¡Hola! Antes de comenzar quería aclarar que hay algunas cosas distintas a como ocurre en la historia original ya que lo que ocurre ahí es que todo es un Juego de las Sombras entre Yami Yugi y Yami Bakura y Yami Bakura aclara que algunas cosas de las que ocurrían en el juego eran tal y como pasaron en el pasado y otras estaban siendo modificadas a su antojo así que ésta es mi versión de lo que pasó. Habiendo aclarado eso, continuamos.


¿Derrota?

Estaba aturdida, no se había dado cuenta de que estaba cayendo hasta que sus rodillas golpearon fuertemente el suelo de piedra provocándole un dolor punzante en ellas, pero no podía pensar en eso… Sintió como sus mejillas se empapaban con sus propias lágrimas y su cuerpo dejó de responderle por completo… Por un momento no podía hacer más que preguntarse, ¿qué había hecho ella para merecer todo aquello?

Fue entonces cuando se hizo reaccionar… Sí, había perdido a Ikki… Pero sabía que su muerte habría sido en vano si Aknadin continuaba; y además, podría perder también a Kisara y eso era algo que no se permitiría ni sus más horribles pesadillas así que se puso de pie de nuevo ante la atenta mirada de aquel oji-violeta que no escatimaba en ganas de ayudarla pero que sabía que no era lo más indicado en ese instante.

–Seth, no pierdas el tiempo con estas cosas –habló Aknadin al ver que el joven también miraba a Kiria –Tú estás destinado a gobernar, desde el día en que naciste, por eso tu camino se sigue cruzando con el del Dragón Blanco –dijo provocando aún más ira en Kiria de la que ya de por sí había logrado provocar –Fuiste el elegido para ejercer su poder.

–Tal vez tiene razón, yo debo gobernar y el Dragón Blanco me ayudará a lograrlo. ¡Todo es cierto! –habló Seth con una voz distante mientras un brillo extraño aparecía en sus ojos. Había comenzado a caminar hacia Aknadin pero fue detenido por la mano de Kiria.

–¡No te atrevas a hablar de mi hermana de esa forma, Seth! –le dijo enojada –¡Está intentando hacer que caigas en su trampa! Nada de lo que te dice es cierto, Seth, quien habla en este momento no eres tú –dijo ella sujetando con más fuerza su brazo.

–Aknadin, tus acusaciones y falsas promesas ya se excedieron demasiado –habló Atem dando un paso al frente –Así que deja de mentirle a tu hijo y déjalo en paz –dijo antes de voltear hacia el sacerdote –Seth, no sedas ante esas tentaciones –continuó intentando correr hacia él antes de ser detenido por un ataque de Aknadin.

–¡Dime la verdad! ¿Por qué haces esto, padre? –preguntó Seth una vez hubo despertado del trance ante las palabras de Atem.

–Porque quiero que experimentes lo que yo nunca tuve: Poder y respeto. Y cuando Zorc llegué eso es exactamente lo que recibirás. –contestó –Zorc regirá en de la era de lo oscuro y tú reinarás este nuevo mundo. –terminó haciendo que Seth cayera de nuevo en el trance.

Kiria iba a detenerlo de nuevo pero fue interrumpida por una extraña sensación en su pecho, provocando que dirigiera su vista hacia el Broche del Milenio que emitía una luz tenue.

–Kisara… –susurró ella haciendo al castaño despertar del trance inmediatamente luego de escuchar aquel conocido rugido.

–¡Es el Dragón Blanco! –exclamó mirando hacia arriba, de donde venía el sonido.

–¡Sí, te pide que te unas a mí! –dijo Aknadin intentando, por todos los medios, chantajearlo.

–¡Ya estoy harta de tus mentiras! –gritó Kiria llena de rabia –¡Es mi hermana de quién estás hablando, maldito! No permitiré que de ninguna manera de atrevas a profanar su nombre, ella nunca apoyaría a alguien como tú, ni siquiera mereces hablar del Dragón Blanco. –le gritó intentando mantenerse firme pero su cuerpo entero temblaba de rabia e impotencia por lo que ni siquiera iba a ser capaz de avanzar hacia él –Seth, intenta controlarte… Tú conoces a Kisara, sabes que ella nunca querría esto… ¡Ella no querría que te unieras a él!

