Nueva Generación.

Capitulo 1: Los hermanos Lightwood, pero no "esos" hermanos Lightwood.

Isabelle abrió la puerta del dormitorio de Jace de una patada, encontrándose al dueño de dicho dormitorio en una situación bastante comprometedora con su novia de cabello pelirrojo. Rodo los ojos y carraspeo.

Ellos se separaron de golpe, Jace bastante a regañadientes, y la miraron curiosos mientras Clary se arreglaba sus ropas y se peinaba el cabello lo más que podía con las manos y Jace se ponía la camiseta.

-Lamento interrumpirlos, tortolitos. Pero tenemos una misión y estas es una de las grandes.- ella sonrió, con una sonrisa que parecía decir "Me voy a divertir mucho." –Cuatro hechiceros.- Clary sintió a Jace tensarse a su lado. –En una fabrica abandonada a las afueras de Nueva York. Aparentemente están haciendo cosas muy malas y prometen una buena pelea.- la sonrisa de Isabelle casi no cabía en su rostro. Pero claro que estaría emocionada por una buena pelea, pensó Clary, desde que derrotaron a Sebastián, hace dos meses ya, todo había estado muy tranquilo, por no decir completamente aburrido.

-Tu no iras, Clary.- dijo Jace inmediatamente. Clary frunció el ceño e Isabelle hizo una mueca, no iba a dejar que Jace arruinara su diversión, ni en un millón de años. –Tu entrenamiento aun no se ha completado, no estas lo suficientemente adiestrada como para…- Jace se interrumpió así mismo al observar, atónito, como Isabelle tomaba a Clary de la muñeca y ambas comenzaban a correr chillando como locas. Negó un par de veces con la cabeza y las siguió, pensando en las diversas formas de matar a Isabelle si algo le pasaba a Clary.

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Ya de camino a la fabrica, Jace se preguntaba en que momento Simón se había unido a ellos, el no lo recordaba, ni tampoco recordaba quien diablos había llamado a los hombres lobo, no es que ellos le desagradaran, de hecho, Jordán incluso le caía bien, claro que esto nunca lo admitiría en presencia del chico, entendía que Magnus esta ahí, por Alec, pero ¿Ellos? El no recordaba haber dado su autorización para que se unieran a su grupo de caza, y si, su opinión era la que, según el, más importaba. ¿Qué no era eso obvio? Entonces, ¿por que no lo habían consultado?

Al llegar a la fábrica Clary le dio un leve codazo, sacándolo de sus cavilaciones.

Todos se pusieron en guardia y miraron desde Alec a Jace, esperando que alguno de los dos de la orden.

Jace miro a Clary con preocupación, el mismo se había encargado de que ella estuviera armada hasta los dientes, y sabia que el vampiro estaría cuidándola también, aun así, no podía evitar estar preocupado por lo que encontrarían allí dentro, tenia un raro presentimiento, no malo, simplemente raro.

Alec, que había estado mirando a Jace, se resigno a la idea de que tendría que ser él el que diera la orden y asintió con la cabeza en dirección a la fábrica mientras comenzaba a caminar hacia ella con los demás siguiéndole el paso.

Esta vez fue Isabelle la que le pego un codazo a Jace para que reaccionara, solo que ella fue mucho menos suave, de hecho, casi lo tira al suelo.

Jace la fulmino con la mirada mientras alcanzaba a los demás y se ponía al lado de Clary.

Alec, con una lentitud desesperante, llevo sus manos a las puertas dobles de la fabrica, cuchillo serafín en mano, mientras todos sacaban sus armas, Maia sus garras, Magnus sus brillos y Simón sus colmillos, y abrió las puertas de par en par.

Todos se precipitaron hacia adelante, listos para una batalla. Sin embargo, no se esperaban que, dentro de la fábrica, ya se librara una.

Observaron atónitos como 3 cazadores de sombras, 1 licántropo y 2 vampiros luchaban ferozmente contra los 4 hechiceros que no daban ni una muestra de ser débiles.

El lobo, con su pelaje negro con destellos marrones, se giro y los miro. Pareció sorprenderse y paso su mirada sobre cada uno de ellos, para finalmente dejarla clavada en Maia. Maia le devolvió la mirada, tratando de recordar si lo había visto antes, si era de la manada. Sin embargo no recordó haberlo visto antes, no lo reconoció en absoluto, pero de alguna manera había algo familiar en el, tan familiar. El lobo finalmente despego su mirada de Maia y la poso en Jordán, pero fue solo por un segundo, ya que enseguida se volvió y se lanzo hacia uno de los hechiceros que estaba peleando con una cazadora de sombras con el pelo negro atado en una coleta y brillantes ojos celestes.

Ella alzo la mirada y les sonrió, radiante. Sus ojos se detuvieron un momento en Clary, antes de lanzarse hacia el hechicero de piel verdosa que ahora estaba forcejeando con el lobo.

Un grito se dejo escuchar al otro lado de la fabrica, y todos giraron sus cabezas en su dirección, justo a tiempo para mirar como uno de los hechiceros se quitaba de encima a uno de los vampiros, la vampiro, para ser exactos.

Mientras los dos vampiros luchaban contra dos de los hechiceros que eran grotescamente similares, los otros dos cazadores de sombras, ambos rubios, peleaban contra una hechicera, rubios dorado, pensó Clary, con una punzada en el pecho, como Jace.

La bruja tenia el pelo de un verde apagado y la piel muy pálida, lanzaba bolas de fuego negro a los chicos rubios que parecían esquivarlas fácilmente.

La bruja volteo a verlos y arrugo la nariz.

-Maldición.- grazno. –Ya llegaron.- ella chasqueo los dedos y apareció parada en una de las vigas, lejos del alcance de los rubios. –Sera mejor que nos retiremos, por ahora.- volvió a chasquear los dedos y los otros tres brujos aparecieron a su lado. –Nos vemos luego, hermanos Lightwood.- ella chasqueo los dedos por ultima vez, y luego desapareció junto a sus secuaces.

-¿Qué tiene esa tipa contra nosotros?- pregunto Isabelle, luego de un incomodo silencio en el que solo se habían dedicado a ver la espalda tensa de los rubios.

-¿Contra ustedes? Nada.- dijo una voz. La voz de un niño. Todos se giraron hacia una puerta, en la que había aparecido un pequeño pelirrojo de ojos verdes que los miraba con aburrida diversión. –Es contra nosotros que tiene algo.-

El niño, que no parecía tener más de doce, alzo la cara hacia ellos y ahí fue cuando todo se volvió negro.

Jace ya estaba seguro de que ese niño se parecía mucho a Clary, sin embargo, cuando vio la pequeña y solitaria peca, la única del rostro del chico, en la parte superior de su mejilla izquierda, no pudo evitar desmallarse.

Si, como oíste, Jace Lightwood se desmayo por una peca.

Continuara...