La luz ilumina el bosque, convirtiendo todo en una maravillosa escena llena de vegetación.

Sus ojos entreabiertos a causa de la luminosidad repentina miraban nostálgicos el Árbol sagrado, que ahora parecía tan ajeno a ella. Parece como si todo hubiera sido un sueño, pero ella sabía que todo estaba allí.

Llevaba un kimono blanco y negro, con detalles de flores de cerezo como estampado. Su cabello negro lo tenía recogido con dos ganchos fuertemente agarrados de su cabeza, dejando sueltos varios mechones que se movían con el viento. Sus manos, temblorosas, las tenía aferradas en su pecho donde yacía su corazón.

Diez años habían pasado desde la batalla final contra Naraku, dejando por fin todo libre de un mal que podría destruir sus futuros. Ahora todo parecía estar bien, parecía que podían seguir con sus vidas normales. ¿Qué era de las vidas de los héroes?

Sango y Miroku se habían casado, y ahora vivían felizmente junto a sus dos gemelas y su hijo. Eran una familia realmente feliz y funcional, dado que el monje había dejado sus vicios para dedicarse a su esposa y a sus hijos.

Shippo seguía entrenando para ser un poderoso zorro demonio, y ahora compartía su tiempo con su "mejor amiga", Soten. Si, ellos dos habían superado sus diferencias y ahora tenían una amistad muy unida. Rin se había ido otra vez con el "amo sesshomaru" para poder estar con el todo el tiempo. Ahora viajaban juntos mientras buscaban a un demonio llamado Tsukiyu.

El pozo devorador de huesos se había sellado, convirtiéndose ahora en un simple pozo donde a veces jugaban Shippo, Soten y las gemelas a las escondidas.

Pero, cuando hablamos del pozo devorador de huesos, pensamos en Kagome Higurashi.

¿Qué ha pasado con nuestra heroína mas joven?

Se convirtió en una sacerdotisa junto a Kikyo, cuidando de la perla de Shikon. Kikyo se había casado con Inuyasha. Ella había vuelto a la vida sorprendente mente humana, no era ni un cadáver de barro ni lo que la había revivido hace años, ahora era una sacerdotisa de carne y hueso.

Cuando Kagome se enteró y vio como se abrazaban enamorados, simplemente sintió la felicidad manar nuevamente de su interior. Abrazó a Inuyasha y a Kikyo, diciéndoles con una sonrisa que estaba verdaderamente feliz de todo aquello. No sabía por que, pero Kagome se había olvidado de Inuyasha como su amor, ahora convirtiéndose en su mejor amigo.

Ella les regaló una gran sonrisa, convirtiéndose desde ese entonces en gran amiga de Kikyo. Ellas no tenían razones para odiarse, solamente olvidaron el pasado. Olvidar a veces es el camino correcto para comenzar una amistad. Kikyo le abrió su corazón y se convirtieron prácticamente en hermanas, tomando té en la cabaña de Sango y riendo de cosas que pasaban en sus vidas cotidianas.

Ahora... Kagome se encontraba frente el arbol sagrado, recordando.