–Kiria tiene razón… –dijo Atem –Si vas con él dependerás solo de las tinieblas –Aýudanos… –dijo Atem esperando que el sacerdote entrara en razón.

–¡No, ellos te están mintiendo! –interrumpió Aknadin –El Faraón le teme a tu poder y por eso trata de retenerte.

–El Faraón está protegiendo a Seth así como tu hermano te protegió a ti –dijo Hassan señalándolo.

–¡Mientes! Mi hermano recibió toda la gloria y me dejó a mí en su sombra. Ahora su hijo debe pagar –dijo antes de lanzar rayos púrpuras por toda la sala –Eres débil, Faraón, igual que tu padre –dijo manteniendo el ataque.

–Mientras yo esté aquí, nada te dañará, su alteza –dijo Hassan al proteger a Atem del ataque de su tío obteniendo como respuesta el agradecimiento de su Faraón.

Kiria buscaba como protegerse a sí misma esquivando por muy poco los rayos que amenazaban por con alcanzarla. Aunque el ataque estuviera principalmente dirigido a Atem, los rayos estaban cayendo en toda la habitación haciendo muy difícil el escapar. Seth comenzó a caminar hacia Aknadin siendo parcialmente detenido por un rayo dorado que parecía hacer caído del cielo. El ataque de Aknadin fue detenido y una nube de polvo se comenzó a formar en el centro de la habitación, el polvo pronto formó una figura humana quien no esperó para soltar una risotada.

–Debo decir que es bueno volver de nuevo al juego y parece que llegué justo a tiempo para presenciar el gran final – dijo la conocida persona de cabello blanco y ojos púrpuras – Que es ver al Faraón en su representación de despedida.

No le tomó mucho a tiempo a Kiria para que su cuerpo comenzara a temblar aún más violentamente ante el recuerdo de Bakura atacándola en su habitación… Todo lo que le había dicho, el dolor que le había provocado… Estaba en esa situación por su culpa, Kisara huyó por su culpa, Ikki estaba muerto por su culpa… Y ella no podía hacer nada… Tenía miedo…

–Muy bien, ahora debo ponerme al corriente. ¿No es así? –preguntó Bakura –Alguien no resistió la competencia… –dijo volteando hacia Akanadin –Así que tuve que venir a corregir eso.

–Yo sólo necesitaba… –intentó decir Aknadin con una voz cargada de nerviosismo, pero fue interrumpido por el ladrón que ahora caminaba hacia él.

–Ya sé, solo necesitabas un poco más de tiempo… Estabas tan cerca… Cerca de ser vencido –dijo pasando a su lado y deteniéndose unos centímetros después –¿Por qué no me dejas concentrarme en el Faraón? Tú tienes cosas que hacer… Como convencer a ese hijo tuyo de comprometerse con Zorc el Oscuro –dijo sin borrar su sonrisa socarrona en ningún momento. Ocasionalmente dirigía miradas hacia los demás presentes siendo inmensamente divertido por la reacción de Kiria al verlo ahí, vivo y dispuesto a todo –Cuando la era de las tinieblas emerja, será necesario un nuevo rey para gobernar la oscuridad, alguien con gran poder… ¡Alguien cómo tú! –dijo mirando a Seth haciendo que su sonrisa fuera incluso más grande –Seth, t;u has sido elegido para ejercer un poder que rivaliza el de los Dioses Egipcios.

–¿Qué? ¿De qué estás hablando? –preguntó Atem si poder creer ni una sola palabra de lo que acababa de escuchar, se suponía que no había poder más grande que el de los tres Dioses Egiptios: Slifer, Obelisco y Ra…

–Parece que su majestad se siente amenazado de ser remplazado por alguien más calificado –continuó Bakura con un tono altamente burlista –Alguien que controle al Dragón Blanco de Ojos Azules –sus ojos notaron un par te puños siendo fuertemente apretados y su sonrisa demostraba que acababa de pensar en algo más –O quizás se siente amenazado por algo más… Serán acaso… ¿celos? –preguntó aún más burlista que antes provocando que Atem apretara sus dientes –Sea lo que sea… Perderá ambas a cosas… En cuanto el Dragón Blanco entregué su poder a Seth.

–Se refiere a esa chica… –dijo Shada.

–¿Tú sabías de esto? –preguntó Atem mirando al portador de la Llave Milenaria.

