DISCLAIMER:

Los personajes son de la gran señora Meyer. Todo aquel personaje que no reconozcan es de mi propiedad.


Sangre. Sangre. Aliméntanos. ¡Despierta!

Bella abre los ojos espantada. La pesadilla que había tenido había provocado que su frente sudara, había soñado con Lauren quemándose y ella no hacía nada. ¿Por qué no hacía nada? Porque no la trataba de salvar y se quedo ahí, sentada, sin hacer nada. ¿Por qué lo hizo?

Anna.

La chica miro hacia todas direcciones en busca de la portadora de la voz pero encontró una inmensa soledad. Se levanto dudosa y camino en la penumbra hasta parar justo en frente de su armario, levanto su brazo con las siete cicatrices temblorosa, abrió la puerta y se cubrió la cara con sus manos para evitar ver a quien se escondía dentro.

Lentamente fue bajando las manos para encontrarse con su ropa y zapatos perfectamente organizados por Carlota. Suspiro y sonrió, cerró la puerta, giro sobre sus talones y soltó un grito que provoco que todos en la casa se levantaran. Bella cayó al piso y empezó a retroceder presa del miedo, por sus ojos empezaron a descender lagrimas y se cubría la boca de la cual salían sollozos.

La niña que tenía en frente sonreía y su cabeza estaba un tanto ladeada. Su pelo color caoba caía por sus hombros, su vestido de color blanco estaba manchado de rojo como cuando niñas. Coloco unos de sus dedos en su boca indicándole que se callara, Bella asintió, estaba temblando del miedo.

Su madre entro a la habitación encontrando a su única hija en el suelo y llorando. Bella sin embargo estaba en shock, veía a Marie sonriéndole, mostrándole sus dientes de tiburón, uno con hambre. La mujer se acerco a su hija y la abrazo, Bella se tenso impresionada. ¿Su madre la estaba abrazando? La mujer la apretaba contra su cuerpo mientras que ella se quedaba tiesa. ¿Qué debía hacer?

Recordó como Esme la abrazaba y trato de imitar lo que hacía con ella. Dudosa, coló sus brazos tras la espalda de su madre y la atrajo a ella. Rene comenzó a acariciarle el pelo y Bella se tensó, Esme solo hacia eso. Miro sobre el hombro de su madre a Marie, negaba con la cabeza.

Te va a abandonar.

Bella negó segura de lo que decía era verdad. Rene separo a su hija y la miro, paso su mano por su mejilla limpiando una de sus lagrimas y beso su mejilla, a Bella se le erizo la piel por el tacto de su madre, era muy diferente al de Esme. Era más cálido, más amoroso, era amor de madre. Esme sonrió mostrando sus hoyuelos, puso un mechón del pelo de Bella tras su oreja dejando que su ojo derecho se notara.

— ¿Y si vamos a tomar un café mañana?— cuestiona.

— ¿No… no debes trabajar?— cuestiona mirándola a sus ojos grises.

—Pediré el día.

— ¿Por mi?— cuestiona extrañada.

—Claro— dice sonriendo de nuevo—, por ti todo.

¡Miente!

Bella sonríe y abraza a su madre haciendo que ambas rueden en el suelo. Un sentimiento extraño invado toda el alma de Bella, un sentimiento que solo sentía con Edward. Felicidad.

—Gracias— murmuro soltando mas lagrimas pero de alegría.

(…)

Bella se levanto de muy buen humor, se sentía rara por dentro. Una sensación de felicidad la invadía por dentro, y sus voces la odiaban. Bella no vio a Marie durante toda la mañana, la simple imagen de Marie en su mente le erizaba la piel. Realizo su rutina matutina.

—Rutina matutina— se burlo Bella ante la rima—. Rutina matutina… ¡Rutina matutina!— canturreo como una rockera.

