Muy bien chicos, este Fanfic a llegado a su fin; pero no se desesperen ya estoy escribiendo la segunda parte jaja

Gracias a todos por sus reviews.

Antes que todo, en este capitulo Hipo narra una parte, Astrid en otra; y como ya les había avisado al final del capitulo anterior, en este Alvin hace su primera aparición.

Just Tonight

Capitulo 10:

Somewhere

¡Entró en el territorio maldito!-Grite a Brutacio, mientras él trataba de calmarme, puesto a que estaba irritablemente desesperado y preocupado, mientras andaba de un lado al otro por todo el centro de Berk, donde nos encontrábamos.

-Vamos, Hipo. Ya no puedes hacer nada

-Recuerda que quienes entran allí jamás regresan-Añadió Patapez.

-Gracias por la ayuda-Dije sarcásticamente.

El sol comenzaba a ocultarse, y yo me encontraba allí caminando de un lado a otro como un idiota, cuando podía estar buscándola.

Me detuve bruscamente y me dirigí a Chimuelo, quien estaba echado en el suelo observándolo todo.

-Iré a buscarla-Avisé con determinación. Y antes de que cualquiera pudiese decir algo, o intentar detenerme, ya me hallaba surcando los cielos nocturnos, con tan solo la luna y las estrellas para iluminar mi camino. Realmente no tenía ni idea de a donde me dirigía.

-No importa que tan oscuro este, te encontrare Astrid-murmure a la nada.

Realmente sabía a donde me dirigía, conozco aquel territorio, conozco su ubicación, y aún así ella quedo atrapada, capturada allí por mi culpa.

Ella me lo advirtió...y yo no quise hacer caso por mi deseo de ganar lo que realmente no era una carrera.

La luna iluminaba el cielo, pocas estrellas se atrevían a asomarse, pero ellas eran quienes alumbraban mi sendero.

Nos detuvimos en una grandisima roca en forma de pilar, esta salía del mar y metros más arriba nos hallábamos nosotros, en la plataforma en la que terminaba este pilar.

Chimuelo debía descansar, no podía obligarlo a volar tan larga distancia cuando él solo quería dormir.

-Perdóname amigo, pero solo hoy, solo hoy, hazlo por Astrid-Hablé al dragón-Prometo que si mañana al alba no la encontramos, volveremos.

Realmente me dolió decirlo, pero no podía quedarme eternamente buscándola, puesto a lo que patapez dijo era verdad...

Si mi padre se enteraba del riesgo que acababa de tomar me mataría...más pensándolo bien, solo volvería a Berk para preparar a mi dragón, no importaba lo que mi padre u otra persona dijese, no aceptaba el echo de perderla, no ahora. Partiría en uno o dos días, y no regresaría hasta encontrarla...o hasta comprobar mi mayor temor, comprobar que realmente la había perdido...para siempre.

-¿Donde estas?-Observe el horizonte por algunos segundos, desesperado, preocupado, a punto de volverme loco.

Espere algunos minutos para que Chimuelo recuperara el aliento. Ahora me daba cuenta de que este "Territorio maldito" no estaba tan cerca de Berk como decían, y ahora podía sentirlo.

Ambos levantamos vuelo de nuevo, minutos más tarde sabía que nos acercábamos. Volamos con suma precaución; sinceramente fue como buscarla en medio de la nada, como buscarla en el aire.

Finalmente, después de una búsqueda en vano, tuve que volver a Berk, pues la luz del sol comenzaba a asomarse en el horizonte.

-¿Lo ves?-Dijo Brutacio al verme aterrizar tal como me fui-No puedes hacer nada.

-¿¡Que!?-Exclamó Patán-¡No puede ser, Astrid no puede estar...

-¡Shhh!-Calló Brutacio a Patán poniendo su mano en la boca de él-¡Cállate, tonto!

Brutilda rodó los ojos y se cruzó de brazos.

Me bajé de Chimuelo, negando dentro de mí lo que sucedía-Ella no ha muerto, ¡Lo sé, lo siento!-Exclamé con firmeza-Ella no esta muerta...-me di media vuelta, dando la espalda a todos ellos-Lo siento dentro de mí-susurré, y levanté la mirada al cielo.