–Sí… –admitió Shada –Seth y yo nos encontramos a esta chica, tiene un poder como nunca había visto en ninguna otra persona. Excepto tal vez… –dijo mirando a Kiria provocando que todos los demás portadores hicieran lo mismo.

–A mis hermanos a mí se nos conoce por el poder que tienen nuestras criaturas… En el Nuevo Atlantis se usa una técnica que permite que nuestras criaturas respondan a nuestras emociones, como si se alimentaran de ellas… Kisara estuvo sola en Egipto, siendo maltratada durante muchos años, tantos que sus emociones se acumularon y luego de un tiempo ya no fue capaz de controlar al Dragón Blanco… Cuando volvió con nosotros comenzó a entrenar y pudo volverlo a controlar pero el poder que ganó durante todos aquellos años se mantiene… –explicó Kiria sintiendo todas las miradas sobre ella –Pero es mi hermana, yo la conozco y sé que ella no le haría daño a nadie, ni siquiera a las personas que la lastimaron tanto.

–Escucha a la razón –dijo Aknadin a Seth –si te quedas con el Faraón, hechas a perder tu futuro. ¿Qué no lo ves? Estás hecho para ser un líder –aseguró estando ya a punto de convencer a su hijo. Por más que los demás lo intentaban Seth parecía perderse poco a poco en el abismo al que lo arrastraba su padre.

–¡Silencio! Tienen cosas más importantes en que pensar… ¡Diamante, destruye al Faraón!

En tan solo unos segundos, la monstruosa criatura ya estaba en frente a todos. El poder de la criatura era mucho más visible que la última vez que la vieron, sin duda alguna era mucho más poderosa… Unos segundos después, la criatura iba a lanzar un ataque… El aire comenzó a sentirse cada vez más caliente mientras la criatura se preparaba, parecía que Diamente se movía muy rápido mientras los demás parecían no estarse moviendo… El ataque fue lanzado… Una onda amarrilla fue dirigida directamente hacia Atem… Hassan intentó detenerlo pero no pudo detenerlo por completo, solo un poco… Esto dio tiempo para una cosa y solo una cosa… Para dejar que Atem se preparara para el impacto colocando el brazo en frente a su cabeza…

El impactó nunca llegó… Atem abrió sus ojos lentamente al sentir un brillo destellante por toda la habitación y a sus oídos llegó inmediatamente un chillido de dolor tan agudo que podría haberle dolido de no ser porque la imagen lo mantenía en un estado de shock… Kiria, quien había intentado matarlo en más de una ocasión y había declarado odiarlo más veces de las que podía contar, estaba en frente a él, recibiendo el impacto que se suponía iba dirigido a él… En cuanto el ataque acabó ella se precipitó hacia el suelo; claramente iba a ser incapaz de mantenerse en pie en cuanto tocara el suelo…

Automáticamente, Atem se lanzó al suelo justo a tiempo para sujetar a Kiria antes de que su cuerpo tocara el suelo. La miró fijamente… Respiraba muy suavemente y con dificultad, tomándola ligeramente de la muñeca se pudo dar cuenta de sus latidos eran cada vez más débiles… La misma mano que sujetaba su muñeca, subió acariciando ligeramente su brazo hasta llegar a la mejilla en donde permaneció haciendo que ella lo mirara a los ojos…

–¿Por qué? –preguntó sin decir nada más, sabía que ella lo entendería con tan solo esas dos simples palabras.

–No quería que terminaría así… –contestó en voz débil colocando su mano sobre la mano de Atem que continuaba en su mejilla y entrelazando sus dedos con los de él –L-lo siento… Por todo… –dijo sintiendo una lágrima bajar por su mejilla –P-por favor… Cuida de Kisara… No d-dejes que le p-pase nada…

–No… No dejaré que mueras… Tú misma podrás cuidar de Kisara… –le contestó él obteniendo una sonrisa triste por parte de la oji-roja quien cayó inconsciente tan solo unos segundos después.


Bueno pues, eso es todo por ahora. El final se está acercando, calculo que a esta historia le quedan cerca de tres o cuatro capítulos trataré de actualizar lo más pronto posible (de acuerdo a mi horario) pero la verdad es que ya voy en cuarto de secundaria y debo decir que está siendo un poco rudo especialmente porque, al menos en mi país, se toma MUY en cuenta este año para la admisión a las universidades… Pero no se preocupen, no pienso dejar de escribir pronto… ¡Nos leemos después!