Anna…

La chica se freno y miro a todos lados en busca de la niña con la que solía jugar a las escondidas… y que ahora deseaba esconderse de ella. Nada. Suspiro y bajo aun canturreando la rima. Rene miraba la televisión enfocándose en la imagen de la chica a la cual reportaban como desaparecida.

Lauren Williams aun no ha sido encontrado. Se teme que los asesinatos vuelven a la, de por si problemática, ciudad de Seattle…

—Bella… ¿Esa chica Lauren no estudia contigo?— cuestiona Rene volteando a ver a su hija.

Di lo que te diga.

Dice una voz chillona.

Si.

—Si— contesta Bella.

—Es una pena— dice Rene—. Si lo que dicen es verdad… quiero que tengas cuidado, Bells.

—Si, mamá. ¿Crees que mi papá podría venir?

—No lo creo… Últimamente trabaja mucho, ¿sabes? Tal vez otro día.

Rene no quería decírselo aun a su hija pero tenía la leve sospecha de que su esposo tenía otro tipo de "trabajos". Hizo un gesto ante la idea pero pronto lo cambia y le sonríe a su hija para después marcharse al Starbucks más cerca de la casa de la chica. Se formaron para después llegar al frente y hacer el pedido, antes de que Bella pudiera pedir Sophia la interrumpió:

—Cappuccino y tarta de frambuesa— dice segura de los gustos de su hija.

—Wow, mamá, enserio me conoces— alabo la chica.

—Que no esté muy a menudo en casa no quiere decir que no conozca sobre ti… Aunque le debo todo a Edward, ese chico esta que se muere por ti.

— ¿Qué?— dijo Bella atragantándose con su propia saliva.

—Era broma, hija— contradijo Rene, pero no porque no fuera verdad, sino porque esperaba que Edward le digiera eso a ella.

—Madre, me asustas— dice Bella calmándose.

Bella sonríe y poco después la mujer les cuestiona su nombre. Les entrega su pedido y ambas se sientan cerca de la ventana dejando ver el característico cielo nublado de Seattle, que hace que el aire este congelado, Bella agradeció que su madre no hubiera salir a tomar su café afuera, aunque también lo agradecía, el aire le daba motivos para tener una camisa de manga larga, una que ocultaba las siete cicatrices. Las conversaciones que tenían eran triviales pero Balla nunca se quejo, cualquier momento con ella era como un tesoro, sin importar de que consistiera la conversación.

—Y… dime, ¿Edward…? Ya sabes— dice Rene buscando las palabras correctas—, le gusta alguien.

—No lo sé— dice Bella pensativa—, el no me ha dicho, y que quede claro que yo le cuento sobre los chicos que me gustan.

—Oh Dios, ahora me lo dices a mí— dice Rene como toda adolescente.

—Hay un chico… bueno, que creo y me gusta— dice Bella poniéndose un mechón de pelo tras la oreja—. Su nombre es Jacob, Jacob Black… Es el capitán del equipo de futbol y es sumamente atractivo. Nos hemos saludado varias veces pero eso es todo, tal vez no soy lo suficiente atractiva para el…

—Eso nunca lo repitas— dice Rene—. Tu eres la más bella de todas, que te quede claro.

Bella sonríe y ambas continúan bebiendo su café. Un estruendo se escucha provocando que todos los presente volteen al mostrador, el hombre que atendía de alguna manera se había cortado. Por su brazo descendía una hilera de un líquido carmesí. Miles de voces empezaron a taladrar la cabeza de la chica, todas gritando por lo mismo pero desordenadas.

Bella, danos eso.

Mátalo, córtalo, bebe su sangre. ¡Tenemos hambre!

Sangre, queremos sangre...

Bella empezó a mover su cabeza asintiendo involuntariamente y continuamente. Rene la miro y se preocupo y supo al instante que algo no andaba bien, conocía a la perfección sobre la enfermedad de su hija, lo cual hizo que su preocupación aumentara.

—Bella, Bella, mi vida— dice tomándola de las mejillas—, ¿estas bien?

¡Que no te toque!

