¿Qué hubiera pasado si Victoria tuviera poderes?

Importante: Éste capitulo contiene escenas de sexo. Si eres menor de edad o no, me da igual; no creo que nadie espere a los dieciocho para pervertirse la mente XD Así que si tienes una mente sensible no lo leas. Luego no quiero quejas.

Capitulo 53

El regreso a casa fue tranquilo. Edward quería que apreciara cada detalle de la naturaleza que nos rodeaba y realmente era increíble. Mi pobre vista humana jamás le había hecho justicia a tanta belleza. Ahora entendía cuando todos decían que había cosas que mi vista no era capaz de ver. Era como si hubiera tenido un velo toda mi vida que no me había dejado ver las cosas como realmente eran, sobre todo a Edward. Cuanto más le veía, más sorprendida me quedaba. Jamás le había visto como era realmente y eso me asustaba un poco. Sabía que él siempre me había visto con esa increíble vista y todavía no entendía que había podido ver en mí. Una simple humana. Él siempre me decía lo hermosa que era. Quizá su transformación había sido defectuosa "¿Eso sería posible?" No pude evitar reírme en voz alta ante mi pensamiento.

-¿Qué es tan gracioso?- preguntó Edward con una sonrisa.

-Nada- negué con una risita-. Solo pensaba si tu transformación había sido defectuosa.

-¿Defectuosa?- bufó divertido-. No creo que eso sea posible, pero ¿por qué llegaste a esa conclusión?

-Edward- paré y me puse frente a él-, ahora que soy como tú, puedo ver las cosas como realmente son. Siento como si hubiera pasado toda mi vida ciega y…

-¿Y…?- me animó.

-Tú siempre me has dicho lo guapa que era y lo mucho que yo te atraía, pero no lo entiendo- fruncí el ceño-. Mi yo humana era simple y sin gracia y aun así, tú, con esta increíble vista siempre me dijiste que era preciosa…

-Bella, te lo dije un millón de veces- acunó mi cara entre sus manos. Eran tan cálidas…-, no te veías a ti misma.

-Pero…

-No, Bella- me interrumpió-. Como humana eras preciosa, cálida y adorable- sonrió-, y te amaba tal y como eras. Me encantaba el sonrojo de tus mejillas, tu pulso disparado cada vez que te tocaba, lo parlanchina que eras durmiendo- oh, si pudiera sonrojarme ahora mismo parecería un semáforo-, pero sobretodo te amaba por quién eras.

-Pero ya no puedo hacer nada de eso- le recordé.

-Lo sé, pero si ese es el precio que he tenido que pagar por tenerte toda la eternidad a mi lado…- cogió aire-, pues no me importa. Nada es más importante que estar contigo para siempre. Y como he dicho, sobretodo me enamoré por quién eras tú- besó suavemente mis labios-. Ahora como vampiro eres increíble. No puedo negar que físicamente estás más hermosa, pero en esencia sigues siendo tú.

-Te amo- le dije acariciando su nuca.

-Y yo a ti- pegó su frente a la mía y sonrió-. Será mejor que volvamos. Alguien nos espera.

En ese momento recordé que todavía no había visto a Renesmee, así que rápidamente me separé de Edward, le cogí de la mano y tiré de él para volver lo más rápido posible a casa.

-¿Alguien está ansiosa?- preguntó divertido.

-Sí- sonreí y corrimos de vuelta a casa.

El viaje duró menos de lo que hubiera imaginado. ¿Y lo mejor todo? No había tropezado ni una sola vez. Podía acostumbrarme a esta nueva vida rápidamente. Era genial.

Cuando llegamos a la entrada de la casa, Carlisle nos esperaba en la puerta.

-Bella- saludó con una sonrisa. A pesar de estar un poco retirados, le escuché perfectamente.

-Hola- sonreí y subí los escalones de la entrada junto con Edward.

-¿Cómo te sientes?

-Mejor que nunca- reí-. Es increíble ser vampiro- Carlisle y Edward rieron.

-¿Estás lista para conocer a tu hija?

-Estoy impaciente- me mordí el labio.

-Bueno, tienes que saber que es medio humana y medio vampiro como pensamos- dijo-. Por lo tanto, hay sangre en su cuerpo- asentí en comprensión-. ¿Crees que podrás soportarlo?

-Carlisle es mi hija- dije de manera brusca y él levantó las manos divertido-. Lo siento- murmuré. Mis emociones estaban disparadas. Tenía que aprender a controlar estos cambios de humor.

-Bella, tienes que entender que ahora mismo eres una neófita- me recordó-. Todos tus instintos están programados para conseguir presas- dijo con cuidado-. Cuando hay sangre de por medio no importa los lazos que tengas con ese humano. Solo lo verás cómo tu comida- dejé de respirar asustada. No quería hacer daño a nadie y mucho menos a mi niña.

-Carlisle…- Edward frunció el ceño molesto-, ella ha estado increíble cazando.

