Smaragd Bewitched

Por Aomine Daiki.


V


Tras aquella mañana en la que Eren mostrara una actuación cuasi perfecta, y una cooperación absoluta como sincera durante el almuerzo, la situación había logrado tomar un rumbo favorable. Tanto, que Erwin ―entusiasmado― se decidió a poner en marcha la siguiente etapa del plan. La información acerca del supuesto matrimonio del comandante del escuadrón de las tropas de reconocimiento era del poder de la mayoría de la población. Desde el proletariado hasta los altos mandos estaban al tanto de sus planes nupciales. Sin embargo Erwin hasta el momento no había formalizado el compromiso, ni tampoco actuado acorde a la situación. Debía entonces cumplir con las reglas de etiqueta y la grata evolución de su prometida se prestaba ya para hacerlo. Por ello miraba con atención los diseños dispuestos sobre el escritorio. La diversidad en el papel así como en la tipografía le hizo pensar detenidamente sobre algo en concreto. La expresión en su rostro no pasó desapercibida para el mercader sentado frente a él.

"¿Ocurre algo?, ¿no son de su agrado acaso?"

El hombre preguntó con un timbre prudente, producto seguro de sus años en el negocio. Erwin por su parte no respondió, ignoró a propósito las interrogantes para voltear hacia su derecha. Allí, al pie del segundo ventanal se hallaba Eren, acompañado por Hanji, mirando un catálogo de telas. Por la expresión en su cara Smith podía adivinar que no lo estaba disfrutando, por el contrario. Ello le arrancó una mueca que bien pudo confundirse con una sonrisa pero que estaba lejos de ser una, pronto ese gesto le surcó toda la cara cuando avistó lo que su arrebato estaba a punto de causarle a ese niño.

"Özmel"

Eren alzó la cabeza e inconsciente se enderezó. Bien. Ya empezaba a corregir su actuar sin siquiera pensarlo. El condicionamiento mostraba sus frutos de forma exquisita.

"Acércate"

Antes de cuestionarlo el jovencito ya se estaba poniendo de pie, exhibiendo un vestido de un azul tan profundo que a ratos parecía lucir igual que el ébano dependiendo de la dirección e intensidad de la luz que recibiera.

"¿Sí, Erwin-danchou?"

Smith le observó detenidamente, con cierto interés peligroso que Hanji supo advertir de inmediato pero del cual no dijo nada. Eren por su parte trató de encontrar el motivo por el cual había sido llamado en esos ojos claros como el firmamento, pero nada, no consiguió entrever lo que pretendía el comandante.

"Me gustaría que seas tú quien elija el diseño de las invitaciones para la celebración"

"Oh"

Así que de eso se trataba. Si ahora se fijaba bien encima del escritorio estaba dispuesta una gran gama de colores, tipos de papel y tipografías que desconocía existían. Los labios entre abiertos, las pupilas contraídas y ese brillo singular resaltando el eucalipto en sus iris dejaron a la vista su asombro. No le interesaba realmente nada de ello, tampoco es que confiara en su gusto, pero algo ―fugaz― le había surcado por la cabeza. Negó rápidamente, no quería sentirse confundido con todo aquello que tuviera relación con la boda, aún cuando no sabía realmente que había sido ese pensamiento generado tras la mercancía allí dispuesta.

Con inseguridad y cierta timidez miró a Erwin, después el papel y a Hanji. Para repetir el acto tres veces más. No estaba seguro, de verdad que no, sobre el qué elegir. Era ridículo, una parte de él se lo decía, pero la otra, esa que se empeñaba en actuar como una mujer, le gritaba que no tenía permitido equivocarse, que incluso una mala elección en algo sencillo como esto podría evidenciarlo. Tragó duramente y nervioso cerró los puños en la tela del vestido.