¡Mátala! ¡No permitas que se te acerque!

¡Te abandonara como todos! ¡No dejes que te toque!

La chica retrocede todo lo que el cristal le permite hasta que fija su mirada al frente, una niña ladea la cabeza y forma una sonrisa que espanta a Bella. Marie sonríe y pone su dedo índice en su boca indicando que se calle. Bella ahoga un grita y por su mejilla empiezan a bajar lagrimas, su respiración se vuelve rápida y fuerte. Todos ponen atención a la chica, Rene se da cuenta pronto de lo que le sucede.

Un ataque de ansiedad.

Corre hasta donde el chico que se limpia la sangre, le exige una bolsa de papel la cual se la entregan si rechistar, corre hasta donde su hija y le coloca la bolsa en la boca, Bella la toma temblorosa y empieza a inhalar y expirar. Marie la mira juguetona, como una pantera en busca de su presa, camina hasta donde ella y se sube en una silla para alcanzar su estatura, Bella seguía respirando en un intento de calmarse que poco a poco funcionaba.

Obedécelas, Bella, o se irán y te dejaran solas… y créeme, tu mami no estará ahí siempre, te abandonara como una vez lo hizo… Confía en mi— dice colocando una de sus ensangrentadas manos en su mejilla—, solo estaremos ahí para ti. Por siempre y para siempre.

—Vámonos, Bella— le pide Sophia—. Hable con Esme, me pidió que te llevara.

Obedece.

Bella asiente y se acerca a su madre dejando atrás a Marie la cual asiente. Camina y su madre pone su mano en la espalda provocando que sus voces iniciaran a repiquetear. Bella se alejo bruscamente de su madre, podía mirar como su vena transportaba sangre y sintió unas ganas inmensas de perforarle el pecho y lamer ese néctar tan dulce para ella… y sus voces.

Rene trata de acercarse a su hija pero esta gruñe.

— ¡No! No te me acerques— "No quiero dañarte" añadió mentalmente.

Rene siente y ambas caminan hasta llegar a su casa, suben al auto y Rene arranca dirigiéndose al edificio en el que trabajaba Esme. Rene aparcó y ambas subieron por el ascensor hasta llegar a donde se encontraba el consultorio de Esmeralda Cullen. Tocaron la puerta y una "pase" se escucho de adentro. Bella y Rene entraron y Esme inmediatamente se acerco a Bella para abrazarla, sabía que Bella adoraba eso, pero ese día no le devolvió el abrazo lo cual le extraño.

—Hola, Bella.

Bella levanto la vista y formo una mueca parecida a una sonrisa. Esme le pidió a Rene que esperara afuera y esta asintió. Esme le pidió a Bella que se sentara y esta sintió, la mujer se sentó detrás de su escritorio y se quedo mirando a Bella un rato. Su rostro reflejaba aburrimiento, pero había un brillo, un pequeño brillo en ella que demostraba dolor… y sadismo.

— ¿Cómo estas, Bella?

Bien.

—Bien— repitió Bella.

— ¿Segura?

—Si.

— ¿Qué has hecho esta semana?— cuestiono poniendo ambas manos bajo su mentón.

Sospecha algo. Miéntele.

—Nada.

—Edward me dijo que cambiaste de estilo, ¿es cierto?

—Si.

—También me dijo que le ayudarías al cambiar el suyo.

—Si— se limito a decir.

Anna…

La piel de la chica se erizo y cerró los ojos. Marie. Unos segundo después los abrió para encontrarse con la niña tras el escritorio de Esme, la mujer lo noto y saco la grabadora, había investigado toda la semana enfermedades relacionadas con lo que le había preguntado a la chica. Con las preguntas había notado que el pensamiento de Bella había cambiado, era más sádico, masoquista, y el hecho de que le había dicho que escuchaba voces no solo apuntaba a doble personalidad.