-Solo os estoy advirtiendo- dijo despacio-. Vamos a hacer esto con cuidado, ¿de acuerdo?- asentí-. Alice no vio nada malo, pero aun así no vamos a tomar riesgos.

-Haré lo que sea- dije rápidamente.

-Bien, este es el plan- comenzó-. Vamos a entrar los tres despacio y en la entrada quiero que respires y te acostumbres al olor. Si crees que puedes manejarlo iremos hasta ella- asentí-. Rosalie y Esme estarán con Renesmee y Edward y Emmett estarán contigo por si… bueno ya me entiendes.

-Vale- acepté.

-No debería de ocurrir nada, ya que ella es medio vampiro, pero…

-No, Carlisle- le corté-, quiero tomar todas las medidas posibles. No voy a arriesgar a mi hija- dije y él asintió.

Los tres caminamos hasta la puerta y entramos.

-Respira- me recordó Edward. Era increíble como una cosa que había hecho toda mi vida ahora no la necesitaba. Es más, hasta se me olvidaba hacerlo.

Respiré profundamente y pude distinguir distintos olores. Probablemente los de mi familia y un olor que hizo que mi garganta cosquilleara. Ese sería el de Renesmee.

-¿Cómo te sientes?- preguntó Edward.

-Bien- fruncí el ceño-. Noto a Renesmee, pero no es molesto- le miré-. No es como cuando cazamos.

-Eso está muy bien- sonrió Carlisle-. En ese caso, continuemos.

Atravesamos el pasillo hasta llegar al salón.

Desde fuera pude ver a Alice junto con Jasper detrás del sofá sonriendo, dónde estaban sentadas Esme y Rosalie, quién sujetaba a mi niña. Sin pensar caminé más rápido, pero Emmett se interpuso en mi camino y le miré mal.

-Hey, Bellita, tranquila- bromeó.

-Quiero verla- dije impaciente y él, más despacio de lo que me hubiera gustado, se apartó.

Caminé lentamente hacia el sofá, respirando y memorizando su olor. Olía bien, pero no de una manera apetitosa. Mi garganta cosquilleaba, pero no de una forma mala. Sabía que jamás la haría daño.

Podía notar todas las miradas puestas sobre mí, pero no me importó llegué al sofá y estiré mis brazos hacia Rosalie.

-Mira, pequeña, mamá está aquí- le dijo y Renesmee puso sus ojos sobre mí.

-Renesmee- susurré emocionada. Sentí como Edward se colocó a mi lado y acarició mi espalda son su mano. Rosalie me entregó a la niña y con cuidado la cogí. La sensación que sentí en ese momento fue increíble. No había palabras suficientes que pudiera describir como me sentía. Era como si siempre hubiera estado incompleta y ahora, sujetando a nuestra hija, con Edward a mi lado el puzle se había resuelto. No necesitaba nada más para ser feliz.

-Está feliz de que estés aquí- me dijo Edward-. No entendía porqué no podía estar contigo, pero ahora está contenta de verte.

-Yo también lo estoy- sonreí. Era sorprendente. Mi transformación había durado tres días, pero la niña que tenía en mis brazos parecía que tenía varios meses-. ¿Sigue creciendo rápido?- miré a Carlisle.

-Sí, era algo que podía imaginar, teniendo en cuenta lo rápido que fue el embarazo.

-Hemos estado investigando y hemos encontrado un caso parecido al vuestro- dijo Jasper-. No tenéis que preocuparos de que Renesmee vaya a envejecer- sonrió-. No lo hará. Cuando madure completamente dejará de crecer.

-Eso es genial- sonreí mirando a Edward-. Vamos a estar junto para siempre.

-Sí- Edward besó sien.

Miré a Renesmee para poder apreciar bien todos los detalles. Tenía una suave capa de pelo. Había más cantidad que cuando nació y era del mismo tono que el mío, pero podía notar varios reflejos del color bronce de Edward. Sus ojos eran de un verde brillante. Eran preciosos. Intenté imaginarme a Edward con los ojos verdes. Me hubiera gustado poder verle con ellos. Su cuerpo era caliente, y podía ver su pulso golpear su garganta.

-¿Cómo se alimenta?- pregunté.

-Sangre y comida humana- respondió Carlisle.

-¿De alguna manera en particular?

-No, la comida y la sangre se complementan- respondió-. Como todavía no come nada sólido, le estamos dando medio biberón de sangre y medio de leche- asentí-. Come con la misma frecuencia que cualquier humano.

-Sí, y deberías de ver a Edward cambiando pañales- se burló Emmett.

-¿Quieres hacerlo tú?- le respondió medio molesto-. Me encantará verte cuando haga el número dos- sonrió de manera perversa.

-Mmm…, creo que paso- puso cara de asco-. Prefiero ser el tío divertido con el que juegue. Vosotros sois sus padres. Encargaos de las cacas y todo eso.

-¿Tan mal fue?- le pregunté a Edward.

