Advertencias:
*Pueden morir de una sobredosis de ternura (?).
*Baby Kuroko y Parents GoM.
~ Step by step, a family ~
...
Han pasado ocho meses desde la llegada de Tetsuya a la vida de la Generación de los Milagros.
Las cosas habían cambiado mucho en ese tiempo, cambios que suelen ocurrir en todas las familias con la llegada de un bebé; para la familia, en que ya se habían convertido, de la Generación de los Milagros no fue diferente. Todo había cambiado drásticamente, un minuto todo giraba en torno a la escuela y el básquetbol y al siguiente, todo giraba en torno a un ser pequeño que confiaba en ellos para todo. Sus conversaciones de simples estudiantes y jugadores pasaron a ser sobre qué formula de leche comprar, qué alimentos eran más orgánicos, en incluso llegar al extremo de preguntar con preocupación a las señoras en la calle: ¿Es normal que un bebé de ocho meses duerma tan poco en la noche?
Todo había cambiado totalmente, y no era nada fácil. Tenían que compaginar sus responsabilidades para con Tetsuya a la par de sus estudios. Todo resultaba ser demasiado cansado y difícil, pero se las sabían arreglar y para su fortuna también contaban con el apoyo de sus respectivos padres y amigos.
Tetsuya lo valía todo.
Y de repente había juguetes de todo tipo por el departamento (penthouse, cortesía de Akashi), e infinidad de cosas de bebé por todo lugar. ¿Quién diría que un bebé necesitara tanas cosas? Y de repente todo el mundo se había convertido en experto de bebés, en qué productos debería usar y no usar, qué necesitaba en cada etapa, etc. Y luego estaban esos pequeños detalles, detalles cómo el que chicos tan respetados y temidos en el deporte tuvieran que andar con pies de plomo cuando el pequeño Tetsuya dormía. Porque un Tetsuya con buena calidad de sueño era un Tetsuya feliz y por ende, el hogar era feliz.
Aunque al principio había resultado tenebroso y difícil, las cosas habían caído en su orden natural; cada uno de los chicos habían adoptado una función única y especial, todos eran sus padres, sí, pero cada quien tenía tareas especificas que desempeñar. Akashi y Midorima, por ejemplo, eran quienes iban a las citas médicas de Tetsuya siendo los más razonables del grupo.
Ahora, con ocho mese de edad, Tetsuya apenas y dormía durante toda la noche. Esto obligó a los cinco padres a estar equipados en su habitación con un monitor de bebé que conectaba a la habitación del pequeño. Funcionaba bastante bien, el primero que despertara por el llanto era quien iba y atendía a Tetsuya, ya fuera en su alimentación o simplemente calmarlo y volverlo a dormir; una vez todo hecho solo necesitaba oprimir un botón y avisar el resto de que la situación estaba bajo control y podían seguir durmiendo.
Justo como ahora.
Midorima, como era usual, despertó ante el primer sollozo y esperó a que alguien más apretara el botón y se hiciera cargo, pero sospechó que todo el mundo estaba haciendo lo mismo: esperar a que alguien más atendiera el llamado. Eran las dos de la mañana y todos tenían un pesado día por delante, con la escuela, los entrenamientos y el trabajo (Kise).
El llanto siguió y el peli verde no pudo soportarlo más, normalmente no era de los que cedían a la primera, pero con su hijo era diferente; Tetsuya tenían la cualidad de conmover su corazón especialmente, y ya poco le importaba si era a altas horas de la madrugada.
—Yo me encargo —anunció a través del intercomunicador y las respuestas no se hicieron esperar.
—Gracias, Shintarou.
—Eres el mejor, Midorimacchi.
—Ya que insistes, Midorima.
— ¿Qué haríamos sin ti, Mido-chin?
El peli verde se levantó de la cama —. Idiotas —gruñó ante el descaro de sus compañeros, pero sin esperar más se dirigió a la habitación del menor.
