Buenas!

Ha pasado casi un año... un año complicado y estresante, pero eso no me da excusas, lo siento, es que el tercer capitulo no me terminaba de encantar, pero bueno.

Espero les guste! disculpen la espera!.

Beta: Lizie CoBlack


Había pocas cosas que podían ponerte realmente nervioso, entrar en el despacho de Mycroft Holmes, entrar en una escena del crimen sin tu padre o tu padrino cerca, saltar desde la ventana de la casa de los Watson. Y todas aquellas ocasiones tenían que ver con la misma persona.

Sherlock Alexandra Watson: la perfecta y hermosa mujer que convertirías aquella tarde en tu esposa, tu compañera de vida, la madre de tus hijos. Sonreíste de nueva cuenta y saliste por fin de la habitación que había sido tuya los últimos 25 años.

Bajaste las escaleras encontrándote con un departamento impecable; (Si la Sra. Hudson siguiera con vida, estaría completamente feliz) y a tu padre sosteniendo el arco de su violín, mirándolo como si fuera lo más importante en aquella habitación, terminaste de bajar las escaleras hasta ponerte a sus espaldas.

—Es el día—fue su saludo y asentiste.

—Es el día.

Se giró hasta quedar totalmente descubierto ante ti. Su cabello ya no era totalmente obscuro, algunas (bastantes) canas sobresalían de su cabello rizado, había más arrugas en su rostro de las que sabías le gustaba admitir, su piel traslucida se había llenado de algunas manchas, pero su sonrisa seguía siendo muy bella.

Nunca te permitías leerlo, era la única persona a la cual preferías que te dijera las cosas si es que quería decírtelas, pero esta vez no pudiste evitarlo. Él estaba nervioso, te lo dijo el modo en el que sostenía el arco, pero estaba infinitamente feliz, te lo dijo la pequeña arruga debajo de su ojo izquierdo, no había dormido sus 8 horas, eso te lo había dicho el modo en el que recargaba su peso en la pierna izquierda y tampoco había desayunado, lo había delatado el ligero temblor en sus dedos.

— ¿Té?—El hombre solo sonrió y asintió.

—Té.

Te sentaste en silencio en el sillón rojo, tu padre se sentó como siempre en su hermoso sillón de cuero delante de ti, sostuviste la taza sobre tus labios antes de hablar.

—Le pregunte a mi padrino que era un alma gemela—alzaste la vista y te encontraste al confundido ex-detective delante de ti—se lo pregunte cuando tenía 9 años—él asintió y espero a que continuaras, pero no tenías mucho que decir.

—Supongo que te dijo "las almas gemelas son como las donas"—alzaste la ceja esperando que continuara, —"puedes ser feliz con una de azúcar, pero siempre debes acompañarla con café"—te reíste un poco antes de abrir la boca.

—"Es como tu mejor amigo, pero más"—tu padre te miró detenidamente, esperando a que concluyeras. —"Es la persona en el mundo que te conoce mejor que nadie, es quien te hace mejor persona, aunque en realidad debes ser una mejor persona por ti mismo, porque tu alma gemela se inspira en ti. Tu alma gemela te cuidará por siempre, es la única persona que te acepta, conoce y confía en ti aún si nadie más lo hace, aún si tú mismo no lo haces. No importa lo que pase, siempre se amaran y nada va a cambiar eso"—tomaste un sorbo de té ante la mirada de tu padre para luego alzar la vista.

—Esperaba que incluyera algo que ver con los glaseados y los pasteles—sonreíste dejando la taza sobre el reposabrazos del sofá.

—Desde que puedo recordar Holmes y Watson han sido el mejor ejemplo de almas gemelas, ¿no lo cree?—Él tomo un sorbo de té y te imitó dejándolo en el reposabrazos.

—Creo que podría decirse que nacieron para estar juntos—fue su respuesta directa y sonreíste.

—Espero que Alex y yo también naciéramos para estar juntos—el otro hombre asintió en respuesta.

La boda comenzaría pronto, realmente no sabías como calmar tu nerviosismo, se sentía como tu primera gran presentación de ballet, solo que no habías ensayado para esto (o al menos no con vestuario).

Giraste la vista cuando viste a tu padrino entrar, iba en su perfecto traje de gala con su cabello perfectamente ordenado y sonreíste. Dios, amabas tanto a ese hombre, te había dado tantas cosas.