-Bueno…- hizo una mueca-. He estudiado sobre bebés, pero… nunca imaginé que fuera a ser tan complicado cambiar un pañal- confesó avergonzado-. Esme tuvo que ayudarme.

-Cariño, no te preocupes- le respondió ella de manera maternal-. Era la primera vez. Ahora lo haces perfectamente.

-Sí, pero contarle a Bella que Renesmee se manchó toda la espalda que caquita apestosa y nadie quería tocarla- dijo Emmett y reí.

-Lo siento, pero yo soy su tía que se encarga de vestirla- dijo Alice encogiéndose de hombros-. Hasta que no estuviera limpia no iba a cogerla.

-Y yo como dije soy el tío divertido. Solo juego con niñas limpias- dijo Emmett.

-Demasiadas emociones sobre mí- dijo Jasper simplemente.

-Mira, preciosa, recuerda quién estuvo contigo cuando te manchaste- le dijo Edward divertido a nuestra hija-. Ninguno de esos lo hicieron. Y puedes estar segura que solo te cambiaremos nosotros los pañales. Esos de ahí son unos bebés- señaló al resto de la familia y Renesmee rió y colocó su mano en mi mejilla. En ese momento vi varias imágenes en mi cabeza. Podía ver líquido a mí alrededor, después me vi a mí misma como humana cuando Renesmee nació, vi a Edward con la boca llena de sangre después de sacarla, y el momento que todos estaban mencionando. Quitó su pequeña mano de mi mejilla y parpadeé.

-¿Qué ha sido eso?- pregunté confusa.

-Te mostró sus recuerdos- dijo Edward sonriendo.

-¿Sus recuerdos, cómo?

-Como yo leo la mente, Alice ve el futuro, Jasper controla las emociones…- se encogió de hombros-. Tiene un don- sonrió.

-Un don- susurré emocionada.

-Puede enseñarte lo que quiera con solo tocarte. No importa que sea algo que quiera ahora o un recuerdo.

- Es increíble- acaricié su mejilla regordeta con mi dedo.

Esme salió del salón junto con Carlisle.

-¿Duerme?- pregunté. Quería saber todo sobre ni niña. Me había perdido mucho en esto tres días.

-Sí- respondió Edward-, y duerme muchas horas seguidas.

-Tenéis suerte- rió Emmett-, vais a tener mucho tiempo para…

-¡Emmett!- gritó Rosalie y le dio un golpe en la cabeza.

Renesmee se asustó por el grito, pero después rió divertida cuando Emmett gimoteó por el golpe.

-Emmett, haz el favor de controlar tu boca cochina cuando esté Renesmee delante- dije mirándole mal. Después volví a mirarla-. ¿Qué tanto de humana y vampiro tiene?

-Bueno, como ves la sangre corre por sus venas, pero no es apetitosa. Queríamos estar seguros que para ti tampoco lo sería. No sabíamos cómo te iba a afectar por ser neófita, pero parece que no es diferente que para nosotros- dijo Edward-. Come comida humana y bebe sangre, duerme, hay que cambiarle el pañal. Su olor es una mezcla de vampiro y humano. No tiene ponzoña o al menos no todavía. No sabemos si eso cambiará con el tiempo. Es muy tranquila- sonrió-. Se parece a ti. Es inteligente y muy despierta.

En ese momento entraron Carlisle y Esme con dos biberones.

-Hora de comer- sonrió Esme y me entregó el biberón que tenía la leche.

Al momento que coloqué la tetilla en los labios de Renesmee ella la atrapó en su pequeña boca y comenzó a succionar con ganas.

-Sí que tenías hambre- la susurré-. ¿No lloran los bebés cuando tienen hambre?- fruncí el ceño confundida. No había tenido prácticamente contacto con bebés cuando era humana, pero había cosas que aún recordaba, y una de ellas era que los bebés lloraban cuando tenían hambre, sueño o había que cambiarles el pañal.

-Ella es tranquila- dijo Carlisle-. No llora apenas, y si quiere algo nos lo enseña con su don.

-Vaya- dije sorprendida viendo cómo se terminaba el biberón-. Ese don sí que es conveniente.

-Sí- rió Edward.

Cuando se terminó la leche, Carlisle me pasó el otro biberón que tenía la sangre. Durante un segundo la garganta me ardió.

-¿Estás bien?- me preguntó Edward preocupado y estirando los brazos listo para coger a Renesmee por si era necesario.

Al momento sentí como Jasper mandaba olas de tranquilidad.

-Sí- susurré-. Solo fue un momento.

-¿Quieres…?

-No es necesario- le corté-, puedo hacerlo- Edward asintió. Mi garganta ardía, pero no iba a quitarle el alimento a mi hija-. ¿Es animal o…?

-No, es animal- respondió Carlisle-. Después de que nació se la cambiamos y por suerte no hubo ningún problema- asentí y vi miré como Renesmee comía con ganas.

