Capítulo III

Madara se recargó en uno de los árboles, mientras los ancianos y Hashirama guiaban a Taiki hasta la cueva. El Uchiha tenía una buena vista de todo lo que sucedía.

Para espanto de su padre, Taiki se adelantó corriendo hasta la entrada de la cueva y gritó:

–¡¿Kyūbi estás ahí?!

Como si esa hubiese sido una orden, el zorro demonio despertó del sueño en el que Madara lo había sumergido hacia años y buscó la voz que lo llamaba. Se levantó y fue hasta la salida. El enorme zorro asomó la cabeza y miró a la miniatura de humano. Taiki alzó la cabeza y se paró de puntitas, el rinnegan apareció en los ojos del niño y el zorro se puso a la defensiva, pero también le surgió la curiosidad.

–¡¿Quién eres?!

–Taiki.

–¿Me conoces?

–Si… es raro, pero siento que sí.

–Kurama…

–…

–Ese es mi nombre.

–Quiero ser tu amigo.

–Oh… si, eres como él.

–¿Él?

–Hagoromo…

–…

–No importa, nos conoceremos… de nuevo.

Taiki se giró hacia su padre y los viejos Uchiha y sonrió gritando:

–¡Kurama y yo somos amigos!

Hashirama temió que cuando Madara se acercara, el demonio quisiera atacarlo, pero eso no sucedió, pues el Bijū le dijo al niño –solo le hablaba a este:

–Ese Uchiha me puso a dormir.

–Si es mi papá, pero ya no te molestará.

–No me molestó, deseaba descansar… aun lo quiero

El niño miró al zorro y preguntó:

–¿Quieres seguir durmiendo?

–Siendo tan grande mi cansancio dura más –bromeó el Kyūbi.

–Pero esta cueva no me gusta para que duermas…

Hashirama se acercó y comentó:

–Podemos sellarlo en alguien.

–¿No le dolerá?

–No, te lo juro.

Caminando con el demonio a su lado –este se encogió un poco– llegaron a Konoha donde se reunió un consejo que decidiría en quien sellar al zorro. Si bien todos sabían que era algo muy importante, también sabían que esa persona debía ser fuerte de voluntad.

–La cuestión es que lo sellemos sin peligro para el contenedor –opinó Hashirama.

–Ni para el zorro –agregó Madara y todos lo vieron con curiosidad– Es importante también ¿no?

El líder de la aldea del remolino, opinó:

–Será un honor que uno de nosotros sea el contendedor, por la amistad que une a las aldeas.

–Sería de gran ayuda –opinó Hashirama.

–Eso dejaría a Konoha sin ningún Bijū en su poder –agregó Madara que de por sí, el que le hubiesen quitado sus regalos lo tenía fastidiado.

Tobirama estaba de acuerdo con el Uchiha, sin embargo también era una buena opción que uno de los del remolino fuese jinchūriki, lo que nunca imaginó fue que Mito dijera:

–Yo vivo en Konoha y soy de la aldea del remolino, yo seré la jinchūriki.

Los dos Senjū se quedaron estupefactos. Madara miró a la esposa de su cuñado y ella sostuvo la mirada.

–Será agotador tenerlo dentro de ti. –advirtió el Uchiha.

–Lo sé, pero no soy tan débil. Taiki aún es joven, más confió en que su fuerza y habilidades se perfeccionaran y podrá despertarlo y moverlo de mi interior si este quiere estar libre, podrá hacerlo sin que haya problemas ¿O no?

–Lo guiaremos para que sea de ese modo –terminó Madara dando su aceptación a que Mito fuese jinchūriki. Pues quienes más calificados para realizar sellos, que los Uzumaki.

Tobirama no estaba de acuerdo con que su esposa fuese jinchūriki, pero negarse sería una grosería a ella y al clan de esta.

–Cuando te embaraces el sello se debilitara, pero ya veremos como arreglar eso. –dijo el jefe del clan Uzumaki.

–Oh, pues no pensamos tener más hijos –dijo Mito–, con los gemelos y Natsuki* tenemos las manos llenas.