— ¿Nervioso?—Él solamente te miro y negó con lentitud, te recordó a Hamish en su examen de ingreso a la universidad. —Estoy muriendo, ¿Qué pasa si tropiezo?, ¿Y si Hamish se arrepiente?, ¿y si cae un tornado?, ¿y si el rey decide prohibir las bodas? —Cubriste tu cara con tus manos y solo sentiste el peso de una sobre tu hombro.

Él solo te sonrió y te tranquilizaste, sabías que era algo de familia, los Holmes simplemente no entienden los sentimientos y no saben cómo consolar, así que únicamente te sentiste mejor sabiendo que él se preocupaba por ti.

—Es imposible que cualquiera de esas cosas ocurra, podrías tropezar por supuesto, pero yo te sostendré si eso sucede—le sonreíste, hubo un ligero silencio y para que después bajaras la vista y sonrieras.

— ¿Crees que mi padre estaría feliz por esto?—Él solo alzó la vista.

—Creo que lo único que le molestaría a John sería no poder entregarte en el altar—inhalaste fuertemente tratando de evitar las lágrimas—él escribiría un blog completo sobre esto, sobre como sonreías, las flores, el sol, el aire, escribiría sobre ti porque te ama—lo miraste a los ojos y él sonrió.

— ¿Cómo escribía sobre ti? —Bufó molesto.

—Era tan romántico, jamás escribía lo importante ¡apenas y tocaba el tema de cómo deducía todo! —Le sonreíste.

—Me gustaría que él estuviera aquí—él asintió.

—A mí también.

Había pocas cosas más bellas y llenas de esperanzas de un futuro mejor que una boda, más si las personas que se comprometían ante todos, se amaban realmente y con tanta intensidad como ustedes dos.

Tú, William Hamish Holmes te habías convertido en un hombre completo, a tus 25 años tenías dos maestrías una en física y otra en química, tocabas más de 10 instrumentos (pero siempre preferirías el violín sobre el resto) y hablabas más de 15 idiomas, eras catedrático en la universidad de Oxford y estabas completamente enamorado de la rubia que ahora te sonreía detrás de ese velo.

Ella era Sherlock Alexandra Watson, con 27 años se encontraba estudiando su especialización en psiquiatría, era una excelente bailarina y seguía siendo lo que más te gustaba fotografiar. Ella era la que te arrastraba a hacer cosas tontas, como cuando eran niños y te incitaba a entrar en el despacho de Mycroft Holmes, a seguir a tu padre hacia las escenas de los crímenes y a ir a su habitación cuando sus padres salieron a cenar. Sonreíste al recordarlo, al recordar porque la amabas tanto.

Cuando todos tomaron asiento delante de la mesa principal, justo después del discurso que dio Mathew Trevor tu mejor amigo de la universidad, había dicho cosas sobre lo mucho que parecía que ustedes dos se amaban y lo preocupante que le pareció que tuvieras tantas fotografías de ella, finalizó dándote un pequeño golpe en la espalda y diciendo "pero así es el pequeño Holmes" todos sonrieron ante eso, aplaudieron con fuerza.

Te levantaste un minuto después, pidiendo la atención de todos golpeando la copa que sostenías.

—Sé que no es tradición que el novio dé un discurso—la atención de todos se posó sobre ti—pero creo que al ser una familia tan poco convencional, podemos hacer una excepción—de nuevo, todos sonrieron y te prestaron su completa atención.

"Siempre pensé que las almas gemelas estaban destinadas a estar juntas, que cuando se encontraran era inevitable que se casaran o alguna de esas tantas variables. Pero ahora, con mi esposa junto a mí, me doy cuenta de que no todas las almas gemelas están destinadas a estar juntas, a darse cuenta del profundo amor que se tienen, a veces lo hacen, pero es demasiado tarde para remediar algo, otras veces jamás se dan cuenta y viven felizmente en la ignorancia, algunas veces, simplemente renuncian por la felicidad de la otra persona. Sosteniendo aquí, la mano de mi esposa, solamente puedo agradecer a mi padre y a su padre el hecho de habernos permitido estar juntos, a pesar de todas las complicaciones que puedo con llevar aquello".

Todos aplaudieron como era de esperarse, tu padre alzo su copa en tu dirección y asentiste levemente, era así, justo así como debía comportarse un Holmes.

Él era todo un Holmes y él todo un Watson, con toda la fascinación e implicaciones que con llevaba ser almas gemelas.

Fin.


Y bien? que tal?

Le doy un abrazo a quien me diga cuantos personajes están muertos para este capitulo.

Gracias por leer c: y gracias a mi muy querida Lizzy por recordarme durante el ultimo año que debía terminar la historia! Te quiero Lizzy aunque me enoje sin sentido.

Hasta después.

Tenshi.