Después de que terminó el biberón, le saqué los gases con cuidado y al momento se quedó dormida en mis brazos.

Edward y yo la subimos a su habitación y con cuidado la dejé en la cuna.

-Es preciosa- dije apoyando mi cabeza en el hombro de Edward.

-Se parece a ti- respondió.

-Y a ti- dije y frunció el ceño-. ¿Qué pasa?

-Alice- negó divertido-. Quiere enseñarnos algo.

Bajamos las escaleras de la mano y al final de ésta, Alice nos esperaba impaciente.

-Tenéis que venir conmigo- dijo dando saltos.

-¿Qué me estás escondiendo?- preguntó Edward de manera sospechosa.

-Si te lo dijera no sería una sorpresa- le sacó la lengua-. Vamos- tiró de nosotros y salimos fuera de la casa.

Caminamos los tres durante algunos kilómetros. Alice no quería decir a donde nos llevaba y yo me estaba impacientando.

-Bella, tranquila- rió-, te va a encantar.

-Sigo odiando las sorpresas- la recordé.

-Pero esta te va a encantar- dijo con una sonrisa.

Después de unos minutos pude ver a lo lejos una construcción.

Rápidamente nos acercamos y la pude ver mejor. Era una casa preciosa. Era como una casita de un cuento de hadas.

-Es…- no sabía que decir.

-¿A qué es bonita?- rió Alice-. Es vuestra.

-Pero…

-Todos tenemos casas repartidas alrededor de la mansión y aunque vivimos allí la mayor parte del tiempo, a todos nos gusta tener algo de privacidad de vez en cuando- sonrió.

-Alice- dije asombrada-, no sé qué decir…

-Que escondido lo teníais- comentó Edward-. ¿Hace cuánto lo estabas planeando?

-Desde la boda- sonrió-. Cuando volvisteis de la luna de miel estaba casi terminada. ¿Pero qué hacéis todavía aquí?- nos empujó-. Venga, entrar. Nosotros nos ocuparemos de Renesmee. Vosotros divertíos- nos dio una mirada pícara y desapareció a través del bosque.

-Esta familia es…- rió Edward-. Vamos- me cogió de la mano y entramos en la casa.

Era preciosa. Al entrar lo primero que vimos fue el salón, caminamos a través del pasillo y encontramos un baño enorme, la habitación Renesmee totalmente equipada, un vestidor lleno de ropa, zapatos, bolsos…, y la siguiente puerta era de nuestra habitación.

-Hay una cama- dije tocando una de las almohadas.

-Deberíamos estrenarla- susurró Edward en mi oído.

-Deberíamos- acepté girándome en sus brazos para poder besarle.

Edward me tumbó en la cama mientras me besaba. Ahora como vampiro las sensaciones que me producía eran increíbles. Si como humana pensaba esto era algo fantástico, ahora era indescriptible.

Lentamente dejó mis labios y se fue a mi cuello para besarlo y lamerlo. De manera inconsciente le abracé por la espalda y tiré de su ropa, la cual, se rasgó a través de mis dedos.

-Ups- reí, tirando a un lado los trozos de su camisa.

-Eso le dará una excusa a Alice para comprar más ropa- bromeó Edward, y volvió a atacar mis labios a la vez que rompía mi ropa de un solo tirón-. Preciosa- ronroneó mirándome de manera ardiente.

-Edward…- gemí cuando bajó para besar mi pecho.

En un movimiento rápido, nos giró y quitó mi sujetador. Estaba sobre él mientras que atacaba mi pecho. No podía parar de gemir y moverme contra él. Lamía mi pezón con ganas para después tirar de él con sus dientes de manera suave. Me estaba volviendo loca. Una de sus manos retorcía el otro pezón para no dejarlo desatendido y la otra estaba sobre mi cadera para acompañar mis movimientos.

Edward ya estaba como una roca y yo, muy probablemente, le estaba mojando. Le necesitaba demasiado. Me había estado tentando desde que había despertado.

Sin soportarlo más, me moví para poder terminar de desnudarle. Era increíblemente sexy. Edward tumbado en la cama, jadeando y totalmente desnudo. Le miré mordiéndome el labio y fui hacia su enorme erección. Todavía me preguntaba cómo era capaz de entrar con semejante tamaño, pero no importaba. Sin apartar la vista de sus ojos, pasé la lengua lentamente por todo su miembro. Edward jadeó más alto y apretó las sábanas cuando de golpe me lo metí completo en la boca. Cerré los ojos para concentrarme en mi tarea. No quería hacerle sufrir demasiado. Sabía que lo necesitaba. Succioné con ganas y lamí suavemente la cabeza sensible. Mi pobre marido parecía que iba a explotar en cualquier momento. Con mi mano bombeé el resto que no me cabía en la boca y la otra libre la usé para pasar mis uñas por su estómago.

-Bella- jadeó.

-¿Mmm?- levanté la vista.

