5:30 am, he quedado con los ojos abiertos de par en par, mi sueño se ha desvanecido de repente, un fuertísimo dolor de cabeza me ha dejado sin una gota de sueño. Trato de ubicarme con dificultad, pero está demasiado oscuro para distinguir en dónde está todo, estiro la mano hacia mi derecha y siento aún a mi bella ninfa durmiendo, trato de enfocar la vista hacia un punto fijo pero se me sigue dificultando por el dolor, me levanto tambaleante hacia el baño y logro llegar después de unos cuantos golpes contra la puerta; abro el grifo y me mojo la cara, cuando logro enfocar la vista de nuevo, todo se aclaray ¡vaya sorpresa! Estoy sangrando de nuevo por la nariz, no un sangrado severo como el del día de mi boda, pero si un fino hilo que baja por la fosa izquierda; ¡eso me ha alarmado bastante! Ya nno sólo es dolor de cabeza y sangrado por la nariz, ahora es pérdida de la visión y mareos, ¡tengo que ver a un especialista de inmediato!

Luego de limpiar mi nariz y desaparecer toda evidencia del sangrado, lavé una vez más mi rostro y tomé 4 analgésicos de una sola vez para calmar la migraña que me estaba volviendo loca; Hoy es un día sumamente importante y no debo de alterar a mi bella diosa marina por nada en el mundo.

-¡Demonios! Sentía una gran angustia dentro de mi pecho. Salí de la habitanción aún con mareo leve, dirigí a la cocina, me preparé un té de manzanilla, y fui a sentarme al balconcillo de la sala. -¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Por qué ahora? Seguía sumergida en mis pensamientos cuando unos suaves y bellos brazos me abrazaron por la espalda.

-Te encontré. Susurró robándome un beso en el cuello.

-No tenía sueño. Bebí un sorbo de té.

-Sentí la cama vacía y supuse que deambulabas por la casa, siempre haces eso cuando estás nerviosa. Sonrió mientras se sentaba en mis piernas.

-Ya sabes… Soy un zombie… La tomé de la cintura y la atraje hacia mí para besar su cabeza y abrazarme a ella.

-¿Te sucede algo amor? Preguntó curiosa.

-¡No es nada! Solo miedos innecesarios. La abracé aún más fuerte.

-¿Cómo es eso?

-Bueno tu sabes, falta lo más crítico del proceso de fertilidad y me da miedo que pase lo peor. En parte le mentí y en parte le dije la verdad.

-Ya lo sé, y por más de que soy conciente de que eso puede suceder, no creo que mi corazón lo soporte. Me miró angustiada.

-Vamos preciosa a la cama, aún hace frío. La tome de la cintura y nos metimos a nuestra cálida morada. No me gustaría que mi bella nninfa sufriese tanto y ¡menos por mi culpa! Tengo que consultar con un experto y rápido. –Anda aún falta una hora para despertar. Mi ninfa se echó a reir y de nuevo caímos en brazos de Morfeo.

-Haruka amor despierta… Mi bella y sonriente ninfa me daba la cálida bienvenida de nuevo al mundo.

-Mmmm… ¿Qué hora es? Pregunté.

-Son las 7:00 de la mañana, vamos a desayunar.

-No tengo mucha hambre, me enrosqué en mis sábanas.

-Amor vamos, es hora de levantarse. Un ataque de cosquillas se hizo inminente.

-Ya… ya… ya me levanto… ¡me rindo!

-Sabía que era muy fácil levantarte de la cama. Dijo conun aire de victoria.

-Te aprovechas de mi debilidad. Rezongaba mientras tiraba la ropa al suelo y me metía a la ducha.

-¡Apúrate amor! ¡El desayuno está listo! ¡Son sólo tostadas y jugo de toronja! Gritaba desde el comedor.

-¡Ya voy! Salí de ducharme y ésta vez sin ningún contratiempo, salí vestida decentemente.

-Toma. Me sirvió 3 tostadas con mantequilla y jalea de cereza.

-Gracias amor. Desayunamos en santa y tranquila paz y partimos a la clínica.

-Uff… Justo a tiempo. Decía mi ninfa mientras bajaba del auto.

-Nada como un corredor de fórmula 1 para que te lleve a cualquier lado sin retrasos ¿Eh? Dije socarronamente.

-Por suerte. Sonrió. –Vamos, el tiempo se acaba y no hay que esperar.