–Definitivamente –aseguró Tobirama.

–Entonces en dos días lo haremos –terminó Hashirama.

–Mientras que el Kyūbi descanse en las montañas. –opinó Madara.

La reunión se disolvió y cada uno se fue a atender sus ocupaciones. Los días que siguieron para los ciudadanos de Konoha no pudo pasar desapercibido el enorme zorro que se encontraba sobre las montañas, sin embargo el Shodai los tranquilizó haciéndoles notar que el Bijū estaba durmiendo.

Cuando el sellado del zorro demoniaco se llevó a cabo, Taiki estuvo con este hasta que se quedó dormido y acariciando la cabezota, susurró.

–Descansa… amigo…

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Hashirama vio el reporte del Anbu y se lo mostró a sus consejeros. Madara lo leyó y miró al shinobi que portaba una máscara de gato:

–¿Están seguros?

–Si Uchiha-sama, el Raikage considera que Konoha es una real amenaza para Kumogakure y para las otras aldeas también.

–¿Cuando salieron? –cuestionó Tobirama.

–Esta tarde, según el último informe.

–¿Dejaste a tu compañero para que informara?

–Si lo hice Hokage-sama.

Hashirama asintió y dejó que el anbu se retirara. Madara se acercó a la ventana y mencionó:

–Se veía venir.

–¿Cómo es que se enteraron de Taiki y el rinnegan? –cuestionó nervioso Hashirama– ¡¿Y por qué atacarnos?! ¡Si tenemos un pacto! ¡Les di al Hachibi!

–El miedo es muy peligroso y embota los sentidos. –afirmó Tobirama.

–Taiki tiene el rinnegan porque es nuestro hijo… De Madara y mío; no es como si todos los Uchiha y Senjū pudiesen tener descendientes con rinnegan. Les ofrecí la paz y de este modo me responden.

–Hashirama, siempre tomando todo tan personal –comentó Madara.

–¡Es personal, es mi hijo de quien hablan! ¡Él no es un monstruo que destruirá el mundo! Aunque tenga el poder para hacerlo. Y eso que no saben que pronto tendremos otro hijo.

Madara se acercó al Hokage y colocó una mano sobre el hombro de este, quien la tomó y la besó:

–La reencarnación del Rikudō sannin… si hubiese nacido en otra aldea, también yo me preocuparía por lo que esta podría hacer con semejante poder…

–Madara… –interrumpió Hashirama.

–Déjame terminar. Por eso mismo podemos tomar dos caminos: Uno, jurar que Taiki no dominara al mundo ni nada parecido, aunque dudo que algún día puedas convencerlos de eso. Y dos, asegurarnos de dejarles en claro que Konoha es tan fuerte como para no molestarnos en pensar lo que Kumogakure o ninguna otra aldea crea, mostrar la fuerza de la aldea y no solo por tener a Taiki si no por los clanes unidos. Yo me inclinó por la forma dos.

–Pero eso sería contraproducente, no quiero una guerra –afirmó Hashirama.

–Les diste un Bijū y un pacto, y ellos no lo han respetado, no solo eso si no que se han atrevido a enviar tropas para atacar, y como pretexto que tu hijo posee el rinnegan. Estoy de acuerdo con Madara la segunda opción es mejor; mostremos al fuerza de Konoha, una muestra que se recuerde por años. Sin embargo solo por una simple escaramuza como las tropas de Kumogakure aproximándose, no es suficiente pretexto.

–Aun no me agrada esa idea. –aseguró Hashirama.

–No seremos tiranos que tengan rendidas a las otras aldeas solo por haber ganado una batalla y demostrar lo que somos… –decía Tobirama.

–¡¿No?! –Preguntó verdaderamente curioso Madara –Los dos Senjū lo miraron con suspicacia, este solo se encogió de hombros– Bueno no puedo negar mi naturaleza.

–Como decía, no seremos tiranos ni les pediremos nada, dejemos que vivan en paz y nosotros así lo haremos, de ese modo ellos y nosotros nos esforzaremos en hacer mejores shinobis y una mejor aldea.