-Me estás matando- estiró su mano para poder levantarme-. Ven- llegué a su boca y la besé con ganas. Su sabor me volvía loca-. Ahora me toca a mí- sonrió de manera perversa y nos dio la vuelta.

Bajó besando mi cuello, mi pecho, mi ombligo, hasta que llegó a la zona donde más lo necesitaba. En el momento que su lengua hizo contacto con mi clítoris vi estrellas.

-¡Edward!- gemí y él rió sin apartar la boca de mí. Su risa provocó un cosquilleo en aquella zona.

Al momento empezó a lamer, chupar y morder con ganas. Movía su lengua a una velocidad inhumana por todo mi sexo y yo no paraba de gemir de manera vergonzosa. Si todavía fuera humana probablemente ahora mismo no podría respirar. Las sensaciones que Edward me estaba produciendo eran demasiado. Busqué su mano para poder sujetarla y con la otra acaricié su pelo.

-Exquisita- gimió metiendo su lengua en mi entrada.

-Edward- me arqueé-, por favor.

-Dime- murmuró mordisqueando suavemente uno de mis labios.

-Por favor- gemí.

-¿Si?- lamió toda la extensión de sexo.

-Te necesito- dije con dificultad.

-Estoy aquí- rió.

-No, ven- tiré de él para colocarle sobre mí-. Te quiero dentro.

Al momento sentí como se colocaba en mi entrada. Nuestras respiraciones eran entrecortadas. Los dos lo necesitábamos mucho, así que despacio entró en mi interior y los dos gemimos. En ese momento le abracé la espalda con mis brazos y la cadera con mis piernas.

-Tan apretada- gimió.

-Si- me arqueé.

Edward comenzó a moverse de manera lenta. Me volvía loca.

-Nos te imaginas como te eché de menos- gimió en mi oído y después atacó mis labios. Le besé con ganas, porque sí, porque podía, y porque ya no tenía que contenerse por miedo hacerme daño. Ahora éramos iguales. Su lengua jugaba con la mía y se enrollaban de manera ardiente.

-Más- pedí cuando solté su boca y entonces empezó a penetrarme con verdaderas ganas. Jamás se había movido así. Su velocidad era inhumana y estaba segura que si todavía fuera humana, probablemente me hubiera roto la cadera en la primera embestida-. Sí, sí, sí- gemí enloquecida.

-¿Te gusta?- preguntó de manera sexy.

-Me estás volviendo loca- gemí mirando a sus, ahora negros, ojos. En ese momento paró y bajó por mi cuerpo para dar una intensa lamida en mi sexo-. Mmm- me arqueé.

-Ven, te quiero sobre mí- se sentó en la cama. Rápidamente me subí sobre él y entró de un solo movimiento-. Ahh- gimió, cerrando los ojos.

Con ganas empecé a saltar y a moverme. Los dos necesitábamos llegar ya. El deseo era demasiado y sentía mi cuerpo en llamas. Coloqué mis manos sobre sus hombros para poder impulsarme, y él bajó su boca hacia uno de mis pechos para poder succionar uno de mis pezones.

-Aaah, Edward- gemí.

Estábamos cerca. Podía sentirlo.

Edward me abrazó y se impulsó para encontrarse con mi movimiento.

Cerré los ojos de manera inconsciente. El deseo era demasiado intenso.

-No, abre los ojos- gruñó sobre mi pecho-. Quiero que me mires mientras estoy dentro de ti.

-Edward- gemí saltando sobre él-. No puedo más- jadeé.

-Córrete- ordenó.

-No… sin ti- gemí y entonces dobló sus rodillas para poder impulsarse más rápido-. Edward…, Edward... Edward…- gemí sin control sintiendo como el orgasmo se formaba en mi interior.

-Estás tan malditamente apretada, Bella- gimió-. No sabes lo bien que te sientes- gruñó.

Un par de movimientos y los dos estallamos gritando el nombre del otro.

Me derrumbé sobre él sin fuerzas y Edward me abrazó fuertemente contra su cuerpo.

Me sentía tan plena. Jamás había experimentado algo tan intenso como esto. Ahora entendía porqué todos decían que Rosalie y Emmett eran tan exhibicionistas. Fácilmente podríamos ser peores que ellos. No sabía cómo iba a poder controlar estas ganas insaciables de tener a Edward desnudo durante toda la eternidad.

En ese momento deseé que pudiera leerme la mente. Quería que viera lo feliz que me sentía. Lo mucho que lo amaba y lo contenta que estaba de poder pasar toda la eternidad a su lado y con nuestra hija.

Besé su pecho y acaricié su pelo.

"Como te amo, Edward" pensé feliz.

-¿Mmm?- preguntó.

-¿Qué?- pregunté sin entender.

-¿Has dicho algo?

-No- fruncí el ceño y me incorporé para poder mirarle.

-Sí, te he oído- dijo confuso.

-No, no he dicho nada- aseguré.

-Sí, creo que me has dicho que me amabas- dijo casi seguro.