-¡Uyy que nervios! Sonreí también y llegamos al consultorio.

-Ya solo faltan unos pocos minutos. Me miró nerviosa.

-Amor tranquila; tú lo deseas mucho y a veces cuando las personas son muy buenas sus sueños se cumplen. Besé su mano.

-Y si no…

-Shhh… No digas nada. Le miré seriamente. –Sólo deja que pase lo que tenga que pasar ¿OK? Nos dimos un tierno beso y se recostó en mi hombro.

-¿Sra. Michiru Tenou?

-Si señora. Contesté por reflejo.

-Es hora. Nos miró amablemente. –Sigan.

-Gracias. Respondimos a la vez.

-Sra. Haruka, usted va aquí y nos espera.

-Ok.

-Sra. Michiru, venga por acá, la ropa va en el vestidor adentro encontrará una bata azul, cuando esté lista pasamos a sala de gineco-obstetricia, la doctora Mimet la estará esperando.

-Gracias. Oí en un susurro la voz de mi ninfa.

-Sra. Haruka, cuando su esposa salga del vestidor, acompáñela por favor, la Dra. Mimet sugirió que sería de bastante ayuda para la Sra. Michiru su presencia durante el procedimiento.

-Oh… Muchas gracias, eso haré. Le sonreí galantemente y un leve sonrijo coloreó sus mejillas.

-¡Listo! Me miró nerviosa mi bella ninfa.

-¡vamos, todo saldrá muy bien! Unos bellos y pequeñísimos demonios esperan por un hagar dulce y cálido. Bromeé para soltar un poco la tensión.

-Amor ¿Sabes que te amo tanto? Me abrazó y seguimos a la sala.

-Sra. Tenou buenos días; Haruka, toma asiento por aquí

Al lado de la camilla, Michiru tu ya sabes a dónde vas. La doctora hizo una seña a sus asistentes cuando Michiru ya estaba acomodada y lista; al lugar entraron dos enfermeras con varios instrumentos de ginecología que daban pánico, y una cajita con mis pequeños demonios que ahora ya eran embriones listos en busca de una morada tibia y segura. –Ok, aquí vamos; Michiru relaja los músculos lo más que puedas. La Doc tomó un espéculo para ponerlo dentro de Michiru y procedío a tomar una cosa parecida a una jeringa con una larga y fina manguerilla. –Chicas por favor denme vía para saber por donde voy. Dijo a las asistentes para que con el ultrasonido le revelaran la ubicación exacta del útero de mi ninfa.

-Creo que éste es un buen sitio doctora. Dijo una de sus asistentes.

-Ese lugar es perfecto; tiene buen grosor y está listo para recibir un óvulo fecundado. Nos miró por un momento y nuestras caras de nerviosismo no se pudieron ocultar. –En éste caso serán tres. Sonrió. ¡Sería una suerte que se criaran los tres!

-¿Tre… tre… tres? Tartamudeé.

-Tranquila Haruka es protoco, por lo general 2 siempre desaparecen y sólo el más fuerte y apto sobrevive.

-Ah… Para mis adentros suspiré aliviada, eso sería demasiada carga para Michiru y un completo manicomio en casa.

-Bien, ahora si es el momento. La Doc se concentró en su tarea. –Michiru ahora sentirás algo de presión y molestia, pero nada más. Mi bella ninfa asintió mientras apretaba mi mano.

-Ya es hora amor. Le sonreí.

-Listo. Ahora te quedarás en reposo por 20 minutos.

-¿Es todo? Pregunté mientras retiraban todo y dejaban en total reposo a mi bella esposa.

-Sigueme Haruka. La Doctora Mimet me pasó a su consultorio.

-¿Y bien doctora?

-Bien, éstas son las recomendaciones. Me miró seria.

-Nada de esfuerzos.

-No subir escaleras por una semana a menos que sea necesario.

-Nada de sustos o angustias.

-Nada, pero nada de sexo durante 15 o na 20 días. (¡Ayyy!))

-Nada de baños de tina en este mes, puede atrapar una infección y provocar un aborto expontáneo.

-Sigue la lista nutricional.

-Y mucho, pero mucho amor y paciencia.

-¿Entendido? Me miró expectante.

-Por su puesto doctora. Sonreí.

-Ok, acompaña a tu esposa el resto del reposo y nos vemos en 6 días para la prueba de gravidez. Me dio una palmadita en el hombro y se retiró.