Erwin no pensaba ayudarlo, dejándolo en claro cuando solo se limitó a esperar su elección con la mano en la barbilla y una intrigante mirada. Fue extraño pero con ese sencillo gesto los nervios empezaron a hacer efervescencia de los pies a la cabeza. La incomodidad se le mezcló con angustia y sin notarlo prensó con sus dientes el labio inferior. ¿De verdad el diseño de una invitación podía revelar su identidad?, considerarlo siquiera era patético pero ¿y sí lo hacía?, ¿si su nula femineidad lo delataba?, ¿si arruinaba los planes de nuevo por una mala decisión? La frente comenzó a perlarse, estaba sudando y eso agudizó la vista de Erwin. Zoe, por otra parte, trataba de ignorar sus propios deseos de restarle tensión a la situación. Todo porque podía ver con claridad como el estrés estaba haciendo tambalear a Eren. Sabía que Erwin no iba a mostrar piedad, ni un poco. Por ello, conservando su postura, buscó a cierta persona ubicada al otro extremo del estudio.

Sentado, con una mesita a lado, Levi sostenía una taza humeante de lo que bien podría tratarse de té negro. Al menos así lo contaba el sutil aroma pululando en el aire. Tenía esa misma expresión que suele llevar siempre. Incluso ni siquiera estaba prestando atención a lo que se suscitaba en el escritorio de Erwin o al menos eso creyó hasta que Eren, más desesperado que nunca, se atrevió a mirarlo. Los ojos del chiquillo brillaban tanto como su súplica silenciosa. Y si no fuera porque las miradas no emiten sonido, Hanji hubiera jurado que los gritos desesperados de Eren eran desgarradores.

Levi bebió del té. Cerró los ojos, movió ligeramente la cabeza y frunció el ceño, aún más, cuando sintió un dolor salir de la base del cráneo hasta la mitad de su espalda. Seguramente causado por el estrés y la fatiga de las últimas semanas.

"¡Hey, heyyy!, ¿no ves que el pobre de Eren te necesita, enanín?"

Pero tampoco el que Zoe fijara sus ojos en Levi ayudó a que Yeager obtuviera, mínimo, la atención de éste. Hanji deseó entonces ponerse en pie y taclear al sargento pero solo se limitó a revolverse exasperada los cabellos. Captando para su pesar la de Erwin.

"¿Sucede algo, Hanji?"

Zoe no respondió, no de inmediato. Antes de hacerlo le echó una última mirada a Levi, quien al fin se dignó a verla pero con unos ojos cansados, fastidiados. Desanimándola sobre manera.

"¿No sería mejor que Özmel siguiera mirando telas para el vestido que usará durante la fiesta de compromiso que esos papeles llenos de hongos?"

Lo dicho llevaba la total intención de irritar al vendedor, cosa que logró, y de paso liberar a Eren de su penosa situación. Pero para su mala suerte Erwin consiguió mirar a través de su jugarreta.

Una sonrisa siniestra se avistó por milésimas de segundos, y solo Levi como Hanji fueron capaces de notarla. Erwin no iba a complacerla, no, al contrario. Y Zoe solo se abofeteó mentalmente cuando Smith le extendió la mano derecha a un muy confundido Eren. Al inicio el niño no supo que hacer, solo se limitó a ver la palma de esa mano que hasta ahora le parecía enorme. Tardó en tomarla pero cuando lo hizo los largos dedos del comandante se enredaron con los suyos. La sensación de esa mano contra la suya le produjo un vacío en el estómago y en lugar de calmarlo solo atizó sus conflictos internos. Dejándolo expuesto por completo.

"Es algo pequeño lo que le estoy pidiendo a Özmel, Hanji"

"¡Ah―"

Si alguien no estaba prestando la atención debida a lo que ocurría en ese momento, lo hecho por Erwin seguro que había despabilado a todos de forma sorprendente. El comandante acababa de besar la mano de Eren, quien para la tragedia de Levi solo atinó a sonrojarse enormemente.

"¿No es cierto?"