-No, no… lo he… dicho- susurré la última palabra en shock.

-¿Qué ocurre?

-Edward- me senté sobre su cadera. Su miembro todavía seguía en mi interior y al moverme, se removió-, creo…- tragué en seco-, creo que has oído mis pensamientos.

-¡¿Qué?!- jadeó.

-Sí, estoy segura- dije firme-. En ese momento estaba pensando lo feliz que estaba y lo mucho que te amo- dije-. Quería que de alguna forma lo pudieras saber. Quería que vieras lo que sentía.

-Quizás estés desarrollando un don- acarició mi mejilla feliz-. Inténtalo de nuevo- me animó.

-Pero no sé qué hacer.

-Haz lo que estabas haciendo en ese momento.

Cerré los ojos y me concentré. Pensé en la primera vez que le vi.

Mis recuerdos humanos estaban un poco borrosos. Había cosas que no podía recordar, pero todo lo que estaba en mi memoria intentaría que se quedara ahí. Sabía que con el tiempo esos recuerdos se podrían ir, así que quería hacer todo lo posible con conservarlos.

Recordé aquel día en clase de biología, cuando le vi tenso y enloquecido por mi olor, y yo, sin saber porque me miraba con tanto odio, me había sentado a su lado y le había mirado a los ojos, que en ese momento eran negros como el carbón.

-Bella- jadeó y abrí los ojos-, lo he visto.

-¿De verdad?- dije emocionada.

-Sí, la clase de biología- dijo feliz-. No puedo verlo con claridad, pero seguramente todo eso puedas mejorarlo si entrenas.

-¿Entrar?

-Sí, para desarrollar un don debes practicar con él- me explicó-. Cuando me convertí, solo era capaz de escuchar los pensamientos de las personas que estaban en la misma habitación que yo, pero con el tiempo pude expandirlo y ahora puedo oírlos a varios kilómetros.

-¿Me ayudarás a practicar?- pregunté emocionada.

-Claro- sonrió y nos fundimos en un ardiente beso.

No hace falta decir que pasamos el resto de la tarde y noche en la cama.

Bueno, en la cama, en el sofá, en la ducha, en la alfombra…

A la mañana siguiente corrimos hacia la mansión. Estaba deseando ver a Renesmee y Edward quería contarles a todos de mi don. Todavía no sabíamos qué era exactamente, pero los dos estábamos emocionados.

6 meses después.

Edward y yo nos encontrábamos en nuestro prado.

Después de mi transformación nos habíamos mudado, pero de vez en cuando volvíamos a ese lugar. Era nuestro sitio.

Renesmee tenía la apariencia de un bebé de un año, año y medio. Era muy inteligente y preciosa. No podíamos estar más enamorados de ella.

Alice se volvía loca con la ropa. Varias veces habíamos intentado convencerla de que no comprara tanta ropa. Los bebés humanos de por sí, ya crecían rápido. Rennesme crecía más del doble de deprisa, pero eso no detenía a su tía de llenarla de ropa. La mitad no era capaz de ponérsela ni una vez, ya que me había negado a que la cambiara 5 veces al día de modelito, así que todos los meses donábamos un montón de ropa completamente nueva, aparte de la ropa que le dejaba de valer.

Jasper estaba contento de no tener que estar controlándose todo el tiempo y ahora que ya no había sangre que le tentase estaba mucho más relajado. Más de lo que le había visto jamás. Con Renesmee se llevaba genial. A ella le encantaba estar con su tío para que le contara cuentos sobre la guerra. Eran cuentos adaptados de su vida como humano, pero a ella le encantaba. Y sobre todo era con él con quién quería irse cada vez que Alice se volvía loca y quería cambiarla de ropa sin ninguna excusa. En ese aspecto no podíamos negar que Renesmee había salido a mí. Odiaba tanto como yo ser la muñeca a tamaño real de Alice.

Esme y Rosalie eran, seguramente, las más felices. Estaban pudiendo vivir la maternidad gracias a Renesmee. Ellas eran las primeras en ofrecerse a cuidarla cuando Edward y yo queríamos estar solos o salíamos de caza. Por supuesto, Emmett siempre estaba ahí para hacer de las suyas y bromear sobre nuestra vida sexual, pero aun así, sabía que estaba feliz de poder ver a Rosalie ejerciendo como madre. Él estaba encantado con nuestra pequeña y era el encargado de ir a todas las jugueterías para llenarla de juguetes. Aunque todavía no sabíamos si los compraba para Renesmee o para él. Emmett se había convertido en su compañero de juegos. Le encantaba jugar con ella y aunque todavía era pequeña, él estaba teniendo paciencia y sobre todo cuidado de poder pasar tiempo con nuestra pequeña.

Carlisle estaba fascinado de tener una nieta a la cual podía cuidar. Le encantaba poder estar con ella y ver como crecía y como se iba desarrollando. Desde que habíamos sabido que estaba embarazada, había estado apuntando todos los cambios que había sufrido, y una vez que nació, continuó escribiendo todo sobre Renesmee. Ella era un ser impresionante y Carlisle disfrutaba de poder descubrir cosas nuevas de ella.