–Puede funcionar, no quiero que mis hijos vivan con la constante zozobra de una guerra –dijo Hashirama– Los tres sabemos lo que eso significa y lo que destruye de un ser humano y su infancia.

–No quiero eso para mis hijos… –murmuró Madara.

Hashirama no agregó nada, sin embargo sabía que Madara pensaba en sus hermanos, sobre todo en Izuna.

–Dejaremos que ellos se acerquen hasta nuestra frontera y ahí los detendremos –expuso Tobirama– Necesito a los mejores de todos los clanes y tus anbus que no estén en servicio –pidió a su hermano.

–Los tendrás y también a los Uchiha, todos en la línea del frente. –dijo Madara.

–No esperaba menos de Sensō no Ichizoku. –Tobirama se acomodó el haori y mencionó– Taiki debe de estar ahí.

–¡Es un niño! –se opuso Hashirama.

–Necesitamos que ellos vean lo que puedes hacer. –trataba de convencer Tobirama.

–¡No lo permitiré! –siguió oponiéndose Hashirama.

Madara se acercó a Hashirama y lo levantó de su lugar para sentarse él, pues ya estaba muy cansado.

–Lejos de donde se lleve a cabo el combate y con nosotros a su lado y solo si los ancianos -sus maestros- deciden si está listo.

–Pero Madara, prometimos que la infancia de los niños de Konoha seria tranquila y sin que tuviesen que pelear. –expuso el mayor de los Senjū.

–Y lo será. Taiki no combatirá, solo mostrara algo de su fuerza. –convencía Tobirama.

Hashirama molesto se cruzó de brazos, pero aceptó diciendo:

–Solo si sus sensei lo aprueban.

Tobirama asintió y dejó al matrimonio solo. Madara se recargó en el respaldo de la silla suspirando. Hashirama se acercó a él y se hincó para quedar frente al vientre redondeando de este –que trataba de esconder bajo ropa holgada– y lo abrazó sabiendo que esa caricia solo se reservaba para cuando estaban a solas:

–Tiene cuatro años… la misma edad de algunos de los que vi morir en la guerra. –susurró el Shodai.

–Nos tiene a nosotros.

–Y es la posible reencarnación del Rikudō sennin, pero eso no evita que me preocupe.

–Entiendo… –Madara se aferró a la orilla del escritorio.

–¡¿Qué pasa?!

–Vaya… otro Uchiha…

–¡¿Qué?!

–Que es un… –El Uchiha se detuvo en su explicación.

–Ya va a nacer. –afirmó el Senjū.

–Este niño no niega pertenecer… al Sensō no Ichizoku… pues… quiere ir también… a la… batalla…

–Oye es un Senjū ¡Lo prometiste! –se quejó deprimido el Shodai.

–Oh, deja de perder… el tiempo y… vamos al hospital…

Hashirama ayudó al Uchiha a ponerse de pie, sin tratar de cargarlo, pues había aprendido a base de golpes que a Madara no le gustaba verse débil ni estando en ese estado. Con paso lento llegaron al hospital donde el Senjū mandó a llamar al médico Uchiha, pues era este el único capaz de hacerse cargo de un parto de varón. Tobirama fue avisado por el anbu personal de Hashirama y fue hasta la academia por Taiki para llevarlo al hospital. El niño estaba tan feliz de la llegada de su hermano o hermana que invocó un tigre de dos cabezas y subiendo en este, junto con su tío, salieron rumbo al hospital.

Los dos Senjū llegaron la sala de espera y notaron que algunos otros Uchiha ya estaban ahí. Mito llegó poco después con Natsuki cargando y los gemelos siguiéndola.

–¿No han salido? –preguntó la pelirroja.

–No.

–¿Puedo entrar tío?

–No Taiki, pero no te preocupes seguro que no tardaran.

Y las palabras de Tobirama se cumplieron, pues poco después salió Hashirama llevando un bultito envuelto en mantas azules.

–Un varón –dijo orgulloso el Senjū mayor.

Taiki corrió ver a su hermano y enseguida lo quiso cargar.

–¿Cómo se llamara padre?

