Espero que disfruten, al fin escribo algo de esta pareja que me parece tan trágica pero tan bella a la vez (y sexy, para que estamos con cosas jajaja)
Y a ti, que me diste esta pareja para elegir, gracias, muchas gracias.
Sebastian había llegado a la vida de Ciel como algo caído del cielo, por más irónico que aquello sonara. El pequeño en realidad sabía que ese pensamiento estaba ahí, pero fingía no sentirlo, no darse cuenta.
Lo necesario que era el demonio en su vida.
Sebastian también se encontraba ante un problema parecido. En toda su larga existencia, nunca había experimentado aquello... Porque era un demonio. No sentía empatía, ni cariño, y muchos menos con criaturas como los humanos. Él sólo podía sentir algo cercano al placer consumiendo almas, y como demonio, eso debía permanecer igual. O eso debería creer.
Y esa era la gran diferencia entre los dos: Sebastian buscaba razones para vivir... Ciel, para no morir.
Se lo habían quitado todo, su familia, su honor, su infancia.
Cuando Sebastian encontró a Ciel sollozando en medio de esa tormenta de invierno, se encontró llorando junto a él, solo que sin lágrimas y sin dolor.
Era una noche fría de invierno, de esas que congelan hasta el alma y los sueños pero no los malos recuerdos ni las pesadilla.
Y es que la sangre moja, pero los sueños queman.
Ciel no podía dormir. Miraba por la ventana, la nieve le parecía lejana y ajena, como si estuviera dentro de un sueño, uno blanco... blanco, gris y rojo.
Tomó su bata, pasándosela por los hombros. Abrió la puerta con cuidado, caminando de puntillas, como si de repente la figura de su mamá fuera a aparecer por el pasillo a regañarle por levantarse a estas horas.
No salió por la puerta delantera, porque habría sido muy obvio, y quería mandarle un mensaje sin palabras al demonio, que de seguro lo estaba vigilando. Quiero estar solo.
El frío calaba hasta los huesos, y la nieve le quemaba la piel, derritiéndose al contacto con su cuerpo tibio. Las pequeñas escarchas blancas que formaban su aliento se le hacían graciosas. Así que todavía estoy vivo.
Sus mejillas estaban rosadas por el frío, tan congeladas que ya ni siquiera las sentía. Las lágrimas eran cálidas, y poco a poco comenzaron a entibiar la piel. Comenzó como un sollozo fugaz, un quejido ahogado; pero en cuento sintió los brazos de Sebastian rodeandole, se transformó en algo desconsolador, incluso para el demonio. En toda su larga existencia nunca había escuchado un llanto tan sincero y desgarrador como el de este momento; y así, en medio de la nieve, de la escarcha, del vaho y de la confusión, Sebastian le dio a Ciel lo que sería su primer beso.
Sus labios estaban húmedos de lágrimas, resecos de palabras sin significado, y hambrientos de amor.
Todo cobró sentido cuando el demonio pasó una mano por sus labios y lo miró como solo él sabía, sin compasión, sin lástimas, sin rencor. Delante de él, Ciel era lo que era, una alma perdida y blanca, que había pasado mucho en muy poco tiempo.
Acercó su rostro, la respiración cálida, el aire helado, la piel tibia y los labios húmedos.
La lengua de Sebastian lamió su cuello, con lentitud, con suavidad, como si pudiera romperlo con ese toque.
La noche seguía helada, pero sus cuerpos solo emanaban calor, esperanza, deseo y un sentimiento; uno que no querían nombrar, pero que más tarde se resignarían a aceptar. Amor.
Tenía, inspiración, lo juro, pero escribiendo la tercera parte me fui a la mierda XD sorry girl, pero espero poder hacer algo mejor la próxima semana ;c (y a tiempo jejeje)
Gracias a todos los que leyeron esto ^^