Y por supuesto nosotros éramos los más fascinados con nuestra pequeña. Me encantaba pasar tiempo con ella. Leerle cuentos y contarle historias de cuando era humana. Le había hablado de mis padres, y aunque habíamos decidido no romper el contacto con ellos, todavía no sabían de la existencia de su nieta, pero de vez en cuando me encargaba de contarle cosas de ellos y enseñarle algunas fotos.

Físicamente era pequeña, pero era mucho más inteligente que un niño de su edad. Ella entendía perfectamente todo lo que le decíamos y si algo no lo entendía, nos lo enseñaba con su don.

Edward también le contaba algunas cosas que todavía recordaba de su vida como humano. Le había hablado de sus padres, Edward y Elizabeth Masen y como era su vida en aquel entonces.

Por supuesto también le había contado como nos conocimos. Él lo hacía de forma que pareciera un cuento de hadas y a nuestra pequeña le encantaba que su padre todas las noches le leyera para dormir el cuento de: El vampiro solitario y la bella humana.

Renesmee reía cada vez que Edward mencionaba a la bella humana, torpe y sonrojada. Y sonreía abiertamente cuando el vampiro solitario llegaba para salvarla de sus propios pies.

Nunca nos habíamos imaginado como padres por obvias razones, pero ahora, no podía imaginar una mejor eternidad que al lado de mi familia, Edward y nuestra pequeña. Ella había llegado como un rayo de luz para iluminar nuestra eternidad.

Después de que le contamos a todos de la sospecha de mi don, había estado practicando con Carlisle y con Edward para poder desarrollarlo.

Habíamos descubierto que desde que había sido humana había tenido ese don y por eso ni Edward ni Aro habían podido leer mi mente en ese entonces. Era un escudo y por lo que sabíamos podía expandirlo de mi mente e incluso recubrir a otros para protegerlos. Pero de momento solo era capaz de sacarlo unos pocos metros de mi cuerpo.

A Edward le encantaba cuando le daba pequeños vistazos de mi mente, pero había algo que él no sabía.

A escondidas había estado practicando con Jasper. Quería darle una sorpresa. Durante este tiempo, había podido mejorar la calidad de imagen de mis recuerdos, pero nunca podía unir el sonido de las conversaciones y además, que durara el tiempo que yo quisiera. Siempre eran imágenes mudas de pocos segundos, pero desde que había estado practicando con Jasper eso había cambiado.

Así que ahora que nos encontrábamos en nuestro prado era el momento perfecto para darle la sorpresa.

-¿En qué piensas?- me preguntó colocando un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.

-En lo feliz que soy- dije.

-¿Me lo enseñas?- preguntó emocionado. Él estaba feliz de buscar cualquier excusa para poder colarse en mi mente.

En ese momento cerré los ojos y me concentré en lo que quería que viera.

"Me encontraba en clase de biología garabateando en mi cuaderno mientras esperaba a que el profesor Banner terminara de repartir los microscopios. La silla de al lado se movió, pero la ignoré.

-Hola- dijo su voz tranquila y musical.

Le miré sorprendida. Estaba lejos de mí, pero aun así me estaba sonriendo de manera amable pero a la vez recelosa.

-Me llamo Edward Cullen- continuó-. No tuve la oportunidad de presentarme la semana pasada. Tú debes ser Bella Swan."

De ese recuerdo salté a nuestra primera cita en el prado.

Nos encontrábamos los dos en este mismo lugar.

"-Isabella- despeinó mi pelo con cuidado-. No podría vivir en paz conmigo mismo si te causara daño alguno. La idea de verte inmóvil, pálida, helada… No volver a ver cómo te ruborizas, no ver jamás esa chispa de intuición en los ojos cuando sospechas mis intenciones… Sería insoportable- clavó sus hermosos y torturados ojos en los míos-. Ahora eres lo más importante para mí, lo más importante que he tenido nunca.

Mi cabeza daba vueltas ante el rápido giro que había dado nuestra conversación. Desde el alegre tema de mi inminente muerte de repente nos estábamos declarando.

-Ya conoces mis sentimientos, por supuesto. Estoy aquí, lo que, burdamente traducido, significa que preferiría morir antes que alejarme de ti. Soy idiota.

-Eres idiota- aceptó con una risa.

Nuestras miradas se encontraron y también reí.

-Y de ese modo el león se enamoró de la oveja…- murmuró

-¡Qué oveja tan estúpida!- musité.

-¡Qué león tan morboso y masoquista!"