–Ryô** –mencionó el de cabello largo.

–Me gusta –comentó Taiki.

El segundo hijo de los fundadores de Konoha fue pasado de brazos en brazos bajo la vigilante mirada de su aniki.

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Una semana pasó desde el nacimiento de Ryô, sus padres y hermano se preparaban para salir a recibir a las tropas de Kumogakure, que si bien estas pensaban que no habían sido descubiertas, un grupo de shinobis de elite junto con el Shodai, su pareja y hermano estaban a punto de encontrarlos para que no lograran ni llegar a la frontera de Konoha.

Hashirama cargó al bebé recién nacido y Taiki fue tomado de la mano por Madara:

–Mito lo cuidara bien –calmó el Shodai a su pareja.

–Sí y se lo agradezco.

El Hokage sabía que su esposo –incluso él mismo– no deseaba dejar a su hijo recién nacido, sin embargo insinuarle a Madara que no fuese con ellos a esa batalla, estaba fuera de discusión si quería seguir viviendo.

Llegaron a la torre y ahí la Uzumaki se encargó de Ryô y vio partir al grupo de shinobis.

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La emboscada fue como lo planearon los de Konoha. El grupo defensor formado en su mayoría por Uchiha en equipo con los Hyūga que detuvieron a los primeros shinobis de Kumogakure. Los del Sharingan los dejaban inmovilizados por una ilusión, para que los Hyūga con sus golpes los dejaran fuera de combate.

Los ninjas de elite de Kumogakure –que iban detrás de la primera fila– se unieron y crearon una tormenta con rayos dirigidos a los shinobis de Konoha. Hashirama vio esto y se dispuso a combatir:

–No, la tierra conduce la electricidad –detuvo Madara– Mira.

Señaló a los Uchiha que habían invocado el Susanoo y protegían a los Hyūga. Tobirama le explicó a su sobrino que estaba en brazos de Hashirama.

–Necesitan algo que los proteja de los rayos, el Susanoo no durara mucho y los rayos se están haciendo más fuertes y constantes.

El niño miró al frente y pidió que su padre lo bajara.

–¿Las rocas padre?

–Si eso sería bueno hijo.

Aceptó Hashirama. Un pedazo enorme de roca se fue levantado del suelo y se dirigió hasta donde los ninjas de Konoha estaban –bajo los guerreros del Susanoo– y se colocaron frente a estos cubriéndolos de los rayos que fueron desviados, más cuando los ataques doblaron su cantidad, Taiki fue acercado por sus padres a la distancia suficiente para que los absorbiera.

Los hombres de Kumogakure se quedaron estáticos viendo como sus jutsu eran absorbidos y regresados en su contra. Inmóviles los encontró parte de la cabeza del Rey del Infierno cuando apreció del suelo y al reaccionar, prácticamente salieron huyendo, afortunadamente, pues en ese momento…

–¡Detente Taiki! –Ordenó Madara– Tus senseis han dicho que aún no controlas al Rey del Infierno.

–…Lo siento papá…

Hashirama no agregó nada, pero la verdad es que ese poder –igual que el de absorber almas– no le agradaban nada y prefería que su hijo no los utilizara.

–Se fueron –comentó Tobirama.

–Espero que no regresen y que informen al Raikage, para que no mande más shinobis. –opinó el Shodai.

–Vamos por Ryô ya debe de extrañarnos –aseguró Taiki.

Hubo pocos heridos y solo fueron leves quemaduras. El grupo regresó a Konoha, deseando que esa pequeña muestra de fuerza convenciera a Kumogakure y a las otras aldeas de dejarlos en paz.

La familia del Hokage se reunió con el más pequeño de sus miembros y se retiraron a descansar en su casa.

Los dos fundadores miraban a su hijo que con trabajo –pero que adoraba hacerlo– cargaba a su hermanito y se preguntaron si este podría vivir en paz sin tener que estar demostrando su fuerza para que dejaran en paz a Konoha.

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Madara salió de la torre llevando vario pergaminos, un par de sombras cayeron a su lado:

–¿Que sucede?