Una vez dentro de la habitación, iluminada por lucecitas de noche, fue recibido por la visión de un Tetsuya aferrado a los barrotes de la cuna con lágrimas resbalando por sus mejillas regordetas y sonrosadas. Sus ojos azules brillaron ante la visión del mayor.
— ¿Cuál es el problema, 'Tsuya? —inquirió al momento que lo tomaba en brazos y lo sacaba de la cuna.
El peli azul no dejó de sollozar mientras se aferraba a la camisa del pijama de Midorima, el peli verde empezó a frotarle la espalada en un intento de darle consuelo y confort —. ¿Tienes hambre? —preguntó nuevamente, su voz destilando un cariño y una dulzura que no mostraba ni existía para nadie más que para el ser en sus brazos.
Buscó con la mirada los biberones que Aomine, siendo su tarea específica, dejaba preparados todas las noches antes de irse a dormir; era una de las medidas que implementaron en cuanto comenzaron los desordenes del sueño de Tetsuya. El peli verde chasqueó la lengua al darse cuenta que no había ni un biberón a la vista, seguramente el ganguro los había olvidado en la cocina, porque por muy vago que fuera Aomine, él nunca se olvidaba de sus responsabilidades para con el menor.
Sin dejar de frotar la espaldita, Midorima emprendió camino hacia la cocina, para cuando llegaron al lugar Tetsuya ya se había calmado. Y como había imaginado, los biberones estaban sobre el mesón; sin perder tiempo, tomó uno y procedió a alimentar a Tetsuya. Midorima era incapaz de apartar su mirada, Tetsuya era tan pequeño, frágil y tan hermoso; a decir verdad, a él no le importaba el perder horas de sueño en estos casos porque era este tiempo que consideraba especial. Era su momento a solas con su hijo, el tiempo en que podía observarlo con tranquilidad y sin molestas voces reclamando tener al pequeño.
Salió de sus pensamientos cuando Tetsuya soltó el chupón, había terminado su leche por completo. Con cuidado lo colocó cobre su hombro y procedió a hacerlo eructar, cuando estuvo listo, Tetsuya suspiró con satisfacción y se acurrucó en el hueco entre el cuello y el hombro de su padre.
Midorima sintió la cálida respiración de su bebé. Sí, no cambiaría estos momentos por nada —. Buenas noches, 'Tsuya.
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Step 2
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Era un hermoso domingo por la mañana cuando Momoi Satsuki arribó al penthouse de los Milagros.
—Huele bien, Muk-kun —fue su saludo al entrar a la cocina y ser recibida por el olor a huevos y tocino.
Murasakibara estaba frente a la estufa, con su expresión letárgica de siempre, un poki en la boca y una espátula en mano para mover la comida en el sartén. Sí, el gigante era el responsable de la comida en ese hogar.
—Ah ~, Sa-chin, ohayou ~ —saludó dándole una mirada perezosa.
— ¿Dónde están todos? —preguntó acercándose hasta la mesa y colocando un par de bolsas sobre ella.
—Hum ~ —el peli morado tomó un par de platos —. Mido-chin esta en el cuarto de la alacena haciendo la lista de víveres por comprar, Mine-chin está poniendo a lavar la ropa de Tet-chin, Aka-chin se está duchando y Se-chin aún no llega —Momoi se sorprendió un poco por la larga respuesta del chico, normalmente Murasakibara no se molestaría en dar tanta explicación, pero desde la llegada del bebé todos sabían lo que cada uno hacía, dónde estaban y a qué hora; era una de esas cosas inconscientes que tomaban en cuenta en caso de que se necesitaran por algo referente a Tetsuya.
— ¿Y Tetsu-kun? —preguntó por quien realmente le interesaba, no es que no quisiera a sus amigos, pero entre un bebé adorable y un grupo de monstruos del baloncesto… bueno, no era difícil elegir.