Le enseñé nuestro primer besó, como me había mareado por olvidar respirar. Recordé cuando se fue, cuando fui a buscarlo a Volterra, varios momentos juntos, cuando me rescató de Mike, nuestra boda, la luna de miel. Lo feliz que estaba de poder entregarme a él completamente…

Mi menté saltó a aquella mañana cuando Edward y yo estábamos dando rienda suelta nuestra pasión y él escuchó por primera vez a Renesmee en su mente. Los siguientes recuerdos fueron más recientes. Recordé cuando desperté después de la transformación. Nuestra primera vez después de la conversión, varios momentos con nuestra niña y nuestra familia…

-Bella- Edward me llamó emocionado y mi concentración desapareció-. ¿Cómo…?

-He estado practicando- confesé.

-Es increíble- sonrió.

-Ahora sabes que nadie ha amado tanto como te amo yo a ti- dije acariciando su nuca.

-Con una excepción- sonrió.

-Sí- susurré y le besé con ganas.

Cuando nos separamos me miró emocionado.

-Quiero ver más- pidió.

-No- reí.

-¿No?- frunció el ceño.

-No, tenemos mucho tiempo- sonreí.

-Para siempre.

-Sí, para siempre- susurré contra sus labios y los dos caímos al suelo para continuar besándonos.

Sabía que mi vida no era perfecta. Ninguna lo era, pero estaba segura, que Edward, Renesmee y el resto de mi familia se encargarían de que todos tuviéramos la mejor existencia del mundo. Porque mientras permaneciéramos juntos, nada podría ir mal.

FIN

Hola! Bueno, pasarme un kleenex porque acabo de terminar a mi primer bebé.

OMG han pasado millones de años desde que comencé esta historia. Recuerdo que después de subir el prólogo no podía para de escribir. Hice varios capítulos seguidos porque tenía un montón de ideas. En un momento pensé que la historia tendría veintipico capítulos y si volvéis atrás, en el comentario final, en algún momento dije que la historia estaba llegando a su fin, pero después se me ocurrió volver a liar las cosas y eso os encantó. Pero no todo ha sido fácil. Con el tiempo cada vez fue más complicado ponerme a escribir y poder actualizar, hasta que llegó un momento que dejé mis pobres historias abandonadas durante varios años. Pero bueno, aquí está el tan esperado final y espero que os haya gustado.

Muchísimas gracias a todas por acompañarme a través de los años con mi primera creación, que aunque sé que no es perfecta y tiene un millón de faltas de ortografía, siempre habéis estado ahí.

Gracias a todas las que os tomasteis el tiempo de dejarme un comentario y gracias por supuesto a todas mis lectoras silenciosas. Que aunque no os manifestáis, sé que estáis ahí.

Espero que el final haya sido de vuestro agrado, y como habréis podido notar, los dos recuerdos que le enseña Bella con detalle están sacados del libro, pero más resumidos.

Ya sabéis que podéis seguirme por el grupo de Facebook donde os voy dejando adelantos de los capítulos y también algunas imágenes:

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También podéis pasaros por mis otras historias:

Outtakes pov Edward. ¿Qué hubiera pasado si Victoria tuviera poderes?:

Aquí os dejo las escenas más importantes de la historia narrada por Edward, dónde por fin sabremos que era lo que pensaba y como se sentía cuando Bella estaba siendo acosada por unos sádicos vampiros. Espero que os gusten :)

No todo es lo que parece:

Edward Cullen es el nuevo actor del momento. Guapo, sexy y joven. El único problema es que detrás de las cámaras es un arrogante con el ego y la fama por las nubes; cosa que cambiará cuando deba volver al instituto y allí conozca a la hija del jefe de policía, Bella Swan, que hará que todo su mundo quede patas arriba. (Todos humanos). Espero que os guste :)

Una luz entre la oscuridad:

-Perra, ¿dónde estuviste ayer? -¿Por qué no me cojes el teléfono? -¿Quién era ese con el que estabas abrazándote?... Esas eran las preguntas que se habían hecho frecuentes y normales en mi vida, hasta que unos ojos verdes cubiertos por unas gafas de pasta negra hicieron que todo lo que había creído que era el amor cambiara totalmente. Espero que os guste :)

BromaVSVenganza:

Una cosa llevó a la otra y… Solo fue una vez. Te prometo que no pasará de nuevo. Yo te quiero. -No, Edward. Esto no te lo voy a perdonar en la vida. ¡Lárgate! -Se acabó. -Por supuesto que se acabó. Entre Luna nueva y Eclipse.

¡Éste cuerpo no es mío!:

¿Qué pasaría si un día despertases y te dieras cuenta que no estás en tu cuerpo? -¡Edward, creo que tenemos un problema! -Carlisle no se lo va a creer... Ambientado entre Luna Nueva y Eclipse. Es mi primer OS, espero que os guste

Encarcelada:

Ésta es la historia de como me condené el día que dije "Sí, quiero". Jamás pensé que esas dos simples palabras tendrían tanta repercusión en mi vida. (Todos humanos) Espero que os guste :)

Sorry por las faltas que encontréis.

Espero que os haya gustado el capítulo y nos vemos en mis otras historias.

Besitos =)