La pregunta que le siguió al gesto hizo que el mocoso solo bajara la cabeza, apretara los labios y asintiera penosamente. Y tras ello, por primera vez en el día, Erwin sonrió sincero, a pesar de que la mueca seguía luciendo siniestra.

"Bien"

Eren quiso alzar la vista y encontrar con ella la cara del sargento, pero temeroso y desconfiado no lo hizo. Tenía miedo, demasiado, de encontrar en esa expresión algo que ni siquiera sabía a ciencia cierta que era. Pronto alguien le acercó un banco para que se sentara a lado del comandante. Quería elegir rápido para poder zafarse de ello pero no sabía cómo. Tampoco pretendía hacer una elección a medias. Inspiró hondo con la intención de ganar algo de determinación. Cuando lo logró clavó la mirada en la mercancía y sin dudarlo escogió un papel con matices beige y una tinta tan parecida en tonos al vestido que llevaba puesto.

"Este"

Smith se regocijó internamente porque esa combinación era justo la que él ya había elegido. Pero antes de que dijera palabra alguna, Levi ―quien tras frotarse el puente de la nariz con pesadez― ya se había puesto en pie y dirigido a la salida.

"Necesitamos discutir tu participación durante la fiesta"

Levi alzó la vista con fastidio al oír la voz de Erwin detrás suyo. Seguramente hablándole sin soltar, aún, la mano del mocoso.

"Tsk"

Chasqueó la lengua irritado. No agregó nada más y salió del estudio sin volverse. Ya había tenido suficiente, más que suficiente de todo ese maldito circo. Eren por su parte intentó pensar en algo que hiciera desistir al sargento de irse pero no se le ocurrió absolutamente nada. Apenas si separó los labios para volver a cerrarlos.

"Esto... ¿puedo retirarme, señor?"

Smith apretó ligeramente esa mano sin apartar la vista de los trémulos ojos verdes de los que Eren era dueño. No necesitaba leer con atención esa mirada para saber que el niño ansiaba salir detrás de Levi. Quería complacerlo, quizás, pero no podía hacerlo. No todavía. No en esto.

"Después de que hayas elegido la tela para el vestido"

La mueca de Erwin venció las ansias de Eren, y resignado volvió a lado de Hanji tomando con apatía el catálogo de telas.


Este día, por alguna extraña razón, se sentía extremadamente cansado. Por la mañana la elección de las invitaciones como la tela del vestido lo había dejado agotado. Tanto, que le rogó a Hanji-san que fuese ella la encargada de ahora en adelante de sus vestimentas. Sin hacer mención de que durante la comida Levi-heichou y su actitud ácida parecieron elevarse al cubo. Necesitaba descansar, pero no quería pasar el resto del día rodando en la cama. Por ello había decidido ir al establo con la intención de cabalgar un par de horas. Después de todo no estaba prohibido, siempre y cuando lo hiciera como una señorita de alta cuna. No debía olvidar su papel, en ningún momento. Ni siquiera cuando estaba solo y sin nadie al rededor a quien convencer de que era una mujer.

Apretó los puños irritado. Inspiró hondo, queriendo con ello tranquilizar sus nervios. Caminó una vez más relajado. El olor peculiar del heno y de los caballos le penetró las fosas nasales. De pronto, con solo haber aspirado ese aroma, una enorme alegría lo invadió. Corrió, sin darse cuenta, hasta el interior de los establos. Reconoció enseguida al caballo del sargento y se acercó lo suficiente para admirarlo en con una sonrisa en los labios. El brillante pelaje le hizo desear tocarlo, estirando la mano por inercia. La respiración fuerte del equino le estremeció. Las puntas de los dedos, húmedas, vibraron y justo cuando estaban a punto de hacer contacto con el animal una voz lo detuvo.

