¡Feliz año nuevo a todos mis pervertidos seguidores!

¿De verdad creyeron que iba a dejar la historia hasta el capítulo anterior? Sé que soy mala, ¡pero no para tanto!

Estaba sentada en el mueble de mi casa cuando se me ocurrió este mini capítulo para explicarles como se siente nuestro querido Sasuke luego de salir de Tokio.

Disfruten, mis amores. Aclaro que este no es el último, solo les pido que me tengan un poquito de paciencia. Sin más que decirles:

¡A leer!

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Tomó un sorbo de la bebida que tenía en su mano.

Eran cerca de las 12 am y New York seguía en pleno auge, observó a través del gran ventanal de su departamento.

Las cosas habían ido bien para él después de abandonar Tokio para vivir en Norteamérica. La empresa que lo había contratado era una de las mejores, así que no tuvo que preocuparse por el dinero desde el primer instante.

También sabía que era bastante popular entre sus compañeras de trabajo, aunque nunca se hubiera acostado con alguna, y no porque estuviera falto de invitaciones.

Pero eso no significaba que no se hubiera acostado en absoluto con nadie.

Varias mujeres habían pasado por muchas habitaciones de hotel con él. Nunca en su casa. Se sentía demasiado personal y ninguna era lo suficiente como para merecer ese privilegio.

A pesar de todo eso, y sin embargo, nunca había podido sacar de su cabeza a la pelirosa que le robaba el aliento y hacía que su corazón se acelerara. Había pasado poco más de dos años desde la última vez que la había visto y cada día se le hacía eterno.

Sabía por Naruto que ella estaba bien. Que seguía soltera.

Se preguntaba si tampoco ella lo habría podido olvidar o si solo él se hacía falsas ilusiones con Sakura.

Con ella todo era confuso y difícil.

Eso era una de las tantas cosas que le gustaba.

Tomó otro poco y se arrecostó a la pared. Ninguna había igualado el fuego que sentía Sasuke cada vez que miraba a la pelirosa. Ni el cosquilleo que le provocaba cuando lo tocaba. Ni siquiera lograban entablar una conversación decente con él. Mucho menos llegaban a interesarle más allá de uno o dos meses.

Tan diferente a ella.

Pero se dijo que la olvidaría. Y allí estaba en su departamento, observando Manhattan y brindando por la pelirosa que se encontraba a miles de kilómetros de ese lugar.

Sonrió al recordar sus mejillas sonrojadas.

¡Ya basta! ¡Olvídate de ella!

Sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos y se terminó el trago. Sintió el agradable picor en la garganta y dejó el vaso sobre una mesa cercana.

Muchas mujeres darían lo que fuera por estar con alguien como él.

Obviamente Sakura no era una de ellas…

Maldijo en voz baja.

-Debes olvidarla.-

Sintió unos ligeros pasos de pies descalzos detrás de él. Luego unas pequeñas y morenas manos se enredaron en su cintura. Un beso fue depositado en su espalda y luego una voz femenina le susurró al oído.

-¿Olvidar a quién, Sasuke?-

El pelinegro se dio la vuelta y le sonrió a la mujer que lo sostenía entre sus brazos.

-A nadie, cariño. No te preocupes por eso.- besó su frente.

Ella soltó un suspiro de satisfacción y se acurrucó más cerca de él. Llevaba puesta una de sus camisas, observó.

-¿Sasuke?- él apartó un mechón de pelo castaño de su frente y la miró a los ojos color miel -¿Vamos a dormir?-

Miró una última vez el paisaje, suspiró.

-Vamos.-

A Yura, quién se encontraba entre sus brazos en esos momentos, la había conocido en la empresa. Era la hija del vicepresidente, y su futura prometida.

Todos esperaban que fuera así.

Él quería que fuera así.

No le importaba el hecho de utilizarla de algún modo para tratar de suprimir el recuerdo de la pelirosa de su cabeza. Igual ella no lo sabía y nadie tenía porque enterarse de ello.

Trataba de ser feliz.

-¿Estás emocionado?- preguntó ella de pronto, luego de estar acostados en la enorme cama King size que olía a ambos desde hacía unos meses.

-¿Por qué habría de estarlo?- mintió.

-¡No puedo creer que no sientas nada!- sentó su estilizado cuerpo en el colchón –En unos días nos volvemos a Tokio, creí que querías volver a ver a tus amigos, amor.- hizo un puchero.

-Tienes razón, quiero verlos. Pero apuesto a que seguirán siendo los mismos idiotas de siempre. Ahora durmamos.- gruñó lo último.

De hecho si estaba emocionado. Más de lo que admitiría. Pero más allá de sus deseos por reencontrarse con sus antiguos compañeros y su tierra natal, estaba ansioso por volver a vislumbrar esa hermosa cabellera rosada que se colaba en sus sueños más oscuros.

Sí. Deseaba regresar a casa.

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¿Les ha gustado?

¡Díganmelo en un review!

Nos leemos dentro de poco, promesa de scout…

¡Besos!