—Tetsu está durmiendo —la voz de Aomine la sobresaltó —. ¿Qué haces aquí, Satsuki? —preguntó el moreno entrando a la cocina con una cesta de ropa contra la cadera.
—Vine a ver a Tetsu-kun —contestó pasando por alto el tono grosero del otro.
—Lo viste ayer.
— ¡No puedo vivir sin ver a Tetsu-kun! —replicó haciendo un puchero.
— ¡Eres molesta, Tetsu no necesita de tus visitas! —ya bastante tenía compartiéndolo con los otros cuatro como para tener que hacerlo también con la chica.
— ¡Dai-chan idiota! ¡Tetsu-kun me ama, soy su tía!
—Quieren callarse, lo despertaran —Midorima los vio reprobatorio saliendo del cuarto de víveres —. Buenos días, Momoi —saludó al ver que el par acataba el pedido.
Nadie se atrevía a perturbar el sueño del menor.
—Lo siento, Midorin —se disculpó para enseguida virar su atención al peli morado que seguía en su tarea —. ¿Necesitas ayuda, Muk-kun? —ofreció acercándose a él, mientras el bebé estuviera dormido no tenía más que hacer.
La expresión de Midorima y Aomine se torció, y este último se apresuró a hacer señas detrás de su amiga para que Murasakibara negara; eran jóvenes y tenían un hijo que criar, no podían morir todavía.
—Gracias, Sa-chin, pero estoy por terminar —contestó y entonces recayó en las señas de su compañero —. Mine-chin ¿por qué haces caras raras?
Y al ver a Momoi voltear, Midorima salió al rescate, no que lo hiciera por Aomine sino porque de no hacerlo empezarían con otra discusión y eso haría despertar a Tetsuya, y entonces su hijo estaría molesto por no dormir lo suficiente y eso acarrearía a un Akashi aun más molesto por perturbar a su amado Tetsuya.
—Kise está retrasado, debió llegar anoche, nanodayo —dijo al instante llevando la conversación hacia el único chico faltante en la residencia.
—Bueno, Ki-chan tenía un trabajo en otra ciudad y como modelo no podía negarse —comentó Momoi dejándose distraer.
— ¿Qué? ¿Acaso estás preocupado por él? —dijo burlón Aomine.
— ¿¡Quién se preocupa por ese idiota!? —replicó un Midorima levemente sonrojado.
—No tienes que avergonzarte, Midorin. Ahora todos son una familia, es normal que se preocupen los unos por los otros.
— ¡Yo no me avergüenzo de nada, nanodayo!
Aunque eso no quitaba que un par de veces en esos tres días de ausencia por parte de Kise, el peli verde se preguntara si el rubio estaba bien. No es que le importara, pero el rubio modelo era tan estúpido que hacía dudar. Y su preocupación, si es que la tuviera, no tenía mucha fuerza, después de todo el mismo Kise llamaba casi cada hora preguntando por su Tetsuyacchi.
— ¡Buenos días-ssu!
—Y hablando del idiota —Aomine se dejó caer en una silla, mientras Murasakibara comenzaba a servir el desayuno.
— ¡Eso es malo, Aominecchi! —lloriqueó Kise entrando, atiborrado de bolsas de regalo en las manos, a la cocina.
Aún cuando el chico se comportaba tan ruidoso como siempre, para ninguno escapó el rostro cansado y los ojos hinchados del rubio. Solo por eso no le harían tanto boullying por un rato.
—Bienvenido, Ki-chan —saludó Momoi acercándose para ayudarlo con su carga —. ¿Son todos regalos para Tetsu-kun?
—Gracias, Momocchi —dijo dándoles una mirada enfurruñada al resto por ignorarlo —. Sí, todos para mi Tetsuyacchi —asintió feliz al decir el nombre.
— ¿No te parece que exageras? Son demasiados, nanodayo —dijo Midorima y no es como si ellos mismos e incluso sus padres llenaran de regalos al peli azul, pero de seguir así Tetsuya ya no cabría en su habitación.