-Gracias.

Luego de unos minutos fui donde mi bella ninfa y esperamos el tiempo recomendado, al pasar el tiempo nos indicaron que ya podíamos retirarnos y partimos a casa, allí todo el día fueron atenciones para mi bella esposa; eso sí, no la dejé casi ni caminar, hice mi especialidad de almuerzo, con zumo de frutas frescas, le masajeé los pies y dormimos un buen tercio de la tarde. Últimamente me siento más agotada y somnolienta que de costumbre; quizás sean los entrenamientos que hemos tenido en las tres semanas anteriores, ya estamos próximos a las finales y hay que dejarlo todo en la pista y ni que decir de las carreras de atletismo, se vienen a finales de éste mes, hay que estar bien preparada para correr como el viento también.

El resto de día y noche pasó sin ningún problema, vimos peñiculas enroscadas en nuestras sábanas, pedimos un domicilio al restaurant favorito de Michiru y la dejé en la mañana encargada con Mina y Nana Fleur, la señora de servicio que iba a ir por el resto del mes para que hiciese todo lo de la casa y Michiru reposara. La salud de mi amada esposa está como prioridad; al igual que la mía, por eso le pedí a Elsa que me buscara y acompañara a donde un especialista con el cual me pidió consulta.

-¿Has estado bien Haruka? Me preguntó preocupada.

-No, la verdad no. Ayer en la madrugada tuve un episodio que me ha dejado los pelos de punta. Suspiré.

-¿Qué te ha sucedido?

-Me he levantado con una fuerte migraña, desubicada, la vista borrosa y un pequeño hilo de sangre que bajaba por el lado izquierdo de la nariz. La cara de Elsa era de total angustia y miedo.

-¿Y hoy? Pregunta aún angustiada.

-No hoy no, solo la migraña, pero nada más.

-Vamos, no perdamos el tiempo, yo conduzco. Tomó las llaves de su auto y me haló hacia el garaje.

-Ok… Ok… Ok… Tú ganas. Bajamos al garaje y nos subimos su auto y justo al salir del edificio, una fuerte punzada en mi lado derecho apareció de la nada haciéndome dar un gritode dolor.

-¡Ahhh! Gritaba.

-¿¡Haruka, Haruka!? ¡Ay Dios!... ¿Qué hago? Gritaba desesperada mi amiga.

-Ah… carajo... ¡Qué dolor!

-¡Ay Dios! Piensa Elsa… ¡Piensa! Se decía a sí misma. -¡Oh, ya sé! Sacó de su botiquín un par de analgésicos y me los dío a beber con su té que lleva a todas partes. –Toma y límpiate la nariz.

-¿Qué cosa? Dije confundida, pues no podía ver con claridad.

-Toma. Agarró con suavidad y puso los analgésicos en mis manos. –Bebe ahora esto. Puso la botella en mi boca.

-Gracias. Dije muy nerviosa.

-¡Recuéstate y por nada del mundo te levantes! Nos vamos de inmediato al Hospital neurológico, el médico debe de ver exacamente ese estado en el que te pones. Diciendo esto y muy alterada condujo hasta la clínica. ¡Llegamos!

-Ya puedo ver. Dije en un susurro mientras me quitaba una toallita humedecida del rostro.

-Te ayudo a bajar. Abrió la puerta y me dio la mano.

-¡No es para tanto! Tambaleé un tanto hasta atraparme por el aire.

-¿Segura? ¡Mírate! ¡Te caes si no estás apoyada! Sus ojos estaban cristalizados y a punto de derramar lágrimas.

-¡No llores! ¡No es nada grave ya verás! Mentía de dientes hacia afuera pues moría de pánico por dentro. -Vamos, ayúdame y ya veamos al Doc.

-Está bien. Tomó mi mano y llegamos a la recepción.

-Por favor necesitamos urgente al doctor Hendricks.

-¿Quién le busca? Pregunta la recepcionista.

-Dile que esparte de Hotaru Tomoe. Dijo con urgencia Elsa.

-¿Dijiste Hotaru? Pregunté.

-Ya lo sabrás. Hablé con Hotaru sobre ir a consultar al mejor neurólogo de Francia, no me preguntó para quién era, solo me recomendó al Doctor Hendricks, dijo que era el mejor, además de que trabajó hace un tiempo con su padre en una importante investigación.