En un principio lo creyó así porque en la doble personalidad, ambas personalidades podían entablar conversaciones, lo cual explicaría lo de las voces, también el pensamiento podía cambiar drásticamente, pero algo, algo dentro de ella le advertía que no era eso.

—Bella— la chica levanto su vista y miro a Esme—, ¿sigues oyendo voces?

Bella se tensó. ¿Debería decirle la verdad? ¿Y si sus amigas se iban? ¿Y si Marie tenía razón? Si decía la verdad y su madre después se iba se quedaría sola. Un hoyo se abrió en el pecho de la chica y sintió ese dolor que tuvo desde pequeña. La soledad. Sus voces no se quedaron atrás, empezaron a gritar provocándole jaqueca a la chica.

¡Dile que no!

—No.

— ¿No?

—No— dice firme.

— ¿Ves cosas, niñas, animales… algo?

Bella mira a un lado a Marie la cual niega con la cabeza.

—No— miente nuevamente.

— ¿Segura?

—Si.

Esme se inclina sobre su escritorio para mirar a la chica. Su mirada apagada le da a entender que nada va bien, le miente per0, ¿Por qué? ¿Acaso no confiaba en ella? ¿Y si era peor lo que sufría y ella lo tapaba? ¿Quién la obligaba? Todos los cuestionamientos se cruzaban por la mente de la mujer en busca de un respuesta.

—Bella— dice captando la atención de la chica—, ¿recuerdas lo que te dije la primera vez que tuvimos una sesión juntas?— ella asiente.

—Las mentiras son grilletes que cargas en los pies.

—Y la vida…— dice E$me esperando que conteste.

—Es un lago profundo. Las mentiras te hacen descender…

—Y ahogarte— finaliza Esme.

A Bella se le formo un nudo en la garganta, recordaba ese día en el que inicio las sesiones, era tan solo una niña. Esas palabras eran muy traumantes para una niña de tan corta edad pero sorprendentemente no la aterro, aun recuerda cuando Esme saco su análisis. Aun recuerda lo mucho que le imploro a Esme quedarse con ella y que no la mandara con alguien más.

Esme aceptó sin rodeos aquella petición. Creyó que sería mejor que ella la tratase ya que la conocía mejor, y bueno, como psiquiatra, la doble personalidad no era algo que no pudiera tratar. Clavo su mirada en la chica de mirada celeste.

—Anna, ¿te sientes bien?— cuestiona nuevamente Esme.

Bella la mira y duda. ¡Claro que estaba bien! Su corazón latía, sus pulmones funcionaban y podía hacer de todo. ¿A qué se refería entonces? Bella toco su corazón, latía formando un ritmo seguido, pero no sentía nada. Sus voces no estaban y tampoco veía a Marie por lo cual un sentimiento de soledad la invadió. ¡No!

—… Anna… ¡Anna!

La chica levanto la mirada encontrando a una Esme preocupada. Parpadeo varias veces y se sentó derecha al darse cuenta de que se había jorobado.

—Anna, llevo hablándote por más de siete minutos.

La castaña abrió los ojos como plato, ¿siete minutos? ¿Pero que le paso? ¿Por qué tardo tanto en contestar? Bella parpadeo varias veces tratando de recomponerse.

—Lo siento— dice.

— ¿Quieres que dejemos la sesión para otro día?—Dice Esme y ella asiente— Bien, te tocaba el martes pero lo adelante por hoy… ¿Te parece dentro de dos semanas?— asiente.

Ambas se levantan y Esme intenta abrazarla pero Bella se aleja. La mujer suspira antes de decir:

—Edward esta abajo, me dijo que irían al centro comercial para que le ayudarás con su cambio de imagen.

Bella asiente y sale del cuarto con una sonrisita en su cara.


Año 2067 y Anna al fin actualizo. Enserio pido disculpas, como les dije mi computador no sirve (este es de mi primo), pero ya actualice así que amenme o les mando a Marie y a Bella a su casa. Acuérdense que soy de la mafia y con la mafia no se juega.

Las leo pronto

Anna