando entro lo ataque, porque no logre darme cuenta que el no era una amenaza para mi. Así que cuando logre entrar en si y darme cuenta de lo que había hecho, me sentí terrible… le dije que se alejara de mi, y que yo era una amenaza para el. – Contaba Toph que esbozaba una media sonrisa. – Entonces me abrazo y me confeso lo que sentía.
Toph se quedo pensando unos segundos en otras partes que omitió de la historia, y es que eso no era ni el comienzo. Ella por miedo, había rechazado a Zuko, porque era lo mejor para todos, para el. Pero recordaba bien, esa noche que todo cambio y ya no pudo negarse a lo que sentía.
Esa noche que como solía pasar, tuvo una pesadilla y Zuko fue a acompañarla. Ni siquiera estaba segura ahora de como empezó la conversación, pero estaban muy cerca del otro y le dijo a Zuko, con una risa entre amarga y genuina: "Y tengo 27 años y la única persona que parecía interesada en tocarme, solo lo quería hacer para joderme..." Zuko la había mirado de una forma indescifrable y cuando Toph pensaba decirle que no lo tome tan serio... Él la beso. Fue el final de su intento por alejarlo de ella.
Azula sonrió con sorna.
- Demasiado cursi.
- Te lo dije. Bueno, obviamente es mucho mas largo. Pasamos mucho para que aceptaran nuestra relación, por las diferencias culturales y otras cosas mas, pero finalmente lo logramos...
El silencio lleno la sala, ninguna de las dos sabia que decir o hacer, hasta que Azula sintió una nueva curiosidad.
- ¿Como es que... lo perdonaste? - Su pregunta sonó ligeramente ofendida, como si no esperara eso de ella.
- El no hizo nada malo que yo tenga que perdo...
- Te metió en un manicomio, el lo hizo. - interrumpió Azula con dureza.
Toph, para gran sorpresa de Azula la miró con condescendencia, como si se tratara de una niña que no sabia lo que decia.
La maestra-tierra estaba además, conmovida. Era como si Azula no aceptaba que Zuko le había hecho y por eso su molestia a que lo haya perdonado en primer lugar.
- Princesita, las cosas no son tan fáciles. Yo hice... - Toph cambió su expresión drasticamente, a una seria y dolida - cosas horribles. Que se suponía que harían?
- ¿Para que viniste aquí? - preguntó Azula cambiando de tema y siguiendo con su dura expresión.
- No lo se. – admitió Toph, pero después de una breve pausa reflexionó. – Sabes, cuando yo estaba aquí me sentía sola, y necesitaba, aunque no lo admitiera una voz conocida que venga de afuera, de alguien cuerdo que te recuerde la vida. Que no hable solo para darte un diagnostico… que te recuerde quien eres.
Hubo otro muy breve silencio hasta que un guardia golpeo suavemente la puerta avisando que se acababa el tiempo de visitas.
Entraron dos mujeres con la misma vestimenta de siempre, túnicas con suaves colores blanco rojo y rosa, y hicieron que Azula se levante. Esta volvió la mirada nuevamente a Toph.
- Gracias. – Susurro Azula de forma casi inaudible.
- No hay porqué. – Contestó Toph.
Toph se volvió a la puerta del lado contrario de donde salió Azula, y de inmediato los guardias reales, a quienes a pesar de insistir en que se podía defender sola, la siguieron hasta el manicomio, volvieron a ir tras ella mientras se dirigían nuevamente a la salida.
¿Volver al manicomio? No era necesario, ni estaba de mas. ¿Por qué no? Tal vez si, tal vez no. Tal vez, alguna vez Azula aceptaría también las visitas de Zuko, quien se había dado por aludido hace tiempo.
Bueno, finalmente lo hice, espero que les haya gustado…
Se asustaron en la introducción? Pensaron que estaban mandando nuevamente a Toph al manicomio? Porque si fue asi, ese fue el objetivo! Lol
Como veran, nunca falta el leve humor. Pude hacerlo mas largo y hacer la parte que cuenta Toph sobre ella y Zuko, pero esto es Azula-Toph, se supone que debo resaltar unicamente su extraña amistad. Y la verdad estoy conforme con el resultado.
Ya saben, sigo sin mi computadora, asi que mis otros proyectos van a tener que esperar, y bastante pero los voy a publicar, no ahora pero en cuando pueda!
Ya saben, quiero su opinión, que les pareció? Espero que les haya gustado!
Saludos!