–Padre hemos venido por ti. –respondió el shinobi con voz varonil, pero divertida

–Puedo cuidarme solo.

–Por supuesto, pero ya sabes como es. –agregó el otro shinobi.

Madara ya no agregó más y le dio los pergamino a Ryô –de cabello alborotado amarrado en una coleta– que venía a su derecha, el chico de quince años tenía un sonrisa juguetona en el rostro, mientras su hermano mayor, que iba a la izquierda de Uchiha –de rostro serio y con el cabello lacio atado en una media cola– comentó:

–El tío Tobirama está en casa.

–¿Y eso?

–La tía Mito lo corrió de su casa. –comentó jovial Ryô.

–…

–Él le dijo que los si los Uzumaki siguen emigrando, la aldea del remolino desparecerá. –explicó Taiki.

–Y lo hará, pero no debió decírselo a Mito –mencionó Madara.

Los tres pelinegros llegaron a la entrada de la casa y el menor de ellos recordó algo importante –para él.

–Papá ¿por qué no puedo tener un Bijū? a Taiki le sobran muchos dile que me de uno.

–… Los Bijū no son juguetes. Además tu hermano no los tiene.

–Pero los puede reunir con solo desearlo. –siguió el menor.

–Están dentro de sus jinchūrikis en otras aldeas. –convenció Madara a su hijo menor.

–Quitémosles el de Kumogakure ellos no me agradan.

–…

–No puedo quitárselos, pero t epodo llevar a verlos –dijo Taiki refiriéndose a esa dimensión donde solo él podía hablar con los Bijū.

–Deja de consentirlo –regañó Madara.

–Pero para ser Hokage necesitó uno o dos de ellos –volvió a quejarse Ryô.

Madara miró el berrinche del menor, pero prefirió ignorarlo, ese niño estaba muy mimado por Hashirama y los hijos de Tobirama, pues los gemelos sentían debilidad por su primo menor y que decir de su aniki que lo adoraba… herencia Uchiha.

Ryô no poseía el rinnegan o nunca había aparecido en sus ojos, sin embargo el Sharingan que tenía era muy poderoso y como Taiki tuvo que ser entrenado desde pequeño para manejarlo, esto en la academia Uchiha, la escuela fundada por Madara y la cual todo el clan había contribuido, eso para resolver el problema del despertar del Sharingan y es que perder a un ser querido no era factible para poseer las aspas y el carmín. Un colegio donde hacían que los niños Uchiha fuesen practicando con sus emociones subiendo poco a poco durante años hasta que el Sharingan apareciera sin que estos sufrieran una gran pérdida que les rompiera el corazón. Era como ir amasando el corazón de los Uchiha para que resistieran lo que era poseer el Sharingan.

Madara había fundado esa academia cuando Ryô tenía tres meses de edad y no dio muestras de haber heredado el rinnegan, preocupado porque su hijo tuviese que verse obligado a perder a alguno de ellos. El lugar tuvo mucho apoyo y pronto todo los niños Uchiha estaban inscritos en él y preparándose para la vida de adultos del clan. Sin dejar de lado ir a la academia shinobi.

El Uchiha mayor vio su casa a la distancia y ordenó:

–Si estás aquí es porque terminaste tu misión, verdad Ryô.

–… Oh sí, pero dejare que mi aniki te acompañe a la casa yo debo… ir por el pan.

El de cabello alborotado se desapareció en una bola de humo y Madara suspiró resignado:

–¿Dejó a su equipo solo?

–Dijo que ser guardia de un un gordo comerciante no era misión que necesitara de un equipo de cuatro.

–Es culpa tuya y de tu padre.

–¿Por qué?

–Porque lo miman demasiado.

–Pero papá, él es un Jōnin ya no es para que haga misiones rango B.

–Precisamente por eso desobedece, porque ustedes justifican su conducta, ¡Nuca hubo un Uchiha que desobedeciera una orden de su líder!

–Papá…

–Yo no cuento.

Taiki optó por no llevarle la contraria a su padre y mejor cambió de tema:

–El equipo de Natsuki regresó de su misión. Fue un éxito.