—No los compré yo-ssu —empezó a explicar mientras asentía a Murasakibara, quien le había preguntado si quería desayunar —. Son de mis fans, me abordaron cuando salía de la agencia y me dieron todos estos regalos para Tetsuyacchi.
Nadie dijo nada más, todos conocían bien la historia de cuando las fans conocieron de la existencia de Tetsuya; Kise, al principio, creyó que sería un caos puesto que, como el orgulloso padre que era, había presentado al bebé como su hijo durante un paseo. Los Milagros habían hablado del tema antes, que si en algún momento las fans o los medios veían al rubio en compañía de Tetsuya este debía decir que era su hermano, primo o sobrino; lo que querían era dejar libre de problemas a su bebé y bueno, también al mismo Kise que sin duda sería el centro del escándalo por ser un padre soltero adolescente. Pero el rubio no pensaba bien bajo presión de fans locas, y durante una salida había sido descubierto con Tetsuya y entre tanto grito y la desesperación porque lo dejaran y evitar que lastimaran a su bebé, Kise dijo que era su hijo.
Y para sorpresa de todos, en lugar del horrible escenario que esperaban, las fans se mostraran comprensivas. Y en lugar de tener una mala reacción hacia Tetsuya, se encontraron encantadas y amando al bebé, al hijo de su amado Kise-kun. Y desde entonces no dejaban de enviar regalos para Tetsuya.
Era algo loco, pero no podían culparlas. Su Tetsuya era un encanto ¿quién no podría amarlo?
— ¿Cómo está Tetsuyacchi? —preguntó una vez libre de las bolsas.
—Él te extrañó —Murasakibara fue quien respondió, tal vez no era del todo cierto, pero creyó que era algo que Kise necesitaba escuchar y al ver la sonrisa inmediata del rubio supo que tenía razón, y nadie se atrevió a negarlo.
—Sí, seguramente extrañó los cambios de pañal —claro que Aomine era una excepción.
—Estás celoso, Aominecchi.
— ¿Por qué habría de estarlo? Yo no soy el que se va y lo deja.
— ¡No lo hago porque quiera!
Y antes de que empezaran una de sus típicas discusiones, el monitor de bebé, uno de los tantos que tenían por todo el penthouse, sonó con el llanto de su pequeño.
—Parece que por fin despertó, ¿alguno de ustedes dos quiere ir por él? —preguntó Midorima y no bien terminó de decirlo, la solicitud se convirtió en una carrera entre Momoi y Kise para llegar a la habitación de Tetsuya primero.
— ¡Sí! —fue el grito triunfante que soltó Momoi, quien ganó al haber puesto el pie al rubio haciéndolo caer en el pasillo. Un acto muy sucio, sí, pero en la guerra y el amor todo se vale y ahora todo era una guerra por el amor de bebé Tetsuya.
Se acercó hasta la cuna y recogió a un lloroso peli azul, limpió con cuidado y suavidad sus lágrimas. Tetsuya le sonrío, poco a poco comenzaba a reconocer los rostros de quienes lo rodeaban.
— ¡Eso fue muy sucio, hiciste trampa, Momocchi! —se quejó Kise al alcanzar al par, pero de inmediato centró su ateción en el pequeño paquete de alegría en brazos de la chica —. Papá está de regreso, Tetsuyacchi y te extrañé mucho —canturreó acariciando los suaves cabellos celestes —. ¡Creciste, Tetsuyacchi! —y Tetsuya le respondió con una sonrisa, sonrisa que fue correspondida por una aún mayor de Kise; Murasakibara tenía razón, su Tetsuyacchi lo había extrañado.
—Sólo te fuiste por tres días, Ki-chan. Tetsu-kun no ha crecido —dijo Momoi mientras emprendía su camino de regreso a la cocina, su actitud y expresión como si acabara de ganar el mejor premio del mundo.