"Créeme, no es buena idea"

Eren no retiró la mano, al menos no de inmediato. Nervioso se volvió en dirección de donde creyó provenía la voz. Al otro lado del pasillo se encontraba Gelgar, un soldado del grupo de Mike Zakarius, sosteniendo un cesto enorme repleto de alfalfa. Seguramente tenía pensado alimentar a los caballos. El sujeto se movió hasta donde se hallaba sin dejar de verlo. De cierta forma encontró ese acto molesto por lo que frunció el ceño. Ese gesto le sacó una sonrisa a Gelgar que una vez a unos pasos de él dijo:

"Arruinarás esa linda piel que tienes. Relájate. Viniste por ese chico de allá, ¿no?"

Gelgar, con un movimiento de cabeza, señaló en dirección a su caballo. Cierto, estaba allí para cabalgar en su propio caballo.

"Ven, te ayudaré. No sería caballeroso de mi parte dejar que una señorita se ensucie las manos"

Había sido amable, en serio que sí, pero lamentablemente su mente no lo procesó de esa manera. Irritado jaló con firmeza de la camisa que llevaba puesta el soldado. Éste por su parte no hizo absolutamente nada. Eren quiso gritarle pero la falta de respuesta le abofeteó con rudeza. Por instantes se había olvidado de su papel como prometida del comandante, de su condición femenina, de que ya no era un hombre. Apretó fuertemente los dientes. Y haciendo uso de todo su autocontrol soltó a Gelgar para entonces separarse y dirigirse en dirección a su caballo.

"...Gracias"

Tragándose el gran orgullo que no dejó de endurecerle las aniñadas facciones.


Desde su posición era capaz de ver con claridad cada movimiento hecho por el mocoso. Y no solo los de él si no que también los del subordinado de Mike. Ese bastardo se estaba tomando muy en serio aquello de ser un caballero con la novia travesti de Erwin.

"Tch"

Irascible tronó la lengua. Frunciendo el entrecejo, aún más, cuando Gelgar puso sus asquerosas manos en la cintura de Eren para ayudarlo a montarse en el animal. Mierda, ¿hasta qué grado pretendía el mocoso llevar a cabo su papel como mujer?, ¿qué?, ¿después iba a fingir tener el período?; se clavó los dedos en los brazos, esos que mantenía cruzados, procurando tras ello mitigar la rabia. Y es que desde que iniciaran con este maldito plan su paciencia estaba siendo sometida a una constante presión de la cual no lograba escapar. A este punto iba terminar matando a la causa de su tormento. Claro, después de habérselo cogido con esos ligeros puestos.

"Lo hace bastante bien, ¿no crees, Levi?"

La pregunta hecha por Erwin, quien se ubicaba de pie al otro lado del ventanal, le revolvió el estómago.

"Desde aquí puedo verle las bragas"

Smith adoptó una expresión que mezclaba perfectamente entendimiento con diversión y la cual Levi no se molestó en notar siquiera.

"Levi"

El aludido no apartó ni un solo segundo la vista de Yeager, agudizando los ojos cuando Gelgar se acercó veloz hasta donde el mocoso se había detenido para ayudarlo a bajar. Sujetando de nuevo con sus sucias manos la estrecha cintura del hijo de Grisha.

"Los amigos de Eren estarán presentes"

Las pupilas no se relajaron, no cuando parte del vestido de Eren se había enredado en la montura y dejaba expuestas sus delgadas piernas.

"Hará un escándalo"

Cuando Gelgar tiró de la tela sin mucha delicadeza, rasgando el faldón y empeorando la situación de Eren, quien lucía tanto apenado como divertido, quiso salir de allí y cortar en dos al bastardo y al mocoso de mierda por tomárselo todo como un puto juego.

"Tiene que aprender a manejar las sorpresas"

Y con ello Erwin endureció las facciones, admirando igual que él como Gelgar se había quitado la camisa para atarla en la cintura de Eren de forma que le cubriera las piernas.

"Y aprovechar el momento"

Mientras que Levi pensaba en la mejor forma de rebanarle esas desagradables manos al alegre soldado de Mike Zakarius.


Continuará…


N/A. Esto es impresionante. ¡¿Tantos meses para esta actu de mierda?!, Jesús ya recógeme.