*Narra Astrid*

No recordaba mucho de lo que había pasado, podía jurar que Hipo y chimuelo venían delante mio, pero ellos lograron ser más rápidos que yo y lograron avistar esto mucho antes que yo lograra hacerlo.

Le indique a Tormenta que bajara a algo que parecía tierra, nuestra posible salvación; al llegar a ella, en efecto se trataba de tierra, por lo cual di gracias a los dioses. Sin embargo, al aterrizar en aquella playa que parecía desolada, me dí cuenta de que no lo estaba.

-!Hip..! -intente gritar, pero no logre llamarlo, ya que habían atado a Tormenta con fuertes cuerdas y cadenas. Recuerdo hallarme en la misma situación de mi querida dragona, solo que esta vez lo único que recibí fue un fuerte golpe, pero este no hizo que dejara de luchar, tan solo me lanzó al suelo, pero yo me levanté de nuevo como si no hubiese sucedido absolutamente nada; me defendí con todo lo que tenía, di todo de mí, todos esos años de entrenamiento como guerrera salieron a la vista...pero todo mi esfuerzo no fue suficiente. Recibí un fuerte golpe en la sien, que me derrumbó al suelo y al cabo de unos pocos segundos todo se oscureció para mí.

Tan solo logré ver como Tormenta luchaba y se defendía inútilmente, solo eso logre ver antes de desvanecerme.

Comencé a abrir mis ojos lentamente, la cabeza me dolía inmensamente-producto del golpe-todo me daba vueltas, apenas si pude levantarme, sin embargo caí de nuevo de rodillas, apoyándome en una pared húmeda y fría...un momento...¿Dónde estoy? Me pregunté confundida y, aunque me cueste admitirlo, estaba asustada.

Al ver claramente mi entorno, me encontré en un oscuro, frío y húmedo lugar; mi única iluminación era una leve luz anaranjada que se filtraba por una pequeña reja, ubicada en lo que parecía una puerta.

Levantándome, apoyada en la pared, inspeccioné que tan grande era el lugar donde me hallaba encerrada; y ahí estaba el constante dolor de cabeza para dificultarme las cosas. Aquel lugar era pequeño, tenía forma cuadrada y por las condiciones en las que se hallaba era más que claro que se trataba de una celda.

¡Bien! pensé sarcásticamente Ahora estoy presa y encadenada. Esto era lo que faltaba. Ahora veo porqué nadie nunca...regresa...¿regresaré yo?

Me eche en un rincón, y me abracé con fuerza, mientras me encogía; lo peor de todo es que el frío no estaba a mi favor, el aire estaba helado.

Las horas tuvieron que pasar-muchas horas por cierto...o eso supongo yo- para que la puerta de metal, que me mantenía presa allí, se abriese con un molesto chirrido; allí vi la silueta de un hombre a quien ya conocía, pero la luz débil, de lo que yo creía eran antorchas, le daba por la espalda, por tal motivo no pude ver bien su rostro.

-Nos volvemos a ver, Astrid. ¿Como has estado?, ¿Como han estado todos allá en Berk?, ¿Bien?, me alegro-Tan solo su perversa voz me dijo de quien se trataba, y sabía que era lo que quería.

Tras él alcancé a ver dos altos y musculosos vikingos.

Me levanté pareciendo estar bien-Oh, Alvin, yo también me alegro-Respondí con sarcasmo, encontrándome ya de pie-¿Que pasa Alvin?-Me cruce de brazos, con una sonrisa irónica en el rostro-¿Tan viejo estás que ya ni puedes con una chica, conmigo?

-Astrid, querida, tú siempre tan impertinente-Suspiró-Realmente no tenía la intención de que fueses parte de mi plan, no aún, pero tú has venido a mí y me has ahorrado gran parte del trabajo-retrocedió hasta salir de la celda, mas se quedo allí parado en frente-Pero ten por seguro que esto aún no ha comenzado.

-¿¡Alvin, que pretendes hacer con esto!?, ¡Déjame salir!-Grite encolerizada, y corrí hacía la entrada, como si quisiese matarlo, pero las fuertes cadenas me detuvieron.

-Oh, Astrid, jamás saldrás de esto...

Gracias a todos!, los voy a extrañar mucho, pero pronto nos volveremos a ver en el próximo fic :D