-¡Oh ya veo! Estamos en buenas manos. Por suerte mía ya estaba recuperando el equilibrio.

-Dice el doctor que las está esperando.

-Gracias. Respondió Elsa con gran nerviosismo.

-Buenos días Dr. Hendricks, yo soy Elsa Gray y ella es mi amiga Haruka Tenou, por ella es que venimos a consultarle. Su cara era de angustia a la par que la del doctor curiosidad.

-Dígame Haruka ¿Qué le sucede? Se acomodó en su silla.

-Bien, desde hace unos meses, bueno no, ya un año, he venido presentando un par de síntomas raros y además dolorosos y angustiosos. Respondí enprimera instancia.

-¿Y esos episodios y síntomas, cómo son? Preguntó.

-Al inicio solo era dolor de cabeza, luego en el día de mi boda fue pérdida de visión, migraña y sangrado nasal. La cara del Dr. Hendricks ya no era de sólo curiosidad.

-¿Y qué más? ¿Han seguido o aumentado su frecuencia?

-Estos últimos días están sucediendo casi a diario, en especial a horas de la madrugada, el dolor de cabeza me despierta, hace dos días desperté así, para cuando traté de enfocar la vista… ¡nada! Todo era oscuro, tenía mareo y la naríz tenía un fino hilo de sangre, demoró unos pocos minutos volver a enfocar la vista y ver claramente.

-¿Y dígame, sigue teniendo esas pérdidas de visión?

-¡Sí Claro! Ésta mañana minutos antes de venir hacia acá, una fuerte migraña me tomó por sorpresa en el auto, era tan fuerte que dí un grito de desespero y dolor, y créame Dr., no soy persona de gritar por dolores fuertes, el hilo de sangre volvío a aparecer y lo peor es que la vista quedó totalmente en negro, no podía ver en lo absoluto, ésta vez demoró mas de diez minutos en volver la visión, y eso que tomé analgésicos, aún así todavía me duele la cabeza. Le comenté al Dr. Hendricks.

-Ya veo. Su silencio era inquietante.

-¡Díganos doctor! ¿Qué le está sucediendo a Haruka? La voz de Elsa era bastante angustiosa y llena de dolor.

-Tengo sospechas, pero no sabría darles un dictamen exacto de lo que tiene, hay que hacer exámenes y analizarlos. Yo diriía que son simples migrañas, pero soy sincero; esto pinta serio y no quiero adelantarme a los hechos, por eso vas a ir de inmediato a hacerte todos estos exámenes y nos vemos en una semana. El Dr. Hendricks me recetó unos analgésicos más fuertes para el dolor y un listado de exámenes que tomar de inmediato, al parecer esto realmente es serio. ¡Kamisama ayúdame!

-Ok… Elsa tomó la hoja, mientras yo aún estaba procesando las cosas. –Haruka… Haruka…

-¿Decías? Pregunté.

-Vamos de inmediato a que te hagas todo lo que más puedas hoy. Me dijo seria.

-Gracias Doctor. Le dí la mano y salimos del consultorio, las piernas me temblaban y simplemente por mi dolorida cabeza pasaban cualquier cantidad de cosas que no tenían ni pies ni cabeza y en lo más interiro de mi ser, mi corazón palpitaba desbocadamente "Michiru" eso es lo que me gritaba con desespero.

-Vamos, es por acá. Me tomó del brazo y me llevó. ¿Qué será de nuestras vidas si esto resulta ser grave?

-Elsa… ¿Dime, que pasará con Michiru y conmigo si esto resu

Ta ser malo Le miré con los ojos llenos de horror.

-Haruka, mírame. Me tomó de la cara con suavidad. -¡nada malo te va a pasar! ¡Nada malo te va a pasar! De sus ojos corrían grandes lágrimas, pero entre su desespero y angustia una falsa tranquilidad me transmitía.

-Ok… Sequé mis lágrimas y las de ella. -¡Vamos!

Y entre mis anhelos e ilusiones algo amargo y oscuro se acomodaba en mi interior, y tenía el presentimiento que como un balde de agua fría una noticia no muy grata se nos venía encima. Michiru amor mío ¿Qué va a ser de nuestras vidas si algo conmigo anda mal? ¿No sé que hacer y no se qué pasará contigo si algo malo me llegase a suceder? Tengo miedo amor.