Kise la siguió un par de pasos detrás, haciendo muecas divertidas a Tetsuya quien se revolvía inquieto en brazos de la chica tratando de alcanzar al rubio. Entre más tontas eran las muecas, más disfrutaba Tetsuya. Momoi no podía deja de pensar en lo hechizado que Tetsuya tenía a Kise y el rubio no era el único; a todos los tenía bailando en la palma de su mano.
Una vez en la cocina, deslizó a Tetsuya en su asiento de bebé; se resistió un poco aferrándose con fuerza a su blusa, pero al notar que estaba sentado junto a su padre de cabellos morados dejó de luchar. El gigante le dio una sonrisa perezosa, pero llena de cariño, mientras le picoteaba una mejilla.
— ¡Tetsu! —saludó Aomine, sentado del lado opuesto, y de inmediato recibió un gorgoreo feliz.
Kise y Momoi tomaron asiento mientras Midorima se acercaba con un tazón de cereal para bebé y lo ponía frente al peli azul —. ¿Quién quiere alimen…
— ¡Yo! —tanto Momoi como Kise se pararon de golpe sin dejarlo terminar la oración y Midorima se resistió a rodar los ojos.
Todo con ese par no era más que una competición, con un Tetsuya aturdido y preocupado en medio. Y entonces un Akashi recién duchado entró al lugar y los brazos de Tetsuya se alzaron de inmediato en dirección del pelirrojo; era chocante de aceptar, pero tal parecía que Akashi era el predilecto del menor. Todos le echaban la culpa al color de cabello más llamativo de su capitán.
—Buenos días, Tetsuya —susurró Akashi al momento que se inclinaba y dejaba un beso en la cabeza peli azul. Saludó al resto y tomó asiento junto al bebé, bebé que observaba cada movimiento que hacía.
Cuando Akashi Seijuurou estaba en la habitación, Tesuya solo tenía ojos para una sola persona y ese era el pelirrojo —. ¡Mamá! —exclamó el bebé hacia a Akashi y todos en la mesa quedaron en silencio ante el bebé que aparentemente no tenía idea de lo que acababa de decir.
Tenedores cayeron de golpe y durante un buen rato el único ruido en la cocina era el del motor del refrigerador. Akashi, por supuesto, fue el primero en salir de su ensoñación.
—Es incorrecto, Tetsuya, no soy mamá —dijo sintiendo algo extraño al pronunciar la última palabra.
— ¡Mamá! —repitió Tetsuya y entonces Momoi reaccionó al notar los deditos caer dentro del tazón de cereal que habían puesto frente a él —. Mamá —balbuceó una vez más mientras pasaba sus manos por el rostro de Akashi, cubriendo sus mejillas con cereal y leche, pero nadie parecía realmente notarlo. La palabra era lo único que flotaba en el aire.
Una palabra que Tetsuya nunca debería decir, especialmente a Akashi.
—No, Tetsuya, no mamá —dijo una vez más el pelirrojo, no sabiendo como corregir a su hijo, pero él estaba luchando una batalla perdida.
—Akashi —empezó Midorima, no estaba seguro de cómo reaccionaría el pelirrojo si seguían llamándolo de aquella manera.
—Tetsu… él es muy joven, no sabe lo que dice —Aomine salió en defensa del menor, no creía que Akashi pudiera hacerle daño a Tetsuya, pero más valía prevenir. Al fin y al cabo, eran ellos quienes terminaban pagando por el enojo del pelirrojo.
—Aka-chin, Tet-chin es un bebé —Murasakibara se unió a la defensa.
— ¡Cierto-ssu! —Kise apoyó asintiendo efusivamente —. No puedes razonar con él.
—Él no puede llamarme así, no soy su madre —hubo tantas cosas que aparecieron como sorpresas desde la llegada de Tetsuya a sus vidas, pero esta era la más inesperada. Y esto le hizo darse cuenta de las preguntas que Tetsuya haría algún día. Preguntas que no estaba seguro de cómo iba a responder, él y el resto.