–Esa chica tiene mucho potencial.

–Si.

–El conflicto entre Iwagakure y Kumogakure continua, y las misiones que nos están pidiendo los señores feudales se están volviendo peligrosas por tener que cruzar entre los combates.

–¿intervendremos?

–No, pero deberías de hablar con el Hachibi y el Yonbi no Saru para que termine con esto pronto.

Gyūki y Son Gokū.

–… Si ellos.

–En ese caso, sería un enfrentamiento entre jinchūrikis.

–Lo que debe ser, será, pero que termine ya.

–Bien, lo hare papá.

Los dos llegaron a la casa y entraron encontrando a los dos Senjū comentando lo que sucedía con las aldeas en disputa.

–Nosotros no estamos inmiscuidos, sin embargo nos está afectando en nuestro trabajo –afirmó Tobirama.

–Sabíamos que esto sucedería, pues al no poder combatir contra nosotros se han vuelto contra quienes creen, están a su altura.

–Yo creo que lo hacen por entrenar para que el que quede de pie nos enfrente –dijo Madara–por eso le he pedido a Taiki que haga moverse a los Bijū de esas dos aldeas.

–Esa sería una buena estrategia, pues de ese modo no sería obvio que estamos involucrados. –Terminó Hashirama.

La familia Senjū Uchiha recibió a Tobirama solo por un par de días, pues Mito le perdonó a este que presagiara la extinción de su clan y el Senjū de cabello claro pudo regresar a su casa. Sin embargo lo que Tobirama predijo sucedió y el clan Uzumaki se fue separando, yéndose a diferentes aldeas donde perdieron contacto.

Konoha creció y fue convirtiéndose en un ejemplo de aldea donde la organización iba modernizándose con las ideas de cada Hokage y consejeros –que por lo regular eran los ancianos parientes de este. Taiki no fue Hokage, pues prefería la vida de shinobi y hacer misiones, en su lugar Ryô tomó el puesto y fue conocido como un Hokage fuerte y justo, guiado por sus padres y hermano. Con Ryô como Hokage se planteó la posibilidad de que el líder de la hoja no tenía que ser el más fuerte si no el más apto y con la vocación de ser guía de su pueblo.

Taiki se convirtió en el jefe de la policía de Konoha y es que los shinobis que cometían un delito no podrían ser detenidos por nadie más que por los más fuertes, como fue la opinión de Tobirama y Madara y con eso, el nivel de crimen en la aldea fue siempre reducido, pues ni los Uchiha quedaban al margen de la ley. Por si fuera poco quien se opondría al poseedor del rinnegan si las otras aldeas se detenían hasta por escuchar su nombre.

Taiki y Ryô se casaron respectivamente. Taiki con una Uzumaki y Ryô con un Uchiha y de ese modo la herencia del sabio de los seis caminos se fue diseminando y por desgracia perdiendo, pues sin las dos contrapartes Indra y Ashura… Uchiha y Senjū, esto no se podía dar… ¿O sí?

Después de todo, nada de esto hubiese ocurrido si los dos shinobis legendarios no hubiesen sido valientes para luchar por lo que deseaban.

This is who I am

Escapist

Paradise Seeker

Farewell, time to fly

Out of sight

Out of time

Away from our lives

Esto es lo que soy

Escapista

Buscador del Paraíso

Adiós, tiempo de volar

Fuera de la vista

Fuera del tiempo

Lejos de nuestras vidas

–Madara…

–Si Hashirama…

–¿No escaparas?

–Si lo hago tú me seguirás… Promete que me buscaras…

–En la otra vida y en la eternidad…

Fin…

*Natsuki: Siete lunas.

**Ryô (radiante) Significado: radiante, claro. Significado abstracto: Que será listo y brillante / Que guiará / Que ayudará. Pronunciación: Ryô, Akira, Suke.

Muchísimas gracias terminamos con este, pero nos leemos en Rinnegan donde habrá noticias de algunos de estos personajes.

kaoryciel94, Icitzy, Alba marina, Hagane Yuuki, Sakura-Selene y tum.