La maternidad de Tetsuya era un tema complicado y delicado.
—Lo sabemos, Akashi-kun —Momoi se tomó la libertad de limpiarle el rostro con una servilleta —. Tú eres su padre, tanto como Midorin, Ki-chan, Dai-chan y Muk-kun, pero Tetsu-kun es sólo un bebé. Por ahora solo podemos dejarlo ser —dijo tratando de apaciguar los ánimos al notar al pelirrojo sumido en sus pensamientos.
— ¡Mamá! —exclamó por tercera vez el menor.
Akashi clavó su mirada en los ojos azules de su hijo, quién le veía todo chispas y flores con esa sonrisita desdentada suya—. Bien, mamá —dijo, dejando al menor salirse con la suya y todos se encontraron pudiendo respirar con normalidad de nuevo.
—También —Midorima se aclaró la garganta —. Debemos notar algo importante, 'Tsuya dijo su primera palabra, nanodayo —y entonces todos festejaron a su manera, hasta que cayeron en cuenta de lo injusto de la situación.
— ¡Pero no es justo! —Kise lloriqueó —. ¡También háblame a mí, Tetsuyacchi! ¡Dime papá!
— ¡Ignora a este idiota, Tetsu! —Aomine empujó al rubio y se posó frente al peli azul —. ¡Yo soy papá! ¡Di papá!
— ¡Mamá! —fue toda su respuesta.
—No Tet-chin, yo soy papá-chin —Murasakibara llamó su atención.
— ¡Mamá!
— ¡Dime tía Satsuki! —Momoi no podía quedarse atrás.
— ¡Mamá!
Y a cada nueva petición, Tetsuya llamaba 'mamá' a Akashi aparentemente por el puro placer de hacerlo.
Por su parte, Midorima decidió dejar de lado la lucha, ya después se enfrentaría a Tetsuya para que lo llamara papá. Por ahora lo que le importaba era ir por sus libros e investigar, después de todo Tetsuya no parecía reconocer la diferencia entre hombre y mujer, era preocupante y debía asegurarse de que su bebé se desarrollara bien. Además, no podía ni quería imaginar a Tetsuya llamando 'mamá' a Akashi en público.
N/A: ¿Qué hongo? ¿A qué no esperaban que Kurokin dijera su primera palabra y que fuera esa? A decir verdad, varias de las cosas en este capítulo salieron espontáneamente en el transcurso; sí, Kurokin diría su primera palabra, pero en realidad sería papá y no, no sería a uno de los chicos en especial (spoiler next chapter xD). Pero de pronto dije, ¿y si su primera palabra fuera mamá? Y cuando lo decidí una nueva pregunta me asaltó: ¿a quién se la dirá? Pensé primero en Kise, y la justificación sería porque tiene un físico bastante 'bonito' y bebé Tetsuya podría confundirlo con una mujer; pero entonces Akshi salvaje apareció, y ustedes saben como hay fics e incluso en el cannon yo lo noto con 'tendecias' bastante maternales detrás de toda su absolutes... o puede que simplemente estuviera desvariando.
En fin. También me gustaría aclarar el nombramiento que Midorima le da aquí a Kurokin; cada quién llama a nuestro fantasma como le da su gana y desde que en este fic, Midorima es uno de sus padres y no puede llamarlo de manera tan 'formal' (especialmente porque Kuroko, aquí, es el apellido de la playa de su innombrable madre) decidí que debía llamarlo de una forma diferete y especial. Y 'Tsuya fue el resultado de eso, espero no tengan conflicto o se enreden con tanto nombre.
So, espero les gustara este capitulo. Si tienen ideas, algo que les gustaría leer sobre esta familia no duden en decirme! Con gusto las tomaré en cuenta!
Por último: Gracias a Ishiro Shizuka, nathy, nyon moran y aiwo175 por sus sensualosos reviews. Muchas gracias, ustedes me motivaron para escribir tan pronto!
Nos leemos! Reviews!